El misterio de las sombras

Transcripción

1 El misterio de las sombras Qué emoción! Qué emoción! Estoy en un avión con rumbo a la costa Este africana, de camino a una pequeña ciudad turística de cuyo nombre ya no me acuerdo. Desde que hemos empezado a volar no he parado de moverme, de hablar, de pensar en nuestras vacaciones que sentía que iba a recordar toda mi vida Qué emoción! A mi lado, mi hermana Sandra intenta calmarme porque soy un pesado. Pero si la pesada es ella! Todo el tiempo está quejándose y regañándome. Bueno, la verdad es que creo que todas las hermanas mayores son así ya que la de mi amigo Antonio es igual. Mis padres han preferido ponerse lejos de nosotros, tres filas más adelante, porque dicen que les molestamos para dormir. Qué morro tienen! Alguien me ha preguntado si me apetece estar al lado de Pepito Grillo? Bueno, la verdad es que no me puedo quejar porque al fin he conseguido convencerlos de ir de vacaciones a África, mi sueño desde hace mucho tiempo ya que de mayor quiero trabajar en una reserva natural porque me encantan los animales de la sabana, sobre todo las jirafas. Desde pequeño me encantan las jirafas porque siempre he sido más bien bajito y un poco gordito y me parece espeluznante su altura, por su largo cuello que le sirve para llegar a las más altas ramas de las acacias, a las que los otros animales no llegan. Cuando era pequeño mi libro preferido se llamaba Tony, la pequeña jirafa, era la historia de una cría de jirafa que estaba triste porque era la más baja de todas las crías. Un día, se levanta y ve el mundo de otra forma sin saber por qué. Después, el resto de las jirafas se despiertan y ven que ha crecido muchísimo y que ahora es más alto que todas ellas. Siempre me ha emocionado el final ya que cada mañana espero que al despertarme haya crecido tanto que los haya sobrepasado a todos. He caído en la cuenta de que aún no me he presentado: me llamo Miguel y tengo 14 años. Vivo en Madrid desde que nací y no hay mucho más que contar. Llevo una vida muy normal, demasiado normal. Me gustaría que me pasara algo interesante que pudiera contar a mis amigos de vuelta al instituto, como estas vacaciones que prometen ser excepcionales. Después de cinco horas de viaje, aterrizamos por fin. No me pude estar quieto desde que 1

2 dijeron que ya íbamos a tocar tierra. Nos bajamos del avión y fuimos a buscar las maletas. Después cogimos el coche que habíamos alquilado y pusimos rumbo al hotel. Nos perdimos unas cuantas veces por el camino pero al final conseguimos llegar. El personal, muy amable, nos condujo hasta nuestro bungalow, un poco apartado del resto. Era un sitio muy agradable, con habitaciones muy grandes y cómodas. Desde la ventana de mi habitación, se podía ver a lo lejos el Océano Índico, una sábana azul turquesa, casi transparente que llegaba hasta el horizonte y más allá. Desde la ventana de la cocina, se podía ver la sabana. Era un paisaje muy llano en el que se podía ver hierba seca, amarillenta y bastante alta. De vez en cuando había alguna acacia o algún baobab. En el horizonte se podían distinguir unas colinas. El cielo era de un color azul clarísimo, casi blanco cerca del horizonte y cuanto más se subía la mirada, el azul se volvía cada vez más profundo, hasta ser casi azul oscuro. Después de colocar nuestras cosas y de comer algo, fuimos a disfrutar de nuestro primer safari. Nos montamos en un coche como los que hay en las películas y el guía se puso al volante. Al principio, no vimos ningún animal. El guía nos explicó que era porque aún estábamos demasiado cerca de la ciudad y que los animales temían a los humanos. Todos hablábamos animadamente y teníamos prisa de ver algún animal. De repente, vi algo moviéndose. Les dije:!mirad, mirad, allí hay algo! y todos miraron en esa dirección pero ya nada se movía. Todos me miraban pidiendo explicaciones, Sandra empezó a reírse de mí y todos siguieron. Estaba muy enfadado y decidí que si veía algo, no se lo diría. Continúe mirando ávidamente por la ventana porque necesitaba ver una jirafa, quería cumplir mi sueño! Después de dos horas, empezaba a desesperarme cuando creí ver una jirafa que me miraba desde detrás de una acacia. Creí volverme loco cuando me imaginé que me estaba guiñando el ojo. Dónde se ha visto a una jirafa guiñar un ojo? Puede que fuera por el calor insoportable dentro del coche o por el sol que me cegaba, pero me pareció real. Qué raro Unos pocos minutos después, vimos una especie de laguna muy sucia en la que se estaba bañando un hipopótamo. Toda mi familia estaba encantada, hasta el guía sonreía diciendo Qué suerte habéis tenido, no se ven con facilidad!. Yo estaba encantado y le miraba embobado. Nos paramos al lado de la laguna pero el guía no nos dejó salir porque decía que los hipopótamos podían 2

