REFLEXIONES SOBRE LA FE, I y II Centro de Espiritualidad Ignaciana de Miami, Charlas de Cuaresma Febrero 15 a Marzo 20, 2013 P. Eduardo Pinzón, SJ

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1 REFLEXIONES SOBRE LA FE, I y II Centro de Espiritualidad Ignaciana de Miami, Charlas de Cuaresma Febrero 15 a Marzo 20, 2013 P. Eduardo Pinzón, SJ Hace muchos años tres amigos nos salimos del camino del paseo. El chasquido de la hojarasca al caminar, la sinfonía de viento y pájaros, olores desconocidos, árboles unidos arriba como arcos de iglesia, y el sol cada vez más tenue en la tupida selva colombiana nos fascinaba. Una columna de humo se convirtió en nubes, lejanos golpes de hacha se apagaron, y todos los senderos eran iguales. Después de estar perdidos varias horas, sin saber de dónde, nos asustó un hombre barbado: han invadido mis posesiones. Luego, compadecido ante nuestra angustia ofreció encaminarnos. Sin otra posibilidad, creímos, confiamos en él, y lo seguimos ciegamente en la oscuridad. Algo así y mucho mas es la Fe, un entregarme ciegamente al Amor de Dios manifestado en su Hijo Jesús. El Bautismo tradicional aceptaba mentalmente la doctrina de fe como algo externo, nos pegábamos a Cristo con un catecismo incomprensible, aprendido de memoria. Pero no aprendimos a creer, confiar, recibir y entregarnos ciegamente al Amor de Dios revelado en Jesús de Nazaret, mi Salvador, y amigo incondicional, que a través de las sombras me conduce hacia la Vida. Más que creer lo que no veo más que saber o entender, FE es vivir una relación de amistad íntima con Jesús y compartirla amando a mis hermanos. Emeth en hebreo significa Verdad y Fe es creer y entregarme a ese Dios Verdadero y Fiel que me Ama pase lo que pase. No tengo otra ofrenda que la de recibir Su Amor. Señor, a quien iremos, Tu solo tienes palabras de vida eterna. Juan, 6, 68. Te doy gracias y Te alabo Padre, por descubrir los misterios del Reino a los sencillos e ignorantes, y ocultarlos a los sabios. Mateo, 11, 25. Según Santo Tomás de Aquino al tratar de acercarnos al misterio de Dios al afirmar que Dios es más que cuanto podamos expresar, no hemos avanzado hacia el misterio donde nuestras palabras se evaporan. El Bautismo de Jesús nos descubrió el misterio de Dios que no es un ser solitario sino una trinidad de Amor. Como un trueno se oyó la voz del Padre: Este es mi Hijo amadísimo, a quien deben escuchar, y una Paloma simbolizó el Espíritu Santo. Nadie antes de Jesús, ni Abraham, padre de los creyentes, ni Moisés, ni Juan Bautista el último profeta del Antiguo Testamento sospecharon una Trinidad Divina de Amor. Jesús continuamente hablaba de Su Padre y del Espíritu Santo que enviaría después de la Ascensión. A Dios nadie lo ha visto, pero lo que existió desde el comienzo, que oímos, vimos con nuestros ojos y tocamos con nuestras manos, el Dios de la Vida, la Palabra y el Amor de Dios que destruye las tinieblas es la Gran Noticia que les anunciamos. 1ª. Carta de S. Juan, 1, 1 Estas páginas han sido inspiradas por el Padre Johan Konings, S.J., profesor de Teología y Sagrada Escritura en Belo Horizonte, Brasil. En Ser Cristâo Fé e prática. Petrópolis: Vozes, 2003, una de las ideas centrales es: Si queremos saber cómo es Dios, nos basta mirar a Jesús imagen perfecta y visible del Dios invisible. La cortina que ocultaba el misterio del Amor Trinitario que se abrió en el bautismo de Jesús invitó a los talentos más brillantes de la Iglesia a estudiar durante siglos la doctrina de la Santísima Trinidad que hoy profesamos. En toda relación de amor existen Amor, Amante y

2 2 Amado. En La Santísima Trinidad Dios no es Padre sin el Hijo a quien necesita para entregarle Su Amor. El Hijo sólo es Hijo por el Padre, de quien recibe desde toda la eternidad ese Amor que siempre tuvo, y el Espíritu Santo es el Amor que procede del Padre, y desde toda la eternidad une al Padre con el Hijo. Es el Dios de la entrega total a Quien fuimos consagrados por el Bautismo, regalo de Fe, prueba y seguridad de lo que no vemos. Hebreos 11, 1. Benedicto XVI: Salvados en la Esperanza, Bogotá, Paulinas, 2007 A Ti, más allá de cuanto existe sólo podemos llamarte Incomprensible. Bendito seas por esa Voz que viene de Ti y nos invita a darte gracias. Tú a quien nadie jamás pudo ver quisiste compartir nuestro sufrir. Bendito seas por habernos descubierto tu inmensa