EL TURISMO Y LA SOSTENIBILIDAD DE LOS DESTINOS URBANOS

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1 EL TURISMO Y LA SOSTENIBILIDAD DE LOS DESTINOS URBANOS José Manoel G. Gandara Doutor em Turismo e Desenvolvimento Sustentavel Coordenador da AGETUR Núcleo de Estudos Turísticos da UFPR Professor do Departamento de Turismo da Universidade Federal do Paraná jmggandara@yahoo.com.br INTRODUCCIÓN Normalmente cuando se piensa en desarrollo sostenible de destinos turísticos, se piensa en destinos en áreas naturales. Es necesario tener presente que todos los destinos deben estar pensados y gestionados bajo los conceptos de la sostenibilidad, principalmente si pensamos que es en los destinos urbanos que, probablemente, se encuentren mas dificultades, ya que, durante muchos años han sido pensados y administrados bajo otros paradigmas. La sostenibilidad de los destinos turísticos, se puede definir como el adecuado desarrollo y la acertada gestión de un destino, respetando los aspectos socioculturales, ambientales y económicos del mismo, teniendo siempre presente sus distintas capacidades de carga, la importancia de la participación de la comunidad local en todos los momentos de este desarrollo, que la perspectiva de largo plazo sea tomada en consideración permanentemente y que las generaciones futuras sigan pudiendo disfrutar de un destino con una calidad, por lo menos igual, a la que se disfruta en ese momento. Cada vez más es fundamental que cualquier destino turístico que quiera desarrollarse de manera sostenible y proyectarse como tal, fomente sus valores medioambientales en aras de una mayor calidad para los turistas y para la población anfitriona. Para que cualquier destino pueda desarrollarse de manera sostenible, dentro del nivel de competitividad en que se encuentra la actividad turística actualmente, es imposible no tener presente la importancia de la imagen que este destino proyecta y de cómo es percibida. Es fundamental tener una imagen positiva y característica. El hecho de que dicha imagen esté relacionada con la calidad ambiental reafirma su sostenibilidad, ya que la mencionada calidad ambiental es, ante todo, algo que la población local disfruta. En este texto, después de algunas consideraciones con relación al turismo urbano, se analizaran las distintas sostenibilidades de los destinos urbanos. En un primer momento se tratara de la sostenibilidad medioambiental, para posteriormente tratar de las sostenibilidades sociocultural y económica, siempre considerando la necesidad de las tres sean trabajadas en conjunto, puesto que de ninguna forma la preocupación aislada con una o dos de ellas, dejando alguna para tras, conducirá a un efectivo desarrollo sostenible. EL TURISMO URBANO La ciudad es la expresión más perfecta de las acciones del ser humano sobre el medio físico. El medioambiente urbano se caracteriza por las interrelaciones entre las acciones humanas en las naturalezas física y social de la ciudad. Es importante comprender al medioambiente urbano como un sistema en constante evolución. La

2 calidad ambiental urbana debe ser entendida como el buen funcionamiento de este sistema dinámico y complejo. Generalmente, en ciudades que no dispongan de importantes atractivos naturales, como pueden ser las playas, los ríos o las montañas, las principales motivaciones de los visitantes están relacionadas con los negocios. Algunas ciudades disponen de atractivos naturales y culturales para motivar el turismo de ocio. Es importante tener presente que el turismo cultural es aquel relacionado tanto con el patrimonio histórico y artístico, como aquel relacionado con manifestaciones culturales eventuales. También es importante resaltar que lo que se conoce por turismo de eventos tiene dos vertientes: una relacionada con el turismo de negocios, como pueden ser ferias y exposiciones, y otra relacionada con el turismo cultural, como pueden ser festivales y conciertos. El turista de negocios, generalmente, no elige su destino turístico al azar, ya que tienen que desplazarse a los sitios a donde puede o debe realizar negocios; sin embargo, la calidad ambiental de estos destinos incide de manera muy importante en la calidad de la experiencia de este tipo de turista. Esto puede motivarlo a permanecer en el destino más tiempo del que el propio turista necesitaba para completar sus gestiones, e incluso puede convertirle en un importante divulgador del destino, y al mismo tiempo, en un potencial turista de ocio. Muchas ciudades se han aprovechado de sus particulares características culturales para fortalecer su imagen, y al mismo tiempo, han estructurado productos turísticos relacionados con el turismo cultural con el objetivo de ampliar su cuota de mercado turístico. Se podría citar como ejemplos las ciudades que han sido elegidas capitales europeas de la cultura y que han utilizado este cambio de imagen para reflotar la ciudad como un todo. La calidad ambiental, es decir, el buen funcionamiento de la ciudad en todos los aspectos ambientales, socioculturales y económicos, también puede considerarse como atractivo turístico, principalmente en los destinos turísticos urbanos. Las ciudades que puedan ofrecer este diferencial a sus visitantes poseen una enorme ventaja competitiva, ya que los turistas, cada vez más, demandan destinos diferentes, es decir, destinos turísticos que les permitan escapar de las experiencias normales que viven en sus ciudades de origen (GANDARA, 2001). Es importante destacar que una de las características de los destinos turísticos urbanos es que éstos deben organizarse para un tipo de turista que desea consumir mucho en poco tiempo, es decir, visitar el máximo número de atractivos en el menor tiempo posible y comprender el destino de la manera más sencilla. Los destinos turísticos urbanos que permitan a sus turistas disfrutarlos sin demasiado esfuerzo tendrán mayor éxito que aquellos que exijan una comprensión más compleja. Generalmente, los turistas realizan estancias de corta duración en las ciudades, ya que para una vacaciones prolongadas prefieren otro tipo de destinos. Las ciudades, generalmente, disponen de una serie de recursos turísticos que pueden convertirse en atractivos, y para ello, es fundamental tener claro que deben estructurarse de una manera sostenible. El producto turístico se conforma de la unión de estos atractivos con las infraestructuras, los equipamientos, los servicios, la gestión, la imagen y el precio. Una misma ciudad puede ofrecer distintos productos turísticos como pueden ser el turismo cultural (el patrimonio histórico-artístico o las manifestaciones eventuales), el turismo de eventos (ferias, exposiciones, congresos y convenciones), y si dispone de los atractivos naturales necesarios, el turismo de sol y playa o el turismo de montaña. Es esencial que los elementos constitutivos de la oferta se conviertan en productos

