Ponencia a la que se dirige: Ruiz Corbellá, M; Bernal, A; Escámez, J; Gil, F. Autonomía y responsabilidad en los contextos socioeducativos.

Transcripción

1 XXX SEMINARIO INTERUNIVERSITARIO DE TEORÍA DE LA EDUCACIÓN Autonomía y responsabilidad. Contextos de aprendizaje y educación en el siglo XXI Universidad de Barcelona 19 y 20 de octubre de 2011 A D E N D A Autor/es: Cámara Estrella, África Mª Título: La responsabilidad como valor hoy Ponencia a la que se dirige: Ruiz Corbellá, M; Bernal, A; Escámez, J; Gil, F. Autonomía y responsabilidad en los contextos socioeducativos. Formulación concisa de la pregunta, objeción o complemento que se hace a la ponencia Esta adenda es una reflexión tras la lectura de la ponencia, en la que nos hacemos eco de algunas cuestiones como: Qué es ser responsable hoy? Qué dimensiones personales correlacionan con este concepto? Cuál es el rol de las los educadores en este proceso? En qué valores hay que educar para construir una sociedad responsable? La responsabilidad es una actitud que se forma en la relación con los demás, que permite al individuo crearse una identidad propia, construir una sociedad habitable, fundamentada en valores. Argumentación de la pregunta, objeción o complemento anterior Para dar respuesta a las cuestiones anteriores empezaremos por plantear el concepto de responsabilidad desde distintas perspectivas y su desempeño en la sociedad actual, y pasaremos a analizar cómo se educar a la persona responsable. El concepto responsabilidad. 1

2 El término responsabilidad proviene del latín responsum que significa respuestas, ser considerado sujeto de una obligación, saber responder de los propios actos. Según la Real Academia Española, la palabra responsabilidad es el cargo u obligación moral que resulta para un sujeto del posible error cometido en un asunto determinado. Otra definición de la RAE sobre este término es la capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer las consecuencias del hecho que realizó con libertad. Por su parte, Hans Jonas (1995) indica el principio de responsabilidad, que establece que las personas deben obrar de modo tal que los efectos de sus acciones sean compatibles con la permanencia de la vida humana, al modo del imperativo kantiano Obra sólo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en una ley universal. Jonas indica que el hombre es el único ser conocido que tiene responsabilidad, solo los humanos pueden escoger consciente y deliberadamente entre alternativas de acción y esa elección tiene consecuencias. La responsabilidad emana de la libertad, la responsabilidad es la carga de la libertad. La responsabilidad es un deber, una exigencia moral. Como elemento deontológico, la responsabilidad moral se inicia cuando hay una constatación fáctica de elección. La responsabilidad, desde la inteligencia emocional, está unida a la autonomía y la libertad: es una competencia personal que la persona adquiere a lo largo de su vida, en el acto de tomar decisiones y aceptar las consecuencias de las mismas. Javier Elzo (2004) habla de la responsabilidad como una actitud de respeto y cooperación con la sociedad. Al contrario de las actitudes falsamente solidarias que postulan el reconocimiento de acciones dirigidas a mantener y conservar el medio ambiente, por ejemplo, la persona responsable se ocupa, en primer lugar, de las tareas y acciones que están cerca de ella, para hacer una sociedad más justa y habitable, contribuyendo con su acción solidaria y generosa a la adquisición de valores instrumentales fundamentales que persoguen la consecución de valores finales. También Ortega y Mínguez (2001) dicen que la responsabilidad es responder al otro y del otro: tiene una dimensión universal. Consiste, en primer lugar, en que la persona aprende a hacerse cargo del mundo, en función de su momento evolutivo; significa, además, que asume las propias acciones y las consecuencias de las mismas; y por último, aprende a hacerse cargo de las cosas empezando por las tareas cotidianas. 2

