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1 AUTORES CIENTÍFICO-TÉCNICOS Y ACADÉMICOS Las viviendas rurales del Valle alto del Lozoya en la sierra norte de Madrid María Pilar Olmeda - José Carlos Toledano El objetivo de este trabajo es conocer y analizar las edificaciones rurales del Valle alto del Lozoya de la sierra norte de Madrid anteriores a Cuando nos decidimos a escribir este artículo lo que hicimos en primer lugar es ir a la biblioteca pública de Rascafría, donde nos encontramos con el buen hacer y el entusiasmo de la bibliotecaria, Magdalena, que nos facilitó documentación, referencia de varios libros, legajos, trabajos inéditos, etc., y sobre todo el libro Arquitectura y Desarrollo Urbano, zona norte IV, de 1991, editado gracias a la colaboración de la Dirección General de Arquitectura de la Comunidad Autónoma de Madrid y el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, COAM. Son ya varios los edificios desaparecidos desde que se editó el libro, pero también hay que decir que también son varios los que han sido rehabilitados, tanto edificaciones agropecuarias convirtiéndolos en viviendas, como edificaciones rurales o urbanas que se han rehabilitiado guardando las características y la tipología de la zona. 57

2 ACTA Las viviendas rurales del Valle alto del Lozoya en la sierra norte de Madrid à Generalidades Ubicación de la zona: El Valle alto del Lozoya, y en concreto las poblaciones de Rascafría y Oteruelo, Alameda, Pinilla y Lozoya están ubicadas al norte de Madrid, pertenecientes al partido judicial de Torrelaguna, y colindante con la provincia de Segovia y los municipios madrileños de Manzanares y Miraflores. Pueblos que comprende el Valle alto del Lozoya: Rascafría, Oteruelo, Alameda del Valle, Pinilla del Valle y Lozoya. Población. Rascafría y Oteruelo 1459 habitantes. Alameda del Valle 175 habitantes. Pinilla del Valle 160 habitantes. Lozoya 438 habitantes. Ubicación: La población más representativa y antigua del valle alto del Lozoya es Rascafría (con el anexionado pueblo de Oteruelo y el Monasterio de El Paular, que está emplazado a dos kilómetros del casco de Rascafría), de la que se hace una breve descripción: Altitud: m. Extensión: 150,6 km 2. Población: habitantes. Distancia desde Madrid: 94 km. Rascafría, junto con su anejo Oteruelo, Alameda, Pinilla del Valle y Lozoya, se encuentra enclavado en el Valle Alto del Lozoya, en la parte noroccidental de la Comunidad de Madrid, en la Sierra de Guadarrama. Todos los pueblos del Valle Alto se encuentran situados en la margen izquierda del río, en la ladera orientada al sur. Actividad principal: Turismo, agricultura, ganadería e industria de la madera. Climatología: Época de invierno desde el 1 de noviembre (o hasta que aparecen las primeras nieves) al 30 de abril y época de verano desde el 1 de mayo hasta el 31 de octubre. Recursos naturales: Pastos mancomunados que utilizan el ganado bovino y el caballar en la época de verano. Durante el invierno están en prados articulares cercanos al pueblo y en establos. Es importante igualmente la cabaña de ganado lanar, sobre todo en el término de Oteruelo. Montes comunales, donde se extrae madera, principalmente de carrasca, que se usaba para fabricar carbón que se transportaba a Madrid en carros de bueyes, y la leña procedente de los montes de pinos que se utiliza tradicionalmente para calefacción y que se reparte gratuitamente a los vecinos empadronados. Actualmente también cada año se reparte la leña de las carrascas (ya no se hace carbón) por suertes a todos los habitantes que están censados de forma gratuita. àun poco de historia El origen del pueblo de Rascafría, igual que las poblaciones de Oteruelo, Alameda, Pinilla y Lozoya, se remonta a la Edad Media y se encuentran ligadas a la repoblación de la Sierra llevada a cabo por cuadrillas segovianas. En el siglo XIV se fundó la Cartuja de El Paular, a dos kilómetros de Rascafría, al pie del macizo de Peñalara. Antiguos palacios y pabellones de caza de Juan I, así como las tierras que los rodeaban y distintas rentas fueron donados a la Orden Cartuja. La nueva comunidad se constituyó en 1391, pero las obras no se acabaron hasta el siglo XV. A partir de la fundación de la Cartuja toda la historia del Valle y en especial la de Rascafría, estuvo vinculada a su historia. Rascafría, Oteruelo, Alameda, Pinilla y Lozoya eran unos lugares de realengo, pertenecientes a la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia, a cuya jurisdicción estaban sujetas. En el siglo XVIII (1751) Rascafría, la más poblada, estaba habitada por 206 vecinos. Su economía estaba centrada en la ganadería, fundamentalmente bobina y lanar, pero poco a poco sus habitantes se fueron dedicando al negocio de la madera, transportando a la Corte los productos de la tala. La villa 58