3 turísticos que realmente puedan atraer y cubrir las necesidades de los visitantes, es decir, que sean comercializables, para que el destino concuerde con su imagen y sea sostenible. El destino turístico, o lo que se podría denominar el producto turístico global, es la suma de los distintos productos turísticos ofrecidos por una misma localidad, y es importante tener presente que éste es el principal nivel de actuación en la construcción de la imagen, ya que los turistas, aunque motivados por un producto en particular, perciben el destino de manera global. Hoy en día, nos enfrentamos a unos turistas cada vez más sofisticados y experimentados. Se desplazan a un determinado destino guiados por una motivación principal y, sin embargo, demandan cada vez más actividades complementarias como pueden ser los aspectos gastronómicos o de compras, o la posibilidad de participación en actividades culturales o deportivas. Todos estos aspectos deben considerarse a la hora de elaborar los distintos productos, y principalmente, al componer la imagen global del destino. Al planificar y gestionar el desarrollo de un destino turístico de manera sostenible, es fundamental tener en cuenta la importancia de que se objetiven las tipologías de turistas adecuadas al modelo de turismo deseado para el destino. La mezcla positiva y compatible de turistas incide directamente tanto en la experiencia satisfactoria de los mismos, como en la experiencia satisfactoria por parte de la comunidad local, ambas necesarias para la sostenibilidad del destino. En el escenario competitivo en el que se desarrolla la actividad turística, ya señalado anteriormente, la calidad de la experiencia de los turistas es un aspecto básico en la planificación y en la gestión de los destinos. La sostenibilidad de cualquier destino turístico depende de esta calidad, ya que la perspectiva a largo plazo está estrechamente relacionada con la satisfacción de las expectativas de los turistas. Es importante tener claro que la calidad siempre está relacionada con la satisfacción de las expectativas generadas, y por esto, el turista de calidad es aquel más adecuado a las características de calidad del destino, proyectadas en su imagen. La calidad de los destinos turísticos es el resultado del proceso que conlleva a la satisfacción de las necesidades y deseos, tanto de los visitantes como de los visitados, a través del uso eficiente de los recursos, es decir, significa la equilibrada relación entre la satisfacción de los turistas, su fidelización y la rentabilidad para el destino, beneficiando el entorno, la población local y las iniciativas pública y privada. Es importante destacar que la calidad del destino turístico es la suma de las calidades de los distintos elementos que componen este destino, es decir, de los atractivos, de la infraestructura, de los equipamientos y servicios, de la imagen, de la relación calidad-precio y de la gestión. El turista, al evaluar su experiencia-viaje, considera todos estos elementos de manera global, e incluso interfieren en su evaluación elementos relacionados indirectamente con el destino, pero componentes del viaje como un todo, estos son, por ejemplo, el desplazamiento o el servicio de la agencia de viajes. Esto resalta la importancia de la calidad global de la experiencia-viaje de los turistas, puesto que una deficiencia de calidad en alguno de los elementos ocasiona una insatisfacción global. Al comercializar los destinos turísticos, es fundamental dar importancia tanto a las acciones comunicativas, como a la adecuada distribución del producto. En cuanto a la distribución, es esencial tener presente la importancia de hacer el producto accesible a los turistas. Cada vez más, los turistas compran productos más sencillos de adquirir, que ofrecen informaciones más completas y que garantizan una adecuada relación calidad-precio. Las nuevas tecnologías y la prestación de servicios personalizados y

4 especializados van cobrando mayor importancia en la distribución y venta de los productos turísticos. Como ya se ha destacado anteriormente, en el caso del turismo de negocios, generalmente el turista no elige el destino al azar. Esto podría decirse también del turismo de ocio, ya que muchas veces el turista viaja a los destinos que se le ofrecen, y por esta razón, el peso de los tour-operadores y de los agentes de viajes es muy alto para este tipo de turistas. Aunque las nuevas tecnologías estén ocasionando cierto impacto, todavía les falta mucho para aumentar sensiblemente la capacidad de libre elección de los turistas de ocio. En este aspecto, también es importante destacar el papel de los tour-operadores como conformadores de la imagen de los destinos de turismo de ocio. En cuanto a las acciones comunicativas, solamente la correcta definición de los medios de comunicación adecuados a los distintos tipos de productos y respectivas demandas, permitirá la eficacia de dichas acciones comunicativas. Para la sostenibilidad de los destinos turísticos, otro aspecto esencial es que las acciones comunicativas, o lo que generalmente se conoce como promoción, correspondan a la efectiva calidad de los destinos. La falsificación de la calidad induce a falsas expectativas y produce turistas insatisfechos. Esto conlleva a la insostenibilidad de los destinos. Como ya se ha destacado, la imagen es la percepción que los turistas tienen con relación a la calidad de los destinos y a las acciones comunicativas relacionadas con ellos, y por esto, una imagen verídica garantiza experiencias satisfactorias, y consecuentemente, la sostenibilidad de los destinos turísticos. Al definir la demanda con la que se va a trabajar, es decir, al definir los segmentos y sus características, los destinos deben tener conciencia de su capacidad de estructuración en cuanto a productos turísticos adecuados a la satisfacción de las necesidades de aquellos segmentos, puesto que de otro modo, se podría incurrir tanto en no satisfacer las necesidades de la demanda, como en no satisfacer las necesidades del propio destino, factores éstos esenciales para la sostenibilidad del destino. La satisfacción de las expectativas de los turistas permite su fidelización, es decir, la continuidad de una relación positiva entre éstos y el destino turístico. En términos de marketing, éste es un objetivo a conseguir. La calidad del destino y sus respectivos productos, la correcta comunicación entre el producto y los turistas y su eficiente distribución hacen que dicha fidelización sea posible. Al planificar y gestionar el desarrollo de la actividad turística en un determinado destino, teniendo en cuenta su sostenibilidad, es necesario, además de tener en cuenta los aspectos anteriormente resaltados, tomar en consideración también la necesidad de la participación conjunta de las iniciativas pública y privada y de la comunidad local como un todo en esta planificación y gestión. Solamente de esta manera todos se sentirán comprometidos con el éxito de tal desarrollo. Teniendo presente que la participación activa de la comunidad local es fundamental en la obtención de dicha sostenibilidad, la involucración de la misma y la consecuente obtención de beneficios para ella, a raíz del desarrollo de esta actividad, son objetivos básicos en toda planificación de destino turístico que tenga como objeto ser sostenible. La formación adecuada de recursos humanos con vistas a lograr lo anteriormente mencionado, es, por lo tanto, un aspecto a destacar, ya que permite a la población local estar mejor preparada para el desarrollo de la actividad turística. Para que una ciudad se desarrolle como destino turístico sostenible, es importante que antes sea sostenible como ciudad, es decir, que su población local posea calidad medioambiental, esté en condiciones de participar activamente en el desarrollo y gestión de la actividad turística y se encuentre preparada para los posibles impactos

