La mujer: esposa y madre

Transcripción

1 La mujer: esposa y madre La mujer no es dueña de su cuerpo? Una ley que castiga el aborto es odiosa para la mujer y desconoce sus derechos. La dignidad de la mujer es más respetada cuando se le reconoce el derecho de abortar? Cuando el desamparo de la mujer es extremo, el aborto no puede ser considerado como un mal menor? Una vez que la mujer ha optado por el aborto, hay que respetar la decisión que ha tomado? Entonces la democracia sólo es posible mediante un mínimo de moralidad política? La liberalización del aborto concierne a ciertas categorías de mujeres? Qué hacer cuando la vida de la madre y/o la del niño están en peligro? El derecho de abortar, el derecho para las mujeres de disponer libremente de su cuerpo no es acaso una reivindicación esencial del feminismo? La liberalización del aborto debe ser considerada como una etapa importante en la larga marcha de las mujeres hacia su liberación? El aborto no proporciona, a pesar de todo, cierto alivio al desamparo de las mujeres? Promover a la mujer en la sociedad incluye, pues, prevenir el aborto? La mujer no es dueña de su cuerpo? Salvo en las regiones en donde subsiste la esclavitud, ningún ser humano puede convertirse en propiedad de otro, objeto del derecho de otro. Ahora bien, el niño no nacido no es un órgano de su madre; es un ser único, distinto, con su individualidad genética propia. Este ser único seguirá una evolución original, sin solución de continuidad. La mujer no puede disponer de la existencia de este ser de la manera en que lo hacía con sus hijos el pater familias romano en un momento dado. Page 1

2 De esto se desprende una cuestión previa por aclarar: hay que saber a qué sociedad se desea llegar, qué sociedad se quiere promover. Se desea una sociedad que acoja a todo ser humano, desde que su presencia es percibida?, o bien una sociedad que restaure el privilegio de los amos e incluso su prerrogativa de disponer de la vida de los demás? Este último tipo de sociedad reposaría sobre bases muy diferentes a las que inspiran a las sociedades democráticas; se admitiría en ellas que no todos los seres humanos son de igual modo respetables. Una vez que la mujer ha optado por el aborto, hay que respetar la decisión que ha tomado? Si tengo ante mí a alguien que viene a decirme que quiere suicidarse, puedo adoptar dos actitudes. La primera consistirá en ayudarlo a ejecutar su decisión. La segunda consistirá en intentar comprender los problemas que llevan a este hombre al suicidio y ayudarlo a resolverlos, es decir, disuadirlo del suicidio. Lo mismo ocurre ante el deseo de abortar. Estaremos de acuerdo en reconocer que el suicidio y el aborto -así como la eutanasia- tienen esto en común: que son siempre un fracaso. Ahora bien, nos esforzamos por evitar el fracaso. El derecho de abortar, el derecho para las mujeres de disponer libremente de su cuerpo no es acaso una reivindicación esencial del feminismo? El colmo del «machismo» es que los hombres se apoderen de la inteligencia y de la voluntad de las mujeres llevándolas a convertirse en objeto de consumo sexual. a) Este mismo «machismo», interiorizado por las mujeres, las inclina por otro lado a desear su «hormonización», su mutilación, incluso su «desmaternización» es decir, la neutralización de su inclinación materna. De hecho, en ciertos medios ocurre lo mismo con la esterilización, como en varios países de Africa o del Medio Oriente, con la amputación: las mujeres que son esterilizadas acaban por señalar con el dedo a las que no lo están! b) Bajo la presión del movimiento neo-malthusiano, las mujeres del siglo XX han Page 2