3 Las viviendas rurales del Valle alto del Lozoya en la sierra norte de Madrid poseía dos molinos harineros, una taberna, una carnicería, un mesón y un hospital para transeúntes. Tras la reestructuración provincial realizada en 1833, Rascafría, Oteruelo, Alameda, Pinilla y Lozoya pasaron a formar parte de la provincia de Madrid. A lo largo del siglo la población aumentó ligeramente, alcanzándose en Rascafría los 260 vecinos en 1800 y habitantes, en La economía seguía basándose en la ganadería y en la agricultura, pero a finales de la centuria se había producido un cierto desarrollo industrial. Funcionaban una fábrica de papel con 30 ó 40 operarios, una fábrica de vidrio, tres molinos harineros y varias serrerías, la más importante de éstas era la Sociedad Belga de los Pinares de El Paular, fundada en Todas estas actividades, pasadas y actuales, son las que han condicionado y condicionan la forma de vida y las costumbres de los habitantes de esta zona de Madrid. Las edificaciones y la forma de vida son el ejemplo de la adaptación de las personas al medio donde viven y del que viven. àla arquitectura en la villa de Rascafría y su anejo Oteruelo En la plaza de la Constitución aparece la edificación de la antigua casa de Postas (casa de los vascos, como se la conoce en el pueblo), datada en 1726, y que según se aprecia en la fotografía (son dos edificaciones unidas en la plaza de la Villa n.º 27 y 29) está en buen estado de conservación, sobre todo el número 29, donde se instala actualmente un taller artesano de piezas en metal (lámparas, apliques, etc.). Las primeras edificaciones de las que se tiene constancia, y queda alguna muestra en pie, se construían a base de bloques de granito trabado con mortero de cal y arena, y cubierto con teja curva. En la foto se aprecia la vivienda de la calle Reyes número 26, fechada en 1775 según se ve inscrito en el dintel de la ventana superior. Detalle de la fachada frontal y lateral de la casa de Postas, de Fachada del edificio de la calle Reyes, de Es una construcción de planta cuadrada, de dos alturas y sótano, con un patio trasero y otro en su fachada principal. La fábrica está hecha a base de muros de carga de mampostería y sobre ellos se apoya un entramado de madera para sujetar la cubierta, hecha a base de teja árabe sobre enlatado de pino. Lo más característico de esta edificación es su cubierta, formada por dos faldones de gran longitud que vuelan más de dos metros sobre la fachada y que forman una especie de porche a tres aguas que protege la fachada, como se aprecia en la foto. 59

