1 Atentado 4. 2 Encuentro La cena Cañones Ríos Relieve Alpages Glaciares Bosques 113.

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1 PINGÜINOS.DOC

2 Índice Capítulo Página 1 Atentado 4 2 Encuentro 14 3 La cena 22 4 Cañones 32 5 Ríos 46 6 Relieve 63 7 Alpages 78 8 Glaciares 93 9 Bosques Alpinismo Nieve Ciudades Fin de viaje Reunión Pingüinos.doc 195 2

3 RECORRIDO COMPLETO DEL VIAJE 3

4 Jueves, 11 de noviembre de 2004 BILBAO (1) 1 ATENTADO Jazinto Tapia asesinado. Txomin tiene delante de sí varios periódicos. Debajo del gran titular de la portada de El Correo lee una frase que da a entender que, como le han dicho, nadie parece haber visto nada. Jazinto Tapia, conocido dirigente de la plataforma Hirutik Bien Alde 1 (HBA), ha muerto a consecuencia de los disparos de ETA cuando paseaba por los acantilados de Larrabasterra. Los disparos de ETA y no los disparos de dos terroristas. Lo pondría de esta manera en caso de que alguien hubiera visto la acción de Jone y Mikel desde la lejanía. Por otra parte, me gusta. Es cierto que la Organización no dispara, pues son personas las que lo hacen en su nombre. Sin embargo, el redactor del periódico identifica al autor material con la Organización y, en consecuencia, con la idea que la anima. Eso me complace. Es lo que siempre he defendido: mi amigo 1 Hirutik Bien Alde: Por los Dos Tercios 4

5 Jazinto ha sido ejecutado por una idea y hasta El Correo lo reconoce implícitamente en esa frase. Además, se trata de un reconocimiento inteligente, que se produce incluso antes de que reivindiquemos la autoría. La acción es entendida sin que nadie la explique: una obra maestra que se define a sí misma sin más aclaraciones. Todo perfecto. Nadie ha visto nada, pero se sabe que es la Organización quien ha disparado, no dos personas, Mikel y Jone, sino la Organización. Perfecto. Con la fotografía se han pasado. Estás sentado en el banco de hormigón frente al mar, al borde del acantilado. Tienes la cabeza completamente caída hacia atrás, colgando del cuello estirado y doblado, quizás roto por el peso de tu gran testa, tras el respaldo. Tienes los brazos sin vida colgados sobre el asiento y las piernas caen ridículas por el aire, ya que el suelo de tierra donde se asienta el banco de hormigón ha sido socavado por las lluvias y el uso a través de los años, lo que hace que la banqueta del asiento tenga demasiada altura, incluso para un hombre corpulento como tú. Tu cráneo sin cabello deja ver una mancha de sangre y sesos, inidentificables en la fotografía, hueso y órganos destrozados por el disparo de costado. Y tu enorme boca abierta y los ojos de vaca de la cara desfigurada producen algo así como espanto. Gernika de Picasso. Lo preguntaré a Mikel y Jone, cuando pase un tiempo prudencial, pero me parece casi imposible que la postura tras el disparo sea la que aparece en la foto. Te hicieron los disparos en la nuca, en el lóbulo derecho, de eso no hay duda. Si estabas en ese momento de pie lo normal es que cayeras al suelo y, si estabas sentado en el banco, que te desplomaras de lado sobre el asiento. La cabeza, de doblarse hacia algún sitio, lo haría hacia un lado y abajo, no hacia atrás, y a tu tronco no le sería posible mantener la posición sentada de equilibrio, sino que volcaría lateralmente. Me parece evidente, por tanto, que la policía ha colocado tu cadáver en la posición más expresiva y compuesta posible antes de permitir a los fotógrafos de prensa hacer su trabajo. No creo que fuera idea de Mikel o Jone, preocupados en ese momento más por huir y asegurarse de que nadie hubiera oído ni visto nada, que por hacer de tu despojo una escultura. El resultado es que pareces en la foto lo que ningún muerto parece casi nunca: un hombre dramáticamente destruido. Los cadáveres suelen reflejar una idea mucho más pedestre: la de la insignificancia radical de la vida humana tras la muerte. Aparentan sólo muertos sin nombre, simples compuestos orgánicos extintos de vida, no seres humanos. Masas informes de carne, huesos y vísceras de las que ha desaparecido toda la dignidad de la especie. Todo cadáver tiene mucho más de insipidez que de drama. Por eso he preferido siempre los muertos a los heridos en las acciones de la Organización. Los heridos mantienen su categoría humana, pueden dar en convertirse en héroes si explotan su condición de víctimas (lo que, afortunadamente, no suelen hacer, pues prefieren callar y hacer mutis por el foro) y son un ejemplo vivo de la brutalidad con que se nos quiere identificar. Los muertos, en cambio, muestran la crueldad de una manera abstracta y mediata. Consisten en basura orgánica, nada, una vez perdida toda la dignidad de la condición que tuvieron. Representan cero y la atrocidad debe mostrarse tras derivaciones argumentales, no directamente de la imagen. A menos que se use un artificio como el que, en esta ocasión, ha utilizado la policía. Un tanto a su favor, lo reconozco. Ha colocado tu cadáver de manera en la que todavía resultas identificable como ser humano individual, como con una fuerza vital residual para mantenerte derecho en posición sentada. No eres tanto un cadáver más, sino el cadáver Jazinto, un cadáver personalizado, el Jazinto cadáver, mi cadáver amigo. Y la hábil jugada de la policía logra dejarme en cuenta un trabajo adicional: habré de esforzarme por restituir lo que esperaba que fuera el resultado, un simple y anónimo 5

