En décadas recientes, cambios progresivos en

Transcripción

1 Gestión del riesgo ambiental, amenazas y pronósticos Patricia Ramírez Meteoróloga. Comité Regional de Recursos Hidráulicos del Istmo Centroamericano Adriana Bonilla Geógrafa. Universidad de Costa Rica. En décadas recientes, cambios progresivos en la concepción del riesgo y su gestión en particular motivados por la ocurrencia de desastres relacionados con amenazas de la naturaleza comenzaron a producirse en América Central y otros territorios latinoamericanos, lo que motivó la aparición de una nueva institucionalidad gubernamental y técnico-científica. Muestra de ello son la Oficina de Defensa Civil de Costa Rica, surgida en 1964, como respuesta a la erupción del volcán Irazú, el año anterior; 1 el Centro Nacional para la Prevención de Desastres (CENAPRED), resultado directo del sismo de 1985 en México; el Observatorio Vulcanológico de Colombia, establecido luego del desastre causado por el Nevado del Ruiz en 1985; y otros de alcance regional como el Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres Naturales en América Central (CEPREDENAC), cuya creación, en 1993, estuvo relacionada con terremotos en México y El Salvador, así como por el impacto del huracán Joan. 2 Gracias a esos organismos, la medición, monitoreo y análisis de las amenazas han alcanzado un gran desarrollo en toda la región. Esto promovió nuevos arreglos institucionales, enfoques teóricos en la gestión del riesgo y herramientas que ya no solo buscan responder al impacto de un evento, sino intervenir el proceso del riesgo como tal, mediante relaciones basadas en marcos legales renovados, estructuras de gestión interinstitucional y fortalecimiento de la cooperación entre actores. Se ha promovido en particular, entre otras modalidades, la asociación entre organismos especializados y sectoriales que vinculan la escala regional y nacional, y facilitan la creación de 44 Patricia Ramírez n. 73: 44-49, y Adriana enero-marzo Bonilla de 2013

2 alianzas, la reducción de asimetrías por diferenciación de capacidades y el reconocimiento de problemáticas y soluciones en común. En relación con los eventos dañinos de índole hidrometeorológica, los servicios que proporcionan información meteorológica y climatológica proveen herramientas (recursos y productos) para reducir daños a partir del desarrollo de iniciativas para una gestión más eficiente de los datos, y de la divulgación de instrumentos vinculados con manifestaciones del riesgo climático. Desastres originados por eventos climáticos Las amenazas asociadas con la variabilidad climática son las de mayor frecuencia e impacto en Centroamérica y representan un gran reto, debido a sus consecuencias sociales y económicas en la salud de la población, la seguridad alimentaria, la vivienda e infraestructura en general que tienen efectos acumulativos en los sectores más vulnerables y constituyen pesadas cargas para los países. Solo entre 1970 y 2002 las pérdidas económicas causadas por tales desastres superaron en América Central los millones de dólares, lo que equivale a unos 265 millones por año. 3 Agregando el lapso entre 2002 y 2009, el monto total asciende a millones. Durante esas cuatro décadas hubo 234 eventos climáticos y 26,6 millones de personas afectadas. 4 Por su parte, las pérdidas asociadas con la sequía de 2001 ascendieron a 189 millones de dólares, y afectaron, de manera directa, a seiscientas mil personas, e indirectamente a 70% de la población centroamericana. 5 Solo en el sector agrícola, muy significativo para la región, la ocurrencia del fenómeno de El Niño entre 1997 y 1998 provocó pérdidas equivalentes a 475 millones de dólares. 6 Nótese la frecuencia de estos eventos, los costos millonarios y que afectan simultáneamente a varios países. El cambio climático y sus probables efectos Entre las condiciones proyectadas para fines de siglo, se estima que la temperatura aumentaría entre 2,5 C y 4,7 C, de acuerdo con los escenarios de cambio climático A2 y B2. 