JESUCRISTO SACERDOTE VICTIMA Y ALTAR. 1.1 JESÚSCRISTO SACERDOTE (Amor)

Transcripción

1 JESUCRISTO SACERDOTE VICTIMA Y ALTAR Se pl a sm a com o Compr omiso Perspec va Víct ima Cam bi ar A t r avés d e Al t ar Condiciones Sit uación J S V A Sacer dote Relaciones Pr áct icas 1.1 JESÚSCRISTO SACERDOTE (Amor) Praxis que establece relaciones, (comunión, solidaridad), vincula, acerca, da sentido (Heb 13, 15-16) SER SACERDOTE EN LA SANTIDAD DE CRISTO SACERDOTE Lo nuclear de la Espiritualidad de la Cruz: Cristo, sumo y eterno Sacerdote. Yo debo modelarme con Cristo, bajo dos aspectos que son la misma cosa: Cristo sacerdote y Cristo crucificado. El aspecto más grandioso de Cristo es su sacerdocio que tiene por centro la cruz. (CC. 44,149) 1. LOS ANTECEDENTES La Institución El sacerdocio del A.T. fue una iniciativa de Yavé Dios. Fue escogida una de las doce tribus que pasó a ser la tribu sacerdotal : Ex. 29,8. El sacerdocio es un regalo que les doy (Nm. 18,7). La Consagración 1

2 El sacerdote era el hombre consagrado al Señor; lo cual implicaba una dedicación total al servicio de Yavé. Había una ceremonia de consagración e investidura: Lv. 8,7-13. Se formó así aquella idea ( ideal?) del sacerdote como hombre separado, el hombre que estando cerca de Dios, dedicado a su culto, quedaba distanciado del pueblo al que servía. Las exigencias personales La santidad del sacerdocio era una exigencia fundamental. En las observancias religiosas de Israel había personas sagradas, lugares sagrados y objetos sagrados. Sagrado (Kadosh) equivalía a santo. (Lv. 21,6). La pureza era otro requisito derivado del objeto del culto; las cosas santas ofrecidas a Yavé. El sacerdote debía cuidarse de contraer todas aquellas cosas que producían una impureza legal: no debía tocar un cadáver (ni siquiera el de su padre), no podía contraer matrimonio con una divorciada, no debía entrar en lugares impuros, observar continencia si estaba de turno en el servicio del templo Las funciones Lo que aparece con más frecuencia en el A.T., como propio del ministerio sacerdotal, es el culto. Los sacerdotes ofrecían a Yavé los sacrificios y ofrendas presentadas por el pueblo con ocasión de las fiestas o por situaciones personales: sacrificio por el pecado, acción de gracias, o cumplimiento de un voto (Lv. 24, ; 9,22-23; Ex.30,7-8). Era competencia de los sacerdotes la enseñanza y la interpretación de la Ley: Dt. 33,10. Está inscrito en el código de las obligaciones y derechos de los sacerdotes (Lv. 10,11). El conocimiento de la Ley fue profundizándose hasta llegar a convertirse en una ciencia especial que dominaban los escribas y doctores, muchos de ellos eran de la tribu sacerdotal. Después del destierro, consecuencia en gran parte de la sinagoga, la instrucción quedó como patrimonio de los doctores (rabinos) y el culto de los sacerdotes. Los sacerdotes del A.T., como jueces, tenían una función que alcanzaba a las situaciones de justicia, de salud y de conducta moral. La judicatura ponía al sacerdote como última instancia cuando surgían conflictos personales: se hacía como decía el sacerdote, él tenía el fallo, de él era la última palabra. Todos los litigios tenían una connotación religiosa. Se trataba de establecer la justicia delante de Dios. (Lv. 17,8-10). Unos doscientos años antes de Cristo la judicatura quedo organizada en un cuerpo que ejercía la máxima autoridad religiosa ante todo Israel: el Sanedrín 1. Jesús fue juzgado y considerado reo de muerte por la mayoría del sinedrio. El sacerdocio del A.T. condenó a Jesús, el Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza. 1 El Sanedrín se componía de ancianos, no necesariamente de la tribu sacerdotal, de escribas que mayoritariamente eran del partido de los fariseos y de los sumos sacerdotes retirados. Eran en total 70 miembros, más el Sumo Sacerdote en funciones. 2

