Historia de la música

Transcripción

1

2 Historia de la música II. El Renacimiento Se dijo antes que el denominado Renacimiento surgió en el siglo XV; dentro de los hechos que marcaron la ruptura con el período precedente se resaltan la caída del Imperio Bizantino y la llegada de Europa a América, y la consecuente colonización de esa otra parte del hemisferio occidental. Sin embargo, como también ya se ha anotado, el curso de los hechos no es lineal y consecutivo, sino que ocurre más a manera de superposiciones donde podemos encontrar situaciones que anuncian ciertos cambios con mucha antelación, coexistiendo con los encasillados como característicos en determinado momento. Se suele asignar este momento histórico al lapso comprendido entre los siglos XV y XVI. Con el Renacimiento, una vez más se pretendió romper con un pasado que no era bien visto por sus protagonistas, particularmente en la posición de atraso con que marcaron a sus predecesores inmediatos; situación paradójica desde la perspectiva de progreso, pues el rótulo de Renacimiento proviene, en gran medida, de la reavivación y la búsqueda de las formas clásicas de Grecia. Se ha dado en señalar esta ruptura como el inicio de una era moderna. La caída del Imperio Romano de Oriente llevó a muchos bizantinos a migrar hacia Italia, situación que indujo al contacto y estudio de la lengua, la literatura y la filosofía de la Grecia antigua. Por esto, Italia fue un punto de referencia muy importante y sus ideas se esparcieron e influenciando en otros lugares del continente. Para este momento la iglesia católica y el poder de Roma se mantenían, no obstante, en este período se presentó una nueva gran división que dio origen al protestantismo,

3 mediante la Reforma, iniciada por Martín Lutero en 1517 y la posterior Contrarreforma o Reforma católica- cuyo objetivo, logrado por el Concilio de Trento (entre 1545 y 1563), fue el de frenar la expansión del protestantismo en aras del poder católico y el restablecimiento de la inquisición romana como uno de los medios para lograrlo. Otro aspecto por resaltar fue la creación de la imprenta de tipos móviles, invento que favoreció las publicaciones y la difusión de distintas obras. Aunque la alianza de poder entre la iglesia y la aristocracia se mantuvo fuerte, el Renacimiento se caracterizó por una economía urbana y el comienzo de la burguesía como clase social poderosa. Durante estos siglos, y por muchos más, fue muy importante el personaje del mecenas (surgido en las cortes), que a través de las relaciones de poder afectó la producción artística durante muchos siglos y determinó a las ciudades como centros de renovación artística. Estéticamente, se establecieron ciertos cánones de belleza, planteados desde las ideas de orden, proporción y perfección; condiciones que llevaron a una cierta uniformidad en la producción artística, situación que no resulta del todo incoherente si recordamos que con el paso del tiempo la tendencia fue cada vez más homogeneizante. Uno de los postulados más característicos fue el interés por resaltar la idea del individuo creador, debido a esto encontramos las primeras grandes figuras del arte. Vale la pena recordar que en el momento inmediatamente anterior aparecieron los primeros artistas que firmaron con su nombre. Paralelamente al fuerte influjo italiano, surgió una zona de influencia también muy poderosa en Flandes. De otro lado, hacia el 1500, los musulmanes fueron vencidos en la Península Ibérica, situación que exacerbó los sentimientos nacionalistas. A pesar que aquí se apuntan prácticas a partir de generalidades encontradas es importante recordar que cada compositor hizo sus aportes personales. En la composición se fue generalizando el uso de cuatro voces propuestas como de igual importancia, para lo cual el recurso utilizado fue el del canon imitativo (derivación de una o más voces desde una única dada). Aunque en teoría las cuatro voces eran igualmente importantes,

