Proyecto Isla de Jaina Centro INAH Campeche Director del proyecto: Arqlgo. Antonio Benavides C.

Transcripción

1 Proyecto Isla de Jaina Centro INAH Campeche Director del proyecto: Arqlgo. Antonio Benavides C. Jaina es una pequeña isla que se encuentra a sólo 40 kilómetros al norte de la ciudad de Campeche. Posee arquitectura monumental distribuida en varios sectores, cuenta con un vasto repertorio cerámico y en ella se han localizado inscripciones jeroglíficas que incluyen un glifo emblema. Funcionó como muchos otros asentamientos importantes del mundo maya. Objetivos Entre los principales objetivos de la investigación arqueológica que se efectúa en Jaina hemos planteado responder a preguntas como las siguientes: Cuándo comenzó a ocuparse y cuantos años duró su desarrollo? Cuáles fueron los contactos comerciales de Jaina? Llegó a tener un carácter urbano el asentamiento? Realmente todas las figurillas proceden de la isla? Es cierto que Jaina fue una necrópolis? Labores recientes Diversas temporadas de campo efectuadas en los últimos años han permitido abundar en el conocimiento de varios temas. Hemos contado con recursos económicos del Gobierno del Estado de Campeche a través de los programas de apoyo rural que brinda SEDESOL. En nuestro caso hemos trabajado en el municipio de Hecelchakán, entidad a la que pertenecen las comunidades de Cumpich, Pomuch, Sodzil y Tzocchén. Los jornaleros y albañiles de esos poblados han aportado su mano de obra e ingenio para llevar a buen término los recorridos, la excavación y la restauración de varios edificios prehispánicos. Para el análisis de los materiales arqueológicos recuperados hemos establecido acuerdos con investigadores del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM; de la División de Posgrado de la ENAH, de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán y del Instituto Smithsoniano de Washington. Asimismo, el Centro INAH Quintana Roo ha facilitado los trabajos de restauración de bienes muebles, y los Centros

2 INAH Yucatán e INAH Tabasco han colaborado para profundizar en el análisis y clasificación de los materiales cerámicos. Los espacios naturales y los construidos A diferencia de la mayoría de los asentamientos prehispánicos mayas, erigidos tierra adentro o sobre los parajes costeros, en Jaina el hombre maya tuvo que construir primero un espacio sobre el cual pararse. La costa entre la actual ciudad de Campeche y la península de Celestún se caracteriza por la presencia de una gran población de varias especies de mangle. No existen allá, salvo Isla Arena y Canbalam, espacios naturales en los cuales asentarse. Por ello los primeros habitantes de Jaina acarrearon gran cantidad de toneladas de sascab. Este material es una caliza deleznable que se encuentra en muchos lugares bajo la superficie de laja o roca común presente en la península yucateca. El acarreo fue realizado desde tierra adentro mediante canoas y cayucos que recorrieron canales abiertos entre los manglares en distancias variables de 10 a 15 kilómetros. La superficie actual de Jaina cubre 42 hectáreas, pero bajo ellas existe un relleno mínimo de 2 metros de profundidad. Un cálculo general de su volumen, más las construcciones levantadas, indica un total de 950,000 m³. Esa cifra es equiparable a tres veces el volumen de la Plataforma del Gobernador de Uxmal, o bien casi 15 veces el volumen que ocupa el El Palacio de Palenque. Una breve historia Las evidencias más tempranas de actividad humana en Jaina datan de 300 a. C. Durante los primeros siglos de nuestra era un numeroso y bien coordinado grupo de hombres y mujeres debió conjuntar recursos y esfuerzos para construir la isla y varios grupos de edificios. La comunidad se benefició al participar activamente en la relevante ruta comercial costera del occidente peninsular. Debió ofrecer sus espacios y sus productos (más los adquiridos de tierra adentro) para el intercambio, el descanso y el avituallamiento de los mercaderes que surcaban sus aguas. Por eso encontramos varias plazas amplias, una dársena de más de 400 metros de largo y otros lugares para el embarque y desembarque seguro de personas, materias primas y objetos elaborados.

3 Los tiempos de auge del asentamiento ocurrieron entre los años 600 y 1000 de nuestra era, cuando su población promedio pudo ser de 4200 habitantes. El cálculo no incluye a quienes pudieron vivir en los muchos petenes cercanos a la isla. Los petenes son lugares dentro del manglar en donde brota agua dulce, hay sectores de terreno sobre el pantano y se generan árboles maderables. De Jaina seguramente salieron grandes cantidades de pescado seco, canastos de sal, pectorales y artefactos de concha y caracoles marinos, abanicos y esteras de palma, pieles de animales, mantas de algodón e indumentaria diversa, artículos de madera, cargamentos de plumas de varios colores, objetos de hueso, de asta de venado y de carapacho de tortuga, pero también de sílex o pedernal procedente de la serranía del Puuc. En contraste, entre los objetos procedentes de tierras lejanas, se ha confirmado la presencia de metates y manos de basalto, orejeras, cuentas y pectorales de jadeíta, polvo de cinabrio, instrumentos diversos de obsidiana (tanto del altiplano central como de regiones volcánicas de Guatemala), vajillas policromas del Petén y de la región de los Chenes (noreste de Campeche), cerámica de pasta fina elaborada en la cuenca del Usumacinta, figurillas antropomorfas y zoomorfas de esa región, pero también de Tabasco e incluso del centro y del sur de Veracruz. Las fechas hasta ahora descifradas en las inscripciones jeroglíficas de Jaina y las de diversos objetos que tienen su glifo emblema fluctúan entre los años 652 y 761 d. C. Fueron tiempos en los que la isla y su región estuvieron gobernadas por el linaje Kimí (en maya yucateco) o Jol (en lengua cholana). El apellido corresponde al signo representado por un cráneo humano. Alrededor del año 1000 el importante puerto comercial radicado en Jaina corrió la misma suerte que muchas otras ciudades contemporáneas; cambió paulatinamente al ritmo de las transformaciones socio-económicas y religiosas ocurridas en la península. Las actividades comerciales decrecieron, disminuyó la concentración demográfica y la isla continuó ocupada hasta mediados del siglo XV. Cuando los conquistadores españoles navegaron frente a Jaina a principios del siglo XVI sólo advirtieron montículos cubiertos de vegetación. Las figurillas de terracota A lo largo del siglo XX la extracción ilegal de piezas arqueológicas en buen número de ciudades antiguas de muchas regiones del mundo generó un mercado

