Un trabajo de Escenas Temidas con Matronas José Ramón Giménez Madrid

Transcripción

1 Un trabajo de Escenas Temidas con Matronas José Ramón Giménez Madrid El contexto Nos situamos. Hace unos meses desde el Centro Hebamme, en el que colaboro como terapeuta, ofertamos un curso específico para profesionales matronas que desarrollan su labor en hospitales en los servicios de salud correspondientes. El título del curso, que se divide en dos fines de semana era El parto en casa como opción. El objetivo de este curso era sentar las bases teóricas y prácticas para poder llevar a cabo un parto a domicilio, con una línea natural y de respeto al parto en si, a lo que allí se produzca, al proceso de la madre y al proceso del hijo. Los miembros del grupo son en este caso mujeres, que están trabajando casi todas en el ámbito público en la rama de obstetricia, acompañando a los partos hospitalarios. En este contexto, y durante el primer fin de semana del curso, decidimos dedicar toda la tarde del sábado a llevar a cabo un trabajo vivencialterapéutico. Nuestro objetivo era interiorizar en las matronas la importancia del trabajo personal propio en toda relación de ayuda, que la conciencia de lo que nos pasa, de cómo estamos emocionalmente, de explorar nuestras heridas internas, es clave para, en este caso específico, acompañar en procesos de parto donde suceden tantas cosas y se movilizan tantas emociones, procesos reales de vida. Para ello decidimos explorar las escenas temidas, los temores que se les abren cuando acompañan en procesos de nacimientos, intentando que puedan conectar con que esos temores se nutren de la propia historia de cada uno, que conforme puedan ir resolviendo lo que quedó inconcluso en la escena de su propia experiencia, podrán ir afrontando el miedo del presente con más libertad y creatividad. 1

2 Qué es eso de las escenas temidas? Algo de teoría. Decidimos trabajar con las escenas temidas, porque estas nos servían como vehículo ejemplificativo de que los miedos y bloqueos del presente tienen que ver con nuestros bloqueos del pasado, y que si no se resuelven, o por lo menos se les da eco o voz con conciencia, quedamos atrapados en un imaginario repetitivo y rígido que no nos permite jugar otras escenas y roles que aquellas donde nos quedamos atrapados. Las escenas temidas, como dice H. Kesselman en el libro Las escenas temidas del coordinador de grupos : son los momentos difíciles más habituales por donde pasan en muchas ocasiones durante el ejercicio de su trabajo un profesional. son los momentos embarazosos o terribles por los que uno suele pasar o teme pasar. y que evidentemente nos mueven el piso.. estos momentos, imágenes conflictivas de nuestra vida profesional, pueden formar un repertorio de momentos e imágenes capaces de ser especializados y representados dramáticamente en forma de escenas pueden convertirse en objeto de profundización y en una verdadera oportunidad de cambio y aprendizaje.esta escena temida qué está encubriendo de él mismo?; es decir, de qué escena latente de la vida personal del profesional es representante y a la vez encubridora, esta escena temida de su quehacer profesional? Es interesante aquí hablar de lo que Kesselman llama las escenas consonantes : se le invita al profesional en cuestión a asociar ideas, realizar soliloquios asociativos..en un ejercicio de introspección regresiva, de viaje hacia su propia historia, en un retroceso, en una regresión guiada por el conductor del ejercicio sobre sus propios momentos 2