4 fue cada vez más relevante el resultado vertical, construyendo tríadas con acordes de tercera y sexta que se conducían como progresiones; de ahí la prelación que se le dio a las dos voces extremas, la soprano como líder melódica y el bajo como fundamento armónico. Antes de 1560 el formato predilecto fue solo vocal, a cappella, después se incluyó, de manera generalizada la participación de instrumentos en combinación con las voces. De acá resultó la búsqueda de timbres homogéneos, tanto en lo vocal como en lo instrumental. En este último se dieron a la tarea de introducir instrumentos por familias, cubriendo rangos completos, y la elaboración de unos nuevos que permitieran la presencia del bajo como conductor armónico. Como se anotó arriba, la imprenta llevó a una gran propagación de publicaciones, situación a la que no estuvo exenta la música, pues se publicaron tratados en torno a la práctica musical como manuales de interpretación y teoría, además de compendios de cantos llanos. En 1501 apareció en Venecia una colección de música polifónica impresa, bajo responsabilidad de Ottaviano Petrucci, y hacia 1523 él mismo realizó reimpresiones y nuevas ediciones de música vocal e instrumental. En Alemania se inició la impresión hacia 1534 y en los Países Bajos en Estas publicaciones tenían un destino doméstico, mientras que los coros de iglesia seguían acudiendo a los manuscritos. El laúd, primariamente utilizado en la Península Ibérica y con transformaciones al heredado de los musulmanes, se convirtió en el instrumento predilecto para las labores de solista, además de las acompañantes. Otro de los instrumentos que contó con creciente aceptación fue el órgano. Dentro de las prácticas solísticas tuvo un gran impulso la destreza técnica (apoyada por los métodos publicados) que, además de generar el exhibicionismo individual, impulsó las habilidades en el campo de la improvisación, a través de la ornamentación o la adición de una o más partes contrapuntísticas a melodías dadas.

5 Por otra parte, también se utilizó otra forma de improvisar muy libre, sin partir de melodías dadas y que se ejecutaba antes de empezar la pieza propiamente dicha; se construía sobre secuencias en pasajes rápidos cuyo objetivo era establecer el modo sobre el cual se habría de seguir; se denominó preludio o preambulum- o fantasía. Además, se dio cabida a las voces solistas que sobresalían por encima de las demás, no sólo en lo melódico sino en las habilidades técnicas, función entregada muchas veces a los cordófonos. Como se mencionó, hubo una tendencia a generalizar la práctica a través de reglas, recopiladas en tratados donde se indicaban las características interválicas, la dirección o conducción de las voces y sus consecuentes resultados a nivel melódico y armónico, la utilización de los cromatismos no escritos en la partitura (música ficta). Sin embargo cada vez se pedía más concreción a los compositores sobre el uso de estos recursos. Bien fuera el manejo rítmico libre, con imitaciones o improvisadas, o mediante esquemas rítmicos marcados, generando acordes, se estableció que si el final contenía una tercera ésta debía ser mayor. Dentro de las composiciones dominantes estuvieron las canciones; en cuanto al texto, se buscó una mayor comprensión y accesibilidad al público. De otro lado, el surgimiento de la música instrumental permitió la creación de formas más libres, pues no había texto al cual sujetar la estructura. En general, las normas conducían a la estabilización del pulso (regular) y la construcción melódica direccionada; de esto resultó un planteamiento armónico con tintes homofónicos, es decir, la pérdida de independencia de las distintas voces. En el Renacimiento también se han reconocido dos etapas contrastantes; la primera se identificó por la fuerte influencia del norte de Francia y los Países Bajos; la otra, se caracterizó por el surgimiento a mediados del siglo XVI de los denominados estilos nacionales, en donde cada región se preocupó por producir música con características

6 propias; sin embargo, esta etapa resultó más una transición hacia el restablecimiento de Italia como nuevo centro de producción e injerencia en la vida musical. La escuela de Borgoña (ubicada en la actual Bélgica y parte nororiental de Francia), fue patrocinada por la corte del lugar, que como la gran mayoría de éstas disponía de una capilla con un cuerpo de compositores, cantantes e instrumentistas (entre 15 y 27 músicos), con el fin de proveerse de música, tanto para las celebraciones eclesiásticas como para el entretenimiento cotidiano. Estuvo sostenida por músicos provenientes de diversos lugares, había franceses, italianos, alemanes y portugueses. Su prestigio fue tal que se convirtió en una gran influencia para las otras cortes y en una aspiración para los músicos. Las obras más características de dicha escuela se enmarcaron dentro de la chanson (vinculada con la ballata), término utilizado para designar la musicalización polifónica de un poema profano en francés, era una canción solística con acompañamiento. Los compositores que se destacaron, tanto por su producción como por la influencia que ejercieron, fueron Guillaume Dufay (ca ) y Gilles Binchois (ca ). La escuela flamenca (también llamada franco-flamenca, neerlandesa, holandesa, franconeerlandesa), fue el siguiente paso para la nacimiento del tonalismo, dentro de sus prácticas, además de las mencionadas al inicio, se cuentan la llegada al primer grado tónica-, como necesidad de reposo, con cadencia desde la sensible y las sensaciones de modo mayor y menor; asimismo, las concepciones melódicas y las resultantes armónicas del tejido contrapuntístico (originado en el planteamiento polifónico) llevaron a una extensión en la duración de las piezas que implicó la división en secciones, separadas por cadencias. Además, del interés por la imitación acudieron a la presencia de temas repetidos como recurso de unidad en la obra. Además de las chansons (con melodías originales o preexistentes) también prefirieron los motetes (generalizados a una composición contrapuntística, muchas veces en fuga, con el mismo texto en latín para las diferentes voces) y las misas unitarias.

