Defensa del Grado o Licenciatura, Postgrado y Doctorado en Antropología Social y Cultural.

Transcripción

1 Defensa del Grado o Licenciatura, Postgrado y Doctorado en Antropología Social y Cultural. Borrador presentado por Ignasi Terradas Saborit (Universidad de Barcelona) 1. La Antropología Social, Cultural o Ciencia Etnológica (según tradiciones disciplinares británicas, americanas o francesas) es actualmente una Ciencia Social normal para un país desarrollado y complejo en su interior, y en sus relaciones con el exterior. 2. Hay que reconocer que la Antropología es una obra prototípica de la civilización occidental en su madurez intelectual. La Antropología significa el saber ponderado de diversas formas de vida de la humanidad, y significa también la capacidad de la civilización occidental en su desarrollo realista y meditado de la tolerancia, la educación para el mundo, y el entrenamiento para la recepción de cualquier fenómeno humano. 3. En Estados Unidos, Inglaterra y Francia, la Antropología ha sido necesitada y respetada por todas las demás profesiones de alcance social. De este modo, siempre ha habido un apartado de conocimiento y experiencia reservado a la Antropología. 4. La Antropología se ha desarrollado especialmente en Inglaterra, Estados Unidos y Francia como una disciplina necesaria para que los demás profesionales dedicados a la sociedad (médicos, abogados, psicólogos, etc.) pudieran obtener asesoramiento en todos aquellos casos de compromiso para una civilización entre civilizaciones diversas, o de conocimiento pormenorizado de los problemas de relación y coexistencia entre distintos modos de vida social y simbólica. 5. El conocimiento antropológico es un saber que no puede improvisarse. Es fruto de un patrimonio que crece incesantemente con trabajos etnográficos e interpretaciones teóricas. El patrimonio intelectual de la Antropología es eficaz en el diálogo y la cooperación con otros profesionales dedicados a la sociedad, porque descansa sobre un rigor metodológico y un saber empírico y teórico análogos. Es decir, que el profesional de otra disciplina reconoce al antropólogo en Estados Unidos, Francia o Inglaterra porque éste discurre con él, con el mismo ritmo de reflexión y aportación de datos e interpretaciones. Esto es así porque ambos han estudiado en carreras análogas: sometidas a los mismos ritmos y duraciones de aprendizaje, corrección y acumulación crítica de saber. 6. Estas carreras análogas que producen a los profesionales dedicados a la sociedad y cultura de países como Estados Unidos, Francia o Inglaterra, y que hacen que puedan trabajar conjuntamente y mantener la madurez intelectual de sus respectivos países, son las licenciaturas, grados y postgrados con cursos troncales bien asentados y actualizados.

2 7. Esta educación universitaria básica es indispensable para producir verdaderos profesionales: personas conscientes de la suficiencia y limitación de los conocimientos, de la pertinencia de los métodos, de cómo valorar la eficacia de las teorías, de cómo hablar bien con cualquier otro profesional. 8. Lo anterior va unido indisolublemente con lo que el antropólogo ofrece al ejercicio de las demás profesiones dedicadas a la sociedad y la cultura: un bagaje que configura toda una carrera. Exponemos sus contenidos fundamentales en los puntos 11, 12 y La Antropología comienza con el conocimiento etnográfico del mundo. Naturalmente, la riqueza etnográfica es afortunadamente tal, que ningún departamento puede cubrir con equidad el conocimiento etnográfico del mundo. Ahora bien, hay que hacer todo lo posible para que el alumno tenga conciencia de dicho patrimonio y pueda documentarse con eficacia. Y las asignaturas del grado en Antropología deben cubrir por lo menos algunas muestras etnográficas sólidas de las grandes poblaciones humanas de la tierra. La gravedad de la madurez intelectual en Estados Unidos, Inglaterra y Francia, en lo que concierne a la Antropología, ha sido debida a una formación suficientemente dilatada para conocer las grandes áreas etnográficas del mundo. La especialización debe hacerse con posterioridad a esta asimilación etnográfica del mundo. En esto debemos reconocer que determinadas relaciones coloniales o postcoloniales han facilitado quizás excesivamente la redundancia en unas áreas etnográficas en detrimento de otras. En España, precisamente, este defecto va teniendo fácil remedio. Nuestra falta de desarrollo nos ha impelido hacia un mayor mundialismo intelectual, sesgado sólo, y con muy buenos frutos, por la tradición postcolonial española en América. Los antropólogos españoles estamos estudiando más tradiciones internacionales, a la vez que vamos construyendo la nuestra. Pero, en cualquier caso, la formación de grado en Antropología Social debe reunir el conocimiento etnográfico del mundo, vinculado a determinadas teorías antropológicas. Esto es, fundamentalmente: el complejo etnográfico australiano con sus teorías de Parentesco, Religión y acceso a la tierra. El polinésico y micronésico, con sus teorías de comunicación física y económica, y sus sistemas políticos altamente diferenciados. El melanésico con sus teorías de reciprocidad, agregación cultural y sistemas simbólicos. El de Nueva Guinea con sus teorías de formación política, expresionismo simbólico y ecología cultural. El de China con su peculiar teoría de linajes y personas, y formación del Estado. El de Japón con sus teorías interpretativas del Parentesco, la Religiosidad y el Mercado. El Centroasiático, con sus teorías de etnogénesis, difusión y creatividad religiosa. El del sudeste asiático, con sus teorías del poder del ritual, el aprovechamiento ecológico y la irreductibilidad de lo político. El del Próximo Oriente, con sus teorías de persistencia cultural y religiosa, pragmatismo local, imponderables conflictivos y conglomeración

