LOS WAYÚUS, UN PUEBLO SIN FRONTERAS EN MEDIO DE DOS NACIONES.

Transcripción

1 LOS WAYÚUS, UN PUEBLO SIN FRONTERAS EN MEDIO DE DOS NACIONES. El caso de Paraguachón, la frontera colombo-venezolana en la Guajira. Entrevista a Mileidi Polanco Carrera 3 No , Apto 201, Bogotá, Colombia tel. (57-1) msanuja@hotmail.com En Latinoamérica existen muchos pueblos indígenas, cada uno con sus especificidades y características propias. Uno muy importante es el grupo étnico Wayúu, que a lo largo de su historia ha habitado la península de la Guajira, territorio que hace parte del estado de Zulia en Venezuela y del departamento de La Guajira en Colombia. La frontera entre los dos países es bastante extensa y abarca varias regiones pertenecientes a ambas naciones, pero específicamente la zona de la Guajira está dividida por Paraguachón, frontera colombo-venezolana de la punta norte de Colombia. La mayoría de la población de esta zona es indígena y, hacia el territorio colombiano, con una precaria presencia del Estado, el pueblo más cercano es Maicao. Las fronteras dan origen a rupturas y a vínculos, conforman una separación pero a la vez una unión. El límite puede ser invisible o hacerse tangible, y ahí es donde es importante hablar de una historia real de frontera, que explique cómo la vida de los fronterizos se ve determinada o no por la existencia de este límite geopolítico. Con relación a este tema, una joven Wayúu llamada Mile nos cuenta su historia. Ella expresa dos cosas importantes. Por un lado, explica que entre los componentes de su tribu no hay fronteras: son un mismo pueblo, con 233

2 Proyecto Espiral una misma lengua y una misma cultura. No obstante, la experiencia da cuenta de que la existencia de la frontera en el territorio guajiro ha marcado una diferencia en las condiciones de vida de los Wayúus ubicados en uno u otro lado de la frontera, que sin embargo no ha sido la causante del desplazamiento de un país a otro, puesto que por razones culturales estos indígenas no abandonan su territorio. La ciudad venezolana de Maracaibo, es la capital del estado de Zulia y está ubicada a dos horas de la frontera entre este país y Colombia, por vía terrestre. Es el centro urbano de la zona y allí nació Mile hace 23 años, cuando su madre asistía a un hospital de esa ciudad para practicarse los controles de su embarazo, que tuvo ciertas complicaciones. Esta fue la razón que determinó que al nacer fuera registrada como venezolana. Sin embargo, la región guajira habitada por ella y su familia se asienta en Colombia. La madre de la joven había adquirido la nacionalidad del vecino país cuando se unió con el padre de Mile, Wayúu nacido en Venezuela. Mile vivió toda su infancia en Colombia y estudió con los documentos que la acreditaban como venezolana. A su padre no le interesaba esforzarse en tramitar el origen colombiano para su hija, pues esperaba que realizara sus estudios universitarios en Venezuela. Sin embargo, cuando cumplió los doce años, su madre realizó un trámite notarial por medio del cual obtuvo el registro de su hija como colombiana nacida en Uribia, a pesar de tener documentos de nacionalidad venezolana. Uribia es un municipio colombiano con una mayoría de población indígena y es reconocida como la capital de los Wayúus. A raíz de esta gestión, la muchacha presentó las pruebas académicas de Estado en calidad de colombiana, pero en su diploma de bachiller del colegio de Maicao donde terminó sus estudios de secundaria figuraba con nacionalidad venezolana. La joven siguió los consejos de su padre y viajó a Maracaibo a continuar los estudios universitarios, pero se encontró con un mundo desconocido para ella. Una ciudad que quedaba a dos horas de su país le mostraba las diferencias entre colombianos y venezolanos. Se sintió en un territorio extraño, un tanto excluida, y ese fue el motivo que la llevó a tomar la decisión de viajar a Bogotá, la capital de colombiana, situada aproximadamente a 19 horas por tierra de su lugar de origen. Más de kilómetros de distancia entre esta ciudad y el Cabo de la Vela, el territorio ancestral de la familia de Mile y por 234

