IV. Arte clásico: Roma.

Transcripción

1 IV. Arte clásico: Roma. La posición geográfica de Roma explica el sentido de su expansión territorial que culmina, históricamente, en las conquistas que extendieron el Imperio romano. Estas circunstancias externas son, conjuntamente con las características propias de aquel pueblo, las que dan su matiz peculiar al arte de Roma, frecuentemente mal apreciado al considerársele solo como la fase final del helenismo decadente. Concepto disciplinario profundamente arraigado en la conciencia pública, sentido eminentemente práctico, que contrasta con la sensibilidad estética de los griegos, e intereses primordialmente políticos, son circunstancias que definen el carácter romano. Un estudio comparativo de la oratoria o de la producción dramática en las manifestaciones griegas y romanas haría resaltar esas diferencias fundamentales que han de tener en el arte su expresión. Arte romano: elementos y factores. Tres elementos forman la base sobre la cual se desarrolla el arte en Roma: etrusco, griego, nacional. Los dos primeros harían del arte romano un mero tributario, pero el tercero, aporte propio de Roma, se sobrepone a los anteriores y da importancia creadora a su producción artística, asignándole un lugar significativo entre los antecedentes con que la antigüedad contribuyó a la evolución ulterior del arte occidental. En la asimilación de esas enseñanzas adquiridas de Etruria y Grecia -principio estructural del arco, empleo de órdenes arquitectónicos en el sistema de construcción estática a base de dintel, adaptándolas a sus necesidades propias y de acuerdo con su idiosincrasia nacional-, intervino una serie de factores de índole diversa, tales como la posición geográfica, los recursos geológicos, las características étnicas, la organización político social, las creencias religiosas, que dieron a Roma, en la historia general y en la del arte, una fisonomía propia e inconfundible. Caracteres generales. Ese legado recibido por Roma y esas condiciones peculiares que contribuyeron a modificarlo y enriquecerlo con sus aportes propios, comunican al arte romano sus caracteres distintivos y originales. Tres notas esenciales lo definen; práctico, civil realista: a ella se ajustan manifestaciones como arquitectura, escultura, pintura artes aplicadas, que vamos a estudiar.

2 Arquitectura El estudio del arte constructivo de Roma plantea un problema fundamental: fue Roma creadora en arquitectura. Aquel pueblo conquistador de Grecia, cuya cultura asimiló haciéndola suya, tenía una tradición artística, la etrusca, y con elementos de ambas, que adoptó y adaptó a sus necesidades, Roma aportó algo propio que le asigna un importante lugar en la historia de la arquitectura antigua. La necesidad de nuevas construcciones en la Roma conquistadora rica y populosa, y el hecho de contar con un material adecuado para realizar sus concepciones, dan origen a un nuevo tipo constructivo, contribución romana a la arquitectura universal. En el arte constructivo de Roma podemos distinguir tres componentes: Elementos griegos. Sistema de construcción en dintel y columnas. Roma adapta y modifica los órdenes griegos y origina otros: el toscano, procedente de Etruria, que es una simplificación del dórico griego, y el compuesto, en que se combinan el jónico y el corintio; da a las columnas una función más decorativa que estructural, eleva los fustes sobre "podia" (pedestales), superpone los órdenes (Coliseo) y empotra las columnas en los muros de cellas pseudo perípteras (Templo de la Fortuna Virilis); emplea la construcción de planta redonda (Templo de Vesta), e invierte la disposición de los temples perípteros griegos, al pasar la columnata del exterior al interior de la nave en la planta típica de la Basílica romana. Elementos etruscos. El arco -que Grecia conoció, pero empleó raras veces-, la bóveda y la cúpula, son el aporte de la tradición constructiva romana. Elementos propios. Al sistema de construcción en piedra que Roma aprendió de Grecia va a acompañar el de la arquitectura con materiales de concreción. El uso del concreto reforzado, que permite edificar en gran escala sobre pocos puntos de apoyo, constituye el punto de partida fundamental en el haber de la arquitectura romana. Merced a ello pudieron erigirse entonces -como en nuestros días- edificios como las termas en cuyas dependencias (tepídarium, caldarium, frigidarium y locales anexos) hallamos el antecedente de los modernos establecimientos termales de tipo palacial. Las Termas de Caracalla y la Basílica de Magencio, son ejemplos que la arquitectura de Roma ha legado al arte universal. Entre las construcciones romanas, aparte de las que representan adaptaciones de arquetipos griegos, figuran dos que merecen atención especial: el arco de triunfo, en el que Roma combina los elementos griegos y crea una forma nueva, que la

