Discurso del Presidente de CEOE,

Transcripción

1 AGORA EL ECONOMIISTA Discurso del Presidente de CEOE, Juan Rosellll Lasttorttras Madrid, 18 de julio de

2 Buenos días a todos, Quiero dar las gracias en primer lugar al Economista, a su presidente y a su director, por invitarme a dar una charla en esta tribuna. Para dar una visión, más que sobre el estado de situación de la economía española, sobre hacia dónde vamos y lo debemos hacer, algo difícil y que en estos momentos empieza a ser bastante urgente. Hace 4 o 5 años, en 2007, el crecimiento económico que registraba España y el mundo, parecía no tener fin. Era como una carrera de éxito, y daba la sensación de que no iba a cambiar nunca. La economía mundial crecía, la española iba viento en popa: se creaba ocupación a buen ritmo, desde 1994 hasta 2007 en España se crearon 7 millones de empleos, representando casi el 30% del empleo creado en la Unión Europea durante esos mismos años. Por otra parte, la inflación estaba bajo control, reducíamos el déficit, y paralelamente la deuda bajaba. El crédito del sistema financiero entre los años registraba cotas superiores al 30% (en 2006 era superior al 26%). Algo que, visto desde la perspectiva actual, era una anomalía. Pero esa anomalía servía para financiarlo todo: proyectos buenos, malos y muy malos. Y de ahí vino, de alguna manera, parte de los problemas que tenemos. En 2006, se construyeron viviendas en España, y actualmente conocemos los datos de las que se están vendiendo. Pero lo más importante: en el sector de la construcción trabajaban más de 2 millones y medio de personas, y en este momento están trabajando menos de 1 millón de personas que lo hacían en esas fechas. De repente, en junio de 2007, empiezan a sonar todas las alarmas y emergen impagos de activos financieros tóxicos. En septiembre de 2008 quiebra Lehman Brothers, y la FED empieza a rescatar a las grandes compañías de seguros norteamericanas. Los grandes bancos europeos, y ese es un dato importante, también son ayudados con dinero público para salir de su casi quiebra. Barack Obama es elegido Presidente de los EEUU en noviembre de 2008, y en diciembre de ese mismo año, estalla el caso Madoff; seis meses después ya hay sentencia, algo imposible e impensable que pueda suceder en España. 2

3 En enero de 2009, la economía mundial retrocede alarmantemente por primera vez en los últimos 60 años. Y digo alarmantemente porque retrocede un 0,6% cuando en los últimos años el crecimiento estaba por encima del 3 o del 4 por ciento. En 2010 se inicia una irregular recuperación, y en 2011 todo son interrogantes; pero depende de dónde nos ubiquemos, ya sea Madrid, Shangai o Sao Paulo, preguntado si hay crisis, la respuesta es distinta. En España, probablemente se diría que hay cierta crisis porque no crecemos. Si lo preguntamos en Portugal, donde estuvimos el Secretario General de CEOE y yo hace 15 días, reunidos con el Primer Ministro Passos Coelho por invitación de la patronal portuguesa, te dicen que están en crisis; si vamos a Grecia están en una crisis profunda. Pero si nos vamos a Brasil, es todo lo contrario, ya que registran crecimientos espectaculares; en muchos países latinoamericanos no hay crisis, y si vamos a China o India su crecimiento económico es importantísimo. La economía mundial este 2011 va a registrar un crecimiento de entre el 4 o 5% con diferentes velocidades: algunos países irán a gran velocidad (crecimientos cercanos al 10%); otros a mediana, de los que algunos incluso dentro de la UE como puede ser Alemania; y otros con dificultades y crecimiento lento, algo de lo que parece muy difícil salir. Y ejemplos de esta baja velocidad podemos verlos en los viejos países de la UE Francia, Italia, España, y también en otra potencia mundial, Japón, que lo seguirá siendo a pesar de las consecuencias de todo tipo provocadas por el tsunami. En nuestro caso, en España tenemos grandes problemas. Somos más pobres y debemos ser conscientes de ello y asimilarlo. Y lo más importante: no podemos quedarnos quietos. Estamos inmersos en un proceso de cierta complacencia: tenemos una sociedad acomodada, nos han ayudado tanto ante cualquier problema en estos últimos años y nos hemos acostumbrado, por lo que tenemos ahora una sociedad algo sedada, a la espera de soluciones milagrosas. Pero las soluciones sólo vendrán por la vía del trabajo duro, con mucho coraje y sacrificio, haciendo un llamamiento a la responsabilidad individual de cada uno. Y eso es lo que nos toca, lo queramos o no. Es o sí o sí. Debemos crecer por encima del 2% si queremos generar empleo. Tenemos un grave problema de deuda que debemos parar: hemos pasado, con una velocidad de vértigo, del superávit alrededor 3