gloria en el rostro de Tu amado. Bendito seas por haber sembrado en el universo palabras que nos modelan y consagran. Tú a quien nadie comprendió Palabra escondida dentro de nosotros, te escuchamos. Tu levantado entre el cielo y la tierra, a quien nadie jamás logro tocar, bendito seas por entregar a los pequeñitos ese Cuerpo donde nada puede ocultar tu Corazón de Padre. Livre des heures. Prière du temps present. Paris: Desclée p Podemos probar que Dios existe? En los siguientes párrafos resumimos el artículo publicado en El Colombiano, Medellín, Febrero 17, 2013, por el Padre Gustavo Baena, S.J., Doctor en Teología y Sagrada Escritura, profesor en la Universidad Javeriana en Bogotá y en el Instituto de Fe y Culturas en Medellín. La mente humana limitada al tiempo y al espacio es incapaz de percibir directamente la realidad de Dios que no pertenece ni al tiempo ni al espacio porque es Espíritu. Únicamente podemos comprender a Dios experimentando interiormente Su manera de actuar en nosotros, el lugar más cercano donde nos manifiesta Su Amor que respira en cuanto existe. Dios vive en todo lo creado, principalmente en nosotros, creados a Su imagen y semejanza, permitiendo sorprendente y espectacularmente que seamos. Como existimos gracias a Su Amor la única manera de experimentar a Dios es sentirlo dentro de nosotros. Tenemos dentro Su Divinidad sin saberlo!, y orar es darnos cuenta que Dios palpita amorosamente dentro de nosotros, y no tenemos otra ofrenda que la de recibir Su Amor. No es fácil admitir que al estar enfermo Dios sufre y vive limitado, sometido al dolor y la enfermedad corporal o espiritual, encarnada en mi pequeño ser mortal. Al sentirme enfermo debo procurar sentir la pasión de Jesús que sufre en mí, ofreciéndome la máxima intimidad con Él. Nada puede acercarme más a Dios que el sufrimiento. La ciencia estudia los seres que existen dentro del tiempo y del espacio, que son por naturaleza limitados, imperfectos, finitos, que tienen principio y fin. La ciencia no capta a Dios directamente porque lo espiritual escapa el campo de la ciencia, que por eso es incapaz de probar la existencia de Dios. Si Dios fuera lo que pensamos, nuestra mente limitada que se mueve en lo que se toca, siente y ve, nos presentaría un diosito pequeño, limitado, espacio-temporal. Eso no sería Dios.

3 3 La pregunta importante para cualquier persona es qué estoy haciendo con mi vida? Si permito que Él se manifieste recibiendo y transmitiendo Su Amor, estoy experimentando a Dios. Entonces no tendré que enredarme con definiciones. Hasta aquí el Padre Baena. Stephen Hawkins, astrónomo, astrofísico y cosmólogo británico parapléjico, investigador del origen del universo y los agujeros negros escribió que Dios no sirve para probar la existencia del universo. Su error es tratar de presentar un Dios espacio-temporal con argumentos inútiles de física y matemáticas. No vemos el aire, pero nadie duda su existencia. Que Dios sea invisible no significa que no exista. La compañía de Jesús fue fundada por Ignacio y seis compañeros de la Universidad de Paris, la más respetada y famosa en el siglo dieciséis, donde Francisco Javier fue también profesor. San Ignacio invita a encontrar y amar a Dios en cuanto existe, incluyendo la investigación científica, y los jesuitas, directores desde el siglo diecisiete del observatorio vaticano buscan a Dios en el mundo de los astros. El argentino Padre José Gabriel Funes, astrónomo antes de ser jesuita, actual director del observatorio vaticano dice: Somos curiosos, y la astronomía es para muchos inútil, que sólo brinda el saber intelectual sin beneficios naturales ni aplicaciones prácticas. Ayudar a la salvación de las personas no consiste solo en decir misa, sino en compartir con nuestros hermanos los conocimientos científicos que adquirimos, conscientes de nuestra ignorancia cada vez mayor ante la compleja inmensidad del universo. No hay que temer a la ciencia y la Iglesia procura ponerla al servicio de la humanidad. No estudiamos astronomía para hacer horóscopos, ni para localizar extraterrestres y bautizarlos. Tampoco utilizamos la astronomía para probar que la Biblia tiene razón. Estudiando con los científicos la complejidad del universo nos volvemos más humanos, más pequeños. Queremos participar del cansancio de la búsqueda, de la alegría del descubrimiento científico y ser un puente