4 especializado de antigüedades. Bronces de la China imperial, momias egipcias, vasijas retrato (huacas) de los incas, jades olmecas y figurillas mayas, entre infinidad de objetos diversos, fueron solicitados por personas acaudaladas de Europa, Japón y Estados Unidos. También por algunos políticos y empresarios mexicanos con deseos de atesorar y adquirir cultura. En México la demanda fue satisfecha por campesinos, pescadores, empleados y funcionarios de diversos niveles. Algunos sin la menor conciencia del valor patrimonial del pasado prehispánico; otros un poco más enterados pero sin escrúpulos y del lado de la corrupción. En el caso de las representaciones antropomorfas de terracota, propias de la costa campechana, la demanda creció por sus excepcionales cualidades estéticas. Incluso llegó a surgir una especie de marca registrada o trade mark atribuyendo el origen de muchas piezas a la isla de Jaina. La asociación del nombre de la ínsula con cualquier pieza incrementó su valor en el mercado negro. El avance en las investigaciones arqueológicas ha demostrado que las figurillas mayas no sólo fueron elaboradas en la costa norte de Campeche. Los hallazgos en otros sitios del México antiguo y los análisis de la pasta o arcilla con que fueron hechas han revelado que existieron varias regiones productoras de piezas con una temática similar. Se manufacturaban en zonas del centro y del sur de Veracruz, en los alrededores de Comalcalco, Jonuta, Trinidad y Moral- Reforma, así como en regiones próximas a Champotón, Villa Madero y Jaina. En otras regiones existieron tradiciones similares de figurillas como las de los asentamientos a la vera del Usumacinta y sus afluentes (Palenque y Emiliano Zapata; Altar de Sacrificios sobre el Río Chixoy, así como Seibal y Cancuén en las márgenes del Río de la Pasión). Otra región con bellas piezas alfareras es la de Lagartero, en el sureste de Chiapas. El mito de la necrópolis Durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX los vestigios arqueológicos de la isla fueron ávidamente empleados como material de construcción. Toda piedra o sillar que había en superficie o sobre los montículos mayas fue aprovechada para construir una pequeña finca en la playa poniente de Jaina. También se vendieron muchos sillares y bloques regularmente labrados para algunas construcciones de la ciudad de Campeche; los monolitos y piezas grandes fueron rotos y quemados para fabricar cal, producto que también tuvo

5 gran demanda. Eran los tiempos de bonanza derivada de la extracción y venta de palo de tinte en la costa campechana. El retiro de las evidencias de las casas habitación precolombinas que había en superficie llevó a pensar que la isla sólo tenía un carácter sagrado y que los huesos humanos hallados en muchas zanjas procedían de muchos lugares. Por ello y considerando la existencia de ciudades para los muertos en el Viejo Mundo, los eruditos mexicanos y extranjeros de la segunda mitad del siglo XIX pensaron que la isla fue uno de esos lugares. Hoy sabemos que Jaina fue ocupada durante varios siglos, es decir por muchas generaciones de personas que nacieron, vivieron, murieron y fueron enterradas allá. Los mayas de ayer acostumbraban sepultar a sus muertos bajo el piso de las viviendas. Recuérdese que en muchos sitios como Uxmal, Chichén Itzá, Cobá o Tikal se han reportado enterramientos humanos bajo las casas y ello no ha significado que tales lugares sean vistos como necrópolis. En contraste, la tradición cristiana obligaba a inhumar los cadáveres en los atrios de las iglesias o, si existían recursos y relaciones suficientes, incluso dentro de los templos.

6 Plano general de Jaina.

7 (JainaAirView) Román Piña Chán, uno de los investigadores que más ha publicado sobre la isla, logró esta vista aérea desde el noroeste.

8 (JNA edificio2) Fotocomposición que muestra el lado oriente de la Estructura 2 del Grupo Zayosal. A la izquierda, los vestigios de la Estructura 3.

9 (JNAgroEscudo) Los guerreros y su indumentaria también fueron representados en las figurillas de terracota. (Schmidt et. al, 1998: 545)

10 (VasOnix) Vaso de ónix en el que se representa a tres funcionarios de la elite de Jaina. Aquí aparece Och Kimí, gobernante de la isla en 717 d. C. (Schmidt et. al 1998: 629).