SE ESCONDE TRAS LOS OJOS. O las desventuras de un joven fotógrafo

Transcripción

1 SE ESCONDE TRAS LOS OJOS O las desventuras de un joven fotógrafo

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3 Premio Concurso de Novela Clarín 2000 Pablo Toledo SE ESCONDE TRAS LOS OJOS O las desventuras de un joven fotógrafo y el singular grupo de personas que con él se relaciona, historia que no busca instruir al lector, sino apenas entretenerlo o como mucho inquietarlo

4 Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial. Pablo Toledo, 2000 De esta edición: Clarín / Aguilar U.T.E., 2000 Beazley 3860, (1437) Buenos Aires Fotografía de cubierta: Photonica Fotoilustración: Gustavo Wald ISBN: Impreso en la Argentina Hecho el depósito que indica la ley Primera edición: noviembre de 2000

5 ÍNDICE LIBRO I I. Donde se narra una cena y los singulares acontecimientos que en ella transcurrieron II. A la mañana siguiente, dentro y fuera de la ciudad III. Donde se revelan fotos y Fausto visita el Altillo, con la descripción de algunos de los asombrosos elementos que allí se encuentran, y un encuentro IV. Donde vuelven a realizarse llamadas telefónicas, un accidente con agua sucede en el agua y aparece un personaje entrevisto por el lector en los últimos párrafos del capítulo anterior LIBRO II I. Donde se revelan las motivaciones de la Reportera Gráfica y la naturaleza de su relación con Fausto, y se ven los preparativos para un gran día II. Se desarrolla el lunes en distintos lugares, precedido de algunas reflexiones que podrían catalogarse como paranoia urbana III. Que trata de una advertencia IV. Se describe una reunión en el Altillo, que podría llamarse propiamente Pandemonio, y se recuerda el momento de su fundación... 77

6 V. Se ven las consecuencias de un arreglo hecho por la mañana, omitido hasta ahora en la narración, y se entrevé su argumento LIBRO III I. Comienza el martes con historias de amor a primera vista II. Se realiza una visita anunciada, se presenta un inconveniente trágico y se ven los prolegómenos de un enfrentamiento heroico que no se concreta III. Se urden redes y se dan giros inesperados IV. Donde se evalúa la situación y se toman decisiones LIBRO IV I. En la tarde del martes se esperan novedades que no se presentan, llamadas que no se hacen y soluciones que no se materializan II. Llega la noche y todo converge III. Que cuenta otras noches que también, en otros lugares, convergen IV. Donde se da cuenta de algunas situaciones que preceden el amanecer del miércoles LIBRO V I. De mensajes enviados durante la noche que llegan a destino por la mañana II. Donde la suerte de los que en algún momento fueron novios comienza a precipitarse III. Se reanudan presecuciones y fugas, al tiempo que otras comienzan

7 IV. Donde Fausto llega a la casa de sus padres y trama un plan V. Se narran las consecuencias de episodios que acontecieron mientras Fausto conferenciaba con sus padres VI. Donde Marga y Fausto se buscan, no se encuentran, y al fin, aunque sin encontrarse, se encuentran VII. Donde Fausto, y consecuentemente todo, se detiene

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9 AGRADECIMIENTOS A Diego Paszkowski, il miglior fabbro, porque sin su guía y enseñanza no existiría esta novela. A María Julia Coria y Gabriel Vommaro, y a través de ellos a todos los miembros del taller de narrativa de Diego Paszkowski que tomaron parte en la lectura de esta novela. A Pablo Goldschmidt, por ser el protagonista de la anécdota que generó esta novela y por habérmela relatado. A mis padres, por todo. A Valeria, porque sin ella para qué.

