Lliçó inaugural del curs acadèmic

Transcripción

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2 1 Lliçó inaugural del curs acadèmic Lleida, 5 d octubre de 1998 Buenos días a todos. Supone un verdadero placer para mí estar con vosotros, y me gustaría, ante todo, agradecer a todos aquellos que han pensado que yo podría iniciar el curso académico con esta lección inaugural. Me gustaría agradecer especialmente a la persona que me dirigió esta invitación, el doctor José Antonio Sancha, que estoy seguro que habrá sido uno de ellos. Supongo que ya sabéis que hace unos años, yo estaba sentado donde estáis vosotros y es en verdad un honor ser el primer ex-alumno de esta institución que se puede dirigir a vosotros desde aquí. Es posible que se haya pensado en mi a causa de que en mi desempeño profesional me va realmente bien, desde hace tiempo y hasta el momento. Preparar esta lección inaugural me ha permitido reflexionar sobre qué es lo que hago y cómo lo hago para que las cosas me vayan tan bien. Un resumen de estas reflexiones es lo que me gustaría compartir con vosotros. Mi deseo ha sido siempre ser lo que soy actualmente. Un entrenador profesional de un equipo deportivo (balonmano), al que vivo dedicado enteramente. Este deseo está en mí desde los inicios de mi carrera deportiva como jugador, y posteriormente como estudiante del INEF. Tuve la suerte de pertenecer al FC Barcelona de balonmano como jugador. En este equipo aprendí cosas que posteriormente han sido fundamentales para el desarrollo de mi carrera profesional como entrenador. Hay algunas lecciones que sólo se pueden aprender viviéndolas: cómo piensan y cómo sienten los jugadores de elite, las emociones que viven, las situaciones de máxima presión y tensión durante un partido o durante una temporada, etc. Los aciertos y errores en la preparación de los partidos, en la preparación física, en la conducción del grupo, los fui recibiendo de aquello que mis compañeros y yo sentíamos y de lo que los entrenadores transmitían. Ello me permitió ver lo que funcionaba y lo que no. Fue muy importante para mí, el ser consciente, mientras era jugador, de que me estaba formando también como entrenador. El hecho de entrenar a niños y jóvenes en la escuela de los hermanos de la Sagrada Familia de Horta (SAFA) me permitió empezar a sacar lo que yo sentía de mi deporte. Ya con equipos escolares, obtener buenos resultados y ganar algún Campeonato de España, dio seguridad a mis ideas. Me hace gracia recor-

3 dar cómo, por aquél entonces, se nos criticaba diciendo que los jugadores jugaban como máquinas y en cambio ahora, ese es precisamente uno de los adjetivos más utilizados con que se alaba el juego de mi equipo. En el deporte escolar empecé a entender que el éxito sólo viene después del sacrificio y del trabajo: cuando los otros equipos entrenaban dos veces a la semana, nosotros lo hacíamos cuatro o cinco, a las 8 de la mañana, antes de entrar en el colegio, o a las 2 del mediodía, si era necesario. Cuando entré en el INEF cumplí otro de mis sueños: poder estudiar en profundidad el deporte. Aquí adquirí la base amplia científica que me permitía justificar y mejorar mis métodos de trabajo. Me gustaría subrayar el concepto metodológico ya que creo que para entrenar un equipo hace falta tener claro a donde quieres llegar y servirte de una metodología: cada uno puede tener la suya y incluso ser estas diferentes, pero todo el mundo debe tener una. Afortunadamente yo ya tenía claro que lo que quería era ser entrenador, de manera que en ese cesto iba aplicando todo aquello que aquí aprendía hasta tejer, con esos mimbres, las bases un cesto que todavía ahora, día a día, intento mejorar: mi propia metodología de trabajo. Cuando surgió la posibilidad de entrenar el equipo del FC Barcelona, entonces sí que mi sueño dorado se ponía ante mí: tenía 5 meses para demostrar y demostrarme si podía encargarme de semejante empresa. Decidí dejar el colegio en que era profesor de Educación Física y dedicarme de forma exclusiva a la sección de Balonmano del FC Barcelona; salí perdiendo dinero con el cambio y con el riesgo de no continuar si las cosas no iban bien. Sin dudarlo ni un instante me lancé a la aventura de mi vida, quemé mis naves y apliqué todas mis ideas al equipo. Con el paso del tiempo, con mucha dedicación y una entrega absoluta fui componiendo el método de trabajo que me ha permitido, tras los años, y entre otros éxitos, estar hablando desde aquí arriba. Ya he comentado antes que la metodología de trabajo de diferentes entrenadores puede ser distinta y a todos irles bien. Con el paso del tiempo me he dado cuenta que hay cosas que suelo hacerlas siempre igual y que constituyen los fundamentos de lo que yo creo que define mi estilo de trabajo, y que es un placer compartir con vosotros en los siguientes minutos. Si todo el mundo está de acuerdo en que la formación de los jugadores no debería detenerse nunca, imaginaros la de los entrenadores que son los encarga-

