Universidad de Antioquia - Facultad de Artes Colección de Grabado ANÁLISIS DE OBRAS POR TEMÁTICAS EL ARTE POPULAR

Transcripción

1 EL ARTE POPULAR A finales de los años cincuenta surge en los Estados Unidos y en Inglaterra el arte pop -del inglés Pop-Art, Arte Popular -, cuya característica más relevante es la utilización de imágenes y temas propios del mundo de la comunicación de masas y su aplicación al mundo de las artes visuales. El crítico británico Laurence Alloway fue quien usó la denominación Pop Art por primera vez en 1958 para definir la esencia de los artistas plásticos Richard Hamilton y Eduardo Paolozzi, entre otros; por su parte, Lewis Genning enfatizó esta denominación hacia 1962 para definir las propuestas de algunos jóvenes que empleaban claramente imágenes de la cultura popular -desde comics hasta estrellas de cine- El arte pop nace de un entorno cultural muy particular, y su origen está íntimamente ligado al contexto donde surgió. No es falso afirmar que más que obras independientes, el Pop Art es el resultado de un estilo de vida, la manifestación plástica de una cultura caracterizada por la tecnología, la moda, el consumismo y el capitalismo, donde los objetos dejan de ser únicos y auténticos para ser pensados como productos en serie. Como fruto de lo anterior, el arte deja también de ser único y se transforma en un objeto más de consumo, reproducido cientos de veces. La razón por la que pinto de este modo es porque quiero ser una máquina 1, afirmaba Andy Warhol, uno de los principales exponentes del movimiento. Otra afirmación que sintetiza claramente los ideales del Pop Art fue expresada por Richard Hamilton: deseo que el arte sea efímero, popular, barato, producido en serie, joven, ingenioso 2. Todas estas cualidades mencionadas por Hamilton son, a la vez, cualidades propias del mundo del consumo y la publicidad. En el Reino Unido, y mas específicamente en el Instituto de Arte Contemporáneo de Londres (ICA), los artistas Richard Hamilton y Eduardo Paolozzi, junto con los críticos Lawrence Alloway y Reyner Banham, comenzaron a gestar el pop art en las discusiones que mantenían en En estas discusiones se cuestionaba la idea de que Las Bellas Artes se encontraban en la cima de la pirámide de categorizaciones, y se las equiparaba al cine, a las artes populares y las artes gráficas. La obra de Hamilton se inspira principalmente en las industrias del consumo y del ocio, de la publicidad y también de la historia del arte. En comparación con el arte pop norteamericano, el pop de Hamilton y de algunos de sus coterráneos es culto y altamente intelectualizado, se puede decir que es casi hermético en un sentido 1 Katy Siegel In the Air En: Little Boy. The Arts of Japan s Exploding Subculture. Edited By Tarashi Murakami. Japan Society, New York. Yale University Press p Ibíd.., p. 276.