entre la Iglesia y el mundo científico promoviendo el diálogo entre fe y ciencia. Somos primero sacerdotes y después científicos. Jesús Rodríguez: El observatorio Vaticano. El mundo.es, 28 de febrero de Los seres que hablan y los mudos te proclaman, los que piensan y los que no te rinden homenaje. Cómo podre nombrarte tú que eres todo el ser y no eres ninguno, un solo ser y no eres su conjunto? Tienes todos los nombres cómo te llamare, qué espíritu celestial podrá penetrar las nubes que ocultan el cielo? Cuanto existe, existe en Ti y gracias a Tí el universo continúa su movimiento. Eres el principio y el fin de cuanto existe. Más allá de cuanto existe el deseo y el gemido universal suspiran por Ti, que eres más que cuanto podamos balbucir. Livre des heures. Prière du temps present. Paris: Desclée p Dios es la Verdad misma y en Él nace la Verdad que la humanidad ha descubierto poco a poco en las ciencias y en las artes: medicina, agricultura, ingeniería, electrónica, computación, arquitectura... Algunos no entienden que Dios hace lo que es posible, es decir lo que emana de

4 4 Su Verdad. Por eso = 4 siempre, hoy como cuando la gente descubrió las leyes matemáticas. En la creación Dios hizo todo de la nada, pero no puede hacer la nada, lo imposible que contradice Su Verdad Eterna, y por tanto no puede existir. Es imposible que 2 +2 = 29, o que un círculo sea cuadrado, o que esta mesa sea un ratón. Los desastres naturales son fenómenos de la naturaleza creada que Dios entregó a la humanidad para cuidarla. No hemos sido creados para el tiempo sino para la eternidad, y sólo la Fe trata de explicar cómo Tsunamis y tormentas de nieve adelantaron a millones de familias a recibir el abrazo del Amor eterno de un Dios desconocido. En los milagros Dios no cambia la Verdad ni las leyes naturales, sino corrige una imperfección de lo creado, como una enfermedad. Tenemos que creer en Dios y también en nosotros, por eso Jesús el mejor médico de siempre, preguntaba con frecuencia: Crees que te puedo curar y puedes mejorar? El pesimista siempre espera lo peor: presiento que esa mata se va a morir, no voy a pasar el examen, me van a quitar el puesto. Tantos por miedo de pasar del miedo a la fe en Dios y en sí mismos malgastan fortunas en médicos y exámenes, nunca mejoran y destruyen sus sueños. Tienen miedo de no ser compadecidos y mimados, la ventaja de la enfermedad según Freud. Un médico dijo a una viejita de 76 años: usted tiene principios de Alzheimer. Ella no tenía idea qué era eso y le contestó: Yo no tengo eso, rechazo tenerlo, jamás lo tendré, porque ya estoy muy vieja para eso. Murió con más de cien años. Tengamos disciplina, desterremos el miedo y abrámonos a la Fe y nuestra vida cambiará. En los milagros Jesús manifestó la compasión de Su Padre para otros, nunca para sí mismo. Para que creyeran en Él no convirtió las piedras en pan, ni tampoco bajó de la cruz. No recibimos nuestro ser desde toda la eternidad. Dios nos amó primero, desde siempre, y para podernos amar nos creó en el tiempo. Ni tú ni yo hubiéramos existido si nuestros padres fueran diferentes. Dios me ama sin razón, no por algo que tenga o haga, no sería Dios si no me amara como soy, limitado y pecador. Entre tinieblas de enfermedad y sufrimiento nada temo porque Su cayado de Buen Pastor me sostiene al caminar, hasta que palidezcan las estrellas. Como Su Amor es mi seguridad, no perderé tiempo ni sueño preocupándome por mi propia imagen ni cavilando qué piensan los demás. Si Dios me ama qué puede faltarme? Su Vida y Muerte me han salvado, no tengo que ganar Su Amor. Pero Su Sangre no me salva como magia, y debemos hacer buenas obras. Mis hermanos, si alguien dice tener fe y no la demuestra con sus obras, de qué le sirve si está muerto? Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré la mía por mis actos. Santiago, 2: 14,-18. Nos movemos en el misterio, dice San Pablo. Escalando montes al llegar a la cima que parecía más alta, montes más altos nos invitan a seguir. En la subida interminable de la Fe también esperamos alcanzar el Amor gracias a Jesús resucitado. Uno solo lleva lo que tiene adentro Lo que tiene afuera se lo lleva el viento. Infinito es el Andar, uno nunca llega Cada paso que se da, ahí no más es huella. Cada cual con lo que fue, lo que viene siendo Lo que quiera ser después, corazón sin tiempo. Canción Argentina.

5 5 San Agustín dice Ama y haz lo que quieras, porque así escojo libremente lo que quiere mi amado, evitando el pecado que es darme gusto en vez de darle gusto a mi creador. Imitemos a Jesús cuyo alimento era hacer la voluntad del Padre, y pidamos: Hágase Tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Cómo sé que Dios me ama? No pude crearme, porque nací gracias a mis padres, que también nacieron, y así llegamos hasta antes que vivieran Adán y Eva, cuando Dios creó de la nada el universo, y nos preparó un planeta maravilloso con Amor de Padre. Nos creó, nos regaló familia, salud, talentos, continúa amándonos y hace posible que continuemos existiendo. Dios me tiene escrito en la palma de Sus manos, como el águila despierta sus polluelos, y nos pasea sobre sus alas por el cielo. Y Dios invisible se hizo visible en Su Hijo Jesús como ternura para la humanidad. No tenemos otra ofrenda que la de recibir Tu Amor. El apóstol Santiago pregunta cómo decimos que amamos a Dios, a quien no vemos si no amamos a los Hijos de Dios, a quienes sí vemos, Primera Carta de San Juan, 4, 20, y a quienes Dios ama infinitamente como a nosotros. Dios no ama a todos lo mismo, como la madre ama diferentemente a cada hijo. Al sentirme amado me sentiré bueno, y mi relación íntima y personal de agradecimiento florecerá en mi Amor a los demás que también son Sus criaturas. Adán y Eva creados a imagen y semejanza de Dios no se contentaron con ser superiores a todo lo creado, y quisieron ser iguales a Dios. Es imposible entender cómo ellos con una inteligencia recién creada semejante a la de Dios fueran tan estúpidos de imaginarse lo imposible, ser iguales a Dios. Todo lo tenían, pero cedieron a la tentación hacia lo único prohibido. Y cuando Adán sintió que Dios se paseaba por el paraíso y los llamaba se escondieron. Su pecado no soportaba ser vistos por Dios desnudos y manchados. Dios les preguntó: Cómo antes no se avergonzaron de su desnudez? Ah, desobedecieron comiendo la fruta prohibida! Adán echó la culpa a su esposa y ésta a la serpiente. Y así la triste herencia de la historia humana se repite: nadie es responsable. Ellos pecaron como nosotros, que sabiendo y entendiendo volvemos a pecar. Nuestros primeros padres desnudos y manchados no lograron que Dios se arrepintiera de amarlos, porque Dios quiere Amar y no está interesado en castigar. Después que el pecado se apoderó del género humano Dios soñó con enviarnos a Su Hijo como el amigo que nos acompañara en el camino, Jesús de Nazaret nacido de María, nuestra Madre. Sus preferidos fueron los pobres y sencillos, por eso digamos con Jesús: Gracias Padre porque descubriste los misterios del Reino a los pobres e ignorantes y los ocultaste a los humildes. Mateo 11, 25. San Pablo dice No hago el bien que quiero sino el mal que aborrezco. Romanos, 7, 19. Creados a Su imagen y semejanza y para hacer Su voluntad, como Adán y Eva también somos incapaces de superar la tentación, y habernos manchado nos avergüenza. El pecado en el Paraíso no fue la serpiente ni la fruta, sino querer ser como Dios. Los amigos de Jesús lo

6 6 abandonaron y los santos también fueron pecadores. Sigamos caminando con sandalias manchadas con polvo de la tierra y pupilas tocadas con resplandor del cielo. De Emeth, viene Aman, que significa Creer, Confiar, Ser fiel y Confirmar. Dios dice continuamente Amen a mi existencia pecadora con Su Amor y Fidelidad eterna, e incondicional porque Dios nunca cambia. Nosotros también decimos Amen, porque creemos y confiamos ciegamente en un Dios que nos Ama, y no tenemos otra ofrenda que decirle SÍ y recibir Su Amor. Con buena intención muchos trabajan para mejorar leyes sociales y acabar con la pobreza. Los cristianos no amamos ideas ni leyes en piedras frías, muertas sin frutos en floreros. Recibimos el Amor de la entrega total en la persona de Jesús, el Mesías inesperado que moriría crucificado como esclavo y criminal. Jesús eleva las palabras del Levítico, Levítico 19, 18, en Su