Torneos grupales: una propuesta de aprendizaje cooperativo para incrementar el aprovechamiento académico

Transcripción

1 Torneos grupales: una propuesta de aprendizaje cooperativo para incrementar el aprovechamiento académico Métodos de aprendizaje Propuestas de nuevas modalidades de aprendizaje María Fabiola Blancas Gómez Escuela Nacional Preparatoria, UNAM Magif2 hotmail.com/ Torneos, aprendizaje cooperativo, competencias sociales. El siguiente trabajo es el resultado de una investigación realizada, durante el 2007, a un grupo de 40 alumnos de nivel medio superior, la institución en la cual se llevó a cabo es la Escuela Nacional Preparatoria correspondiente al ciclo de bachillerato de la UNAM. Los resultados de la investigación muestran el incremento en el aprovechamiento académico de los alumnos y el mejoramiento de sus habilidades sociales a través de la puesta en práctica de diversas estrategias basadas en el aprendizaje cooperativo. Presentación de la investigación Durante cuántas décadas se ha creído que el aprendizaje competitivo e individualista es el mejor camino para lograr objetivos tanto institucionales como personales y no sólo en las escuelas sino en otros ámbitos? La mayoría de las enseñanzas sobre las formas de alcanzar el éxito está basada en la premisa de que, justamente, el éxito se obtiene al situar los intereses personales sobre los intereses de grupo. Nos hemos olvidado, durante algún tiempo, que las primeras civilizaciones se forjaron a partir del trabajo en grupo, éste era necesario para obtener beneficios personales, es decir, la obtención de recompensas fue mayor cuando se reunieron varios intereses comunes. El trabajo en grupo lleva consigo una serie de elementos que el trabajo individual no puede aportar, por ejemplo, el cimentar las relaciones interpersonales; el proporcionar habilidades de interacción social, como el saber escuchar, resolver conflictos, entre otros puntos, todo esto conduce al mejoramiento de nuestras relaciones sociales. De esta manera, el aprendizaje basado en el trabajo en grupo, no sólo aporta a nuestros alumnos un conjunto de herramientas para su desempeño académico y el mejoramiento del mismo, sino que también les proporciona una serie de habilidades para la convivencia social y los prepara para ser miembros de una mejor sociedad. El siguiente trabajo es el resultado de una investigación realizada, durante el 2007, a un grupo de 40 alumnos de nivel medio superior, la institución en la cual se llevó a cabo es la Escuela Nacional Preparatoria correspondiente al ciclo de bachillerato de la UNAM. En dicha institución mi labor docente está enfocada a la enseñanza de la asignatura de Lengua española. Metodología Puedo formar equipo yo solo? Me preguntó un alumno después de que yo diera instrucciones para que se formaran equipos en el salón de clase, pues la actividad para ese día así estaba planeada. Pensé algunos minutos la respuesta a la interrogante y finalmente, contesté a mi alumno, que no, que las ventajas del trabajo colectivo también eran numerosas como las del

2 individual. Cuando la clase terminó reflexioné acerca de aquellas ventajas de las cuales le había hablado a mi alumno. Recordé un taller al cual había asistido dos meses atrás en el período interanual, cuyo tema había sido aprendizaje cooperativo. Decidí poner en práctica lo aprendido en dicho taller. El primer paso en mi plan fue obtener un diagnóstico inicial, divido en dos partes, una dedicada al aspecto académico y otra, a las relaciones sociales en el grupo. Entre las preguntas de la primera, se encontraban, por ejemplo, lo relacionado con los hábitos y horarios de estudio; promedio escolar, materias con mayor índice de reprobación; finalmente, preguntas específicas sobre la materia que imparto, es decir, habilidades de comunicación oral y escrita. Las preguntas del segundo punto eran, por ejemplo, si sabían la importancia del trabajo colectivo, si les agradaba el trabajo colectivo; si habían practicado antes alguna técnica de aprendizaje cooperativo; si conocían a sus compañeros; cuántos amigos tenían en el grupo; si les gustaría formar equipo con otros alumnos que no fueran sus amigos. Los resultados en el aspecto académico, en general, fueron los siguientes: la mayoría de mis alumnos carecían de hábitos de estudio, no había planeación de las actividades escolares; asimismo, no destinaban una hora específica al estudio de sus materias; las asignaturas con mayor índice de reprobación fueron Matemáticas y Física. En lo concerniente a mi materia, las habilidades de comunicación oral y escrita no fueron las esperadas, por ejemplo, la redacción de muchos alumnos era deficiente. Por otra parte, la falta de sistematización en la búsqueda de información representaba un problema; los alumnos asistían a la biblioteca sin saber, bien a bien, lo que buscaban; recababan un gran número información sin saber después cómo ordenarla, entonces, les propuse elaborar fichas de trabajo y bibliográficas, las cuales facilitarían la búsqueda, selección y sistematización de los datos recabados, al mismo tiempo reduciría el tiempo invertido en la biblioteca. Para tratar de resolver la problemática preferí diseñar una serie de estrategias para mejorar los hábitos de estudio. Las estrategias a seguir fueron las siguientes: 1) organización de las actividades escolares en una agenda; 2) organización de un horario de estudio; 3) elaboración de breves resúmenes y síntesis sobre lo abordado en las clases; 4) sistematización de datos a través de la elaboración de fichas bibliográficas y de trabajo. Los resultados del segundo apartado fueron como sigue: más del 70 % desconocía los beneficios del trabajo colectivo; el 80% consideraba que el desempeño en el trabajo en equipo no era equitativo, por esa razón en ocasiones preferían trabajar de forma individual; el 90% prefería formar equipos con sus amigos; sólo un 15% había practicado estrategias de aprendizaje cooperativo. Por otro lado, un aspecto que me resultó significativo fue que después de dos meses de clases, sólo el 15% conocía los nombres de todos sus compañeros y el número promedio de amigos era reducido, el 80% tenía tres o cuatro en el grupo. Antes de diseñar las estrategias para este segundo apartado revisé mis apuntes acerca del taller de aprendizaje cooperativo y entonces formulé mi hipótesis: si la interacción social es buena entonces el desempeño académico también lo será. Por lo tanto, el segundo apartado era fundamental para el mejoramiento del primero. 2