4 ACTA Las viviendas rurales del Valle alto del Lozoya en la sierra norte de Madrid Las edificaciones más antiguas (rurales o urbanas), anteriores a 1900, son 9 edificios localizados en el centro de Rascafría, y que se reseñan a continuación: Calle Nº Año Construcción Villa de la (Plaza) Villa de la (Plaza) Reyes Villa de la (Plaza) España España España Reyes San Antonio Se han localizado 130 edificaciones, anteriores a 1950, que se han considerado significativas de la evolución arquitectónica de estas localidades y se han dividido, siguiendo el criterio del libro antes mencionado, en cuatro grandes grupos: n Agropecuarias 40 n Rurales 8 n Urbanas 73 n Urbano rurales 9 Se mantiene como eje principal en Rascafría la antigua carretera al puerto de Cotos, hoy avenida del Valle y avenida de El Paular y en Oteruelo se tiene como eje principal la calle Real (Camino Real), que era el antiguo camino que unía Rascafría con Pinilla del Valle. Destacar las típicas vallas serranas del norte de Madrid, de piedra de río a hueso, recubierta de musgo por el paso de los años. Se siguen construyendo a base de bloques de granito (morro, como llaman por estos lugares) con morteros de cal, barro y arena, realizando muros de carga de mampostería concertada y con entramado de madera. Mezclado con estas edificaciones están las dependencias agropecuarias (pajares o corralones, como se les denomina por aquí) realizadas a base de piedra, barro y adobe y donde se emplaza la leña, de gran tradición en este valle y base para cocinar y como combustible para la calefacción en invierno. El desarrollo urbano Por lo general, tanto en Rascafría como en Oteruelo el desarrollo urbano se ha realizado de una forma caprichosa de edificación y una trama urbanística irregular y atípica, sin adaptarse a un trazado previo y con numerosas calles en forma de fondo de saco sin salida, que caracteriza a estas dos villas. Casa con corral y pajar en la calle Nevero nº 18, 20 y 22, en Oteruelo. Calle del Río, de Oteruelo, con trazado sinuoso y vallas de piedra. La leña se almacena en el exterior de la casa antes del invierno. 60

5 Las viviendas rurales del Valle alto del Lozoya en la sierra norte de Madrid Las construcciones rurales y urbanas se van renovando poco a poco a partir de los primeros años del siglo XX, siendo las primeras en rehabilitarse las 40 casas más próximas a la carretera. También empiezan a aparecer las primeras viviendas unifamiliares aisladas de veraneantes, que conviven con las construcciones ganaderas tradicionales. La siguiente remodelación fue la renovación de las construcciones ganaderas tradicionales, que se remozaban o se hacían de nueva planta, y la mejora de los pajares, todo ello bajo una singular y estricta tipología autóctona. tratadas y barnizadas), rehaciendo las escaleras de acceso a los pisos superiores y mejorando la instalación eléctrica. La idea fundamental es mantener la tipología de este tipo de edificios tan característicos y evitar su desaparición. En las fotos de puede apreciar un antes de iniciarse las obras, en el momento de la rehabilitación y el resultado de la vivienda terminada. Calle del Río n.º 2. Calle del Nevero n.º 2. Viviendas rehabilitadas en Oteruelo del Valle. En el tema de la rehabilitación de los edificios, actualmente muchos en este proceso, se conserva la estructura, suelos y materiales, eliminando los falsos techos, dejando al aire las vigas de madera (limpias, Edificio sin rehabilitar de la Avenida de El Paular, 16, de Rascafría. 61

6 ACTA Las viviendas rurales del Valle alto del Lozoya en la sierra norte de Madrid Edificio en rehabilitación de la calle Reyes, 34, de Rascafría. Edificio rehabilitado de la calle Najarra, 5, en Rascafría. Típico de esta época de la primera mitad del siglo XX (hacia 1950) es el barrio de los Cascajales, al sur del pueblo, formado por viviendas modestas de carácter urbano rural, por lo general encaladas, y mezcladas con construcciones ganaderas como se ve en las fotos. Las viviendas conjugaban el aspecto urbano en su fachada principal con alojamientos agropecuarios en la parte posterior de la casa, incluso con pequeños corrales o cuadras para el ganado. En la avenida de los Cascajales, de Rascafría, se alternan la arquitectura agropecuaria y la urbana. 62