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11 Abort, retry, fail. MS-DOS, THE MICROSOFT CORPORATION La cámara hace a todo el mundo un turista en la realidad ajena, y eventualmente en la propia. SUSAN SONTAG

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13 Libro I

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15 III DONDE SE REVELAN FOTOS Y FAUSTO VISITA EL ALTILLO, CON LA DESCRIPCIÓN DE ALGUNOS DE LOS ASOMBROSOS ELEMENTOS QUE ALLÍ SE ENCUENTRAN, Y UN ENCUENTRO En el extremo de una pinza de metal sumergida en el fijador que contiene una bandeja apoyada en la pileta del baño de un cuarto de un hotel a pocas cuadras del puerto de Colonia, el papel fotográfico se va obscureciendo mientras que manchones que se formaron lentamente sobre el papel se convierten en una clara imagen de Arriazu y la Secretaria entrando en una habitación. Fausto, en la otra margen del río, observa en una bandeja similar cómo el papel blanco se obscurece hasta volverse casi completamente negro. Aleja la lente de la ampliadora e imprime una copia más grande. Unos minutos después, cuando el olor ácido del fijador empieza a desvanecerse, estudia con una lupa los detalles que aun en la ampliación, y ni siquiera con veinticinco segundos bajo la lámpara de la ampliadora Durst M 670 timer digital, marginador, óptica de preci- 17

16 PABLO TOLEDO sión, no muestran tanto como él necesita: el hombro es anónimo a pesar del lunar, la camisa no tiene diseño ni tramado; el reloj, apenas un brillo metálico sobre un brazo de contornos difusos. Las curvas del auto sugieren un modelo importado, pero cuando el valet traía los autos Fausto estaba relatándole al poco interesado hombre de las cajas de cartón las infidelidades de las Ofendidas Esposas y sus Maridos, y por eso no recuerda los modelos o quién se fue en qué auto. Una tercera copia, en el papel más grande que tiene en el laboratorio y con menos de quince segundos en el timer, convierte las figuras en manchas blancas esbozadas sobre un fondo ennegrecido, con sectores más obscuros que rodean la luz que proyecta el farol y las siluetas de los tres adentro del auto. Trata de recuperar el momento en que tomó la foto, pero sólo puede recordar los gemidos apagados desde el auto y el miedo de que los custodios de la discoteca o el dueño del brazo musculoso escucharan el obturador y sus pasos sobre el pasto. De poco le sirvió en ese momento ser reconocido por miembros del Altillo como especialista en el disputado rubro de Accidentales e Indiscretas, o haber logrado tomas nítidas desde posiciones técnicamente imposibles (a través de cortinas, por sobre paredes, en espacios más obscuros y reducidos que el auto a pocos me- 18

17 SE ESCONDE TRAS LOS OJOS tros del farol sobre la Costanera), o saber que esta foto, como todas las que tiene en su espacio de la Pared, podría independizarlo de los depósitos de sus padres si atendiera las llamadas de la Periodista Gráfica (las llamadas que podría escuchar si no hubiera sacado la cinta del contestador, aunque en realidad sacó la cinta sólo para no escuchar esas llamadas). Destruye la primera copia y guarda las otras dos en su mochila mientras recuerda los llamados que postergó, o en realidad el único llamado que le importa en ese momento, el único que no puede esperar a la noche pero que igual tendrá que esperar porque Marga está (o eso hace decir) visitando a una amiga. Para no perder espacio en la Pared, revela las fotos del Actor y la Recientemente Divorciada (que, a diferencia de la secretaria con la que Arriazu capea la sudestada, sí pasó por un tribunal de familia y logró además de la tenencia de los hijos y del perro de raza mantener la casa del country y el departamento en Punta del Este), y también una del custodio que intentó retenerle la cámara para agregar a la sección de Buscados. A la salida de la habitación equipada como laboratorio están el Altillo y la Pared, o mejor dicho las tres paredes recubiertas de corcho que rodean el altillo del edificio de estilo sobre Avenida de Mayo, que desde hace ya un año ocupan 19