5 culturales. De esta manera, el desarrollo turístico maximizará los impactos positivos y minimizará los impactos negativos en la comunidad local. De la misma forma, la calidad de vida de la población local debe ser un factor primordial para cualquier planificación de desarrollo de actividad turística de manera sostenible, sea cual sea el destino. Ésta incide directamente en la calidad del producto turístico, ya que si la población local esta satisfecha y tiene calidad de vida, esto se reflejará en la calidad de los servicios prestados por los mismos. Asimismo, si la ciudad ofrece calidad de vida a sus habitantes, también ofrecerá calidad de vida a sus visitantes. ASPECTOS MEDIOAMBIENTALES DEL TURISMO La estructuración urbana de las ciudades, es decir, la organización del espacio donde viven permanentemente sus habitantes y temporalmente sus visitantes es vital para su buen funcionamiento. Las ciudades deben estar fundamentalmente pensadas para sus ciudadanos, pero, sin olvidarse de sus visitantes. La ciudad que tenga su estructura urbana bien planificada para su población local estará, consecuentemente, bien planificada para los foráneos. Las ciudades configuran estructuras urbanísticas al servicio de la satisfacción de los consumidores internos (ciudadanos) y de los consumidores externos (visitantes). La satisfacción debe entenderse como el uso del espacio para vivir (habitabilidad), el uso del espacio para el intercambio (relacional), el uso del espacio para crear, compartir las raíces y enriquecerse con otras personas (desarrollo cultural y formación), el uso del espacio para producir (actividad empresarial) y el uso del espacio para desarrollar actividades al servicio de la diversión, el ocio y el turismo (VALLS, 1997). Blank y Petkovich (1987:166) enuncian que, así como el comercio y la industria están concentrados en las ciudades, también lo están todos los servicios. Esto incluye salud, educación, organismos gubernamentales y sedes de religiones, industrias y otros grupos de interés especial y asociaciones. La concentración de estos servicios en las ciudades a menudo crea una masa crítica que permite ofrecer un alto nivel de calidad. Los viajeros de larga distancia se ven atraídos por una calidad de servicios superior. Las ciudades ofrecen una amplia variedad de experiencias culturales, artísticas y recreativas. Esto varía desde representaciones operísticas a grandes acontecimientos deportivos, desde exhibiciones artísticas a vida nocturna y desde interpretación histórica a zoológicos. Todo esto está disponible para los residentes y, además, atrae a los turistas. La adquisición de estos servicios por los turistas a menudo posibilitan servicios y programas de una calidad que la población local no tendría, probablemente, de otra manera. A través de su estructura urbanística, la ciudad debe generar nuevas formas de vivir, de trabajar, de expresarse, de relacionarse, de desarrollar el ocio, el turismo y sus raíces, además de todo aquello que se adopte en el transcurso de la vida de la ciudad, que está en constante movimiento. Las ventajas a ofrecer deben ser de tipo económico y de tipo urbanístico, que amplíen siempre la oferta de calidad de vida, principalmente las actividades dotadas de alto significado cultural y relacional, y la oferta de calidad medioambiental cada vez más valoradas, puesto que aportan una carga simbólica que mejoran constantemente el prestigio de la ciudad (VALLS, 1997). La imagen y conservación del paisaje urbano, natural-arquitectónico, es esencial para el ciudadano residente y el visitante en cualquier ciudad, es por ello que el rescate y la valoración del patrimonio cultural y de cada uno de los elementos que lo conforman, es importante para los funcionarios que intervienen en las decisiones y para los profesionales que de uno u otro modo participan en la transformación urbana y en el

6 turismo. A nivel internacional hay una vuelta al turismo urbano y existe una gran inquietud por mejorar las condiciones actuales del ambiente natural y transformado (MELÉNDEZ, 1999). El turismo, ya sea de ocio o de negocios, es uno de los sectores económicos de mayor crecimiento de la economía global, lo que ha llevado a las ciudades a reforzar su interés por desarrollarse como destinos turísticos. Dicho desarrollo ha contribuido, no solamente a atender necesidades físicas urbanísticas, sino también a mejorar la imagen global de la ciudad, aspecto fundamental en marketing para que un producto logre caracterizarse por encima de otros (THONRLEY, 2000). Al hablar de la regeneración del paisaje urbano, Marchena Gómez (1998:11) destaca que, la ciudad que no sea capaz de mostrarse turísticamente y atraer flujos de visitantes compite en desventaja en la globalización del sistema urbano. La ciudad pasa de ser un lugar, fundamentalmente de producción, a un espacio de consumo, servicios, comercial y, en general, una imagen que comunicar a reales y potenciales visitantes e inversores. Comienza una nueva geografía política de las ciudades donde la ciudad actúa en el escenario global en diferentes niveles. Considerando la dimensión y la configuración de las ciudades, cabe destacar que existen ciudades globales, macro-regionales y regionales. Debido a esto, es importante saber dónde ubicarse, qué relaciones establecer con el entorno nacional y las competencias a nivel internacional. Las ciudades regionales se sitúan en torno a las ciudades globales y dependen de ellas. Pero el éxito de una ciudad regional no está basado en sus dimensiones, tamaño y la articulación de su estructura industrial, sino en factores como la industrialización de sus servicios y la calidad de su capital humano. Las ciudades regionales que tienen al ocio cultural como diferencial deben tener espacios de ocio con oferta cultural propia y con oferta medioambiental en su base, tematización basada en centros de consumo de cultura y turismo, desarrollo de actividades creativas e iniciativas específicas y servicios y equipamientos especializados (VALLS, 1997). Para que las ciudades sean capaces de competir en este mercado global es importante que tengan su desarrollo planificado de manera sostenible. Solamente la preocupación conjunta con relación a los aspectos medioambientales, socioculturales y económicos, la perspectiva a largo plazo y la efectiva participación de la comunidad local permiten a las ciudades una competitividad duradera y no solamente una rentabilidad inmediata. Una actividad turística recreacional planificada, puede hacer que los valores mencionados para el espacio urbano y para el buen uso del tiempo libre, sean reforzados o debilitados. Una política actualizada y coherente que establezca una clara relación entre el turismo, el ambiente y el patrimonio, revitaliza los elementos de referencia naturales y culturales, para que puedan realmente proporcionar la oportunidad de satisfacer las necesidades de los usuarios. Estos factores se inscriben en la búsqueda de una ciudad sostenible (MELÉNDEZ, 1999). La adecuada planificación y gestión de la estructura y de los equipamientos y servicios urbanos hará con que la calidad de vida de la población local pueda tornarse realidad. Al planificar la ciudad para el desarrollo del turismo urbano es fundamental que estos aspectos estén preparados para su desarrollo, dado que, de otra manera, las fricciones entre los turistas y la población local podrían tornarse insoportables. Las ciudades deben estar pensadas tanto para satisfacer a sus ciudadanos, como a sus visitantes, y es fundamental que ofrezcan una amplia variedad de experiencias, así como calidad de vida para su población local y calidad medioambiental de una manera global. La preocupación por las instalaciones urbanas, por los equipamientos y servicios turísticos, por el transporte público y el sistema vial, por la salud, el