6 cadáver. No he de admitir que un nuevo amigo-cadáver me siga acompañando por el resto de mi existencia, como me acompañó en vida el amigo-vivo. Seas muerto y bien muerto. Desintegrada tu esencia. Sólo me ha de quedar tu recuerdo, no una copia incierta en forma de tu rastro en un cadáver personalizado. Sólo recordaré al Jazinto-vivo, pues no he de admitir que pueda subsistir un Jazinto-muerto inexistente. Te he concedido el privilegio, compañero, también a ti, de morir por una idea. Es lo menos que podía hacer después de haberme autoconcedido a mí el honor de proponer tu muerte por otra idea. Todos correrán a interpretar más o menos correctamente ambas, la tuya y la nuestra, caras opuestas de la moneda valiosa que es nuestro pueblo, sin dudar nunca de que son la razón por la que te hemos quitado la vida, en nuestro caso, y por la que tu has muerto, en el tuyo. No dudes de que todos podremos afirmarlo sin vacilación: Has tenido la prerrogativa de morir en defensa de tus ideas, lo mismo que yo te he matado por las mías. A qué más podemos aspirar? Tu muerte beneficia nuestros objetivos, eso espero, pero reivindica también los tuyos, no lo dudes. Yo me siento tranquilo, además, por haber podido concederte un segundo privilegio más personal, querido amigo, asumiendo el único riesgo que me he permitido correr: matarte en un lugar de tu elección, en el mismo extremo del cabo sin nombre que separa la playa de Aizkorri de la Salvaje, en la misma cornisa, cerca del búnker, donde tantas veces has ido a la búsqueda de tus mentiras. Es la demostración de que he triunfado sobre mi odio a ti. Lo he superado por la virtud de los objetivos que persigo. Por la virtud de los objetivos que persigo, Jazinto. Algún investigador inteligente puede rebuscar la trama de la historia de nuestra amistad si tira del hilo del lugar. Se sorprenderá, además, al comprobar que no es nuestra manera común de proceder con los objetivos personales: a la salida del portal, en el garaje, en el trayecto cotidiano al trabajo, etc. Esa punta al norte de la tierra en el mar, playa al este y playa al oeste, con bancos de hormigón orientados a todos los horizontes del mar y la costa, entre las argomas raídas por el viento salado, es un lugar singular, que tú decidiste frecuentar todos los miércoles. No sabes lo que me ha costado imponer mi criterio y la cantidad de argumentos operativos, a cada cual más rocambolescos y estúpidos, que he debido inventar para conseguirlo. Creo que no ha sido la validez de estos lo que al final ha impulsado a Jone y Mikel a ceder a mi capricho, sino el respeto que me he ganado con ellos al proponer la muerte del que sabían mi amigo, con el que acababa de hacer un gran viaje. Así que ya ves, he convertido el lugar que fue fuente de inspiración para ti (para la reflexión serena y confortable, decías) en el campo de batalla entre tus ideas y las mías. Te he concedido el privilegio de que sea tu reflexión serena y confortable, es decir, tu mejor arma, la que se asocie a tu muerte. Pues nuestra amistad fue profunda y profundo es mi respeto por ti, a pesar de todo. El debate que se va a producir ahora en el que espero derrotarte definitivamente por el bien de nuestro pueblo- llevará el aroma salino que tantas veces respiraste. No importa que no puedas ya agradecérmelo, pues me reconforta, de todos modos, hacerte morir donde quisiste vivir: entre el cielo, el mar, el viento, las ideas y la hermosura de nuestra costa. Agur, Jazinto. Tengo muy grabadas en mi cerebro, de mi corazón ya las he borrado, cuantas horas recientes pasamos juntos, que son las que me decidieron a proponer tu muerte en la Organización. Ayer quedó cumplido lo que decidí en Septiembre, tras nuestro largo reencuentro en los Alpes. Asumo mi responsabilidad y renuevo mi compromiso con el objetivo de la constitución del sujeto nacional vasco, una cuestión, no lo olvides, importante también en un mundo que lucha por preservar y fortalecer la riqueza y la diversidad cultural que atesora, lo que en términos políticos se llama soberanía de cada pueblo, también 6

7 del nuestro. Espero no haberme equivocado y que tu muerte por nuestras manos, precisamente por nuestras manos, ayude a hacer frente a lo que contribuiste a crear: el grave peligro de dejar a la nación vasca sin el liderazgo de la vanguardia que nosotros ejercemos. Al pie de la fotografía el editorialista ha escrito: ETA ha asesinado de nuevo. Lo ha hecho después del paréntesis de casi año y medio sin sangre (no exento sin embargo de agresión, chantaje y amenaza) al que se ha sometido, probablemente por una mezcla de debilidad y de desconcierto, frente a la fortaleza de la democracia y el estado de derecho. El asesinato tiene nombre propio, Jazinto Tapia, pero también nombre inducido: la plataforma Hirutik Bien Alde y el eco que está encontrando su propuesta en la sociedad vasca maltratada por ETA y por las divisiones que ésta ha conseguido crear en su seno. Tal propuesta está encontrando caldo de cultivo apropiado en una ciudadanía cansada ya de partidismos y frentismos tanto como del chantaje sangriento de ETA y su Movimiento. Llama al consenso para superar aquellos, pero reclama el máximo vigor democrático para impedir que las minorías puedan bloquear los acuerdos mayoritarios. Su fórmula flexible Dos-Tercios (Tres han de plegarse a Dos, si no hay otro remedio) se plantea enfrentada por igual al Mitad-Mitad (Una Mitad ha de plegarse a la otra), que rompería la sociedad vasca, como a la estafa democrática del Uno-Seis (Seis han de plegarse a Uno). ETA, al matar a Jazinto Tapia, ejerce de la manera más nítida su tradicional chantaje violento: concentra la producción de dolor y de amenaza en los enemigos que juzga más peligrosos frente a su pretensión de alzarse en interlocutor privilegiado de todo proceso negociador que intente superar el conflicto que ella misma crea. Espera intimidar el liderazgo de una plataforma que expresa con firmeza el sentir mayoritario de los ciudadanos, según las encuestas. Sabe que, si, en efecto, una mayoría cualificada de este país es capaz de ponerse de acuerdo, el papel determinante que viene ejerciendo en la política vasca puede acercarse a su fin. Advierte cómo ese eco mayoritario está condicionando la política que promueve: la transformación del debate normalizado en un debate frentista: nacionalismo frente a constitucionalismo (nacionalismo vasco contra nacionalismo español en la terminología etarra) del que sabe y puede aprovecharse como nadie, dadas las características de esa división y al hecho de que la propia ETA ocupa la posición de vanguardia radical en uno de esos frentes. Repara obviamente que, si prospera la propuesta Dos Tercios, puede hacerlo de forma que se disgregue ese frentismo del que se alimenta. Y eso desdibujaría su capacidad para condicionar y negociar la larga salida del túnel que ha contribuido a oscurecer. Ese temor fundado y el sudor frío que le produce ha sido la causa de la reanudación de su actividad más genuina: matar. 7

