CRISIS EN MUJER DE EDAD INTERMEDIA

Transcripción

1 Programa de Diplomado en Salud Pública y Salud Familiar CRISIS EN MUJER DE EDAD INTERMEDIA Autores: Lorna Valdebenito A. Mª Angélica Almonacid V. Módulo I: Tendencias en Salud Pública: Salud Familiar y Comunitaria y Promoción.

2 INTRODUCCION El cese de la función ovárica, menopausia, se asocia con problemas o enfermedades que alteran la calidad de vida de la mujer en el período postmenopáusico: enfermedades cardiovasculares, osteoporosis, alteraciones urogenitales, cambios neurosicológicos, cánceres (ginecológicos, vesicular). Es difícil diferenciar en que medida los distintos síntomas se deben a la deficiencia estrogénica, al proceso fisiológico del envejecimiento, o a las diferentes situaciones estresantes propias de la edad media de la vida. El climaterio, período que marca la transición gradual de la adultez a la vejez, en la cual la menopausia es un hito relevante, es una de las crisis vitales más significativas de la mujer y puede ser abarcable desde distintas disciplinas. Los aspectos sicológicos y sociales son generalmente soslayados por el médico general o por el especialista, quienes tienden a centrarse fundamentalmente en los aspectos biológicos. (1) Esta etapa de la vida de la mujer dura aproximadamente 30 años y es altamente influenciada y determinada por factores sociales y culturales como el temor a envejecer, estimulado desde los medios de comunicación masiva y el discurso cotidiano; la imagen de la feminidad apropiada, ligada a la utilización del cuerpo femenino como objeto sexual y sistema reproductor ; la idea de la imperfección dada por la disfunción ovárica y las alteraciones hormonales consecuentes ; la relación existente entre el atractivo físico en la apariencia femenina y el valor adjudicado a la mujer. (2) El rol social de la mujer chilena históricamente se ha relacionado con el cuidado de la familia, el ideal para su rol de género (siglo IX y principios del siglo XX) nos mostraba una mujer sumisa, obediente del padre y del marido, que se encargaba de las labores de hogar, alejada de los placeres sexuales, devota cristiana, estando su familia por encima de todo, inclusive de si misma y legitimada socialmente a través de la maternidad. Su vida pública estaba limitada a actividades relacionadas con su familia y participación en acciones de beneficencia vinculadas a la iglesia. Sin lugar a dudas, el sistema de vida en las últimas cuatro décadas ha cambiado tanto para las mujeres como para los hombres. Este nuevo sistema de vida ha aumentado las necesidades individuales y familiares como también las obligaciones y responsabilidades, debiendo incorporarse la mujer a la vida laboral, en forma voluntaria u obligada por circunstancias socioeconómicas, a la vida académica según intereses personales y también a la vida política y social en diversos ámbitos. Todo este quehacer ha sido en forma paralela a la vida doméstica, apareciendo los efectos de la doble jornada de trabajo, como agotamiento físico y emocional, por el desarrollo de roles domésticos y extradomésticos. Es evidente que en el país ha cambiado el concepto de mujer como sinónimo de madre. Sin perder su carácter fundamental, la maternidad ha empezado a entenderse como dominio de realización y, en las mejores condiciones, como una opción. Las mujeres han aprendido también a valorar su sexualidad como ámbito importante de la vida en pareja más allá del rol reproductor. Sin embargo, ello parece convivir con una identidad aún cargada de culpas, por no cumplir con los roles tradicionales de acuerdo a la expectativa social. 1