7 Dentro de los compositores de los Países Bajos sobresalieron Johannes Ockeghem (ca ), Josquin des Prez (ca ), Jacob Obrecht (ca ), entre otros. En la península Ibérica hacia el 1500, tras la expulsión de los moros, hubo preocupación por la afirmación de los castellanos en España, que se manifestó por diversos frentes marcando diferencias importantes con las otras regiones europeas, entre los cuales se destacaron en la rítmica la simultaneidad del compás binario de subdivisión ternaria y el ternario de subdivisión binaria y en el aspecto melódico la presentación de la línea principal en una voz diferente a la superior. La forma que predominó fue el villancico que podía ser religioso o amoroso, era una canción breve estrófica con estribillo. Se destacó Juan del Enzina (1468-ca. 1530). En Francia, se enfrentaron a la dominación de la escuela flamenca y desarrollaron un interés por la comprensión del texto para lo cual se valieron de cantos silábicos de frases breves y un contrapunto nítidamente perceptible. Sobresalieron: Clément Janequin (ca ca. 1560) y Claude Sermissy (ca ). En los países germanos, fuera del terreno religioso se afirmó un tipo de canción polifónica (con vínculos en la canción trovadoresca), en donde la melodía principal tampoco se encontraba en la voz superior sino que estaba encerrada por las voces acompañantes de los extremos agudo y grave. Dentro de la canción polifónica con raíz en canciones populares (denominadas por algunos estudiosos como lied) se distinguió Ludwig Senfl (ca ). En el ámbito religioso (aunque no solamente), el personaje destacado fue el gestor de la Reforma Martín Lutero ( ), cuya contribución principal fue el himno estrófico congregacional conocido como coral luterano, cuyas melodías no eran necesariamente originales, incluso muchas provenían de canciones sacras no litúrgicas conocidas; si bien muchos corales eran armonizaciones a cuatro voces es importante aclarar que originariamente estaban conformados por un texto y una melodía. En la escuela flamenca surgió una nueva etapa entre 1520 y 1530, caracterizada por continuar los preceptos de las generaciones anteriores (principalmente el legado de

8 Josquin des Prez) con significativas modificaciones. Se incrementó la importancia de la música instrumental y su mayor expresión estuvo en el ricercare, piezas con un fuerte componente improvisatorio y un virtuosismo en el tratamiento contrapuntístico, pocas veces con contenido imitativo, en cuatro y más voces en donde se elaboraban variaciones de un tema dado. Aparecieron como figuras relevantes Nicolas Gombert (ca ca. 1560), Jacob Clemens non Papa (ca ca. 1556) y Adrian Willaert (ca ). Por estos mismo años, en España la composición se centró en la canción polifónica y el arte de la vihuela de mano (descendiente del laúd); la primera se vio fuertemente influiada por las producidas en el resto del continente, mientras que la segunda desarrolló la técnica de tema y variaciones, a la que llamaron diferencias, presumiblemente para laúd o teclado. Se destacaron los compositores Cristóbal de Morales (ca ), Luys Milán (ca ), Alonso de Mudarra (ca ) y Félix Antonio de Cabezón ( ). En Italia se desarrolló el madrigal (que tuvo una gran presencia en las diversas regiones), un tipo de canción cuyo texto estaba en italiano y no en latín (diferente al madrigal anterior al 1500) sobre un poema breve, con temática sentimental o erótica, donde la melodía estaba claramente asignada a la voz superior, con secciones superpuestas, algunas contrapuntísticas otras homofónicas, cada una construida sobre una sola frase del texto. A la par, ciertos compositores buscaron a través de una vasta utilización del cromatismo y variedad rítmica un rompimiento al estatismo melódico y armónico de los madrigalistas. Dentro de las formas instrumentales, al lado del ricercare, también se desarrolló la canzona (equivalente a la chanson francesa), para conjuntos o instrumentos solistas. Algunos compositores relevantes durante este largo y variado período, cuyo gran aporte en el terreno profano fue reconocido (que dejan ver la preponderancia italiana): Cipriano de Rore (flamenco que vivió en Italia, ca ), Luca Marenzio ( ), Carlo Gesualdo (ca ), Gioseffo Zarlino ( ), Andrea Gabrieli (ca ), Claudio Merulo ( ), Giovanni Gabrieli (ca ), Girolamo Frescobaldi ( ). En las postrimerías del siglo se destacó la escuela veneciana, a la cual

