Mujeres Supervivientes que actuamos como Agentes de Cambio Social

Transcripción

1 Mujeres Supervivientes que actuamos como Agentes de Cambio Social Las mujeres que hemos sido maltratadas no somos el problema somos parte de la solución. Desde la experiencia personal de Ana Bella como mujer superviviente de violencia de género y emprendedora social, desde la experiencia de la Fundación Ana Bella galardonada en 2012 con el Premio del Observatorio de Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial entre otros, y desde la experiencia de la Red de Mujeres Supervivientes impulsada por Fundación Ana Bella en España, solicitamos al Parlamento Andaluz: Que en las legislaciones vigentes de protección a las víctimas y en las medidas reguladoras se contemple también el término superviviente como forma de empoderamiento de las mujeres que hemos sido maltratadas. Usando un término positivo la sociedad dejará de vernos como un problema, evitaremos la doble victimización que conlleva la exclusión social de las mujeres que hemos sido maltratadas y las mujeres supervivientes seremos reconocidas como un valor positivo para la construcción de una sociedad en igualdad. Que los planes de inserción laboral de mujeres que hemos sido maltratadas dejen de fundamentarse en nuestra condición de víctimas y se basen en nuestra condición de supervivientes como un valor social y económico para la empresa, favoreciéndose las ofertas laborales en trabajos valorados socialmente. Que se tengan en cuenta siempre los Testimonios Positivos de Mujeres Supervivientes para potenciar la efectividad de las medidas de prevención y protección integral contra la violencia de género. Ofrecemos nuestra experiencia para crear o modificar un protocolo de acompañamiento a víctimas que incluya el apoyo de mujeres supervivientes formadas. 1

2 INTERVENCIÓN DE ANA BELLA ESTÉVEZ JIMÉNEZ DE LOS GALANES el 13 de Mayo de 2014 Kofi Annan dijo en la ONU que la violencia de género es el Holocausto del SXXI, sucede en todas partes del mundo sin importar la raza, el nivel económico, social o cultural, sin importar el color de la piel o el país en el que vivamos, 1 de cada 3 mujeres en el mundo somos maltratadas por el mero hecho de ser mujer. En España somos 1 de cada 10, según datos de la Macroencuesta del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de 2011, lo que significa mujeres que hemos sufrido violencia a lo largo de nuestra vida. No somos números. Somos mujeres. Somos una de cada 10 mujeres. Puede ser la mujer que está sentada a tu lado ahora mismo, puede ser tu vecina, tu maestra, tu jefa, tu hija, pudo haber sido tu madre, puedes ser tú y fui yo durante 11 años. Hasta que una noche, mi marido quería obligarme a firmar un documento en el que yo me comprometía a continuar con nuestro matrimonio aunque él me pegase. Ya había firmado otros compromisos como que tenía que estar a menos de tres metros de él en todo momento, atender todas sus sugerencias sin protestar para que no tuviera que usar el látigo, no podía leer libros, no podía llorar, tenía que entregarle los recibos de cada compra que hiciera Pero esa noche le sugerí, que si no era feliz conmigo, en vez de pegarme quizás sería mejor que nos separásemos. A lo que él contestó: -No chiquita no tú nunca te separarás de mí. lo nuestro es amor o muerte. Aún hoy cuando recuerdo estas palabras me sigue temblando todo el cuerpo por dentro. Como yo no quería firmar ese documento, él se puso cada vez más violento y tanto temí por mi vida que me puse de rodillas y empecé a rezar el padre nuestro y él me gritaba: - Reza, reza que te va a hacer falta porque esta discusión la va a ganar quien de los dos quede vivo. Pero yo no quería firmar, no quería dar mi consentimiento para que siguiera pegándome. Y entonces él me acorraló en la cama, se echó encima de mí y con todo el peso de su cuerpo me inmovilizó y me puso las manos en la garganta para que yo no pudiera hablar, ni respirar. -Si quieres seguir con nuestra relación aunque te duela apriétame los brazos -él sabía que yo no podía hablar me estaba asfixiando Empecé a verlo todo borroso de repente se hizo el silencio y mi mente pensaba lenta - Aprieta!!! -me gritaba y yo cada vez le escuchaba más lejos No tenía ya fuerzas ni para apretar sus brazos 2