Nuevo Testamento: Ama a Tu Dios con todo Tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas, y a tu prójimo como a ti mismo Mateo, 22, 37. El orden de este amor es: Primero: Amar a Dios Segundo: Como sé que soy Amado por Dios, me amo a mi mismo, pero no tanto que moleste a los demás. Gente sin sexto sentido fuma en la banca del parque donde hay otros, y en la iglesia distrae por ejemplo comiendo chicle, caminando de rodillas, rezando en voz alta, de pie, impidiendo que otros vean, arrodillándose al comulgar retardando la Eucaristía etc. El Señor dice: Quiero Amor y no sacrificios, o Crees que le gusta más a Dios lo que es más difícil? Tercero: Amar al prójimo como a sí mismo, imitando a Jesús fiel en Su Amor y Perdón hasta Su muerte. Escogidos por Dios como pueblo de su Paz cómo podemos ver un enemigo en alguien por quien Jesús murió? Mucha gente sufre por los pasajes de temor y castigo del Antiguo Testamento, y guardar diez mandamientos escritos en piedra es más importante que vivir en el Amor del Nuevo Testamento. Por miedo se acusan de pecados ignorados, lo que es absurdo, porque si haces algo malo sin saber que es pecado, no pecas. Por otra parte si crees que matar un pollo es pecado, pecas por ignorante. La gente conocerá que son mis amigos si se aman los unos a los otros. Nadie fuera de Jesús habló de perdonar al enemigo y Jesús supera el Antiguo Testamento invitándonos a Amar y perdonar como Él hasta la muerte. En el Sermón de la Montaña dice: Ustedes saben que se dijo a los antiguos: Amen al vecino y odien al enemigo. Yo en cambio les digo: Amen a sus enemigos y recen por quienes los persiguen. Así serán hijos de Su Padre Celestial que hace salir el sol y caer la lluvia sobre buenos y malos, justos y pecadores. Si aman a quienes los saludan, cómo se distinguen de los paganos? Amen sin excluir a nadie, como Su Padre Celestial que es Amor. Mateo, 5, 43. Traducir Sean Perfectos como Su Padre celestial es perfecto, desfigura la bondad y comprensión de Jesús que aquí enseña cómo relacionarnos, y jamás pide lo imposible; por eso la traducción es Sean Compasivos como Su Padre Celestial es compasivo. En tiempo de Jesús había 613 mitzvot o mandamientos del Torah (la Ley), 248 positivos y 365 negativos, tan imposibles de cumplir como contar pelos al gato. El fariseo vivía siempre

7 7 triste tratando de observar leyes asfixiantes, luchando inútilmente por no equivocarse. No se daba cuenta que sólo Dios es perfecto, que todos somos pecadores, como se veía malo era su peor enemigo, y no podía aceptarse a sí mismo porque nunca alcanzaba lo imposible. Sintiéndose inferior vivía criticando defectos ajenos para sentirse superior. Quien preguntó a Jesús cuál era el mandamiento más importante de la Ley, Lucas, 18, 18, fue sincero en su pregunta. Él buscaba la Paz que Jesús vino a traer al mundo, que los ángeles cantaron en Belén, el saludo de Paz de Jesús resucitado a Sus amigos. Subieron al Templo, dice Jesús, un fariseo y un publicano. El fariseo en el centro para ser visto por todos decía: Señor, te doy gracias porque no soy malo como los demás hombres. Doy dinero al Templo, ayuno dos veces por semana, pago impuestos, y no soy como ese publicano allá atrás. El publicano en cambio, no quería ser visto y se daba golpes de pecho diciendo: Perdóname Señor que soy un pobre pecador. Les aseguro, termina Jesús, que salió del Templo purificado el publicano Lucas, 18, 9, que dijo la verdad porque se conocía, y no el mentiroso fariseo que no quería conocerse. A mí pecador como todos tampoco se me ocurrirá darle gracias a Dios de que no soy como los demás hombres! No todos creen lo que vemos, No los juzguemos por lo que ven. Blas Pascal. Hay suficiente Luz para quienes creen, Y suficientes sombras para volver ciegos a quienes no creen. Quien cree no necesita explicaciones A quien no cree, todas las explicaciones son inútiles. Tengamos Unidad en lo necesario, Libertad en lo dudoso, Y sobre todo vivamos siempre en el Amor. San Agustín