3 Cuáles son esas técnicas que pueden permitir tanto a profesores como a alumnos un mejor desempeño académico? El término de aprendizaje cooperativo es, según Joan Rué:... un término genérico usado para referirse a un grupo de procedimientos de enseñanza que parte de la organización de la clase en pequeños grupos mixtos y heterogéneos donde los alumnos y alumnas trabajan conjuntamente de forma cooperativa para resolver tareas académicas. 1 En el cumplimiento de dichas tareas, los objetivos de los participantes se hallan estrechamente vinculados, de tal manera que cada uno de ellos Sólo puede alcanzar sus objetivos si y sólo si los demás consiguen alcanzar los suyos. 2 Para que exista el trabajo cooperativo en grupo, deben darse los siguientes rasgos: 1) Interdependencia positiva 3 ;2) Favorecimiento de la interdependencia cara a cara. 3) Responsabilización individual 4 ; 4) Habilidades de intercambio interpersonal y en pequeño grupo; 5) Conciencia del propio funcionamiento como grupo. 5 Por otra parte, el desarrollo del trabajo cooperativo también lleva consigo las situaciones competitivas y de igual modo, éstas incrementan el desempeño académico. Asimismo, se crea una interdependencia entre cooperación y competencia individual y social. El siguiente paso en mi labor fue la planeación de diversas estrategias basadas en el aprendizaje cooperativo y la conformación de grupos heterogéneos. Este último aspecto fue fundamental para el posterior desarrollo de las estrategias. Los grupos heterogéneos deben ser, como su nombre lo indica, diversos. Deben estar conformados por alumnas y por alumnos cuyas capacidades también sean diferentes, por ejemplo, en un equipo reuní a una alumna con un alto nivel de habilidades de comunicación oral y liderazgo, dos alumnos con nivel medio y una alumna con nivel bajo. En un principio, no fue bien recibida la idea de formar un grupo con compañeros de quienes no sabían el nombre, mis alumnos argumentaban que no trabajarían bien porque no conocían a los miembros de sus equipos, explicaban que en un grupo formado por amigos se trabajaba mejor. Mi respuesta siempre fue que lo intentaríamos una vez y si no funcionaba la siguiente ocasión formarían equipos con sus amigos. Después de formar los grupos heterogéneos continúe con la elaboración de las distintas estrategias. Tomé como eje para el diseño de las mismas, la competencia individual y grupal, es decir, todas las actividades que realizaran mis alumnos estarían basadas en torneos o concursos que pusieran a prueba conocimientos y habilidades. 1 Joan Rué, El aula: un espacio para la cooperación, en: Cooperar en la escuela: la responsabilidad de educar para la democracia, Barcelona, Grao, 1998, p Jonhson y Jonhson, Joining together. Boston, Allyn et Bacon, 1991, p.2, Apud, Joan Rué, El aula: un espacio para la cooperación, en: Cooperar en la escuela: la responsabilidad de educar para la democracia, Barcelona, Grao, 1998, p La interdependencia positiva se apoya en la premisa de que el aprendizaje de los miembros del grupo se ve favorecido por la interacción en grupo. Al establecer y lograr una meta en común se asegura, adicionalmente, el aprendizaje de cada uno de los miembros del grupo. 4 La responsabilidad y el liderazgo compartidos significan que los resultados del grupo dependen del aprendizaje individual de todos los miembros del grupo. La responsabilidad individual evita que alguno de los miembros no trabaje o que toda la responsabilidad del trabajo se concentre en una o dos personas. De esta manera, los trabajos colectivos consisten en la integración de las aportaciones individuales de todos los miembros del grupo. 5 Jonhson y Jonhson, Joining together. Boston, Allyn et Bacon, 1991, p.2, Apud, Joan Rué, Op. cit., p