3 política. El eslavo y de la Europa del Este, con sus teorías de Parentesco nacional, subordinación política, movimientos revolucionarios e identidades muy localizadas. El de la Europa occidental, con teorías de reductos y grandes difusiones culturales, de la autonomía de la vida civil y de la crisis constante de todas las ideaciones de comunidad. El de la América del Sur y Central, con las sucesivas reinterpretaciones de lo indígena vivido y expresado; con las teorías de la política y economía locales, muy cambiantes en su articulación con el resto del mundo. El de América del Norte, con la mayor polarización cultural, entre el pasado indígena y colonizado, y el presente, mundializado y altamente conflictivo. El de los mundos africanos: África, que desde los orígenes de la humanidad presenta la mayor variedad humana en poblaciones contiguas. Quizás el continente que mayores desafíos ha presentado y sigue presentando para todas las teorías antropológicas. El hecho de que allí donde la visión económica se proyecta con mayor homogeneidad, y en cambio la antropológica revela mayor heterogeneidad, significa toda una lección para la educación adulta de Occidente. En la actualidad, en África, la Antropología descubre y valora adecuadamente aquellos bienes humanos que otras profesiones actualmente, la Economía- reducen excesivamente. La Antropología, como el Derecho y la Medicina, está llamada a subsanar las reducciones groseras del trato material entre los pueblos, algo sin lo cual Occidente se pierde como civilización. Hay que paliar un exceso, que sólo el cuidado y la escucha, atentas y pacientes para cada caso, para cada persona si es necesario, (como hacen la Medicina y el Derecho), pueden subsanar. El conocimiento etnográfico del mundo es el fundamento para cualquier quehacer antropológico. Y este conocimiento debe estimarse según dilemas, conflictos, valores y ejemplos de alto significado ético. Se trata de aprender de otros pueblos, y aprender también de nosotros mismos en este contexto mundial. Sin este conocimiento universalizable y culturalmente abierto, la Antropología deja de existir como tal. Pierde la excelencia del objeto que la hace estimable para las demás profesiones dedicadas a la sociedad y la cultura. La aplicación de la observación, la conversación y la convivencia el trabajo de campo - a fenómenos triviales o mezquinos deprime nuestra disciplina y la aboca a su desprecio, así como de lo que estudia. 10. El aprendizaje de la metodología propia de la Antropología: relacionada siempre con su objeto de estudio, el conocimiento de la variedad de modos de vida y expresiones culturales de la humanidad. Es así como el trabajo de observación directa, conversación y convivencia es imprescindible en unos casos, y en otros, el estudio detallado de fuentes primarias y secundarias. La metodología, como en cualquier otra disciplina de ciencia, requiere el ejercicio del conocimiento y el reconocimiento incesantes, con el fin de familiarizar con una práctica. Por esta razón debe haber un curso de