7 saneamiento y la seguridad, y en particular, por la calidad ambiental como un todo, deben ser una constante en la mente, tanto de la administración pública, como de las empresas privadas y de la comunidad local de cualquier destino turístico. Al planificar de manera estratégica la relación entre visitantes y visitados, es importante que se establezcan condiciones para que no se produzcan conflictos, así como la búsqueda de una cohesión social al planificar el desarrollo de la actividad turística de manera sostenible. Es fundamental facilitar al visitante la comprensión de la ciudad, ya que este, al descubrir más fácilmente los misterios de la ciudad, conseguirá una mayor satisfacción y seguridad, y esto transformará su experiencia de forma más positiva. La calidad del medio ambiente urbano y la consecuente calidad de vida de la población local de las ciudades, son preocupaciones constantes de los responsables por la planificación del desarrollo de las urbes. Morales Matos, Sierra Fernández y Hernández Torres (1999:824) opinan que, el ambiente urbano constituye uno de los problemas que más tiempo ocupa en el pensamiento de los planificadores a la hora de elaborar las diferentes actuaciones destinadas a mejorar la calidad de vida en las grandes ciudades de la Europa Occidental. Las manifestaciones negativas de la alta densidad poblacional, la ocupación del medio rural y natural por las urbes en crecimiento, la intensificación de las actividades industriales y el tráfico viario, con las consecuencias que conllevan en cuanto a la contaminación atmosférica y acústica, la concentración de la capacidad generadora de residuos sólidos y líquidos, y la progresiva degradación del entorno paisajístico, han reducido a la mínima expresión el diálogo equilibrado entre el funcionamiento de la ciudad y la capacidad del medio para acogerlo, tanto a las actividades económicas como a la misma existencia humana. El desarrollo urbano de las ciudades realizado de manera planificada permitirá un resultado muy positivo para la ciudad, ya la continuidad y el respeto por la planificación en el desarrollo de las ciudades hará que este desarrollo ocurra de manera sostenible. Girardet (1992:179) propone que, poner en práctica sistemas urbanos sostenibles requiere más de lo que este modelo ofrece; demanda enfoques totalmente nuevos de organización. En la mayoría de las ciudades, la vivienda, los parques, la salud, el empleo, el transporte, la electricidad, el agua, el gas, los sistemas de desagües y la eliminación de residuos están organizados por distintos departamentos o empresas, con pocos contactos entre ellos. Esta rigidez es una importante barrera para una mayor sostenibilidad urbana. Con la colaboración, los departamentos municipales podrían conseguir un uso más eficiente de los recursos. Más aún, todos los departamentos necesitan una legislación medioambiental, ya que, departamentos aislados encargados del medio ambiente podrían quedar marginados, tratando sólo de temas triviales. La planificación constante, la delimitación consciente de las zonas de crecimiento de la ciudad, la preocupación por el medio ambiente, una adecuada legislación, siempre teniendo una visión global de la ciudad, permiten que las ciudades se desarrollen de manera sostenible, brindando calidad de vida a la población local. El hecho de que las propias ciudades se hayan convertido en productos y que necesiten ser comercializadas, hace que su planificación afronte diversos aspectos que no eran necesarios anteriormente. Es fundamental que la calidad de vida de la comunidad local siga siendo la preocupación básica de la administración, incluso porque, en la gran mayoría de los casos, este es el principal requisito exigido también por los compradores, los turistas e inversores. Lopes Junior (1997:43) destaca que, las ciudades turísticas se dirigen a una nueva forma de desarrollo urbano. Este desarrollo, centrado en el consumo, impone nuevas configuraciones económicas, culturales y espaciales. Al contrario de las ciudades características de las sociedades industriales,

8 volcadas en la producción de masa y para la comercialización de productos de necesidades básicas, expresiones mayores del modelo fordista, las ciudades turísticas indican otro modelo. Basadas en el consumo creado en la diversión y en el placer, ellas expresan, en cierta medida, el modelo post-fordista de desarrollo. Todo esto hace pensar que la planificación urbana se ha convertido, más que en un instrumento de planificación del desarrollo de la ciudad, en un camino en dirección a la calidad de vida de la población local, y que los resultados de esta planificación deben ser percibidos por toda la población, incluso los turistas, ya que éstos, como población flotante, también se benefician de ella. Es fácilmente identificable por parte de los turistas la preocupación de los destinos por conservar el centro de la ciudad como un espacio de encuentro para el peatón, la definición de áreas con menor concentración de construcciones y la gran cantidad de áreas verdes. Estos son algunos de los aspectos que sin duda impactan tanto en la distribución de los atractivos turísticos de la ciudad como en la facilidad de acceso a ellos. La ciudad, al proporcionar los espacios públicos y áreas verdes para que la comunidad los utilice de manera más continua y los disfrute, no sólo mejora la percepción y calidad del ambiente urbano, sino que al mismo tiempo, propicia el uso creativo del tiempo libre de la comunidad y amplía la oferta como atractivo turístico. Una vida cotidiana confortable, un ambiente poco contaminado y una calidad de vida expresada en el uso del espacio público, están entre las más importantes expectativas de los turistas cuando visitan un destino (MELÉNDEZ, 1999). Al relacionar el paisaje y el ordenamiento territorial, destaca que el paisaje debe ser objeto de atención porque es un recurso económico, un factor de calidad de vida y un valor de identidad cultural (ZOIDO, 1999). Es importante destacar que la búsqueda de soluciones creativas a los problemas económicos relacionados con los aspectos socioculturales y ambientales es una necesidad permanente. La buena conservación de los edificios históricos y la creación de parques como instrumento para la preservación de las áreas verdes son claros ejemplos de cómo estas soluciones creativas han resultado en calidad de vida para la población local y en atractivos turísticos con calidad. Pelegrini (1990:60) señale que, para que los dispositivos legales no permanezcan en el papel, es necesario que desde el operario hasta el gran empresario, incluyendo el importante público infantil-juvenil, todos comprendan el beneficio social posible de obtenerse con la preservación activa de la naturaleza y de los bienes culturales, así no se estarán repitiendo errores ya cometidos por países desarrollados que hoy reclaman de Brasil medidas proteccionistas que ellos no tomaron. Al vivir en un mundo cada vez más industrializado, organizado alrededor de las grandes urbes, hay que estar permanentemente alerta a los problemas ocasionados por este desarrollo y buscar soluciones. También es fundamental tener presente que la solución de muchos de los problemas urbanos se encuentra en solucionar problemas en el campo y viceversa. Solamente a través de una planificación global, teniendo en cuenta tanto los factores endógenos como los factores exógenos que afectan a las urbes será posible brindar calidad de vida a población local y los visitantes de las mismas. Girardet (1992:117) destaca que, conforme las ciudades se convierten en el primer hábitat de la humanidad, el reto para el futuro es dar a las personas un sentido de seguridad. Las ciudades deben hacerse social, económica y ecológicamente sostenibles, cumpliendo las necesidades básicas del hombre de vivienda, subsistencia y cohesión social. Para que esto funcione, es fundamental la participación activa de las personas a la hora de darle forma a su medio. Pero el reto actual va más allá: tenemos