3 En este sentido, educar en la responsabilidad es crear condiciones para que los individuos se hagan cargo de las tareas que tienen encomendadas en función de su edad y del contexto en el que se desenvuelven, además de reconocerse autores de sus comportamientos y de las consecuencias derivadas de ellos. Dimensiones de la responsabilidad. Supone, la responsabilidad, que los actos están sustentados por la decisión personal y la moral individual, asumida en el proceso de crecimiento y madurez de la persona que vive en un contexto determinado. Visto así, la responsabilidad tiene una triple dimensión: individual, social y axiológica. Individual en tanto que es un rasgo definitorio de la persona, que vive y se expresa en sociedad, y que establece la escala de valores que rige sus comportamientos. Ser responsable es ser capaz de dar cuenta de algo, responder de las obligaciones que acompañan las actividades y actitudes. Son varias las ideas que desarrollan esta responsabilidad: Responsabilidad es adquirir compromisos y cumplirlos, en el marco de la toma de decisiones personales de manera autónoma y consciente, y si algo falla, asumir las consecuencias derivadas de la decisión que se ha tomado. Esta responsabilidad se amplía a los demás: la persona no sólo es responsable de sus actos, sino también de aquellos de otras personas que actúan teniéndolos como modelo. Por ejemplo: las padres son responsables de transmitir a sus hijos valores en los que fundamentar sus comportamientos. Responsabilidad también es tener en cuenta al otro, al que mis actos pueden perjudicar o beneficiar. Responsabilidad basada, no en el miedo de que pueda pasarme algo, sino interiorizada como principio, no limitada en el tiempo y el espacio, que reconoce el valor de la iniciativa. La responsabilidad como armonía con uno mismo: establece relación entre los principios y valores personales y las acciones que muestran esta escala de valores. La persona no actúa de manera esquizofrénica, disociando lo que piensa de lo que hace, 3

4 generando confusión a sí misma y desconcierto en los demás, sino que los actos son fiel reflejo de sus ideas y así se muestran. Esta armonía es consigo mismo, con los demás, y también con la naturaleza: el respeto, la solidaridad y la cooperación son valores en los que se basa la responsabilidad individual en su aplicación a la sociedad. La responsabilidad se basa en la moral, una manera de plantearse los problemas y sus soluciones desde la perspectiva de valores aprendidos y de las consecuencias de los actos. Si no existen valores sobre los que cimentar los comportamientos individuales y sociales, o estos son antivalores (la antinomia del valor), el resultado puede ser una sociedad vacía, en la que la vida no tiene valor ninguno, en la que todo vale y no hay límites. En este escenario se gestan conflictos que pueden poner los valores individuales en contra de los valores que fomenta la sociedad. En el mundo actual, donde se habla de la caída de los valores tradicionales, donde nos está costando asumir la responsabilidad de haber vivido por encima de las posibilidades individuales y ambientales, debemos cuestionarnos en qué medida somos responsables de esta situación actual, si asumimos la parte de culpa que nos corresponde por haber vivido en una especie de sociedad ficticia, preocupados sólo por el placer y la felicidad inmediata, basada en el tener más que en el ser. En qué medida somos responsables de la actual crisis económica a nivel individual? La responsabilidad se fundamenta en esta idea de construcción social de un mundo habitable, donde cada uno encuentre su lugar sin usurpar el lugar de los otros, es capaz de ser sincero consigo mismo y con los demás y deja espacios de desarrollo que permitan el crecimiento personal y social. En este contexto, la situación actual debe movernos a reivindicar lo esencial, el gusto por lo sencillo, la mirada limpia al otro, renunciar a lo superfluo, reflexionar sobre lo que somos y actuar como tal. La educación no puede pasar de lado ante esta nueva perspectiva de ayudar a la persona a encontrar lo propio de sí y de las relaciones con el otro, en la construcción de un mundo habitable. A esto contribuyen también las instituciones desde la Responsabilidad Social. Esta se puede definir como el compromiso ético y legal que tienen los individuos que forman la sociedad, 4

