CUBA *QJei»ife años de teato

Transcripción

1 CUBA *QJei»ife años de teato Freddy Artifes...Aunque desde finales del siglo XVIII tenemos noticias de la presencia en Cuba de titiriteros ambulantes, teatros mecánicos y otras esporádicas manifestaciones del teatro de figuras que, seguramente, deleitaba a los niños, no fue hasta el presente siglo que comenzó a desarrollarse en nuestro país un teatro específicamente dirigido a los pequeños espectadores. En la década del treinta comienzan a aparecer compañías dirigidas por adultos interesados en desarrollar las capacidades artísticas de los propios niños. Estas compañías trabajaban en diferentes plazas y escenarios, buscando siempre un público infantil. La siguiente década, que se inaugura, en lo que a teatro se refiere, con la creación en 1940 de la Academia de Artes Dramáticas de La Habana, se caracterizaba por el hecho de que los adultos comienzan a hacer teatro para los niños. Esporádicamente, algunos grupos teatrales o instituciones culturales ofrecen representaciones para un público infantil, hasta que en 1949 los hermanos Camejo comienzan a dar funciones de títeres con un retablo móvil en las escuelas de La Habana, y más tarde extienden su actividad, mediante giras, al resto del país. La década del cincuenta marca una especie de consolidación de esta labor creadora al fundarse algunos grupos de teatro dedicados exclusivamente a los pequeños. A partir de 1952 aparecen en Mayan', Oriente, el Teatro de Muñecos y el grupo La Carreta, en La Habana. En 1955 se inaugura Titirilandia, y en 1956 se funda un grupo con proyecciones más amplias al que denominan Guiñol Nacional de Cuba. Por esta misma época, en la televisión, María Antonia Fariñas se las ingeniaba para mantener un programa con títeres y marionetas dirigido a un público no consumidor La existencia de estos grupos era precaria y se veía amenazada a cada paso con el fin. Desde 1959, el estado comienza a promover el desarrollo del teatro para niños, contratando a los escasos grupos existen- -4-

2 tes para trabajar en barrios, escuelas, parques y en la TV. En los últimos meses de 1960,!a Dirección de Cultura del Ministerio de Educación inicia el proyecto Teatro La Edad de Oro, encaminado a fomentar y desarrollar el teatro para niños en todo el país. Este primer intento se continúa y consolida aún más cuando, en 1961, al fundarse el Consejo Nacional de Cultura, se crea el Departamento Nacional de Teatro Infantil y de la Juventud, que se da a la tarea de crear grupos teatrales en todas las provincias. Se contratan artistas de experiencia para dirigir el trabajo y también para impartir clases a los futuros titiriteros y actores. Así, entre 1961 y 1962 se crean, a lo largo de todo el país, diversos grupos de teatro de títeres y los grupos de la Edad de Oro, dedicados al teatro de actores. Por primera vez para los titiriteros y actores del teatro para niños, existían el apoyo económico, el respaldo moral y el reconocimiento social a su trabajo. En 1963, con la intención de agrupar a titiriteros de experiencia en un conjunto de proyección nacional, se funda el Teatro Nacional de Guiñol. Así, paulatinamente, el movimiento de teatro para niños en Cuba fue creciendo y aumentando su nivel técnico y artístico. Los grupos adquirieron salas teatrales con equipos de luces, retablos, tramoya y lo necesario para producir sus espectáculos, así como el acceso a los materiales requeridos para la elaboración de muñecos, escenografía y vestuario. Se trataba, sin duda, de una nueva época. LOS FESTIVALES Ya en 1966, el movimiento de teatro para niños en Cuba ha adquirido la fuerza y el alcance nacional suficientes como para propiciar una confrontación entre sus integrantes. Así, entre el 15 y el 27 de septiembre de ese año se celebra en La Habana el I Festival Nacional de Teatro Infantil y de la Juventud, con la participación de más de una docena de colectivos artísticos. Este primer evento demostró la pujanza del nuevo movimiento, y en los años sucesivos y en diferentes sedes (1969, Camagüey; 1972, Tope de Collantes; 1975, Parque Lenin; 1976, Teatro Nacional de Guiñol; 1979, Ciudad de Pioneros José Martí) se suceden nuevas confrontaciones que han servido cada vez para aunar más a los titiriteros y actores al permitirles intercambiar experiencias y confrontar su trabajo con el público al que va dirigido. LA SUPERACIÓN TÉCNICA La formación profesional de nuestros pioneros del teatro para niños fue, esencialmente, autodidacta. Al fundarse los primeros grupos, las figuras de mayor prestigio y experiencia hacen las veces de profesores de los nuevos integrantes. Aunque esporádicamente se ofrecen cursillos de breve duración a cargo de especialistas extranjeros que visitan el país o de especialistas cubanos, no es hasta 1969 que se crea la Escuela Nacional de Teatro Infantil, que funciona hasta 1970 y realiza una fructífera labor formativa. La escuela ofreció un curso de Actuación y otro de Dirección, contando con la colaboración del claustro profesoral de la Escuela Nacional de Arte y de profesionales de distinta procedencia. Requisito indispensable para la graduación de los alumnos era el montaje final de una obra. De esta forma, la escuela produjo varias - 5 -