8 Begoña Barredo recibió ayer una llamada de la Ertzaintza, dos horas después de que un caminante anónimo descubriera el cadáver de su compañero y llamara a la policía. Eran las dos menos cuarto cuando la secretaria del instituto interrumpió su clase de Química a punto de acabar. - No puedes esperar cinco minutos? -se queja. - Es la Ertzaintza, sobre un asunto urgente. No te preocupes, yo me ocupo de los alumnos. Begoña baja las escaleras que le separan del teléfono con gesto preocupado y nervio en las piernas. Coge el auricular al tiempo de sentir un escalofrío en los huesos y la piel tirante en la cara. La palidez de su piel curtida denota ansiedad y perplejidad. Le habrán confundido con su hermana Itziar, otra vez? Qué habrá hecho en esta ocasión? Adónde le habrán conducido esta vez tanta irritación y tanta mala baba? No sería la primera vez que le confunden con ella, recuerda, enfadada y dispuesta a responder con enojo ante lo que ya da por seguro como error repetido. - Es Usted la esposa de Jazinto Tapia? - Si, bueno... No soy la esposa, soy su compañera. Dígame. - Pero es Ud. quien vive con él, no es eso? - En efecto. - Soy el inspector Iñigo López, de la Ertzaintza. Podría Ud. recibirnos en estos momentos? - Pero,... Si, por supuesto,... pero, de qué se trata? - Preferiría decírselo en persona. - La cuestión es que tengo clases ahora mismo. Pero, si me dice de qué se trata... - Si insiste Ud. en que hable por teléfono es mi obligación advertirle que la noticia que voy a darle puede causarle una honda impresión. Le ruego que tome asiento y se rodee de alguna compañera o compañero. - Qué dice Ud? Cómo? No se preocupe, en esta sala hay varios compañeros, qué ha pasado? - Bien. Su compañero ha muerto... Mi compañero ha muerto, trata de asimilar Begoña Siga... Cómo muerto? - Lo siento, ha muerto. - Muerto? Dónde? Cómo? - En el paseo de Larrabasterra a La Galea. Nos tiene a su entera disposición y quisiéramos informarle de los detalles cuanto antes. Le podemos recoger a la puerta de su instituto en 10 minutos. Entonces le aclararemos todo lo que esté en nuestras manos. - Pero, qué ha pasado? Cómo ha muerto? Se ha caído por el acantilado?. - No, no se ha caído por el acantilado. Creemos que ha sido asesinado. Pero quisiéramos explicárselo personalmente. 8

9 - Asesinado? - Eso creemos. - Asesinado... Por... Begoña toma fuerzas-. Por ETA, claro. - Eso creemos. Estaremos ahí en 10 minutos. - Gracias... Para entonces el gesto de desmayo ya ha sido advertido por las tres colegas que sestean en la sala de profesores, atestada de libros y papeles, que se han agolpado en torno suyo. El esfuerzo por nombrar a ETA ha podido ya con ella, que rinde su cara al vacío, desocupada ya por toda la expresión vital que suele acompañarla. Alguna torpeza, algún desconcierto y algunas buenas voluntades producen un inicial barullo cargado de movimientos, palabras y silencios inciertos. Suenan las primeras preguntas que no puede ni quiere responder. Le sientan, le ofrecen café y pastas, agua y vino dulce. Avisan a más compañeros, acude el conserje y dos administrativas. El alboroto de cautelas, nervios, curiosidad y morbo parece empezar a descontrolarse. Mientras tanto, ella cubre la cara con sus manos, para no oír ni ver, como si eso le librara también del hueco interior abierto bruscamente en sus entrañas. No es fácil ver a Begoña con los codos en las rodillas, sobrada de piernas para sostenerse, pero es tiempo que necesita para recobrar el aliento y forzar de nuevo las palabras. - Jazinto dice-, lo han matado. Un atentado. ETA. El alboroto truena ahora en reserva y circunspección. - Voy a la entrada. Viene la Ertzaintza. Por favor, dejadme pasar. Gracias. No, gracias Maribel, no me acompañes. Te llamaré enseguida. Gracias. Para cuando llega al vestíbulo un coche está entrando raudo en el aparcamiento, frente a la puerta principal. - Soy Iñigo López. Permítame llevarla a su casa o a la Comisaría, donde Ud. prefiera. Begoña monta en el coche y comienza a dibujar las primeras imágenes de su marido vivo. Jazinto, el hombre honesto. Pues le llega antes la idea que la imagen. Cuando ésta acude se convierte inmediatamente en estatua, es una imagen hecha para representar la integridad concretada en una figura grande con una gran testa que sostiene la mirada de unos grandes ojos. Lo sustancial es la integridad, mientras que la figura física, el cuerpo conocido, el subterfugio para simbolizarla. Te has equivocado, no has medido bien tus fuerzas, paralelepípedo,... Han conseguido apagar tu fuerza mental de la única manera que les es posible. Cobardes. Rastreros... Miserables. Los epítetos vuelan sumisos por su cabeza, incapaz todavía de labrar gritos de desgarro, imprecaciones ni maldiciones. O, soy yo quien no ha sabido medir? Este nuevo trazado curvo de su cerebro hace brotar de sus ojos las primeras lágrimas, mientras el inspector fracasa en el intento de que su conversación ocupe los pensamientos de quien lleva de copiloto. Begoña ahora no puede oir. Jazinto, dónde estás?, pregunta a su mente, dónde te tengo, Jazinto?, inquiere, angustiada, como si el recuerdo residiera en algún punto desconocido de su cuerpo. Intenta reconocer los ojos de su compañero, tal vez una mirada en la que verse perdonada. Lucha por descubrir la figura completa tras los ojos grandes. Pero si los ojos no le llegan, cuánto menos la figura completa, ni viva ni muerta. Sólo tiene al alcance la 9