3 ser peligrosos ya que eran imprevisibles. De todas formas, noté algo un poco raro: el hipopótamo, desde su baño nauseabundo, no paraba de mirarme a mí, y eso que mi hermana intentaba llamarle la atención para tomarle una foto. Pero nada: el hipopótamo miraba, imperturbable, hacía mí. Cuando desistió mi hermana y le hizo una foto de lado, el jeep siguió la excursión. Cuando estábamos llegando al final del paseo, salió un antílope de la nada y atravesó el camino dando saltos majestuosos. Después, se paró en seco y nos miró. Bueno, en realidad me miró a mí. Mientras todos lo observábamos maravillados, un elefante llegó pesadamente por detrás y se paró a unos metros del antílope. Produjo un sonido que, como el guía nos explicó, se llamaba barrito, sonido que los elefantes utilizan cuando están asustados. El antílope se dio la vuelta y al verlo, se dirigió hacia él. Éste volvió a emitir un barrito y ambos se dieron la vuelta y se marcharon. Nos miramos todos con cara de sorpresa. Hasta el guía estaba muy extrañado por la escena que acabábamos de presenciar. Buscó nerviosamente un cuadernillo entre sus cosas y anotó algo en él. Después volvió a poner el coche en marcha. Nadie habló durante el resto del camino, todos estábamos absortos en nuestros pensamientos. Cuando llegamos al hotel, a mis padres y a Sandra ya se les había olvidado tan extraño episodio y volvieron a hablar como siempre. Pero yo seguía dándole vueltas y no conseguía entrar en sus conversaciones rutinarias y aburridas. Después de cenar, mis padres y mi hermana intentaban ver la televisión en una lengua extraña. La verdad es que eran bastante graciosos intentando repetir lo que oían. Pero yo seguía obsesionado por el antílope, el elefante, el hipopótamo y sobre todo, por la jirafa así que preferí ir a leer a mi cuarto. Era un libro de aventuras. Es el género de libros que más me gusta porque me imagino todas las aventuras que les ocurren a los protagonistas y me parece que las vivo de verdad, que son reales. De repente levanté los ojos de mi lectura y miré por la ventana. Caray, el cielo estaba completamente naranja! Me puse en pie y fui hasta la ventana. Era la puesta de sol más bonita que había visto en toda mi vida, el cielo tenía diferentes tonos de naranjas y cuanto más hacía arriba se miraba, más oscuro era el naranja. Me dirigí a la cocina, a ver el anochecer de la sabana. Me quedé maravillado, 3

4 lo más bonito era que solo se veían las sombras, de color negro azabache, de la sabana. Majestuosamente, la silueta del baobab gigante surgía en el cielo anaranjado. Pero qué era lo que había al lado del baobab? Desde allí no veía muy bien pero me parecía que era la silueta de una jirafa, lo hubiera jurado! Y a su lado, pero si también había otras siluetas de animales: un hipopótamo, un antílope y un elefante! Me froté los ojos a ver si era verdad, pero seguían ahí! Me sorprendió mucho toda esta historia con los animales y me empecé a poner nervioso. Decidí ir a ver la televisión con mi familia para intentar cambiarme las ideas. Seguían igual que antes, con el programa en lengua desconocida. Cuando llegué apagaron la tele y dijeron que había que irse a dormir para tener fuerzas para el día siguiente. Vaya, y yo que quería estar acompañado para no angustiarme más! Así que me fui a mi habitación y me metí en la cama. Inexplicablemente, me entró sueño de repente. Ya estaba más tranquilo. De repente, me desperté al oír un ruido extraño. Todavía medio dormido, me dirigí a la cocina a por un vaso de agua. Allí, miré por la ventana y vi sombras justo delante del bungalow. Me entró un poco de miedo. Ya me iba a volver corriendo a mi cama cuando me ganó la curiosidad. Pensé que los protagonistas de mis libros de aventuras, en este tipo de situación, saldrían valientemente fuera a descubrir el misterio de las sombras, título del libro de una posible aventura. Así fue como salí a ver qué eran esas sombras. Al cabo de unos cuantos metros, volví la cabeza y me di cuenta de que ya no veía el bungalow. Seguí avanzando valientemente y en un momento pisé una cosa peluda. Oí: Ten cuidado, hombre!. Me quedé helado y sin poder moverme. Quién me estaba hablando? Por fin, los vi. Estaban los cuatro que ya había visto: la jirafa, el hipopótamo, el elefante y el antílope. Estaba petrificado, un animal me había hablado! La jirafa me estrechó la mano y me dijo: Hola, qué tal? Me llamo Jorge y estos son mis amigos: Miriam, la hipopótama más maja que hay en todo África; Amalia, la elefanta más miedica pero maternal del mundo; y Lope, el típico antílope insensato y con un sentido del humor bastante malo pero muy simpático. Y tú, cómo te llamas? Seguía sin poder moverme ni decir nada por la impresión. Amalia se compadeció: Pobrecillo, qué susto le hemos dado! No te preocupes, hijo, que no te vamos a hacer nada. 4