3 posteridad ha acogido como modelo, y la residencia privada, los palacios y las villas, bien ilustradas en Pompeya, de planta desenvuelta en torno al atrio y al peristilo -patio rodeado de columnas. El Renacimiento, al inspirarse en la antigüedad, ha de acudir para documentarse a la arquitectura de Roma, que, por cauces italianos, influirá en todo el desarrollo arquitectónico europeo al comenzar la edad moderna. Termas de Caracalla. Planta. Anfiteatro Flavio. Coliseo.

4 Problemas fundamentales Organización espacial. Es la consideración del espacio como elemento primer día del arte constructivo, uno de los aspectos que con mayor interés estudia la arquitectura contemporánea. Este problema comienza a plantearse en sus verdaderos términos en Roma. El arte egipcio, adoptando un punto de vista táctil, eliminó el espacio; faltan a sus escultura la perspectiva y el ambiente, sus relieves se aprecian por el contorno, como arte de silueta más que de claroscuro. En arquitectura crea la pirámide, forma geométrica sólida, que no produce sensación de espacio, eliminado también en los interiores con pasadizos y cámaras cerradas. En los templos la profusión de columnas, sin función estructural, de las salas hipóstilas, parece responder a un horror vacui opuesto a toda composición espacial. La escultura colosal aplicada a sus construcciones, invirtiendo la escala, es otro factor que contribuye a empequeñecer el conjunto arquitectónico. Grecia produce un tipo de construcción religiosa que, en sus cualidades de claridad, precisión, definición, equilibrio y simetría reveladoras del carácter de aquel pueblo, apela a los sentidos y a la inteligencia, no a la imaginación, y concibe el recinto religioso como cella y almacén (en marcado contraste con el ideal de la catedral cristiana, que es lugar de congregación y culto), eliminando del interior de los templos la sensación de espacio. Es en el peristilo exterior donde la luz y las sombras, las penumbras del pórtico, los refinamientos, señalados al hablar de su arquitectura, revelan un sentido táctil y óptico, que ya considera en el espacio un factor de belleza y armonía, y sus columnatas, que tienen una definida función estructural, contribuyen a crear atmósfera. Roma da un paso más. La composición interior adquiere mayor importancia; al invertir la planta del templo griego y traer al interior las columnas, crea la basílica, tipo que la arquitectura religiosa posterior adoptará definitivamente en diversos períodos de la evolución del arte cristiano; erige construcciones en escala monumental como las termas y el panteón, en los cuales los huecos van a ser un factor esencial en la producción del efecto espacial. Exedras, perspectiva, escala, proporción, hábil combinación de pequeñas unidades estructurales, son los factores que dan por resultado la amplitud, la grandiosidad, el espacio.

