EFECTO AMBIENTAL EN LA PRODUCTIVIDAD DE ESPECIES FORRAJERAS

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1 EFECTO AMBIENTAL EN LA PRODUCTIVIDAD DE ESPECIES FORRAJERAS INTRODUCCIÓN Las plantas forrajeras por su característica fisiológica y morfológica deben presentar una adaptación más eficiente que inclusive los animales. La adaptación se basa básicamente en rendimiento, persistencia y sobrevivencia a las grandes variaciones ambientales. Esta variación de temperaturas y humedad es la que limita el área de cultivo de ciertas especies forrajeras, por ser el calor el mas poderoso excitante para el desarrollo de la planta siempre que existan en el suelo la humedad y los fertilizantes nutritivos requeridos; esta contrapuesto al frío, que frena y limita su desarrollo. Los procesos vitales de la asimilación de las sustancias nutritivas que la planta arranca del suelo se inician de ordinario a partir de los 0 C, alcanzando el máximo a los 35 C, y paralizándose temporalmente al elevarse a los 45 C. En los climas relativamente fríos y muy fríos, con inviernos largos y veranos cortos, donde en pleno verano no pueden alcanzarse los 35 C de temperatura, difícilmente pueden obtenerse máximas producciones de forraje como sucede en regiones bajas y climas templados, obligando al ganadero que quiere alimentar su ganado basándose en los forrajes a ampliar el área de cultivo en su explotación, o reduciendo el numero de cabezas de ganado. No obstante, de saber escoger las gramíneas que mas se adapten al clima, a la naturaleza y contenido químico/físico del suelo, y de fertilizar sin exceso ni mezquindades según sean sus reacciones, se podrá obtener la máxima eficacia. En general, observamos que el aumento de las temperaturas actúa sobre la respiración y la energía aleatoria de la planta, doblándose o triplicándose la producción de anhídrido carbónico por cada 10 C que aumenta la temperatura mientras no sea superior a los 45 C. A medida que aumenta la altura, la temperatura y la humedad atmosférica descienden, y este descenso es lo que impide que ciertas especies forrajeras muy sensibles a las bajas temperaturas no puedan cultivarse a ciertas alturas, aunque existen otras que, a pesar de ofrecer un menor desarrollo, no dejan de interesar a todo ganadero que se desenvuelve en estos climas. En situaciones altas, y por imposición del clima, predominan los prados naturales para forraje verde o henificado para la alimentación de ganado estabulado, debido a su relativo rendimiento y excelente calidad. En esta situación y climas se han establecido gran número de praderas artificiales permanentes de explotación intermedia a base de especies gramíneas escogidas y adaptables a tales situaciones, que están dedicadas al consumo de forraje verde henificado o ensilado para el ganado estabulado. El rendimiento económico de estas praderas artificiales permanentes y a alturas apreciables, depende del acierto del ganadero en saber escoger la gramínea más idónea y la aplicación de los fertilizantes de acuerdo con la estructura y reacciones del suelo y los requerimientos de la planta. En climas templados, la explotación de especies forrajeras no tiene limite impuesto por las bajas temperaturas, por lo que pueden establecerse praderas artificiales permanentes y temporales, además de otros cultivos anuales o bianuales como la remolacha forrajera, avena, veza, nabos, calabazas, etc. y con menos superficie de cultivo obtener producciones masivas de forraje. Si bien el frío limita el área de cultivo de ciertas especies forrajeras, desde que se obtuvieron los sorgos y maíces híbridos, su precocidad en el ciclo evolutivo ha permitido traspasar el limite establecido por las temperaturas en sus especies tradicionales, y obtener de ellos grandes producciones sin correr el peligro de verse afectados por las primeras 68

2 escarchas otoñales, que tanto desmerecen el forraje por reducir su grado de digestibilidad y principios nutritivos. Bases fisiológicas de la adaptación de cultivos forrajeros a los climas. El estrés abiótico el cual causa una reducción de la concentración de agua celular (sequía, alta salinidad de suelos y temperaturas extremas) es responsable de grandes pérdidas agrícolas y ganaderas. Durante la exposición a éstos agentes estresantes, muchas plantas suelen acumular una gran cantidad de sustancias que son responsables de la acumulación de osmolitos; muchos son compuestos polihidroxílicos (azúcares, y alcoholes polihídricos) y alquilaminas (amino ácidos como prolina y betaina, y algunos compuestos cuaternarios