2 que no es el del pop habitual. Otro importante artista de la escena pop inglesa es David Hockney, que retoma la tradición del arte moderno y, mediante fusiones de fotografías, cuadros abstractos y diversos tipos de material gráfico encontrado elabora obras de marcada tendencia pop. En Norteamérica el arte pop entra en escena en 1961 y se arraiga con más fuerza que en ningún otro lugar debido al hecho de que la imaginería propia del pop era fácilmente asimilable como algo puramente estadounidense. La confirmación de este hecho se produjo con una exposición llevada a cabo en el Milwaukee Art Center en 1965, titulada El arte pop y la tradición americana. La constelación de artistas precursores del arte pop norteamericano es numerosa: Jasper Johns, Robert Rauschenberg, Andy Warhol, Roy Lichtenstein, James Rosenquist, Jim Dine, Robert Indiana, Tom Weselman y Claes Oldemburg. Sin embargo, es importante aclarar que, a pesar de que todos son artistas pop, sus obras y sus intereses particulares son muy diferentes. Así, por ejemplo, Warhol pretendía eliminar de la obra cualquier trazo o signo de manualidad -muchas de sus obras están hechas a partir de fotografías proyectadas sobre el lienzo-. Lichtenstein toma sus motivos de las tiras de cómics y los amplía a enormes dimensiones dejando visibles los puntos que resultan del proceso de impresión. Dine fusiona objetos reales con fondos pintados. Oldenburg fabrica objetos de la vida cotidiana -navajas, bicicletas, hamburguesas- a tamaños descomunales que instala en ocasiones en espacios al aire libre. En Latinoamérica, los artistas retoman aspectos estilísticos del pop norteamericano y europeo, con una concordancia en lo formal y en lo técnico, como la serialidad y las técnicas mixtas, pasando por el collage y el uso de un color fuerte, entre otros, pero sin los presupuestos que motivaron su aparición; éste es asimilado por los artistas locales como un medio para comunicar aspectos de la cotidianidad y una manera de explorar y revisar objetos, temas y situaciones que de otra forma nunca hubieran sido vistos como posibles preocupaciones de nuestro arte. Situaciones cotidianas que pasan a ser contadas con detalle y color propios de la estética de lo urbano y lo popular. Esta estética de lo popular va a reivindicar todo un imaginario a veces oculto, estridente y con alto contenido erótico, a lo sumo político, que sublima lo cotidiano y banaliza lo sublime. Se importa pues parcialmente el concepto visual sin el contenido, intentando innovar la tendencia adoptada según la realidad norteamericana o bien insertando elementos nacionales y teniendo en cuenta que muchos de los presupuestos iniciales que darían como consecuencia el surgimiento del Arte Pop, son ajenos a nuestra realidad; lo anterior genera un eclecticismo que va desde la pura e ingenua visualidad, hasta la sátira y el humor más elaborado. Si en Estados Unidos y Europa los artistas Pop se fijaron en lo cotidiano, lo banal, la llamada cultura de masas y su impacto comercial, susceptible de ser elevado a

3 la categoría de obra de arte, en nuestro medio el concepto propició la emergencia de estéticas, no tanto de medios masivos, celebridades y sociedad de consumo, sino de otro sentido de lo popular; los colores de la ciudad, sus problemas, su religiosidad, además de otros aspectos arraigados también en la cultura como la política, son mirados con mordacidad, crítica, ironía y sentido del humor, lo que va a alimentar el uso y apropiación de este lenguaje como vehículo expresivo y formal; es pues una reveladora manera de mirar la realidad, la nuestra y la ajena, la ancestral y la impuesta culturalmente, colmada de posibilidades y contenidos del mestizaje cultural. Obviamente, es importante aclarar que como en todo lenguaje artístico importado, el Pop que se hace en nuestro medio no es puro sino que esta conectado y enlazado con otros conceptos locales, otras necesidades dadas por el medio, además de otros conceptos artísticos de variados orígenes y tendencias. Este lenguaje asimila, además, todo el imaginario visual popular, toda la estética e iconografía urbana, religiosa, publicitaria; podemos encontrar ejemplos muy interesantes de éstos eclecticismos culturales que cuestionan el concepto de identidad y de pérdida de la misma ilustrados en la serie Transito I, y II, de Conrado Alberto Uribe (ID ) que nos revela cómo las personas están inmersas en la sociedad de consumo que todo lo convierte en mercancía, susceptible de ser vendida. Lo tradicionalmente aceptado como moral y políticamente correcto se diluye, siendo los íconos ancestrales de una identidad perdida Conrado Uribe reemplazados por marcas de multinacionales: es el hombre solo expuesto al acoso de lo inevitable, su homogenización y codificación como un número más. Identidad que trata de resolverse también en imágenes como la que nos plantea Andrés Felipe Tobón (ID ) en su serie de Autorretratos, en donde el asunto del autorretrato se muta; nos plantea en una serialidad que recuerda las obras realizadas por Andy Warhol que utilizaba un lenguaje pictórico consistente en estereotipos en donde las actitudes hacia la noción de "personalidad" son ambiguas. Es este autorretrato de Felipe una imagen similar, dinámica en donde los rostros esquemáticos se repiten impresos sobre el papel. La única modificación son las capas de colores Andrés Felipe Tobón diferentes, crudamente aplicadas. Esta repetición y colorido fueron recursos e instrumentos de una confusión estética y moral que ha sido deliberadamente urdida y utilizada en la historia del pop art, logrando vitalidad