9 pertenecieron algunos de los mencionados arriba, donde una de las prácticas que primó fue la composición para doble coro, muchas veces con instrumentos, de manera antifonal y con fuertes tintes homofónicos; a la par con las composiciones libres para órgano (toccatas). En la zona francesa fueron protagónicos: Claude Goudimel (ca ), Claude le Jeune (ca ), Guillaume Costelay (ca ). El final del Renacimiento trajo un descenso de la escuela flamenca y en el ámbito religioso un condicionamiento musical debido a las imposiciones de la iglesia católica, por conducto de la Contrarreforma; algunos de los compositores que contaron con reconocimiento fueron Orlando di Lasso (Flandes, ), Giovanni Perluigi da Palestrina (Italia, ca ), Tomás Luis de Victoria (España, ca ), William Byrd (Inglaterra, ca ). Otros compositores de los Países Bajos y germanos (continuadores de la escuela veneciana) fueron Jan Pieterszoon Sweelinck (ca ), Hans Leo Hassler ( ), Heinrich Schütz ( ), Michael Praetorius ( ), Giovanni Giacomo Gastoldi (ca ). En Inglaterra el auge de la canción profana se dio a finales del siglo y continuó fuerte en el siguiente-. En cuanto al madrigal primó por la construcción musical no supeditada al texto con temáticas campestres. El declive del madrigal coincidió con el florecimiento de las canciones para solistas con acompañamiento (laúd o teclado), denominadas por algunos como aires, donde si bien el acompañamiento estaba sujeto a lo que ocurría con la voz, éste tenía cierta independencia melódica y rítmica. De otra parte, cultivaron la música coral religiosa. De estas prácticas (madrigales y aires) surgieron las consort songs (canciones para conjunto), que eran solísticas o dúos con acompañamiento de un pequeño grupo instrumental (consort), al cual se agregó posteriormente un coro, cuya característica principal fue la homofonía.

10 De igual importancia fueron las piezas para instrumentos solistas, escenario en el cual el instrumento que gozó de gran atención fue el virginal (cordófono de teclado con plectro antecesor del clave), y la forma más recurrente fue la variación; para este procedimiento acudían a melodías breves, sencillas, con esquema binario o ternario y el objetivo no era necesariamente de despliegue técnico. Compositores que participaron de este florecimiento fueron Thomas Tallis (ca ), Thomas Morley (ca ), Thomas Weelkes (ca ), John Dowland ( ), John Bull (ca ), Thomas Tomkins ( ), Orlando Gibbons ( ), Tobias Hume (ca ), Peter Philips ( ), Richard Deering (ca ), William Brade ( ). El fin del Renacimiento ocurrió de manera fundida con el inicio del siguiente período, el Barroco. Muchas de las prácticas del primero continuaron hasta entrado el siglo XVII al mismo tiempo que algunas de las características del segundo asomaron antes de finalizar el siglo XVI. El Renacimiento se caracterizó por el encauzamiento de la música hacia la homofonía, el contorno cada vez más acentuado de la tonalidad mayor-menor, las progresiones armónicas direccionadas por el tratamiento en el ritmo, situaciones que participaron de manera definitiva en el posterior y prolongado (tres siglos) establecimiento del sistema tonal.