5 Arco de Constantino. Roma. Solo un caso nos presenta la arquitectura romana en el que aun prevalece aquel concepto formal característico de los otros pueblos antiguos: el arco de triunfo. Creación romana es, por su esencia, un tipo monumental de escultura conmemorativa más que arquitectura propiamente dicha, ya que se trata, no de organizar espacios, sino de componer masas con el mismo criterio formal que observamos en el obelisco egipcio y en el Monumento de Lisicrates, en Atenas. Sistema estructural: el problema del techo, la bóveda. En la construcción griega, basada en el principio de la inercia como fundamento de la estabilidad -peso de los elementos horizontales gravitando sobre los soportes verticales-, el problema de la bóveda no existe; el techo de tejas o placas de mármol, como queda dicho, descansa sobre una armazón de madera artesonada interiormente. Roma aplica a sus construcciones el principio etrusco del arco, en el cual la presión superior se convierte en empujes laterales. Por primera vez en la arquitectura aparece el principio dinámico en la construcción, a la inercia de las masas va a suceder un sistema de fuerzas en acción. Como derivación del arco aparece la cubierta de bóvedas y cúpulas -la proyección del arco en el sentido de su eje engendra la bóveda de cañón o barril, la intersección de dos bóvedas de cañón de igual diámetro, que se cruzan, origina la bóveda por arista, y el arco al girar sobre su eje da lugar a la cúpula.

6 Junto a este sistema que desarrolla las posibilidades estructurales de un elemento constructivo heredado, el arco, Roma emplea el sistema de cohesión, que hoy Ilamamos concreto, y logra placas monolíticas merced al uso de la pozzolana, especie de cemento de que disponía. Ornamentación. Roma, poseedora de ricos materiales para construcción y revestimiento, conocedora de la estatuaria, el relieve y la pintura de Grecia, dio un gran paso de avance en el sector de la ornamentación arquitectónica exterior e interior al aplicar mármoles en placas y mosaicos, relieves en estuco, adornos de bronce, pinturas murales, estatuas y columnas -en función decorativa- al ornato de sus grandes construcciones, termas y palacios; también prestó atención a un tipo de arquitectura doméstica que legó a la posteridad: la villa o casa de recreo. Roma y la arquitectura universal. Lo dicho anteriormente explica los títulos que permiten asignar a la arquitectura romana un lugar de importancia en la historia del arte constructivo: el concepto espacial, los sistemas estructurales usados, la forma de adaptar elementos ya conocidos combinándolos en formas originales en la decoración, y la creación de nuevos tipos de edificación, nacidos bajo la urgencia de nuevas necesidades y realizadas con el empleo de materiales nuevos. La arquitectura romana, capítulo final de este aspecto del arte antiguo es, a la vez, la introducción a las orientaciones de la producción posterior medieval y moderna. Escultura. La escultura romana es el producto de dos factores esenciales, de la combinación de los cuales resulta su carácter peculiar y propio: uno, el arte griego, es decir, influencia ejercida por el arte de Grecia conquistada sobre el de Roma dominadora, cuyos artistas conocieron, copiaron e imitaron las obras griegas, traídas Roma; el otro, es el factor nacional, esto es, el carácter del pueblo romano, que se refleja en su escultura. Fue el romano un hombre práctico, más interesado en perpetuar, por medio de sus obras artísticas, hechos reales y personas determinadas; que en las abstracciones y generalizaciones, que interesaron e inspiraron a los griegos. Un estudio comparativo, por vía de ejemplo, de los relieves del Ara Pacis de Augusto y los del friso del Partenón, pondría de manifiesto esta diferente apreciación del tema escultórico y su ejecución de acuerdo con el carácter del pueblo lo produjo.

7 Relieve del Ara Pacis de Augusto. Museo de los Oficios. Florencia. En la escultura romana, tanto de estatuas como de relieves, podemos señalar dos tipos: la oficial, conmemorativa de hechos y personajes -estatua ecuestre de Marco Aurelio-, y la popular -retratos individuales, representaciones infantiles, asuntos de género.

8 Manifestaciones más notables. Estatuaria. El realismo, que constituye su más notable característica, se originó, según algunos, bajo la influencia de las "imágenes" de cera, manifestaciones del culto de los antepasados entre el pueblo romano, y tuvo su expresión máxima en los retratos, en los cuales se observan dos tendencias: una idealista, inducida por el arte de Grecia -retrato de Augusto, Vestal Máxima- y otra realista, de carácter esencialmente romano -cabezas y bustos. Retrato de Augusto. Museo Vaticano. Roma. Retrato de esposos. Museo Vaticano. Roma.