3 Entonces oí el llanto de mi hijo de 9 meses y mi instinto materno me hizo reaccionar. El único instinto que él no había logrado arrebatarme todavía. Apreté sus brazos, hice todo lo que él quiso y volví al mismo infierno silencioso de siempre Pero esa noche vi un cartel del Instituto Andaluz de la Mujer, ROMPAMOS EL SILENCIO y de madrugada, a escondidas, llamé al teléfono , cogí a mis cuatro hijos, los metí en el coche y me escapé de mi casa. Denuncié y fuimos a una casa de emergencia y luego a una casa de acogida, un piso tutelado y cuando salí me vi en la calle sin casa, sin dinero, sin estudios porque él no me había dejado ir a la universidad aunque había sacado sobresaliente matrícula de honor en COU, sin empleo, sin poder demostrar mi experiencia laboral aunque llevaba trabajando desde los 18 años para él y lo peor asustada porque mi ex marido me perseguía a pesar de la orden de alejamiento. Además la custodia de mis hijos estaba pendiente de un juicio y yo sin casa con el miedo de perderles... una compañera de la casa de acogida perdió la custodia de sus hijos por no tener vivienda Lo que sí tenía era un certificado de que yo era víctima de violencia de género. Con ese papel podría cobrar una ayuda mensual que en aquella época era de 320 y tenía derecho a un 5% de las viviendas de protección oficial que se construyeran en Sevilla, pero claro cuando fui al banco con ese papel de víctima no me daban ni un 5% de la hipoteca Desesperada miré el papel víctima de violencia..y me acordé de todo lo que había sufrido en la vida de las noches sin dormir, de los días sin comer, de los días atada, de los cardenales, de los correazos, del miedo con 29 años lo único que había conseguido en la vida era ser una víctima de violencia de género. Y en ese momento me di cuenta también de que aunque la sociedad me dijera que yo era una víctima yo ya no era una víctima si había sido capaz de sobrevivir a ese martirio y seguía viva y cuerda yo no era una víctima, yo era una mujer muy fuerte que he aguantado lo que pocas mujeres, lo que pocas personas, son capaces de aguantar y que no iba a ser una víctima nunca más aunque lo dijera ese papel oficial. Así que rompí ese certificado que decía que yo era una víctima de violencia de género, rompí mi pasaporte a los 320, jamás solicité la RAI porque yo valía más de 320 al mes, porque yo era una mujer muy fuerte, que había amado hasta el extremo, una mujer perseverante, que no había renunciado a mi compromiso a pesar de las palizas, una mujer tolerante, con gran capacidad de amar, una mujer que sabe reponerse a las frustraciones con rapidez y salir adelante, una mujer íntegra, valiente no una víctima yo era una mujer SUPERVIVIENTE Y como superviviente iba a luchar para conseguir una casa, un empleo y tener un futuro digno y feliz para mí y para mis cuatro hijos e hijas. Cuando estamos siendo maltratadas somos víctimas y necesitamos ayuda de nuestro entorno y de las administraciones para salir de la situación de dependencia emocional y material en la que vivimos. Cuando Rompemos el Silencio no somos víctimas nunca más, somos mujeres supervivientes capaces de liderar nuestras vidas. 3

