DE LA PULSIÓN A LA DERIVA 1 EVA LERNER

Transcripción

1 DE LA PULSIÓN A LA DERIVA 1 EVA LERNER Quiero agradecer a Alberto Franco la oportunidad de volver tomar la palabra en esta querida institución que es para mí Mayéutica. Los analistas no estamos ajenos a encarnar en el lazo social las consecuencias segregatorias del parlêtre agrupado. Cada Escuela o institución, tiende a exaltar algún trazo diferencial que queda elevado así a la categoría del Ideal. De este modo el que no comparte ese trazo es cuestionado, a los fines de afirmar el trazo propio y encontrar el confort que da la pertenencia. Formarse por fuera de las instituciones no exime, a los que se forman, de la vana astucia de estar libre de ello, pagan con privarse del diálogo que, cuando es fecundo nos permite avanzar. Suelo decir Los dentistas también tienen caries pero en tanto se trata del porvenir del psicoanálisis, es una resistencia que cada tanto conviene interrogar e intentar atravesarla, porque las caries son comunes, no por eso son normales. Voy a abordar el tema de hoy en ese contexto para poner en juego algunos puntos que nos permitan el debate. Seguimos estudiando y mucho porque no sabemos. Y está bien que así sea. Pero también estudiamos mucho porque buscamos en los seminarios de Lacan -quien, a diferencia de Freud citó muy pocos ejemplos clínicos propios- a ver si encontramos algo más que nos ilumine lo que aún es oscuro en nuestros consultorios y esto es el fin del análisis. Últimamente llegué a escuchar algunos desvíos respecto a lo que pensamos del fin del análisis porque como no se cumple lo esperado, le damos vueltas y vueltas a la teoría y terminamos cuestionándola, en lugar de aceptar que no hay relación sexual entre teoría y clínica y algo estamos haciendo mal. Uno de los desvíos que habita nuestra polis, por ejemplo, es decir que es un ideal del fin del análisis pretender que el analizante se vacíe en la cura de su fantasma y por ende ceda la encarnadura imaginaria del objeto a de su fantasma. 1 Este trabajo fue leído en Mayéutica, Institución Psicoanalítica, por invitación de Alberto Franco, 11 de noviembre de

2 No sabemos qué destino final tendrá la deriva pulsional? Quién no es necio y se ha recostado varias veces en un diván y comprobando que no llegó su fin, vuelve a pasar una vez más y una más, debe por fuerza encontrarse con la pregunta acerca de lo incurable. Pero lo incurable en cada uno por ser de estructura, no es lo mismo que lo que aún no tuvo modificación de su fantasma y se sostiene en su síntoma y aún padece y espera poder hacer algo con eso. Todos seguimos estudiando y estudiando, y es sin embargo el imperativo superyoico, que comanda la invocación al saber en estos encuentros, lo que nos aparta de lo que enunciamos cuando intentamos hacer del psicoanálisis una práctica de lo real. Tratamos, y ninguna reunión de analistas, por ahora, está libre de ello, tratamos, decía,de encontrar la relación sexual que no hay entre clínica y teoría. No resulta más que una mera exposición memoriosa, que en verdad admiro porque las palabras que diré seguramente estarían mejor avaladas si hubiera traído una alocución en este caso, periodizada, del concepto de pulsión, que es lo que están trabajando Uds, que me legitimara para que me vuelvan a invitar. Ya me invitan lo suficiente así, y en cada institución amiga, aún en la mía propia, se demanda, aunque no se enuncie, la identificación a un trazo. Elegí por eso pasar directamente a poner en acto mi preocupación en este tema. No por ello paso por alto que es precisamente la pulsión lo que es tan difícil de ubicar después del desarrollo borromeico de Lacan y es lo que vengo a proponerles para el debate. Con esto digo que no periodizaré, mas no estaré ajena al último tiempo de la obra de Lacan y a sus consecuencias en la clínica. Ya me son ajenos algunos textos freudianos masticados por Lacan y elaborados de otro modo. Pero tengo incorporado, porque Lacan me nutrió con ello, la genalogía de algunos conceptos, así como nos ocupamos de la genealogía del síntoma en cada analizante y no por investigar en el retorno discursivo la procedencia del síntoma desde la abuelita, avalamos su continuidad, más bien aspiramos a hacer algo con 2

3 eso. Ya no entiendo la pulsión como Freud y mi reflexión no será ajena a que Lacan va más lejos que Freud con su concepción de lo real, de modo que cuando los postulados freudianos restan sólo atravesados por la lógica fálica como en la roca viva con las propuestas de Lacan de un no-todo fálico, vamos más lejos. Aún no fuimos más lejos de lo interminable del análisis.y Análisis terminable e interminable es prueba de las dos. Siempre me gusta hacer con Lacan lo que Lacan hizo con Freud.,no siempre lo logro. Ser freudiano para Lacan fue romper la cronología freudiana. Intento ser lacaniana del mismo modo. De todos modos no quisiera dejar de recordar que el creador de discursividad y el que funda el campo es Freud, Lacan es quién lo recrea. Entiendo que nuestro campo es, aún freudiano. Entremos en el problema para el que estamos convocados. Es en el Seminario 23 que Lacan enuncia a la pulsión como deriva. Deriva es un término de la náutica que se refiere a lo que impulsa a un barco fuera de su curso.en muchos lugares de sus seminarios propone llamar deriva a la pulsión. Lo dice incluso, el trieb o lo que podríamos mejor llamar deriva. Pensé en principio- apoyada en la metáfora náutica - que si un barco corre el riesgo de irse a la deriva, por fuera de un curso deseable, se trataría de amarrarlo. Pero un curso deseable por quién? Ahí ya debemos situar al sujeto de deseo. El barco, por su impulso o inclinación a moverse, aún sin un horizonte al cuál llegar, por los vientos o por las olas, se iría a la deriva. Sólo podríamos evitar tal destino de dos modos : 1) fijándolo o amarrándolo a algún muelle en el caso de pretender que no vaya a la deriva o 2) manejando su timón por un curso prefijado. Ya tenemos una primera diferencia entonces: la pulsión acéfala de sujeto, no por ello 3

4 ajena a él, porque aunque esté fuera mirando,la frase es gramatical, y si cumplió su recorrido se ha articulado al fantasma. El fantasma es sostenido en una estructura lógica y oficia de soporte a la pulsión. Diríamos entonces que la pulsión es gramatical y que el fantasma la doma. En el fantasma ya tenemos entonces las coordenadas del sujeto y del objeto. El sujeto como efecto, ha sido afectado por las amarras del falo. Pero no por eso está conduciendo su nave. La cuestión es dar cuenta del pasaje de la pulsión al objeto a, que porta en su estatuto imaginario el objeto pulsional. Voz y mirada, si se cumplió el pasaje por el falo, de los objetos de la demanda el oral y el anal, a los objetos del deseo. El sujeto a la altura del Seminario 9 está en deux endroite, en dos ámbitos. 1)El $: sostiene su sitio en las vueltas de la demanda, ça place,está emplazado, sin relación al objeto, se pone ahí 2) El $: está alienado en el lieu, en el lugar del objeto en tanto lugar en la estructura. El objeto está siempre en relación a. Ese juego no simétrico entre sujeto y objeto es lo que llamamos fantasma.$ ^ a Esto es lo que se despliega en el Seminario 14 de La lógica del fantasma y donde Lacan acuña de Hegel el concepto de goce, porque en el Seminario 11 Los cuatro conceptos fundamentales el montaje es el desmontaje de sus partes, es la versión freudiana reabierta. A la altura del Seminario 17,de L envers es en el Discurso del Amo, bajo la barra que encontramos como relación de impotencia la relación del $ al objeto a y es recién en el discurso del analista, sobre la barra que esta impotencia se situará recién como imposibilidad. El análisis consistiría en avivarse que lo que parecía impotencia es imposibilidad, pero para eso se deberían producir primero al menos dos vueltas del análisis. Mi propuesta conlleva entonces lo que voy a desplegar a continuación atravesada a esta altura por las concepciones borromeicas y habiéndolas dejado caer, ya que el nudo es un 4