9 que comprender el impacto sobre el planeta de nuestro estilo de vida urbano y debemos responsabilizarnos para crear un nuevo estilo que sea compatible con el mantenimiento de una biosfera intacta con todas sus especies vivas. No hay una sola ciudad que nos sirva de modelo, pero podemos recoger retazos de distintas partes del mundo para mostrar lo que se tiene y lo que se puede hacer. La búsqueda de soluciones creativas y innovadoras, pero al mismo tiempo responsables, es decir, concientes de las posibilidades económicas de las ciudades, permite a la población local y a sus visitantes contar con una infraestructura y servicios urbanos que le destacan con relación a las demás con sus características. Es importante destacar que cuando una ciudad está intentando hacer algo para seguir en un camino que le permita ofrecer calidad de vida a sus habitantes, ésto hace pensar en cómo esta preocupación se ve reflejada con relación a los turistas de la ciudad. Girardet también cita la importancia de la seguridad, de la cohesión social y de la participación ciudadana, y es interesante tener presente que estos elementos son fundamentales en la construcción de una ciudad, tanto para sus habitantes como para el nuevo turista. Es importante destacar que la continuidad en cuanto a planificación y la creatividad en la búsqueda de soluciones sencillas para los problemas, son elementos que pueden ser imitados, pero como él mismo destaca, no existen modelos universales, principalmente porque cada realidad necesita de propuestas distintas, adecuadas a las circunstancias económicas, sociales y ambientales de cada región. Según la Organización Mundial del Turismo (1998:109), una región, por muchos atractivos que tenga, no podrá desarrollarse nunca como zona turística si carece de infraestructura y es, asimismo, inaccesible para los medios de transporte. Por su capacidad de canalizar a los viajeros, el trazado de líneas férreas o de autopistas, así como el establecimiento o anulación de rutas aéreas o marítimas, influyen directamente en el aumento o caída de la popularidad de un destino turístico. Con relación a los accesos, como dicen Cooper, Fletcher, Gilbert y Wanhill (1997:211) que una adecuada infraestructura de transporte y acceso a destinos que propicien el turismo es uno de los principales prerrequisitos para el desarrollo de cualquier destino. En la mayoría de los casos, el turismo ha crecido en donde ha habido extensas redes de transporte y potencial para un mayor desarrollo. La disponibilidad de agua y un adecuado sistema de saneamiento son aspectos muy importantes para cualquier ciudad, principalmente para aquellas que se quieren desarrollar como destinos turísticos. Morales Matos, Sierra Fernández y Hernández Torres (1999:835) destacan que, el abastecimiento de agua potable y el tratamiento de los residuos líquidos han constituido uno de los temas estrella en la percepción social del medio ambiente urbano a lo largo de las últimas décadas; primero, por los graves problemas en el desarrollo de la ciudad provocados por la carencia y limitación de los acuíferos, y más recientemente, por los aspectos negativos que se van vinculando con la depuración de las aguas, sobre todo en lo que respecta a la contaminación de las aguas marinas y atmosférica. La preocupación por la recolección y el tratamiento de la basura se hace cada vez más importante, dado que tanto por su cantidad como por su calidad, estos son dos aspectos fundamentales para la calidad ambiental de las ciudades. Morales Matos, Sierra Fernández y Hernández Torres (1999:841) destacan que, los problemas específicamente urbanos asociados a los residuos se deben a la combinación de una elevada densidad demográfica y a una variedad de actividades económicas y desechos diversos. La limitación del enorme volumen de residuos domésticos e industriales, que aumentan de forma imparable, constituye uno de los problemas más difíciles de solucionar para los administradores de todas las grandes ciudades españolas y

10 europeas. La misma construcción de vertederos, solución sencilla, incluso en situaciones controladas, se está haciendo cada vez más problemática para las áreas urbanas, bien debido a la escasez del suelo disponible a una distancia razonable de la ciudad o a causa de la oposición que manifiestan los residentes de las zonas anexas. La sensación de seguridad es un aspecto básico para la calidad de vida de cualquier persona, sea en la ciudad donde vive, sea en el lugar donde uno esté de paso. Cada vez más la sensación de inseguridad está modificando los hábitos de las personas y es necesario que esto sea tomado en consideración siempre que se busquen soluciones para las cuestiones relacionadas con la calidad de vida de las personas. Según Santana (1998:40), las personas viajan por varias razones o motivaciones. Independientemente de su propósito sus decisiones de viajar se basan en varios trazos psicológicos, como deseo de aventura, paz y aventura, confort, educación y experiencia, etc. Aunque, ninguno de estos deseos tiene la capacidad de superar uno de los más básicos deseos del hombre (o necesidades), la seguridad. Es importante enfatizar que seguridad, en este caso, no es la seguridad real, la seguridad concreta, pero sí la seguridad percibida. Al analizar a las ciudades específicamente como destinos turísticos, debemos tener presente que el aspecto seguridad se está transformando cada vez más en un inductor de la elección de determinados destinos, al mismo tiempo en que ha convertido en un incentivo a la no elección de otros. Rodríguez (2000:1) destaca que, los destinos turísticos compiten no sólo por motivos de precios, sino que también se ven obligados a destacar por la calidad de su producto y ofrecer al consumidor la relación calidadprecio más atractiva. Para que un destino turístico pueda ofrecer un producto de calidad es condición imprescindible que adopte ciertos principios fundamentales de seguridad, con lo que los responsables del turismo puedan coordinar sus actividades con las de otros responsables del gobierno, sectores turísticos, medios de comunicación y otros sectores sociales. El turismo es por su propia esencia un sector dependiente y muy sensible a la percepción de riesgos que por otra parte, están sujetos a la distorsión, manipulación y exageración con respecto a la situación real. El hecho de no percibir un país como un destino seguro representa una amenaza peor que la más dura de las competencias. Los índices de seguridad, real o percibida, forman parte, con una elevada ponderación, del estudio de factores que realizan los principales touroperadores y las revistas especializadas a fin de recomendar o no un destino turístico. Como ya se ha destacado anteriormente, para la sostenibilidad de los destinos turísticos es fundamental la preocupación con el medioambiente. La perspectiva de largo plazo es esencial para cualquier tipo de análisis relacionada con este, dado que, una visión inmediatista podría provocar una rentabilidad a corto plazo que sería insostenible en el futuro. El medio ambiente es, al mismo tiempo, proveedor de recursos, soporte físico y sumidero de residuos de las actividades turísticas, y también, funciona como atributo del producto turístico (GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, 2000). De acuerdo con Lickorish y Jenkins (2000:112), la relación entre el medio ambiente y el turismo es muy estrecha, ya que muchos elementos del medio ambiente son atracciones para los turistas. Las instalaciones e infraestructuras turísticas componen un aspecto del medio ambiente construido, por lo que el desarrollo y el uso turístico de una zona generan impactos medioambientales sobre la misma. Es esencial que se entiendan estas relaciones con el fin de planificar, desarrollar, armonizar y gestionar los recursos naturales y los recursos artificiales de manera acertada. En la actividad turística el territorio es claramente un recurso, pero es un recurso limitado, y por esto, es fundamental preocuparse por la capacidad de carga en función

11 de los valores ambientales que suponen el atractivo que fundamenta el turismo en el lugar. El territorio no debe ser tomado como mero soporte de la actividad, sino como principal argumento de la oferta. La sostenibilidad impone limitaciones y la calidad ambiental significa estabilidad de la clientela y la utilización racional de los recursos. La calidad del producto está relacionada con la diversificación de la gama de productos turísticos disponibles y el éxito de éste está relacionada con la calidad del medio natural y construido (PESCADOR, 1999). Los principales impactos medioambientales negativos del turismo están relacionados con la arquitectura no integrada en el paisaje, la segregación de los residentes locales, el tratamiento de residuos, la contaminación del agua, del aire, acústica y visual, la masificación y la congestión, los problemas de uso del terreno, los trastornos ecológicos, los peligros medioambientales, los daños en recintos históricos y arqueológicos y la rivalidad en la utilización de los recursos naturales. Los impactos medioambientales positivos del turismo son la conservación de áreas naturales importantes y de recintos arqueológicos e históricos, la mejora de la calidad medioambiental y el realce del medio ambiente, la revalorización del entorno natural, la adopción de medidas para preservar el medio ambiente de la región, la definición de estándares de calidad ambiental y una mayor involucración de la administración local en los aspectos medioambientales. Al analizar las tendencias de la influencia de las prácticas medioambientales en el turismo, el WTTERC (1994:6) destaca que, medir es un componente esencial para la gestión estratégica de cualquier aspecto: la gestión ambiental no es una excepción. La necesidad de mejorar la eficacia llevará a más compañías y destinos a buscar monitorear su rendimiento ambiental. En países desarrollados, y particularmente para grandes empresas, el paso hacia un mayor monitoreo del rendimiento se efectúa junto con una mayor consideración por la información ambiental, tanto a través de informes anuales como de informes medioambientales específicos. Las técnicas para monitorear el medio ambiente se refinan cada vez más. Actualmente, muchas de ellas las controlan los consultores, pero se espera un cambio según cada vez más empresas desarrollen y lleven a cabo sus propios programas ambientales. Como se ha comprobado, la relación entre el turismo y el medioambiente es muy particular, ya que muchas veces, el segundo es uno de los principales, sino el más importante atractivo de los destinos turísticos, al mismo tiempo que sufre los impactos del desarrollo de la actividad turística. Siendo el medioambiente un recurso limitado, es esencial reconocer la necesidad de su preservación, y para esto es importante un seguimiento permanente de los impactos ocasionados en él. De esta manera, se pueden tomar decisiones más acertadas con relación a las actuaciones necesarias para permitir un desarrollo de la actividad turística de manera sostenible. Otro aspecto importante es la participación de la comunidad local en todo el proceso de preservación de su medioambiente, ya que solamente de esta manera, ésta se sentirá partícipe y comprometida con el desarrollo del turismo y actuará como instrumento de control para que este se dé de la manera adecuada. Es bastante antigua la preocupación por el medio ambiente en las ciudades modernas, ya que prácticamente desde su creación ha habido preocupaciones con el saneamiento de las mismas, o con la creación de áreas verdes para zonas de ocio de la población. Morales Matos, Sierra Fernández y Hernández Torres (1999:830) destacan que, sin comparación alguna con el medio natural, los parques y las zonas verdes en las ciudades son el vínculo más cercano existente entre el espacio urbano y el rural. En la mayoría de los casos, se conciben como áreas que, por ser vanos edificatorios con mayor o menor edificación, sirven a la población urbana como zona de esparcimiento