10 imagen de la estatua de la integridad. Pero lo que ella quiere ahora es el ser humano con el que ha convivido. Tiene necesidad de reconocerlo, verle por última vez. - Dónde está el cadáver ahora? - Todavía en el lugar del atentado. Pero está la prensa, el juez, la policía, curiosos merodeando por los alrededores. No es agradable, quizás prefiera conservar un recuerdo menos truculento,... - No. Es igual. Llévenme allí, por favor. - Pero no se puede llegar en vehículo. Porqué no espera a que el juez ordene el levantamiento del cadáver y se traslade al tanatorio? - No, es igual, andaremos. Por favor, quiero verle allí. - Bien. Como Ud. quiera. Edurne lee, atónita, uno de los artículos de opinión de urgencia que aparece en las páginas centrales del periódico: Comienza entonces, otra vez, una nueva serie de asesinatos? Qué nos espera tras la campaña de terror que quedó interrumpida el 30 de mayo de 2003 con la muerte en Sangüesa de los policías Bonifacio Martín y Julián Embid?. Al parecer, debemos entender que terminaron los titubeos en ETA y que, como siempre que los ha tenido, son resueltos en la forma malvada y cruel de la destrucción, la muerte y la producción de dolor, según la peculiar práctica de chantaje político de la organización terrorista. Se ha elegido esta vez a Jazinto Tapia como víctima propiciatoria. Un asesinato selectivo donde los haya. Debemos remontarnos al debate actual para comprender la razón estratégica de esta elección. Los principales ejes son estos: Un encadenamiento sistemático de la izquierda abertzale a ETA. Con el resultado de un cierto aislamiento, pérdida de representación formal política y merma de la capacidad de iniciativa y convocatoria. Un fortalecimiento del nacionalismo democrático vasco y un no triunfo no creemos que pueda hablarse de fracaso- de la línea más transgresora con la Constitución dentro éste. La aparición de un nuevo polo de referencia política que busca con ahínco, desde la legitimidad, la manera de dar salida al atasco vasco, incluso con propuestas que superan el marco constitucional, tras aceptarlo. Precisamente la plataforma Hirutik Bien Alde es uno de los mejores exponentes de tal referencia. El primer punto está dificultando la alianza nacionalista y el tercero apunta la posibilidad de recuperar, tal vez ampliado, el acuerdo que dio origen al Estatuto. Ahora bien, según las cuentas y los deseos más o menos explícitos de esa nueva referencia política, las encuestas de opinión darían pié para formular un nuevo posible acuerdo que podría contar con el apoyo de una tendencia importante del nacionalismo democrático, tentar a una parte del Movimiento radical independentista asociado a ETA y contentar a otra 10

11 parte mayor del constitucionalismo. Es entonces cuando se afianzaría como la opción capaz de conseguir los dos tercios de los votos emitidos y el 50% de los totales las dos condiciones flexibles sobre las que insiste HBA- en el eventual referéndum que habría de convocarse para ratificarla. Ello la legitimaría con la mayor solidez y otorgaría a sus valedores todos los resortes que HBA reclama para esta circunstancia. Y esta nueva situación podría dejar definitivamente sin espacio político la lucha armada como opción estratégica. Se habría llegado así a una solución de larga vida sin intervención directa de ETA, mermado su protagonismo a la mínima expresión. Debemos comprender que el asesinato de Jazinto Tapia es el cruel obstáculo que ETA quiere interponer a este diseño. Además de acabar con el líder que más empujaba en tal dirección, quiere hacer entender a la izquierda abertzale, y también al nacionalismo democrático y al nuevo polo de referencia político, que no es esa la manera como se conseguirá hacer callar las armas. La vulgar historia del más falaz de los chantajes otra vez repetida. Cuando Edurne acaba de leer estas líneas no puede reprimir un temblor en sus manos. En la portada del periódico está la fotografía del Jazinto ejecutado según la terminología de los suyos- y el firmante del artículo no puede ser él, obviamente. Sin embargo, lee por tercera o cuarta vez el nombre: un tal Koldo Retana a quien no conoce, miembro de la Plataforma HBA. Pero Edurne tiene la impresión de estar leyendo u oyendo al mismo Jazinto. Como si su amigo estuviera simultáneamente muerto y vivo, escribiendo su propio epitafio, el comentario y la interpretación que deben darse a su muerte violenta a manos de ETA. Es verdad que las ideas perviven, se dice Edurne. Sus sentimientos frente a ellas son contradictorios. Hace tres meses hubiera respirado de alivio por la muerte de un enemigo político de tal consideración. Pero en vez de ello, en vez de leer los comentarios racionalizadores y romos de sus correligionarios en el Gara, se encuentra traicionándose a sí misma leyendo las ideas de su amigo-enemigo en El Correo. No es posible alegrarse de la ejecución de tu amigo aunque se trate de tu enemigo político. Edurne ni lo logra, ni tampoco lo intenta. Más todavía, le resulta anormal que le parezca de lo más normal verse a si misma comprendiendo con precisión lo que lee y encontrando menos desacuerdos de los que debería con los argumentos de su amigo muerto, aunque hayan sido escritos por otro. Qué me pasa? Soy ya otra persona? Se ha apagado mi estrella radical. Un nuevo coraje reclama sustituir al que me ha impulsado hasta ahora? Oh, no! Llevo posponiendo mi debate interno desde el viaje, a pesar de las promesas. No puedo. Habré de desdecirme a estas alturas de lo que he defendido siempre con toda mi persona al completo, sin fisura alguna? Me faltan las fuerzas. Pero, tengo derecho a que me falten las fuerzas cuando han matado a Jazinto? Tranquilízate, Edurne, sosiégate, por favor, sobre todo ahora, en este trance. Lo que te pasa es que te tiene sobre ascuas la vacilación sobre los métodos que hasta ahora hemos usado, no sobre el proyecto. Y ahora estás rota, traumatizada por tus sentimientos, que no es lo mismo. El Jazinto que despreciabas hace tres meses, se te convirtió en el viaje a los Alpes en un Jazinto entrañable, un Jazinto amigo, querido Jazinto, amado Jazinto. Además de un Jazinto con más fuerza mental de la que suponías. Y también un Jazinto que, confiésalo, supo reconocer los valores que he puesto sobre la mesa en mi vida y otros nuevos que él me descubrió. Fui a ese viaje con la ilusión puesta en congeniar con Begoña y acabé amigándome contigo y con 11