4 de un 1% durante 2-3 años a déficits importantes, monstruosos, de un 12%. Y parece que no nos hayamos dado cuenta, por lo que esta situación de crisis no ha sido bien gestionada. Una familia, una empresa, cuando pasamos de superávit a déficit, lo cortamos de manera expeditiva. Y En España no hemos sido capaces, no hemos presionado suficientemente a los gobiernos, a todos (locales, autonómicos, y Estatal), de la necesidad de cortar el déficit. Porque en caso de no hacerlo, provocamos un mal mayor: el incremento de la deuda. Una deuda que, para entrar en Europa, la pusimos a nivel del 60% del PIB, la pasamos en 2007 al 37% del PIB, y ahora con estos déficits nos la vamos a llevar muy rápidamente al 70%. Pero, si nos sirve de consuelo, por lo menos vamos a estar por debajo del nivel de deuda europeo. España debe reducir gastos generales, al igual que hacemos en las empresas y en las familias. Convencernos también de que las empresas, los empresarios, somos realmente la solución, y no hay otra. El empleo no va a venir del sector público, tampoco va a venir de las grandes empresas, de las multinacionales, porque están llevando a cabo las sinergias que en estos momentos pueden realizar. Por lo tanto, el empleo va a generarse desde las empresas medianas, pequeñas y micro empresas; del trabajador autónomo que quiere convertirse en empresario. Y eso de convertirse en empresario se debe potenciar y fomentar desde la educación primaria. En las guarderías, en las escuelas, no se está explicando de manera conveniente, no se está fomentando a que nuestros hijos tengan ese virus empresarial. Muchas veces se les está transmitiendo que la labor empresarial es más una enfermedad que una vitamina que sirve no sólo para el propio empresario, si no para el conjunto de la sociedad. Debemos simplificar mucho nuestra estructura de Estado, que la hemos hecho muy complicada y legislativamente es un auténtico galimatías. No me canso de repetir que entre el BOE y los boletines oficiales de todas las CCAA tenemos más de un millón e páginas. Y eso es absolutamente ingobernable, además de dificultar seriamente el día a día de las empresas. 4

5 Debemos atacar los problemas frontalmente, no podemos seguir como siempre eternamente. Me estoy refiriendo a la necesidad de realizar reformas, esas que decimos y que al final parece que no las hacemos. Es preferible equivocarse a no hacer nada, algo que en el mundo empresarial hacemos muchas veces: intentamos un proyecto, no sale, intentamos otro, Y después de muchos intentos porque muy pocas veces sale a la primera a la larga acertamos. Y esto es lo que deberíamos hacer. Debemos hacer de España un país serio, respetable, y lo más importante de todo: la legalidad hacerla absolutamente real. En estos momentos, en gran parte de los casos, las leyes van por un lado y la realidad por otro muy distinto. Este es un mensaje en todas las direcciones, tanto al sector público como al privado: debemos condenar y creérnoslo la trampa, el abuso, el engaño. Debemos combatir, perseguir y disuadirlo, porque la economía irregular es maligna, tanto económica como moralmente. Hay que trabajar sin esperar milagros automáticos, porque no van a llegar. Si no trabajamos mucho y duro durante mucho tiempo, no vamos a salir de la situación actual. Todo el mundo debe de ser responsable de su trabajo: quien no cumpla, debe de ser denunciado, y quien cumpla, bien valorado. Vivimos en un mundo cambiante, donde ha de existir, y especialmente en el sector público, una evaluación y una auditoria constante. Hay que cumplir las leyes, y éstas deben de ser menos y mejores; y más respetadas. Las malas que se cambien, sin contemplaciones, sin esperar a nada ni decir que no se puede hacer porque no. Se cambian y punto. Quien ejerza el absentismo fraudulento, y existe, debe de ser penalizado e impedir que se siga cometiendo. Quien no pague impuestos, hay que sancionarle, obligarle a pagar y dificultar que pueda volver a evadir su deber contributivo. Uno de los grandes avances de los últimos años es el incremento de personas que pagan iirpf: en los años 70 pagaban menos de personas, y este año habrá declaraciones por 18 millones de contribuyentes. Los impuestos crean civilización, pero los impuestos 5