7 Las viviendas rurales del Valle alto del Lozoya en la sierra norte de Madrid Hacia 1950 había censados en Rascafría 258 edificios destinados a viviendas y 41 a otros usos. Respecto al término de Oteruelo, se conserva con las características tipológicas prácticamente inalterables. La mayoría de las edificaciones son viviendas rurales de uso mixto residencial agropecuario. La cubierta es de teja curva, a dos aguas, sobre enlatado de pino, de amplios faldones que a veces engloba no solo la vivienda sino también las construcciones auxiliares anejas (cuadra o pajar). Típica casa rural en la plaza de la Villa, 13, con vuelta a la calle Pozas n.º 2, en Oteruelo. Calle del Río, 1. Las construcciones urbanas de Oteruelo son dos o tres edificios de dos plantas ubicados en la plaza de la Paz y la plaza del Valle. Su construcción se realizó a base muros de carga de mampostería tosca, encalada, con sillares en los dinteles de los huecos de fachada y con refuerzos en las esquinas y armadura de madera. La cubierta es de teja curva, a dos aguas, sobre enlatado de pino. Vivienda rehabilitada en la calle Real, 7. Viviendas rurales en Oteruelo. Las construcciones rurales de Oteruelo constituyen un grupo homogéneo de marcado carácter popular que corresponde a las necesidades de la zona: la actividad agrícola y ganadera de sus habitantes. Estas edificaciones se caracterizan por tener un núcleo central dedicado a vivienda y otro anejo para pajar o cuadra, como se ve en la foto. La orientación era también una característica importante cuando el espacio y la ubicación lo permitían: el pajar o la cuadra estaban orientados hacia el norte y la vivienda hacia el sur. La cuadra y el pajar se construían a los lados de la vivienda para protegerla del riguroso invierno, y aprovechar el calor que procedía de la cuadra. Casa urbana en la Plaza del Valle n.º 3. àresumen - Relación de elementos arquitectónicos analizados Como conclusión de lo anteriormente descrito se hace un resumen de las principales características y tipologías de los edificios analizados, divididos en cuatro grandes grupos: 63

8 ACTA Las viviendas rurales del Valle alto del Lozoya en la sierra norte de Madrid n Arquitectura agropecuaria. n Arquitectura residencial. Viviendas rurales. Viviendas urbanas. Viviendas urbano-rurales. Arquitectura agropecuaria Como se comentaba al inicio de este trabajo, estas construcciones tienen su origen en la actividad rural y agropecuaria de sus habitantes (actividad ganadera fundamentalmente), que necesitan de dependencias para albergar al ganado y el alimento de los mismos. Las imágenes de los pajares (corralones, como se les denomina por estos lares) son la fisonomía típica de las poblaciones de Rascafría y Oteruelo. Foto de corralones de la Plaza del Valle de Oteruelo y su interior. Hoy día se van transformando en leñeras, en almacén de productos del campo, en lugar para almacenar los aperos del campo o como garajes de utensilios motorizados y, como no, para guardar los coches. Pocos quedan ya como establos o pajares aunque todavía podemos ver algunos como los de la Plaza de la fragua de Oteruelo. La rehabilitación de estos edificios está permitiendo conservar iconos de la arquitectura rural de la sierra norte de Madrid. Arquitectura residencial En este apartado unimos las denominadas viviendas rurales, las viviendas rurales urbanas y las viviendas urbanas. Las viviendas rurales se caracterizan por ser edificaciones con un núcleo de vivienda y uno o dos anejos para establo, pajar, leñera, etc. Son por lo general de una planta, construidas con fábrica de mampostería a base de piedra y barro, muros de carga y armadura de madera y con dinteles de piedra de granito en puerta y ventanas. La cubierta, a dos aguas, es a base de teja curva sobre enlatados de pino desarrollando faldones amplios. Las casas de este tipo en el pueblo de Oteruelo forman un grupo homogéneo manteniendo la tipología edificatoria. Las viviendas urbanas se alinean junto a las calles más importantes tanto en Rascafría (avenida del Valle y avenida de El Paular) como en Oteruelo (calle Real, plaza de la Paz y plaza del Valle). Estas casas se caracterizan por no poseer anejos agropecuarios como las rurales, se alinean con otras fachadas de edificios adosados o bien están retranqueadas respecto a linderos dejando patio delantero o jardín. Esto se debe a la procedencia de la vivienda, antiguamente de tipo rural pero que al adaptarse a la tipología urbana prescinde en parte de los anejos agropecuarios y en su lugar se instala bien el patio o jardín o garaje o almacén. Los huecos de puerta y ventanas van recercados por lo general de ladrillo y en algunas ocasiones de piedra de granito, y con la superficie enfoscada de color claro. Los huecos del piso superior son ventanas o balcones de poco vuelo. Las viviendas urbanas rurales suelen ser agrupaciones lineales de casas (como ejemplo, la calle Cascajales, de Rascafría), de dos alturas y en la parte posterior del edificio existen edificaciones anexas para poder albergar los aperos agropecuarios y en algunos casos cuadras para ganado. àinterior de las viviendas Para la parte del trabajo relativo a las instalaciones, tanto de electricidad, como de calefacción, coci- 64