3 2. LA NOVEDAD-ORIGINALIDAD El tema del sacerdocio de Cristo constituye la gran originalidad de la Epístola a los Hebreos. Ningún texto del N.T., fuera de Hebreos, atribuye a Jesús el título de sacerdote o sumo sacerdote. La tradición evangélica no usa esos títulos aplicados a Jesús; los reserva únicamente para el sacerdocio levítico. Las interpelaciones A primera vista, en tiempo de Cristo y de la Iglesia primitiva, no se percibía ninguna relación entre la existencia de Jesús y la institución sacerdotal: A) La persona de Jesús no se presentaba con carácter sacerdotal. Jesús no pertenecía a la familia sacerdotal. Era de la tribu de Judá (Hb.7,14), por lo tanto no era ni podía ser sacerdote según la Ley (8,4). Por otra parte, Jesús nunca, durante su vida terrenal, pretendió ser sacerdote ni ejercer ninguna función sacerdotal. B) El ministerio de Jesús no tenían carácter sacerdotal. Su ministerio se desarrolló más bien en la línea profética y no en la sacerdotal. Se consideró a sí mismo como un profeta, cuando explicó la incredulidad de sus paisanos de Nazaret, diciendo: Ningún profeta es bien recibido en su tierra (Lc.4,24). De hecho fue considerado como tal por la gente que le veía realizar signos y prodigios: Un gran profeta ha surgido entre nosotros (7,16). C) La muerte de Jesús no aparece como sacrificio ritual. No tuvo nada de relación con los sacrificios sacerdotales o rituales. La muerte de Jesús fue todo lo contrario: un castigo legal, la ejecución de una condena a muerte, algo totalmente opuesto a un sacrificio. La muerte de un condenado más bien era una maldición (Dt. 21,23; Ga. 3,13). Por tanto, el acontecimiento del Calvario no tenía nada de ritual no de sacerdotal. Cómo se explica, entonces, la doctrina sobre el sacerdocio de Cristo, afirmada y expuesta ampliamente en la Carta a los Hebreos? Se comprende por una mayor profundización en el misterio de Cristo. El misterio de Cristo está ya completo con la pasión y glorificación de Jesús, pero su plena comprensión no fue alcanzada inmediatamente. Se necesitaba una elaboración progresiva. Poco a poco se fue penetrando en el misterio de Cristo, confrontando los hechos con lo anunciado en la Escritura. Superación del sacerdocio del A.T. El autor de la carta a los Hebreos presenta el sacerdocio de Cristo superando con mucho al sacerdocio antiguo, el cual fue sólo una prefiguración. Tiene características que le son totalmente exclusivas: 3

4 a) Es un sacerdocio que no es efímero como fueron los antiguos, sino eterno. Permanece para siempre (7,24) b) Es un sacerdocio único. Antiguamente los sacrificios se multiplicaban porque no eran capaces de satisfacer plenamente. Lo realizó de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo (7,27) c) Es celestial. Está al servicio de la Tienda verdadera (8,2). Hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios (Lc. 22,16) d) Es perfecto porque lleva a cabo la plena glorificación de su Padre y la purificación de nuestra obras muertas. (Hb. 9,14) e) Es eficaz. Esto porque es único, perfecto y dura para siempre, según lo afirmado anteriormente. El sacerdote y su función mediadora <El fin principal del sacerdocio, en el A.T. y todavía más hondamente en el N.T., es ejercer una función mediadora entre Dios y los hombres. Por tanto la mediación implica en un sumo sacerdote una doble relación: con los hombres y con Dios. Jesucristo puso remedio a esta ineficacia esencial del sacerdocio antiguo. La relación con los hombres y la relación con Dios fueron llevadas a su perfección, gracias a la doble condición del Sacerdote de la nueva alianza. a) Para ser sumo sacerdote, se necesita, antes que nada, ser aceptado por Dios, ser admitido en su presencia. Esta primera condición fue cumplida a plenitud por Cristo, entronizado a la derecha de Dios y proclamado Hijo de Dios. b) Al Hijo preexistente, perfectamente unido a Dios en la gloria (Hb. 1,3) le faltaba para ser mediador, la solidaridad con los hombres, De ahí la diferencia de perspectiva: mientras el A.T. se preocupaba sobre todo de las relaciones del sacerdote con Dios, el autor de la carta a los Hebreos insiste en la necesidad de sus relaciones con los hombres. Por eso, el autor de Hb. precisa que, para llegar a ser sumo sacerdote, Jesús debía hacerse en todo semejante a sus hermanos, es decir, llegar hasta el sufrimiento extremo y hasta la muerte (2,14). Su sufrimiento redentor abrió el camino hacia Dios (10,19-20). Hijo de Dios y hermano nuestro, Jesús es mediador perfecto. Cristo Sacerdote fiel y misericordioso Al ser introducido el tema del sacerdocio de Cristo en 2,17, el título de sumo sacerdote va acompañado de dos calificativos: Cristo debía llegar a ser sacerdote misericordioso y digno de fe. Corresponden a dos aspectos diferentes y fundamentales del sacerdocio; expresan la doble relación necesaria en el ejercicio de la mediación sacerdotal: digno de fe en relación con Dios, y misericordioso en relación con los hombres. Cristo, Sumo Sacerdote fiel 4