de amonio). Es generalmente aceptado que el incremento de la osmolaridad celular el cual resulta de una acumulación de solutos no tóxicos activos osmóticamente es acompañado por un flujo de agua dentro de la célula, o al menos una reducción de efluente de agua hacia el exterior de la célula, así proporcionando el turgor necesario para una expansión celular. Esto no significa que los osmolitos son genéticamente programados para una adaptación a condiciones ambientales adversas. Debido a que todas las estructuras subcelulares deben existir en un ambiente acuoso, la tolerancia a la deshidratación también depende de la habilidad de las células para mantener la integridad de las membranas y prevenir la desnaturalización de las proteínas. Se han encontrado que los osmolitos suelen presentar atributos especiales, tales como protección a la estructura de las proteínas, membranas secas, y liposomas bajo condiciones ambientales adversas (deshidratación, temperaturas extremas o agentes que incrementan la desnaturalización de compuestos complejos celulares), daño oxidativo por reducción de radicales libres, además de sus roles de mantenimiento del equilibrio osmótico sin perturbar la interacción macromoléculas-solventes, acumulación de manitol para incrementar resistencia al estrés oxidativo en alfalfa, entre muchos otros. Otra característica importante en los mecanismos de adaptación ha sido indudablemente la acumulación y redirección de hormonas, que son responsables de mantener la homeocinesis y crecimiento estacional de especies forrajeras. Auxinas y giberilinas son responsables de estos mecanismos y actúan en la germinación de semillas, velocidad y translocación de agua a los puntos de crecimiento, tasa de crecimiento en épocas favorables, fotoperiodismo de la reproducción, latencia o dormancia de las especies durante periodos críticos de sequía o bajas temperaturas, entre muchas otras funciones. Otro grupo importante de constituyentes celulares ha sido definitivamente los carbohidratos acumulados en puntos de almacen como las coronas y raices. Podriamos decir que todas las especies leguminosas y gramineas templadas y de pastizal, basan su sobrevivencia y persistencia durante la epoca critica (invierno y sequia) o después del pastoreo, en la reserva de carbohidratos en raices o coronas. Dentro de los carbohidratos se encuentran sacarosa, fructan (cadenas de fructosa), rafinosa, estaquiosa, almidon y manosa. Existen ademas algunas proteinas que se almacenan en tallos y coronoas y se hidrolisan inmediatamente después del pastoreo o cuando las condiciones climaticas son favorables. Estas proteinas se denominan Proteinas de Reserva Vegetativa (VSP, vegetative storage protein, en ingles). En alfalfa se ha encontrado β-amilasa en raices y coronas, y suele acumularse en grandes proporciones a los 35 d previo a la cosecha o previo a la epoca invernal, y posteriormente se reduce su concentración inmediatamente después del pastoreo o al inicio de la primavera cuando las temperaturas son ideales para un crecimiento rapido. Otro factor importante en la sobrevivencia de las especies tropicales gramíneas ha sido la cantidad de forraje remanente después del pastoreo. Cada vez que estamos 69

3 hablando de especies gramíneas tropicales es necesario tener en cuenta que las caracteristicas fisiologicas son de rapido crecimiento y madurez, seguido por una reduccion intensa en la calidad del material. Ademas, debemos considerar que las caracteristicas edaficas son de pobre constitución fisica y quimica, el cual condiciona a las plantas a un uso acelerado de la fertilidad del suelo. Por lo tanto, se han planteado diversas estrategias para el uso excelente del forraje y de su permanencia dentro de las praderas, dentro de las cuales mencionamos el indice de area foliar residual después de un pastoreo. Esto condiciona a que la pradera dependa su formación de material nuevo y reserva para permanencia en el area foliar residual. Por lo tanto, la cantidad de forraje residual que se deja después del pastoreo deberá ser mayor de 1.2 ton/ha, o que en condiciones de pastoreo continuo siempre exceda las 2.0 ton/ha. IMPLEMENTACION DE PRACTICAS DE MANEJO PARA EVITAR PROBLEMAS DURANTE LA SEQUIA. Praderas templadas Es muy común en condiciones de praderas y durante años con sequías severas, que el sobrepastoreo limite el crecimiento y disponibilidad de forraje. Estas praderas usualmente crecen rápidamente una vez que se restablece la humedad del suelo y las temperaturas ambientales. Para estas praderas que han sufrido