3 puestas en escena y dejó sembrados en nuestro mapa cultural varios nuevos colectivos arti'sticos que aún hoy continúan su trabajo creador. Posteriormente, especialistas extranjeros o colectivos arti'sticos visitantes han trabajado en diversos montajes con los artistas cubanos u ofrecido cursillos y seminarios que han mantenido un cierto clima de superación técnica, pero sin la sistematización requerida. A fin de cubrir esta deficiencia, Ministerio de Cultura inaugura, en 1978, el Centro de Desarrollo de la Actividad Teatral para Niños y jóvenes, radicado en el Parque Lenin, de la Ciudad de La Habana, y concebido como un sistema integral para el desarrollo del movimiento. El proyecto cuenta con cinco subsistemas que funcionan al unísono, uno de los cuales es el Centro de Superación de Actores y Directores, por el cual pasan actualmente, con a debida regularidad, los elencos completos de los grupos profesionales. Ef sistema se completa con las Áreas de Trabajo Teatral, en las que actúan los grupos que pasan la escuela, el Guiñol del Parque Lenin, un conjunto experimental creado como parte del proyecto, el Laboratorio Taller de Diseño, en función del Guiñol y de los colectivos que estudian en la escuela, y, por último, como plan próximo, una Exposición Permanente de Muñecos, con vistas a la creación futura de un museo de muñecos. El proyecto, en conjunto, ofrece excelentes perspectivas para el futuro desarrollo del teatro para niños y jóvenes. LOS GRUPOS ACTUALES En la actualidad, el movimiento cuenta con la existencia de 26 grupos profesionales, que cubren casi todas las provincias del país. Muchos de los grupos iniciales, fundados en 1961, se han mantenido trabajando, pero otros se han desintegrado y sus miembros pasado a formar parte de otros colectivos. El proceso de formación de los grupos ha sido, pues, dinámico y variado, de manera que, hoy di'a, junto a grupos que cuentan con un aval de 18 años de trabajo, coexisten otros fundados hace un año o dos. Lo anterior trae como consecuencia, claro está, un desnivel en cuanto a experiencia y calidad artística, pero evidencia, al mismo tiempo, que el mecanismo de la creación de nuevos colectivos no se ha detenido y marcha a la par con las necesidades de la población infantil. Aunque algunos grupos se han dedicado desde su fundación al teatro de actores y otros al de títeres, en los momentos actuales la gran mayoría practica las dos técnicas, con frecuencia unidas en el mismo espectáculo, lo cual ha contribuido a brindar variedad y posibilidades de mayor despliegue imaginativo a las puestas en escena. Al mismo tiempo y esta es una característica general cada grupo se plantea dos líneas de trabajo simultáneas: el teatro de sala, es decir, el espectáculo presentado en un recinto teatral convencional, y el teatro de brigada, esto es, el espectáculo presentado fuera del recinto teatral, bajo techo o al aire libre, en escuelas, parques, calles, círculos infantiles y otras locaciones... LA DRAMATURGIA... Al haber cambiado radicalmente el panorama teatral con la Revolución, la situación de la dramaturgia nacional se ha - 6 -