4 y fuerza visual, constituyen habilidades comprobadas por el tiempo en el mundo de la publicidad. Hay cierto narcisismo en el tema del autorretrato. Aquí se nos plantea no sólo ese hecho sino la noción de búsqueda de identidad y de autorreconocimiento. En una época como la nuestra con una cultura que ha conocido tantos bienes absolutamente impersonales, hechos a máquina y jamás tocados por la mano humana se experimenta lo ambiguo del ser y su profunda soledad. Carolina Berrio El cuerpo femenino comienza a ser explorado y la mujer se ve y es vista de una manera más amplia; no es presentada como objeto de deseo solamente, si no como protagonista. En estas obras es notable como la imagen femenina ya no aparece de la manera tradicional tal como se le representó en toda la historia local precedente de retratos femeninos, como madre y esposa sumisa; aquí se exploran otras posibilidades, su dimensión erótica es potenciada y reelaborada por ejemplo en la imagen Sin Título que nos plantea Carolina Berrío (ID ) -que recuerda de alguna manera a Tom Wesselman y sus grandes desnudos americanos, con los que alcanzó gran reconocimiento- en la que se apropia de una obra de la historia del arte Antioqueño, La última gota, óleo sobre tela de 54x91 cms., realizado por Francisco Antonio Cano en ubicada actualmente en el Museo de Antioquia-; reelaborando su contenido y posibilidades visuales, potencia en esta imagen, la carga erótica que en la obra original es apenas insinuada por una sutil iluminación en las caderas, -sutileza acorde con la moral imperante de la época-; nos entrega una imagen renovada, con un manejo austero del color y una expresión en la línea que la consolida como pretexto y la Rodrigo Díaz independiza de su referente, siendo apenas este un punto de partida para configurar con ella una visión contemporánea de la mujer, que ya no es vista e interpretada en una tela por la subjetividad de un artista, sino que es ella misma la responsable de su interpretación. Rodrigo Díaz Se observan también aspectos como la prostitución en la obra Esperando al fulano de Rodrigo Díaz (ID ) y Sin título (ID ) del mismo autor, que recuerda no sólo al pop sino que tiene elementos de concordancia con la obra de Débora Arango- en donde hay otra mirada del