4 educación metodológica durante todos los años del grado o licenciatura. La formación de grado debería culminar con un trabajo de investigación que permitiera ejercer y corregir el método apropiado y la disposición intelectual para abordar dicho método. 11. La plena conciencia del significado de las teorías antropológicas y su formulación para otros profesionales dedicados a la sociedad y la cultura. Sólo una formación que en conjunto abarque unos cinco o seis años puede formar al estudiante para hacerlo capaz de dialogar con otros profesionales, con responsabilidad intelectual y conciencia de sus limitaciones. La formación culminante de la teoría se aborda en las asignaturas troncales, las cuales deben impartirse por dos cursos (con lo cual el mínimo de años del grado sería de cuatro años: sumando las materias etnográficas, las teóricas y la troncal de formación metodológica para cada año). Las asignaturas troncales que deben impartirse, en series de dos años cada una, deben ser: 1.Antropología Ecológico-Económica, 2.Antropología Político-Jurídica, 3.Antropología Ritual-Religiosa, 4. Antropología Simbólico-Estética, 5. Antropología del Parentesco. 6 Historia de la Antropología. 12. La Antropología es pues una disciplina que se aprende en toda una carrera universitaria en el sentido pedagógico del término. 13. Las especializaciones de la Antropología se trocan en impresiones someras sin esa formación universal anterior. 14. En España lo más sensato es el desarrollo y consolidación de grados, licenciaturas, especialidades de postgrado y doctorados en Antropología allí dónde puedan impartirse con responsabilidad intelectual y competencia profesional. 15. Como para cualquier otra ciencia social, no pueden imponerse a la Antropología criterios válidos sólo para las ciencias cuyas proposiciones, cálculos y experimentos se hacen con ideas, datos y procesos metodológicamente discretos. Lo cual permite informar constantemente de resultados de quehaceres levemente modificados. Esto es lo que lleva a la idea de productividad científica, lo cual es un despropósito para la Antropología. 16. La evaluación en Antropología, como en las demás disciplinas afines, debe surgir a partir de la consolidación del oficio de Antropólogo, equipado con todos los enseres empíricos, metodológicos y teóricos propios. Sólo entonces, surgen buenos modelos de quehacer antropológico. Con éstos crece la crítica, la cual sólo puede, y debe ser, cualitativa (argumentada con datos, método y teoría). Esto es lo propio de las ciencias dedicadas a la sociedad y la cultura. 17. Los postgrados deben culminar la formación del grado. No pueden ser especializaciones dedicadas ya a problemas concretos. Esto debe ser así, porque el conocimiento etnográfico debe plantearse en los postgrados junto con actualizaciones críticas de la metodología.

5 18. El doctorado debe mantenerse con la titulación en Antropología Social y Cultural. Toda especialidad debe recaer sólo en el título de la tesis. Esto es debido a la variedad posible de conocimiento especializado en Antropología, y a la necesidad de no convertir esa posibilidad, siempre abierta, en una necesidad cerrada y en un oportunismo caduco. 19. Los planes de estudio de todos los grados y especializaciones de Antropología deben someterse a los criterios de rigor en la progresiva adquisición de conocimiento y responsabilidad intelectual, igual que en dedicaciones análogas a la sociedad (Derecho, Medicina). El diálogo con los demás profesionales debe ser reconocido recíprocamente por un mismo nivel de exposición y responsabilidad intelectual. 20. Por lo tanto, debe reducirse drásticamente la actual dispensación de títulos de grado, especializaciones y postgrados en Antropología. Sólo deben hacerlo los departamentos con una plantilla capaz de formar profesionales de acuerdo con los criterios expuestos. Las demás titulaciones expedidas por departamentos (tanto públicos como privados) incapaces de formar profesionales no pueden aceptarse. Y al igual que sucedería entre profesionales de la medicina o la abogacía, estos títulos deben ser tratados académicamente y legalmente como intrusos en la profesión y viciados por un fraude intelectual. Asimismo, debe derogarse cualquier orden antiacadémica de cantidades excesivas de alumnos por profesor y cualquier otra necedad local contra la docencia eficaz y responsable. 21. La Antropología, como el Derecho y la Medicina, debe plantearse como una necesidad propia de una civilización madura, decidida por la autoridad de lo indisponible para consolidar esa civilización como tal, no por el interés de una demanda u oferta de mercado. 22. La Antropología se presenta socialmente como la capacidad entrenada para hacer frente a cuestiones de contraste pormenorizado entre culturas y sociedades diversas, y para entender los casos localizados y muy específicos de vivencia de la sociedad y la cultura. Su nivel debe ser siempre interprofesional. 23. La interdisciplinariedad debe pues constituirse en pie de igualdad en la formación y en la exigencia de prestaciones profesionales. Es por ello que debe atenderse la formación del antropólogo como la del médico o jurista: con un conocimiento descriptivo y analítico de los materiales universales de la profesión, y un conocimiento reflexivo y crítico de las explicaciones y teorías fundadas sobre estos materiales. De este modo, la interdisciplinariedad fomenta el progreso de las distintas profesiones de un modo recíproco y responsable.