4 3 dos de dirigirlos. Nunca se sabe todo, ni como entrenador, ni como jugador; ni como profesor, ni como alumno. Nuestra formación es principalmente una cuestión de autoformación. No debemos esperar que nos den todas las cosas hechas sino que nosotros somos los verdaderos responsables de nuestra formación, de estar al día, de tener ansia de saber más y hacerlo mejor. Luego, cuando actuamos como entrenadores, cuanto más tenemos más podemos dar. Esto es cierto para el entrenador, el segundo entrenador, el preparador físico, el médico, etc. No hace falta para ello ir a todos los clínics, leer todos los libros, aunque ayude: lo primordial para mí es tomarse el trabajo completamente en serio, vigilar de cerca y constantemente el equipo y el proceso de trabajo actuando rápidamente para corregir y mejorar. También se aprende de los demás, de los jugadores, de los rivales, de los mejores equipos, cuando las cosas no se copian sino que se adaptan. Cuando se copia, lo que hacemos es imitar, en cambio cuando adaptamos, entendemos las razones y las estructuras de trabajo, y como consecuencia, aprendemos. Aunque mis equipos ganan a menudo, yo no soy ningún genio. Solamente me tomo el trabajo muy en serio e intento mejorar en base a los jugadores que tengo haciéndolos rendir al máximo. La experiencia es sufrir/vivir la autoformación. No por recibir muchos palos o tener muchos éxitos, necesariamente adquieres experiencia. Solamente cuando vives tu propia autoformación puedes ganar experiencia. Entonces es igual ganar que perder (en cuanto a experiencia) aunque las cosas, por desgracia, suelen aprenderse mejor cuando se pierde. Sin embargo, cuando se gana también se debe ver lo que te ha llevado a ganar, para reforzarlo y continuar haciéndolo en el futuro. Para transmitir esta experiencia a los jugadores nosotros vemos un resumen de los principales errores y algunos aciertos de todos los partidos que jugamos, y antes del primer entrenamiento de la semana lo analizamos juntos, con el único propósito de mejorar, no de criticar. Desde este punto de vista, hay cosas que sólo se pueden aprender por experiencia y viviéndolas de cerca: la preparación de una pretemporada, de un partido de play-off o de una eliminatoria de Copa de Europa, sólo se pueden vivir desde dentro. Por ello, los que han sido deportistas de elite lo tienen un poco más fácil, y es necesario que aquellos alumnos que deseen dedicarse al rendimiento deportivo hagan sus prácticas en esas situaciones. Ya imagino

