Palabras Ing. Jaime O. González, Presidente de la Confederación Patronal de REFORMA DEL CODIGO DE TRABAJO

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Transcripción

1 Amigos y amigas, Agradezco a los organizadores de este evento compartir con ustedes el escenario para abordar desde la óptica de los empleadores la readecuación de nuestro Código de Trabajo, tema que desde hace un año viene cobrando cada vez más importancia en el país. Permítanme a modo de prólogo resumirles ante todo esa óptica, por la vía negativa y por la positiva. Por la vía negativa, hay dos situaciones que el sector empleador no desea ni pretende; a saber, no forzaremos e impondremos a destiempo el tema de la reforma del Código, y menos aún durante un periodo de incertidumbre donde las decisiones podrían ser pospuestas. Segundo, no queremos o pretendemos reformar el Código para negar derechos adquiridos. En el futuro no estaríamos en condiciones de requerir seguridad jurídica si aupamos tal ignominia. Ahora de manera positiva, qué es lo que sí pretendemos al colocar sobre el tapete un tema como el que nos convoca en jornadas como la del día de hoy? Garantizar más y mejor trabajo en el país gracias, digo gracias, al fortalecimiento del marco jurídico, y por ende, la sostenibilidad de las empresas que crean la riqueza y puestos de trabajo. Sin la garantía a que me referí y en ausencia de la sostenibilidad, continuará la erosión del empleo formal, en detrimento de los ingresos fiscales del Estado, perjudicando a los trabajadores, al tiempo que se agota indefectible la productividad y la rentabilidad del aparato productivo nacional. Si alguien duda de mis palabras, ruego revisar las cifras que sobre el empleo informal publica el Banco Central de la República Dominicana para el año 2005 y 2011, cuál era la participación de los productos dominicanos en mercado nacional y en el mercado internacional y cuál es esa cifra hoy. Quienes no desean comprobar la realidad que planteo, que no lo haga, pero no nos engañemos utilizando palabras huecas y discursos encendidos. Nosotros seguiremos advirtiendo el declive continuo de la calidad del trabajo, la productividad y rentabilidad de la empresa y los negocios. Marzo 2012

2 Cerrado este prólogo a mi presentación, paso a los detalles. A nuestro entender, el Código de Trabajo representó un valioso instrumento en la década de los años 90. Contribuyó al desarrollo de las relaciones laborales entre trabajadores y empleadores y facilitó la gobernabilidad a través de un clima de paz laboral que nos diferencia de otras regiones y países. En otras palabras, el Código fue un instrumento de desarrollo acorde al tiempo en que fue promulgado y mediante su implementación, garantizamos los derechos de los trabajadores ante una total ausencia de un sistema de seguridad social integral y universal. A veinte años de su implementación, el Código de Trabajo perdura en un país extraño a aquel en el que nació, existe, hoy día, una sociedad que ha dado grandes saltos en términos sociales y económicos. Para entender esos cambios citaremos los más importantes: - Desarrollamos nuestras actividades productivas compitiendo en mercados internacionales cada vez mas exigentes, - Hemos suscrito Acuerdos y Tratados de Libre Comercio con varios países y regiones, - Desarrollamos nuevos esquemas tecnológicos de producción en sectores productivos ajenos a nosotros incluso a finales del siglo pasado y, - Contamos desde mediados de la pasada década con un Sistema de Seguridad Social que garantiza prestaciones de pensiones, salud y riesgos laborales bajo un esquema universal e integral. La historia no es estática, hemos cambiado el perfil de la República Dominicana. Indiscutible e insoslayablemente mantenemos disposiciones que impiden lograr un sano y creciente desarrollo en nuestros patrones de generación de riqueza. De perpetuar estas acciones, implicará que nuestro aparato productivo será desplazado de los mercados y hasta desaparecerán los empleos capaces de garantizar mejores oportunidades para todos y todas. Ya dije introductoriamente que las cifras, cifras que no son nuestras, no nos dejan mentir. Véase ésta cifra que nos llega de manera objetiva y desinteresada de allende los mares.

3 Datos del Banco Central de la República Dominicana y la Organización Internacional del Trabajo indican que 5.6 de cada 10 empleos generados en la economía son creados en el sector informal. Léase bien, defender, por no decir beneficiarse del estatus quo con el Código Laboral representa continuar perjudicando al Estado, vía el fisco, a la Tesorería de la Seguridad Social, y principalmente al trabajador que seguirá desprotejido al margen del sistema formal que ampara el trabajo regulado. Uno de los mecanismos más efectivos para combatir la pobreza es generar empleos, EMPLEOS FORMALES que el actual Código no fomenta, tal y como indican las estadísticas del mercado laboral y el contraproducente crecimiento del sector informal de la economía. Los empleos FORMALES, como señalara el Señor Ministro de Trabajo en su reciente comparecencia en el almuerzo de la Cámara Americana de Comercio, deben estar en función y determinados por la inversión privada. Son las empresas y sólo ellas, hasta prueba en contrario, las capaces de generar eficientemente la riqueza que posteriormente será distribuida por el Estado a través de políticas públicas eficaces. Si esta última condición no se presenta, de nada sirve el esfuerzo del sector privado o el espíritu emprendedor del que nos habló nuestro amigo Francisco Domínguez Brito. Por último, cierro la panorámica del sector productivo con un tercer punto y bien sé que todos y todas comprenderán rápidamente su gravedad. El mundo de los negocios en el país está compuesto en un casi noventa (90) por ciento por micro y pequeñas empresas, según cifras de la Tesorería de la Seguridad Social. Este hecho, genera enormes retos al momento establecer la capacidad de desarrollo del país sino elaboramos normativas que faciliten e incentiven la competitividad de este sector. EJEMPLO A PRESENTAR DE IMPACTO DE PROCESOS Hasta aquí la condición actual del país en materia laboral. Ahora permítanme, a grandes rasgos, bosquejar la readecuación que cuando llegue la hora, plantearemos DESDE EL SECTOR EMPLEADOR y cuyos efectos entendemos serán directa e inmediatamente positivos, TANTO PARA LOS TRABAJADORES, COMO PARA EL EMPRESARIADO Y EL MISMO SECTOR GUBERNAMENTAL.