3 Estudios realizados en nuestro país, en los últimos 15 años, aún identifican el ser hombre con el ejercicio del rol de proveedor, autoritario, personaje activo en el ámbito público y decidor de lo importante en el hogar. Lo femenino se identifica esencialmente con la maternidad y crianza de los hijos, esposa y dependiente en lo económico y afectivo. (3) Es en este contexto que en el presente trabajo se sostiene que la etapa del ciclo vital correspondiente a la edad intermedia de la vida (40 a 64 años) se da en un ambiente cultural que no favorece el desarrollo de la mujer como persona valiosa, útil y productiva tanto en los ámbitos privado y público, al margen de los roles de género tradicionales y esteriotipados que polarizan el valor asignado a lo femenino, lo que dificulta la adaptación a los cambios físicos, psicológicos y sociales de esta etapa de su desarrollo, implicando costos de importancia para su salud mental. Por lo tanto, desde la perspectiva de nuestro quehacer profesional, consideramos que fomentar los roles flexibles y adaptativos en un mismo individuo, indistintamente de su sexo, favorecería el desarrollo de la persona y su capacidad para adaptarse y resolver las crisis normativas lo largo de su ciclo vital. El objetivo del presente ensayo se centra en describir algunas características del ciclo vital de la mujer y como los roles que la sociedad define como modelo de mujer influyen en el proceso de adaptación a los cambios que se presentan en la etapa correspondiente a la edad intermedia de la vida. 2

4 DISCUSION Los problemas de salud de la mujer en las fases peri-menopáusica y posmenopáusica, se relacionan por un lado, con los cambios causados por la edad, las alteraciones hormonales y con el nuevo contexto vital de la mujer asociado a los cambios en su rol familiar y social, cuando las actividades asociadas a la maternidad y crianza de los hijos se tornan menos relevantes. (4) Se habla del rol fundamental que la mujer tiene en la familia con frases tales como pilar de la familia o la base de la familia expresiones válidas en sociedades patriarcales en donde existe una división rígida de los roles sexuales. En estas sociedades los individuos tienen expectativas poco flexibles en lo que respecta a las actividades de los hombres y las mujeres, en como deben ser, actuar e incluso en lo que deben sentir. Los roles asignados para hombres y mujeres han sido conceptualizados como instrumental y expresivo. El rol instrumental adjudicado tradicionalmente al varón, cumpliría conductas adaptativas para el mantenimiento del sistema familiar, esto es, la resolución de problemas, competencia con una orientación hacia el logro, interés por sí mismo y sus propias metas, autonomía, dominancia, ascendiente social e inhibición emocional. Por su parte la mujer al desarrollar un rol expresivo, tendría un comportamiento de apoyo emocional dentro del sistema familiar, interés por sí misma pero en relación a otros, tendencia a establecer relaciones interpersonales armoniosas y protectoras, crianza de los hijos, calidez y emocionalidad, reducción de tensiones y búsqueda de comodidad. A nivel familiar esto se traduce en que al hombre le corresponde principalmente el rol de proveedor económico y a la mujer, en la mayoría de los casos, la crianza y educación de los hijos y la responsabilidad del manejo interno del hogar, situación que se hace más evidente en los estratos populares. Los roles concebido en forma rígida y esteriotipada no favorecen el desarrollo integral de la mujer, por el contrario, afectan su bienestar psicoemocional, lo cual queda en evidencia al examinar algunos hitos de su ciclo vital. Mientras la mujer es soltera sin hijos ni pareja, aún puede desarrollar una serie de tareas en condiciones bastante similares al hombre. Actualmente la mujer tiene posibilidad de adquirir mayor instrucción, sin embargo, todavía en muchos sectores se le da la preferencia al hijo varón, para que a futuro desempeñe el rol de proveedor. También la mujer puede desarrollar trabajos fuera del hogar aún cuando las actividades en las que se desenvuelva preferentemente sean la prolongación de las labores estereotipadamente femeninas tales como crianza, educación, cuidado, labores domésticas, artesanales, etc. (5) Con frecuencia se da que el trabajo de la mujer soltera sin hijos es planteado en términos de transitoriedad, antes de contraer matrimonio, sin tomar en cuenta la trascendencia que ello puede implicar en términos de independencia, rol activo a la sociedad, crecimiento personal a través del conocimiento, participación en el mundo externo al hogar y por lo tanto el desarrollo de habilidades tales como la toma de decisiones y asertividad. 3