4 transformado favorablemente. Aunque los clásicos inmortales del género, como la caperucita roja, La cucharita Martina, Pinocho y otros continúan en nuestro repertorio deleitando a los niños como la primera vez, y aunque la programación de los grupos incluye con frecuencia espectáculos variados con poemas y canciones, el teatro para niños se ha enriquecido extraordinariamente en los últimos años con el aporte de decenas de piezas escritas por autores cubanos. Según una investigación realizada en 1978 por la Dirección de Teatro y Danza del Ministerio de Cultura respecto ai repertorio nacional, junto a las piezas extranjeras y a las versiones de obras tradicionales, el mayor porcentaje de obras estrenadas por los grupos profesionales (71,9 % ) correspondía a obras cubanas. Claro está que no siempre la calidad artística de estas obras es óptima. Existen problemas de estructura, de superficialidad en el tratamiento de los temas o en la caracterización de los personajes, pero también existe un buen número de autores que conocen el público al que se dirigen, y que han aprendido a escribir con gracia, eficacia e imaginación. Ahora el dramaturgo tiene un movimiento teatral amplio en el que puede estrenar su obra, y es por eso que actualmente sucede lo contrario al pasado, y es que, en lugar de faltar grupos, faltan obras. Esta demanda de textos para la escena, sin embargo, ha traído como consecuencia el hecho positivo de que los propios realizadores del teatro para niños (actores, titiriteros y, sobre todo, directores) se hayan convertido en dramaturgos, ya sea adaptando obras tradicionales o de la narrativa actual al teatro, o escribiendo piezas originales. El mayor déficit con que cuenta nuestra dramaturgia, por otra parte, es la escasez de piezas para jóvenes, aunque algunas buenas obras como Okan- Deniy é, la dama del ave real, de Yulk Cary, Ropa de teatro, de Manuel Galich y Vamos a hablar del mayor, de Raúl González de Cascorro, entre otras, contribuyen a que la ausencia no sea total. De gran importancia para la elevación de la cantidad y la calidad de la producción dramática para los niños fue la celebración en 1971 del Congreso de Educación y Cuitura, que resaltó la necesidad de la literatura para niños en nuestra sociedad. A raíz del congreso, se creó el Concurso Anual de Literatura y Música La Edad de Oro, y nuestros más importantes concursos literarios incluyeron en sus convocatorias la literatura para niños y jóvenes. A partir de entonces, cada año se editan las piezas teatrales premiadas en estos concursos, las cuales se incorporan generalmente al repertorio de nuestros grupos. De gran importancia en este proceso, ha sido la gestión de la Editorial Gente Nueva, del Ministerio de Cultura. Sería injusto decir que a partir de las anteriores premisas ios escritores cubanos comenzaron a escribir para los niños, pues hay muchos ejemplos que prueban lo contrario, pero sí es indudable que éstas contribuyeron en gran medida a crear un clima favorable que estimuló a muchos autores. En el caso específico de la dramaturgia, son innumerables los casos de autores teatrales, narradores, poetas, actores, directores artísticos, diseñadores y críticos que, aun cuando mayormente habían desarrollado su trabajo en la esfera de los intereses adultos o cultivado - 7 -