9 Relieves. Este aspecto de la escultura romana reviste especial interés. El sentido realista, que caracterizó el arte escultórico de Roma, tuvo como secuela el auge del relieve, en contraste con la decadencia de la estatuaria. El modelado en arcilla fue un factor técnico, que contribuyó a darles su carácter distintivo. Con él van a adquirir importancia los fondos, tratados no en simples superficies planas sino a manera de decoraciones teatrales en las que impera un sentido pictórico. Relieve. Gliptoteca. Munich. Caracteres del relieve romano: El ilusionismo o sensación de atmósfera se consigue en el relieve romano tratando en planos diferentes los segundos términos del fondo, dando así profundidad a la composición, efecto que puede apreciarse en las placas que decoran el Arco de Tito en Roma. El estilo narrativo caracteriza ciertos relieves de Roma, en los que la intención anecdótica ha sido la preocupación fundamental del artista. En estas

10 obras, como en los jeroglíficos egipcios, la finalidad literaria se sobrepone al interés artístico, y se pierde de vista el verdadero carácter del arte de la forma. Entre otros ejemplos, ilustran este tipo de relieve las placas para la Balaustrada rostral, que narran episodios de la vida de Trajano, y los que se desarrollan, a manera de banda esculturada, en torno al fuste, contando pasajes de la historia de Roma en las Columnas de Trajano y Marco Aurelio; en esos relieves, junto al sentido anecdótico se manifiesta el realismo propio del arte romano, a veces aplicado a expresiones simbólicas, como en ciertas personificaciones de fenómenos naturales. La tendencia pictórica (colorismo) es otra nota de importancia en los relieves romanos, en que los juegos de luz y sombra producen el efecto de relieve. En la evolución del colorismo escultórico pueden distinguirse tres etapas: al punto de vista táctil - observable en la escultura egipcia y en el arcaísmo griego, arte concebido en sentido piano, en que la forma se aprecia por contorno-, sucede el punto de vista normal, en el que la apreciación del relieve se confía por igual a la vista y al tacto, y es el que presidió la concepción escultórica de Grecia clásica, en la cual relieve y claroscuro se combinan en la perfecta expresión de la forma; finalmente, en esta fase romana, Ilegamos a un tipo de relieve concebido fundamentalmente desde un punto de vista óptico, en que se emplea la sombra como elemento para producir la ilusión de la forma. El aislamiento, esa tendencia a separar las figuras del fondo y de la composición, desvinculándolas del ambiente circundante, es otra característica apreciable en el relieve romano, que, en tal sentido, tuvo sus antecedentes en la falta de ambiente, que señalamos en la escultura griega durante gran parte de su evolución y en el alto relieve, que se acerca a la estatuaria y desarticula los miembros de la composición, con que el arte helenístico concibió el gran Friso de Pérgamo. En Roma la manifestación más notable del aislamiento nos la ofrecen los relieves que adornan el Arco de Constantino. Con el relieve romano, cuyas características hemos señalado, Ilegamos al final del clasicismo. Estos relieves marcan la etapa final de la escultura clásica y el principio del arte cristiano, nacido bajo la inspiración del de Roma. Significación e importancia. Con harta frecuencia se incurre en el error de apreciar a la ligera el arte de Roma, concediendo a su escultura un valor secundario, no viendo en su producción más que un débil reflejo del arte de Grecia decadente y un medio de conocer obras griegas desaparecidas. Sin embargo, la escultura romana tiene un papel importante en la historia del arte. Además de crear nuevos tipos, como las estatuas ecuestres y los retratos realistas, y de su nueva concepción del relieve fue, en relación con otras manifestaciones del arte, un factor esencial: sirvió de base a la escultura cristiana, que trató simbólicamente las formas de la romana; fue el punto de partida del renacimiento escultórico de Italia, y prestó la inspiración de sus sarcófagos y relieves al arte de los pisanos.