4 Quiero agradecer inmensamente los esfuerzos de las Administraciones Públicas por implantar medidas que están liberando a muchas mujeres de la prisión de los malos tratos. Yo estoy viva, hoy, aquí, gracias a ellas, gracias a gente como vosotros y vosotras y os brindo un aplauso desde lo más profundo de mi corazón, del de mis hijos e hijas y del de todas las mujeres supervivientes que lo son gracias a ellas. ROMPER EL SILENCIO A TRAVÉS DE TESTIMONIOS POSITIVOS Pero no todas las mujeres maltratadas acceden a estas medidas. Hay más de un 70% de mujeres maltratadas que no se atreven a romper el silencio por lo que son invisibles para la administración, para su familia y para su entorno. En España esto significa mujeres. Pensando en ellas y en su sufrimiento silencioso, desde el año 2002 empecé a ofrecer mi Testimonio de mujer Superviviente en los medios y en el año 2006 creé la Fundación Ana Bella, para visibilizar y ayudar a las mujeres maltratadas que no denuncian y acercarlas hasta los recursos. Somos una red natural de mujeres supervivientes por toda España que usamos nuestra Sorodidad, nuestra Empatía y nuestro Testimonio Positivo de superación para acompañar a mujeres maltratadas en su proceso de Empoderamiento personal hacia una vida feliz en igualdad. Para animar a las mujeres maltratadas a que denuncien, estaba ya harta de ver en pósters y en televisión a mujeres con ojos morados, con la voz distorsionada, la cara oculta, a mujeres llorando, temblando de miedo, a mujeres asesinadas. Si estás siendo maltratada y ves eso, piensas. no voy a denunciar para acabar así (muerta o muerta de miedo), y un empresario/a no va a contratar a mujeres que han sido maltratadas, porque no quiere a una mujer temblorosa y asustada en su empresa Así que conté mi historia de superación en el Anuario de la Junta de Andalucía 2003 en un artículo llamado Rompamos el Silencio y comencé a salir en los medios a cara descubierta para demostrar a las mujeres maltratadas, invisibles porque no han roto el silencio, que si denuncian hay una alternativa a la muerte que es la vida una vida feliz. Y comenzaron a llamarme mujeres para que las ayudara y comenzaron a unirse otras mujeres ofreciendo su testimonio. Y cuando nos ven a nosotras, mujeres supervivientes, que hemos superado la violencia en positivo, que tenemos un trabajo digno y sonreímos a la vida, otras mujeres maltratadas piensan yo quiero ser como Ana Bella, Carmen, Graci, Rosalía, Mónica, Vanessa o Clara, yo quiero tener la oportunidad de una vida feliz. Si ellas han podido salir adelante yo también puedo. La Fundación Ana Bella participó en la creación del código de regulación de malos tratos en Canal Sur y lo que logramos fue que tras las noticias de asesinato de una mujer a manos de su pareja o ex pareja, salieran nuestros testimonios en positivo, mujeres supervivientes animando a las mujeres maltratadas a que denuncien, ofreciendo una alternativa a la muerte que es la vida, una vida feliz. 4

5 COMPLEMENTAMOS Y POTENCIAMOS LOS RECURSOS DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS Gracias a nuestros Testimonios Positivos en los medios ayudamos a una media de mujeres al año. Y lo hacemos a través de nuestro PROGRAMA AMIGA. Somos una amiga para aquellas mujeres que se han quedado sin red social de apoyo por causa del maltrato. Actuamos con inmediatez, flexibilidad y total disponibilidad, complementando y a su vez potenciando los recursos ofrecidos por las Administraciones Públicas, logrando que más mujeres maltratadas rompan el silencio. Trabajando conjuntamente con las fuerzas de seguridad del Estado, con Ayuntamientos y recursos sociales, las mujeres supervivientes de la Fundación Ana Bella estamos actuando como un ingrediente fundamental a la hora de prestar apoyo a las mujeres maltratadas, las acompañamos con Empatía durante todo el proceso de divorcio, denuncia y empoderamiento, para que superen la violencia en positivo. Contar siempre con los Testimonios Positivos de Mujeres Supervivientes potencia la efectividad de las medidas de prevención y protección integral contra la violencia de género. Desde este altavoz que me brindáis hoy, ofrecemos nuestra experiencia para crear o modificar un protocolo de acompañamiento a víctimas que incluya el apoyo de mujeres supervivientes formadas. Y en cuanto a la prevención, las mujeres supervivientes de la Fundación Ana Bella estamos actuando en dos vertientes: Rompiendo la cadena generacional de violencia: La violencia se transmite de padres a hijos/as, el 70% de los hijos/as la repiten en su edad adulta según la ONU. Así que nosotras, las madres de la Fundación Ana Bella, que hemos sufrido la cara más amarga de la desigualdad que es la violencia, nos estamos formando en igualdad para educar a nuestros/as hijos/as de forma que cuando crezcan mantengan relaciones igualitarias, nosotras ya no somos el problema, somos parte de la solución, nos estamos convirtiendo en agentes de cambio social dentro de nuestros hogares, cortando la cadena generacional de violencia. Actuando como agentes de cambio itergeneracional: Mujeres supervivientes de la Fundación Ana Bella vamos a institutos y colegios para prevenir la violencia de género en adolescentes a través de la IDENTIFICACIÓN DE LAS SEÑALES DE ALARMA frente a una posible relación abusiva. Esas señales que nosotras no vimos en su día, que están camufladas por el amor romántico y que las explicamos en primera persona generando una implicación en los y las jóvenes que va más allá de la teoría, impactando a más de alumnos/as por año. 5