9 Las viviendas rurales del Valle alto del Lozoya en la sierra norte de Madrid na, etc. ha sido de mucha utilidad el libro de Martine Guerrerie Delbarre escrito en 1993 bajo el título Vecinos y Forasteros en el valle del Lozoya, editado por el Patronato Madrileño de Áreas de Montaña de la Consejería de Cooperación de la Comunidad de Madrid. En la primera parte del libro describe la ordenación del espacio, las casas, los pajares, etc., y que hemos intentado localizar en viviendas existentes antiguas, y no rehabilitadas, de Rascafría y Oteruelo. Se utilizarán literalmente algunos párrafos del libro para ilustrar el interior de las viviendas (se destaca con cursiva) con las fotos obtenidas del interior de varias de ellas, sobre todo de la ubicada en la avenida de El Paular, de Rascafría, y la ubicada en Oteruelo en la calle Neveros número 44. Calle Neveros, 44. Avenida de El Paular, 16. Se han podido visitar alguna de las viviendas más antiguas en las que se ha conservado, más o menos, su interior característico. Las viviendas suelen tener un largo pasillo de donde salen dos dependencias principales, separadas por puertas: la sala y la cocina. Las casas, orientadas casi siembre al sur o al oeste, eran de uno o dos pisos y no tenían sótanos o bodegas. Eran alargadas, y con mucho fondo por lo que la luz no llegaba a varias de sus estancias. La forma de las habitaciones podía resultar muy irregular. Las viviendas de un solo piso constaban, generalmente, de un vestíbulo o zaguán de acceso que se prolongaba en un pasillo al que abrían todas las habitaciones. Detalle del pasillo largo y al fondo la entrada a la cocina. àinstalaciones de cocina y calefacción La cocina en el fondo de la casa estaba ocupada casi totalmente por la chimenea, única fuente de calor y luz en la estancia. En algunas casas, sin embargo, contaban con una ventana abierta al pasillo o a otra habitación con luz exterior. 65

10 ACTA Las viviendas rurales del Valle alto del Lozoya en la sierra norte de Madrid La habitación principal, que servía de salón de estar y de comedor, aunque apenas se usara, era, relativamente, de grandes dimensiones. A ella daban una o varias alcobas de uso privado, cerradas por cortinas. que serviría para extender las brasas y luego retirarlas del horno antes de meter a cocer el pan; la pala y el barrendero, palo este también largo, envuelto en un extremo en «bragas» o trapos, que se usaba para barrer el horno. En la lumbre se cocían las comidas en un puchero «arrimado» a las brasas y sujeto en las seseras. Detalle de la sala o pieza principal de la casa y el acceso a un dormitorio separado por una cortina. La cocina, en cambio, era un recinto muy íntimo, protegido de todos por la distancia que la separaba de la puerta de entrada. A veces ni siquiera tenía ventana al exterior. Allí se recogía la familia y hacía su vida alrededor del fuego. Cocina de la vivienda de la Avenida del Valle, 5, de Rascafría. Cocina de la calle Nevero, 44. A la derecha la entrada del horno. Comunicando con la cocina había una despensa donde se guardaban, en el suelo, en banquetas o repisas, la vajilla y otros utensilios de la casa. Aquí estaban también el horno (solo en algunas viviendas) y los enseres para fabricar el pan: los escrinios, el banco, la artesa, la nasa, las sábanas de lino que arroparían la masa hasta «soltar» o «flandar» (fermentar); el rodillo, palo largo terminado en otro curvo La sala es donde se hacía la vida familiar y de ella salían dos o tres alcobas separadas por una cortina, sin puertas. En esta sala podía haber una chimenea, o en su defecto un brasero de carbón de leña, que se alimentaba con leña de pino procedente de los montes cercanos. Otra variante de calefacción poco usada eran las estufas de petróleo, que se colocaban en la sala de la vivienda. En resumen, la chimenea de la cocina, que existía en todas las casas, era la fuente principal de calor para toda la vivienda (y en ocasiones única); se encendía al punto de la mañana y se mantenía hasta el anochecer. En la primera parte del siglo XX se empezaron a instalar en las cocinas las denominadas bilbaínas o 66