3 Los Wayúus, un pueblo sin fronteras en medio de dos naciones ende de ella, y comunidad donde habita actualmente, no fueron motivo para que la joven no se sintiera más identificada que en Maracaibo. Aunque sus relaciones familiares se extendían hasta el vecino país, el hecho de haber estudiado en una escuela colombiana había posibilitado que ella adquiriera identidad de colombiana, y al llegar a Maracaibo sintió que desconocía la cultura de ese país y no descubrió puntos de encuentro con los venezolanos no Wayúus. Por el contrario, cuando llegó a estudiar a Bogotá conoció nuevos amigos, con quienes se identificó y, sobre todo, en quienes encontró personas que respetan las culturas de los indígenas y valoran la existencia de diferentes formas de vivir, convivir y existir en Colombia. Increíblemente, tuvo que pasar mucho tiempo para que pudiera legalizar su ciudadanía en Colombia. Para realizar sus estudios en Bogotá se vio forzada a pagar durante un tiempo no despreciable una visa de extranjería en el país donde había vivido toda su vida. A pesar de que constitucionalmente está permitido tener doble ciudadanía, los requisitos que le exigían eran demasiado complicados, entre ellos demostrar el tiempo que había vivido en Colombia, y entonces fue acusada de haber vivido como ilegal sus primeros 18 años de vida. Teniendo en cuenta que muchos Wayúus que habitan el territorio colombiano de la zona fronteriza se encuentran en una situación semejante, habría que preguntarse hasta dónde se los puede asociar con la ilegalidad, siendo que por centenares de años han residido en esos territorios La experiencia de Mile no es muy común, pues lo normal es que a un Wayúu venezolano no le interese tener una cédula colombiana, mientras que a un Wayúu colombiano sí le importe el documento de identidad venezolano, principalmente por dos razones: por un lado, es más fácil ser recibido en otro país como venezolano que como colombiano; por otro lado, una cédula venezolana de cierta forma posibilita el acceso a la salud, la educación, la alimentación y el trabajo, mientras en términos reales la identidad colombiana no garantiza nada, por lo menos en ese territorio de frontera. La solución que finalmente encontraron, después de golpear a muchas puertas, fue que su madre renunciara a su nacionalidad venezolana ante el consulado de Colombia en Maracaibo, para presentar a su hija Mile como legítima colombiana; así, finalmente, pudo dejar de estudiar como extranjera, para hacerlo como ciudadana de este país. 235

4 Proyecto Espiral El respeto que Mile encontró en Bogotá por las culturas indígenas y el rechazo que sintió en Maracaibo tienen una explicación que radica en las diferencias entre Colombia y Venezuela. La población venezolana, incluidos los indígenas, ha tenido unas condiciones más favorables, y en cierto sentido no hay organizaciones que planteen un proyecto de vida para las comunidades indígenas, a diferencia de Colombia, en donde las organizaciones han tenido que luchar mucho más y esto ha dado como resultado unos planteamientos muy importantes en torno al plan de vida de estas comunidades. Paradójicamente, y como parte de una conquista de los pueblos indígenas, el asunto explica que en los últimos años en Colombia haya una mayor cultura de respeto hacia los indígenas que en Venezuela, donde ha imperado la exclusión y la no valoración de las culturas étnicas. En la zona fronteriza perteneciente a territorio venezolano la infraestructura, en todos los aspectos, supera con creces la colombiana. Los habitantes de aquel país han tenido mayor acceso a la educación, la salud, el agua, etc. Por el contrario, en Colombia la ausencia del Estado en todos los campos ha mantenido a los habitantes fronterizos en dependencia de las relaciones comerciales con Venezuela. Y en esto hay una reflexión interesante. La frontera ha garantizado la vida de los Wayúus. Es decir, sin este intercambio, que tiene que ver permanentemente con el contrabando, la supervivencia de los habitantes de la parte colombiana de la península no habría sido posible. En la frontera hay puestos de control venezolanos, pues el gobierno de ese país realiza una intervención rigurosa en la entrada. En Colombia las autoridades fronterizas no imponen demasiados controles y la entrada es más fácil. En materia comercial las relaciones de los habitantes venezolanos y colombianos son buenas, en el sentido de que pueden estar limitadas a ello. A Maicao llegan todos los tipos de mercancías y gasolina, y allí el control por parte de la administración colombiana es débil. Mile nos explica que por tradición los Wayúus se han desarrollado como personas hábiles para el intercambio y el trueque, por lo cual son quienes asumen el comercio entre Venezuela y Colombia, entre otras cosas porque, como dueños del territorio, son quienes transitan libremente por él y se ocupan de todo el proceso que implica garantizar la entrada de las mercaderías. Sea como sea, ellos son quienes ponen las mercancías en Maicao, 236