estrés por sequía (por ej. ovillo, bluegrass, y festuca alta), la aplicación de kg/ha de N, con un periodo de descanso de 42 días, permitirá la recuperación de las reservas en raíces. Posterior al periodo de recuperación (mitad de octubre), se puede permitir un pastoreo semiligero para reducir la dominancia apical o activar los puntos de crecimiento. Si el crecimiento no es muy denso, entonces el pastoreo se puede retardar hasta finales de noviembre. Cuando las condiciones de sequía fueron extremas, y el forraje desapareció por completo, la siembra de especies anuales de rápido establecimiento, como el ballico anual, avena y veza de invierno, pueden ayudar a subsanar ligeramente las deficiencias que podamos tener en el siguiente periodo de sequía. La siembra se podría hacer sin que se realice alguna cama de siembra (barbecho y rastreo), esto es cero labranza. Además de la siembra de especies anuales, se pueden incluir algunas perennes como ovillo, festuca alta, ballico, de tal manera que tengamos forraje en invierno-primavera (avena-veza), en el inicio del verano (ballico anual) y en el otoño y el resto del año (ovillo, festuca) con una pradera perenne reestablecida. A continuación se mencionan dos escenarios para el manejo alimenticio durante la sequia. A) Cuando la pradera no se limita en densidad y disponibilidad de forraje, pero es de baja calidad durante la sequía: 1. Proveer un buen suplemento mineral el cual mantendrá el consumo de forraje y una eficiente utilización. Una sugerencia de un complemento mineral puede ser de 10 a 20% de sal, 12% calcio, 12% fósforo, 5% magnesio, 0.9 zinc, y 0.2% cobre. 2. La suplementación puede ayudar a incrementar la calidad de la dieta, el consumo y la eficiencia en la utilización de forraje. Proveer 0.8 a 1.2 kg/vaca/dia de un suplemento rico en proteína para vacas secas y posiblemente hasta 1.5 kg a vacas en lactancia. Algunos suplementos de harina de aceites como harina de semilla de algodón, bloques proteicos, y suplementos liquidos pueden ser una buena alternativa. 70

4 3. Si la sequía se torna extrema y el forraje se torna seco por periodos mayores de 100 a 200 días, entonces se debe considerar la adicion de vitamina A a los animales vía inyección. B) Cuando la pradera es baja en cantidad y calidad de forraje, se recomienda: 1. Si se limita ligeramente la disponibilidad de forraje, entonces podrían emplearse bloques multinutricionales (20% proteina) o una mezcla de grano y harina de semilla de algodón proporcionando 1.5 a 2.5 kg diario por vaca durante el periodo critico. 2. Cuando las praderas son extremadamente cortas, se debe considerar el uso de heno o ensilado. Recordemos que muchos henos suelen tener de 50 a 60% de la energía total que un grano podría tener, por lo que es necesario considerar los precios de la zona tanto de heno como de grano. Cuando el heno o ensilado es escaso o caro, una alternativa es el uso de pajas tratadas con amonio; se emplean 30 kg de amonio anhidro por cada tonelada de paja. Se han reportado incrementos de 150 a 400 g GDP con paja de trigo tratada con amonio anhidro en toretes en engorda en la época de sequía. Este incremento se asume en una mayor digestibilidad y consumo del forraje en pastoreo (20-30%). Se han reportado ligeros problemas reproductivos y de conductas anormales con pajas de sorgo sudanés tratadas con amonio anhidro, por lo que se recomienda usar la paja de trigo tratada. Se mencionan algunas consideraciones que se deben tener en cuenta de problemas potenciales que pueden resultar durante la cosecha de forraje en condiciones de sequia: 1. El sobre consumo de suplementos que contengan urea por bovinos puede resultar en una toxicidad por nitratos y amonio. 2. La cosecha de forraje para henificar en condiciones de estrés de humedad, especialmente del tipo de sorgos o maíces, puede contener niveles altos de nitratos. Es recomendable estimar el contenido de nitratos antes de usar el forraje de sorgo o maíz. 3. El ácido prúsico o cianuro en cultivos forrajeros cosechados durante la seca, tal como pasto Johnson, sorgo, sorgos híbridos, y pasto sudan, suelen ser un problema latente. Si se presentan dichos problemas, se recomienda exponer el forraje cosechado por 3 a 5 días al sol, para reducir los niveles de ácido prúsico que no causen problemas. 4. Los bovinos que apacentan forrajes cortos suelen consumir plantas toxicas que los forrajes de porte alto (>35cm). El control de malezas es indispensable sobre todo para malezas toxicas, pero no debe realizarse durante el periodo de sequía. 