Reforma de la PAC y Agenda 2000, nuevos tiempos, nueva agricultura

Transcripción

1 Reforma de la PAC y Agenda 2000, nuevos tiempos, nueva agricultura Pedro Barato Triguero * ' Presidente de ASAJA.

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3 SALUDOS Y AGRADECIMIENTOS Se equivocan quienes crean que con el acuerdo alcanzado por los Jefes de Estado y Presidentes de Gobierno, en la madrugada del pasado 26 de marzo en Berlín, se han acabado los debates sobre la Agenda En el capítulo agrario, las discusiones no han terminado, sino que toman un nuevo rumbo. En primer lugar, parece que algunos de los que estuvieron presentes en el "Consejo Maratón" que se prolongo entre finales de febrero y los primeros días de marzo, terminaron tan agotados que no recordaban los términos en los que se había alcanzado el acuerdo político sobre la reforma de la PAC. Así pues, esperemos que las propuestas de reglamentos que la Comisión ha remitido al Comité Especial de Agricultura para su estudio aporten más luces que sombras al debate. En el contexto de un acuerdo negativo para los intereses de los agricultores y ganaderos europeos -no olvidemos que se producen rebajas de precios en vacuno de carne y en cultivos herbáceos, que no son compensados en su integridad-, el acuerdo político recoge una serie de mejoras para la agricultura y ganadería españolas, en cuanto a rendimientos históricos de cereales, al aumento de terneros con derecho a la prima especial y al incremento de la cuota láctea que es necesario reconocer como positivos. Ahora la pelota vuelve.a estar en campo español. El Ministerio de Agricultura debe centrar ahora sus trabajos en buscar la forma más equilibrada para la redacción de un nuevo Plan de Regionalización Productiva de los cereales, buscar el mejor destino para las dotaciones nacionales previstas en la OCM de vacuno de carne, y encontrar la mejor formula para el reparto de la nueva cuota de producción láctea. Y además, y de vital importancia para cientos de miles de hectáreas sin otra alternativa, se debe encontrar la solución para el sector más perjudicado de la Reforma; el girasol. Y todo ello 109

4 en un contexto de elecciones municipales, autonómicas y europeas. Esperemos que no se politice el debate y se sigan criterios estrictamente profesionales. La tendencia de la Agenda 2000 no es otra que reducir el gasto en la agricultura. De hecho, este y no otro ha sido el gran caballo de batalla de los últimos meses, y que, en gran medida ha provocado que la Comisión Europea y, en última instancia los Jefes de Estado y Presidentes de Gobierno, bajaran el listón de sus ambiciones plasmadas en la Comunicación de julio de 1997, "Por una Europa más fuerte y más amplia". Los debates finales se han centrado más en como hacer cuadrar los números habida cuenta de las exigencias de Alemania y otros países contribuyentes netos que pretenden seguir siendo los dueños del rumbo de Europa, pero pagando unos cuantos millones de euros menos a las arcas comunitarias. Es cierto que la agricultura acapara casi la mitad del presupuesto de la Unión Europea. Por eso es fácil caer en la tentación de buscar ahí los recortes que se buscan para poder hacer frente, sin aumentar las aportaciones, a nuevas políticas y acciones. A veces se ataca a la profesión agraria preguntándose como este colectivo, que representa apenas el 6% de la población activa de la Unión y algo menos del 3% de PIB europeo puede acaparar la mitad del presupuesto comunitario. En primer lugar, creo que es necesario cuando menos matizar todas estas afirmaciones para evitar crear así una imagen negativa de una profesión digna. Este 6% de la población activa es el motor de una industria y de unos servicios ligados que no tendrían cabida sin la agricultura. No sólo de mano de obra directamente vinculada a la explotación agraria, sino también en lo referente a repuestos, maquinaria agrícola, abonos y fitosanitarios, embalajes, transporte, servicios financieros, y un largo etcétera. Pero es que, además, el agricultor y ganadero presta una serie de servicios intangibles para la sociedad. Por supuesto, no olvidemos su tarea de proveedor de alimentos de calidad, a precios razonables y adaptados a los gustos del consumidor en cuanto a salubridad y métodos de producción respetuosos con el medioambiente. Son los agricultores y ganaderos, y todo ese mundo que a su alrededor vive, quienes mantienen en perfecta armonía e] mundo rural, que significa nada más y nada menos que el 80% del territorio de la Unión Europea. Esto es tanto más verdad en el sur de Europa, en muchas 110

