Argentina: las fallas de un modelo anticuado

Transcripción

1 Instituto Balseiro Beca Instituto Balseiro 2002 para alumnos de escuelas de enseñanza media Argentina: las fallas de un modelo anticuado Emiliano Cortés Llinás Escuela de Educación Media Nº 3 Dr. Benito Juárez Benito Juárez, Provincia de Buenos Aires Septiembre de 2002

2 Argentina: Las fallas de un modelo anticuado A lo largo de este trabajo trataré de reflejar la problemática Argentina sobre la correcta formación de un sistema científico y tecnológico, para ello, utilizaré datos concretos, citaré a distintos autores y brindaré mi opinión sobre el tema. Así mismo, intentaré resaltar las incapacidades colectivas que nos condujeron, en parte, a replantearnos la necesidad de fomentar un inmediato desarrollo científico. Por último, aportaré mi idea sobre como se podría construir una solución racional, accesible e inmediata. Como afirmara el Ingeniero Lucio Lurman (1997), los argentinos estamos perdiendo nuevamente el tren en nuestra historia 1. La forma en la que vinculamos la educación con la formación integral de tecnoburócratas es el principio de nuestro suicidio social, puesto que al primordial papel de la ciencia y la tecnología no se lo logra pensar en forma interdisciplinar, transdisciplinar y aplicable a la realidad como una co-ayuda para tratar de resolver los problemas sociales, productivos y de conocimiento entre otros. A esto debemos sumarle que el preponderante papel de la tecnología frente al capital, demuestra que la sociedad del futuro no solo tendrá un nuevo eje conductor, sino que además, deberá formarse e informarse para explotar al máximo los beneficios de esta nueva era; algo que nuestra sociedad observa como espectadores marginados de una realidad globalizada. Es posible afirmar que capacitarse sobre un futuro previsible, permite afrontar los cambios de forma inteligente, delimitar eficientes líneas de acción y obviamente combatir la ignorancia que es parte del subdesarrollo. Es por eso que nuestra sociedad no puede darse el lujo de prescindir de la ciencia básica y de continuar con este modelo que solo invierte capital para importar tecnología que no sabe utilizar 1 LURMAN Lucio, Otra vez estamos perdiendo el tren en nuestra historia, MATERIALES, Agosto 1.997, Nº 6, p.p 28 a eficientemente. Tenemos que concientizarnos que somos capaces de crear tecnología de calidad para exportar y adaptarla a nuestra dinámica sociedad y sus problemáticas. Pero desafortunadamente, esto sólo puede pensarse como una utopía lógica pero lejana. En primer lugar, la financiación de empresas privadas hacia la actividad científica es escasa comparada a la inversión del Estado, pese a ser éste el mayor obstáculo a derribar por parte de las aún ineficientes campañas del sector estatal. Tras este conflicto y paradójicamente, durante estos últimos años el Estado Argentino ha disminuido el porcentaje del Producto Bruto Interno (PBI) asignado a Actividades Científicas y Tecnológicas llevándolo a un 0,52%, cinco veces menor al de Japón o Estados Unidos, causando esto la disminución de la eficacia y de la eficiencia de nuestro sistema científico y técnico. Inevitable también, es citar que según la Academia de Ciencias del Tercer Mundo la inversión mínima necesaria en un país en desarrollo para asegurar una masa crítica en ciencia y tecnología es del orden del 1% del PBI. Así mismo, este organismo afirma que existe una marcada tendencia a apoyar las investigaciones que tengan aplicación práctica, que ofrezcan rentabilidad como desarrollos tecnológicos. Se posterga entonces a la ciencia básica que no persigue un fin utilitario más allá del conocimiento. Y ese es un gran error, ya que sin conocimiento básico no hay posibilidad de aplicación tecnológica alguna. Además de estos datos en la percepción económica, debemos tener en cuenta el plano social. Según una encuesta realizada por el estudio Mora y Araujo y Asociados (1998) sobre qué piensan de la ciencia los argentinos, revela que el 62% de los encuestados encuentra a la ciencia poco importante en nuestro desarrollo; el 81% opina que en nuestro país se está produciendo poco conocimiento científico y el 72% valora como regular el estado actual de la ciencia en Argentina. Es igualmente desalentador que sólo el 7% de los entrevistados asocie espontáneamente a la ciencia con la calidad

3 de vida; esto revela la existencia de un serio problema. La incapacidad de relacionar la ciencia y la tecnología con las dificultades cotidianas demarca una frontera ideológica que nos lleva a pensar en ciencia como una estructurada forma de hallar conocimientos científicos que no son aplicables a la vida diaria y que por ende no son el camino para solucionar nuestras problemáticas. Sin embargo y pese a existir una Secretaría destinada a la promoción de Ciencia y Tecnología, la escasa divulgación de la representatividad e integración de estos motores del desarrollo queda reflejada mediante los datos ya expuestos. Por otro lado, algo que podría fomentar esta dependencia del Estado para comenzar a socializar la ciencia y la tecnología, es el imprescindible cambio radical que necesita el sistema educativo argentino. Una de las principales problemáticas, es que la supervivencia académica de los países subdesarrollados es muy dura. La constante renovación del personal docente implica tratar de ser el mejor, capacitarse, actualizarse, superarse; siendo éste uno de los principales incentivos para adecuarse al avance de la ciencia. Sin embargo, esto no aparta la característica excluyente de nuestro sistema educativo, ya que varios profesionales similarmente capacitados deben competir para obtener un puesto académico y/o científico, siendo solo uno el que tendrá la posibilidad de lograrlo. Mientras tanto, el resto, deberá continuar autofinanciándose capacitaciones y cursos para tratar de cumplir en un futuro próximo su mayor anhelo: acceder. César Milstein, afirmaba que las universidades deberían ser centros fundamentales de la investigación básica 2, de hecho, y como planteaba anteriormente la correcta formación de un sistema científico es primordial a la hora de analizar la futura sociedad del conocimiento y la información. Por otra parte, Bernardo Houssay, era contrario al divorcio entre la investigación y la enseñanza, algo lógico, ya que quién no 2 En Revista 3 puntos, Charla con César Milstein, Revista 3 puntos, Perfil, Septiembre está al día en su ciencia no puede enseñar ciencia al día 2. Hoy en día, la mayoría de los investigadores básicos trabajan en universidades, no en institutos y no cobran sólo por investigar sino también y principalmente por enseñar. Es entonces cuando queda evidenciado que aquellos investigadores que no logren incorporarse al sistema universitario argentino, tendrán mínimas posibilidades de progreso y trabajo. Si bien opino que es muy favorable que los investigadores enseñen, creo que deberían existir mayor cantidad de centros o institutos que financien adecuadamente a los científicos la posibilidad de investigar sus inquietudes. Pero solucionar nuestra crisis científica, no sólo implica reformulaciones del sistema educativo, existen innumerables errores a subsanar. Uno de ellos, es el adoptar una línea de acción definitiva, ya que es la única forma de impulsar una idea en forma constante y no malgastar el dinero en estrategias individualistas guiadas por partidos políticos de turno. Según Enrico Estefani, este camino debe basarse en la producción de ciencia y tecnología, que es en cierta medida la forma de convertirse en un país de frontera y de generar bienestar. Coincidentemente, el doctor en filosofía Ze`ev Degani, opina que parte de los cambios a realizar en un futuro próximo están dados por el replanteo del rol de la escuela en la sociedad: debe enseñar, primordialmente a crear tecnología y debe brindar la posibilidad de hacer y pensar críticamente 3. Particularmente en Argentina, otra de las características fundamentales para el cambio está dada por la ampliación de nuestra visión de futuro a nivel Nacional, creer que nuestro país puede ser usina de ciencia y tecnología, científicos y tecnólogos. 3 En revista Zona Educativa, Ciencia y Tecnología, Zona educativa, Ministerio de Cultura y Educación de la Nación, Agosto 1.997, Nº 16, p.p. 28 a 41.

4 En un país de 37 millones de habitantes, sería lógico que hubiese al menos investigadores, pero desgraciadamente hay solo Son los investigadores argentinos en el exterior y 600 millones de dólares la inversión del estado en su formación 3. Y es tal vez este hecho, el que desencadene nuestra problemática. Pensarnos colectivamente, creernos capacitados como sociedad e individualmente y convencernos de que la única posibilidad real de progreso es la cadena virtuosa de educación-cienciatecnología, es el primer paso de un extenso camino por recorrer. Reconocer nuestra potencialidad científica y confiar en un reestructurado sistema nacional de investigación y desarrollo, no solo ayudaría a revitalizar nuestro espíritu científico, sino que también alentaría, en parte, las inversiones económicas; un dinamizador para la relación entre ciencia y tecnología. Si somos capaces de crear buena ciencia y tecnología y si logramos encontrar un sistema que permita formarnos correctamente para hallar mejores aplicaciones, las inversiones del sector privado no serán tan difíciles de lograr. Si además tenemos en cuenta que desarrollo y bienestar necesitan ciencia y tecnología, que combatir la ignorancia es imposible sin ellas, al igual que lo es el tratar de aumentar y mejorar la producción y el conocimiento; concluimos entonces que la formación de un buen sistema científico y tecnológico es primordial, necesario e imprescindible en un país con las características del nuestro; y como afirmara Bernardo A. Houssay, somos un país demasiado pobre como para prescindir de la ciencia y la tecnología. Basta con observar los países desarrollados para comprender estas afirmaciones: Japón invierte 3,04% de su PBI en Actividades relacionadas a la investigación y el desarrollo, Estados Unidos 2,66%, Alemania 2,38% y así sucesivamente. Sin embargo, al analizar a los países de América del Sur, vemos una significante disminución: Brasil invierte 0,87% de su PBI, Chile 0,54%, Argentina 0,45%, Colombia - 4-0,24%, etc 4.Pero el problema no es sólo cuánto invertir, sino también en qué. Así, por ejemplo, el forzoso crecimiento explosivo de redes de comunicación que el Estado intenta lograr tras reiteradas inversiones, en los próximos años ocurrirá indudablemente con o sin el aporte estatal, ya que el capital internacional está motorizando este desarrollo. Es entonces cuando cabe preguntarse hasta dónde es lógico y conveniente gastar el magro presupuesto destinado para ciencia y tecnología en comunicación. Internet, por ejemplo, es una herramienta más, que ofrece a quienes están preparados enormes posibilidades de información, de eficiencia en el trabajo e intercambio de bienes y servicios, pero por sí sola no puede aumentar nuestra capacidad científica ni tecnológica. Y aunque inversiones de este tipo no son desfavorables, no creo tampoco que sean primordiales. Sólo me resta agregar que sería de suma importancia describir el contexto internacional que se está desarrollando paralelamente a nuestra crisis científica y tecnológica, ya que no sólo permitiría encontrar causas de este proceso sino también consecuencias. Por citar un ejemplo, es sorprendente pensar que países como Estados Unidos necesitan de nuestros científicos para desarrollar su sistema de Investigación. Es entonces cuando no parece ilógico preguntarse hasta dónde no es favorable para países como éste, que los científicos argentinos sientan que las posibilidades reales de progreso en su país están agotadas. Para concluir, me gustaría dejar en claro que como hemos podido observar nuestra crisis científica y técnica se caracteriza por ser pluricausal y similar a la de un dominó: las fallas en el sistema educativo y la poca concientización de la sociedad en el rol fundamental de la ciencia y la tecnología frente al progreso, son los principales problemas. De ellos deriva la poca inversión y confianza del sector privado en 4 En Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología, Se pone en marcha un plan de ciencia, tecnología e innovación para el año 2003, Datos estadísticos y Gráficos, extraído de el 7 de Junio de 2002

5 investigaciones nacionales, el éxodo científico, etc. De este modo causas y consecuencias quedan interrelacionadas, siendo esto una gran ventaja, ya que logrando solucionar las problemáticas raíces, el resto caducará automáticamente. Como he tratado de reflejar en esta monografía, particularmente creo que la solución pasa por la socialización de la ciencia, el acercamiento ideológico, la confianza y la esperanza; que aunque parezcan caminos utópicos y demasiado económicos no dejan de ser efectivos. Si logramos proyectarnos como fuente generadora de ciencia y tecnología, estaremos ávidos de enfrentar el futuro con ansias de progreso. Finalmente, y pese a tener un sistema científico y tecnológico en extinción y desgastado, creo que nuestro actual estado de investigación y desarrollo es de privilegio, por que contamos con cantidad y calidad de material humano, imprescindible a la hora de emprender el cambio. Está en nosotros lograr actuar colectiva y confiadamente, asumiendo parte de la responsabilidad que hoy nos merece el estar como estamos

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