12 los dos, sintiéndome a gusto contigo y con los dos. Y ahora estás muerto, yaces ejecutado por los míos. Caminando siempre retrasados, los torpes del pelotón, acompañado de tus bromas y de tu comprensión, supe de tu bondad y de tu valía. Comprendí, además, que ponías sobre el tapete político tanto empuje como yo, y ya nunca más me atreví a calificarte como el timorato que creía que eras. Quería congeniar con Begoña. Eso quería y lo logré. Y llegué hasta ti para perderte ahora. Y, qué debo querer ahora? Qué quiero? Qué he de hacer? He de fraternizar con Begoña, ahora más que nunca porque su compañero ha muerto? Con Begoña, la intrépida Begoña a la que también he aprendido a dejar de considerar insustancial? Con la Begoña enérgica?. Con la Begoña atractiva? Con la Begoña coqueta?. Con la Begoña rival? No, Edurne, esa discusión ya la superaste. Es con Begoña, con mi amiga Begoña con quien has de congeniar. A mí me han arrebatado un amigo, a Ella su compañero. No sé bien lo que he de hacer. Pero si sé que no es a Txomin a quién se lo voy a consultar. Ya estoy viéndole venir con sus escuetas explicaciones sobre los motivos que hacen del todo aconsejable la muerte de Jazinto. Su tono severo y doctrinal, tranquilo y sereno, superador de los atavismos del sentimiento y la compasión. Se mostrará indeleblemente fuerte y racional frente a la muerte del que fue su mejor amigo, indefectiblemente por encima de toda compasión. No, no me siento capaz de aguantar tanta frialdad. Solo quiero llorar. Llorar hasta desaparecer en un charco de dolor. Jazinto amado. Quiero llorar por tí. Hasta vomitar todo mi amor, todo mi dolor, todo mi fervor. Hasta quedar vacía. Y nueva. Necesito renacer. Estúpida confiada. Maldita imbécil. O cobarde? Yo he sido la pusilánime que no ha querido ver el peligro que corrías... Paralizada por las dudas... O soy algo peor, una necia medrosa incapaz de enfrentarse a la realidad? Tenías razón: corrías el mayor peligro. No sé cómo podré hacerme perdonar mi burda confianza en la sensatez de ETA. Sensatez de ETA... Insensatez mía!, mil veces seas maldita!. No sé cómo podré sobrevivir al pavor a mirarme ahora de frente. Voy a tener que ponerme una careta para no verme. Maldita, ciega y cobarde. Si no fui capaz de mirar la verdad de frente, cómo voy a serlo ahora de mirarme a mï?. Mi estupidez y mi debilidad te han matado, amor, Jazinto querido, paralelepípedo,... Begoña ya ha encontrado el lugar de su cabeza donde se encuentra el Jazinto corpóreo que buscaba y estalla en sollozos. Esconde la cabeza en la almohada hasta rodearla completamente ensayando el suicidio. Merezco vivir, Jazinto?. Puedo seguir respirando como si tal cosa? 12

13 En el archivo pinguinos.doc de la carpeta unoelevadoasieteesuno, Txomin ha añadido un nombre, una fecha, unas razones y unas circunstancias a los cinco nombres, cinco fechas, cinco razones y cinco circunstancias que le preceden, de la tabla organizada en filas y columnas. Se sitúa en el disco duro de su ordenador personal protegido por sendas contraseñas de usuario, de carpeta y de archivo. 13

14 Jueves, 2 de septiembre de Dos meses antes BILBAO (2) 2 ENCUENTRO Dos meses y 9 días antes del asesinato de Jazinto Tapia, un alegre encuentro en los bilbaínos Jardines de Albia se produce. - Kaixo, Begoña. Zer moduz? - Aspaldiko, Txomin. Ya veo que estás trabajando. - Si, como siempre. Voy al notario, pero en 10 minutos acabo. Sólo es una firma. Si quieres quedamos en el Iruña dentro de un cuarto de hora. Te invito a café y torti. Y me cuentas qué tal va tu lesión. - De acuerdo. Hasta ahora. Te espero en el Iruña dentro de 15 minutos. Yo también tengo apetito. Begoña Barredo presume ser de Barakaldo, donde nació hace 43 años. Una consumada montañera. Alguien que, por su reconocido conocimiento de los Pirineos y la cantidad de tresmiles acumulados en sus piernas, era distinguida con el título genérico de pireneista. Hasta la lesión. Ocurrió en Junio del pasado año, quince meses atrás. Descendía sola, como casi siempre, del refugio de Sarradets, al pié de la Brecha de Rolando, hacia el fondo del circo de Gavarnie, por la senda vertiginosa. Venía de realizar una de sus habituales travesías en solitario, desde Ordesa. Un resbalón, un despiste de nada, de la manera más tonta, como tantas veces dicen los que sufren accidentes, la precipitó 6 o 7 metros en vertical, hasta lograr parar los pies 14