11 Las viviendas rurales del Valle alto del Lozoya en la sierra norte de Madrid cocinas económicas y que además de servir para cocinar servían para calentar la casa en invierno. Brasero de carbón y estufa de petróleo. Cocina económica de los años En algunos casos la cocina llevaba acoplado un pequeño depósito para agua caliente. A partir de los años 1960 empieza a utilizarse el gas butano embotellado en algunos hogares, sustituyendo en parte a la chimenea y apareciendo igualmente las primeras estufas de butano para calentar las habitaciones. àinstalación eléctrica La energía eléctrica en el valle del Lozoya se empezó a distribuir a primeros de los años 1940 y sólo se daba por la noche. La energía se producía en un pequeño salto hidráulico, de dos metros de altura, que estaba enclavado en el río Lozoya a la altura del paraje denominado La Isla, camino del puerto de Cotos, gracias a la iniciativa de Francisco Zapater. Tenía una turbina de 36 kw que producía corriente alterna a voltios y la red de alta tensión de distribución, a tres hilos, salía de la central grapada sobre los árboles, la fachada de las Huertas de El Paular, hasta llegar al pueblo al centro de transformación. Lo primero fue el alumbrado público de Rascafría, que se realizaba con farolas colocadas sobre las fachadas, cada 60 o 70 metros y aprovechando las esquinas de las casas para dar luz a dos calles, con bombillas de 15 o 25 vatios y portalámparas tipo Edisson. La instalación del alumbrado público se hizo con hilo de cobre acerado procedente del desmontaje de las instalaciones de telefonía que se utilizaron durante la guerra. A las viviendas que solicitaban la luz se les hacía la instalación para que pudieran poner 2 o 3 bombillas, de 15 W o 25 W, dentro de la vivienda. Se colocaba un limitador, tipo solenoide, a 50 o 100 W, de forma que si se superaba esta potencia empezaba a zumbar el limitador hasta que se disparaba y se cortaba la corriente. Cuando se enfriaba el limitador volvía otra vez la luz. La producción hidroeléctrica de este salto, que dependía del caudal del río Lozoya, se quedó pequeña con el tiempo y gracias a la iniciativa de Francisco Torras y de su empresa Minero Metalúrgica del Estaño, SA (MESAE), se crea Hidroeléctrica del Paular. Se construye una nueva presa entre 1951 y 1955, aguas arriba de la anterior, en el paraje denominado el Pradillo, con una canalización de 1 km hasta la central (que también se hace nueva), con un desnivel de 67

12 ACTA Las viviendas rurales del Valle alto del Lozoya en la sierra norte de Madrid 45 metros y con tubería forzada de 1,10 metros y cámara de carga. Se instalaron dos turbinas Francis (fabricadas por manufacturas Metálicas Aragonesas), una de 136 kw y otra de 360 kw, con una tensión de salida de voltios en alterna. La red de alta tensión se realizó con varilla de cobre de 3 mm o varilla de hierro de 6 mm sobre postes de hormigón de 10 metros de alto y crucetas con aisladores, que se levantaron tirados por yuntas de bueyes. La producción dependía del caudal del río, y en la época de estío se producían apagones por la falta de agua, así es que en 1954 se instaló un motor de barco, que tenía un alternador tipo Paxman de 260 kw de potencia, accionado por gasóleo (traído de la feria del campo de Madrid gracias al apoyo de todos los alcaldes de la zona), que se alternaba con la producción del salto de agua y se utilizaba sobre todo en verano. La empresa que distribuía la energía en el valle se denominaba La Electra de El Paular. Con el tiempo esta empresa fue comprada por Hidroeléctrica Española (1982), actualmente Iberdrola. La energía llegaba de la central a los transformadores que se albergaban en casas prefabricadas, como la que se ve en la foto ubicada en el término de Oteruelo. Del transformador salían los cables del tendido eléctrico a una tensión de 110 voltios, cables desnudos sin aislamiento y que por lo general eran tres cables de fase y uno de neutro (actualmente cable trenzado aislado sobre palomillas (como se observa en la foto) y se distribuía por dentro de la ciudad apoyado en palomillas de madera primero y luego de hierro, que se colocaban sobre las fachadas de los edificios. En ellos estaban los aisladores de porcelana sobre los que se colocaban los hilos. Caseta del centro de transformación de Oteruelo. En Rascafría había 2 transformadores de 50 kva y en el año 1961, cuando la llegada de los veraneantes y los electrodomésticos, se instaló un tercer centro en la zona de las Matillas, de 60 kva. Detalle de las palomillas de hierro con los aisladores de porcelana. Cuando en un edificio se contrataba la energía eléctrica se empalmaba un cable delgado de cobre a los cables de distribución y se introducía al interior del edificio por lo general por una ventana (como se aprecia en la foto) o por un orificio hecho en la puerta de entrada. 68