5 a) Sacerdote contemplativo Vive su filiación con el Abbá en intimidad y relación amorosa a Él. Busca expresamente lugares y momentos de oración (Mc. 1,35); aunque también oraba durante el ejercicio de su ministerio (Lc.11,1). Ora principalmente en acontecimientos trascendentales de su vida (Lc. 3,21; 6,12; 9,18.28; 22,32). En la última cena hace su plegaria sacerdotal (Jn.17), ora en Getsemaní para acatar la voluntad del Padre (Mt.26,34-44); ora en el Calvario, clavado en la cruz (Lc. 23,34). Y finalmente, como Sumo Sacerdote glorificado, intercede constantemente en favor nuestro (Hb.7,25; Rm. 8,36). b) Profeta del Padre Jesús se manifiesta como hijo de una tradición de grandes profetas contemplativos. No sólo porque obraba prodigios, sino sobre todo porque a través de él hablaba Dios. Sus afirmaciones a este respecto son muy claras: Yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre, que me ha enviado, me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandado es vida eterna. Por eso, lo que yo habló, lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí (Jn.12,49-50). c) Fidelidad al querer del Padre El evangelio nos muestra a Jesús siempre atento para percibir, discernir y realizar en cada momento la voluntad de su Padre. Hacer la voluntad de Dios fue su alimento y el programa de toda su vida, desde el primer momento de su encarnación hasta su muerte en la cruz: Hb.10,5-7; Jn.5,30; Jn.8,29; Lc.22,42. Jesús Sacerdote misericordioso El autor de Hebreos pudo afirmar la misericordia de Jesús Sacerdote, porque debió conocer la actividad que Jesús de Nazaret desplegó durante los días de su vida terrestre. Los evangelios proyectan el retrato vivo y misericordioso de Jesús, particularmente lo hace san Lucas al reproducir el texto mesiánico del profeta Isaías, que el mismo Jesús leyó en la sinagoga de Nazaret, al principio de su ministerio evangelizador: Cf. Is.61,1-3. Es una misión evangelizadora, sanadora, liberadora y consoladora. Es el principio del año de gracia misericordiosa de parte de Dios. El evangelio no lo dice, pero Jesús debió haber realizado ese día el texto leído (Cf. Lc. 4,22.36), al estilo de la respuesta que da a los enviados por Juan Bautista: Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro? (Cf. Lc. 7,20-23) 3. LA PARTICIPACIÓN Todos participamos del Sacerdocio de Cristo 5

6 Alusiones en el A.T. a un sacerdocio del conjunto del Pueblo: Is. 61,6; Ex. 19,6. El pueblo de Israel no comprendía el alcance de estas palabras, es decir, que no se restringiera esta función sólo a los levitas. Cristo participa su Sacerdocio a todos su seguidores (sacerdocio bautismal o de los fieles) y a sus apóstoles el sacerdocio ministerial. El apóstol Pedro habla de un nuevo sacerdocio: "Acérquense a Cristo, Piedra viva, desechada por los hombres, pero elegida, preciosa ante Dios. También ustedes, cual piedras vivas, entren en la construcción de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medicación de Jesucristo... Ustedes son linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido". (1 Pe.2,5.9) También el Apocalipsis hace alusión a Iglesia como Pueblo Sacerdotal: "Compraste para Dios con tu sangre hombres de toda raza, lengua y nación y has hecho de nosotros un reino de sacerdotes" (Ap.1,6; 5,10; 20,6). El Concilio Vaticano II nos recuerda dos grandes dignidades del cristiano: su vocación a la santidad y su participación en el sacerdocio de Cristo en virtud del bautismo. "Los bautizados, son consagrados a Cristo y ungidos por el Espíritu Santo como casa espiritual y sacerdocio santo, para que ofrezcan sacrificios espirituales y anuncien el poder de Aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz. Por ello todos los discípulos de Cristo, perseverando en la oración y alabando juntos a Dios, ofrézcanse a sí mismos como hostia viva, santa y grata a Dios, y den testimonio de Cristo..." (LG 10) Llamados a ser memoria viviente de Jesús Sacerdote. Entendemos la dimensión sacerdotal de Jesús desde el aspecto existencial: su sacerdocio fue toda su vida, su actitud permanente de ofrenda, su vida constantemente ofrecida y entregada. Por eso vivir el sacerdocio de Cristo implica una doble dirección: hacia Dios y hacia los demás. Todo(a) para Dios, en una actitud de fidelidad y obediencia, de entrega y contemplación; todo(a) para los demás, en actitud de misericordia y servicio solidario. Cómo vivir sacerdotalmente en el contexto de transición que está pasando en el mundo y en la Iglesia? Podríamos expresarlo en una especie de tesis central: Estamos llamados a ser memoria viviente de Jesús Sacerdote. Nuestra referencia debe ser el sacerdocio nuevo y único de Jesús, un sacerdocio existencial que se realiza y consuma desde lo profano de la vida. A) Sacerdocio único. 6

7 A la hora de configurar nuestra vivencia de lo sacerdotal la referencia debe ser el Sacerdocio de Jesús. En palabras del Concilio Vaticano II, todo sacerdocio no es sino una participación en el único sacerdocio de Cristo (LG 10.2) B) Sacerdocio nuevo. Este único sacerdocio de Cristo es además radicalmente nuevo. Una de las afirmaciones más tajantes de la carta a los Hebreos es que en Cristo se ha producido un cambio del sacerdocio (7,12). El sacerdocio de Jesucristo es de tal novedad que declara la nulidad e ineficacia del sacerdocio antiguo (7,18-19; 19,11-14) y por extensión de todo sacerdocio distinto del de Cristo. C) Sacerdocio existencial El sacerdocio de Jesús se realiza desde la fidelidad a Dios (Hb.2,17; 3,2; 5,7-10) y la misericordia con todos los hombres (2,10-18;4,15). Pero ambas dimensiones son fruto de una manera concreta de ser, vivir y morir. La consagración sacerdotal de Jesús se realiza en lo más humano de su existencia: opciones, actitudes, comportamiento y valores que jalona su vida. La síntesis y culminación de esta existencia sacerdotal se expresarán en la última cena y en la entrega hasta la muerte en la cruz. D) Sacerdocio integrador La Carta a los Hb. resalta siempre la condición humana, profana y secular de Jesús, reinterpretada desde categorías sacerdotales. Jesús no es sacerdote retirándose del ámbito de los profano para entrar en el ámbito de lo sagrado. La realidad sacerdotal de Jesús remite a lo profano de la vida como espacio privilegiado para alcanzar la comunión con Dios. Llega a ser sacerdote (2,10;5,8) no separando sino integrando: lo ritual a lo existencial, lo sagrado con lo profano, la contemplación con la acción, la miseria humana con el Corazón de Dios, Ser sacerdote con Cristo Sacerdote como María María es Madre y compañera de Jesús Sacerdote. Ella está comprometida a acompañar y a educar a todos los miembros del pueblo sacerdotal. Ella es modelo para ejercer nuestro sacerdocio al estilo de Jesús. Tiene que extenderse y acrecentarse tu unión con María y aprender de ella a ser, como ya te he dicho: sacerdote y víctima. Ella cumple su oficio de sacerdote que comenzó en la encarnación hasta el calvario y continúa en las misas Ella nunca ha dejado de ser sacerdote, porque continúa ofreciéndome y ofreciéndose en mi unión por la Iglesia (CC 58, ) En la Cuenta de Conciencia de Conchita Yo tengo obligación, por la gracia de la Encarnación mística, de entrar en sus funciones de Sacerdote... La Cadena no es otra cosa que un sacerdocio de almas víctimas... Viene a ser una 7

8 Misa Mística, con la misma Víctima, con el mismo Sacerdote... Consiste en ejercitar el Sacerdocio de Jesús, del cual yo participo en su bondad para conmigo, por la Encarnación Mística (44, ) Tu papel, desde la Encarnación mística, es el del sacerdote y para eso, encarné, nací y vivo palpitante en tu alma, para que lo seas, ofreciéndome en tu unión, ofreciéndote en la Mía, y por los mismos fines de caridad... (32, ) Es necesario que unida al Sacerdote Eterno, hagas tu papel de sacerdote, ofreciéndome al Padre y arrancándole gracias y misericordias para la Iglesia No recuerdas cuántas veces te he pedido que te ofrezcas de víctima en unión de la Víctima, por la Iglesia amada? (49,26-27) Aplicaciones a la vida Qué pistas te dan los siguientes textos para vivir nuestro sacerdocio común? (Anexo) 8