5 Cuando la mujer establece su vida en pareja y tiene hijos esto se constituye en un hito marcador en la diferenciación de roles, habitualmente el varón intensifica su rol de proveedor y la crianza descansa únicamente en la mujer, quien sigue compartiendo en muchos casos el trabajo externo. El tener hombres volcados principalmente al mundo externo y reprimido en la expresión de sentimientos y mujeres entregadas a la crianza, puede llevar al desarrollo de problemas en la relación de pareja por aislamiento e insatisfacción. En la mujer tanto si mantiene su actividad extra-hogar o si se dedica exclusivamente a la casa, se generan conflictos que al cabo de un tiempo pueden transformarse en crisis. Los medios de comunicación bombardean con mensajes de mujeres que son madres de hijos perfectos, pulcros y a la moda, dueñas de casa intachables, que cocinan exquisiteces, con casas ordenadas y decoradas y además que son jóvenes, atractivas y abnegadas. El no cumplir las expectativas socialmente impuestas puede generar frustración, culpa, estrés y rabia. Cabe señalar que existe una permanente dualidad en la elección de prioridades y opciones. Si la mujer trabaja fuera de la casa es mala madre y debe asumir una sobrecarga de trabajo, si opta por la crianza es limitada y tonta lo cual le generará algún grado de malestar psicológico como producto de las contradicciones y tensiones entre la experiencia vital y las expectativas de género. Cuando los hijos inician su vida escolar la mujer será evaluada por el medio por lo que como madre ha hecho, es frecuente que los logros o fracasos escolares le sean atribuidos de diversas maneras. En esta etapa la demanda de atención o cuidados físicos del niño comienzan a disminuir, por lo que la mujer encuentra una instancia para revisar lo que ha sido su vida hasta ahora. Algunos conflictos que se generan en este período en adelante con respecto a la pareja están sustentados por la sobrevaloración del rol parental versus el rol marital. Dentro de los preceptos culturales para la mujer, el ser madre se antepone a todo y en todo momento, los hijos primero que el marido, que el trabajo, que ella misma como persona. Al llegar los hijos a la adolescencia, la presión de la crianza se va disipando definitivamente, pueden haber enfrentamientos por diferencia de valores e ideas, propias del período de madurez en que se encuentran los hijos. La independencia que van adquiriendo los adolescentes permite mayor espacio a la madre, espacio que requiere de intereses y actividades propias, ajenas a la crianza. Es frecuente encontrar madres que coartan esta independencia por carecer de motivaciones distintas a la de dispensadora de cuidados. La salud mental de la mujer se verá afectada si se ha desarrollado únicamente en torno a los hijos y la familia pudiendo llegar a no aceptar la separación de la nueva generación e impidiendo el despegue de los hijos. (6) Al independizarse los hijos, puede presentarse la depresión como patología de mayor prevalencia en mujeres de edad intermedia abocadas al desempeño de tareas domésticas y de crianza, comportamiento acorde al rol femenino tradicional (pasividad, dependencia y desamparo), baja autoestima, relacionada principalmente a las reducidas oportunidades para satisfacer las expectativas de éxito, de acuerdo a los valores culturales dominantes. En el caso de la cultura occidental, estos valores se relacionan más con las características instrumentales masculinas que con las expresivas femeninas, aún cuando hubiese muchas otras fuentes de satisfacción y autoestima. (7) 4

