Inauguración del Curso de las Reales Academias Real Academia de la Historia

Transcripción

1 Inauguración del Curso de las Reales Academias Real Academia de la Historia Majestades, Sr. Presidente de la Comunidad de Madrid, Sr. Director de la Real Academia de la Historia, Sra. Presidenta y Sres. Directores y Presidentes de las Reales Academias, Señoras y Señores Académicos, Autoridades, Señoras y Señores. Me cumple el dignísimo honor de representar al Gobierno de España en esta solemne sesión y quiero, en nombre de aquel y en el mío propio, comenzar subrayando el reconocimiento y la gratitud con la que saludamos, una vez más, la presencia de Vuestras Majestades en este acto. Llevan las Academias con orgullo el título de Reales. Bien cierto es que todas ellas, con su valiosa actividad, se hacen acreedoras al mismo, pero no es menos verdad que el constante apoyo y compromiso de Vuestras Majestades 1

2 con el quehacer académico, da todo el sentido y proyecta toda la fuerza a ese mismo título desde la evidencia de Vuestro apoyo. Y una cosa y la otra dan lugar a que parafraseando al académico mexicano Gonzalo Celorionuestras Reales Academias sean también Academias reales. Asimismo, quisiera expresar mi agradecimiento a la Real Academia de la Historia por su cálida acogida y por su generosa hospitalidad en este día. Las Reales Academias del Instituto de España vienen desarrollando, desde hace casi tres siglos, una labor meritísima en los campos de sus respectivas especialidades, que abarcan un ancho territorio cultural, artístico y científico. Ello es el fruto de la excelencia de sus Académicos, de su radical independencia y del apoyo de los poderes públicos y la sociedad civil. Una ingente labor que adquiere aun más pleno sentido cuando aquella se transmite a la sociedad, nutriéndola de conocimiento y configurando nuevos retos: las Reales Academias no son ni pueden ser entes ensimismados, sino potentes factorías de creación de ideas, de ciencia, de 2

3 debate y de futuro que se complementen con otros protagonistas del conocimiento de la sociedad, como el mundo universitario. Las Reales Academias se han esforzado, en los últimos años, en el proceso de modernización, digitalización, internacionalización y cooperación. Las dificultades que surgen en el escenario económico actual os plantean exigentes retos de eficiencia. Pero, como en otras ocasiones históricas, las Reales Academias sabrán hacer ex necessitate virtus, mantener su impulso y su tono, y no bajar en nada la barrera de la excelencia. Como señalara Antonio Bonet hace algunos años el riesgo del bucle melancólico, de la nostalgia del ayer, es algo que toda Academia debe evitar. Hoy toca abrir este curso académico en la sede de la Real Academia de Historia, institución que dio sus primeros pasos cuando varios literatos y eruditos, residentes en Madrid, decidieron reunirse para discutir sobre Historia, artes y buenas letras bajo el nombre de Academia Universal. 3

4 Cuando Felipe V aprobó por Real Orden la creación de la Real Academia de la Historia en 1738, le encomendó una noble misión que se recoge en su cédula fundacional; la de aclarar la importante verdad de los sucesos, desterrando las fábulas introducidas por la ignorancia o por la malicia, conduciendo al conocimiento de muchas cosas que oscureció la antigüedad o tiene sepultado el descuido. Bajo estos principios fundacionales, que siguen siendo hoy válida referencia de la lucha por la verdad y el descubrimiento, la Real Academia de la Historia ha desarrollado su importante labor, que comenzaba con el ambicioso Diccionario histórico-crítico universal de España que incluía Geografía, Cronología, comercio, oficio, reyes, instituciones, antigüedades y lengua, y cuyos trabajos han sido el germen tanto de la Biblioteca como del Gabinete de Antigüedades. Permítaseme, en este punto, destacar este lugar, Gabinete de Antigüedades, espacio fundamental para el recto entendimiento de lo que somos. En él podemos encontrar verdaderas joyas de la historia material, algunas tan llamativas como el casco corintio de la Ría de Huelva, el "Disco de Teodosio", el velo de Hixem II o el arca de marfil de D. Martín de Aragón. 4

5 Este Gabinete de Antigüedades de la Real Academia de la Historia y sus colecciones, de enorme valor arqueológico e historiográfico, testimonian desde hace 250 años, cómo han evolucionado los saberes arqueológicos y ciencias relacionadas en nuestro país. Debo mencionar también uno de los tesoros dentro de esta Real Academia, que además constituye su más importante patrimonio y principal elemento de trabajo: su Biblioteca-Archivo. Una biblioteca indispensable para el estudio e investigación de la historia de España y de la América hispánica, que consta actualmente de más de cuatrocientos mil volúmenes, entre ellos doscientos incunables. Recientemente, la Real Academia de la Historia está cumpliendo una de sus más viejas aspiraciones: completar y publicar el Diccionario Biográfico, que viene a llenar un vacío en el campo de la historiografía española. Este Diccionario incluye cerca de cuarenta mil biografías de personajes destacados en todos los ámbitos del desarrollo humano y en todas las épocas, desde los albores hasta la actualidad, y que como magna obra, no sería tal si no reclamara un cierto nivel de controversia. 5

6 La Real Academia de la Historia debe seguir trabajando mirando al futuro, fiel a su esencia: modernización sin renunciar a la tradición, contribuyendo en el conocimiento de la Historia verdadera de España. Majestades, Señoras, Señores, Es esta gran labor y actividad, a la que sólo en mínima parte me he referido, la que ha hecho que, desde los orígenes del Departamento del que ahora soy titular, que en 1900 se creara como Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, haya existido una viva relación con las Reales Academias. Una relación que perdura en el tiempo y que pretende no sólo materializar sino también simbolizar el apoyo del Gobierno para que las Reales Academias continúen cumpliendo los fines establecidos en sus Estatutos, para que sigan funcionando como centros de cultivo del saber y difusión del conocimiento y para que sigan siendo luminosa referencia de creación, de diálogo, de crítica, de pluralismo y de excelencia para la sociedad española. Muchas gracias. Madrid, 10 de octubre de 2012 José Ignacio Wert Ortega Ministro de Educación, Cultura y Deporte 6

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