3 renunciado a la «ventaja comparativa» que tenían desde el umbral de los tiempos en relación con los hombres. En efecto, desde que el mundo es mundo, las mujeres guardaban el secreto de la fecundidad. En el curso del presente siglo, han consentido en renunciar a este privilegio y en alienarse. Comparten con los hombres la conducta de su fecundidad o abandonan a éstos el cuidado de dominarla. Una ley que castiga el aborto es odiosa para la mujer y desconoce sus derechos. Las leyes que reprimen el aborto no ponen en duda de ningún modo los derechos de la mujer, sino que ponen de relieve el derecho a la vida del niño concebido, derecho que se le escamotea en la actualidad. Lo que afirman estas leyes es que nadie puede disponer de la vida de un inocente. Ponen simplemente en obra el principio general característico de toda sociedad democrática: la igualdad de derecho de todos los seres humanos en lo que respecta a la vida. Entonces, el carácter penal de estas leyes no es más que la consecuencia de un derecho anterior, inalienable, del niño no nacido. Es la violación de este derecho lo que llama y justifica una sanción penal. Entonces la democracia solo es posible mediante un mínimo de moralidad política? En toda sociedad, la gente debe saber lo que favorece la vida juntos y lo que la obstaculiza. La deshonestidad obstaculiza la vida en sociedad, al igual que la violación. Sucede lo mismo con respecto al asesinato, sobre todo cuando la víctima no puede defenderse. La ley no puede impedir la transgresión pero la sanciona; debe sancionarla. En una sociedad democrática, puede haber circunstancias atenuantes o agravantes para el asesinato o la violación, pero nadie tiene el derecho de violar, ni el de matar a un inocente. El aborto no puede ser considerado como un derecho de la mujer. No es porque la ley dice que la violación y el asesinato son crímenes o delitos por lo que estas acciones odiosas se convierten en crímenes o delitos. Es precisamente porque estas acciones son odiosas por lo que la ley las castiga. La liberalización del aborto debe ser Page 3

4 considerada como una etapa importante en la larga marcha de las mujeres hacia su liberación? a) Con los niños no nacidos, las grandes víctimas del aborto son las mujeres, heridas en el cuerpo y en el alma; los grandes beneficiarios de los abortos son los hombres y todos los que obtienen un provecho financiero o de otro tipo de esas operaciones. La reivindicación del aborto liberalizado e incluso libre; sin más, saca dramáticamente a la luz las tendencias falocráticas de nuestra sociedad. b) Esta reivindicación muestra una vez más que algunas mujeres pueden hacerse cómplices objetivos de los hombres que se las ingenian para explotarlas. Es, en efecto, por una espantosa paradoja por lo que las mujeres se asocian a esta reivindicación. En efecto, son los hombres quienes, insidiosamente, anteponen pretendidos «derechos» de la mujer mientras que ellos tienen en la mira mantener sobre ella insensible dominación. La dignidad de la mujer es más respetada cuando se le reconoce el derecho de abortar? La liberalización del aborto marca una regresión grave en la búsqueda paciente de las mujeres para hacer reconocer su dignidad. Gracias a esta liberalización: - los hombres crean condiciones que les permiten disponer a su conveniencia, en cualquier momento, de cualquier mujer; - se descargan desde el principio de toda responsabilidad hacia el niño que hayan podido engendrar; - se eximen de promover medidas que mejoren la situación de la mujer en la sociedad; - las mujeres se convierten en objetos explotables a quienes, a veces, se les ofrece la esterilización -o se les impone- como prima; - se exacerba en ellas un conflicto, avivado desde hace mucho por los medios de comunicación, entre trabajo, consumo, entretenimiento y maternidad. Page 4

5 La liberalización del aborto concierne a ciertas categorías particulares de mujeres? Algunos estudios realizados en Francia y en Inglaterra muestran que son sobre todo las mujeres solas y las adolescentes quienes recurren al aborto. a) En Inglaterra, en 1978, 65% de las mujeres que abortaron eran solteras, viudas, divorciadas o separadas. Este fenómeno no es proprio de Inglaterra; también se encuentra en Francia. b) La experiencia muestra, en particular, cuántos estragos causa la liberalización del aborto entre las adolescentes expuestas sin defensa, desde la aurora de su vida de mujer, a todas las explotaciones, a las degradaciones y a las humillaciones. En 1978, en Inglaterra 2.6% de las mujeres que abortaron tenían menos de 16 años. c) La reflexión sobre la liberalización del aborto revela así no sólo la vulnerabilidad extrema del niño sino, aún más, la vulnerabilidad extrema de la mujer en la sociedad. Por vía de consecuencia, aparece la necesidad imperiosa de no desligar, en las discusiones, la promoción integral de la mujer y la protección del niño por nacer. El aborto no proporciona, a pesar de todo, cierto alivio al desamparo de las mujeres? Dejando a un lado el caso aterrador de mujeres que consideran al niño como un obstáculo a su carrera, a sus vacaciones o a sus placeres, las futuras madres desamparadas esperan que se les ayude y no que se mate a sus hijos. Por otro lado, no es suprimiendo al niño por nacer como se modifica la situación de angustia de la mujer. La mayoría de las mujeres que se practican un aborto son mujeres solas. Una encuesta en Inglaterra revela que 65% de las mujeres que abortaron legalmente eran solteras. El aborto resuelve el problema de su soledad? Acaso no lo agrava a largo plazo? Hay que darse cuenta de que el aborto liberalizado descarga a la sociedad de la ayuda que debería brindar a la mujer en dificultad. Sumida en su drama, ella soportará sola el desgarramiento de su cuerpo y de su alma; se le despide aún más lastimada a su soledad, ya que - para no hablar de remordimientos- existe de algún modo la angustia "corta", que inclina a considerar el aborto y la angustia "larga" que repercute después del aborto. Page 5