11 Sarcófago romano. Florencia. Estatua ecuestre del emperador Marco Aurelio. Roma.

12 Estuco. Museo Nacional. Roma. La tradición romana constituye en todas las épocas el fondo del clasicismo italiano, que tan honda huella ha dejado en el arte universal; el arte de la decoración romana en estuco y pintura fue en la época renacentista y en otras posteriores -estilo inglés de los hermanos Adam-, el punto de partida del ornamento con motivos florales, y en épocas posteriores el arte de Roma, inspiró otros estilos, recordemos el arte imperio de la época napoleónica, desde la decoración interior y el mobiliario hasta la gran pintura de David. Pintura. Con ella Ilegamos a la etapa final del arte antiguo, que es a su vez la etapa inicial del arte cristiano primitivo, el cual se expresó en las mismas formas de la pintura romana a las que dio un sentido simbólico. Las pinturas murales, existentes en Roma y en Pompeya, constituyen el material con que contamos hoy para su estudio y apreciación. Decoración interior Aparte su interés arquitectónico, la casa romana tiene para la Historia del Arte gran significación, por lo que nos revela del arte decorativo de la época. Los interiores romanos, que han Ilegado a nosotros, decorados con mosaicos y frescos, nos muestran la técnica seguida por los decoradores, cuya lección no han olvidado los sucesores de épocas más recientes. Algunos mosaicos, como el famoso que

13 representa la Batalla de Issos en la casa del Fauno en Pompeya y los frescos existentes el las casas de Livia, de los Vettii, etc., permiten conjeturar el grado de perfección que Ilegó la pintura griega inspiradora de estas obras de la época romana. Señora romana. Fresco. Museo Nacional. Nápoles. En la decoración mural pompeyana, se han señalado tres estilos: el arquitectónico, en que la pintura simula sobre el muro elementos arquitectónicos (columnas, frisos, molduras, etc.); el ornamental en que las guirnaldas de flores y follaje alternan con paneles representando amorcillos o escenas de la risueña mitología pagana de la época, destacando sobre el fondo rojo o negro del muro, y el estilo ilusionista, en que motivos ornamentales, arquitectónicos y pictóricos, se combinan para producir la ilusión de un espacio mayor. En los dos últimos estilos señalados, las escenas mitológicas coexisten con las humorísticas, reflejando frecuentemente, en los asuntos y modo de tratar las figuras, la influencia de la escultura sobre la pintura mural. La bacante, el sátiro y la bacante, son temas frecuentes del estilo ornamental, así como los amores en faenas diferentes, en una concepción humorista: la caída de Icaro, la muerte de Penteo, Aquiles en Seyros, Perseo y Andrómeda, el sacrificio del Ifigenia, el castigo de Dirce, escenas inspiradas en la tradición religiosa y heroica, revelan el influjo de obras pictóricas, hoy desaparecidas, y la huella de la escultura, que había tratado en piedra algunos de estos temas.

14 Pintura mural. Museo Nacional. Nápoles. Estilo arquitectónico. El carnero extraviado. Museo Nacional. Nápoles. Estilo ilusionista.

15 Pintura mural. Amorcillos. Museo Nacional. Nápoles. Estilo ornamental. Además de estos asuntos han legado a nosotros pinturas romanas de contenido profano, entre ellas las famosas Boda Aldobrandini -copia probable de un original del siglo IV- y el grupo de Jugadores de Taba -pintura sobre mármol procedente de Herculano. Los frescos de la Ilamada Casa de los Paisajes de la Odisea en el Esquilino, tienen extraordinario interés, pues nos ilustran acerca del modo convencional y decorativo en que concebían el paisaje aquellos decoradores de Roma. La obra de Wöermann, Paisajes de la Odisea, brinda rico material de ilustraciones para un estudio más detenido de este asunto. Aportes al arte universal. Aún prescindiendo de las más altas manifestaciones del arte antiguo, hoy perdidas, y que solo nos es dable inferir leyendo los autores que las describen, Grecia y Roma han legado a la pintura universal algo que ha sido y es fuente de estudio e inspiración: los vasos griegos y los frescos pompeyanos.