4 Primero, quisiéramos plantear la corrección de varias distorsiones que al pasar de los años se han creado y al ser ejecutadas por medio de indelicadezas, generan perjuicios a todos y todas, al margen de la pérdida de la imagen a la MARCA DOMINICANA y ni hablar de los daños económicos y morales de importancia para diversos sectores. Ejemplo? Todos los conocemos y los padecemos: - Venta de CASOS a profesionales cuyas indelicadezas explotan trabajadores privándolos de sus derechos, desconocen las normas jurídicas elementales y el espíritu justo del legislador, ejecutando embargos a hoteles y empresas de diversa índole, a pesar de que los primeros se encontraran en plena operación y atestados de turistas. Esa práctica, muy particularmente cuando violentan procedimientos y se escudan en sentencias de primera instancia constituye una debilidad de nuestro ordenamiento, cuestionando a nivel nacional o internacional la seguridad jurídica a la que aspiramos y pregonamos como sociedad que compite por capital e inversión extranjera en los mercados internacionales. Como empleadores solicitamos únicamente, seguridad y apego a las prácticas que todo Estado de Derecho garantiza a quienes deciden asumir riesgos e invierten recursos en una economía abierta y democrática. Soslayar este tema conlleva a subsistir en un estado de complicidad que perjudica a quienes por necesidad se ven compelidos a contratar servicios de expertos inescrupulosos cuyo lucro y riqueza se agigantan en desmedro de trabajadores y empleadores. Segundo, para nadie es un secreto que el procedimiento LEGAL VIGENTE no motiva como tampoco facilita la concertación de acuerdos entre los involucrados en el conflicto. Cifras presentadas en los Informes de Verificación llevados a cabo por la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) con sede en San José, Costa Rica, en el marco del Proyecto de Cumplimiento de los Compromisos del Libro Blanco, avalan nuestra aseveración e indican que pocos procesos son conciliados en la instancia judicial, por ello, para quienes formamos el sector productivo, es un reto de todos buscar soluciones a este problema. Tercero, actualmente, el Producto Interno Bruto del país está determinado por múltiples actividades dentro de las cuales tenemos sectores cuyo aporte al PBI no era significativo en

5 los años en que el Código de Trabajo fue promulgado. Esas actividades productivas hoy día, presentan condiciones y exigencias de calidad muy particulares para mantener sus niveles de eficiencia y productividad. Este contexto demanda jornadas no consideradas en la normativa vigente. Por ello, las autoridades administrativas del trabajo, en un ejercicio de previsión y prudencia, han ponderado como JUSTO Y LEGÍTIMO el reclamo de esos sectores, permitiendo modalidades de jornadas no tradicionales. Ahora bien, si la necesidad y los resultados positivos de esas facilidades están a la vista de todos, entonces, por qué no hacerlas parte de la legislación laboral? Y un cuarto punto y no menos decisivo pues es fundamental, las cargas sociales que manejan los empleadores dominicanos no son sostenibles. Según cifras del año 2006 actualmente en revisión generadas por el proyecto Sistema Integral de Administración Laboral (SIAL), el país mantiene la carga social más alta entre los países suscriptores del DR- CAFTA. De cada peso DOMINICANO que pagamos como salario tenemos cargas sociales por sesenta y cinco (65) centavos aproximadamente. Estamos conscientes de que muchas veces se vincula de manera interesada o equívoca este aspecto a los derechos adquiridos de nuestros trabajadores, pero a pesar de ello, es absolutamente IMPERIOSO afrontar en la mesa del diálogo estos asuntos para identificar soluciones realistas y adecuadas a estos problemas. Nuestro sector ha estado elaborando propuestas concretas sobre la readecuación de la legislación laboral y mantiene como objetivo central en estos trabajos la necesidad de revertir la tendencia hacia la informalidad, la creación y conservación del empleo y la promoción de la inversión privada. Concluimos manifestando que mantenemos el mejor interés y la mayor disposición de contribuir a concertar un Código de Trabajo renovado que resulte un ejemplo digno de diálogo social y más aún, una herramienta que verdaderamente beneficie al trabajador, los empleadores y la Nación Dominicana. No lograremos el anhelado desarrollo si quienes incidimos en la formulación de políticas públicas optamos por hacer mas de lo mismo, mientras impedimos el crecimiento del sector productivo nacional, la dignidad de sus trabajadores y los mejores intereses del Gobierno y la sociedad dominicana. Muchas Gracias!!!