3 vitales que hagan eco.es posible rastrear alguna o algunas escenas ( usualmente escenas de su vida familiar) que por vibrar tan parecido con la escena temida las llamamos escenas consonantes..estas escenas pueden también, como las temidas, ser representadas dramáticamente.nos preguntamos entonces ahora qué conviene hacer ahora con esta escena? cómo tratar esta regresión que hemos intentado producir en el protagonista? La respuesta la obtenemos en las escenas resonantes, siguiendo con Kesselman: profundizar es, para la técnica analítica, ir despejando recuerdos, imágenes sin embargo, en nuestra formación como psicoanalistas de grupo, la influencia de las técnicas psicodramáticas y de acción nos enseñó que el beneficio de la apropiación de cada escena personal por el conjunto de un grupo, para acceder también, por ese camino, a la profundidad del conocimiento del sujeto.esta escena consonante se transforma en un medio de trabajo para cada integrante del grupo le pedimos entonces al protagonista que les preste la escena a los demás, para que circule libremente por el grupo.así esta escena comienza a multiplicarse, a enriquecerse con la mirada, el oído, las actitudes.de los otros.la escena consonante así representada y trabajada, con la multiresonancia del conjunto permite llegar a una Gestalt básica, pluridimensional y totalizante que se contrapone a la visión monocular y parcializadora de el protagonista rompe de esta manera su bloqueo narcisista, su propia y repetida novela, y le obliga a elaborar el duelo por la pérdida de este estado que le es antiguo y permanente las escenas asís tratadas dejan de ser sólo encubridoras para transformarse en descubridoras y para formar, como en un rompecabezas que se vuelve a armar, en conjunto con la resonancia en los otros, esta nueva escena imitativa: la escena resonante Es decir, que es a través del grupo, con la imagen amplificadora que nos devuelve y con la capacidad de mover otros roles y de jugar 3

4 otros lugares, donde el protagonista es capaz de romper con la rigidez del lugar de siempre, con el único camino que nos lleva a jugar del mismo modo los mismos miedos. Desde esta perspectiva nos adentrarnos en este taller, en poder jugar las escenas de siempre, para que nos acerquen a soluciones distintas. Desarrollo del taller Como ya hemos comentado, el objetivo con este trabajo era facilitarles una entrada al trabajo personal como modo de ir superando los bloqueos y miedos que su profesión les pone delante, y desde ahí enfatizar en la importancia del trabajo personal en profesiones de relaciones de ayuda. La persona somos la principal herramienta de trabajo. Nuestro primer paso fue aflojar las posibles resistencias que las personas del grupo pudieran tener para entrar luego en el trabajo de la escena temida. El taller se desarrolló principalmente a lo largo de una tarde, pero en la última exposición teórica de la mañana uno de los terapeutas introdujo una charla teórica sobre los miedos, era una manera de empezar a remover los fantasmas de cada uno, lo que directamente se iba a tocar después. La exposición teórica también fue una manera de trabajar las resistencias, de tranquilizar el consciente, que este entienda por donde la parte mental va a transitar, aparte de empezar a crear un vínculo del equipo terapéutico con el grupo. En esto es importante escarbar en los 3 campos, el mental, emocional y corporal. Esto se puede incluir dentro de un contexto de caldeamiento grupal. Como sabemos por el psicodrama moreniano para llegar al momento de la acción es preciso que se den una serie de condiciones que la hagan productiva a través de la unificación y movilización de las energías presentes en el grupo. 4

5 La meta es crear un clima adecuado para dramatizar y promover la espontaneidad para la acción a través del establecimiento de vías de comunicación intragrupo y de la emergencia de un tema que centre el interés del grupo. Nos parecía muy importante, ante unas personas que venían a un contexto formativo, sin ser antes grupo e incluso en muchos casos sin conocerse, desarrollar un trabajo de caldeamiento lineal, dedicándolo parte del trabajo, entendiendo que desde que se entra a un grupo todo es terapéutico. Sea como sea, ya se movilizan emociones, roles, el inconsciente, el imaginario, ya estamos jugando papeles que nos ponen en relación con nuestro yo estructural. Ya con el comienzo del taller, nos presentamos el equipo terapéutico., formado por cuatro terapeutas, para después continuar con una serie de pasos y tareas, para ir aproximándonos a la escena temida que luego van a jugar. Un primer trabajo, por grupos reducidos, era discutir sobre unos casos prácticos que habíamos preparado. Estos hablaban de situaciones conflictivas que algunos pacientes habían traído a sus terapias individuales. Tenían que ver con situaciones puntuales de miedos, de temores que habían llevado a sus sesiones. El objetivo era que la gente pudiera hablar con los compañeros sobre los miedos, que los identificaran en este caso en un otro, que en realidad va a ir actuando como puerta de entrada para ir proyectando sus propios miedos e ir movilizándolos, y también que pudieran enfatizar en que emociones aparte del miedo reconocían. Después de un rato de compartir este trabajo, se hizo una puesta en común donde un representante de cada grupo respondía a que miedos habían visto, y cómo actuarían en esos casos desde el lado del ayudador. A continuación les propusimos la redacción individual de una escena que en su desarrollo profesional diario les diera miedo, para empezar a meternos de una manera directa a esbozar la escena que luego 5