12 ante la frecuente lejanía de la naturaleza y sus atributos paisajísticos y ecológicos. Está plenamente aceptado que los espacios verdes, a los cuales se añaden algunas veces otros espacios recreativos, constituyen un bien natural indispensable que conviene preservar, en el universo de hormigón de las grandes urbes. La preocupación por el medioambiente no debe ser vista como algo distante de la realidad del conjunto de la población. Los problemas ambientales generalmente vienen ocasionados por esta sensación de por qué me voy a preocupar si los otros no se preocupan? o si yo hago esto no ocasionaré ningún daño importante. La concienciación de que todos debemos actuar para que el medioambiente nos permita seguir viviendo con una cierta calidad, y de que todos somos responsables, directa o indirectamente por los efectos en el medioambiente ocasionados por los seres humanos, es el único camino para que no necesitemos cambiar radicalmente nuestros hábitos y costumbres dentro de muy poco tiempo. Como se ha podido identificar, la preocupación por los aspectos medioambientales no es algo exclusivo de la población local o de la administración municipal, pero sí debe ser una preocupación permanente del conjunto de personas que disfrutan de la ciudad. Los parques, las plazas, el arbolado en las calles, la calidad del agua de los ríos, la limpieza pública son solamente algunos de los aspectos que tienen que ver con la calidad ambiental de una ciudad, ya que, el tráfico, la contaminación acústica y la contaminación visual, por otro lado, son otros de los aspectos que deben ser tomados en consideración. La importancia de la educación ambiental es fundamental para que la población local se identifique y se sienta participante y responsable en la mejora de la calidad urbana. Proyectos creativos deben ser desarrollados en la búsqueda de soluciones para problemas medioambientales que necesitan una respuesta inmediata. De la misma opinión son González y León (1998:89), cuando afirman que, la gestión del medio ambiente en el turismo tiene una gran importancia para la calidad del producto y la competitividad de los destinos turísticos. En general, el medio ambiente desempeña una doble función en relación con la industria turística. Por un lado, atributos tales como los paisajes, las playas, la calidad del agua, y la calidad del aire, forman parte de la definición del producto turístico, representando un elemento de la competitividad de los destinos. De otra parte, las actividades turísticas tienen efecto sobre el medio ambiente a través de la ocupación de ecosistemas, el empleo de recursos naturales y la emisión de residuos a la atmósfera, el suelo y las aguas.... Por tanto, la gestión eficiente de los atributos ambientales es esencial para definir las estrategias de competitividad de las empresas y de los destinos turísticos. Por otro lado, el papel de los atributos ambientales en la competitividad de los destinos turísticos es apreciable en la teoría del ciclo de vida del producto.... La imagen de calidad ambiental que una ciudad puede adquirir es algo muy positiva para la misma. Esto se está demostrando a través del reconocimiento de los esfuerzos que se han hecho, tanto nacional como internacionalmente, pero sobre todo por parte de la población local de la ciudad. Según Bacal (1993:358), el futuro del turismo depende mucho más de la protección del medio ambiente, del paisaje, y de los patrimonios naturales y culturales que de equipamientos monumentales. Por esta razón, en todos los planes de expansión o de creación de un núcleo turístico debe darse prioridad a la conservación, protección o respeto al paisaje antes que sobre las necesidades económicas y técnicas de la industria. La ciudad como destino turístico se ve afectada positivamente por esta preocupación por el medio ambiente, tanto por la calidad del propio destino (parques, atractivos), como por la imagen que la ciudad proyecta. Al analizar las principales

13 tendencias turísticas la Organización Mundial del Turismo (1999), destaca que son más numerosos los turistas con sensibilidad ambiental y social que buscan destinos bien planificados y menos contaminados, y que dejan a un lado los mal diseñados con problemas ambientales o sociales. ASPECTOS SOCIOCULTURALES DEL TURISMO Las relaciones humanas generadas por la práctica del turismo ocasionan una serie de impactos y experiencias positivas y negativas tanto para los turistas, como para la comunidad anfitriona. Es imprescindible que la comunidad anfitriona esté culturalmente preparada para recibir a estos turistas sin perder sus características, y al mismo tiempo, les acoja de la forma más hospitalaria. Para que tal relación se desarrolle de la manera adecuada, es importante identificar la capacidad de carga sociocultural del destino turístico, o sea, la cantidad de visitantes que la población local puede recibir sin descaracterizarse ni generar animosidad. Otro aspecto importante es saber comprender las características socioculturales de los visitantes, buscar incentivarles a que se sientan bien recibidos e integrados en la comunidad local. La Organización Mundial del Turismo (1998:229) aclara que, la actividad turística constituye un marco en el que, generalmente, entran en contacto personas de bagajes culturales y socioeconómicos muy diferentes, ya que implica el desplazamiento de turistas a una región distinta del lugar de residencia habitual. Los impactos socioculturales de un destino turístico son el resultado de dichas relaciones sociales mantenidas durante la estancia de los visitantes en el mismo, cuya intensidad y duración se ven afectadas por factores espaciales y temporales restringidos. La sostenibilidad sociocultural de los destinos turísticos depende de la calidad de la interacción entre visitantes y visitados. Para que tal interacción sea positiva es necesario que ambas partes estén preparadas para ella, es decir, estén predispuestos y capacitados para desarrollar tal relación, caso contrario, ésta no será satisfactoria, y consecuentemente, insostenible. Reisinger (1994:751) destaca que, las diferencias culturales, junto con la asimetría de la frecuencia y transitoriedad del contacto entre los turistas y los anfitriones, son los factores más importantes que influyen en las dificultades de interacción entre anfitriones y huéspedes. Por lo tanto, entender el contacto transcultural entre visitantes y visitados y la influencia del bagaje cultural de ambos es la clave para identificar el potencial futuro de esta interacción y sus efectos en la satisfacción global de los turistas. La importancia de la calidad de la interacción social entre los productores y los consumidores de los servicios turísticos significa que el desarrollo de esta actividad no se explica solamente en términos económicos (URRY, 1996). Sin embargo, lo que ocurre normalmente es que el turismo, no está ideado en términos de relaciones humanas, sino en términos de operación económica. Qué sucede entonces con el turista? Se le explota, se le canaliza y a veces hasta se le desgaja totalmente de la realidad local (URBAIN, 1993). Como ya se ha resaltado anteriormente, es imposible destacar la sostenibilidad económica de los destinos turísticos de las sostenibilidades medioambiental y sociocultural. La calidad de la interacción sociocultural entre visitantes y visitados es fundamental para la satisfacción de ambas partes, y consecuentemente, necesaria para la sostenibilidad económica. Lickorish y Jenkins (2000:102) destacan que, al ser el turismo esencialmente una actividad humana, que comporta la interrelación personal, es posible que surjan conflictos entre los visitantes y la comunidad anfitriona. La resistencia de la comunidad anfitriona a aceptar el turismo viene dada por numerosos