13 Las viviendas rurales del Valle alto del Lozoya en la sierra norte de Madrid Detalle de la entrada del cable en la vivienda y los aisladores de porcelana. Los hilos, o cables eléctricos, eran de cobre, aislados con un compuesto de goma y recubiertos de algodón bajo plomo, que recorrían las fachadas de los edificios hasta entrar en los mismos. Todavía quedan los restos de algunos cables y los soportes aislantes de porcelana en algunas fachadas, como se puede apreciar en las imágenes. Redes de distribución aérea en la villa de Oteruelo. Todavía se aprecian en algunas fachadas los aisladores de porcelana. Hoy en día sigue la distribución aérea de la energía eléctrica, habiéndose sustituido los hilos unipolares de cobre por líneas de cables trenzados aislados que se soportan igualmente sobre palomillas metálicas y son grapados por la superficie de las edificaciones. La llegada a los edificios se hace por la fachada principal o entrada de los mismos, colocando una caja de fusibles antes de entrar en la vivienda, lo que se denomina la caja general de protección. Detalle de cajas generales de protección en fachada. 69

14 ACTA Las viviendas rurales del Valle alto del Lozoya en la sierra norte de Madrid Al entrar en la vivienda, en las instalaciones antiguas, se colocaba el contador, sobre un tablero de madera y un fusible o plomo como protección. Caja con contadores a la entrada de la vivienda. La instalación por el interior de la casa era a base de cables trenzados forrados de algodón y sujetos a la pared mediante clavos con un soporte aislante de porcelana, o simplemente grapeados por la pared. Contadores de la vivienda de la avenida de El Paular nº 16, de Rascafría, y calle Neveros, 44, de Oteruelo. Actualmente hay muchos contadores colocados en el interior de las casas pero cuando se hacen modificaciones o se aumenta la potencia eléctrica de la vivienda, la empresa eléctrica, de acuerdo con la normativa vigente, exige que se coloque el contador en la fachada o en el linde de la propiedad. Cables de la instalación interior de la vivienda de la avenida de El Paular, de Rascafría. 70

15 Las viviendas rurales del Valle alto del Lozoya en la sierra norte de Madrid Los mecanismos utilizados eran de madera, de porcelana y posteriormente de baquelita. En las siguientes fotos se puede ver una muestra de estos mecanismos que todavía existen en muchas viviendas antiguas. La potencia que se contrataba con la empresa era muy pequeña, lo suficiente para colocar una bombilla de 15 W en algunas habitaciones, sobre todo en la sala, la cocina, pasillo y algún dormitorio. Según comentarios del electricista de Rascafría, en algunas viviendas se colocaba un distribuidor de la luz que según se girara se encendía la luz de una parte de la casa de forma que sólo se podía encender una bombilla en toda la casa. Poco a poco la luz se fue utilizando para colocar en la cocina un pequeño infiernillo, la radio y no muchas cosas más. A partir de los años 1960 empezaron a aparecer los primeros electrodomésticos, muy poco introducidos en estos lugares, pero que dieron lugar a las primeras modificaciones de las instalaciones eléctricas para colocar frigoríficos de absorción y lavadoras sin caldeo. En la actualidad las instalaciones interiores se han mejorado pero siguen siendo instalaciones exteriores, con los cables grapeados sobre la pared, fijados con sujetacables y sustituyendo los empalmes de cables retorcidos recubiertos con cinta aislante por cajas de conexión con clemas. Mecanismos de porcelana y baquelita negra. Mecanismos de madera: interruptores de dormitorio. Cajas de conexión en el interior de la vivienda de la calle Reyes. Son muy utilizadas actualmente las regletas de plástico blanco, de grosor o dimensionado proporcional al calibre del cable que protege, y que tienen la ventaja de poderse pintar, colocar papel pintado encima, etc. àiluminación viaria La iluminación de las calles se hacía, y se sigue haciendo, con bombillas y faroles colocados sobre las fachadas de los edificios. En un primer lugar se colocaban simples bombillas en lugares más o menos estratégicos de las calles 71