6 iban a jugar. Aquí evidentemente ya se iba a poner en marcha el imaginario, esos fantasmas del presente disfrazados de heridas de nuestro pasado que de alguna manera quedaron fijados en el inconsciente. Después, por grupos otra vez, iban a hacer una puesta en común de su escena temida en el trabajo, que pasaría en la misma y que les sucedería a ellos, para después de compartirla con los otros, individualmente concretar lo máximo posible el miedo en una frase. A continuación les dimos un tiempo de reflexión individual sobre lo que habían visto, qué tiene que ver ese miedo conmigo? me resuena? me evoca alguna escena? me conecta con algo mío?... Después de toda esta fase de movilizar e identificar miedos, emociones, empezar a esbozar la escena, empezamos con el trabajo. Empezamos por escuchar al grupo, ver la resonancia de lo trabajado hasta ahora. Nuestro objetivo era estar atentos a que decían y lo que nos resonaba de cada una de las participantes. Las primeras hablan principalmente de cuales son sus escenas temidas, y aquí comienza a hacer acto de presencia el emergente grupal que iba a estar presente en todo momento, el miedo a que durante un parto el bebé muera. De esto, una de las participantes cuenta su escena más detenidamente, y los terapeutas deciden invitar a la protagonista a jugar la escena. Esta acepta la invitación. Antes, aun en su sitio, habla de que su bloqueo es no estar a la altura de lo que me demanda una pareja de padres en el parto. En estas primeras palabras, la protagonista ya nos está dando datos sobre ella misma, no estar a la altura frente a los padres. Evidentemente, como luego veremos, esto va a tener que ver ya con su historia personal, pero ya lo veremos más claramente en el desarrollo del juego. En la narración de su escena, también comenta que durante un parto en casa, donde yo soy la matrona responsable, se produzca una eclampsia* 6

7 *padecimiento ocasionado por el embarazo y se encuentra entre las causas principales de muerte materna y contribuye de manera importante a la mortalidad perinatal, se caracteriza por convulsiones, hipertensión, proteinuria y edema general De esta manera, la protagonista sale a escena y empieza a elegir a sus auxiliares. Elige una matrona auxiliar que le va ayudar en el parto. Le preguntamos el porqué de esta elección, creo que me va a apoyar cuando lo necesite, creo que es fuerte. En la elección de los auxiliares es importante preguntar el porqué elige a esa persona y no a otra, ya que aquí ya está proyectando en la persona elegida cosas de sí misma que se juegan en el inconsciente. Sigue con las elecciones y elige a la madre y al padre. Sobre la madre creo que lo va a hacer bien y sobre el padre dice que la ha elegido porque me llega que va a estar ahí, apoyando. A continuación nos cuenta la escena temida. Es un parto en casa, ella es la máxima responsable, es el momento del expulsivo del bebé, pero hay alguna complicación, este retrasa su salida, y empieza a tener miedo de que el bebé sufra, de que se produzca una eclampsia, y el temor final es que muera. Coloca a los auxiliares. A la madre, le da un cojín que simbolizará el bebé y la coloca en una posición de parto, al padre junto a ella, detrás, cogiendo a las madres, ayudando a respirar y a la misma vez le coge la mano, su compañera en un lado y ella de frente para recoger al bebé cuando salga. Es como hemos dicho el momento del expulsivo. Durante la escena, la madre expresa que tiene dolor y que el bebé no sale. El padre, mira a la protagonista preguntándole si algo va mal, que haga algo, que no van bien las cosas y la auxiliar matrona le dice a la protagonista que algo no va bien, y empieza a hacer algún movimiento con el bebé. La protagonista le dice a la madre que empuje, pero se le nota agobiada ante la situación. En un momento determinado, mira hacia los terapeutas y le dice ya no puedo más, no se que hacer como esperando una respuesta y quizá una salida a su angustia. Los terapeutas no responden, y ante esto, ella continúa 7