15 al estrellarlos contra las rocas y los pedruscos sueltos en la fortísima pendiente. Lo notó inmediatamente. El crac en su tobillo izquierdo. Y el dolor profundo, físico y también psíquico. - Jo, Txomin, qué bien te veo! Más guapo y fuertote que nunca. Y todo morenote. Begoña no tiene que ensayar nunca la sonrisa porque le fluye abiertamente. Tampoco es de las que mantiene quietas las manos. Abraza, besa, acaricia y señala con ellas aquellas partes del cuerpo de las que habla. Y todavía más en el caso de Txomin, cuya apariencia sana, robusta y cordial se presta a ser correspondida con una sonrisa complaciente, un beso, un abrazo y unas palmadas en su cara morena. - Es que hemos andado por las islas griegas. Edurne estaba empeñada en sol y aguas transparentes. - Que bien! Seguro que tú has aprovechado para nadar, o para remar, o para bucear, o para cualquier actividad física, porque te veo en plena forma. Txomin Iriarte es un bilbotarra de Portugalete, como él dice, no un portugalujo en Bilbao, afincado en la capital desde su infancia, cuando sus padres obreros progresaron hasta el punto de poder comprarse una casa en la ciudad vizcaína, en las épocas en que éste era el objetivo residencial de todo aquél que progresara en su entorno. Alto y de complexión vigorosa, cuenta con una abundante cabellera que empieza a platear. Representa sus 46 años bien cumplidos, pues sus rasgos recios y osamenta cuadrada no le disimulan la edad a pesar del aspecto deportivo. Esta figura atlética la tiene incluso cuando aparece encorbatado y dentro del traje de chaqueta inherente a su condición de Jefe de la Sucursal C187 del BBVA. Está complacido del encuentro y acaba de terminar una gestión con el notario que ratifica un fuerte activo para el banco y un mérito para la sucursal. Eso representa, en la forma de un crédito considerable a una solvente empresa local, un buen espaldarazo a su gestión. La vida parece sonreírle y él debe hacer que lo parezca. - Nadar, nada más. Pero nadar mucho. Todo un lujo hacerlo en aquellas aguas cálidas, transparentes y calmas. Horas y horas nadando en cada calita. Me dedicaba a hacer kilómetros de costa a brazadas, ida y vuelta, mientras Edurne tomaba el sol en la cala o la playa. - No conocía esa faceta deportista tuya. O sea, que pelota, monte y, ahora, además, natación. - Pues sí, y se lo debo agradecer a Edurne, que se empeñó en mar y playa, mar y playa, mar y playa. Así que sol y Mediterráneo, lo más lejos de aquí, para desenraizarse por tres semanas Txomin se explaya. Le han entrado ganas de hablar. Explica su descubrimiento de la natación como fuente de disfrutes deportivos exigentes. Y el nuevo concepto de nadar durante horas para descubrir la costa de una cala a otra, comparando este ejercicio con la montaña. Esfuerzo y descubrimiento, repite. - Lástima que eso no pueda hacerse aquí. Hace falta un mar cálido y casi sin mareas ni corrientes para practicarlo. Las tortillas ya están servidas y el café también. Txomin y Begoña deciden continuar la conversación en una mesita, sentados. Él piensa tomarse una buena media horita de descanso de despacho y oficina. Luego hará ver como si la gestión en el notario hubiera durado una hora. Y Begoña no tiene mayor prisa. Ha pedido permiso sin sueldo este mes de septiembre y dispone de todo el tiempo para sí, al no trabajar. - Pero, dime continúa Txomin- qué es de tu lesión? Ni siquiera te veo cojear. 15

16 Ahora es Begoña la que se extiende. También le han entrado ganas de hablar. Explica su bajo estado de moral mientras hubo de andar con muletas. Hasta que reaccionó por la brava. Morir matando es mejor de vivir cojeando. Decidió que un astrágalo roto más o menos y dosis mayores o menores de artrosis, o de necrosis, como parece ser el tema, no le habían de cambiar la vida. En consecuencia mandó las muletas a la porra, forzó cuanto pudo la opinión de los médicos, y se puso a andar como una persona normal, lo que en su caso significaba ya sabes, subir montes y hacer travesías a mi aire. - En agosto he hecho las primeras incursiones un poco más largas en los Pirineos. Y qué quieres, me va suficientemente bien. - Cuánto de bien?, amiga bruta. - Bueno, todavía me duele y cojeo un poco, pero el fin de semana pasado me fui de Sorosain a Elizondo, pasando por el Adi, ya sabes, al lado del Saioa, más de 7 horas de andar subiendo y bajando, y me sentí estupendamente. Luego se me resiente un poco, pero a quién no, a mi edad, después de una caminata de ese orden. Allí me recogió a la tarde Jazinto. Y de maravilla. Tomo mis pastillas contra la artrosis y los dolores y santas pascuas. - Eres una mujer agreste, no cabe duda. - Cómo agreste? Begoña no sabe si enfadarse, así que lo finge mientras ríe. - Agreste de piernas pero de mirada dulce y manos tibias se corrige Txomin. - Bueno, así, vale. El caso es que he decidido probarme con un poco de continuidad. Y, más que probarme, disfrutar cuanto antes de lo que ya puedo hacer. Me voy dos semanas a los Alpes franceses de aquí a quince días. A hacer itinerarios en coche. Ya sabes, subir y bajar larguísimos y altísimos puertos y aprovechar las alturas para hacer todos los días senderismo entre los dos mil y los tres mil o más metros. Todo de lo más sencillo, pero continuado, un día sí y al siguiente también. - Pero, no currelas? - He pedido permiso sin sueldo en septiembre. En octubre, a la vuelta de los Alpes, me reintegro a mis clases de Química y a pelear con los adolescentes. Esos si que son agrestes!. - Envidia me das! Si pudiera yo hacer lo mismo... Pero no deberías ir sola, Begoña. Por qué no te acompaña Jazinto? - Esa es la cuestión. Ha estado dudando si pedir él también un pequeño permiso. En la Universidad no empiezan las clases en serio casi hasta Octubre. Bastaría con perderse las presentaciones, tal vez un par de clases y algunas reuniones, le digo, pero no se decide. Ya sabes que él no anda mucho y que tiene demasiado peso. Yo creo que está un poco harto de esperarme con el coche en tal sitio, a que yo termine mi travesía o baje de mi ascensión y se imagina que eso es lo que tendría que hacer en bastantes ocasiones si me acompaña. Bueno, en realidad suelo ser yo la que le espero, porque tiendo a disponer de un plazo extra de tiempo por si las moscas, que luego nunca utilizo, porque casi siempre llego antes de lo programado. Con todo, si fuera menos días vendría, pero yo quiero dos semanas, como mínimo. - Jo, qué envidia. De verdad Begoña, me das envidia. Ya te acompañaría yo, ya lo creo que te acompañaría bien a gusto. - Pues, hala! ríe Begoña- nos vamos los dos a los Alpes, te imaginas? 16