5. El uso de sal para limitar el consumo de alimento puede incrementar el consumo de agua 50 a 70% o aproximadamente 26 litros adicionales de agua por cada kilo de sal, por lo que el agua no debe ser limitado o puede resultar en una toxicidad. Pastizales La falta de humedad en el suelo de pastizales obviamente restringe el crecimiento de forraje, en términos de la cantidad y tiempo en el cual se produce. El efecto de la sequía en la producción de forraje depende de varios factores tales como el sitio, clima, tipo de vegetación, y el tipo de pastoreo que se empleó y que se emplea en el pastizal. Generalmente la capacidad productiva de especies forrajeras anuales se vera mas reducido que de especies perennes, ya que las anuales tienen 71

5 raices menos profundas o no son arbustivas. En zonas de pastizales, esta relacion es muy notoria, ya que la diversidad vegetal es la clave del éxito en la productividad y persistencia de forraje disponible. En estos pastizales, las anuales son muy pequeñas en tamaño, con pocas hojas presentes y necesitarán el agua disponible para producir flores y semilla viable para el siguiente ciclo. Esto ha llevado a estas especies a tener dos periodos de floración y dispersión de semilla: principios de verano y finales de otoño. Con una retraso en la época de lluvias o deficiencia de agua en el otoño, ambos periodos podrán verse desfasados o definitivamente la floración podría ser mínima o nula. Tipicamente las especies de verano, suelen persistir y acumular forraje por ocho a nueve meses, y esto dependerá de las condiciones climáticas y la reserva de carbohidratos y otros compuestos de reserva que se acumularon en coronas y raíces durante el periodo menos critico de humedad. Estas reservas proveen la energía necesaria para el periodo latente de invierno y sequía y a su vez para el crecimiento inicial de primavera. Se dice que cerca del 20% del crecimiento forrajero acumulado durante todo el año es debido a estas reservas, y el resto es debido al área foliar vía fotosíntesis. Por lo tanto, un sistema de raíces sano es de vital importancia para la reserva y el crecimiento de forrajeras de pastizal. Pero podríamos preguntarnos como definir un sistema de raíces sano; simple y sencillamente dejando reposar o controlando los coeficientes de agostaderos que tenemos; otro manejo es el apacentamiento restringido en áreas de renovación o descanso, considerándose hasta un 20% del total del pastizal para conservación y rotacionalmente cambiando en cada año. Maximizando la precipitación mínima para crecimiento de forrajes. En condiciones normales, nuestra idea del uso del agua que precipita durante la época de lluvias es para el consumo de los animales. Sin embargo, debemos entender que mas del 99% del agua que precipita es dirigido para el crecimiento de forraje, y que por este motivo debemos establecer algunas estrategias para el máximo aprovechamiento tanto de especies forrajeras como para los animales. Las estrategias se basan en cinco tipos: 1) evitar perdidas por percolación, escorrentía y evaporación, 2) conservar al máximo la humedad del suelo con incremento en la cubierta vegetal, 3) almacenar la máxima cantidad posible de agua en tanques, pozos o presas, 4) establecer barreras vegetales o terrazas para evitar una mayor escorrentía, y 5) implementar sistemas de riego estacionales para la siembra/recuperación de especies de riego, como ballico, alfalfa, buffel, sorgo sudanes, bahia, entre otros. Proteccion del vigor de la plantas durante la sequia. En condiciones de pastizales, observamos una gran diversidad vegetal que permanecerán verdes o se encuentran en latencia durante la sequía. La sobrevivencia de estas especies de gramíneas, herbáceas, arbustivas, matorrales, arbóreas, etc., dependerá de su reserva en raíces y coronas y de la intensidad de defoliación que halla tenido previo a la sequía y durante ésta. Algunas practicas, tal vez simples, pero que ayudan a la sobrevivencia de la especies de pastizal son: 1) protección o cercado de una franja del pastizal durante el periodo de crecimiento para el restablecimiento de la cubierta vegetal y almacenamiento de reservas, empleando en general alrededor de un 15-20% de la superficie total del pastizal; 2) establecimiento de especies perennes o anuales que no sobrevivirán sequías severas, pero permiten el mantenimiento y recuperación de las especies nativas o 72