18 PABLO TOLEDO Fausto y los demás. La pared está dividida por líneas de cinta blanca. Fausto se dirige a una de las secciones y estudia la mejor ubicación para la foto que en ese momento tiene en sus manos: sobre la izquierda hay dos de la misma actriz en la cama de los productores de sus últimas películas (en una de las fotos se ve, sobre la mesa de luz, el retrato de la esposa del productor, un detalle que los miembros del Altillo celebraron particularmente), en otra esquina se ve a la actriz y al resto del elenco femenino en el camarín del estudio de grabación del programa en el que interpretaba a una psicoanalista casada con un mecánico automotor, más arriba se ve uno de sus senos escurriéndose fuera de la bikini para enfrentar una ola de La Brava (se pierde entre la espuma el rostro del acompañante, que esta vez sorprendentemente es su marido, pero se adivinan los ojos de él clavados en el mismo punto que enfoca la cámara). Se decide al final por el centro del panel, donde la foto queda rodeada por otras parejas en autos, quintas en el Delta, entradas de edificios y, por supuesto, la foto que le valió el título de Accidentales e Indiscretas, la modelo que se levanta el vestido de novia para ofrecerse a un anónimo en un jardín mientras por la ventana del salón se ve la espalda del frac del Empresario que sostiene una porción de su torta de casamiento. La cámara no enfoca hacia 20

19 SE ESCONDE TRAS LOS OJOS atrás, y por eso no se ve la camisa de Fausto sobre la tierra, ni el encaje negro sobre la seda italiana, y tampoco se ven las piernas (también urgentes, también ofrecidas) de Marga protestando mientras él calculaba el tiempo de exposición. Fausto piensa en la foto que guardó en su mochila, en siluetas, Marga, auto, maridos, esposas, cena, no puede ser Marga, la luz del farol, la apertura del diafragma, piel bronceada, Marga, manos temblorosas sacudiendo la cámara, el zoom que se cierra sobre las siluetas, hombro, un lunar, no puede ser Marga, viento del río, frío, camisas entreabiertas, los ojos de los maridos clavados en su escote, Marga tiene que ser Marga es Marga no puede ser Marga no no es Marga no puede ser. Ve en el panel una nueva foto, la seda italiana sobre el encaje negro y una espalda (esta vez la suya) que se cierne sobre piernas urgentes y ofrecidas (esta vez sí es Marga); a través de la lente de su Nikon las piernas de Marga sobre sábanas rojas, los brazos clavados en las paredes, su cuerpo en el suelo junto a la cama; imagina un titular (Inexplicable accidente en la Ruta 2) y debajo de él una foto blanco y negro del auto arrugado contra un camión y los dos maridos encajados entre los pliegues de metal, plástico y cuero. Las llaves sobre la puerta convierten esas fotos en un sector de corcho desnudo en la pared 21

20 PABLO TOLEDO con una precisión y rapidez que Fausto hubiera querido igualar unos minutos antes en el laboratorio de revelado. Se da vuelta para ver entrar a Fernando, y Fausto decide llamarlo también por su primer nombre, y entonces lo saluda como Lucio Fernando, deteniéndose en cada una de las letras del primer nombre que él trata por todos los medios de ocultar. Lucio, Fernando o Lucio Fernando mastica una respuesta al saludo, lo cual es un significativo progreso, la asimilación del golpe que a duras penas logra, y aprieta su puño izquierdo alrededor del llavero mientras descarga el bolso y el casco de la moto frente a su sección en la Pared y saca las copias (el hijo de puta tiene una ampliadora en su casa) de las fotos (el hijo de puta sacó fotos) que sacó la noche anterior (el hijo de puta las tiene desde hace meses y las trajo hoy para joderme), que ubica entre las demás (el hijo de puta tiene la sección llena) de Personales (el hijo de puta tiene a todos contentos con sus fotos de señoras gordas cogiéndose al sodero), y por un momento Fausto ve el titular de la Ruta 2, sólo que esta vez las víctimas son tres porque el auto importado impactó a gran velocidad contra una motocicleta que transitaba por el carril equivocado. Fernando estudia de reojo la sección de Accidentales e Indiscretas (tendría que ser mía) y 22