17 Sí, sí se lo imagina. Jugar con la hipótesis del viaje en común, como si la coincidencia del gusto por los escenarios montañeros y el deporte fuera la única razón que les ha llevado a hacer la propuesta imposible, ha arrastrado en su inercia hasta la pregunta te imaginas?. Demasiado juego. Y han saltado los resortes ante las evidencias de otras razones no tan expresas, un poco perturbadoras para ambos. Han actuado entonces esas resortes en forma de miradas que se desvían al interior y a las esquinas, que se evitan para no encontrarse pensando lo mismo. Porque si, también Txomin se lo imagina. Bilbao. Es jueves, 2 de septiembre, por la mañana. En el centro de la ciudad donde se produce este deseado encuentro, no acaba de respirarse la vuelta de las vacaciones. Se han abierto las escuelas y los institutos, pero no han empezado las clases. La gente estira las vacaciones cuanto puede. Ha vuelto el tráfico a las calles pero no el salpicón inconmensurable de coches. Han abierto los comercios pero ni mucho menos todos. Hay movimiento en el cogollo de la ciudad en la media mañana, pero faltan algunos grados para poder calificarlo de bullicioso o de ardiente. Las portadas de prensa relatan las vicisitudes del secuestro del terrorismo checheno en la escuela de Osetia, en una ciudad de nombre Beslán que oiremos con seguridad durante varias semanas. Centenares de personas inocentes, padres, profesoras, niños y niñas presas y en peligro de muerte, y el siempre apasionante dilema entre la cesión al chantaje del terror o hacerse fuerte frente a él, dan para muchas portadas y páginas de opinión de los periódicos. Las elecciones a la presidencia del Athletic ocupan también las cabeceras y sirven de motivo de conversación masculina en los bares. La sangría de muertos continúa en Irak, un país ya desbocado en su descenso al infierno cotidiano del odio y la muerte. Es un jueves de primeros de septiembre en la ciudad que no quiere acabar de despertar del letargo veraniego. Las fuerzas políticas locales también se expresan en la prensa. Descalificaciones y difamaciones más que sugerencias y propuestas, prepotencias más que negociaciones, y el recurrente y obsceno juego de YaCederásTúAntesQueYoSiTeMaltrato, bajo la maldita sombra del terrorismo específico. En la capital que ayer fue negra y fabril y que hoy quiere ser luminosa y moderna, no abundan ni los niños ni la inocencia y el ejército de los viejos calla en retirada y vaga silencioso por las calles oscuras. La ciudad está tomada por la horda de los adultos marrulleros, entregados a la tensión política y social y al atasco político como modo de vida. Un mundo áspero que espera la salvación del consenso y la ternura, mientras que los que tienen que decidirla la esperan de la intransigencia y la dureza. Y mientras el pueblo espera ser redimido por méritos que no ha trabajado, no le queda otra opción que retrasar la vuelta de las vacaciones con objeto de postergar el reencuentro con sus dilemas. 17

18 - A qué no sabes con quién me he encontrado hoy? - Es Begoña la que habla, a la vez que pone la mesa en la cocina de su casa, mientras Jazinto prepara la pasta. - A qué no! contesta Jazinto. - Con Txomin. Hemos tomado un café juntos. - Hombre, Txomin. Mi querido y errado Txomin. La verdad es que no le he visto desde primavera. Que discutimos, claro. Tuvo la desfachatez de echarme en cara que liderara HBA 2. Que eso retrasaba la revolución independentista, me espetó. Como si fuera un dislate moral el enfrentarse a su proyecto, algo de lo que tendría que rendirle cuentas a él, erigido en juez supremo, al parecer. Me resultó insoportable el aire de superioridad moral que adoptó conmigo, después de tantísimos años de amistad. - Bueno, pero lleváis ya muchos años distanciados. - Con todo. Fuimos amigos y aún seguimos siéndolo muy profundamente, aunque distanciados, como dices. O eso creía yo. Jazinto Tapia, de Bilbao de toda la vida, trabaja en la Universidad, donde ejerce de profesor titular en Físicas. No habiendo sido seducido por el gusanillo de la investigación, la docencia le concede tiempo para dedicarse con cierta intensidad a sus compromisos sociales y políticos, una vez que la edad 46 años- y una cabeza demasiado afincada en criterios, no le dejan suficiente tiempo y espacio mental para militar en partidos políticos. Y tampoco quiere hacerlo, dice, según la práctica generalizada de poner verde al propio partido en el que se milita o renegar como Judas de esa militancia en cuanto tu opinión no coincide con la del colectivo o cuando tu facción no detenta el poder interno. Prefiere entonces trabajar en aquello a lo que más importancia concede en cada momento, integrándose o incluso generando plataformas sociales en las que trabajar y a las que proveer de material en forma de argumentos, escritos y criterios. Tiene vocación de forjador de opinión. - Pues le he contado que me voy a los Alpes continúa Begoña- y se ha quedado con una envidia que no veas. - Siempre le ha gustado la montaña, desde luego. - Sabes que ha hecho este verano? Nadar y nadar en las islas griegas, de playa en playa. - Eso si que es nuevo. Supongo que Edurne ha reivindicado sus preferencias, esta vez. - Sí, por fin. Pero, no deberías llamar a Txomin? se pregunta Begoña- Qué te parece que les invitemos a cenar a él y a Edurne?. - No sé. No me apetece, la verdad. Acabaríamos discutiendo. Y probablemente de malas maneras. - A mi sí me gustaría. Ea, haz un esfuerzo, Jazinto. Que sea por vuestra antigua amistad. Además, no preconizas la distensión? Pues mira, aquí tienes una manera personal de practicarla. 2 HBA: Hirutik Bien Alde. Por los Dos Tercios. Organización popular vasca de reciente creación. 18