16 ACTA Las viviendas rurales del Valle alto del Lozoya en la sierra norte de Madrid o la plaza, pocas en total. Los cables para iluminar los faroles iban en las palomillas de la red de tendido eléctrico como en la actualidad. Farolas sobre fachada y sobre báculo en Rascafría Detalle de la alimentación eléctrica a una farola que se apoya sobre palomillas. La iluminación viaria actual se basa en farolas sobre fachada, de estilo más o menos clásico según el lugar donde está colocada, y báculos sobre la acera en la parte nueva de la villa, tanto en Rascafría como en Oteruelo. A continuación se puede apreciar en las fotografías el tipo de farolas utilizadas tanto en Rascafría como en Oteruelo. à Bibliografía Álvarez Caravera, J. L. (1982). El sexmo de Lozoya, Rascafría y El Paular, Madrid. Tesis doctoral. Universidad Complutense. Azcárate Ristori, J. M. (1970). Inventario artístico de la provincia de Madrid. Madrid. Servicio Nacional de Información Artística, Arqueológica y Etnológica. Folletos turísticos editados por el Ayuntamiento de Rascafría. García Pablos, R. y Rey, L. del (1991). Coordinadores del libro con varios autores. Arquitectura y Desarrollo Urbano. Comunidad de Madrid. Zona Norte. Madrid. Edición conjunta Dirección General de Arquitectura de la CAM y Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, COAM. Guerrerie Delbarre, M. (1993). Vecinos y Forasteros en el valle del Lozoya, Madrid. Editado por el Patronato Madrileño de Áreas de Montaña de la Consejería de Cooperación de la Comunidad de Madrid. Libros de Madrid. Paz Serrano, T. (1990). Rascafría: historia y arte de un pueblo de la Sierra Norte de Madrid. Madrid. Este y Oeste editorial. Sánchez Vigil, J. M. (2005). Pueblos de la zona Norte de Madrid. Madrid. Comunidad de Madrid. 72

17 Las viviendas rurales del Valle alto del Lozoya en la sierra norte de Madrid Varios Autores (2005). La sierra de Guadarrama; Diagnóstico de un Territorio. Ponencias del Curso de El Escorial Madrid. FIDA. à Agradecimientos Para la realización de este trabajo ha sido muy importante la colaboración y aportación de información de personas que viven y conocen los pueblos de la zona, y que nos han relatado sus vivencias y la de sus antepasados. Quiero expresar mi agradecimiento a la bibliotecaria de la Biblioteca Pública de Rascafría, Magdalena, que ha realizado una labor muy importante de búsqueda de todo tipo de información escrita sobre Rascafría y Oteruelo, facilitándonos además el contacto con vecinos de la zona. A Julio, de la urbanización Los Grifos y vecino de Rascafría, que nos ha permitido conocer las viviendas de este pueblo y nos ha aportado mucha información sobre las características y costumbres de los habitantes del Valle. A Felipe, antiguo responsable de la Electra del Paular, que suministró energía eléctrica al valle durante la primera mitad del siglo XX, por la información facilitada sobre la electrificación de los pueblos de la zona y el equipamiento eléctrico de las viviendas. A Julio, el electricista de toda la vida de Rascafría, por la información sobre la electrificación de las viviendas y locales de los pueblos de Rascafría y Oteruelo. A Manuela, Alberto, Monchi, entre otros, que nos han permitido ver y fotografiar sus viviendas. Por último a Clara, arquitecta, por sus consejos y la revisión de este trabajo. à Epílogo El trabajo ha sido realizado bajo la supervisión del catedrático D. Javier de Cárdenas, profesor del curso de doctorado Arquitectura Popular, de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid. El trabajo se ha realizado durante los meses de febrero a mayo de Las fotos las he realizado durante los meses de febrero, marzo y abril de El trabajo ha sido realizado en su totalidad en las poblaciones de Rascafría y Oteruelo. Este trabajo se terminó de redactar el 15 de mayo de