7 El Panel Internacional de Expertos en Cambio Climático (IPCC) considera probable una elevación importante de las temperaturas cálidas extremas en los próximos decenios, así como la reducción de las frías a escala mundial, a la vez que pudieran incrementarse la frecuencia y la magnitud de las máximas diarias. 8 Lo anterior supone una condición adversa para los trópicos, por el riesgo asociado con altas temperaturas prevalecientes, humedad y algunas enfermedades crónicas, entre otros aspectos. Además, en esos informes se estima que, durante el siglo xxi, la frecuencia de precipitaciones intensas aumentará en muchas zonas del planeta, incluidas regiones ubicadas en las latitudes tropicales, lo que daría lugar a una mayor ocurrencia de eventos extremos por exceso de lluvias. Por otra parte, la velocidad máxima media del viento de los ciclones tropicales podría intensificarse, lo que significaría mayor capacidad de destrucción. Si bien el IPCC es no conclusivo respecto a la frecuencia de los ciclones tropicales, sí asevera que su intensidad puede incrementarse. 9 Estas proyecciones parecen corresponderse con las tendencias ascendentes en los costos asociados con eventos extremos que ya en la actualidad se registran en todo el mundo. Así, en el continente americano, entre 1991 y 2005, los desastres de origen hidrometeorológico costaron cerca de cuatrocientos millones de dólares. 10 Aunque esta cifra resulta impresionante, de acuerdo con los escenarios de cambio climático A2 y B2 las pérdidas que se le podrían atribuir a la influencia de ese fenómeno global para 2100, solo en el caso de Centroamérica, se calculan en no menos de millones, y pueden llegar hasta millones. 11 Una estimación de los efectos del cambio climático para las décadas de 2020, 2030, 2050, 2070 y 2100 elaborada mediante modelos de funciones de producción, indica que habrá impactos negativos sobre la producción agropecuaria, que redundarán en un deficiente suministro de alimentos en la región y además atentarán contra los progresos alcanzados en el ámbito de la seguridad alimentaria; las pérdidas pudieran equivaler a casi 19% del Producto Interno Bruto (PIB) regional. 12 Asimismo podrían intensificarse las sequías en algunas zonas y en ciertas estaciones del año, a causa de la disminución concomitante de las precipitaciones con el aumento de la evapotranspiración, forzada por temperaturas más altas, en América del Norte y Central, entre otras zonas. 13 Dado que, según el Índice de Riesgo Climático de Largo Plazo, 14 Honduras y Nicaragua están entre los diez lugares más afectados por eventos climáticos entre 1991 y 2010, estas conclusiones son de la mayor relevancia para suscitar la identificación y exploración de herramientas, como el pronóstico climático de mediano plazo, que permitan la gestión anticipada del riesgo y complementen las predicciones meteorológicas y los escenarios de cambio climático. De ese modo, se cubren el corto, mediano y largo plazos en cuanto a la provisión de elementos para apoyar la toma de decisiones relacionadas con el comportamiento del tiempo y el clima, y sus implicaciones. Gestión del riesgo ambiental, amenazas y pronósticos 45

3 Gestión del riesgo e instrumentos de política Para favorecer la gestión de la información, la identificación de las funciones y competencias de actores institucionales y sus interacciones, han surgido instrumentos como la Estrategia Regional de Cambio Climático (ERCC), la Estrategia Centroamericana para la Gestión Integrada del Recurso Hídrico (ECAGIRH), la Política Centroamericana para la Gestión del Riesgo (PCGIR) y el Marco Estratégico para la Gestión Integral de Riesgos Climáticos (MEGIRC), que se articula con la Estrategia Centroamericana de Adaptación al Cambio Climático (ECACC). Desarrollados en los últimos años, estos espacios de política son promovidos como reacción a las consecuencias de un desastre, o bien se derivan directamente de mandatos resultantes de lo señalado por los presidentes centroamericanos en las cumbres ordinarias y extraordinarias, sostenidas en 2010 y 2011, en las que reconocieron la vulnerabilidad de Centroamérica ante el incremento de la variabilidad asociada con el cambio climático, así como el riesgo consiguiente. 15 Estos instrumentos de política evidencian un avance más allá del ámbito exclusivamente propositivo, y establecen elementos que buscan garantizar la disponibilidad de recursos para la gestión de las problemáticas vinculadas con el clima. Lograr lo anterior supone utilizar de modo eficiente y eficaz aquellas herramientas especializadas que pueden aportar plataformas de información sistemáticamente recopilada, analizada, para la toma de decisiones y el diseño de instrumentos que contribuyan, más allá del ámbito exclusivamente técnico, a establecer las condiciones para aminorar el peso de las amenazas hidrometeorológicas. Tal información se plantea como estacional, basada en pronósticos climáticos o «perspectivas» que brindan una vía, de entre un conjunto posible de opciones. Tipos de pronósticos y sus aplicaciones La amenaza de origen hidrometeorológico y climático, puede clasificarse en: eventos de breve duración y alta recurrencia; eventos estacionales con efectos de variable gravedad, y eventos extremos de baja recurrencia pero con muy altos impactos. En el primer caso, se dispone de herramientas e instrumentos para producir información a corto plazo, mediante pronósticos meteorológicos de 12 a 48 horas de validez, que permiten alertar ante fenómenos de relativa rápida gestación, cuyos daños pueden ser leves, moderados o severos; por ejemplo, lluvias intensas, huracanes y marejadas de temporal. Dichas predicciones posibilitan contar con sistemas de alerta temprana, así como diseñar respuestas ante emergencias. Sin embargo, esas herramientas no resultan útiles en la planificación de la gestión del riesgo de mediano y largo plazos. Para las necesidades de información sobre este último, los modelos climáticos generan proyecciones basadas en horizontes temporales de décadas, que contribuyen a estimar los cambios en los valores medios de las variables del clima. Con ellos se pueden recrear escenarios futuros sobre los cuales simular el comportamiento de la agricultura, los recursos hidráulicos, la salud, etc., y añadir herramientas específicas a cada caso y escala. Así es posible concebir medidas de adaptación a las condiciones del futuro. Pese al notable avance en las técnicas de modelaje para la proyección de los mencionados cambios, a largo plazo, en variables climáticas, persiste en esos instrumentos un alto grado de incertidumbre que dificulta la utilización de los escenarios climáticos en la toma de decisiones para la adaptación desde el momento actual, y como parte del proceso que dicha adaptación comporta en cuanto a la especificidad y vigencia de las medidas por tomar, de acuerdo con lo que cada escenario implica para cada territorio. Ese argumento surge reiteradamente entre usuarios y decisores, con respecto a la utilidad de las herramientas relacionadas con las proyecciones de cambio climático, en cuanto a la priorización y el tratamiento de la vulnerabilidad contemporánea y la necesidad de comenzar a diseñar procesos de adaptación requeridos por sectores, regiones y comunidades. Según integrantes del IPCC, es muy probable que la estabilización del sistema atmosférico sobre nuevos valores de equilibrio suceda luego de un período previo de mayor inestabilidad, que se manifestaría por medio de una variabilidad climática interanual aumentada. Es decir, para volver a estabilizarse el sistema recurrirá a eventos extremos que podrían magnificar de un año a otro su intensidad física o potencial de impacto, así como los daños que provocan. Lo primero sería resultante de la influencia del cambio climático sobre la variabilidad del sistema global. Lo segundo, de la vulnerabilidad que persiste entre grupos de la sociedad, debido a condiciones estructurales aún no resueltas. 16 La capacidad de reducir impactos mediante acciones preventivas y correctivas, basadas en los pronósticos a largo plazo redundaría en la creación de sistemas más resilientes o con mejor gestión, lo que a la larga, implica una reducción de la vulnerabilidad. La variabilidad del clima entre un año y otro sigue siendo una de las principales preocupaciones en muchas actividades humanas. La adopción de distintas acciones preparativos, rehabilitación, reconstrucción, etc. y de decisiones oportunas para gestionar el riesgo puede disminuir considerablemente los impactos adversos. 46 Patricia Ramírez y Adriana Bonilla

4 Un significativo avance científico y metodológico, apoyado en innovaciones tecnológicas y en una mejor comprensión y monitoreo de los océanos y la atmósfera, ha impulsado en las últimas dos décadas el desarrollo de pronósticos climáticos estacionales (tres a seis meses de plazo) que, si bien mantienen niveles de incertidumbre, constituyen una opción válida. 17 Pese a ello, el pronóstico estacional es menos conocido en comparación con el meteorológico y menos publicitado que las predicciones de largo plazo; en parte se debe a la expectación existente en torno a este último tema y a que los pronósticos meteorológicos abrigan mejores niveles de confiabilidad. Pronósticos de mediano plazo: viabilidad y pertinencia Estas herramientas de predicción permiten gestionar el riesgo en actividades muy sensibles a la variabilidad estacional. Más aún, pueden ser útiles en la planificación de acciones que reduzcan la probabilidad de daño, teniendo en cuenta una escala anual. 18 Lo anterior es relevante si se considera que a nivel de gobierno la planificación es anual y que con mayor frecuencia se contempla la necesidad de disponer de sistemas de gestión susceptibles de adaptarse, en períodos cortos, a cambios en los factores que los influyen, incluido el climático; así, cada vez resultan más flexibles y capaces de modificar las decisiones previamente tomadas. El objetivo es promover mejores desempeños sectoriales y beneficiar la competitividad en sectores productivos y de servicios donde los aspectos económicos son muy dinámicos y los de origen climático añaden presiones a la gestión. En el renglón privado, muchos cuentan con la capacidad y tienen la necesidad de responder, en plazos cortos, a cambios en las condiciones de sus escenarios de producción y desempeño. En consonancia, asumen el clima como factor fundamental en la toma de decisiones y requieren de información técnica que abarca períodos trimestrales o semestrales: previsiones sobre epidemias, la generación hidroeléctrica, la pesca; la identificación de áreas críticas para las temporadas ciclónicas, etc. Si ya un grupo notable de los usuarios de la información climática con fines de aplicación proviene del sector privado, es de esperar que su número aumente, dadas las proyecciones de impactos probables del cambio climático. La importancia de estos aspectos para la seguridad alimentaria y la estabilidad de empleos justifica el desarrollo de criterios de gestión sobre la base de perspectivas climáticas estacionales. A pesar de que es necesario y conveniente mejorar los productos y servicios que se ofrecen con este objeto, la gestión del riesgo ante la variabilidad climática interanual o intraestacional se identifica como viable. Aplicaciones de la perspectiva del clima a la seguridad alimentaria La generación de pronósticos climáticos y su uso en la toma de decisiones, han sido en el último decenio actividades desarrolladas con particular interés por centros de investigación especializados en el clima y los servicios meteorológicos nacionales. Ello fue reforzado recientemente por la creación del Marco Mundial para los Servicios Climáticos nueva versión del Marco de Referencia para los Servicios Climáticos, por parte de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Ambos plantean procedimientos para desarrollar tales servicios, a partir del estado actual en regiones y países, las condiciones institucionales y prioridades para el fortalecimiento de estas organizaciones, así como instituciones de la rama meteorológica y climática que buscan la corrección de asimetrías y vacíos metodológicos y de herramientas. 19 Los ámbitos más relevantes en este proceso global son: la agricultura y la seguridad alimentaria, la gestión de los recursos hídricos, la reducción de los riesgos de desastre y para la salud. Todos ellos se abordan, desde hace más de seis años, en el Foro de Aplicaciones de la Perspectiva del Clima (FAPC) en Centroamérica, lo que constituye un ejemplo de sinergia entre las comunidades de usuarios en los sectores sensibles a la variabilidad del clima y los generadores de información meteorológica y climática. Los primeros pasos se dieron en el año 2000, cuando los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales (SMHN) iniciaron, de manera conjunta, un proceso para la emisión regular y diseminación de datos sobre perspectivas climáticas (conocido como FCAC), conformado por un grupo de trabajo dirigido por el Comité Regional de Recursos Hidráulicos del Istmo Centroamericano (CRRH). 20 La llamada Perspectiva del Clima de América Central es una estimación sobre el posible comportamiento de la lluvia y la temperatura en períodos trimestrales, realizada sobre la base de herramientas estadísticas, comparación entre años similares y análisis de resultados de modelos globales y regionales del clima que, combinados con información local, permiten escalar la información hasta el nivel nacional o el subnacional, o bien de acuerdo con el interés sectorial para cada período o estación; y resolver el desafío de interpretar esta perspectiva para siete países, al brindar un producto común de análisis climático. El FCAC ha consolidado un proceso en el cual se obtienen tres perspectivas climáticas regionales al año (hoy ya cuenta con un total de 38). Gestión del riesgo ambiental, amenazas y pronósticos 47

5 En 2006 se creó el Foro de Aplicaciones de la Perspectiva del Clima para la Seguridad Alimentaria y Nutricional, que debería incidir en la toma de decisiones por parte de instancias sectoriales regionales y nacionales, vinculadas con dicha seguridad y otros numerosos temas. Desde entonces, ha involucrado a organismos especializados en la pesca, agricultura, gestión del riesgo, energía, salud y nutrición, en la interpretación de los resultados de la Perspectiva Estacional del Clima de América Central. Este proceso pone especial énfasis en las regiones afectadas, estacional o crónicamente, por problemas de producción o acceso a los alimentos e identifica acciones pertinentes. De igual modo, el FAPC representa una plataforma de usuarios de la información climática para la gestión del riesgo asociado con el comportamiento del clima. Cada una de sus mesas de trabajo ofrece un producto como el que se presenta en la Tabla 1. Tabla 1. Aplicaciones de la Perspectiva del Clima al sector agrícola (diciembre de 2011-enero de 2012). Belice País Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras Nicaragua Panamá Afectaciones en el cultivo del maíz Posible afectación de las plantaciones en las planicies costeras por la ocurrencia de lluvias por encima de lo normal. Sin riesgo. Sin riesgo. Riesgo de daños poscosecha debido a la humedad por lluvias superiores a lo normal. Posible incremento en el costo de manejo poscosecha del producto. Riesgo en las plantaciones de la región del Caribe por lluvias por encima de lo normal. Considérese un impacto probable en la segunda siembra. Riesgo para la segunda siembra en las Regiones Autónomas del Atlántico (RAAS) por lluvias intensas. Posible impacto en la disponibilidad de productos para la exportación. Riesgo de pérdida de cosechas en la región del Caribe Occidental. Posible impacto en la seguridad alimentaria de las poblaciones indígenas. Fuente: Mesa del Sector Agrícola, XV Foro de Aplicación de los Pronósticos Climáticos a la Seguridad Alimentaria y Nutricional, basado en aportes e insumos técnicos de expertos sectoriales y climatólogos centroamericanos. Lo anterior es acompañado por un mapa y la descripción de las regiones según sea el estimado de la precipitación: normal, por encima o por debajo de lo normal, para la estación bajo análisis. Tal plataforma, con su participación intersectorial, propone medidas para la reducción de impactos, la prevención y la mitigación; promueve el diálogo entre ejecutores ubicados en el nivel institucional; crea alianzas efectivas, sustentadas en el análisis trimestral y en el trabajo conjunto de expertos climatólogos y de los sectores y subsectores mencionados. Esa modalidad se contrapone a los cuestionamientos contra el abordaje sectorial del riesgo y su gestión, que sugiere una escasa transversalización de los problemas asociados con ellos y lo considera un obstáculo para trascender hacia una mayor integralidad del tratamiento de esa problemática. 21 No obstante, en la labor del FCAC y el FPAC, el enfoque sectorial ha probado ser efectivo y coherente para fomentar acciones ante el riesgo climático, precisamente porque ha asumido el esquema de gestión fundamental de los Estados centroamericanos, tanto del sector público como del privado; y emplea mecanismos administrativos y técnicos ya existentes en esos países. Por tanto, si bien la transversalización auténtica de los mencionados procesos sería lo ideal y a ella debe aspirarse, en la actualidad en relación con los riesgos asociados con amenazas climáticas, la información tratada sectorialmente y luego integrada en torno a ejes o temas núcleo, como la seguridad alimentaria, constituye una aproximación válida y viable. Opciones y desafíos para pronósticos de mediano plazo Mediante pronósticos estacionales, el FCAC y el FAPC han propiciado la identificación de medidas que progresivamente pueden contribuir al fortalecimiento de capacidades para promover tanto la adaptación al cambio climático como un mejor desempeño de la gestión del riesgo ante la variabilidad climática actual. La difusión alcanzada por los pronósticos de estos foros, y la expectativa de los usuarios familiarizados con ellos, demuestran la existencia de una significativa demanda y receptividad hacia esas herramientas. La aceptación de las perspectivas climáticas como recursos aplicables para fines sectoriales ha crecido. Estas han sido incorporadas entre los componentes de su modelo de servicios climáticos para ese sector; también se agregaron puntos similares a los que a escala regional maneja el FAPC desde 2006, como la recopilación y síntesis de datos sobre el clima, los cultivos, precios en el mercado local; el análisis y desarrollo de perspectivas de impacto y opciones de gestión; y la comunicación a los usuarios finales. 22 La utilidad del pronóstico o perspectiva de mediano plazo, yace en la capacidad de combinar información 48 Patricia Ramírez y Adriana Bonilla

6 climática y datos del contexto estacional no referidos al clima. En el caso de la agricultura, pueden mencionarse fechas de siembra, áreas de plantación, valores de punto de marchitez, fases fenológicas de los cultivos, entre otros. Si se trata de recursos hídricos, son pertinentes los niveles de embalse, sus caudales de aporte y el consumo estimado para el período. En cuanto a la seguridad alimentaria, es importante conocer la ubicación de las poblaciones en riesgo, cultivos dominantes y períodos de siembra en las áreas más susceptibles a las afectaciones; en el sector de la salud pública, la influencia del clima en la proliferación de vectores potencialmente dañinos, áreas endémicas, sensibilidad a temperaturas altas y bajas, perspectiva sanitaria, etc. Aún falta disponer de las condiciones para que todos los sectores gestionen estacionalmente la información, y así conformar, de manera sistemática, productos integrados a partir de comités técnicos, grupos de expertos, sistemas de información y bases de datos especializadas, capaces de impulsar la interacción entre plataformas de usuarios de diferentes ámbitos. Notas 1. Álvaro Wille y Gilbert Fuentes, «Efecto de la ceniza del volcán Irazú (Costa Rica) en algunos insectos», Rev. Biol. Trop., a. 23, n. 2, Heredia, pp , Véase Allan Lavell, Los conceptos, estudios y práctica en torno al tema de los riesgos y desastres en América Latina: evolución y cambio, : el rol de La Red, Secretaría General FLACSO, San José, Véase CEPAL, La economía del cambio climático en Centroamérica. Síntesis 2010, CEPAL-CCAD-SICA, Santiago de Chile, Véase CEPAL, Istmo centroamericano: efectos del cambio climático sobre la agricultura, CEPAL/CCAD-SICA/Department for Foreign Development (DFID-UK), Santiago de Chile, Véase Patricia Ramírez, La sequía del 2001 en Centroamérica. Un caso para discusión sobre variabilidad y Cambio Climático, CRRH- SICA, San José, Véase SICA, Mitigando los efectos de El Niño: estudio de caso del sector agrícola de Centroamérica, CRRH-SICA/CEPREDENAC- SICA, San José, Los primeros escenarios que empleara el IPCC entre 1990 y 1995 para estudiar el cambio climático fueron evaluados en 1995, y luego modificados sobre la base de la experiencia obtenida en ese período, en relación con las fuerzas que rigen las emisiones de GEI, así como de las metodologías para estudiarlos. Los escenarios A2 y B2 son parte de la «nueva generación» que se formula a partir de 1996 y que reemplazaron los iniciales. Las emisiones futuras de GEI son el producto de muy complejos sistemas dinámicos, determinado por fuerzas tales como el crecimiento demográfico, el desarrollo socioeconómico o el cambio tecnológico. Su evolución futura es muy incierta. Los escenarios son imágenes alternativas de lo que podría acontecer en los años venideros y constituyen un instrumento apropiado para analizar de qué manera influirán las fuerzas determinantes en las emisiones futuras, y para evaluar el margen de incertidumbre de dicho análisis. Véanse IPCC/OMM/ PNUMA, Informe especial del IPCC. Escenarios de emisiones. Resumen para responsables de políticas, Ginebra, 2000; y CEPAL, La economía del cambio climático, ob. cit. 8. Véase IPCC, «Resumen para responsables de políticas», Gestión de los riesgos de fenómenos meteorológicos extremos y desastres para mejorar la adaptación al cambio climático. Informe especial, IPCC/ OMM/PNUMA, Cambridge/Nueva York, Ídem. 10. Véase CEPAL, La economía del cambio climático en América Latina y el Caribe, CEPAL/DFID-UK, Santiago de Chile, Véase CEPAL, La economía del cambio climático en Centroamérica. Síntesis 2010, Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo, Santiago de Chile, Véase CEPAL, Istmo centroamericano, ob. cit. 13. Véanse IPCC, Cambio climático Informe de síntesis, IPCC/ OMM/PNUMA, Ginebra, 2007; «Resumen para responsables de políticas», ob. cit. 14. Véase Sven Harmeling, «Global Climate Risk Index 2011: Who Suffers Most from Extreme Weather Events? Wheather Related Loss Events in 2009 and 1990 to 2009», Germanwatch, Bonn, Véase SIECA, «Declaraciones de la XXXVII y XXXVIII Cumbres de presidentes y Jefes de Estado de Centroamérica», Secretaría de Integración Económica de Centroamérica (SIECA), 2010, disponible en aspx?clasificacionid= Véanse Allan Lavell, Los conceptos, estudios y práctica, ob. cit; y Reducción del riesgo ámbito local: Lecciones desde la de desastres en la subregión andina, Proyecto PREDECAN/Comunidad Andina de Naciones (CAN), Lima, Véase Alejandra Celis y Pablo Forni, «De los satélites geoestacionarios y las boyas oceánicas a los productores pampeanos. La red de generación y diseminación de información climática potencialmente útil para la actividad agropecuaria en la región pampeana», Centro de Estudios Sociales y Ambientales, IDICSO-CONICET, Buenos Aires, Bruce Stewart, «Cómo gestionar los recursos hídricos con la información climática», Boletín de la Organización Meteorológica Mundial, v. 2, n. 60, Ginebra, 2011, pp Véase OMM, Plan estratégico de la Organización Meteorológica Mundial , OMM/ONU, Ginebra, Organismo especializado del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) en el que participan expertos en meteorología, climatología e hidrología, procedentes de los servicios meteorológicos, universidades y la empresa privada. 21. Véase CEPREDENAC, Política centroamericana de gestión integral del riesgo, CEPREDENAC/SICA, Guatemala, Véase Michele Bernardi, «Cómo comprender las necesidades del usuario de los servicios climáticos en el sector de la agricultura», Boletín de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), v. 2, n. 60, Ginebra, 2011., 2013 Gestión del riesgo ambiental, amenazas y pronósticos 49