19 - No me confundas, Begoña. Ya sabes que yo preconizo la distensión hasta cierto punto, a partir del cual predico la determinación para evitar el chantaje y salvaguardar la democracia. Ya sabes, hasta los dos tercios distensión. A partir de ahí, firmeza. - Y Txomin, dónde está? Acaso en el tercio irreductible a la distensión? - Así lo vi yo en primavera. - Te equivocas, Jazinto. Txomin es una persona razonable y cordial. Y fue tu gran amigo durante dos décadas. Y ha dicho que tengo piernas agrestes pero mirada dulce y manos tibias. Begoña calla a tiempo lo que le ha venido a la cabeza en apoyo de su deseo de un reencuentro a cuatro en el comedor de su casa. Piernas agrestes, mirada dulce y manos tibias... - Hoy me he encontrado con Begoña en Jardines de Albia. No la veía desde hace más de medio año. Txomin se lleva la cuchara a la boca mientras arrastra despacio las ideas que le rondan la cabeza, en la cocina de su casa. Al lado se sienta Edurne, su mujer. - Qué tal le va? La última vez que cenamos la Brigada la encontré quejosa. No acababa de asumir su cojera. Por cierto, no hemos vuelto a reunirnos desde Abril. La Brigada a la que se refiere Edurne Tejerina es el nombre con el que se autorreconoce el antiguo grupo de mujeres, militantes ligadas a la educación, a la izquierda y al feminismo décadas atrás, que aún resiste el ensanchamiento de las distancias ideológicas y humanas, al cabo de muchos años. Edurne también representa los 45 años que padece, como ella dice, desde que nació en Erandio. El pelo corto, hirsuto y canoso no oculta su cara ovalada y el gesto endurecido. Acostumbrada a mil batallas, ha dado en consagrar al Coraje como guía supremo de su ética particular. Para alcanzar el bien el camino es el coraje y lo que se hace con coraje es ya, por eso, el bien. Afirma con convicción que el valor es lo más auténtico del alma humana. Y es, por tanto, la primera en gritar, la primera en enfrentarse a la policía en las manifestaciones, la primera en contestar airadamente las impertinencias de los contertulios, la primera en boicotear los actos de los opositores políticos, la primera en reivindicar sus objetivos políticos y las conquistas sociales más variadas. Y la primera en pisar comisaría, aunque hasta ahora se ha librado de la cárcel, que no de los juicios. El ceño fruncido y los labios prietos llevan años apareciendo en su cara con más facilidad que la sonrisa. Ha desarrollado una capacidad de enfrentamiento que resulta temible. Y ese efecto que produce en sus colegas y en los que le rodean le da alas para continuar su cruzada a favor de lo que los enemigos toman por imposiciones e insolencias y los amigos por reivindicaciones y derechos. Tiene, sin embargo, una imperiosa necesidad de calma, que considera el más deseado premio, aquel que ha de merecer a base de bravura. - Pues no veas cómo está ahora. Casi ni se le nota la cojera. Le ha vuelto la vivacidad a los ojos y no hace más que reír, como antes Txomin. 19

20 - Demasiado reía, antes, si. Para ocultar su debilidad. Para evitar los problemas, me parece a mí. - Edurne, no te pases. Si reía es porque tenía alegría y si ríe es porque la ha recuperado. Edurne no quiere discutir con su marido. Es una de las pocas personas con quien no discute. Al revés de lo que sucede en buena parte de los matrimonios y al revés de lo que practica con la mayoría de las personas en cuanto hay grupo o público, Edurne hace lo contrario, no discute con Txomin. No es el típico cónyugefrontón de todas las confrontaciones en las parejas con problemas. Lo impide el ascendiente intelectual que ejerce sobre ella. Tal vez sea su debilidad oculta, pero le vence o se deja vencer por la serenidad argumental de su marido. En las distancias cortas, en las relaciones íntimas, la fuerza que tiene ante los demás cuando despliega toda su irritación y su furia, no sabemos si se diluye como el azúcar en agua o se consume como la leña al fuego. - Por cierto, fíjate si se ha recuperado. Está planeando irse ella sola, en coche, a los Alpes, a hacer senderismo y monte. Dos semanas en la segunda mitad de este mes, como formando parte de su programa de recuperación. - Sola? Edurne ha mantenido siempre un punto de admiración por Begoña, no por sus conquistas montañeras, sino por practicarlas en soledad. Sola en la montaña, a merced de los elementos, de los peligros al acecho en los riscos y los neveros y del avispero de la mente sucia de los machos, que son los pobladores mayoritarios de esos parajes. Una mujer guapa y resultona, además. Atractiva, esa es la palabra. No exuberante de formas, pero no carente de ellas. Y rebosante de expresividad, de agilidad y de una mezcla estupenda de ligereza y potencia, reconoce. Una mujer atractiva en la profunda soledad de los picos y los precipicios. Como un hombre, piensa. Como si un hálito viril y aventurero forjara un espíritu por otra parte lleno de dulzura. - Si, ya le he dicho yo también que debería ir acompañada. Dice que a Jazinto le resultan demasiado largas dos semanas y que, por tanto, se va sola. - Bueno, pero habrá cientos de ofertas de senderismo organizado de todos los niveles de dificultad en los Alpes. Por qué no se apunta a uno o varios de esos largos trekings organizados? - Eso pregúntaselo a ella. Yo no lo he hecho porque ya se la respuesta. A Begoña le gusta la montaña en soledad. Punto. Pero me ha dicho una cosa que me ha sugerido. No quiere hacer gestas montañeras, sino probar su tobillo en continuidad, todos los días, compaginando esa actividad con largos itinerarios en coche por los cols franceses. Disfrutar diariamente sin matarse a sobreesfuerzos. Lo que me gustaría a mí hacer lo mismo! Ver mucho y acompañarlo con ejercicio, sin que ni una cosa ni la otra se conviertan en el objetivo exclusivo o prioritario del viaje, sino precisamente su conjunción. Excursiones sencillas y llevaderas complementadas con otra clase de visitas. Txomin no dice toda la verdad. Por lo que a él respecta, una vez en las alturas, se vería mejor a sí mismo alargando las excursiones y haciendo más el cabra de lo que Begoña haya programado para sí y su tobillo. Pero su intención es destacar la fórmula ante Edurne, a quien piensa le cuadra mejor. Lo que no sabe Txomin es lo poco necesario que es mentir para conseguir el apoyo de su mujer. - Pues hazlo! A ti te quedan 10 días de vacaciones, no es eso? Pues tómatelas ahora. Por mi parte no empiezo a trabajar en serio hasta octubre, así que tampoco creo que tendría mayores dificultades para conseguir dos semanas libres ahora. Por qué no podemos cambiar de idea y en vez de hacer el viaje en navidades disfrutarlo ahora que hay un poco más de luz y de calor? Porqué no podemos nosotros dos, si tanto te apetece, hacer una cosa parecida a lo de Begoña? 20