5 zonas de España, en donde el riesgo de abandono y desertificación es real y en donde no existe alternativa válida para la actividad agraria, a pesar del avance de las telecomunicaciones. Y cuanto significa todo esto. Dicen que la mitad del presupuesto, unos cuarenta mil millones de Euros. A primera vista puede parecer una cifra escandalosa, pero si desmenuzamos, al estilo norteamericano, esta cifra, los resultados son bien distintos, me atrevería a decir que la cifra es bastante modesta. Dividiendo esta cifra entre los habitantes de la Unión Europea, el resultado es poca más de 100 Euros por habitante, lo que viene a darnos algo menos de 50 pesetas diarias. El presupuesto agrícola significa la mitad del total. Claro, de un total que viene a ser el 1,25% del Producto Interior Bruto de la vieja Europa. O sea, que la agricultura se lleva casi el 0,6% del PIB. No parece tanto si tenemos en cuanta que en los Presupuestos Nacionales de los distintos Estados miembros de la UE, cada país destina porcentajes muy superiores a este a políticas de apoyo de todo tipo. Así pues, es necesario relativizar este "enorme gasto". Sin embargo, y a pesar de todo, existe desde algunos sectores de la población una sensación de que los agricultores y ganaderos son los grandes beneficiarios de la Unión Europea, poco más que unos parásitos de las ayudas comunitarias. Y creo que es aun más necesario corregir este, a veces malintencionado, sentimiento. Ya he relatado con anterioridad las múltiples funciones que el profesional agrario, y solo el, realiza y quiere seguir realizando en el medio rural y al conjunto de la sociedad. Este tipo de actividades deben ser suficientemente remuneradas, para evitar un continuo proceso de abandono y éxodo del campo que, por otra parte, sólo genera mayores niveles de paro y de congestión en las grandes ciudades, Las llamadas ayudas directas no son otra cosa que una compensación por una bajada en los precios institucionales, en los precios pagados al productor de productos agrarios. Más aún, tras la reforma dé la Agenda 2000 estas compensaciones no cubren el descenso previsto de precios. Estas compensaciones no hacen otra cosa que intentar equilibrar, al menos en parte, las diferencias de costes de producción entre nuestra agricultura y la de otras potencias, en donde las condiciones socio-laborales, el respeto de las prácticas medioambientales o el precio de los medios de producción son infinitamente más bajos a los nuestros. 111

6 La competitividad de nuestras explotaciones debe seguir siendo el objetivo principal, no sólo de los profesionales agropecuarios, sino también de nuestros administradores, de los responsables políticos. Esto es tanto más necesario si tenemos en cuenta que en breve nos encontraremos con una negociación, si cabe más difícil, en la Ronda del Milenio de la Organización Mundial del Comercio. Las potencias agrarias, encabezadas por los Estados Unidos, que no ha dudado en aplicar ayudas directas a sus agricultores el año pasado y este año parece que van por el mismo camino, están decididas a desmantelar los principios de la PAC que no son otros que los propios fundamentos de la Unión Europea. Precisamente son estos principios de la construcción europea, cuyo principal protagonista ha sido la agricultura, los que la Comisión Europea debe defender con firmeza en la próxima Ronda de negociaciones. Así pues, es nuestra obligación trabajar en dos frentes. Desde el punto de vista reivindicativo, haciendo ver a las autoridades publicas de la necesidad de mantener una Política Agraria Común, que garantice la permanencia del sector agrario, pilar del desarrollo en más del 80 Io del territorio europeo. Y por otro lado, dotar a nuestras explotaciones de las mejores estructuras para poder estar presentes y en condiciones de competir con rivales, no sólo de Europa, sino de cualquier parte del Mundo. Necesitamos unas explotaciones modernas, tanto en dimensión como en inversiones en nuevas tecnologías y racionalización de costes, que nos permitan poder mirar al siglo XXI con ilusión y confianza. Muchas gracias. 112