5 recurso escritural nada más, porque en matemáticas puedo hacer más cosas que en psicoanálisis. Además no es demostrable la teoría para el psicoanálisis, lo único demostrable es la matemática. Yo puedo hacer algo en el consultorio y sólo après coup puedo teorizar acerca de qué hice, o acá mismo mostrar qué hago en el consultorio y Uds dirán qué hice! Es abrevando en la clínica de los tres registros que comprobé que siempre el ramillete pulsional en transferencia está presto a mostrar, sobre todo en la repetición, su estatuto desligado de la lógica fálica y es función del análisis su amarre. Este amarre no es ajeno a los pertinentes enlaces de la pulsión, al amor y al odio ya que la pulsión debe completar su recorrido para ser capaz de accionar al deseo. Esta diferencia de mundo que da el sentimiento de amor y odio Lacan la llamó senti-mentalidad. La propuesta de Lacan que es que sólo por amor puede el goce condescender al deseo. Freud llamaba a eso, renuncia pulsional. En : La Conquista del fuego Freud relata como el hombre de las cavernas -quién gozaba sobremanera de apagar el fuego con su orina- sólo por amor podía resguardar el fuego con la renuncia pulsional, para mantener tibia la cueva de sus cachorros. Pagaba con ello. Es en el horizonte del amor y del odio que los destinos pulsionales encuentran su amarre y lo que eran las tres polaridades freudianas toman un curso diferente en el mapa de navío de los tres registros. Si bien fundamentalmente es arribando al acto sexual que algunas cuestiones del fantasma terminan por consistir, no es por la gesameltesexualtriebe freudiana, o reunión pulsional para un fin genital destinado a la procreación lo que perseguimos en la ruta del análisis. Es en la escena del acto sexual donde se juega el fantasma de cada partenaire porque la escena amorosa es el escenario privilegiado donde se despliega el fantasma. El origen del fantasma es el camino ineludible en el análisis para situar el destino pulsional que es siempre en el horizonte del amor y del odio. 5

6 Toda demanda siempre es demanda de amor. Y toda pulsión en su deriva o desamarre es tributaria de la muerte. Liquidar la demanda de amor es, a mi entender, una posta ineludible del análisis, que rectifica las posiciones del accionar deseante. Uno tributario de todo lo que hace a la unificación del eros, es decir a las ligaduras y el otro tributario de todo lo tanático, es decir a todo corte o separación. Y un resto, siempre un resto, inamarrable, tope de lo Real, de lo cuál no hay saber. En este punto quisiera hacer mención,pero es otro tema, que la construcción freudiana de lo visto y lo oído aportan al análisis la malla ficcional necesaria a agujerear. Para que no hay relación sexual sea el fundamento del hablante, debe haber eficacia del amor en los tres registros anudados en el abrazo de los cuerpos. Diría solamente que sitúo desde el tiempo de la escritura borromeica a las pulsiones en lo real del registro imaginario. Es decir 1)en la ex -sistencia de lo Imaginario, inmixión amorosa del Otro en un soma biológico que hacen de un cuerpo un cuerpo pulsional 2) además sitúo, en el agujero, es decir en lo Simbólico de lo imaginario, el trazo unario, producido por el asentimiento amoroso del Otro del trazo en el que el sujeto se cuenta y se descuenta del Otro, ya que sin asentimiento lo unario y lo uniano no se articulan, y la consistencia de lo imaginario, la unificación narcisística, del narcisismo agujereado, se produce si el amor pasa, referido a la castración del Otro. Los tres registros del amor agujerean, ex-sisten y dan consistencia también a lo simbólico de la lengua, de la filiación y de la muerte,las tres consistencias de lo Simbólico. Los tres registros del amor agujerean, ex -sisten y dan consistencia a las tres consistencias de lo Real, como vida y en el tope que lo Real le hace a la palabra. Los tres registros del amor agujerean, ex sisten y dan consistencia a las tres consistencias de lo Imaginario como cuerpo. Habría que repasar los tres registros del odio pero muy en borrador diríamos el odio 6

7 en lo Imaginario como reverso del amor o como resultado de la tensión especular con el otro, en lo Simbólico tributario de la separación y en lo Real en el horror de los genocidios. Si en el parlêtre no están ligadas sus diferentes posiciones discursivas a las tres vertientes del amor y también del odio, en transferencia., (y esa es la diferencia del amor y del odio para la religión) el destino pulsional queda desligado del horizonte imaginario de estos afectos, que se unifican precisamente en la consistencia imaginaria, que produce a posteriori no hay relación como fundamento. No hay relación sexual es una consecuencia de inconsciente, transferencia repetición y pulsión. Por eso es importante situar los alcances y límites de la deriva pulsional. Por eso no es concepto fundamental. Es fundamento del deseo si se logra llegar a eso. Es un camino de la cura. La neurosis y el fantasma lo evitan. Por eso ofertamos la vía de la transferencia, presencia real, un cuerpo de alguien, ahí, vacío de fantasma pero con alma, que si consigue en la experiencia del amor y del odio que el analizante se efectúe en su acto y además de allí pueda caer, habrá estado analista. La cuestión que resta interrogar, es si su efectuación se inscribe o no, en el discurso. 7