6 SUPERVIVIENTES COMO AGENTES DE CAMBIO Estamos logrando que mujeres maltratadas se transformen en supervivientes capaces de actuar como agentes de cambio social. Queremos demostrar a la sociedad que las mujeres que hemos sido maltratados no somos víctimas de por vida; nosotras no somos el problema, somos parte de la solución. Somos mujeres muy fuertes, mujeres comprometidas, acostumbradas a trabajar bajo presión, mujeres que sabemos reinventarnos cada día para salir adelante y conseguir el éxito, mujeres que nos reponemos rápidamente a la frustración, que tenemos una gran tolerancia al fracaso, que somos perseverantes y seguimos intentándolo a pesar de las dificultades. Estas cualidades, si las enfocamos en el mundo laboral, hacen de nosotras trabajadoras muy eficaces y comprometidas con el desarrollo económico y social de las empresas. Si las enfocamos en nuestra transformación personal, nos convertimos en mujeres supervivientes líderes de nuestro futuro. Si las enfocamos en mejorar nuestra comunidad somos agentes de cambio social. Solicitamos al Parlamento Andaluz que en las legislaciones vigentes de protección a las víctimas y en las medidas reguladoras se contemple también el término superviviente como forma de empoderamiento de las mujeres que hemos sido maltratadas. Usando un término positivo la sociedad dejará de vernos como un problema, evitaremos la doble victimización que conlleva la exclusión social de las mujeres que hemos sido maltratadas y las mujeres supervivientes seremos reconocidas como un valor positivo para la construcción de una sociedad en igualdad. EVITAR LA DOBLE VICTIMIZACIÓN A TRAVÉS DE UNA INSERCIÓN LABORAL EN POSITIVO Es imprescindible ayudar a las mujeres a que rompamos el silencio pero más importante aún es lograr que salgamos de la violencia en positivo, evitando la doble victimización que nos lleva a la exclusión social. Y para ello una vía eficaz es la inserción laboral, pero no en trabajos invisibles, sino en trabajos valorados socialmente. Y con esta visión creamos LA ESCUELA ANA BELLA PARA EL EMPODERAMIENTO DE LA MUJER. Gracias al programa de Embajadoras Danone más de 200 mujeres supervivientes han demostrado ser un valor social y económico para la empresa y para la sociedad, bajando la rotación, bajando el absentismo e incrementando ventas. Estamos provocando un cambio de paradigma: La Empresa contrata a las mujeres no para hacer una discriminación positiva en su condición de víctimas y en trabajos invisibles como limpiadoras y reponedoras, sino que las contratan por ser mujeres supervivientes y un activo para su empresa, en un puesto de cara al público como embajadora de marca. 6