4 La primera de ellas fue elaborar una historieta cuyo tema fuera literario, con lo anterior, pondrían en práctica sus habilidades de búsqueda de información, por ejemplo, al indagar acerca de un escritor o de una obra, asimismo, practicarían la redacción al elaborar los diálogos, narraciones y descripciones para sus viñetas, utilizarían su creatividad para diseñar y dibujar. Por otro lado, la ejecución de esta tarea llevaría consigo la comunicación entre los miembros de los equipos, la resolución de conflictos y distintas situaciones de intercambio social, lo anterior los hacía practicar habilidades para el desarrollo del trabajo cooperativo. De este modo, planeamos nuestro concurso; el premio sería la exposición, en el plantel, de las mejores tres historietas. Inmediatamente se creó un ambiente de competencia, de seis equipos formados cuatro iniciaron la organización de su trabajo, se dividieron tareas, opinaron acerca de la mejor manera para llevarlas a cabo y, sobre todo, se responsabilizaron individualmente de su trabajo. Los otros dos equipos no habían respondido de la misma forma, se mantenían en actitud pasiva y observé cierta antipatía entre sus miembros. Esto último me llevó a pensar que la mayoría de los integrantes de los mencionados dos equipos no tenía desarrolladas sus habilidades de relación social, tal vez sólo uno de ellos se interesaba en la elaboración de la historieta, pero no sabía cómo convencer a sus compañeros de realizarla. En la segunda sesión advertí cómo los otros cuatro equipos competían fraternalmente, y al interior de los equipos discutían, llegaban a acuerdos, opinaban y todos colaboraban. Este hecho contagió de entusiasmo, sin duda, a uno de los dos equipos pasivos, a tal grado que al término de dicha sesión había adelantado de forma sorprende su trabajo, pues en cincuenta minutos habían igualado, en cantidad, al trabajo de los otros cuatro equipos. En la tercera sesión, el equipo que se hallaba en actitud pasiva comenzó poco a poco a interesarse por la elaboración de su historieta, tal vez, el observar a los otros compañeros, integrados en una competencia para cumplir con un objetivo en común, lo hizo disminuir la antipatía y transformarla en una disposición para el trabajo en grupo, no obstante, no pudieron disminuir la ventaja que llevaban sobre ellos los otros equipos. La décima y última sesión estuvo dedicada a la presentación de las historietas. Los cinco equipos que habían trabajado desde las primeras sesiones mostraron trabajos de calidad superior al equipo restante. La situación de competencia había provocado un mejor desempeño académico y por otro lado, mis alumnos habían practicado técnica de aprendizaje cooperativo, lo cual les permitía desarrollar habilidades de interacción social. Decidí llevar a cabo, posteriormente, distintos torneos, por ejemplo, juegos en los que todo el equipo interviniera y a los triunfadores de cada concurso les otorgaba un número de puntos para promediarlos con su calificación; así, una de las actividades consistió en proporcionar diez tarjetas a cada equipo, en cada una de ellas había una palabra escrita de forma correcta o bien incorrecta, el juego consistió en localizar el error ortográfico y corregirlo, los ganadores fueron los que corrigieron más errores en el menor tiempo posible. Análisis de resultados Después de cuatro meses de haber puesto en práctica las técnicas de aprendizaje cooperativo determiné volver a aplicar el examen diagnóstico inicial y además, comparar las calificaciones del primer periodo con aquellas del segundo. Los resultados fueron los siguientes, al menos el 40% había planeado sus actividades en una agenda y procuraba dedicar una hora a la semana al estudio de las materias con alto índice de reprobación, en lo concerniente a este aspecto, 4

