Valoraciones Generales al proceso y al contenido del Plan Director.

Transcripción

1 VOTO PARTICULAR DE LA COORDINADORA DE ONGD Y DE LAS ONGD PRESENTES EN EL CONSEJO AL DICTAMEN DEL CONSEJO RELATIVO AL PLAN DIRECTOR DE LA COOPERACIÓN ESPAÑOLA Antecedentes Para la Coordinadora de ONGD (CONGDE) y las ONGD presentes en el Consejo de Cooperación (Acsur-Las Segovias, Intermón, Manos Unidas y Solidaridad Internacional) miembros también de la CONGDE-, el Plan Director constituye un documento especialmente importante. Lo es para nuestro trabajo directo en los programas y proyectos que cofinanciamos con el Gobierno central, pero sobre todo su relevancia reside en que este Plan es el que fundamenta y orienta toda la cooperación española en los próximos cuatro años. Como organizaciones con voluntad de transformación social que trabajamos para favorecer unas relaciones Norte Sur más justas y equitativas (Código de Conducta de las ONGD de la CONGDE) debemos contribuir, entre otras cosas, a que el conjunto de la ayuda al desarrollo española se oriente de forma decidida y exclusiva a la erradicación de la pobreza y el desarrollo humano sostenible, a que su volumen crezca de forma significativa y que su calidad mejore. La Ley de Cooperación constituyó un paso adelante para la cooperación española. Sin ser la que todos hubiéramos deseado, la Ley marca una tendencia clara en los principios y objetivos de la cooperación. Sin embargo su escaso desarrollo en numerosos ámbitos concretos nos ha hecho depositar en el Plan Director la expectativa central de concreción de la Ley en forma de estrategias y objetivos vinculados con los recursos necesarios para su consecución. Esta expectativa justifica el intenso trabajo realizado por la CONGDE, tanto en esta etapa del Plan como en la anterior, a raíz de la propuesta presentada por el Gobierno en 1999 y que contó, tras intensos debates y mucho trabajo, con un consenso amplio entre diversos agentes y ministerios en el seno del Consejo de Cooperación. Valoraciones Generales al proceso y al contenido del Plan Director. 1. Constatamos que se han dado una serie de reuniones y cruces de documentos entre el gobierno y los diferentes agentes de la cooperación. Sin embargo creemos que el proceso de discusión del Plan Director no ha tenido el tiempo suficiente para llevar a cabo un debate intenso sobre el Plan. Entendemos que el Plan no es un mero documento político sino que debe ser la herramienta estratégica principal de la cooperación española y como tal debería haber sido sometida a un debate más amplio y abierto. Somos los primeros en considerar la urgencia de dotar a la cooperación española de un Plan Director y hemos estado dispuestos a trabajar con rapidez en el mismo, pero a pesar de ello, su importancia y el hecho de que la nueva propuesta se alejara tanto de la anterior, hubieran requerido un debate más profundo. 2. La CONGDE valoró la primera versión de este Plan remitida a finales de Julio de como un retroceso respecto a la propuesta anterior y a la doctrina recogida en la Ley de Cooperación. En ese momento solicitamos la vuelta a la propuesta anterior del Plan o, en todo caso, la incorporación de una serie significativa de elementos de esa propuesta al nuevo Plan. Indicamos también una serie de comentarios y aportaciones de diverso calado a la nueva propuesta de Plan. Nuevos comentarios, continuación de los anteriores, se aportaron a partir de las nuevas versiones del Plan. Remitimos a estos documentos para un análisis más pormenorizado de las valoraciones de la CONGDE sobre el Plan.

2 3. Consideramos que a lo largo del proceso de discusión del Plan y en sus sucesivas versiones, se han incorporado un número de enmiendas y comentarios realizados por la CONGDE y por otros agentes a las diferentes versiones del Plan. Valoramos positivamente este aspecto de la negociación y la voluntad del equipo de la SECIPI de trabajar sobre las versiones del Plan introduciendo cambios en el mismo. Este hecho ha contribuido a suavizar algunos aspectos especialmente duros de la primera versión y a incorporar ciertos elementos de una mayor sintonía con el consenso general en la cooperación internacional al desarrollo. 4. Las incorporaciones no han sido mayoritarias respecto las aportaciones de la CONGDE, ya que una parte de los capítulos del Plan no se han tocado desde la primera versión y de la misma forma, la mayor parte de las enmiendas en las que solicitábamos la retirada y sustitución de partes del Plan, han sido desatendidas. 5. En la última versión conocida del Plan (31 de Octubre de 2000) creemos que se recogen una serie de elementos positivos. La selección de prioridades transversales y sectoriales es razonable y coherente con la Ley de Cooperación, aunque su desarrollo y concreción en el Plan Director sea desigual y en ocasiones demasiado limitado (p.ej. necesidades sociales básicas). El marco geográfico es también consistente con la Ley y el hecho de querer avanzar hacia la concentración geográfica de la AOD española es loable. Los países programa seleccionados son los esperables, salvo alguna excepción como el caso de China, justificado sólo como destino de los FAD y en el marco del interés comercial prioritario para este Fondo. A lo largo del texto del Plan se pueden encontrar diversos párrafos con afirmaciones y orientaciones positivas, vinculadas con compromisos internacionales o con tendencias asumidas por los diversos agentes de la cooperación. 6. En los siguientes puntos de este voto particular se recoge la posición de la Coordinadora sobre algunos de los capítulos más significativos del Plan. En su conjunto creemos que el Plan Director carece de consistencia, en parte por la incorporación de nuevos elementos, contradictorios con otros originales que se han mantenido y que poco tienen que ver con la Ayuda al Desarrollo, y en parte por el escaso desarrollo de las diversas estrategias e instrumentos y de su vinculación con recursos y con otros elementos que posibiliten su desarrollo. Este último hecho convierte el Plan más en un documento político que en una herramienta estratégica para la cooperación. 7. En resumen: la falta de consistencia, unida al marco presupuestario del todo insuficiente, a ciertas orientaciones que permanecen en los puntos introductorios y a lo recogido sobre instrumentos como el FAD o la condonación de Deuda Externa, provocan que la Coordinadora de ONGD se sienta muy distante de este Plan Director en la última versión conocida. Introducción y orientación del Plan 8. Tal y como indicábamos, se han incorporado diversos párrafos nuevos a partir de la primera versión del Plan. En ellos se recogen algunos elementos vinculados con tendencias y acuerdos internacionales asumidos por la comunidad de donantes. Sin embargo el escaso desarrollo de estos elementos, su vaga argumentación y el mantenimiento de un número significativo de párrafos de la primera versión, derivan en una introducción inconsistente, donde la orientación comercial está muy presente.

3 9. La experiencia de las ONGD en nuestro trabajo directo en los países donde cooperamos, nos muestra que la liberalización económica, que defiende el Plan, es con mucha frecuencia una fuente de exclusión en estos países y en absoluto un mecanismo de distribución de la riqueza. El énfasis en la liberalización comercial, en el sector privado y los flujos de capital, en el libre comercio como el lugar por el que gira el círculo virtuoso del desarrollo, no concuerda con nuestra visión del problema de la pobreza y es contradictorio con otros puntos del Plan. Solo con la apertura de mercados en el mundo desarrollado a los productos del Sur algo que no se defiende en los ámbitos de decisión comercial por el mismo Gobierno español-, con el crecimiento de los mercados globales y las mejoras en la productividad, no se erradicará la pobreza, y en ocasiones, según como se apliquen estas políticas, se ahondará en el alcance de la misma. 10. De la misma forma, no podemos aceptar que se justifique un presupuesto limitado de AOD para predicar con ejemplo de austeridad fiscal, la misma austeridad que se promueve en los países del Sur. Si a la falta de recursos públicos nacionales para gasto social en los países empobrecidos se le une la caída de la ayuda pública al desarrollo, será la mejor garantía del hundimiento de los pobres servicios sociales básicos existentes hoy en los países del Sur. 11. En general, y a pesar de las incorporaciones, los primeros capítulos del Plan se alejan de los argumentos asumidos por la comunidad internacional de donantes y recogidos en varios documentos suscritos por el Gobierno español (como el Shaping the 21st Century del CAD). En ellos, además de concretar objetivos, se hace una definición de la AOD como una política pública destinada a dar oportunidades y seguridad a la población empobrecida. Una política cuya orientación no depende de los intereses políticos o económicos del donante, sino de lo más adecuado para lograr el objetivo de acabar con la pobreza. FAD y Deuda Externa 12. Creemos que en estos dos ámbitos el Plan Director es especialmente negativo ya que no avanza en ninguno de los aspectos que consideramos indispensables de cara a la mejora de la calidad de la ayuda, también a través de los instrumentos gestionados por el Ministerio de Economía. El hecho de que lo recogido finalmente en el Plan haya sido lo dictado por este Ministerio, sin posibilidad de mayor debate o aportaciones desde otros ámbitos refleja la falta de voluntad del Gobierno de cambiar la forma de gestionar estos instrumentos. 13. El FAD mantiene en el Plan Director el mismo enfoque que data de sus orígenes en 1976, un enfoque que ha sido criticado varias veces en sus informes por el CAD. No hay referencias que claramente marquen este Fondo como un instrumento esencialmente de cooperación; y más bien se destaca en primer lugar su objetivo de fomento de la exportación a través del carácter ligado del instrumento. La sugerencia del CAD de abrir un debate en España sobre el grave problema de la ayuda ligada no se recoge en el Plan. No se avanza lo más mínimo en la manera de integrar este instrumento en el conjunto de la cooperación española teniendo en cuenta además lo puramente burocrático del reglamento que desarrolla el artículo 28 de la Ley de Cooperación-. Tampoco hay indicaciones sobre la evaluación de los proyectos realizados, algo que en teoría se está haciendo ya pero de lo que se desconoce por completo sus resultados. Por último, el único aspecto positivo de la primera versión del Plan, la limitación del FAD al 10 % del mismo en el total de la AOD en el 2004, ha sido eliminada en esta última versión del documento.

4 14. En cuanto a la Deuda Externa, lo recogido en el Plan es un breve enunciado de lo que actualmente hace el Gobierno. No se puede deducir de estos párrafos lo que el Gobierno platea como política de tratamiento de la Deuda Externa, algo especialmente grave si se suma el efecto de la Deuda en los países del Sur a la sensibilidad demostrada por la sociedad española por este tema, recogida por la Campaña Deuda Externa, Deuda Eterna? y por la Consulta Popular que recogió más de 1 millón de votos a favor de la cancelación de la Deuda. 15. El Plan no indica cómo se hará el tratamiento de la Deuda Externa desde una óptica de desarrollo, integrada en la cooperación, y no sólo desde una visión puramente financiera. El Plan tampoco apuesta por una política activa y comprometida de condonación de deuda que contribuya a acabar con este lastre y que al menos asegure la cancelación del 100 % de la deuda bilateral concesional. Por último la referencia, recogida en la primera versión, a la posibilidad de contar con una partida adicional proveniente del FAD para facilitar la actividad en este campo, ha sido eliminada en esta última versión. Marco Presupuestario 16. Queremos destacar que no podemos aceptar el horizonte presupuestario de la AOD española previsto en este Plan, ya que nos parece por completo insuficiente. Los millones previstos para el 2004 situarán la AOD en ese año, como estimación, entre el 0.25 y el 0.26 % del PIB (según la evolución de la inflación y el crecimiento de la economía). La referencia central del volumen de AOD debe seguir siendo el porcentaje sobre el PIB, asumido de forma muy amplia como criterio internacional y reflejo del esfuerzo que hace un país para contribuir, desde el crecimiento de su riqueza, a la solidaridad internacional. El porcentaje sobre el PIB debería por lo tanto haberse indicado en el Plan Director, algo que no se hace, para poderlo comparar con el objetivo del 0.7 %, asumido en varias ocasiones por el Gobierno español y recogido por todos los partidos políticos al firmar el Pacto por la Solidaridad en Consideramos el 0.35 % como el porcentaje que debería haberse alcanzado en este Plan como senda para avanzar de forma creíble hacia el 0, No podemos comprender el incremento producido para el año 2001 y el estancamiento que se genera en los tres años siguientes del Plan. Son muchos los ministerios que prácticamente permanecen estancados a lo largo del Plan, incluyendo Asuntos Exteriores. 18. Consideramos que los instrumentos que se deben primar en la cooperación española además de la cooperación descentralizada-, son los que gestiona el Ministerio de Asuntos Exteriores, por lo que creemos que el crecimiento de los fondos de este Ministerio es extremadamente limitado. Es en las partidas que gestiona este Ministerio, las menos aleatorias de la AOD, en las que el Gobierno puede y debe mostrar su voluntad política de dotarse de unos recursos suficientes en cooperación internacional. 19. Mantenemos una posición de duda respecto al origen de los millones del Ministerio de Defensa y especialmente de su adecuación al cómputo como AOD según el CAD. 20. La distribución de los recursos en función de objetivos, estrategias e instrumentos es muy limitada y debería haber tenido un desglose mayor en el Plan. Una distribución tan general como ésta resulta poco comprometida a la hora de asignar los recursos a los objetivos fijados en el Plan.

5 21. En la distribución geográfica queremos recordar el compromiso anunciado por el Presidente Aznar en la reciente Cumbre UE-África de El Cairo de duplicar en esta legislatura la AOD no reembolsable destinada a Africa. Según el Plan Director este compromiso no se cumplirá al estar la AOD bilateral con Africa Subsahariana estancada en mil millones. 22. En cuanto a la distribución sectorial, queremos destacar el excesivo peso del sector infraestructuras y desarrollo económico un 32 %- máxime teniendo en cuenta que se trata de la AOD no reembolsable. Se entiende que con la reembolsable (FAD y microcrédito) este sector subiría aún más. Otras valoraciones 23. Ayuda Multilateral. Este es uno de los capítulos que ha incorporado más cambios a lo largo del desarrollo del Plan. El contenido final, atenuada en parte la orientación estrictamente comercial que aparecía en la primera versión, es un enunciado corto de lo que el Gobierno hace. Claramente no hay una opción clara por potenciar la cooperación multilateral especialmente la no financiera- pero incluso en estas circunstancias consideramos inaceptable el estancamiento de la partida de contribuciones a las Agencias de Naciones Unidas, tal y como figura en el marco presupuestario. Echamos en falta la opción de combinar la cooperación bilateral y la multilateral así como una apuesta clara por tener un mayor papel en la definición de políticas de estas instituciones. 24. Necesidades sociales básicas. Este sector constituye un ejemplo claro de la falta de definición del Plan Director, ya que se desconoce de qué manera y con qué estrategias e instrumentos se pretende potenciar esta prioridad sectorial. Creemos que es muy limitado realizar un mero listado de los subsectores dentro de este ámbito, sin entrar a detallar el trabajo de cada uno ni los acuerdos y compromisos internacionales que respaldan una opción decidida por la salud o la educación básica. El objetivo fijado en el Plan de alcanzar idealmente el 20 % de la AOD en este sector no lo consideramos suficiente ya que la referencia es a la AOD bilateral no reembolsable cuando el compromiso del Gobierno es llegar a este porcentaje de la AOD total. 25. ONGD. Tras las sucesivas modificaciones del Plan, creemos que este capítulo ha incorporado elementos más definidos respecto a la orientación de la reforma de las bases de financiación a programas de ONGD. Nos preocupa la referencia a la contribución de recursos privados, algo que según la forma como se haga, puede causar dificultades en un sector aún joven como el de las ONGD españolas. Nos parece lamentable que no se haya indicado la cifra que alcanzará el programa de cofinanciación con ONGD al final del Plan, máxime teniendo en cuenta que esta cifra sí se ha indicado en la mayor parte de los instrumentos de la ayuda. Por último, esperamos en el futuro próximo tener la posibilidad de mantener un diálogo intenso y pausado con la Administración de cara a la reforma de este instrumento. 13 de Noviembre de 2000