6 En la mujer se van configurando cambios físicos, apreciándose una pérdida paulatina del atractivo físico estereotipado (lozanía, juventud, delgadez, etc.) que afectarán a la mujer en la medida que ella y el medio haya basado su atractivo y autoestima en este aspecto, dejado de lado o en segundo plano cualquier otro. No sólo los cambios físicos la hacen pensar, también la juventud de sus hijos adolescentes y sus cuestionamientos la remecen profundamente. La vejez se hace presente con padres ancianos que requieren de cuidados y atención o que fallecen en este período. La muerte de los padres o de amistades que fallecen tempranamente por accidentes o enfermedades hace que el tema de la propia enfermedad, ancianidad o muerte tome cuerpo como preocupación o angustia frente a su propia mortalidad. Comenzando a vivir entonces lo que se ha llamado crisis de la mitad de la vida. Es decir una etapa de cuestionamiento y reacomodo, donde se hace un balance de lo ya vivido. Preguntas como: valió la pena tanto esfuerzo para lo que tengo ahora?, estoy contenta con lo que soy?, por qué este malestar? Junto con revisar lo realizado, aparecen los proyectos o anhelos personales que fueron quedando inconclusos y las insatisfacciones acumuladas en los diversos planos. Se cuestiona aquello en lo cual ha invertido más dedicación y esfuerzo; la relación de pareja y con los hijos. Se revisan las concesiones que se han hecho y la necesidad de ser uno mismo, de tener espacios de expresión para los propios gustos y valores. Mientras más volcada hacia los demás ha vivido en épocas anteriores, más fuerte será su necesidad de reencontrarse a si misma. En términos generales si de este balance que hace de su vida se queda con insatisfacciones, sobre todo si vuelve a poner la responsabilidad de su bienestar en otros (pareja e hijos) y no asume la responsabilidad en conducir su vida en forma más gratificante, habrá perdido la oportunidad de crecer. El tiempo libre se vivirá como vacío, abandono y la depresión, se puede hacer más frecuente y profunda, pudiendo deteriorar significativamente las relaciones familiares. Cuando los hijos salen del hogar y en especial en aquellos casos de madres que han centrado la etapa adulta de su vida en la crianza de los hijos, aparece el así llamado síndrome del nido vacío. La pareja entra en una nueva etapa, si ambos estuvieron centrados en las tareas parentales, ahora la tarea es encontrarse nuevamente como esposos. En el plano sexual, han disminuido o desaparecido las socorridas justificaciones para encubrir problemas al respecto, como son la falta de privacidad, temor al embarazo, cansancio por las demandas domésticas y de crianza, dejando en evidencia los problemas sexuales que no han sido resueltos. Generalmente la menopausia está asociada al mito de que es el término de la vida sexual de la mujer. (8) Las mujeres que han vivido toda su vida cuidando de otros, lo más probable es que trasladen el objeto de preocupación de los hijos a los nietos. El nuevo rol de abuela, prolongación del rol materno aceptado socialmente, les será fuente de nuevas alegrías, preocupaciones y ocasiones para expresar afecto. Sin embargo es probable que surjan quejas respecto de no tener tiempo para ellas o sentimientos de soledad, la que puede ser vivida como castigo o fracaso ya que ha sido socializada para temerle. Dependiendo del nivel socio-económico de la mujer, la responsabilidad de criar nietos puede constituir una carga emocional, física y socialmente agotadora e interminable a través del tiempo, convirtiéndolas en abuelas esclavas, síndrome estudiado en Europa a partir de la década de los 90, especialmente en mujeres de nivel socio-económico bajo y medio; no así las mujeres de nivel socio-económico alto, las cuales disfrutarían sus nietos sin constituir una responsabilidad de crianza. (9) 5

7 Todo proceso de crecimiento y maduración se presenta con síntomas que desconciertan y sorprenden y la mujer que históricamente ha sido situada en roles creados sólo para ellos y de los cuales se ha apropiado casi de manera inconsciente, vivirá el proceso de transición correspondiente a la edad intermedia, como un acontecimiento no deseado que supone una pérdida, que no ha aprendido a asumir y manejar que le puede generar tristeza, falta de motivación, desgano, desesperanza, pérdida de interés y placer pudiendo desembocar en una depresión que afectará su bienestar y el de su grupo familiar. (10) La crisis de la edad intermedia de la vida en la mujer va a tener una repercusión directa sobre la vida familiar y de pareja. En la medida que ésta tenga solidez en los afectos, en la comunicación, en intereses comunes, en el respeto por la individualidad, con capacidad de reestructuración y adaptación y gratificación sexual; las situaciones de inestabilidad en la mujer van a ser menos intensas, menos prolongadas, de crecimiento personal, con cuestionamientos más lógicos y concretos, menos emocionales y con más alternativas y opciones de resolución. Por el contrario, en nuestro quehacer profesional hemos observado que las mujeres con apoyo familiar débil, donde ellas son el soporte del grupo familiar, con relaciones de pareja inestables, la crisis se gatilla con mayor intensidad, transformándose a veces en crisis de tipo crónica. 6