8 con la escena. Ahora se acerca a la madre y al cojín (bebé) (antes estaba más retirada, sin contacto físico), y le dice a la madre que si puede, que empuje y de pronto el cojín sale y lo recoge la protagonista. Le da el bebé a la madre y estos empiezan a acariciarlo y abrazarlo, y ahí termina la escena. Interviene uno de los terapeutas y le pregunta que ha pasado, como se siente. La protagonista responde que mal, no he sabido hacerlo, he sentido mucho miedo y no he estado a la altura. El terapeuta le pregunta con quien no ha estado a la altura, y ella responde con todo, especialmente frente a los padres. El terapeuta decide dejarlo ahí, y vuelven a sus sitios. Hablan los auxiliares, sobre la protagonista. La que ha hecho de matrona auxiliar, le dice que le ha visto con miedo, y a veces paralizada, pero que al final ha estado y lo ha resuelto. La auxiliar (madre), le dice que ella si ha sentido su presencia, y que lo importante es que su hijo está bien a pesar de las dificultades. La auxiliar que ha hecho de padre le expresa que ha habido un momento que la ha visto muy paralizada y que le ha entrado miedo por su mujer e hijo, pero que al final todo ha salido bien. La protagonista vuelve a hablar yo no me he sentido así, he sentido que no he estado a la altura de lo que me pedían. El terapeuta le pone delante la distorsión entre lo que ella ve, lo he hecho fatal, no he estado a la altura y la devolución de los demás con miedo, pero has estado y has resuelto. El terapeuta le dice los demás creen que has resuelto, que lo has hecho la cosa es si tu te lo crees. Ante esta devolución rompe a llorar. Aquí ya se deslumbra lo nuevo, lo no esperado, característica fundamental del juego psicodrámatico. Es importante esta distorsión. Hay dos realidades en juego, una subjetiva unida a un rol identificatorio establecido y rígido no he estado a la altura, al cual la protagonista se agarra, casi sin escuchar a los otros yo grupales que le amplifican y le devuelven otra imagen, 8

9 otra lugar con miedo, pero lo haces, estás. En resumen, está presente, pero con límites, y esto es lo que le cuesta integrar. Aquí ha sido muy importante la escucha del grupo, ya que con esa escucha diferente se va a reemplazar la repetición. Insisto un poco en esto, porque me parece importante. Hay dos cosas en este punto claves, porque son características propias del juego psicodrámatico, y más específicamente del freudiano. Una es el bloqueo narcisista de la protagonista que se expresa en su insistencia de repetir la novela, la visón parcial de su ser objeto con el que está identificado. Ya lo hemos comentado antes, hay un empeño en todo el trabajo en no escuchar al otro que le devuelve un lugar distinto; no he podido, tenía que haberlo hecho mejor. Aquí sólo da espacio a un lugar omnipotente, del yo que debería saberlo todo. Y ahí intenta quedarse. A mi parecer tiene que ver con la pérdida, y esto es la otra característica que me parece importante resaltar. La pelea de no querer atravesar el duelo, de frustrarse, y perder. En el psicodrama freudiano precisamente de lo que se trata es que se pueda atravesar el duelo, lo que no hay, lo que no puede ser. En este caso el duelo de la castración de la omnipotencia fantaseada de tengo que saber hacerlo, una especie de imaginario total que tiene que ver con su historia personal. Lo vemos. La escena consonante. Después de escuchar a las auxiliares, la protagonista vuelve a hablar y nos da unas pistas sobre ella y su historia que nos abre una puerta al consciente. recuerdo una escena, una imagen borrosa que me llega. Un osito de peluche que yo tenía, que iba siempre conmigo de niña, de pequeña pero se rompe, se le cae un ojo y mi madre me lo quita y lo guarda en un altillo. El terapeuta le pregunta que le conecta esto con su escena temida para mi madre ya no valía porque estaba mutilado. El terapeuta le aporta que tiene que ver ese osito con ella y con su dificultad en aceptarse con límites como en la 9