6 De aquí se desprenden las medidas a tomar, previamente a cualquier otra consideración, con miras a ayudar a las mujeres en dificultad y asegurarles, en caso de embarazo, un "acompañamiento" discreto, eficaz y caluroso. De este modo podrán llevarlo a término en las mejores condiciones posibles, con la perspectiva de confiar su hijo a padres adoptivos, si lo desean. En resumen, uno de los dramas del mundo actual es que hay demasiados niños sin padres y demasiados padres sin hijos. Cuando el desamparo de la mujer es extremo, el aborto no puede ser considerado como un mal menor? a) La moral común y el buen sentido tienen como máxima que entre dos males inevitables hay que escoger el menor, y que el fin no justifica los medios, es decir, que no se puede hacer un mal para conseguir un bien. Esta máxima tan simple se aplica ciertamente aquí. No se puede matar a un niño con la esperanza de que, de este modo, mejore la situación de su madre o la de la sociedad. b) El argumento según el cual habría conflicto de valores tampoco se aplica. La vida es, en efecto, el primero de los bienes, el primero de los valores, que condiciona el acceso a todos los demás. El derecho a la vida del niño pasa antes que todos los derechos que tiene su madre en relación con los otros valores. Qué hacer cuando la vida de la madre y/o la del niño están en peligro? Aquí se trata de un problema que felizmente se ha vuelto rarísimo en la práctica: las preguntas sobre el tema son, sin embargo, frecuentes. A qué principios podemos referirnos? a) Una buena intención no es suficiente para cambiar el valor moral de un acto. De manera más simple: «El fin no justifica los medios». Por lo tanto, no se puede ejecutar a un inocente con la mira de salvar a la patria. Salvar a la patria es un fin bueno, pero este fin bueno no justifica que se ejecute a un inocente. Las circunstancias no bastan para cambiar el valor moral de un acto. Pueden nada más atenuar o agravar la responsabilidad del que lo realiza. Page 6

7 b) El principio de solución a esta pregunta es simple: uno no escoge entre la vida de la madre o la del niño. No se puede sacrificar una vida inocente a otra. Sin embargo, haciendo todo lo que se puede para salvar la vida de la madre y preservar la vida del niño, éste puede perecer a consecuencia de la intervención. Lo que queremos por encima de todo es salvar a los dos, pero haciendo todo lo que es humanamente posible puede ser que se llegue a una consecuencia no deseada: que el niño muera. c) Querer provocar, incluso indirectamente, la muerte de un inocente nunca podrá ser lícito, inclusive con un objetivo bueno, salvar a la madre, por ejemplo. Sin embargo, puede ser que una acción, inclusive buena -como curar a la madre de un cáncer- pueda traer una consecuencia desastrosa, no querida ni deseada: en este caso, la muerte del niño que lleva la madre. d) En resumen, puede suceder que, tratando de salvar a alguien, hagamos una víctima. Estamos en una situación similar a cuando buscamos a las víctimas de un derrumbe. Lo que queremos hacer es salvar primero todo lo que pueda ser salvado. Cuando se realiza un acto que tiene un doble efecto, uno positivo y uno negativo, no queremos nunca el efecto negativo: nos resignamos, no lo deseamos; lo toleramos. Promover a la mujer en la sociedad incluye, pues, prevenir el aborto? Es la mujer quien, antes que nadie, reconoce en su carne la presencia de un nuevo ser humano. Es ella quien, antes que nadie, es invitada a acogerlo libremente. Es ella quien, antes que nadie, propone también a los demás acogerlo. Promover la dignidad de la mujer es, pues, también revalorizar el papel irremplazable de la madre en la sociedad. En vez de culpabilizar a aquéllas que tienen hijos o de prorrumpir en discusiones bizantinas sobre la existencia o la no existencia del instinto materno, se deben crear condiciones en que las mujeres tengan realmente la posibilidad de ser madres, incluso si no quieren o no pueden renunciar a su profesión. Page 7