8 CONCLUSIONES - Históricamente la posición de las mujeres en nuestra cultura ha estado determinado, en gran medida por su rol reproductor. Cuando este período llega a su fin, la menopausia y el climaterio tienen implicancias en el estado de salud y en el rol social de las mujeres que está perneado de mitos en torno a la sexualidad, valoración excesiva por la juventud, desvalorización de la experiencia acumulada en los años productivos y pérdida de la belleza. - Limitar a la mujer al desempeño tradicional de su rol sexual le traerá como consecuencia importantes costos para su salud mental. - En la vida cotidiana los principales malestares asociados a mujeres de edad intermedia son el síndrome del nido vacío que se presentará de acuerdo a la no existencia de otros proyectos vitales. La pérdida del rol materno, centrado en la crianza y los cuidados, que la legitimó socialmente y el aislamiento al que puede verse expuesta en el cambio de este rol más la sensación de tiempo limitado y proximidad de la muerte, son causales frecuentes de trastornos depresivos y angustia. - Las crisis en mujeres de edad intermedia van a depender del contexto socio-económico, ambiental y cultural en que se desenvuelva; dependiendo de estos factores va a ser su intensidad y duración. - El apoyo familiar y de sus redes son fundamentales para encaminar positivamente esta crisis hacia el mejoramiento de su salud mental, aceptación de sí misma, estructuración de su estilo de vida y satisfacción personal. - En el plano físico y funcional, la disminución de la función ovárica (premenopausia y climaterio) constituiría un factor de importancia secundaria en las crisis sin desconocer el efecto generalmente negativo en las mujeres ya que potencian malestares físicos y psicológicos. 7

9 RECOMENDACIONES - En general la bibliografía encontrada se refiere a edad intermedia entre 30 a 64 años, siendo un rango muy amplio, habiendo problemáticas muy dispares y de diferente índole. - Se encuentra escaso apoyo bibliográfico desde el punto de vista sociocultural y ambiental para describir este período de la vida, pero abundante material relacionado con el aspecto fisiológico (climaterio). - No hay estudios sobre realidad nacional respecto a las crisis de mujeres en edad intermedia. - El sistema de salud debe contribuir a entregar a la sociedad una imagen de la mujer madura que contrarreste la visión negativa que prevalece en nuestra cultura sobre el proceso de madurez y envejecimiento. - Como equipo de salud, al realizar intervenciones psicosociales con mujeres en edad intermedia de la vida, debemos revisar sus creencias y valores respecto a su ideal de feminidad, el como quisieran ser, conocer y comprender su contexto y los significados que ellas le asignan a esta etapa de su ciclo vital y desde allí promover acciones educativas destinadas a contribuir a la comprensión de este proceso de cambio, a como enfrentarlo y como explotar todas las potencialidades y posibilidades que la vida les presenta. La utilización de técnicas como las guías anticipatorios en crisis normativas resultaría un instrumento eficaz para el logro de este objetivo. 8

10 BIBLIOGRAFIA 1. Servicio de Salud Osorno, Normas de Atención del Climaterio, Programa de la Mujer, Osorno, Chile, p.2, Servicio de Salud Osorno, Documento de Apoyo Ciclo Vital de la Mujer, Programa de la Mujer, Taller de Capacitación para Profesionales de Atención Primaria de Salud: Programa Educativo para Mujeres en Edad intermedia de la Vida, Osorno, Chile, p.10, Ministerio de Salud, Conversando de Salud Sexual. Manual para el trabajo con equipos de salud de establecimientos de atención primaria, Santiago, Chile, p.62, Servicio de Salud Osorno, Normas de Atención.p Bonino V., G., Ciclo Vital Femenino y Crisis de Origen Cultural en Temas de Salud Mental y Atención Primaria de Salud, Santiago, Chile, CPU, p.63, Bonino, Ciclo Vital p Bonino, Ciclo Vital...p Fundación PRODEMU, Documento de Apoyo Características de la Mujer en la Década de los treinta y cincuenta años, Taller de Capacitación Sobre Sexualidad en la Mujer, Osorno, Chile, p. 6, Fundación PRODEMU, Documento de Apoyo p Campos L.; Soto V. y Prieto A., Programa de Depresión en Atención Primaria de Salud: Un Estudio Cualitativo Sobre el Impacto del Tratamiento en Mujeres y Sus Familias, Universidad de Los Lagos, Departamento de Ciencias Sociales, Carrera de Trabajo Social, Osorno, Chile, pp.57 y 58,