6 introducidas de mayor resistencia a sequía; algunas especies pueden ser pasto bahía, bermuda, canario, buffel, ballico invernal, avena, etc. denominando a éstas como semipraderas de sacrificio (semipraderas donde la vacas permanecen al final de las lluvias e inicio de la sequía invernal y donde se provee heno y suplemento, además); 3) el sistema de apacentamiento rotacional temporal con cercos eléctricos puede también ayudar a algunas especies herbáceas, gramíneas y arbustivas a recuperarse y acumular reservas para el siguiente pastoreo o épocas de bajas temperaturas o sequía; 4) el conservar o comprar rollos o pacas de heno es otra práctica conveniente durante la sequía, donde la disponibilidad de forraje es limitada (henos de sorgo, maíz, avena, trigo, cebada, alfalfa, mezcla de pastos); 5) establecer un empadre reproductivo durante el otoño (septiembre-octubre) para ajustar los máximos requerimientos (ultimo tercio de gestación, parto y lactancia) durante el final de la primavera, verano e inicio de otoño, el cual corresponde a la estación lluviosa y de máxima disponibilidad de forraje del pastizal; 6) si la sequía es severa y la alimentación es limitada, la venta de animales de acuerdo a nuestro presupuesto será la última alternativa que debemos emplear. USO DE ENSILADOS EN LA DISTRIBUCIÓN EQUITATIVA DE FORRAJE Las ventajas del uso del ensilaje se pueden resumir como sigue: Como una reserva para épocas de sequía, lo que implica ensilar hierba o cultivos bajo condiciones óptimas y almacenarlos por períodos de uno a 20 años. Este ensilaje se utiliza solamente en períodos de extrema escasez de alimento. Para aumentar la productividad, como empleo tradicional del ensilaje para aumentar la reserva de alimento del ganado. Su almacenaje es de menos de un año. El uso del ensilaje está asociado frecuentemente con un cambio en el uso de la tierra de más cultivos a menos praderas. Para facilitar el manejo de forrajeras y de cultivos donde la cosecha de forraje para ensilar también facilita otras prácticas de manejo. P.ej. la mayor densidad de tallos y producción de los forrajes de zona templada para ensilarlos al comienzo de la temporada cuando ocurre un exceso de producción vegetativa lo que permite sembrar el cultivo sucesivo más temprano. Para usar mejor el excedente de producción; este exceso, en general, es considerado un desperdicio y el ensilaje sirve para almacenar el excedente y evitar pérdidas por efectos de madurez o deterioro in situ. Para equilibrar el contenido de nutrientes de la dieta, el ensilaje permite suplir nutrientes en períodos en que la ración estacional muestra deficiencias. Por ejemplo, combinando el uso del ensilaje de leguminosas para complementar el ensilaje de maíz, o combinando el ensilaje de maíz con el uso de praderas de leguminosas o con el uso de ensilajes que tengan distintos valores de contenido en fibra. Para permitir el almacenaje de alimentos muy perecederos ya que el proceso del ensilaje permite conservarlos por un largo período; por ejemplo, el ensilaje de subproductos muy acuosos. La técnica es similar a la empleada en la conservación de alimentos por medio de la adición de substancias químicas o de la exclusión del aire en granos muy húmedos. El impacto del factor calidad del ensilaje es muy importante en sistemas de producción intensiva. Pese a que el ensilaje se usa en épocas en que escasean 73

7 otros forrajes, el consumo de ensilaje de baja calidad puede afectar la ingestión de forraje que se pastorea y resulta en un reducido aumento de la producción de leche. Este defecto ha sido evidente en intentos de usar ensilaje de pastos tropicales en programas de alimentación de vacas lecheras. La calidad de este tipo de ensilaje tropical es relativamente baja, con digestibilidad de la materia seca de cerca de 55 por ciento, y se le emplea durante la estación seca y templada, cuando la escasez de forrajes es alta. En zonas templadas, la alternativa es pastorear avena, raigrás bajo riego o pastos tropicales que crecen lentamente en esa época, pero que son de mayor calidad (ej. bermuda, setaria). El efecto neto observado ha sido un aumento muy modesto en la producción de leche que no cubre el coste del ensilaje. En cambio, el uso de ensilaje de maíz combinando pastoreo de trébol o alfalfa ha producido considerables aumentos en la producción de leche (Stockdale y Beavis, 1988; Cowan et al., 1991). La combinación del alto contenido energético del maíz y el alto contenido en proteína de la leguminosa resulta en un efecto complementario entre ambos alimentos. En la elección de cultivos para ensilado, debe asegurarse que se puedan usar eficientemente en el sistema de alimentación. Algunos cultivos como el maíz, la