6 excesivos muchas veces lo que provocan es que se paralicen las posibilidades de mejora y de atractivo del país. Debemos combatir a los funcionarios prepotentes e incumplidores, y para eso es preciso evaluarles. Y si es necesario, penalizarles. Hay que convencerles de que trabajan para nosotros, que no son dueños de su puesto de trabajo. Y al estudiante que fracasa continuamente hay que decirle que un fracaso se lo vamos a consentir, pero no por sistema: no debemos consentir que se tarde 8 años en terminar una carrera, en vez de en cinco. Y si fracasa porque no ha estudiado suficientemente, no se lo vamos a pagar siempre. Y lo mismo quien visita al médico abusivamente y sin razón: hay que decirle que se han terminado los abusos. Y quien se apunta al paro porque sí, habrá que decirle que no. Quien está en paro, debe obligatoriamente estarse formando; se ha terminado el no hacer nada. Y al inspector de Hacienda que sanciona, y que después de unos años las sentencias judiciales dan la razón al contribuyente, algo tendremos que hacer con él, habrá que pedirle responsabilidades. Para conseguir todo eso es necesario cambiar la estructura y el funcionamiento de los servicios públicos, evaluándolos, auditándolos, y a partir de ahí tomar decisiones. Y todo eso lo hemos de hacer, ahora que está tan de moda ver lo que ocurre en otros países cercanos, dentro de Europa. La Unión Europea como política monetaria no es suficiente, lo vemos claro. Para España el empujón de entrar en la UE en los últimos años ha sido un éxito importantísimo; pero si queremos una UE debemos de construirla creyéndonoslo todos los europeos: esos 500 millones de ciudadanos, 225 millones de empleos; esos 22 millones de parados, y esos 23 millones de empresas que existen en Europa, básicamente pymes, que son las que de alguna manera tienen más posibilidades de crear empleo en este momento. Hay que profundizar en Europa. Hemos de sentirnos orgullosos de formar parte de ella, de hacer Europa. Y no simplemente una Europa económica, que es muy importante, si no una Europa política y económica, y especialmente relevante en política exterior, ya que en este momento prácticamente no existe; y también una política fiscal y presupuestaria, aparte del presupuesto ridículo que hay en Europa, es importante que empiece a tener parecidos impuestos con pequeñas diferencias, pero 6