5 otros géneros literarios, han incursionado con éxito en la dramaturgia para niños. Hoy día, son frecuentes en nuestro repertorio obras como El espantajo y los pájaros, de Dora Alonso; Los tres pavos reales, de Ignacio Gutiérrez; El conejito descontento, de Freddy Artyfes; Lararí- Larará, de Fidel Galbán; El perro carambolero, de Teresita Rodríguez-Baz; Las fábulas del monte, de Bebo Ruiz; El perrito travieso, de Ricardo Garal; La guarandinga de Arroyo Blanco, de Rómulo Loredo; La muñeca de trapo, de Ramón Rodn'guez-Boubén; Papobo, de Jorge Martínez; El mago de Oz, de Abelardo Estorino; A las armas, valientes, de Roberto Orihuela, y muchas más. La lista de autores y títulos pudiera ser interminable, por elfo, la concluimos mencionando a otros indudables valores, como Rodolfo Pérez Valero, Orlando Vigil - Escalera, Francisco Garzón Céspedes, Karla Barro, Gerardo Fulleda León y Jorge García Aruebarrena, entre otros. No podemos concluir la lista sin mencionar los prestigiosos nombres de Nicolás Guillen, Mirta Aguirre y Onelio Jorge Cardoso, cuyos poemas y cuentos para niños han sido material para la adaptación teatral en la mayoría de nuestros grupos profesionales, ni olvidar que nuestro poeta nacional es autor, también, de dos piezas de teatro de t iteres. LOS REALIZADORES La distancia que media entre las posibilidades de realización escénica en los años anteriores a 1959 y las actuales, es realmente enorme. Del pequeño retablo ambulante, los títeres de guante y las obras breves y de fácil realización para un reparto reducido, se ha pasado a la existencia de unidades artísticas profesionales, con una plantilla que incluye actores y directores artísticos. Cada producción, pues, es el resultado de la labor de un equipo de artistas y técnicos, que incluye muchas veces a diseñadores y compositores especializados en este arte. Por supuesto que el desarrollo de la puesta en escena del teatro para niños ha tenido sus altibajos y sus períodos de estancamiento, pero el último festival, realizado en 1979, demostró un apreciable salto cualitativo en muchos sentidos, sobre todo en el diseño escenográfico, de muñecos y de vestuario, que contó en esta ocasión con acabados trabajos de los diseñadores Jesús Ruiz, Yulky Cary y Tomás Sánchez. Como diseñadores de larga experiencia en este trabajo, pudiéramos citar a Luis Yn, Rene Fernández, Armando Morales y Julio Castaño. Respecto a la música, un factor de fundamental importancia en el teatro para niños, muchas veces los grupos utilizan la colaboración de compositores profesionales para crear la música original de cada espectáculo. En este sentido, han realizado un meritorio trabajo "los maestros Héctor Ángulo, María Alvarez, LuisChanivecky, Jorge Garcraporrúa y Alberto Anido, entre otros, y también muchos actores y directores que, muy frecuentemente, componen la música para sus propios espectáculos. En lo que a directores artísticos se refiere, la escena cubana para niños cuenta con un elevado número de profe sionales de talento y larga experiencia en el difícil arte de conjugar, balancear y -8 -

6 guiar hacia una unidad artística todos los elementos integrantes de la puesta en escena. Y resulta del todo imposible nombrar aquí' a las decenas de actores y titiriteros cubanos que di'a a dfa llevan la alegría y la diversión a nuestros niños, pero, aunque no mencionemos sus nombres, reconocemos profundamente el valor cultural, recreativo y educativo de su trabajo, y sobre todo, su versatilidad. Los actores de nuestro teatro para niños, en su mayoría son capaces de actuar, manipular títeres de varias técnicas, cantar, bailar, tocar instrumentos musicales, diseñar y construir muñecos o componer la música de sus propios espectáculos. Y lo más curio- so es que la mayor parte de estas posibilidades reunidas en un solo artista no constituyen en nuestro teatro para niños la excepción, sino la regla, como es también la regla el amor profundo que sienten por su profesión. Si veinte años atrás había miles de niños cubanos que jamás habían visto un títere ni presenciado una representación, hoy día resultaría bastante difícil encontrar a un niño así. Este simple hecho dice mucho del trabajo desplegado en veinte años por nuestros artistas del teatro para niños, y establece, al mismo tiempo, un compromiso ya que ellos han asumido como propio: superarse cada día para ofrecer a los niños un arte cada vez más depurado y valioso. * * - 9 -