cebada y la alfalfa muestran altas tasas de conversión en producción de leche; la soya y el sorgo son intermedios; mientras que el pasto elefante (Pennisetum purpureum) y la caña de azúcar muestran valores bajos. El pasto elefante puede producir muy altos rendimientos de materia seca con una alta eficiencia del uso del agua pero, debido a su baja digestibilidad, no se puede usar en sistemas de lechería intensiva con producciones superiores a 15 litros/vaca/día. Inversamente, el uso de maíz y alfalfa puede mantener niveles de producción que superan los 40 litros/vaca/día. En zonas templadas y algunas tropicales, los sistemas de producción lechera han comenzado a usar de preferencia el ensilaje de maíz, alfalfa (para templado) y sorgo forrajero para suplir praderas con animales a pastoreo, lo que les permite mantener valores de producción de cerca de 25 litros/leche/vaca/día. La cantidad promedio de ensilaje consumido puede ser de 400 kg MS/vaca. Existe una tendencia consistente de aquellas explotaciones lecheras de bovinos que persisten en el uso del ensilaje, y muestran hatos de mayor tamaño (40 a 60 vacas adicionales), mayor producción de leche por vaca (600 a litros adicionales), y mayor producción total de leche ( a litros/año adicionales), que las explotaciones que no usan ensilaje. La tendencia observada en el desarrollo de sistemas de alimentación empleados en regiones subtropical de Australia indica un aumento en el uso de forraje conservado (Figura 1). El desarrollo del riego intensivo y la conservación de forraje han provocado una reducción en la proporción de leche que se produce empleando granos y pastos tropicales, y se prevé que esta tendencia se mantendrá. La mayor parte del ensilaje se hace en verano y se usa en otoño y primavera cuando el aporte de las praderas es bajo. Esto ha permitido una modalidad de producción bastante estable a través del año (Figura 2). El uso del ensilaje en operaciones de alimentación a corral (feedlot) ha aumentado, especialmente el ensilaje de maíz, tanto en dietas para ganado de carne como de leche. Los ensilajes de alta calidad son capaces de mantener los altos valores de producción animal requeridos en tales sistemas; su costo es a menudo inferior al de granos y heno, permiten una mayor productividad de la tierra y favorecen un ambiente más estable en el rumen bovino. Se han encontrado ganancias diarias de peso vivo de 1,0 kg para novillos alimentados con dietas de grano:ensilaje de maíz en la siguientes proporciones: 0:100, 54:46 y 80:20. 74

8 Figura 1. Estimaciones y previsiones anteriores de la leche producida a partir de varias fuentes de alimentos de uso común en fincas lecheras (de Cowan et al., 1998). Figura 2. Cambios estacionales en el consumo de alimento de una vaca que produce litros de leche al año en un sistema de alimentación típica (de Cowan y Lowe, 1998). Ultimamente se ha constatado un gran interés por el uso del ensilaje de leguminosas en el trópico. Especies como Lablab purpureus, Vigna unguiculata y soya perenne (Neonotonia wightii) han demostrado su compatibilidad con prácticas de manejo agrícola sustentable -lo cual incluye la labranza cero- y el obtener ensilaje de digestibilidad aceptable. El ensilaje de soya perenne da valores para rendimiento de MS de 6 t/ha, con 17 por ciento proteína cruda y 42 por ciento de hojas y consumo de hasta 12,5 kg/día de materia seca por animal. Una alta concentración en proteína es una gran ventaja para sistemas de alimentación tropical, donde muchos forrajes muestran bajos valores de proteína 75

9 incrementando su consumo, tanto forraje verde y maduro. El ensilaje de leguminosas también muestra una concentración relativamente alta de minerales y por ello tienen un alto valor de capacidad tampón. Almacenamiento de productos altamente perecederos La industria de procesamiento de alimentos, frecuentemente ubicada en la periferia urbana, produce una enorme cantidad de desechos de frutas y otros vegetales. Gran parte de ellos se emplean como alimento de vacas lecheras. Debido a la naturaleza estacional de su disponibilidad estos alimentos son conservados en silos para su uso posterior. Algunos ejemplos son el bagazo de manzana, hojas y bagazo de pina, pulpa de henequen, orujo de uva, pulpa de limon, citrico o toronja, melon de desecho, subproductos de frutas, bagazo de maguey mezcalero o tequilero, bagazo de cerveceria y pulpa de café. La cáscara de piña, a sólo dos días de su entrega, muestra valores de ph de 3,5, y mantiene dicho valor sin pérdida aparente en su valor nutritivo. 76