5 Matemáticas y Física habían disminuido en el número de alumnos con calificación reprobatoria; en mi materia, Lengua española, el promedio general del grupo se había elevado considerablemente de 7.9 a 8.7. En cuanto a las habilidades de comunicación oral y escrita, mis alumnos respondieron que con las diversas actividades y juegos habían practicado ambas habilidades y habían mejorado de igual modo. El cuestionario sobre el aspecto académico, como pude observar, mostraba buenos resultados, ahora restaba verificar si en el aspecto social las relaciones habían mejorado y si era así, la interacción social había intervenido como un factor determinante en el aspecto académico, esto es, las técnicas de aprendizaje cooperativo incrementaban el desempeño académico. Los resultados se presentaron de la siguiente manera: a diferencia de los resultados del examen diagnóstico inicial, el 75% ya no consideraba que el trabajo colectivo no fuera equitativo, el mismo porcentaje opinaba que dependía de cada miembro del equipo la igualdad en el cumplimiento de tareas, expresaron que sí se podía lograr la equidad en el trabajo colectivo y un 70% prefería este último al individual; ahora el 80% aceptaba que formar equipos con sus amigos no garantizaba obtener excelentes resultados y manifestaron que el haber formado equipo con otros compañeros fue una buena experiencia y que el desempeño de todos los miembros había sido también bueno. El reducido número de alumnos que en un principio conocía el nombre de todos sus compañeros se había incrementado, el segundo examen mostró que todos los miembros del grupo conocían los nombres de cada uno de ellos, asimismo, el círculo de amigos había aumentado de cuatro a siete. Las diferentes estrategias habían favorecido el intercambio social y la formación de nuevas amistades. Conclusiones Tales resultados evidenciaban un mejoramiento en las relaciones sociales. Mi hipótesis acerca de la determinación de la interacción social en el desempeño académico era confirmada. Una mejor convivencia al interior de las aulas propiciaba las condiciones para aprender y enseñar en forma óptima. Dicha interacción se había logrado a través de las diversas técnicas de aprendizaje cooperativo, basada éstas, sobre todo, en la competencia social e individual, la interdependencia positiva entre cada uno de los miembros de los grupos heterogéneos; el liderazgo compartido y las habilidades de intercambio interpersonal. En esta época de globalización, del aislamiento proporcionado por las nuevas tecnologías y de las amistades virtuales el aprendizaje cooperativo nos ofrece una forma de adquisición de conocimiento no sólo en las aulas sino también fuera de ellas. Nuestras ideas acerca del énfasis en el aprendizaje competitivo e individualista tendrán que transformarse poco a poco y ceder un espacio a la competencia social para obtener beneficios tanto comunes como individuales. Bibliografía GARCÍA, Dora. El grupo: métodos y técnicas participativas, Buenos Aires, Espacio, GILLY, Michel. El problema del rendimiento escolar, Barcelona, oikos-tau, GRIEGER, Paul. Animar la comunidad escolar: vivir y construir juntos, Madrid, Nancea, JOHNSON, David. Learning together and alone, New Jersey, Prentice-Hall,1987. JOHNSON, David y R. T. Johnson. El aprendizaje cooperativo en el aula, Buenos Aires, Paidós,

6 KEMMIS, Stephen y MacTaggart Robin. Cómo planificar la investigación-acción, 3ª ed. Barcelona, Alertes, PÉREZ ÁLVAREZ, Sergio. Las investigaciones exploratorias y descriptivas en las ciencias de la educación, 3ª ed. Buenos Aires, Braga, POZO, J. I. Aprendices y maestros. La nueva cultura del aprendizaje, Madrid, Alianza Editorial, RUÉ, Joan. El aula: un espacio para la cooperación, en: Cooperar para la escuela: la responsabilidad de educar para la democracia, Barcelona, Grao, 1998, pp ANEXO Resumen del trabajo profesional Maestra en Letras (Literatura Española) y Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas ambos grados otorgados por la UNAM. Profesora de la Escuela Nacional Preparatoria desde 1997 en la asignatura de Lengua Española. Categoría de Profesor de asignatura B Definitivo. Ha participado en la formación de profesores de la Escuela Nacional Preparatoria a través de la impartición, diseño y organización de numerosos cursos y talleres, tanto de actualización como de apoyo pedagógico, dirigidos a los profesores de todas las áreas, entre ellos, Aprender y enseñar en sociedad I: estrategias de aprendizaje cooperativo aplicadas a la lectura de textos; Aprender y enseñar en sociedad II: redacción en grupos cooperativos; Técnicas para el incremento del buen manejo de la voz en el aula, así como tres talleres de creación de material didáctico, entre otros. Ha publicado artículos sobre el aprendizaje cooperativo y expuesto ponencias, en eventos de carácter nacional e internacional, sobre el mismo tema. 6