5 bien individualmente o como grupo, de considerar el impacto que sus decisiones van a tener en el conjunto social, y ofrecen respuestas responsables y solidarias para suplir esos impactos. Concluyendo, podemos definir la responsabilidad como la actitud de la persona que responde de sus actos autónomamente en el ejercicio de su libertad, cumpliendo con el deber y permaneciendo fiel a su objetivo, fundamentado todo en unos valores morales universales. Cómo se forma la persona responsable? La responsabilidad se aprende de las personas que son importantes para el que se está formando su identidad, de aquellas que ayudan a formarse el autoconcepto, las que guían en los primeros pasos por el mundo y son referentes de acción: padres, maestros, amigos. Estas personas, prestigiosas a los ojos del educando, son poseedoras de las actitudes que son deseables y se consideran poderosas para otorgar recompensas en el desarrollo de esta construcción personal. La falta de ética no ayuda a la formación de una persona responsable, pues no existe la atribución de consecuencias derivadas de los propios actos. Es necesario construir modelos de vida justos basados en criterios de equidad y dignidad, donde se aprenda a compartir y a implicarse en tareas colectivas. El contexto ideal para esta educación es la familia y la escuela, donde se ofrecen pautas de comportamiento y límites a las conductas, que ayudarán a los educandos a construir su identidad y a madurar en unos parámetros de valores. En la actualidad, la sociedad refuerza comportamientos irresponsables e inmaduros, basados en la inmediatez y en el edonismo. Sin embargo, cuando surgen grupos que manifiestan actitudes positivas, las apoya, se alegra de la existencia de movimientos que luchan por conseguir y mantener los derechos humanos o se ponen de parte del débil; apoya iniciativas que defienden valores sociales como la justicia, la solidaridad, la tolerancia, etc. Sin embargo, muchas veces quedan en meros escaparates, mueren antes de ver la luz, pues no interesan, van en contra de intereses creados, permiten a la persona pensar y tomar sus propias decisiones. Cuando surgen iniciativas de ayuda a los demás, no se duda en apoyarlas. Es un indicativo de la necesidad que tenemos de sentirnos humanos, de reconocer que somos capaces de ser generosos, respetuosos, dar tiempo sin pedir nada a cambio. La educación de la responsabilidad muestra componentes cognitivos y afectivos: 5

6 Conocimientos suficientes para fundamentar su acción acompañados de emociones. Las personas responsables trabajan en colaboración entre ellas. Esto es cierto para todas las tareas, y especialmente importante en las áreas que afectan a la vida de los demás. Las personas responsables operan en torno a dos premisas: 1. que todos los participantes tiene algo valioso que ofrecer, y 2. que la situación requiere un ambiente cooperativo. En su autonomía y en el ejercicio de su libertad, el individuo observa la conducta de los otros y la experiencia de la vida real de aquellos a los que admira y respeta, para así tener modelos de referencia que le refuercen sus comportamientos. Por tanto, es obligatorio para quienes son modelos el aceptar y honrar la responsabilidad de ser ejemplo. Cuanto más importante sea su papel, mayor debe ser su interés por el mensaje que se difunde y por el impacto del mismo en las vidas de los demás. Esto no implica que el que un modelo sea negativo se tengan que copiar sus actitudes, sino que la educación en responsabilidad debe dotar de la suficiente autonomía para discernir entre lo correcto y lo incorrecto, basado en valores morales que ofrezcan pautas de conducta. Esta actitud responsable se fundamenta en otras actitudes y emociones como autonomía, autocontrol, afán de superación, sostenibilidad, y valores como la libertad, la honestidad, el respeto, la cooperación, etc. Supone tener valores: generosidad, respeto, libertad, autonomía, solidaridad. Todos ellos valores reconocidos universalmente, que ayudan a la persona la propia construcción racional y autónoma. Bibliografía: Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua Elzo, Javier (2004). La educación del futuro y los valores. En: Debates de educación (2004: Barcelona) [artículo en línea]. Fundación Jaume Bofill; UOC. [Fecha de consulta: 17/07/11].< Jonas, H (2001) Acta bioeth. vol.7, no.2, p Jonas, Hans (1995). El principio de responsabilidad: ensayo de una ética para la civilización tecnológica. Editorial Herder. Kant, Immanuel (1999). Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Traducido por José Mardomingo (edición bilingüe). Barcelona: Ariel 6

7 López Lorca, H (2004) Padres y alumnos ante el valor de la responsabilidad. En Educatio, nº 22, páginas Martín Molero, F. (1999) «Diversidad en la Aldea Global y Educación Ambiental.» Ponencia de las VI Jornadas ASPEA. Portugal. Ortega, P. y Mínguez, R. (2001) Familia y transmisión de valores. En Familia, juventud y nuestros mayores: la actitud preactiva (pp ) Galicia: Fundación Caixagalicia, Colección Jornadas, conferencias, premios. Ruiz Corbellá, M; Bernal, A; Escámez, J; Gil, F. Autonomía y responsabilidad en los contextos socioeducativos. Ponencia 1 XXX Seminario Interuniversitario de Teoría de la Educación Barcelona, Octubre