5 cuerpo: es una mujer con una conciencia de sí misma, de su realidad y de su espacio, femenina y sensual,en donde esa mujer asume y desempeña otros roles, donde el gesto se vuelve máscara; no se trata de una estrella de cine, es una persona cualquiera que es asimilada con sus problemas y su condición precaria para ser consumida como imagen al margen de su soledad. Algo similar ocurre con la obra Bad girl, también de Rodrigo Díaz, donde se aprecia una mujer en un interior más sugestivo y anímico que real; proyección sicológica del personaje y de su estado de ánimo, espacio alterado en el que las cosas no pretenden ser el reflejo de la realidad sino vibrante color y forma estridente, dislocada y expresiva. Paola Andrea Echeverry Algo similar sucede con Es o no es de Paola Andrea Echeverry (ID ) en donde la perspectiva tradicional es remplazada por una distorsión en las dimensiones del espacio que es sugerido como territorio; la mujer se debate en una disyuntiva en todo sentido, reforzada por el título de la obra y el contraste de los colores que fraccionan la composición; ella es el eje de la misma, se debate arrinconada y sólo es posible intuirla por lo que lleva puesto, es un ser anónimo y sin facciones. En cuanto a la apropiación de la iconografía histórica y religiosa es común ver en ella la crítica, el sarcasmo, la ironía y el humor que juntos conspiran en la desacralización y desmonte de todo rastro de aura mística de esas imágenes, permitiendo establecer con ellas nuevos niveles de diálogo; estas imágenes no son valoradas por su significación histórico-religiosa sino por sus valores estéticos, pictóricos, culturales, además por ser imágenes insertadas en la mente colectiva de todas las personas, con un alto poder e impacto visual, elemento determinante; al apropiarse de un lenguaje tan consolidado y socialmente aceptado como éste, es posible para el artista lograr comunicarse con el espectador a un nivel más amplio. Respecto a lo anterior, el pop no tiende a cuestionar nuestros hábitos y héroes más populares. Aceptando su presencia inevitable son más fáciles de sobrellevar que si se les opusiese. Se acepta la leyenda glorificada, prefiriéndola a la realidad de nuestras experiencias inmediatas, de tal modo que la leyenda se convierte en lugar común, y, finalmente, es despojada de las cualidades que interesaron en primer lugar; un ejemplo es el Bolívar Punk, de Aníbal Alexis Duque (ID ), en donde la figura a la que estamos acostumbrados de Simón Bolívar da paso a una nueva lectura; en dicha lectura se hace mofa de la condición de Anibal Alexis Duque

6 asiento de pájaros y palomas de éstos monumentos, los cuales pretenden mantener la memoria de un pasado lejano, comprensible sólo a partir de asimilaciones como ésta, convirtiendo a éstos próceres y héroes históricos en algo banal; asignándoles en este caso en particular, una postura ecléctica entre su atuendo militar característico y cierta estética neo-punk que le confiere a ésta figura un aspecto de lograda contemporaneidad. Alejandro Jaramillo La obra Alternativa Colombia de Alejandro Jaramillo (ID ) de alto contenido político, introduce un elemento decorativo propio de la indumentaria militar de la campaña libertadora, acompañado de tinta roja, sugerente de múltiples lecturas en una realidad nacional históricamente violenta. Profanando el ámbito de lo considerado como sagrado, en el Cristo en verano, de Juan Rafael Calle (ID ), se hace posible una nueva lectura enriquecedora de un ícono, símbolo de la colombianidad, histórico y arraigado. No estamos pues ante la imagen de una estrella de cine: es el Corazón de Jesús en persona, en una actitud absolutamente humana con gafas de sol, despojado de toda solemnidad, aspecto que brilla por su ausencia en la estética Pop, la cual se vale de un supuesto mal gusto y ramplonería, -evidenciada Juan Rafael Calle además en la simulación del marco de la imagen-, para inscribirla en el universo de lo decorativo, sin que esto suponga un problema. Es más bien la consolidación de un patrimonio visual y de una cultura que consume imágenes sin hacerse muchas preguntas sobre las mismas. Omar Gómez Omar Gómez (ID ) en sus dos obras de la serie Cruces... nos muestra una mirada diferente a la tradicional en la iconografía religiosa, poniendo en un contexto contemporáneo y político una imagen tan consolidada en la mente de todos pero tan anquilosada como la de la Virgen de Chiquinquirá. Nos encontramos aquí con otra reelaboración y apropiación de una obra preexistente que es no sólo un ícono en lo visual, sino que está arraigada en la historia y la cultura de Colombia: se trata del lienzo pintado por Alonso de Narváez en Conservado actualmente en la Catedral de Chiquinquiráque muestra a la Virgen de Chiquinquirá acompañada por San Andrés y San Antonio. Este cuadro adquirió gran