14 parámetros: la estructura socioprofesional de la población local, su nivel de educación y conocimiento del turismo, su nivel de vida y la fuerza de su cultura e instituciones. Se ha de reconocer que la población local es parte del patrimonio cultural y merece tanta protección como otros aspectos del destino turístico, como por ejemplo el medio ambiente El exceso en el número de turistas puede traer consigo repercusiones muy perjudiciales: la transformación de la hospitalidad tradicional de muchos países en meras prácticas comerciales aboca a que los factores económicos se antepongan a las relaciones personales. Otras consecuencias pueden ser la aparición de un comportamiento consumista, la relajación de la moral, la mendicidad, el consumo de drogas, la pérdida de la dignidad o la frustración por no satisfacer nuevas necesidades. Sin embargo, sería un error culpar al turismo de todos estos problemas, que van ligados también a los cambios sociales que afectan a las comunidades en proceso de modernización. El turismo puede acelerar el proceso, pero no lo crea. Los impactos socioculturales positivos de la actividad turística pueden ser la mejora en las facilidades e instalaciones del destino, la recuperación y conservación de los valores culturales, el impacto positivo del efecto demostración y el aumento de la tolerancia social. Los impactos socioculturales negativos son: la caracterización de las diferencias sociales entre visitantes y residentes, y el impacto negativo del efecto demostración. Y con el objeto de paliar estos impactos negativos, se subraya la importancia de la percepción permanente de los efectos del turismo, el respeto a la capacidad de carga del destino, la importancia del consenso y de la participación de la comunidad local y de la concienciación de los turistas al desarrollar la actividad turística (OMT, 1998). Al destacar que el impacto sociocultural puede ser tanto positivo como negativo, Cooper, Fletcher, Gilbert y Wanhill (1997:121) resaltan que, si los turistas aprecian el patrimonio cultural de un destino, puede estimularse el orgullo de los anfitriones en su patrimonio e impulsar las artesanías, tradiciones y costumbres locales. Los impactos socioculturales negativos son algunas veces resultado del contacto directo y del efecto demostración, pero también pueden producirse si el desarrollo turístico no se administra adecuadamente y si no se identifican los beneficios económicos potenciales. Se puede identificar que el turismo, al mismo tiempo que sufre una serie de impactos ocasionados por los cambios que se están dando en la sociedad en que vivimos, ocasiona otra serie de impactos en la comunidad receptora, impactos estos, en los dos casos, que si no son identificados y analizados a tiempo, no permitirán el adecuado desarrollo de la actividad a largo plazo, puesto que, o no se identificaran las adaptaciones que serán necesarias hacer en la actividad turística, o se terminará descaracterizando sus principales atractivos, estandarizando su producción. Para sostenibilidad sociocultural de los destinos turísticos es fundamental que la comunidad local esté preparada para el desarrollo de la actividad turística. Caso contrario, será imposible evitar los impactos negativos y los impactos positivos que la comunidad receptora podría beneficiarse serán reducidos (MORALES MATOS, G.; HART, M.; CHIRIVELLA, M.,1999). ASPECTOS ECONOMICOS DEL TURISMO La sostenibilidad económica de los destinos turísticos es tan importante como las sostenibilidades medioambiental y sociocultural, pero es importante destacar que la ausencia completa o parcial de la sostenibilidad económica tiende a incurrir, a corto

15 plazo, en impactos más inmediatos e irrecuperables en las otras dos sostenibilidades necesarias para un adecuado desarrollo. Es importante destacar que el turismo puede estudiarse en tres partes: la demanda, la oferta y el mercado turístico. La demanda también puede denominarse búsqueda turística. Teórica y genéricamente, la oferta puede definirse como la cantidad de bienes y servicios que los productores desean vender a un precio y en un tiempo determinados. El mercado turístico, es decir, la interacción de la demanda y de la oferta de productos relacionados con la ejecución y operacionalización que involucran bienes y servicios de viajes y afines (LAGE Y MILONE, 2000). Buscando aclarar algunas confusiones generadas en cuanto a la definición del turismo en relación con la economía, se debe considerar que el turismo es una actividad, y no un sector económico, dado que se impregna en muchos sectores económicos. Denominarlo industria es inadecuado, ya que es una actividad de servicios. Por algún período de tiempo, podría ser un fenómeno en algún país en desarrollo (FIGUEROLA, 1998). Para el destino, es importante identificar el impacto ocasionado por el gasto efectuado por los turistas, ya que, esto le permitirá comprender mejor los beneficios generados por esta actividad. Según Cooper, Fletcher, Gilbert y Wanhill (1997:130), la importancia económica del turismo se determina, no solo por el nivel de actividad turística que se desarrolla, sino también por el tipo y la naturaleza de la economía que se considera. Por ejemplo, la importancia económica de la actividad turística en un país en vías de desarrollo puede medirse en términos de su habilidad para propiciar un flujo de divisas o proporcionar un medio para crear una mayor flexibilidad de precios en sus industrias de exportación. Por otra parte, en una economía desarrollada o industrializada, el investigador puede observar la capacidad de ésta para diversificarse y combatir la desigualdad regional. El turismo genera distintos tipos de impactos de acuerdo a las características y a los niveles de desarrollo de cada uno de los destinos. Al evaluar los impactos económicos generados por el turismo, es importante considerar la relación entre los efectos positivos de estos impactos y las inversiones necesarias para que pueda darse el desarrollo de esta actividad. Cooper, Fletcher, Gilbert y Wanhill (1997:136) también destacan que al analizar la generación de impactos económicos por gasto turístico, la evaluación total del impacto económico debe tener en cuenta los efectos directos, indirectos e inducidos, el derrame de gastos fuera de la economía local y el costo de desplazamiento y de oportunidad. Es fundamental analizar efectivamente las fugas económicas ocasionadas por la actividad turística, ya que, dependiendo de la manera como el turismo internacional se desarrolla, éstas pueden restar muchas de las ventajas de esta actividad. Lickorish y Jenkins (2000:84) destacan que, en cuanto a impactos económicos internacionales, el turismo internacional constituye uno de los flujos de comercio internacional más importantes, con fuerte impacto redistributivo, en la balanza de pagos y en el ingreso por divisas. Destacan también que el turismo tiene un alto factor multiplicador, pero mal organizado produce muchas fugas. Según los autores, la actividad turística contribuye mucho a los ingresos del estado, a la generación de empleo y renta, y al desarrollo regional. Los aspectos positivos generados por la actividad turística en la economía de un país residen en la contribución del turismo al equilibrio de la balanza de pagos, ya que el desarrollo de esta actividad implica un rápido aumento de divisas; también, en cuanto a la contribución del turismo al producto interior bruto y a la creación de empleo, al turismo como motor de la actividad empresarial y a la contribución de la actividad turística al aumento y distribución de la renta. La importancia de que se evalúen los