5 que la organización de ese tipo de prácticas supone un reto para quien corresponda, pero yo lo considero imprescindible. La profesionalidad supone hacer de tu trabajo la cosa más importante del mundo. Para que un entrenador pueda exigir dedicación a sus jugadores, debe, en primer lugar, exigirse a sí mismo el doble. Cuando los jugadores lo perciben, y no dudéis que es lo primero que hacen, entonces, aceptan la disciplina más fácilmente. Para dedicarte en cuerpo y alma a tu trabajo, es evidente que es más fácil si te gusta. En mi caso, me atrevo a decir que tiene menos mérito ya que me considero afortunado de hacer lo que más me gusta (entrenar a balonmano) y en el lugar que más me gusta (el Barça y la ciudad de Barcelona). También creo, por esto, que los alumnos deben desarrollar el deseo que les lleva a entrar en la carrera en lugar de ir saltando de tema en tema, lo que puede provocar que no acaben convencidos. Repito que para mí es relativamente fácil dedicarme tanto por lo que me gusta, de manera que no reparo en las horas y el tiempo que le dedico al despacho, preparando los entrenamientos y partidos, estudiando vídeos de otros equipos y del mío para corregir los errores y mejorar. Hay entrenadores que creen que entrenar es acumular ejercicios y luego jugar partidos. Yo no comparto esa idea en absoluto. Hay que definir en primer lugar las ideas de juego y luego diseñar los ejercicios y entrenamientos para alcanzar esos objetivos. Solamente juegas bien cuando entrenas bien y la mejor manera que hay para jugar bien es entrenar y preparar la forma de jugar en el despacho con el vídeo y luego en la pista. Ése es el momento en que algunas soluciones que veo en otros equipos las puedo adaptar, pero solamente como recurso para mejorar el juego de mis jugadores y del equipo. No defendemos o atacamos de tal o cual manera porque yo vea el futuro, sino que, a partir de los jugadores que poseo en el equipo, diseño la forma de jugar para sacar el máximo rendimiento de sus cualidades. Veo, a veces, que otros entrenadores me copian, imitando con otros jugadores, acciones y estrategias pensadas para los míos. Como he dicho antes, lo normal es que no les salga bien ya que toda la preparación de nuestro equipo está organizada para rendir en ese sentido, y los demás, normalmente, no la tienen. Copian el resultado, no los procedimientos y estructuras; copian la forma, no el fondo. También los jugadores son profesionales. A veces es duro tener que vigilar la comida para mantener el peso que te permite rendir al máximo, o quedarte en

6 5 casa sin salir hasta tarde porque al día siguiente hay entrenamiento o partido; pero tomarte el trabajo en serio todos los días, no sólo durante el partido, es imprescindible si lo que quieres ser es profesional. Una pregunta que tengo que contestar a menudo es la de cómo te lo haces para mantener al equipo motivado durante tanto tiempo? Cuando se acaba el partido y hemos ganado el jugador es feliz. Y todo el mundo quiere ser feliz. Si no ganas no eres feliz, de manera que la elección no es difícil: es mejor ganar y ser feliz. Como el hacer las cosas bien contribuye directamente a ganar, la ilusión y motivación por el trabajo es permanente. Además sólo hace falta perder un par de veces para comprobar la diferencia real que hay entre ganar y perder. Cada año procuramos fijarnos retos nuevos, de manera que ganamos cosas diferentes, aunque sean las mismas (3 Copas de Europa seguidas, llegar a 5, el doblete...). Y a ello contribuye también, por supuesto, haber reunido a un grupo de jugadores, que son todos ganadores natos. La finalidad del equipo está muy clara: ganar. En mi club no vale otra cosa. Pero además de ganar, me gusta que mi equipo cumpla dos principios en los que hago especial incidencia: En primer lugar me gusta hacer un balonmano atractivo al público, basado en la velocidad y espectacularidad, dentro del rendimiento de las acciones. En segundo lugar, me gusta hacer un balonmano limpio, libre de especulaciones, basado en los principios del fair-play, que nos destaque entre los demás equipos. Empezando por el banquillo y hasta el último jugador, todos los componentes del equipo deben mostrar una actitud intachable de respecto hacia los árbitros, rivales y público. En este sentido me siento orgulloso de los comentarios del entorno hacia mi equipo. De todas formas si algo quisiera destacar por encima de todo, es que sin un buen grupo de trabajo, todo lo que estoy diciendo, es imposible de llevar a cabo. Las horas de trabajo y especialización son tantas que hace falta un grupo humano y profesional enteramente dedicado, y en mi caso tengo que decir que he procurado rodearme de gente muy válida. Cuando tomé las riendas de la sección de Balonmano no había ningún Licenciado en Educación Física en toda la sección. En cambio ahora, todos los cargos importantes están ocupados por Licenciados en Educación Física con la Maestría en Balonmano. El 2º entrenador, Toni Rubiella; el preparador físico,