5 Jorge le recordó Miriam, no todo el mundo tiene esa motivación desbordante que tienes tú! Bueno, cómo te llamas? Me Me llamo Miguel conseguí finalmente responder. Qué bonito nombre! respondió Miriam. Pero, es Mi-guel o Tu-guel añadió Lope riéndose. No te preocupes por él, siempre hace bromas patéticas añadió Jorge al verme un tanto sorprendido. Bueno, Miguel, hemos venido a preguntarte algo Sí dijo Miriam, queríamos pedirte una cosa pero antes queremos que veas algo. Súbete a Lope, así llegaremos antes. Además el pobre no lleva zapatos como todos los humanos, se va a hacer daño en los pies agregó Amalia, tan maternal como siempre. Nos pusimos en marcha con un rumbo que aún desconocía. Por el camino, todos se interesaban por mí y todos me cayeron muy bien, sobre todo Jorge que era muy simpático y porque era una jirafa, mi animal preferido! Con sus bromas malas, Lope, era bastante gracioso. Se llamaba así porque Lope es la abreviatura de Antílope. La pobre Miriam se cansaba mucho ya que como buena hipopótama, estaba un poco gorda y el ejercicio le cansaba mucho. Amalia era también muy conmovedora ya que era tan maternal que siempre tenía miedo de que nos pasara algo. Al atravesar el camino que cogen los coches de los guías del safari, Jorge se tropezó. Es que íbamos muy rápido! culpabilizó Miriam. Espera, te ayudo a levantarte. Estás bien? Claro que no, cómo va a estar bien? Seguro que se ha roto algo Y si un animal le ataca, aprovechando su vulnerabilidad? dijo Amalia con tono desesperado. Pero que no me pasa nada! aseguró Jorge Es que me he resbalado con algo Mirad, una cámara de fotos que algún humano ha dejado caer! Anda! Pero si es la de mi hermana! grité yo debía de estar desesperada buscándola. Qué bien que la hayamos encontrado! Pero espera, por qué no nos hacemos una foto todos juntos de recuerdo y luego se la devuelves? Así tendrás un recuerdo de nosotros dijo Miriam. Qué buena idea! gritamos todos. 5

6 La foto quedó genial: pusimos el flash (porque es de noche) y el temporizador para que apareciéramos todos en ella y después miramos cómo había quedado en la pantalla. Después, nos volvimos a poner en marcha y pronto llegamos a una valla. Mira Miguel dijo Jorge, desde que te vi esta tarde en el safari, me di cuenta de que serías capaz de comprendernos. Allí afuera esta nuestra vida, la de verdad con nuestras familias y manadas. En esta reserva natural, los turistas creen que vivimos en nuestro hábitat natural, pero eso es falso. No vivimos naturalmente entre vallas! Por eso te pedimos que nos ayudes a escapar. Así que era por eso! Querían pedirme que les ayudara a escapar! Era el límite de la reserva. Se veían algunos animales del otro lado, libres. Tomé rápidamente mi decisión. Claro que os voy a ayudar! Qué tengo que hacer? contesté bajo sus miradas emocionadas. Pues es muy fácil siguió Jorge, nosotros te ayudamos a saltar la valla. Después, vas hasta la caseta que hay enfrente y coges la llave del vigilante, que seguramente estará dormido. Cuando tengas la llave, vuelve hasta la verja. Caminaremos de cada lado hasta llegar a una puerta que está en la dirección de los bungalows. Y así lo hicimos. Me ayudaron a saltar la valla, fui a buscar la llave que tenía sobre la mesa el vigilante dormido, volví a la verja y caminamos durante largo rato hasta una puerta grande que abrí con la llave robada. No hubo ningún contratiempo. Amalia lloraba de emoción, Lope saltaba diciendo:!soy libre, soy libre!, Miriam sonreía, absorta en sus esperanzas de futuro y Jorge me daba las gracias una y otra vez. A la hora de despedirnos, todos estábamos muy tristes. Me dijeron que para volver al bungalow solo tenía que volver a entrar en la reserva, volver a cerrar la puerta y seguir el camino. Les dije que no se preocuparan y que disfrutaran mucho de su vida en libertad. Terminamos de despedirnos y creo que todos soltamos alguna lágrima de emoción. Les vi alejarse y de vez en cuando se daban la vuelta y me daban las gracias. Me acabo de despertar. Ya no me acuerdo de lo que pasó después de que nos despidiéramos. Acabo de ver la cámara de fotos, sobre la mesilla de noche. La enciendo y veo que no hay ninguna foto de Jorge, Miriam, Amalia, Lope y yo. Mi cabeza me da vueltas y no entiendo nada. Qué es verdad, qué es mentira? Y si todo esto solo ha sido un sueño? Y si en realidad no he ayudado a escapar a esos animales tan simpáticos? Ya me parecía a mí raro que hablaran Seguro que todo esto era un sueño y ya está. Reconfortado, me levanto de la cama y me doy 6

7 cuenta con sorpresa que mis pies están llenos de tierra Alicia TORRES-GOMEZ, 3ème E, Categoría A Collège de l'esplanade, 20 rue de Londres, Estrasburgo, Francia 7