5 Los Wayúus, un pueblo sin fronteras en medio de dos naciones en donde son comercializadas por guajiros, árabes o blancos (el resto de la población generalmente procede del interior del país). A Venezuela también ingresan productos que provienen del puerto colombiano de Portete, y aunque el ingreso es más duro, mediante sobornos y altercados se hace realidad. En fin, el contrabando es una realidad y muy seguramente no va a dejar de existir, pese a las restricciones aduaneras. Es decir concluye ella, el libre comercio hace parte de su cultura. Aunque históricamente los Wayúus del territorio colombiano, a diferencia de otros grupos étnicos, habían estado al margen del conflicto armado hasta donde eso es posible, en el mandato presidencial de Álvaro Uribe llegaron a la zona los paramilitares, que perpetraron masacres y dieron lugar a un desplazamiento de población nunca antes visto. Aunque los indígenas no abandonan su territorio, la vida está por encima de este principio; los Wayúus se están yendo de sus tierras y no están regresando, y eso preocupa a la comunidad. A ello se le suma que con el paso del tiempo Maracaibo se ha constituido en una ciudad que les ofrece oportunidades y ellos adquieren allá un nivel de vida mejor. Es el centro de diversión de los habitantes de la zona. Además, actualmente el gobierno venezolano de Hugo Chávez ha abierto las puertas al Wayúu y la imagen de ellos ha mejorado en Maracaibo, pues tradicionalmente se los menospreciaba, entre otras cosas porque algunos de ellos llegaban allí por líos con la justicia colombiana y se había creado un estigma del guajiro colombiano como prófugo. Ahora hay una mayor valoración étnica en ese país. Finalmente, como la especialidad de Mile es la educación, no podía dejar de contarnos que con respecto a este tema, en el territorio fronterizo los pelaos (término usado para referirse a jóvenes o niños) están favorecidos por el ofrecimiento del gobierno venezolano de incentivos para el estudio; además, les dan bonos, hay infraestructura, etc. Debido a que, por razones culturales, en la cultura de su pueblo no está prevista la educación tradicional, el sistema de ellos no contempla que los niños asistan a una institución educativa; su aprendizaje se hace por la tradición y la interacción, y hay que incentivar a los estudiantes para que asistan a las clases formales, lo que, por supuesto, no ocurre en territorio colombiano. Esto hace parte de las diferencias entre las condiciones de los habitantes fronterizos de uno y otro país. 237

6 Proyecto Espiral Con una profunda mirada de ojos negros, característica de la raza Wayúu, Mile concluyó diciendo: Cuando uno cruza la frontera hacia Venezuela, así esté en el mismo paisaje, en el mismo lugar, siente la diferencia, siente que está en otro país. Por ejemplo, a ese lado de la frontera hay agua. A este lado, en Colombia, no. Las diferencias profundas entre estos dos países se tornan reales en la frontera, toda vez que sus habitantes, en la vida diaria, se enfrentan a los resultados de las historias de dos naciones, que para el caso se cruzan con la historia de una cultura centenaria como es la de los Wayúus. La frontera tiene una doble condición. Existe y no existe. En ciertos aspectos es un muro, en otros no es nada. Es claro que para Mile fue un inconveniente no tener su ciudadanía colombiana, hasta cuando llegó a Bogotá. Esto indica que de cierta forma la zona limítrofe de Paraguachón existe más en el interior del país que en el territorio mismo de la frontera. Desde la colonización española de América los Wayúus han tenido que vivir con una frontera impuesta, y ahora se ve la diferencia, pues los de un lado poseen los privilegios de vivir en un país con mejor infraestructura social. Sin embargo, esto no ha provocado la ruptura de la cultura de este pueblo, ni la división del mismo en dos. Esa cultura ha resultado ser más fuerte que los formalismos de las naciones. Los Wayúus son Wayúus acá o allá. No hay diferencias. Cuidan su territorio acá o allá y no lo dejan ni siquiera por agua o gasolina. Solo la vida se protege más que el territorio. Más de quinientos años de resistencia dan cuenta de la fortaleza de una cultura que no se extingue a pesar del racismo, la exclusión, la esclavitud y el robo. La frontera les ha traído problemas pero sobre todo ha puesto en evidencia la fortaleza de unos sobre otros. Ellos han superado las barreras de los linderos y, aún más, se han valido de ellas para su supervivencia. Esto puede ser una indicación de que en la realidad lo que hay es una inexistencia de la frontera física, pues a pesar de ser colombianos o venezolanos, realmente son Wayúus. Desde cierta perspectiva, esto indica que la integración está en las relaciones y no en el territorio, pues en este 238

7 Los Wayúus, un pueblo sin fronteras en medio de dos naciones caso el territorio está dividido en dos. Esta idea concibe la posibilidad de integración entre sociedades distantes que pueden mantener relaciones a pesar del espacio que las separa. Además, la experiencia de Mile, quien definitivamente se identifica como colombiana, nos enseña cómo se construye una identidad nacional, principalmente a través de la educación. Pero concluyamos recordando que la muchacha, más que colombiana o venezolana, es Wayúu, y esto es lo que cuenta cuando de por medio están los límites nacionales. Tania Patiño taniaepv@hotmail.com 239