7 importante al sufrir una renovación milagrosa que despertó el fervor de los fieles en todo el país. La serie Cruces... contiene una mirada renovadora al situar en un contexto actual una imagen antigua; reelaborada por varios artistas donde la virgen aparece rodeada de personajes inusuales, como diablos y actores del conflicto apoyados sobre banderas de Colombia y Estados Unidos desplegadas sobre el piso. La imagen podría pasar desapercibida si no fuera tan evidente este contraste; el ícono se nos convierte en un pretexto para ilustrar una realidad nacional compleja y dramática; todo esto está encajado en el eje vertical de las cruces, yuxtapuesto a la franja horizontal de las mismas que conserva los elementos característicos de la imagen tradicional. Oscar Roldán En la obra De las vírgenes de Oscar Roldán (ID ) se aprovecha la analogía visual que se crea gracias al parecido entre los preservativos utilizados como matriz de grabado y la imagen tradicional de la Virgen, a fin de generar un interesante contraste, reforzado además por toda una tradición de apariciones milagrosas de la virgen en los lugares más inesperados, cargando a ésta imagen de ironía en una atmósfera provocadora. En el plano de lo cotidiano, la obra de Bairo Martínez (ID ) En-cubiertos VI se aprecia un uso del color que construye planos individuales en los cuales cohabitan diferentes significados. Hay una clara alusión a los códigos de barras utilizados por el mercado, que encabezan la composición y refuerzan el empuje vertical que le otorga dinamismo a la imagen. Es aquí donde la cotidianidad es puesta en escena, el día a día se convierte en protagonista; actos tan cotidianos como el comer encierran en sí mismos una rutina y un ritual; estos cubiertos convertidos en signos de un día a día inagotable, delimitan el territorio de lo íntimo y lo personal. Por este proceso de metamorfosis, Bairo Bairo Martínez desnaturaliza el objeto, lo hace otro, sin que deje de ser un objeto reconocible. Esta imagen enseña a ver de otro modo aquellas cosas que vemos a diario sin detenernos en ellas, y plantea preguntas sobre la función de las mismas. Esta obra nos recuerda preocupaciones similares de artistas como Andy Warhol y Claes Oldenburg, los cuales también crearon imágenes y esculturas a partir de objetos tan aparentemente simples como los cubiertos.

8 Aparece también la ciudad como fondo y como lugar, sugerida por sus evidencias tecnológicas que toman forma de automóviles, aviones, etc. Ejemplo de esto es la obra El vocho, de Richard González (ID ) auténtico ícono del consumo, la cual muestra un fragmento del objeto al que se refiere la imagen, que permite la lectura y posterior reconocimiento del espectador. Encontramos también imágenes como Chatarra # 4 de Jaime Alonso Silva (ID ) que muestra situaciones comunes de las grandes ciudades, como las montañas de desperdicios, el apilamiento y la cultura chatarra propios del consumismo. Richard Gómez De mi ser, de Lina Maldonado (ID ), recoge elementos propios de la cotidianidad de las grandes urbes y los agrupa en un universo personal de tiempo simultáneo que se desarrolla en un continuo presente, en el que nos muestra aspectos propios de la vida de la ciudad como el anonimato, el paso del tiempo y la relaciones fragmentadas, la inmediatez, el ritmo que nos desborda y los personajes anónimos, convertidos en signo. Los artistas casi siempre hablan de las maneras de ver algo, más que sobre lo que realmente se ve. La real atracción de los avisos, signos, historietas y en general toda la estética popular, en cuanto les concierne, parece consistir en el hecho de que la Jaime Alonso Silva imaginería está "dada", está gratuitamente allí, de manera que no es necesario complicar el problema volviéndola a crear, en consecuencia, no es necesario crear imágenes románticas con su material. Cuanto más de cerca se examine el pop, menos parece una celebración de la cultura de masas, o incluso una reacción contra ella. En cambio, se usa la fantasía popular como una especie de escondite, un medio para aproximarse sigilosamente a los problemas filosóficos actuales, con distancia e ironía los artistas fabrican imágenes que hacen un comentario artístico sofisticado sobre Lina Maldonado los hechos de la cultura.

9 Carlos Andrés Montoya. Estudiante de Pregrado en Artes Plásticas. Departamento de Artes Visuales - Facultad de Artes Integrante del Grupo MIRA