7 al final va a ser necesario tener parecidos Impuestos sobre Sociedades, IVA, parecidos Impuestos Especiales y también parecidas cotizaciones sociales. En Europa es preciso tener leyes similares, con singularidades, orientadas hacia políticas pro-empresariales. Debemos tener también leyes parecidas en el ámbito medioambiental y en el laboral, y por supuesto en cuanto a justicia, educación, energía, etc. Pero esa debe de ser una Europa de ciudadanos con derechos y responsabilidades. Hay que creerse que Europa es la tercera potencial mundial, detrás de los EEUU y China, pero siendo conscientes que estamos retrocediendo en el PIB mundial: en 1980 representábamos el 25% del PIB, mientras que ahora estamos en el 20% y probablemente dentro de 20 años no pasaremos del 12%. Por tanto, va a ser complicado, pero debemos hacerlo. Existen muchas resistencias, muchos privilegios, muchas ineficacias adquiridas, pero realmente debemos hacerlos y en esa línea. Debemos de ser sinceros con nosotros mismos sobre cómo hemos llegado hasta aquí, y que la culpa la tenemos todos; y sólo entre todos vamos a poder salir de la situación en la que realmente estamos. Los gobiernos actúan, pero las sociedades son las que empujan, son las que eligen, y son las que al final deciden. No podemos decir aquello de los gobiernos ya nos lo solucionarán, es la sociedad en su conjunto la que tiene que decidir, la que tiene que orientarse, asumir riesgos, y a partir de ahí trasladárselos a los políticos y a los partidos. Los políticos, las formaciones políticas hacen lo que la sociedad les dice, les transmite. Y en este momento es muy importante que los ciudadanos, la sociedad civil, demos un paso al frente diciendo queremos arreglar las cosas y estamos dispuestos a ejercer nuestras responsabilidades. No nos olvidamos de los derechos, pero queremos ejercer nuestras responsabilidades y nos vamos a mojar en ello. Los gobiernos, como es lógico, no quieren dar disgustos, especialmente a sus votantes. Contra más disgustos les den, menos votos van a tener en el futuro. Pero en este momento lo que es necesario hacer es un ejercicio de seriedad y de serenidad. Probablemente habrá que decir muchas cosas por parte de los políticos a costa de perder votos. 7

8 Por tanto, es hora de pactar, entre todos y sin apriorismos. Estamos en tiempos de inevitables cambios, y como vamos a tener que cambiar muchas cosas y muy rápidamente y quien antes las cambie con mayor intensidad, va a salir mejor parado de esta crisis, deberemos asumir riesgos. Riesgos de los que algunas veces se salen con magulladuras y otras se sale de mejor manera. Esperemos que en España salgamos de la mejor manera posible, siempre que hagamos esas famosas reformas de las que tanto hablamos y poco hacemos, y las hagamos en orden, sabiendo por qué las hacemos y cuáles son sus resultados a corto, medio y largo plazo. No va a ser nada fácil, sin duda. Nos va a costar muchísimo sacrificio, y quizás nos cueste tener que pagar durante algún tiempo más impuestos y puede que tengamos, durante algún tiempo, menos servicios. Pero así es la vida, no es fácil, es dura. Eso es lo que estamos haciendo en las familias, en las empresas: estamos en un proceso de desapalancamiento importante de nuestra deuda, adquirida desde hace algunos años cuando disponíamos de crédito fácil. Y lo cogimos, no porque nadie nos obligara, si no porque nosotros tomamos esa decisión, y por ello en estos momentos estamos en este proceso de desapalancamiento de deuda. No podemos dejar a nuestros hijos una sociedad hipotecada, sin futuro. Por tanto, si hemos creado todos estos problemas, nosotros debemos resolverlos, o por lo menos quienes lo intentemos. Y ese es el mensaje, la gran propuesta que nos debe conducir a tomar decisiones lo más rápidamente posible, de la máxima intensidad posible, y de la mejor manera posible en los próximos meses. Y no va a ser sólo en el caso concreto de España. Estos mismos problemas, parecidos, los tienen todos y cada uno de los países similares al nuestro, y me refiero a los grandes países europeos. En Alemania, hicieron los deberes a mediados de la década pasada, al menos una parte, aunque a veces no pueden evitar caer en el populismo fácil que provocan los períodos electorales. En Italia, después de muchas idas y venidas, la semana pasada, increíblemente el Parlamento italiano se puso de acuerdo para efectuar un ejercicio de restricción de gasto importante, ejercicio que iba a posponer para después de las elecciones previstas para dentro de 2 años, y que al final, en vista de la situación, se han puesto todos de acuerdo y han decidido llevar a 8

9 cabo esa austeridad en los próximos años. Y podría irles contando ejemplos de todos y cada unos de los países europeos, esas regiones con las que tenemos que competir. España debe competir con países similares, y tenemos muchas posibilidades si hacemos nuestros deberes y eso es lo que, entre todos, debemos tratar de influir en los políticos para que, sea cual sea el resultados de unos comicios, gane quien gane, entre todos hagamos un gran pacto para que con sacrificio, pero con coraje y fuerza salgamos de la situación económica actual. Muchas gracias. 9