7 Xesco Espar, el médico es Licenciado en Medicina con la especialidad de medicina deportiva, el Dr. José Antonio Gutiérrez Guti y el coordinador de la base Ricard Franch. Con todos ellos nos une una amistad de más de 25 años, y los tuve ya de jugadores en la escuela SAFA. De la misma manera que es muy importante la selección del staff técnico, igual es la selección del equipo de jugadores. El hecho de que el equipo sea una piña ayuda especialmente en los momentos difíciles y la selección de los jugadores que yo hago no es aleatoria ni caprichosa. Considero que es muy importante que la integración se produzca de forma rápida y para ello primero busco en la cantera, luego en Catalunya, luego en España, después extranjeros que ya jueguen en España y finalmente en el extranjero. En este mismo sentido colectivo, nuestro estricto código de disciplina está destinado a que el equipo esté por encima de todo y que todos los integrantes del equipo antepongamos los intereses colectivos a los particulares, siempre que haya que tomar una decisión. Por el hecho de convivir constantemente con los jugadores, incluso viendo algunas noticias que también aparecen en la prensa, a menudo observo coincidencias entre los alumnos y los jugadores: A menudo los alumnos se quejan y culpan a los profesores de algunas lagunas en su formación igual que muchos jugadores culpan a los entrenadores de su situación. En lugar de ver dónde fallan, qué es lo que pueden hacer ellos para mejorar, toman el camino fácil de situar la culpa fuera de uno mismo. Es un gran obstáculo para mejorar. Cuando los jugadores asumen sus responsabilidades la mejora en su rendimiento suele ser automática. También es cierto que no hay ningún jugador que juegue bien y se queje. Dicho de otra forma, cuando un jugador se queja (ya sea a los compañeros, árbitros, rivales, entrenador), es síntoma de que algo falla en su juego. Suele ser una forma de manifestarse y trasladar las culpas hacia otro sitio en lugar de reflexionar y asumir que él debe hacer algo para remediarlo. Lo mismo ocurre con muchos alumnos. No suelen ser los buenos estudiantes los que se quejan. Los que sacan buenas notas a lo sumo dialogan y comparten sus pensamientos acercándoselos a los profesores, pero los que se quejan airadamente, en lugar de mirar por su mejora intentan esconder sus deficiencias detrás de sus críticas. Si no, cuantos alumnos se quejan de los profesores con los que sacan buenas notas en el colegio? Con el paso del tiempo la motivación de los alumnos disminuye. En primero entran con mucha ilusión, en segundo y tercero va bajando y al final están más

8 7 preocupados por acabar la carrera y obtener el título que por aprender realmente, abandonando los mínimos niveles de exigencia y autoexigencia. Es parecido a lo que pasa con algunos jugadores a los que los títulos y el dinero parece que los vuelve más cómodos. Su nivel de autoexigencia baja y suele ser el principio del fin. Nosotros, en nuestro equipo, como dije antes, tenemos una lucha y motivación permanente para evitar que esto ocurra, porque es uno de los contratiempos más peligrosos que se extiende en la carrera de cualquier profesional. Me gustaría acabar con un pequeño resumen de los puntos que yo considero que se pueden reunir en uno sólo en estos minutos que he tenido el honor de compartir con vosotros: 1. Tened claro lo que queréis desde el primer momento. La mayoría entráis en el INEF con una vocación clara y predefinida. Mi consejo es que no la cambieis o que os mantengáis lo más cerca posible de ella. 2. Formaros teniendo presente ese deseo. Vivid la carrera teniendo presente vuestro objetivo, ya que os ayudará a mantener la motivación elevada durante toda la carrera y ello os facilitará el desarrollo de vuestro método de trabajo. 3. Y finalmente, una vez seáis licenciados, comprometeos con vuestro trabajo y luchad para conseguir el que más os guste. Este compromiso con vuestra profesión os mantendrá vivos, con ansias de mejorar y de hacerlo cada día mejor. Os dará ilusión, os proporcionará disciplina, os permitirá sumergiros en mil y una experiencias y os exigirá la responsabilidad de la autoformación. Y lo más probable es que, cuando estos puntos se cumplan durante un tiempo, os deis cuenta que llegar lejos y triunfar o tener éxito, ni es tan difícil ni es tan duro. Cuando se trabaja con tanto deseo, sencillamente sale de dentro. Muchas gracias por vuestra atención