La tolerancia liberal en la obra de John Rawls y de Friedrich A. Hayek

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1 ISEGORÍA. Revista de Filosofía Moral y Polítia N.º 51, julio-diiembre, 2014, , ISSN: La tolerania liberal en la obra de John Rawls y de Friedrih A. Hayek Liberal Tolerane on the work of John Rawls and Friedrih A. Hayek PALOMA DE LA NUEZ Universidad Rey Juan Carlos RESUMEN. En la disusión atual sobre la tolerania, la teoría polítia liberal predominante sigue muy ligada a los argumentos que ya se esgrimieron en el pasado en la disusión sobre la tolerania religiosa. Como el desarrollo de la misma fue una de las raíes del liberalismo, muhos autores liberales asumen que la separaión Iglesia/Estado proporiona el paradigma para abordar hoy otro tipo de diferenias. De heho, eso es lo que ourre en Liberalismo Polítio de J. Rawls en el que enontramos semejanzas interesantes on el pensamiento de F. A. Hayek, lo que apoyaría la tesis de que Rawls aabó justifiando la tolerania sobre premisas típias del liberalismo lásio, probablemente porque el liberalismo no está equipado inteletualmente para defender otro tipo de tolerania. Palabras lave: Tolerania; justiia; moral; multiulturalismo; Estado; ley; individualismo; liberalismo. ABSTRACT. In the urrent disussion on tolerane, the predominant liberal theory is still largely onneted with past arguments put forward in the disussion on religious tolerane. As its unfolding was one of the roots of liberalism, many liberal authors now assume that the hurh/state separation provides the paradigm for addressing other types of differenes. This is preisely the path taken in J. Rawls Politial Liberalism, in whih we find interesting similarities with the thought of F. A. Hayek, thus supporting the theory that Rawls managed to justify tolerane using the typial premises of lassi liberalism, probably beause liberalism is not intelletually equipped to defend any other type of tolerane. Key words: Tolerane; justie; morals; multiulturalism; identity; State; law; individualism; liberalism. A pesar de la sorprendente afirmaión de F.A. Hayek en el sentido de que las diferenias que le separaban de J. Rawls eran más bien de tipo terminológio y no de fondo, la gran mayoría de los omentaristas de su obra distingue laramente su liberalismo profundamente individualista, del más soial e igualitario de Rawls, uando no oponen ambos liberalismos diretamente. En el segundo volumen de Ley, Legislaión y Libertad, insiste el autor austriao en que [Reibido: noviembre 2012 / Aeptado: abril 2014] 649

2 Paloma de la Nuez los que interpretan la obra de Rawls omo la obra de un soialista están equivoados, y que oinide on él en su tesis de que los prinipios de justiia definen más bien las exigenias que es preiso imponer sobre las instituiones y atividades oletivas 1. Es ierto que, si en la Teoría de la justiia existen argumentos difíiles de ompaginar on iertos presupuestos básios del pensamiento hayekiano, no ourre lo mismo on Liberalismo Polítio, sobre todo en lo que a la idea de tolerania se refiere. Y aunque Hayek no desarrollara espeífiamente una teoría de la tolerania, sí puede deduirse de sus premisas liberales qué onepto de tolerania defendía, on qué argumentos lo haía y uáles debían ser sus límites, y ahí es preisamente donde enontramos semejanzas interesantes on el pensamiento de J. Rawls 2. La reflexión sobre la tolerania vuelve a estar hoy de plena atualidad. La persistente preoupaión por busar una definiión lara del onepto, por enontrar sólidos fundamentos para apoyar su defensa y por fijar unos límites preisos que impidan que la reivindiaión de la tolerania aabe identifiándose on la aeptaión de todo tipo de ondutas y de argumentos, es una onseuenia neesaria de los ambios que se están produiendo en las soiedades demorátias ontemporáneas; de la irunstania de que las omunidades polítias y el mundo ultural en el que vivimos están dejando de ser homogéneos. Paree omo ha esrito J. Gray que el pluralismo es nuestro destino histório. Y por eso, las reivindiaiones de las minorías naionales, de los grupos étnios o de los inmigrantes plantean un profundo desafío a todas las tradiiones polítias oidentales, en palabras de W. Kymlika 3. En el mundo soial en el que vivimos, muho más difereniado y en el que la pluralidad de valores onstituye la norma y no la exepión, nuna ha habido -omo afirma A. Giddens al desribir los efetos de la globalizaión- tantas gentes en on- 1 Vid. la referenia a J. Rawls en Hayek, F.A., Dereho, Legislaión y Libertad, vol. II, Madrid, Unión Editorial, 1979, p. 3 y p. 171, nota 44. Las diferenias que me separan de él son más bien de tipo terminológio que de fondo. 2 Hay autores que sostienen que es posible hallar muhos más puntos de enuentro entre el pensamiento de Rawls y Hayek y que, de heho, debería propiiarse una suerte de alianza entre ambas obras que sirviera para ontrarrestar la influenia de los onservadores y se habla, inluso, de Rawlsekianism (Vid. Arthur, D., Hayek and Rawls, 3 Gray, J., Las dos aras del liberalismo. Una nueva interpretaión de la tolerania liberal, Barelona, Paidós, 2001, p. 47 y Kymlika, W., Ciudadanía multiultural, Barelona, Paidós,1996, p Asimismo, S. Lukes asegura que la reiente inmigraión masiva inspira un relativismo moral presente en las argumentaiones jurídias y polítias del multiulturalismo (Vid. Lukes, S., Relativismo moral, Barelona, Paidós, 2008, p. 14). 650 ISEGORÍA, N.º 51, julio-diiembre, 2014, , ISSN:

3 La tolerania liberal en la obra de John Rawls y de Friedrih A. Hayek tato regular on otras que piensan de modo diferente, por lo que este mismo autor asegura que el ampo de batalla del siglo XXI enfrentará el fundamentalismo on la tolerania osmopolita 4. Por todo esto se ha susitado la neesidad de revisar el onepto de tolerania y de reuperar un onjunto de ideas que sirvan para defender la onvivenia uando ya no se omparten los mismos prinipios e ideales de vida. Y, así, en el debate ontemporáneo en torno a estas uestiones se están utilizando aún argumentos que ya se esgrimieron en el siglo XVI a propósito de la disusión sobre la libertad religiosa, lo que explia por qué la onepión atual de la tolerania está impregnada de argumentos y materiales del pasado o por qué -omo esribe T.M. Sanlon- la tolerania religiosa ofree a vees el modelo para la mayor parte de nuestras ideas sobre la tolerania de otra lase 5. De heho, omo tantas vees se ha señalado, la defensa de la libertad religiosa es la que abre el amino a la defensa de la libertad polítia. La libertad religiosa es la primera que se defiende en la historia, y aunque no sea exatamente lo mismo y no deba onfundirse la tolerania on la libertad, sí es ierto que la tolerania la antiipó y preparó al defender que hay que abstenerse de hostigar a los que profesan ideas onsideradas reprobables y al estableer un ámbito de inmunidad para las deisiones individuales. Esribe G. de Ruggiero: de la presenia y de la luha entre religiones diferentes y enemigas surge la primera y más grande afirmaión del liberalismo moderno: la libertad religiosa 6. Ahora bien, la tolerania no es sinónimo de libertad. Al ontrario: la tolerania se ha entendido muy freuentemente omo una onesión (omo, ourría, por ejemplo, en el Edito de Nantes de 1598), y autores de la talla de T. Payne, Mirabeau, o más reientemente H. Maruse, no han dejado de reordarlo. Preisamente, la onnotaión de tener que soportar paientemente al otro que efetivamente se desprende de la palabra tolerania, tiene muho que ver on la valoraión positiva o negativa que se haga de la existenia de la diferenia. Si la diferenia se vive on una sensaión de miedo y de disgusto, pero a la vez on el onvenimiento de que es inevitable, la tolerania se onvierte en resignaión y se valorará simplemente porque onstituye un mal menor. Desde el momento en que nos vemos obligados a onvivir on gentes que ya no se identifian o que nosotros no identifiamos on la omunidad naional, la tolerania vuelve a onvertirse en un problema polítio. Como esribe 4 Giddens, A., Un mundo desboado. Los efetos de la globalizaión en nuestras vidas, Madrid, Taurus, 2000, p Sanlon, T.M., en Toleration, an elusive virtue, Prineton, Prineton University Press, 1996, p Ruggiero, G. de.,historia del liberalismo europeo, Madrid, Pegaso, 1944, p. XXI. ISEGORÍA, N.º 51, julio-diiembre, 2014, , ISSN:

4 Paloma de la Nuez M. Walzer, the more losely we live together, the more the limits of toleration beome everyday issues 7. Por eso mismo, la teoría polítia ontemporánea se ha visto obligada a ouparse del asunto y se enuentra on la neesidad de dar respuesta a un problema que antes no se había susitado de esta manera ni en estos términos. Y, aunque de auerdo on más de un autor, los liberales atuales no se han oupado espeialmente del tema, lo han evitado o no han mostrado muho interés, la teoría liberal ontemporánea (en uya tradiión la tolerania ha sido siempre un valor fundamental) no ha podido, a la postre, evitar la uestión 8. Y, puesto que las soiedades en las que esta uestión se está susitando son preisamente las soiedades demorátias desarrolladas que se fundamentan en los prinipios liberales araterístios de la ivilizaión oidental, es sobre todo a la dotrina polítia liberal entendida en el sentido más amplio del término, a la que le orresponde dar respuestas 9. Respuestas a lo que realmente se está planteando en este debate: si es posible el mantenimiento de la unidad polítia sin que exista uniformidad ultural; si es ierto o no -omo sugiere B. Parekh- que el proyeto de unifiaión ultural en que todo Estado onfía para garantizar su estabilidad y ohesión is no longer viable 10. Porque si en époas pasadas de la historia europea el problema era ómo mantener la unidad polítia uando ya no se ompartía una misma religión, ahora la religión ha sido sustituida por la ultura. De ahí que una de las uestiones que se disuten hoy en día sea hasta qué punto el modelo de la separaión Iglesia/Estado que propuso el pensamiento polítio de orte liberal y 7 Walzer, M., The Politis of Differene. Statehood and Toleration in a Multiultural World, en Mkim, R. (ed.), The Morality of Nationalism, Oxford, Oxford University Press, 199, p Por el ontrario, asegura Kymlika que el liberalismo del siglo XIX no era tan hostil al reonoimiento de las peuliaridades, por ejemplo, naionales, y que los liberales del XVIII y del XIX sí se ouparon del problema (por ejemplo Humboldt, Mill o Lord Aton). Véase Kymlika, op. it., p. Respeto a la importania de la tolerania en la tradiión liberal, S. Mendus reuerda que la tolerania has a speial and privileged status in the liberal tradition, y esta tradiión la ha defendido as a good in itself, not a mere pragmati devie or prudential expedient. Mendus, S., op. it., p. 3. También J. Horton esribe que él estima inontrovertible que liberalism, at least historially, is the politial theory that has partiularly hampioned the mertis of toleration (Vid. On Toleration, op. it., p. 36). Por eso no se onibe el ser liberal y no ser tolerante, hasta el punto de que la palabra liberal se utiliza a menudo omo sinónimo de tolerante. 9 Aunque omo esribe J. Raz, existen hoy ompliated relations of ontemporary liberalism to its llassial anestry. That relationship ist not one of identity (Vid. Multiulturalism: a Liberal Perspetive, Dissent, nº 67, 1994, pp. 67). 10 Vid. Parekh, op. it., p ISEGORÍA, N.º 51, julio-diiembre, 2014, , ISSN:

5 La tolerania liberal en la obra de John Rawls y de Friedrih A. Hayek que se ensayó on éxito en Oidente sigue siendo válido uando omo deimos las diferenias entre los iudadanos ya no son exlusivamente de tipo religioso, sino de índole ultural; teniendo en uenta, además, que las diferenias religiosas de la Europa del Renaimiento se mantenían, a fin de uentas, dentro del maro de una misma ivilizaión, lo que no ourre siempre hoy on las diferenias ulturales. Así, la existenia en el seno de la soiedad de otros grupos ulturales que exigen no sólo respeto y reonoimiento sino derehos y aión positiva, plantea la uestión de si es neesario o no que exista omo mínimo un auerdo sobre valores omunes para la supervivenia de las soiedades; es deir, si es neesaria una soializaión polítia, una identidad omún de base, unos valores mínimos; por lo menos un auerdo básio en torno a las normas para resolver onflitos. Porque, para esos grupos, ya no se trata -omo esribe B. Parekh- de aeptar un papel subordinado dentro de la ultura dominante, sino de afirmar la propia identidad ultural otorgándole un reonoimiento públio que impliaría, inluso, si fuera neesario, una redistribuión eonómia justa que haga posible la autodeterminaión 11. Esta neesidad de reonoimiento sin la ual no se asienta la propia identidad onstituye, según C. Taylor, una preoupaión típiamente moderna, a lo que hay que añadir omo esribe S. P. Huntington que los años noventa han onoido la explosión de una risis de identidad a esala planetaria 12. Los pueblos tienden ada vez más a refugiarse en los valores de la ivilizaión a la que perteneen porque sienten amenazada su propia identidad por lo que interpretan omo imperialismo ultural, y porque estiman que sólo su ivilizaión puede ofreer ya la identifiaión ultural que las personas neesitan para vivir. Aunque otros autores omo J. Tully opinan que esta búsqueda por parte de las minorías de reonoimiento y respeto se puede interpretar omo un aspeto más de la demanda por una mayor y más auténtia igualdad. De ahí que uno de sus objetivos sea, por ejemplo, el introduir la diversidad ultural en los u- 11 Parekh, B., Rethinking Multiulturalism. Cultural Diversity and Politial Theory, Londres Mamillan, 2000, p. 2. En este sentido, algunos autores interpretan la polémia sobre el uso del pañuelo en la esuela públia por parte de las mujeres musulmanas en Frania omo una manifestaión más de esa reivindiaión de la identidad ultural islámia, y no tanto omo un asunto verdaderamente religioso. 12 Vid. Taylor, C., La étia de la autentiidad, Barelona, Paidós, Para su ya élebre y polémia tesis del enfrentamiento entre ivilizaiones, véase Huntington, S., El hoque de ivilizaiones, Barelona, Paidós, Sin embargo, otros autores onsideran que preisamente la soiedad omerial internaional es una ventaja para la tolerania porque difunde el eseptiismo. Held, D., Toleration: an elusive Virtue, Prineton, Prineton University Press, 1996, p. 26). ISEGORÍA, N.º 51, julio-diiembre, 2014, , ISSN:

6 Paloma de la Nuez rriula de los olegios y las universidades 13. Porque probablemente también sea ierto que la reivindiaión de la identidad ultural sea muy a menudo una respuesta ontra la marginaión soial. El omunitarismo y las identidades oletivas se viven también omo refugio frente al malestar soial que siente el emigrante en soiedades europeas. Y, por otro lado omo esribe I. Fetsher uanto más débil y frágil es la identidad de los individuos y de los grupos, más temor se siente ante la diferenia; la intolerania tiene muho que ver on la inseguridad de la propia identidad y de las propias onviiones 14. La tolerania reflexiva e ilustrada de J. Rawls En fin, omo esribiera Rafael del Águila refiriéndose a estas uestiones, tenemos, omo puede verse, de todo menos laridad 15. Por eso reemos que meree la pena seguir profundizando en las aportaiones más relevantes e influyentes en filosofía polítia y moral de los últimos tiempos on el objetivo de ir alarando, además, algunas ideas que puedan ser útiles en el debate ontemporáneo sobre lo que debe y no debe ser tolerado en las soiedades multiulturales ontemporáneas. Nos referimos, sobre todo, al libro del último Rawls, Liberalismo Polítio (1993), en el que el profesor de Harvard amplía y revisa su Teoría de la justiia esrita veinte años antes. La mayor parte de los intérpretes de su obra omparte la impresión de que en Liberalismo Polítio Rawls deidió tomar en uenta el modo en que las soiedades modernas han ido ambiando hasta onvertirse en soiedades multiulturales, aspeto se ha señalado algo desuidado en su obra anterior (lo que le granjeó, entre otras, las rítias de los omunitaristas) 16. Es deir, el filósofo ameriano trataría de dar respuesta al heho del nuevo pluralismo ahora 13 Vid. Tully, J., Identity Politis, en The Cambridge History of Twentieth-Century Politial Thought, Cambridge, Cambridge University Press, 2002, pp Ibidem, p. 524: This type of demand standardly alls for equity poliies in hiring in the private and publi setors, the introdution of ultural diversity in the urriula of shools and universities, and eduation of attitudes towards ulturally dissimilar others in the publi life of modern soieties. 14 Fetsher, I., La tolerania. Una pequeña virtud impresindible para la demoraia. Panorama histório y problemas atuales, Barelona, Gedisa 1996, p. 13. También F. Savater esribe que el afán uniformizador de quienes no soportan la inertidumbre de no verse siempre reflejados en lo que les rodea es una fuente importante de la intolerania atual. Vid. su artíulo La tolerania, en Claves de razón prátia, it., p. 30. En este sentido, añade que la tolerania se opone a este onepto exluyente de la identidad (p. 31). 15 Véase su artíulo Tolerania y multiulturalismo. Instruiones de uso, en Claves de razón prátia, nº. 125, septiembre 2002, p Gargarella, R., Las teorías de la justiia después de Rawls. Un breve manual de filosofía polítia, Paidós, Barelona, 1999, pp. 192 y 199, nota ISEGORÍA, N.º 51, julio-diiembre, 2014, , ISSN:

7 La tolerania liberal en la obra de John Rawls y de Friedrih A. Hayek que la unión soial no se funda ya en una onepión del bien, tal omo se da en una fe religiosa omún o en una dotrina filosófia 17. Y es que el liberalismo polítio omo Rawls lo entiende rehaza que la soiedad sea o deba ser omo una omunidad o que su unidad haya de basarse en una onepión omprehensiva del bien. Además, ya no es posible una onepión de la justiia públia basada en una únia onepión del bien: El liberalismo polítio rehaza que la soiedad polítia sea una omunidad entre otras osas porque lleva a la negaión sistemátia de las libertades básias y abre las puertas al uso opresivo del monopolio estatal de la fuerza 18. Por eso, el desafío onsiste en fundamentar un onsenso polítio básio en una soiedad libre, on independenia del origen ultural de sus miembros, que garantie la estabilidad y la lealtad. En las soiedades demorátias pluralistas, en las que no existe auerdo sobre qué es la vida buena, la onvivenia sólo será posible si se produe un auerdo en torno a un onepto polítio de justiia (la primera virtud de las instituiones soiales); es deir, si la justiia se muestra imparial respeto a la pluralidad de onepiones de vida. Los prinipios de justiia deben ser neutrales y tratar a todos los individuos on el mismo respeto y onsideraión puesto que todos los seres humanos omparten una misma dignidad. La dotrina rawlsiana se presentaría esta vez omo una dotrina meramente polítia que aspira a atuar omo base para un auerdo polítio estable. Ya no se trata de metafísia sino de polítia; de ahí la prioridad de lo orreto sobre lo bueno. Por eso obra gran importania el onepto de razón públia. Porque, aunque los iudadanos defiendan diferentes dotrinas omprehensivas de aráter religioso, filosófio, étio et., pueden haerlo omo personas razonables; es deir, motivando sus onviiones raionalmente desde premisas que todos pueden reonoer, y estando dispuestos a aeptar los términos de la ooperaión que otros, reíproamente, también aeptan. Vemos, pues, que Rawls es optimista respeto a la omún raionalidad de todos los seres humanos y su voluntad y disponibilidad a dar respuestas raionales a las grandes preguntas morales. De ahí que la onstituión polítia puede aeptarse a la luz de prinipios e ideales admisibles para una razón humana omún; por eso, los argumentos polítios fundamentales apelan a la razón; una razón polítia expurgada de onsideraiones metafísias. En definitiva, las dotrinas razonables aeptan la onepión polítia de la justiia 17 J. Rawls, Liberalismo polítio, Crítia, Barelona, 1996, pág Ibidem, p Aunque el que la soiedad no sea una omunidad no quiere deir que no existan objetivos finales omunes o que no se omparta un objetivo polítio fundamental omo puede ser el que los iudadanos presten apoyo a instituiones justas y sean justos los unos on los otros. Esa es la base del bien de una soiedad orretamente ordenada. ISEGORÍA, N.º 51, julio-diiembre, 2014, , ISSN:

8 Paloma de la Nuez ada uno desde su punto de vista y ponen así las bases de la unidad soial. (Lo que no exluye que aunque se apoye el sistema onstituional mismo, se rehaen leyes onretas o deisiones partiulares) 19. Cuando todos los miembros de la soiedad, miembros razonables, justifian la onepión polítia ompartida, tenemos ese onsenso entreruzado o entretejido (overlapping onsensus) independientemente de uáles sean las razones por las que ada uno la aepte. Porque es perfetamente posible que las diferentes onepiones del bien sean inompatibles entre sí, pero sobre determinados prinipios básios o fundamentos onstituionales (los que se, entiende, que se han elegido en la posiión original), ree Rawls que puede darse un onsenso que refleje aquello que todos estarían dispuestos a aeptar, eliminando de la agenda polítia los asuntos apaes de generar onflitos graves que podrían soavar las bases de la ooperaión soial 20. Paree, por onsiguiente, que Rawls habría onseguido así una justifiaión étiamente neutral; una justifiaión que no presupondría ninguna filosofía del hombre y que sólo ontemplaría al individuo omo iudadano libre, igual, raional y razonable sin invoar ninguna onepión del bien. Sin embargo, en esta soiedad plural en la que onviven iudadanos on diferentes onepiones sobre la vida buena, ni todo vale ni todo se tolera. Rawls admite que no hay mundo soial que no exluya algunos estilos de vida que realizan de alguna manera espeial determinados valores fundamentales 21, y ya en su Teoría de la justiia había esrito que en la posiión original las partes esogerían prinipios que asegurasen la libertad religiosa y moral aunque nadie onoiese (atúan tras el velo de ignorania) sus propias onviiones, pero que a pesar del reonoimiento de esas libertades, estas pueden estar reguladas, omo siempre, por el interés estatal en el orden y la seguridad públios 22. El mantenimiento del or- 19 Rawls, Liberalismo polítio, it., p Según A. Gutman, uando no sea posible un auerdo razonable, podría apelarse a la ivi friendship, al respeto mutuo entre las personas. La exigenia de reiproidad supone respetar a los adversarios omo gente moralmente razonable. Vid. Rawls on the Relationship between Liberalism and Demoray en The Cambridge Companion to Rawls, Cambridge, Cambridge University Press, 2003, p Rawls, Liberalismo polítio, it., p En realidad, muy poos autores admiten una tolerania sin límites y Rawls no es una exepión, pues omo esribe Garzón Valdés la tolerania indisriminada, la tolerania pura, sin limitaiones, termina negándose a sí misma y en su versión más radial equivaldría a la eliminaión de toda regulaión del omportamiento humano (Vid. Garzón Valdés, E., op. it. p. 411). También W. Kymlika que asegura que las demoraias liberales pueden aomodar y adoptar muhas formas de diversidad ultural, admite, sin embargo, que no todas. Dentro de la tradiión liberal se puede otorgar un estatus espeífio a las ulturas minoritarias, aunque reonoe, os riesgos de esta medida. (Vid. Kymlika, W., Ciudadanía multiultural, Barelona, Paidós, 1995, p. 211). 656 ISEGORÍA, N.º 51, julio-diiembre, 2014, , ISSN:

9 La tolerania liberal en la obra de John Rawls y de Friedrih A. Hayek den y la seguridad públia son requisitos eseniales para que todos y ada uno puedan perseguir sus propios planes de vida. El liberalismo aepta la pluralidad de onepiones del bien omo un heho de la vida moderna, supuesto, obvio es deirlo, que esas onepiones respeten los límites definidos por los prinipios de justiia adeuados porque ni es posible ni es justo permitir que todas las onepiones del bien se desarrollen, esribe Rawls 23. Existen algunos estilos de vida que inevitablemente hay que exluir. Hay soiedades que por su ultura e instituiones son inompatibles on determinadas estilos de vida, lo ual signifia que las diferentes onepiones en disputa deben ompartir los rasgos básios del liberalismo igualitario. Por lo tanto, las exigenias de los iudadanos que pretendan seguir estilos de vida transgresores de iertos límites (los fundamentalistas, por ejemplo) areen de peso porque hay estilos de vida dignos de la adhesión de los iudadanos y otros no. Y no se trata de ninguna injustiia, ni esto supone que se tenga una atitud sesgada haia esas dotrinas, sino que es una neesidad soial pues omo esribía I. Berlin es imposible realizar todos los valores absolutos 24. El mismo filósofo ameriano reonoe la relaión de la tolerania liberal (que se identifia on la libertad moral, de onienia o de pensamiento) on la disusión sobre la libertad de onienia durante las guerras de religión y asegura que esta no se deriva de neesidades prátias o de razones de Estado, sino del prinipio igual de la libertad, y que la defensa de la misma no tiene por qué onduir al eseptiismo o a la indiferenia religiosa 25. Y explia en su Teoría de la Justiia que desde el punto de vista de la posiión original no puede aordarse que haya una autoridad que se arrogue el dereho a soluionar problemas de dotrina teológia o de verdad religiosa (omo también ourría en la disusión sobre la tolerania en la obra de J. Loke). Al ontrario, la libertad de onienia y la libertad religiosa serían laramente prinipios de justiia elegidos en esa situaión tras el velo de ignorania, y reordemos que esos prinipios esogidos de ese modo en esa situaión onstituyen la base de la moralidad polítia definiendo un pato de reoniliaión entre las diferentes religiones, reenias morales y formas de ultura 26. Pero vuelve a insistir en que la toleran- 22 Rawls, J., Teoría de la justiia,, Madrid, FCE, 1979, p Rawls, J., Liberalismo polítio, it., pp. 221 y De auerdo on I. Berlin, no hay un ideal de vida que pueda onquistarse; los valores morales que perseguimos pueden ser inompatibles entre sí porque no hay valores universales armoniosos. (Vid. El sentido de la realidad,, Madrid, Taurus, 1998, p. 122). Rawls está de auerdo on Berlin en que no hay mundo soial sin pérdida y en que, por onsiguiente, es inevitable exluir estilos de vida. (Liberalismo Polítio, it., p. 231, nota 32). 25 Vid. Teoría de la justiia, it., p Ibidem, p. 255 ISEGORÍA, N.º 51, julio-diiembre, 2014, , ISSN:

10 Paloma de la Nuez ia no supone tolerar a los intolerantes, porque es legítimo limitar la libertad uando es neesario para la libertad misma. La justiia no requiere que los hombres permanezan oiosos mientras otros destruyen las bases de su existenia. Por lo tanto, el tolerante tiene dereho a frenar al intolerante uando existe peligro inminente para la libertad de los demás 27. Ahora bien, para formular una demanda ontra la onduta y la reenia de los otros, tenemos que apelar a pruebas y razones que todos puedan aeptar y demostrar que sus aiones nos perjudian apelando exlusivamente a los prinipios de justiia que son los únios que autorizan demandas sobre las instituiones; sólo sobre la base de esos prinipios se pueden juzgar la pertinenia de esas relamaiones 28. No obstante, uando la onstituión en sí misma es segura y estable (y Rawls onsidera que una onstituión justa tiende a serlo), no hay razón para negar la libertad a los intolerantes. Es deir, paree que sólo en situaiones espeiales o uando se apreien riesgos reales o inminentes para las instituiones de la libertad, está justifiado limitar la tolerania a los que no son tolerantes. El optimismo de Rawls le lleva a reer que esas ideas sólo las apoyarán grupos minoritarios. Está onvenido de que el heho del pluralismo mismo empuja siempre haia un pluralismo razonable y que, salvo fundamentalismos, las prinipales religiones histórias son dotrinas omprehensivas razonables 29. Las dotrinas omprehensivas reonoen que el pluralismo es una ondiión humana y supone tolerania respeto a las otras dotrinas omprehensivas. Porque él sólo se refiere a un pluralismo razonable, no a un tipo de pluralismo en el que hay margen para dotrinas irraionales, enloqueidas o agresivas 30. De todos modos, en ningún aso, ni aun reyendo que estemos en posesión de la verdad, debemos usar la oaión. Sería, uanto menos, irrazonable: Cuando hay una pluralidad de dotrinas razonables, es irrazonable por deir lo menos pretender usar las saniones del poder estatal on objeto de orregir o aun astigar a aquellos que disrepan de nosotros 31. Es deir, lo razonable es ser tolerante. Además, igual que en el debate del pasado sobre las 27 Ibidem, pp. 250 y ss. 28 Ibidem, pp. 497 y 255. En estos asos, el liberalismo polítio no tiene por qué abstenerse de realizar afirmaiones aera de las onepiones omprehensivas apelando a la autoridad de la razón. 29 Ibidem, pp. 198 y Liberalismo polítio, it., p Este optimismo ya se peribía en Teoría de la justiia uando aseguraba que en una soiedad donde reina un lima de tolerania, la seta intolerante tenderá a ser ada vez menos intolerante y a aeptar la libertad de onienia que, por otra parte, los mismos intolerantes reonoerían omo prinipio de justiia si tuvieran que deidir en una hipotétia posiión original. (Vid. Teoría de la justiia, it, pp. 253 y 254). 31 Ibidem, p ISEGORÍA, N.º 51, julio-diiembre, 2014, , ISSN:

11 La tolerania liberal en la obra de John Rawls y de Friedrih A. Hayek onseuenias de la perseuión religiosa, se entiende que la intolerania respeto a la expresión o manifestaión de esas diferenias produiría más desórdenes y problemas que la atitud ontraria: es deir, es más útil para la onvivenia y el orden soial tolerar que no haerlo. Sin embargo, todo esto no signifia que las diferentes opiones de vida basadas en diferentes opiones morales, religiosas o ulturales no puedan atuar y expresarse libremente, siempre y uando no inumplan la legalidad vigente ni onulquen los derehos y libertades existentes en las soiedades demorátias. Pero, en prinipio, las asoiaiones partiulares puedan organizarse libremente omo quieran, aunque en este punto aparee una restriión que enontraremos en Liberalismo polítio: la vida y disiplina interna de estas asoiaiones están sujetas a la restriión de que sus miembros tengan una libertad efetiva para deidir si ontinúan o no su afiliaión, porque a la libertad de onienia y a la libertad de ambiar de fe no se puede renuniar. Es deir, Rawls restringe la tolerania de un modo pareido a omo lo hizo Loke en su Carta sobre la tolerania, porque Loke sólo otorgaba derehos polítios a los miembros de iertas iglesias, las que umplían on iertos requisitos, pero no a los que perteneen a iglesias teorátias (omo la atólia), ya que úniamente onsideraba apta para la tolerania ivil a las ongregaiones que busasen libre y raionalmente la verdad salvadora; si onebían la fe omo una dotrina impuesta autoritariamente, no se debían tolerar 32. Pero esto tampoo supone que el Estado deba favoreer una religión en partiular. El Estado liberal no se oupa de dotrinas filosófias o religiosas porque de los prinipios de la justiia se deriva que el gobierno no tiene ni el dereho ni el deber de haer en materia de moral y religión, lo que él o una mayoría (o quien quiera) desee haer. Su deber se limita a garantizar las ondiiones de igualdad de la libertad religiosa y moral 33, esribe el filósofo de Harvard. Pero en realidad, el Estado liberal no se abstiene totalmente; según el liberalismo, el Estado podría usar la oerión para respaldar valores si son justifiables polítiamente y fruto de un auerdo libre y razonado. Debe proteger y promover la apaidad moral de revisar las onepiones del bien (en eso onsiste la autonomía, valor esenial del liberalismo, vinulado a la dignidad de la persona). Esto supone que, desde un punto de vista liberal, se puede estimular y fomentar iertas virtudes polítias omo la propia tolerania. Sin embargo, para 32 Vid. Rawls, J., Liberalismo polítio, it, pp , y M. J. Villaverde y J.C. Laursen (ed.), Forjadores de la tolerania, Madrid, Tenos, 2011, p Rawls, J., Teoría de la justiia, it., p En este mismo sentido, añade Rawls en la misma página: por tanto se rehaza también la noión del Estado laio omnipontente. ISEGORÍA, N.º 51, julio-diiembre, 2014, , ISSN:

12 Paloma de la Nuez Rawls, estas restriiones no suponen que las instituiones favorezan ninguna dotrina omprehensiva partiular, porque el que el liberalismo polítio sea neutral no le impide asegurar la superioridad de determinados valores morales. Así, la justiia omo equidad inluye una noión de determinadas virtudes polítias- las virtudes de la ooperaión soial equitativa, por ejemplo: las virtudes de ivilidad, tolerania, de razonabilidad y del sentido de equidad 34. Por lo que también queda justifiado que un régimen onstituional pueda tomar medidas para robusteer esas virtudes polítias on ampañas, por ejemplo, ontra la disriminaión religiosa y raial sin, por ello, estar promoviendo una dotrina omprehensiva onreta 35 : De manera que si un régimen onstituional toma iertas medidas tendentes a robusteer las virtudes de la tolerania y de la onfianza mutua, por ejemplo, on ampañas ontrarias a varios tipos de disriminaión religiosa y raial (aunque respetuosas on la libertad de onienia y de expresión), no por ello se onvierte en un estado perfeionista del tipo que enontramos en Platón y en Aristóteles, ni puede deirse que promueva una determinada religión, omo los estados atólios y protestantes de la temprana modernidad. Lo que hae es, en ambio, tomar medidas razonables para robusteer las formas de pensar y los sentimientos en que se apoya la ooperaión soial equitativa entre iudadanos libres e iguales. De auerdo on sus tesis, esto no signifia que el Estado promueva, en nombre propio, una partiular dotrina omprehensiva, aunque reonoe que algo es bueno sólo uando se ajusta a las formas de vida ompatibles on los prinipios del dereho ya existentes. En definitiva, la estrutura básia de un régimen onstituional se formula en términos de iertas ideas intuitivas fundamentales que se onsideran latentes en la ultura polítia de una soiedad demorátia 36. Es evidente, entones, que el Estado liberal puede alentar legítimamente determinados estilos de vida y desalentar o exluir otros, omo los que entran en onflito direto on los prinipios de justiia porque defiendan, por ejemplo, la disriminaión o la represión de las personas o en el aso de religiones que sólo pueden mantener su onepión del bien ontrolando la maquinaria estatal y ejeriendo la intolerania. En ese aso debe quedar laro que tal religión dejaría de existir en la soiedad bien ordenada del liberalismo polítio 37. Asimismo, en relaión on la eduaión impartida por iertos grupos o asoiaiones, el liberalismo polítio podría exigir que la eduaión de los hijos inluyera osas tales omo el onoimiento de sus derehos onstituionales y 34 Liberalismo polítio, it., p Ibidem, p Liberalismo polítio, op. it, p Ibidem, p ISEGORÍA, N.º 51, julio-diiembre, 2014, , ISSN:

13 La tolerania liberal en la obra de John Rawls y de Friedrih A. Hayek iviles, de modo que llegaran a saber que existe en su soiedad la libertad de onienia. Es más, la eduaión debería estimular en ellos determinadas virtudes omo, por ejemplo, la de ser autosufiientes. Es deir, se debe garantizar que nadie sea ignorante de sus derehos básios, y aunque afirma que la justiia omo equidad no pretende ultivar las virtudes liberales de la autonomía y la individualidad sino que respeta las pretensiones de quienes de auerdo on su religión desean huir del mundo moderno, siempre tiene que ser en el supuesto de que quienes lo hagan reonozan los prinipios de la onepión polítia de la justiia y apreien sus ideales polítios de la persona y la soiedad 38. La tolerania liberal de Hayek A Hayek también le preoupaba el heho de que ada vez había menos onsenso sobre lo que él onsideraba los valores básios de la ivilizaión oidental, y era plenamente onsiente de que en las soiedades ontemporáneas no se puede aspirar a lograr un auerdo total sobre un ódigo étio onreto. En los países de Oidente esribe todavía paree que se registra amplia oinidenia sobre iertos valores fundamentales. Ahora bien, tal auerdo ya no es explíito; y si aquellos valores han de reuperar todo su vigor, es urgente e ineludible reinstaurarlos y reivindiarlos sin reservas 39. Hayek paree dudar de que puedan onvivir diferentes sistemas morales en una misma soiedad, por eso habla de la neesidad de mantener una atmósfera, un ethos liberal, sin el ual la libertad no duraría muho. Algo pareido a la tesis de Rawls de que un régimen onstituional se formula en términos de iertas ideas intuitivas latentes en la ultura polítia; lo que Hayek llamaría prinipios, reenias, valores, usos, hábitos o tradiiones muhas de ellas implíitas y/o inartiulables. Y no onviene olvidar que, en última instania, también la estrutura básia y las instituiones bajo las que uno vive moldean la onepión del hombre, de sus fines y su aráter, ejeriendo una funión eduativa en la que, además, Rawls espera y onfía. De este modo, las instituiones eduan a los iudadanos produiéndose una suerte de soializaión inonsiente y se admite que en un ré- 38 Ibidem, p Inluso J. Raz, que onsidera la existenia de la diversidad omo algo neesario para el pleno desarrollo de la autonomía personal y que admite que una soiedad puede ontener en su seno varias ulturas, exige, sin embargo, que éstas respeten un mínimo de valores liberales omo es el valor, para él entral, de la autonomía personal. Es deir, los prinipios liberales exigen que los no liberales se gobiernen internamente omo si lo fueran. Lo que supone, omo se ve, una ontradiión que puede ser, además, interpretada omo una manifestaión de imperialismo ultural omo, de heho, haen los partidarios del multiulturalismo. (Vid. Mulhall, S., y Swift, A., El individuo frente a la omunidad, Madrid, Temas de hoy, 1996, p. 422). 39 Vid. Los fundamentos de la libertad, Madrid, Unión Editorial, 1975, p. 21. ISEGORÍA, N.º 51, julio-diiembre, 2014, , ISSN:

14 Paloma de la Nuez gimen onstituional en el que las instituiones no favoreen ninguna dotrina omprehensiva partiular, está justifiado que se puedan tomar medidas para robusteer determinadas virtudes polítias, omo la tolerania, mediante ampañas ontra la disriminaión religiosa y raial, por ejemplo 40. Porque tanto Rawls omo Hayek estaban onvenidos de la superioridad de iertos valores morales omo la dignidad del ser humano onebido siempre omo un fin en sí mismo y nuna omo un medio. (No en vano también el pensamiento hayekiano tiene una fuerte impronta kantiana hostil al utilitarismo). Sin embargo, reer en la libertad signifia también que no nos onsideramos el juez último de los valores de otra persona; que no nos sentimos on títulos para impedirle la proseuión de fines que desaprobamos, a ondiión de que diha persona no infrinja la esfera igualmente protegida del resto de la gente. Cada ser humano tiene su propia esala de valores que debemos respetar aun uando no la aprobemos 41. Es deir, debemos tolerar (en el sentido de soportar ), valores ajenos que no ompartimos siempre y uando se respete el límite que fijan los derehos de los demás individuos. Los límites de la tolerania lo onstituyen las libertades de los otros y, en ese sentido, no todo vale y no todo se tolera, omo también pensaba Rawls. No obstante, el Gobierno no debe tener objetivos morales propios, no tiene por qué tener propósito moral alguno y, menos aún, imponerlo. Denunia, inluso, el eonomista vienés, que en nuestros tiempos el Estado se ha arrogado una funión moral y que va imponiendo un estilo de vida, una idea de lo que es la vida buena, amparándose en el término soial, que lo abara y legitima todo, lo ual no signifia negar que la libertad no ha funionado nuna sin la existenia de hondas reenias morales 42. Sin embargo, el que el Gobierno no deba perseguir objetivos morales, no signifia omo han señalado tantos intérpretes de su obra que el mismo liberalismo hayekiano no exprese, él mismo, una onepión determinada y sustanial del bien; la idea de que hay un modo de vida que es el mejor. Un modo de vida que reuerda, además, al de Rawls, puesto que en última instania perteneen ambos a la misma tradiión liberal; la que sostiene que la mejor forma de vida es la de los individuos autónomos. De ahí que Hayek afirme una 40 Vid. Liberalismo polítio, it., p Y, aunque Rawls lo niegue explíitamente y afirme que su liberalismo polítio no es lo mismo, aunque se pareza, al liberalismo omprehensivo de Kant o de Mill, defiende que se eduque a los hijos en una onepión liberal del mundo y de la vida. 41 Los Fundamentos de la libertad, op. it., p. 115 y Camino de Servidumbre, Alianza, Madrid, 1978., p Hayek, Los Fundamentos de la libertad, it., p ISEGORÍA, N.º 51, julio-diiembre, 2014, , ISSN:

15 La tolerania liberal en la obra de John Rawls y de Friedrih A. Hayek y otra vez que no puede ni debe separarse la libertad de la responsabilidad individual en la tarea de haer la propia vida. Seguramente por ello, no tendría reparos en aeptar la propuesta rawlsiana de que la eduaión podría estimular en los iudadanos de un Estado onstituional determinadas virtudes típiamente liberales, pues orreremos menos riesgos si determinadas reenias y onoimientos fundamentales son ompartidos por uantos integran la omunidad ; si no ourriera así, sin ese fondo ultural omún, la oexistenia paífia se onvertiría en una entelequia 43. De forma muy pareida a Rawls, Hayek asegura que no habría la más mínima posibilidad de una polítia oherente ni de entablar una disusión real sobre determinadas uestiones, si no existe una onepión general omún del tipo de soiedad deseada, ierta imagen oherente de la lase de mundo en el que las gentes quieren vivir. Solamente invoando esos prinipios omunes podemos mantener la esperanza de alanzar mediante la disusión un auerdo que resuelva los onflitos de intereses utilizando el razonamiento y la argumentaión en vez de la fuerza bruta 44. En realidad, añade en Ley, Legislaión y Libertad, la adhesión a iertos valores omunes y la observaión de iertas normas y prinipios generales, podría ser sufiiente para garantizar una soiedad pluralista en la que onurra una gran diversidad de fines individuales (individuales, y no de otro tipo) 45. Como el verdadero liberalismo se opone a todos los privilegios, Hayek se opone a las medidas de disriminaión positiva que algunos grupos relaman por su pertenenia a una omunidad o naión espeífia. En ningún aso puede justifiarse la proteión a una posiión adquirida que esonde, según él, un pretexto para imponer los intereses de grupo sobre el interés general. Hay que rehazar ualquier dereho que no se base en reglas igualmente apliables a todos 46. Las medidas que relaman los grupos multiulturales no son aordes on un régimen de libertad, aunque el verdadero liberal no se opone a que proliferen todo tipo de organizaiones intermedias dentro del Estado. No obstante, el prinipal argumento hayekiano a favor de la tolerania y que subyae, además, a toda su filosofía, se basa en la onstitutiva ignorania del ser humano y su limitada apaidad raional, argumentos reurrentes en la Esuela Austriaa de Eonomía a la que perteneía. Rawls había relaionado tam- 43 Ibidem, p Ibidem, p F.A.Hayek, Ley, Legislaión y Libertad, vol.2, it., Madrid, Unión editorial, 1799, p Véase Los fundamentos, it, p Hayek niega que por ser de una omunidad o naión espeífia un individuo tenga derehos a un nivel determinado de riqueza, por ejemplo. (Ibidem, p. 139). Inluso afirma tajantemente que el naionalismo es un veneno (Vid. Individualismo, el verdadero y el falso, Madrid, Unión Editorial, 2009, p. 83). ISEGORÍA, N.º 51, julio-diiembre, 2014, , ISSN:

16 Paloma de la Nuez bién las limitaiones del onoimiento y la tolerania, pero no le daba el mismo peso que Hayek. Para este último, sin embargo, la inevitable ignorania a la que se enfrenta el ser humano explia gran parte de su pensamiento polítio y soial. Todas las instituiones de la libertad son adaptaiones al heho de la ignorania, y de lo que trata el liberalismo hayekiano es de desubrir qué onjunto de instituiones induen a personas on onoimientos limitados a ontribuir lo más posible a satisfaer las neesidades de todos los demás. Es el eseptiismo epistemológio hayekiano el que, en última instania, exige una atitud de humildad y de tolerania haia las opiniones ajenas. Pues la ineludible limitaión de nuestro onoimiento requiere para el desarrollo, supervivenia y progreso de la espeie, la experimentaión y la innovaión que sólo el ejeriio de la libertad y de la tolerania haen posible. Además, el reonoimiento de nuestra falibilidad e ignorania, implia una atitud de modestia y humildad inteletual en el ampo de las ienias humanas. En eso reside, por otra parte, el verdadero individualismo o verdadero liberalismo. Conlusiones Como hemos podido omprobar, en la disusión atual sobre el onepto, los fundamentos y los límites de la tolerania, la teoría polítia liberal predominante sigue muy ligada a los argumentos que ya se esgrimieron en el debate sobre la tolerania religiosa. Como el desarrollo de la misma fue una de las raíes del liberalismo, muhos autores liberales asumen que la separaión Iglesia/Estado proporiona el paradigma para abordar hoy otro tipo de diferenias. De heho, eso es lo que ourre tanto en la obra hayekiana omo en el Liberalismo Polítio de J. Rawls, uando éste aborda este tema separando rígidamente la identidad polítia y la identidad no públia del iudadano, saando del ámbito de lo públio las reenias privadas. Ambos se proponen reservar a la esfera privada de la vida de las personas los aspetos relaionados on la religión y la ultura (inluyendo la onienia de omunidad y el ompromiso on ella), lo que supone la neutralidad del Estado en uestiones que no deben onsiderarse de su inumbenia 47. Lo que hay que haer es aomodarse a la diversidad existente e inevitable para garantizar la estabilidad de las soiedades demorátias atuales. Para ello, lo mejor es que los iudadanos guarden sus diferenias (sus reenias religiosas y atitudes ulturales) para la esfera privada o el ámbito de la soiedad ivil. 47 Aunque, omo más de un omentarista ha señalado, suponer que en el plano polítio el iudadano dejará de lado su ompromiso on sus dotrinas es uanto menos poo realista dada la ontinuidad existente entre las razones polítias y las personales, sobre todo en iertos ideales de vida. 664 ISEGORÍA, N.º 51, julio-diiembre, 2014, , ISSN:

17 La tolerania liberal en la obra de John Rawls y de Friedrih A. Hayek Lo que ourre es que todo esto se paree muho a un mero expediente para evitar el onflito; pura soluión pragmátia que, a pesar de las protestas de Rawls que insiste en su interés en defender la tolerania omo un prinipio moral, se paree demasiado a un mero modus vivendi ( vive y deja vivir ). Por eso, aquellos que ultivan la filosofía moral y que han seguido y admirado a Rawls desde sus iniios, sienten ierta desilusión on su teoría, puesto que ahora, en lugar de busar la verdad, la filosofía polítia debe afanarse por onseguir un auerdo prátio. Como apunta M. Melero, un filósofo moral no debería onformarse úniamente on atraer al onsenso a los que no omparten nuestra visión liberal del mundo para lograr la estabilidad, sino que debería desear que fueran miembros sineros de nuestra omunidad, y para eso la tolerania liberal también neesita una justifiaión omprehensiva. No basta on tolerar a los que son diferentes omo un mal menor 48. Pero lo ierto es que la tolerania rawlsiana sólo se justifia ya polítiamente (por la no razonabilidad de la opresión). El Rawls de Liberalismo polítio no apela ya ni a la filosofía ni a la metafísia, y omo esribe Melero, si se opta por la justifiaión polítia, sólo puede defenderse la tolerania omo un prinipio pragmátio 49. El mismo Rawls explia que la restriión que se pone a los planes de vida es que sean ompatibles on los prinipios públios de justiia: el signifiado de lo ual queda muy bien ilustrado por el prinipio de tolerania religiosa. Y añade el profesor ameriano: si la justiia omo equidad hiiera posible un onsenso entreruzado, omplementaría y extendería el movimiento inteletual que empezó hae tres siglos on la aeptaión gradual del prinipio de tolerania y que dio origen al estado no onfesional y a la igual libertad de onienia (...) 50. Todos estos argumentos onetan laramente on las premisas del liberalismo lásio y el onepto de libertad negativa que le es propio, inluyendo al propio Hayek y su onepto de libertad omo ausenia de oaión. Rawls, 48 Vid. Melero, M., Rawls y la soiedad liberal, Madrid, Plaza y Valdés editores, 2010, pp Melero ree que no es posible justifiar un prinipio de moralidad polítia mediante un argumento meramente polítio; que no hay término medio entre el pragmatismo polítio y la moralidad omprehensiva por muho que lo pretenda Rawls. (Ibidem, p. 274). 50 Vid. Rawls, J., Liberalismo polítio, it, p No en vano Rawls asigna gran importania al desarrollo histório de la idea de tolerania desde las guerras de religión en adelante. Por todo esto Habermas interpreta su tolerania omo una tolerania a lo Lessing. (Vid. Habermas, J. y Rawls, J. Debate sobre el liberalismo polítio, Barelona, Paidós, 1998, p. 63. Como esriben J.De Roover y S.N. Balagangadhara, uno se pregunta hasta qué punto el liberalismo ontemporáneo se ha liberado a sí mismo del maro teológio dentro del ual se ha desarrollado. (Vid. La paradoja de la tolerania moderna en sus iniios: de Europa a la India, en Forjadores de la tolerania, op. it., p. 303). ISEGORÍA, N.º 51, julio-diiembre, 2014, , ISSN:

18 Paloma de la Nuez al que más de un teório liberal-onservador o libertario onsidera un soialdemórata más que un liberal, se muestra en esta defensa de la tolerania muy erano a los representantes del liberalismo lásio y, sobre todo, partidario de una tipo de tolerania negativa (la que se identifia úniamente on la ausenia de impedimentos legales). De esta manera su liberalismo se vuelve más onvenional, en el sentido de que vuelve a separar tajantemente la soiedad ivil del Estado y a onebir los derehos de la persona omo barrera o proteión frente al poder, de modo muy pareido a lo que hae el mismo Hayek. Además, el deber de onservar y fortaleer instituiones justas, el deber de obedeer las leyes, y la neesaria estabilidad exigen que no en todos los asos la ley deba un respeto absoluto a los ditados de la onienia individual 51. Este tipo de liberalismo, fiel a sus prinipios básios, sólo podría aspirar a tratar la atual diversidad ultural omo una forma más de pluralismo liberal, porque según J. Gray no está teóriamente equipado para tratar el tema de los grupos ulturales, y por eso sólo es posible un modus vivendi que no neesita de onsensos salvo el interés de todos de garantizar la oexistenia on instituiones omunes 52. El liberalismo tradiional no puede aomodar las demandas de los partidarios de las polítias de la identidad, porque si fuera de los límites de la justiia o de iertos prinipios básios no hay onepión valiosa del bien, el proyeto polítio de Rawls y Hayek no sirve para los que no tienen onepiones o dotrinas omprehensivas de algún modo liberales. En palabras del propio Rawls, la onepión polítia de la justiia más razonable para un régimen demorátio ha de ser, hablando laxamente, liberal 53. Es deir, la demoraia polítia depende de un trasfondo ultural liberal que la sostiene, por lo que la onepión polítia de la justiia sólo es aeptable para los que ya defienden onepiones razonables del mundo (las que aeptan los prinipios demorátios), uando preisamente hoy en día el problema entral estriba en onvivir on aquellos que no aeptan la moderna onepión individualista de la libertad ni las formas de vida que presuponen la tolerania y la autonomía. Probablemente, las impliaiones omprehensivas del liberalismo sean inevitables. El tema de fondo es, en última instania, si es o no posible (y deseable) universalizar el liberalismo (obviamente, sin oaión), llevando a abo una defensa neutral del mismo y si es posible separar el liberalismo polítio del 51 Vid. Cohen, L,J. y Arato, A., Soiedad ivil y teoría polítia, Méxio, FCE, 2001, p Ambos autores sostienen en este libro que ni Rawls ni Dworkin defienden la primaía absoluta de la onienia moral del individuo frente a la ley públia. 52 J.Gray, op. it., p J. Rawls, Liberalismo polítio, op. it., p ISEGORÍA, N.º 51, julio-diiembre, 2014, , ISSN:

19 La tolerania liberal en la obra de John Rawls y de Friedrih A. Hayek liberalismo moral. Porque ni siquiera el liberalismo de tipo proesal es neutral; también los proedimientos tienen impliaiones normativas. Bajo lo orreto se esonde un ideal de persona y de la vida buena. De heho, la propia posiión de Rawls es una expresión onreta de una onepión metafísia que presupone que las personas son libres, iguales, razonables y raionales y que poseen faultades morales omo el sentido del bien, y omo esribe también Hayek el sentido de justiia (a sense of justie) on el que deben onordar las normas 54. La idea de un Estado neutral revela ya una determinada onepión de lo que es una vida buena, y la insistenia en la justifiabilidad y la razón públias es ya una expresión de premisas liberales. Tanto Hayek omo Rawls afirman en más de una oasión la superioridad de determinados valores morales. Por todo esto, los partidarios del multiulturalismo denunian que la tolerania así entendida es mera resignaión ante lo que nos disgusta, y que las omunidades ulturales que existen dentro de la soiedad liberal no desean ser toleradas en este sentido porque el que es tolerado se enuentra en situaión de inferioridad. En el fondo reen que este tipo de tolerania implia desaprobaión por parte de los representantes de la ultura dominante. Pero es que, omo reuerda M. Walzer, la tolerania que defiende la tradiión liberal no se entra en grupos, sino en individuos. Entre otras osas porque es más fáil tolerar individuos exéntrios (solitarios en su diferenia) que eentri and dissident groups 55. Esribe Habermas: una teoría de los derehos elaborada en términos individualistas, puede haer justiia de aquellas luhas por el reonoimiento en las que paree tratarse la artiulaión y la afirmaión de identidades oletivas? 56. En este mismo sentido esribe J. Raz que la burguesía del siglo XIX, ante el fenómeno de la emigraión, reaionó desarrollando una ultura urbana de anonimato e imparialidad burorátia que, quizás, fuese adeuada para absorber a los individuos que emigraban del ampo on el desarrollo del apitalismo, pero que no vale para el tipo de emigraión que se produe en la atualidad 57. Pero, a pesar de todo, el Estado seguiría ontemplando a estos grupos de una manera típiamente liberal; omo individuos que pueden manifestarse, organizarse, rear sus asoiaiones, 54 Hayek. F.A., Dereho, Legislaión vol. II, op. it, p. 73. Un sentido de la justiia aprendido a lo largo de la ivilizaión, no innato. 55 Vid. Walzer, M., The Politis of Differene. Statehood and Toleration in a Multiultural World, en Mkim, R. (ed), The Morality of Nationalism, Oxford U. Press, 1997, apítulo 15, pp La luha por el reonoimiento en el Estado demorátio de Dereho, en Taylor, C., El multiulturalismo y la polítia del reonoimiento, Méxio, FCE, 2009, p Raz, J., Multiulturalism:a Liberal Perspetive, Dissent, nº 67, 1994, pp ISEGORÍA, N.º 51, julio-diiembre, 2014, , ISSN:

20 Paloma de la Nuez finaniarse, et., amparándose en una ley igual para todos. Lo que el Estado liberal no está dispuesto a admitir son las exigenias de autodeterminaión o de aión positiva (mediante apoyo finaniero, proteión legal o derehos espeiales de representaión) de las minorías ulturales 58. El liberalismo tiene miedo de que ese reonoimiento que exigen determinados grupos onduza a la subordinaión del individuo a la omunidad. Ninguna atuaión que, amparándose en el dereho a la defensa y mantenimiento de prinipios ulturales propios y araterístios de una identidad onreta, niegue la libertad y los derehos del hombre, puede aspirar a la tolerania liberal. El profundo individualismo, filosófio y metodológio, que está en la raíz del liberalismo es lo que le impide, tanto en la dotrina de Rawls omo en la de Hayek, reonoer otros derehos que no sean los del individuo y aeptar otra soluión que no sea la de un Estado neutral que separa tajantemente la esfera privada de la esfera públia. Por eso su tolerania sigue siendo, fundamentalmente, la tolerania defendida por el liberalismo lásio antes y ahora. BIBLIOGRAFÍA Aguila, R. del., Tolerania y multiulturalismo. Instruiones de uso, en Claves de razón prátia, nº. 125, septiembre 2002, p. 10. Arthur, D., Hayek and Rawls, Berlin, I., El sentido de la realidad, Madrid, Taurus, Cohen, L,J. y Arato, A., Soiedad ivil y teoría polítia, Méxio, FCE, Fetsher, I., La tolerania. Una pequeña virtud impresindible para la demoraia. Panorama histório y problemas atuales, Barelona, Gedisa Freeman, S., Rawls on the Relationship between Liberalism and Demoray en The Cambridge Companion to Rawls, Cambridge, Cambridge University Press, 2003, p Gargarella, R., Las teorías de la justiia después de Rawls. Un breve manual de filosofía polítia, Paidós, Barelona, Garzón Valdés, E. «No pongas tus suias manos sobre Mozart. Algunas onsideraiones sobre el onepto de tolerania», en Claves de Razón Prátia, n.º 19, págs , Giddens, A., Un mundo desboado. Los efetos de la globalizaión en nuestras vidas, Madrid, Taurus, Gray, J., Las dos aras del liberalismo. Una nueva interpretaión de la tolerania liberal, Barelona, Paidós, Vid. Kimlyka, Ciudadanía multiultural, it, p ISEGORÍA, N.º 51, julio-diiembre, 2014, , ISSN: