Las representaciones sociales de los trabajadores sobre los chicos de la calle.

Transcripción

1 VII Jornadas de Investigación de la Facultad de Psicología?Universidad y Sociedad: Avances de la investigación en Psicología?. Facultad de Psicología, UBA, Buenos Aires, Las representaciones sociales de los trabajadores sobre los chicos de la calle. LLobet, Valeria. Cita: LLobet, Valeria (Diciembre, 2000). Las representaciones sociales de los trabajadores sobre los chicos de la calle. VII Jornadas de Investigación de la Facultad de Psicología?Universidad y Sociedad: Avances de la investigación en Psicología?. Facultad de Psicología, UBA, Buenos Aires. Dirección estable: Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons. Para ver una copia de esta licencia, visite Acta Académica es un proyecto académico sin fines de lucro enmarcado en la iniciativa de acceso abierto. Acta Académica fue creado para facilitar a investigadores de todo el mundo el compartir su producción académica. Para crear un perfil gratuitamente o acceder a otros trabajos visite:

2 RESILIENCIA EN CHICOS DE LA CALLE: IMPACTO DE LAS DIMENSIONES ORGANIZACIONAL Y REPRESENTACIONAL DE LAS INTERVENCIONES Becaria: Lic. Valeria LLobet Directora: Prof. Ps. Graciela Zaldúa INTRODUCCIÓN La investigación que presentamos es un diseño exploratorio, cuali cuantitativo, por la cual indagamos las posibilidades de niños y adolescentes en situación de calle para conformar procesos resilientes. Entendemos estos últimos como un proceso que se construye en la interacción, tanto con otras personas como con el medio social, y que posibilitan comprender por qué y cómo algunas personas no se ven seriamente afectadas por procesos de deprivación (Rutter:1998). Se encuentra ligado a las posibilidades de subjetivación propias del trabajo adolescente, particularizadas y mediadas por el Modo de Vida (Almeida Filho:1992). Nos centramos en niños y adolescentes de entre 11 y 16 años, que concurren a dos instituciones dependientes del Gobierno de la Ciudad, ambas con características abiertas, y fundamentadas en la Convención Internacional de Derechos del Niño y del Adolescente. Asimismo, trabajamos con las representaciones sociales (Moscovici, Jodelet:1989) que los efectores portan sobre los niños y adolescentes, sobre su función y la oferta institucional, etc. En nuestro trabajo, esta dimensión institucional organizacional tanto como la dimensión representacional, cobran fuerza como la matriz en la que los procesos resilientes podrán ser construidos o no. Por ello, hemos incluido un tercer programa, de dependencia nacional y con características cercanas a las tutelares, para comparar las representaciones sociales de los trabajadores y la organización de la oferta. En esta presentación, enfocaremos estas dos ultimas dimensiones, institucional organizacional y representacional, por entender que el impacto de las intervenciones dependerá en gran medida de ellas. DIMENSION INSTITUCIONAL ORGANIZACIONAL Las Instituciones abordadas son efectores de políticas públicas para la infancia y adolescencia vulnerabilizada, particularmente niños, niñas y adolescentes en situación de calle. Fueron creadas a partir de la suscripción por parte de nuestro país de la Convención Internacional de Derechos del Niño y del Adolescente, la primera en 1992 y la segunda en La primera de ellas (CAINA) reformula su oferta a partir de los problemas encontrados en el trabajo de Operador de Calle con el que se iniciaron, transformándose en un centro de día al que los chicos concurren voluntariamente entre las 9 de la mañana y las 5 de la tarde de lunes a viernes. Su oferta incluye talleres, escolaridad primaria, aseo y comida, gestión de DNI, etc., con el objetivo de dificultar la permanencia del chico en la calle y lograr que el mismo solicite su derivación, ya sea al hogar familiar como a algún pequeño hogar, si el retorno al primero es evaluado como imposible o no deseado por el chico. 1

3 La segunda institución (HPL) es creada a partir de diagnosticar que algunos chicos no están listos para sostener tanto el regreso a su hogar como la vida en un pequeño hogar, o bien necesitan algún tratamiento médico prolongado, con cuidados especiales (por ejemplo, guardar cama), o necesitan ser protegidos de la calle, si bien no han manifestado querer alguna derivación definitiva. La primera variante, se sostiene en la hipótesis de que muchos fracasos (chicos que se van de los pequeños hogares de regreso a la calle) son explicados por la dificultad de apropiación que supone para los chicos una cotidianeidad diversa a la de la calle, así como la no maduración del deseo de derivación: el chico no lo puede sostener, se suele comentar. La oferta, entonces, de esta segunda institución, será un como sí, un espacio transitorio de reconstrucción de una cotidianeidad hogareña que permita al chico sostener su derivación al hogar familiar o a otra institución. Los niños, niñas y adolescentes derivados por la Institución 1 o alguna Defensoría de Niños y Adolescentes, vivirán durante 30 días aproximadamente, en una casa en donde los convivientes tratan de reconstruir una cotidianeidad normada y reglada similar a la de un hogar. Desde su apertura en Noviembre de 1998, la oferta se ha ido diversificando, incluyendo diversos talleres, apoyo escolar, recreación, y algunos aspectos de asistencia jurídica, en combinación con las Defensorías. Ambas instituciones dependen de la Secretaría de Acción Social del GCBA, forman parte del circuito asistencial no jurídico, y sostienen su oferta y sus intervenciones en la Doctrina de Protección Integral, que construye a niños y adolescentes como sujetos de derechos. La perspectiva adoptada, de las instituciones en sí y como efectoras de políticas públicas, incluye las dimensiones política y económica como materia de la intervención, y no sólo como contexto. En este sentido, diversas son las líneas de problemas encontrados: incomunicación intra e intersector, superposición de la oferta, superposición de dos matrices jurídicas opuestas en el diseño y la implementación de las políticas sociales (Ley y CIDNA), coexistencia de universalidad selectiva y focalización en el diseño de las políticas, utilización de políticas sociales en lugar de políticas económicas, modalidades clientelistas y/o paternalistas en la relación efectores (Estado) y usuarios (Sociedad), inadecuación institucional, programación y diseño de las políticas sociales sin inclusión de la tecnología instalada (instituciones que la implementarán), superpoblación de efectores y ofertas sin previo diagnóstico, etc. Nos centraremos aquí en dos aspectos de estos problemas, algunos de los cuales exceden y atraviesan a las instituciones abordadas, y otros no las toman como actoras sino como objeto. Abordaremos dos aspectos de la vulnerabilidad institucional, que impactan directamente en la capacidad operativa y en la población abordada: financiamiento e inadecuación institucional. Estas organizaciones son estatales, cuentan con partidas presupuestarias asignadas por ley, pero la mayoría del personal es contratado, por lo que se plantea la posibilidad de discontinuidad laboral, así como el retraso en meses del pago de las obligaciones salariales (en ambos casos este año se produjo el pago de los salarios desde el mes de enero inclusive, a partir del mes de junio). Parte de sus recursos, algunos de ellos centrales para la oferta (por ejemplo alimentos para los niños y adolescentes usuarios) dependen parcialmente del circuito de beneficencia privada. La inadecuación institucional plantea en realidad un debate necesario respecto a la solución de problemas económicos con políticas sociales. La asistencia a la infancia y adolescencia vulnerabilizadas por parte de instituciones específicas, sin conexión con los sectores de Salud, Educación y Trabajo, supone la ampliación del círculo vicioso de la pobreza, cuyo efecto reproductivista es significativo. Estos factores inciden directamente en promover un alto nivel de 2

4 frustración y sufrimiento psíquico de los trabajadores, quienes sienten que pueden hacer muy poco, al comparar los logros con las expectativas. Ello impacta en niños/as y adolescentes directamente. En la institución 2, el reclamo por los salarios impagos motivó una huelga de los trabajadores, quienes evaluaron derivar a todos los niños que se encontraban en el hogar, y se negaron a admitir derivaciones hasta que se solucionara la situación. El tercer grupo de trabajadores entrevistado, efectores de un programa de una institución de dependencia nacional (tomado como grupo comparativo), hace dos años atraviesa una situación similar de retraso sistemático en el pago de los salarios. En varias oportunidades niños/as y adolescentes usuarios presenciaron las asambleas de los trabajadores, y realizaban comentarios que daban cuenta de un identificación con los mismos: a ustedes también los cagan, y era vivido como un nuevo maltrato hacia ellos. En estas condiciones, la capacidad de implementar estrategias de intervención promotoras de resiliencia se ve altamente limitada. Las instituciones estudiadas surgen de -y abrevan en- los postulados de la doctrina de Protección Integral. Por considerar a los niños/as y adolescentes como sujetos de derecho resultarían más proclives a aplicar criterios salutíferos y estrategias promotoras de desarrollos resilientes que las instituciones tutelares. Sin embargo el diseño y las modalidades de implementación de las políticas sociales para la infancia y la adolescencia se constituyen en un límite de muy difícil franqueamiento. Por lo mismo, nuestra hipótesis inicial respecto de una diferencia entre instituciones tutelares y no tutelares con relación a la facilitación de procesos resilientes hasta el momento se ve complejizada. Ambos tipos de instituciones operan en el mismo contexto socio histórico, aún cuando las no/tutelares adopten estrategias de mayor calidad y de mejor adecuación a la consideración de niños/as y adolescentes como sujetos de derecho. Por otro lado, estas instituciones, en tanto efectores de una política, no se encuentran aisladas. El circuito de la infancia vulnerabilizada puede comenzar con ellas, pero ninguna se plantea como una instancia definitiva para los niños y adolescentes que concurren, sino como la parte inicial del circuito de asistencia. En la institución 2 el objetivo es la reintegración del niño a su familia o a un Hogar permanente. La mayoría de las derivaciones se han producido dentro de esta segunda opción. Estos Pequeños Hogares brindan alojamiento hasta los 18 años de edad, y varían en la oferta específica de actividades. Suelen ser organizaciones públicas de administración privada (ONG) o religiosas, que cobran una beca mensual del gobierno de la ciudad (entre $600 y $1200) por cada niño asistido. Estas instituciones han firmado un convenio con el GCBA, y fueron, en teoría, evaluadas en ese momento. Luego de firmado este convenio, rara vez alguna ha sido reevaluada. No hay informes que consignen el impacto de las acciones de estas instituciones, ni informes de auditoria que releven el uso de los fondos públicos 1. En general, el seguimiento que hace la institución 2 de los niños/as y adolescentes derivados a estos Hogares es limitado, cuentan con dos personas (Trabajadoras Sociales) afectadas a esta y otras funciones lo que supone una sobrecarga de trabajo complicada por una tendencia a la burocratización del mismo. A continuación, exponemos dos cuadros confeccionados a partir de la información de los legajos de ambas instituciones. En el primero, una muestra al azar de 49 legajos, en el segundo tomamos el total de casos del primer año de funcionamiento. Al confeccionar la matriz de datos, (que incluye 1 Datos obtenidos de charlas informales con el Director de la Institución 1 y con la Directora de la Institución 2. 3

5 otras variables que no presentamos) en ambos casos intentamos respetar las mismas variables. Encontramos dificultades para categorizar algunas de ellas, porque las dos instituciones registran distinta información. Intentamos con ellos indagar la lógica que despliega cada institución al determinar la información que resulta relevante. Es posible que la diferencia de la oferta determine diferencias en la lógica institucional, sin embargo nos parece que operan otras causas por lo que creemos significativo presentarlos. En la Institución 1, aparece priorizado el momento de ruptura del vínculo familiar o de sostén. En la segunda, sólo se prioriza éste al adquirir las características dramáticas de la violentación o el maltrato, manifiestos en el discurso de los niños/as y adolescentes. En primer lugar, porque ofrecen una caracterización de la población, (información poco usual en las instituciones); y en segundo lugar, porque permiten abrir la reflexión sobre algunos problemas institucionales. CUADRO 1: Distribución Por Motivo Consignado De Salida Del Hogar Institución 1 N = 49 % % por Sexo % Total por Sexo Promedio Motivo Total Fem Masc Fem Masc Edad 2 Aburrimiento Discusiones Flia Falta Dinero Familia Golpead Otros Totales CUADRO 2: Distribución Por Motivo De Ingreso Institución 2 N = 87 % % por sexo % Total por Sexo Promedio Motivo Total Fem Masc Fem Masc Edad Abandono Abuso Sexual Definición de Estrat Fuga del Hogar Derivación Judicial Maltrato familiar Protección calle Solicita Ingreso Tratamiento médico Sin datos Totales En la Institución 2 es notorio que el motivo consignado para el ingreso del niño/a o adolescente se corresponde mayoritariamente con los motivos de derivación, relevándose solamente los motivos de 2 Al momento de ingreso a la institución 4

6 salida del hogar que tienen que ver con situaciones de violentación (Maltrato, Abuso sexual y Abandono), los que, según los legajos de la institución 1, no adquieren mayor peso explicativo para los varones, aunque sí para las mujeres. Esta diferencia entre las poblaciones masculina y femenina no aparece en ninguna de las entrevistas a los trabajadores de ninguna de las instituciones. Respecto de la categoría Solicita Ingreso, la misma da cuenta del pedido expreso del niño/a o adolescente, realizado en la Institución 1 y previo a la derivación, que suele ser del tipo Quiero ir a un hogar. Es en este tipo de manifestaciones donde las instituciones justifican la perspectiva de Protección Integral (Convención Internacional de Derechos del Niño y del Adolescente) como su marco de trabajo, pero hasta donde hemos podido indagar, estas manifestaciones desiderativas de los niños no son trabajadas sino tomadas como decisión expresa, comenzándose ahora a explicar algunos de los fracasos de la intervención en la institución 2 (niños/as que volvieron a la calle) por este trabajo pegado a la letra. Las categorías Sin Datos (dato no consignado en el legajo), Solicita Ingreso y Definición de Estrategia del cuadro 2 (Derivación realizada a los efectos de observación del niño/a o adolescente), suman el 51.72% de los legajos. Resulta llamativo que se priorice la perspectiva institucional para el volcado de la información en los legajos. Ello habla tanto de un proceso de burocratización institucional, como de la dificultad para precisar los problemas abordados y la ausencia de instrumentos de diagnóstico y evaluación de mayor precisión que el sentido común. Ademas, en la tarea cotidiana de los trabajadores se expresa un conflicto entre una comprensión que intenta no psicopatologizar los problemas complejos de niños y adolescentes, y la operancia de valores culturales, morales y clasistas en las evaluaciones. Se produce un vaivén entre explicaciones y miradas psi singulares y/o clínicas con aproximaciones más sociales pero sin capacidad explicativa y sustentadas en algún tipo de representación social previa (explicaciones que apelan a la pobreza o al Estado como culpables, etc), pasando por miradas cotidianas, no técnicas, en donde el chico es simplemente un chico. La construcción de indicadores de la evolución de niños, niñas y adolescentes, y de los efectos de la intervención se ve dificultada. DIMENSION REPRESENTACIONAL Nos centraremos aquí en las representaciones sociales operantes en las prácticas de los efectores. 1. Yo me enganché con él (...) él siempre andaba como los perritos atrás mío 2. (...) a mí me conmovió porque estaba con otros chicos drogados (...) durmiendo como pescaditos 3. (...) eran así chiquitos, viste? Una cosita 4. yo los comparo con una fiera (...) si nosotros ya hemos domado a la fiera 5. tenía una personalidad sumamente así, en posición de soberbia, como si fuera de un estado social, de un estamento social que no tenía que ver con la de él, y tenía esos tics de... de... chico venido a más 5

7 En las tres primeras frases, podemos encontrar una construcción afectiva, en donde el afecto positivo está motivado por la deshumanización del niño, el niño natural que aún no es humano, y que habrá que humanizar, domar. Podemos suponer una prevalencia de ideas sobre la infancia como incompletud, pre humanidad, y ausencia de razón adulta, consonantes con las ideas russonianas, presentes en el Emilio: Si los niños entendieran razones, no tendrían necesidad de ser enseñados (...) la infancia es el largo camino que los seres humanos emprenden de la falta de razón (adulta) a la razón adulta (Rousseau, citado por Narodowski:37), así como comeinianas, en tanto la educación es lo que hará humanos a... los seres humanos: Conviene formar al hombre si debe ser tal (...) el hombre será hombre si es formado (Comenius, citado por Narodowski:1999:99) Lo que diferencia a los niños de los adultos es su animalidad, que supone una cierta inermidad, así como irracionalidad. Ello permite juzgar a los niños como víctimas por lo mismo, quererlos- y no culpables, y suponer la intervención como una medida educativa humanizante. En estas representaciones encontramos también las mayores contradicciones con el concepto eje de la intervención, los niños/as y adolescentes como sujetos de derechos. Así como el sustento real de la intervención: educarlos, transformarlos en seres humanos socializados como tales, lo que se desprende de frases como la cuarta aquí consignada. (...) la pedagogía diseña una infancia discriminada en tanto tal en virtud de la constatación de una carencia o de un conjunto de carencias: no posee la autonomía ni el buen juicio ni el tino propios de los adultos. Son cuerpos débiles, ingenuos, manipulables, en formación. (Narodowski:109). Frases como la quinta, marcan por contraste, lo que se espera del niño, precisamente la incompletud, la ausencia de marcas de humanización, y la presencia de marcas de clase. Un niño que se presenta a sí mismo ausente de las marcas esperables de inermidad, es un niño venido a más, un niño en posición soberbia. Pareciera entonces que la condición para lograr empatía con el niño es su construcción como pre humano, y por lo mismo, humanizable por la intervención, en tanto que esta lo considerará como un sujeto responsable, educable y que actúa voluntariamente: 1. (...) es una muestra de que puede recibir ayuda si se dejan ayudar 2. a partir de la voluntad yo creo que todo se puede 3. marcando siempre que el chico está acá porque quiso. Nadie lo trajo, nadie lo obligó, nadie dice se nos ocurrió porque estabas en la calle. Acá esto no cuenta, se trabaja con la voluntad del pibe Una contradicción importante se presenta al pensar que toda la intervención se ha sostenido en la idea-fuerza de la voluntad del niño de dejar la calle, lo que hablaría de un sujeto responsable y que puede tomar decisiones sobre su vida, en oposición a un niño inerme, incompleto y pre humano. Cuando este conflicto aparece, en tanto el niño plantea alguna resistencia a la intervención, se opta por la consideración de él como responsable, recordándole su opción primera como modo de lograr su permanencia. Estas contradicciones no son vistas por los trabajadores. Sin embargo, aumentan frustraciones. Al preguntar en qué circunstancias se han sentido mal con su trabajo, aparecen respuestas relativas al fracaso, al dar todo (para humanizar) frente a la resistencia a ser humanizados por parte de los chicos: cuando les das todo, casa, comida, afecto, y vuelven a la calle, es porque son irrecuperables 6

8 En un movimiento en donde se priorizan tanto la suposición de la voluntad del chico, motor principal de sus acciones, como la eficacia y suficiencia de la cura por amor humanizante y el como-sí del hogar para garantizar el éxito de la intervención. Estos regresos a la calle son difícilmente complejizados, y no son vistos más que como fracasos. Al mismo tiempo, la derivación exitosa es vista como un indicador de impacto de la intervención, pero por la dificultad de su operacionalización así como por una mirada que intenta ser más abarcativa, y también porque redundaría en evaluaciones negativas de las intervenciones, ni se implementa ni se la acepta abiertamente como indicador con lo cual acordamos. A modo de conclusión, podemos afirmar que desde el diseño de las políticas focales hasta las representaciones sociales sobre el tema, resulta sumamente difícil hoy garantizar la calidad de vida y la predominancia de aspectos saludables tanto en trabajadores como en los propios niños/as y adolescentes. El trabajo con y en las instituciones en sus aspectos técnicos y simbólicos, resulta central para redefinir el problema y reflexionar sobre el impacto posible. La promoción de resiliencia es un objetivo en última instancia presente en las instituciones, pero necesita sustentarse en mejores diseños de políticas, en diagnósticos mejor realizados, en equipos mejor pagos y más formados, en trabajadores que tengan la contención técnica y social- suficiente para realizar revisiones de sus propias representaciones sociales, en fin, en espacios institucionales que se piensen a sí mismos como más saludables y gratificantes. 7

9 1. ALMEIDA FILHO, N.: Epidemiología Sin Números, OPS, Washington, KOTLIARENCO, M.: Estado del Arte en Resiliencia. OPS, Washington, MOSCOVICI, S., JODELET, D.: Les Représentations Socials, Paris, NARODOWSKI: Infancia y Poder, Aique, Buenos Aires, BIBLIOGRAFÍA CITADA 8