10 escena. La protagonista responde, yo soy como mi osito, si no es perfecto no vale, y se vuelve a emocionar. El terapeuta después de un silencio, decide dejarlo aquí. Aunque no se juega esta escena personal de la protagonista, su simple esbozo y traerla al presente sirve para que se de cuenta de por donde va su herida, su yo no aceptado en la escena temida, no valgo si hay límites. Esto va a tener que ver con el yo identificado de la protagonista, que tiene relación con ese yo-personaje cíclico y repetitivo del que tanto le cuesta desprenderse en la escena. Esto es un proceso normal, el ir desprendiéndose de la identificación primaria que nos hace dependiente del otro y nos convierte en objeto. Como decía Freud la identificación es la manifestación más temprana de un enlace afectivo entre el yo y el objeto ; para Lacan partirá del estadio del espejo, momento evolutivo del infante alrededor de los seis meses, donde el niño pequeño sin hablar todavía ni sostenerse en pie por sí solo, descubre con encanto su imagen en el espejo. Este estadio hay que entenderlo como una identificación, en el sentido de una transformación producida en el sujeto al asumir su propia imagen. Posiblemente en la protagonista esa identificación primaria tuvo que ver con dar respuesta al deseo de aquella madre que de alguna manera le da a entender que no acepta el límite tras retirar del juego al osito mutilado que ya no es perfecto. Pero aquí es importante destacar que el objeto donde uno se queda atrapado no es la persona exterior a la que el yo se identifica (la madre), sino que es la representación psíquica inconsciente de ese otro. 10

11 De todas maneras todo este trabajo quedaría pendiente para que la protagonista se pueda dar el permiso de seguir jugándolo y viéndolo en su vida. Nos quedamos con el insight emocional con el que impactó, que nos dice que algo se ha rasgado en el personaje invariable y repetido, ya algo nuevo ha aparecido. Y eso es suficiente por ahora. Y para terminar el eco (resonancia) grupal Después del trabajo con la protagonista, llegó el eco grupal, lo que a cada una le había removido el trabajo. Por desgracia el tiempo era reducido, pero especialmente dos miembros del grupo se habían quedado angustiadas con la escena. Lo que comentan es que son compañeras y habían vivido una situación real de muerte natal en el parto. Lo que aparece es mucha culpa, y quizá una mala praxis de compañeros ginecólogos. El asunto estaba incluso pendiente de juicio, pero lo que si le devolvemos los terapeutas en el presente es que ellas si pueden ir resolviendo su asunto con la culpa, que sería necesario bajo nuestro punto de vista un mirarse más profundo, porque la angustia es muy grande. Conclusión Creo realmente que el trabajo mereció mucho la pena. Nos sorprendió la entrega del grupo en el taller, más teniendo en cuenta el carácter formativo del mismo, y así se lo agradecimos. Creo que esto pone de relieve la necesidad de revisión profesional y personal de los que trabajamos día a día en las relaciones de ayuda, del convencimiento de que nosotros como personas somos la mejor herramienta de trabajo que tenemos, y que tenemos una 11

12 responsabilidad en nuestras profesiones de mirarnos con conciencia, por el otro y especialmente por nosotros mismos. *Fin del Taller. Un cuento Así es la Vida. 12