21 SE ESCONDE TRAS LOS OJOS detecta las dos fotos (yo hubiera sacado más, tiene que ser mía) de la Recientemente Divorciada (de esa actriz de segunda, la sección ya es mía), que compara con las cinco fotos (el hijo de puta tiene cinco) de parejas (el hijo de puta le saca a cualquiera, yo siempre tengo que buscar famosos) en los bosques de Palermo (el hijo de puta saca fotos de parejas en autos y no tests de Rorschach en un rollo de 400 ASA). Se felicitan mutuamente por el éxito de la noche anterior (bien resuelta la luz; a esta pobre mujer no le das un segundo de paz) y recorren las otras secciones para ver los cambios. En Testimoniales, un hombre de traje con la corbata desanudada guarda material de escritorio y dos portarretratos en el baúl de su auto. En Políticas, dos Diputados de Oposición toman café con el Secretario del Ministro mientras un maletín aguarda junto a la silla. En Policiales, dos agentes palpan de armas a una mujer de minifalda imperceptible y tacos inconmensurables, que al parecer las esconde en su ropa interior. En Sociales, una mujer con vestido largo de diseño exclusivo guarda en su cartera Gucci una copa de champán que probablemente completará el juego de las otras cinco que ya habrá tomado prestadas en otras cenas del Círculo Militar. La sección de Proyectos Especiales está en blanco, ahora que las fotos del proyecto Hijos de Puta (una cuna, dos baberos y una 23

22 PABLO TOLEDO bolsa de pañales en vestidores de cabaret; un moisés en una esquina obscura custodiada por un taxista y un travesti en su hora de descanso; un chico con un cuaderno en la mano y la cartuchera apoyada en la vereda que ve cómo una mujer con su mismo y enrulado pelo obscuro sube a un auto de vidrios polarizados) están en exposición en las paredes de la discoteca de la que Fausto por poco fue expulsado la noche anterior. No revisan el Archivo ni las Esquinas, y se resisten (aunque lo piensan) a correr la cortina que cubre el nuevo trabajo de Gabriel, la cortina que no va a ser descubierta hasta el domingo siguiente, cuando celebren el Aniversario. Los dos recuerdan, aunque cada vez menos, un Altillo vacío al que se accedía por una escalera a la que le faltaba un tramo, recuerdan la pregunta que le hicieron a Gabriel la primera vez que entraron y también su respuesta, que en realidad fue otra pregunta, y que les pareció ensayada: qué se puede buscar en el altillo sino lo que amontona el desorden? Ni Fausto ni Fernando sabían qué amontonaba el desorden en otros altillos que no se molestarían en visitar, pero en ese altillo en particular había olor a humedad, y el atardecer entraba por entre los postigos desgarrados por las termitas, y las vigas del cielo raso estaban demasiado cerca del piso vencido donde ninguno de los tres se atrevía a poner el 24

23 SE ESCONDE TRAS LOS OJOS pie. El edificio, según decía Gabriel, había sido construido por algún abuelo de su abuelo, pero con el paso de las décadas, con la decadencia, sólo habían quedado en la familia un par de departamentos alquilados a agencias de publicidad y oficinas de partidos políticos sin votantes; eso, y el altillo que nadie había querido alquilar. En un rincón se amontonaban los desordenados recuerdos de familia, que como todos los recuerdos y las fotos que testimonian esos recuerdos ya no pertenecían a nadie: un catre de tijera (sosteniendo los broches donde se secan las fotos en el laboratorio), herramientas inútiles, el sillón de ruedas del abuelo de Gabriel (muerto), un pie de lámpara, una vieja plancha a carbón (pisando papeles en el Archivo), un reloj con el péndulo roto, una petaca de cuero (llena de bromuro en el laboratorio), fotografías amarillentas. Fausto no encuentra en las paredes de corcho ni en el cielo raso pintado de blanco ni en el piso plastificado que se incendia con la primera sangre de la tarde ninguna de las cosas que antes estaban cubiertas de olvido, aunque le parece que las fotos que no son pero en algún momento serán amarillentas son menos perdurables que el bronce que se oxida en la Plaza de los Dos Congresos, a la izquierda de su balcón, el bronce que a Fausto le recuerda las tardes en el campo de su padre y la funda del sable de Liceano que cuel- 25

24 ga sobre el escritorio, el sable que nunca desenvainó pero que Fausto siempre supuso héroe de batallas en Cancha Rayada.