7 Nuestra forma de entender la inserción laboral de mujeres que han sido maltratadas ha sido reconocida como uno de los principales modelos de creación de valor social y económico en la empresa por el ChangeMaker Co Creation Competition Mundial de Ashoka 2014 y por el proyecto mundial New Solution For Employment 2014 (Nuevas soluciones para el empleo). Cuando estuve en la casa de acogida me ofrecieron hacer un curso de limpiadora o de camarera de piso. Yo hablo inglés y quería hacer un curso de secretaria de dirección bilingüe, pero no pude acogerme a ninguna ayuda para realizarlo. Todos los programas subvencionados de inserción laboral de mujeres que habíamos sido maltratadas se basaban en trabajos invisibles, poco remunerados y con escasa valoración social. Parecía que las mujeres que habíamos sido maltratadas sólo sabíamos o podíamos limpiar. Es un trabajo digno, pero según cómo se integre en la vida de la mujer, puede ser un trabajo que no la empodere y no la haga trascender de su condición de víctima. Porque cuando siempre escuchamos de nuestros maltratadores - Tú no puedes, tú no vales, tú no sirves, si tú me dejas te vas a ver fregando escaleras. Tras pasar por la denuncia, la casa de acogida y todo lo demás, ahí estás tú fregando escaleras. Nadie te aplaude por dejar el suelo limpio. Y la mayoría de personas con las que te cruzas, sólo te dicen perdona que te voy a pisar. Y cuando te han pisado literalmente, deja de ser una frase hecha y se convierte en un doble victimismo que está llevando a las mujeres que hemos sido maltratadas a la exclusión social. Lo que hacemos en nuestra Escuela Ana Bella para el Empoderamiento de la Mujer es formar a la mujer superviviente de violencia de género para que libere su potencial y lo ponga al servicio de su propio empoderamiento personal como líder de su futuro y lo enfoquen en su inserción laboral como un valor para la empresa. Logramos que mujeres maltratadas eviten la exclusión social, se transformen en supervivientes y comiencen a actuar como agentes de cambio social en sus comunidades. Como Gloria, que con 62 años consiguió el primer contrato de su vida como Embajadora Danone. Cuando desde las administraciones la veían como una agente pasiva y querían gestionarle una paga no contributiva, nosotras la vimos como una agente activa, creímos en ella y en su potencial, la formamos para el empleo poniendo en valor su experiencia vital de superadora como un activo para la empresa. Nosotras creímos ella, Danone creyó en ella, los clientes y las clientas cada día creen en ella, y Gloria empezó a creer en ella misma además de transformarse en superviviente y en ejemplo para otras mujeres, está cambiando su comunidad al frente de la asociación Voluntarios en Acción que se dedican a sacar a pasear a personas mayores que viven solas en su casa. 7

8 En la Fundación Ana Bella estamos logrando que mujeres víctimas se transformen en supervivientes que actúan como agentes de cambio social. Existen muchas ongs, asociaciones y organizaciones privadas y públicas que llevan años trabajando en la lucha contra la violencia de género y desde aquí queremos agradecer su esfuerzo. Lo que nos hace diferente a la Fundación Ana Bella es la personalidad de quienes la formamos. Somos mujeres supervivientes que usamos nuestra Empatía y nuestro Testimonio Positivo para lograr que las mujeres maltratadas Rompan el Silencio. Con nuestro ejemplo de superación conseguimos que ellas mismas se empoderen, sean ellas las que se transformen en supervivientes y liberen su potencial como agentes de cambio social. En el año 2011 me seleccionaron como Emprendedora Social de Ashoka en España por iniciar el movimiento de mujeres supervivientes. A través de nuestra Red de Mujeres Supervivientes canalizamos la empatía y la sororidad de las mujeres supervivientes para ayudar a las mujeres maltratadas en su proceso de empoderamiento personal hacia una vida feliz en igualdad. Nos estamos convirtiendo en agentes multiplicadores de cambio, rompiendo así con la cadena generacional de violencia y con el enfoque tradicional de la victimización. En 2011 me eligieron una de las Top 100 Mujeres Líderes del Año en España y aparecí en El País como una de las 10 Líderes protagonistas del año. Por primera vez las mujeres que hemos sido maltratadas somos noticia, no porque nos han asesinado, sino porque estamos cambiando el mundo. Vosotros y vosotras también podéis ser ese cambio que queréis ver en el mundo y contribuir a la construcción de una sociedad libre de violencia hacia las mujeres. Gracias. Ana Bella Estévez Jiménez de los Galanes Mujer Superviviente de violencia de género 8