16 costes económicos del turismo, como pueden ser el coste de oportunidad, es decir, la necesidad de valoración de los usos alternativos de los recursos; los costes derivados de las fluctuaciones de la demanda turística, o sea, la dependencia de la economía general a la estabilidad de la demanda; la posible inflación derivada de la actividad turística y el impacto de esto en una menor capacidad económica de la comunidad residente; la pérdida de beneficios económicos potenciales, es decir, la dependencia excesiva de capital inversor extranjero; y las distorsiones en la economía local, es decir, la competencia del turismo con otros sectores económicos (OMT, 1998). Al considerar los efectos socioeconómicos del turismo, es fundamental identificar la importancia de la actividad como estrategia de desarrollo. En cuanto a los impactos del turismo en la economía, se destaca la importancia del sector para la generación de renta, de empleo y en la balanza de pagos, pero argumenta la importancia de tener en cuenta la capacidad multiplicadora de la redistribución de la renta generada por el turismo, la calidad del empleo producido por esta actividad y el impacto de las inversiones e importaciones en la balanza de pagos. Se debe considerar la importancia de la actividad turística en el desarrollo regional y en la redistribución de renta, y el impacto del turismo en la moneda, en el nivel de inflación y en las finanzas públicas. Con relación a estos aspectos, es importante tener presente que, en cuanto al desarrollo regional y a la redistribución de renta, no siempre se da el impacto positivo de redistribución entre regiones y personas ricas y pobres. En cuanto al impacto en la moneda y al nivel de inflación, se debe tener conciencia de la importancia de una permanente preocupación con la presión inflacionaria, tanto externa como interna. Con relación a las finanzas públicas, es conveniente señalar el hecho positivo de que la recaudación fiscal con el turismo puede representar parcelas bastante significativas de la recaudación total, dependiendo de la política tributaria de los destinos. Con relación a este aspecto, se debe resaltar que los gastos públicos corrientes no son significativamente altos y las inversiones en infraestructuras y servicios básicos que generan gastos públicos altos deben analizarse teniendo en cuenta el conjunto de la población de hecho y de derecho, pues toda esta se sirve de aquellos (RABAHY, 1990). No todos los impactos económicos generados por la actividad turística son necesariamente positivos, por esto es fundamental que se establezca una política de desarrollo que defina los objetivos de manera muy clara y que permanentemente evalúe los impactos y la situación del desarrollo de la actividad turística en el destino. Al hablar de las políticas económicas del turismo, se debe destacar que éstas deben estar centradas en dos campos de actuación: la promoción y la ordenación turística. Conviene resaltar la importancia de la búsqueda de una mejora de la competencia, de la desestacionalización de la demanda, de la mejora de las infraestructuras, de incentivar una política crediticia y de inversiones, y de una adecuada política económica y fiscal, así como un tratamiento especial a una política económica del desarrollo turístico (FIGUEROLA, 1990). Debido al hecho de que, hasta hace muy poco tiempo, no había una gran preocupación por parte de las administraciones públicas con relación a la actividad turística, existen muy pocos datos en cuanto a los impactos económicos del turismo. Normalmente tales datos están mezclados con otros del área de comercio y servicios, lo que dificulta un análisis más detallado de esta parte. Hasta hace muy poco, la gran mayoría de los estudios de turismo se desarrollaron desde el enfoque económico, lo que en muchos casos ha ocasionó una visión sesgada, puesto que, muchas veces la visión de corto plazo predominó. El desarrollo sostenible quiere decir que las actividades económicas no pueden ser apreciadas ya solamente en

17 base a los beneficios a corto plazo del empresario, sino también deben ser evaluados, aun someramente, en base a su coste a largo plazo para la sociedad (BOERS Y BOSCH, 1995). Cada vez más, dentro de esta visión económica de la actividad turística, se están identificando preocupaciones con aspectos más amplios, considerando una serie de elementos necesarios para el desarrollo de la actividad, y que sin ellos, este desarrollo no se daría de manera adecuada. Con relación a esto Rabahy (1990:56) destaca que, la importancia del turismo en una economía depende, básicamente, de sus precondiciones naturales y económicas existencia de atractivo turístico, infraestructura urbana, equipamientos turísticos y accesibilidad al mercado consumidor-, de la característica del país emisor / receptor, desarrollado, en vías de desarrollo, etc., y en función de sus alternativas, del papel reservado a este sector en su estrategia de desarrollo económico. Para que un destino turístico pueda ser económicamente sostenible es necesario que su estructura económica global, y no solamente aquella relacionada con la actividad turística, este preparada para un desarrollo sostenible. Las comunidades con una estructura económica desarrollada estarán más preparadas para maximizar los impactos positivos y minimizar los negativos del desarrollo de la actividad turística. CONCLUSIONES Queda claro que un aspecto importante dentro de la filosofía de la sostenibilidad es el compromiso de recuperar lo hecho mal anteriormente, es decir, convertir lo insostenible en sostenible. La preocupación por parte de los destinos urbanos con los aspectos medioambientales, socioculturales y económicos de forma integrada y permanente se convierte en un instrumento fundamental para la sostenibilidad de los mismos. Se ha investigado poco con relación a la imagen de los destinos turísticos, en un momento en que resulta cada vez más importante la caracterización y la diferenciación de dichos destinos. En un mundo globalizado, aquel destino que no evidencie muy claramente sus diferencias no conseguirá destacarse de la gran cantidad de ofertas que se presentan a los consumidores turistas. La necesidad de considerar la actividad turística bajo un concepto sistémico e interdisciplinario en la actualidad se hace fundamental, particularmente, por el hecho de que esta actividad depende del buen funcionamiento de todos y cada uno de los subsectores que la componen directa e indirectamente. Ésto permite destacar que la calidad de las relaciones entre los diferentes componentes de la actividad turística debe ser la base de cualquier análisis que se haga de ella. En la sociedad en permanente evolución donde nos encontramos, cada vez más identificamos la necesidad de redefinir conceptos, con el objetivo de comprender mejor los elementos que nos rodean. Es fundamental destacar la importancia de la adecuada estructuración de la oferta en el destino, además de su eficiente comunicación y distribución. Estos elementos, se convierten en instrumentos fundamentales para posibilitar la satisfacción de las necesidades de la demanda. Los destinos que no se estructuren ambiental, económica y socioculturalmente para recibir a los visitantes, no sólo no podrán atender a las necesidades de éstos, sino que tampoco serán sostenibles. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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