Transcripción

1 Nuestra historia

2 Hola! Somos Martina y Sara, una ítaloargentina de Arroyo Seco y una española mitad jerezana mitad de Trebujena. Las dos vivimos en París, ciudad a la que Martina llegó buscando su vocación después de una crisis personal en Buenos Aires. Tras casi terminar la carrera de Sociología, de la que lo único que conserva hoy son las buenas amistades de aquellos años en la Universidad, después de varias decepciones amorosas, una vida agitada de rock and roll y un trabajo mortífero de oficina durante 7 años como secretaria ejecutiva, un buen día decidió hacer las maletas y cruzar el charco para tomarse un año sabático en la ciudad de la luz.

3 Sara llegó a París el mismo año, en 2007, dos meses más tarde. Acababa de dejar un trabajo de secretaria en Málaga (España) para empezar a trabajar en el departamento de Comunicación de una empresa privada en esta ciudad que siempre había imaginado como un sueño. Y se cumplió a la edad de 27 años, solo que, como todos sabemos, los sueños no siempre terminan siendo como en las películas de Hollywood, sino que a menudo terminan también dando un giro almodovariano.

4 Martina y Sara se conocen en Paris Dos años más tarde Sara se quedó en paro por un despido colectivo y, después de haber vivido un caso de acoso laboral, decidió darse un respiro y ponerse de nuevo a estudiar. Nos encontramos en el año 2010 gracias a la amistad de nuestros entonces novios, que se conocieron en un restaurante argentino de París. Mientras ellos hablaban de fútbol y de política, nosotras tuvimos un flechazo a primera vista. Durante los primeros años de Martina en París ella se dio cuenta de que su vocación estaba ligada a una máquina de coser y a todo lo que tenía que ver con las manualidades. Su abuela, que tenía dificultades para ver, le pedía calcarle los patrones de toda la ropa que le hacía a ella cuando era niña. Su hermana, la verdadera artista de la familia, le había animado en

5 Buenos Aires a adentrarse en el mundo del arte y la creación y fue ella la que en realidad empezó a animarla y motivarla para buscar su lado más creativo. A raíz de esto, Martina comenzó estudios de Artes Plásticas con la célebre Beatriz Vettori, antigua Directora de la Universidad de Bellas Artes de Rosario. Al llegar a París, además de quitar los mocos y limpiar los culos cagados a bebés que no saben hablar francés, Martina inicia un proyecto artístico pedagógico para enseñar español a niños de 3 años: Te sacamos la lengua. Como pensamos que a la suerte se la llama con el canto, y en esto las dos creemos muy en serio, en pleno proyecto Martina conoce en el mismo año al director de teatro francés Stephan Druet y al artista argentino Sebastian Galeota, con quienes se sumerge en nuevos proyectos educativos y artísticos y empieza a trabajar como vestuarista en obras de teatro como Amor, Amor à Buenos Aires, presentada en el teatro Comedia de París o Les Divas de l obscur, presentada en el Festival Les Nuits d été en el Conservatorio Hector Berlioz. El mismo año Martina crea con Sebastian Galeota, junto a la complicidad de Stephan Druet, el espectáculo para niños Avarice au Pays de l oseille.

6 Los inicios por separado de Martina y Sara Hasta esa fecha Sara no sabía ni enhebrar una aguja. Cuando conoció a Martina se quedó maravillada con el taller de 10 metros cuadrados en el que Martina trabajaba. Sara era poeta y había publicado varios libros y ganado varios premios literarios. Quería aprender a coser y le pidió a Martina que le enseñara. Juntas cosieron su primer vestido y sus primeras pajaritas para mujeres sobradamente divertidas. La abuela de Sara le regaló su vieja máquina de coser y empezó a trabajar la costura. En 2011 Sara se incorpora a trabajar en otra empresa privada después de casi dos años en paro y meses más tarde, en 2012, Martina sigue explorando en sus pasiones y comienza con la serigrafía manual. Se forma

7 con Véronique Frémy, artista reconocida en esta disciplina, y crea La Petite Mouche, un proyecto en el que trata de reunir las distintas facetas artísticas en las que había estado trabajando. Sara, con bastante menos tiempo disponible, hace sus pinitos con otro proyecto de creaciones hechas a mano, lalolacrea, pero poco ambicioso: la mayoría de los productos que hace los regala a sus amigos y familiares. En 2013, Stephan, Martina y Sebastian conocen a Agatha Ruiz de la Prada, con quien se embarcan en un proyecto televisivo, Cora et Tresha, que se encuentra actualmente en su fase final y, a finales de 2014, Martina se casa con su novio, el bueno de Agustín. Durante este tiempo Sara sufre una crisis personal en toda regla. Tras dos años de enfermedad con síntomas que ningún médico reconocía para dar un diagnóstico, a finales de 2012 descubre que es celíaca. Tarda más de un año en empezar a recuperar la energía física que había perdido y a acostumbrarse a la nueva dieta. Adiós a la comida rápida, a las pizzas y a la bollería, bienvenida a las frutas y las verduras y a la inmersión en el fascinante mundo de la

8 contaminación cruzada. Meses más tarde su entonces novio le pide que vaya con él a Londres, ciudad en la que quería estudiar un Máster en una prestigiosa universidad. Sara puede irse a vivir a Londres haciendo teletrabajo para su empresa con la condición de volver a París en un período máximo de dos años. Juntos inician una nueva etapa en la ciudad de los señores con bombín, la vida rápida y la lluvia, esa maldita lluvia. Tras cuatro años de procesos judiciales, Sara recibe una indemnización por el caso de acoso laboral que había sufrido y decide invertir la mitad del dinero en un curso de diseño gráfico en el Shillington College de Londres, estudios que sigue compaginando con su trabajo. Durante este año empieza a descubrir todo lo que rodea a InDesign, PhotoShop e Illustrator, pero descubre que tiene especial predilección por este último y por la ilustración, aunque no tuviera mucha idea de cómo dibujar. Dos meses más tarde de graduarse en diseño gráfico el novio maravilloso que le había pedido ir con él hasta Londres le pide que vaya a visitarle a Bangkok, ciudad en la que estaba realizando unas prácticas de verano para completar el programa de su Máster. Allí descubre (el cómo es muy morboso, pero eso

9 ahora es lo de menos), que en su historia de 7 años había cuernos y mentiras, muchas mentiras, y al día siguiente del descubrimiento se toma un avión de vuelta a Londres. Un mes y medio más tarde se muda a París, se incorpora de nuevo a su trabajo y empieza a escribir poemas como la niña poseída de Poltergeist. Meses más tarde vuelve a sufrir otro desastre amoroso. Conoce a un poeta que le habla del cielo y las golondrinas en la distancia, Sara llega a creer que había ocurrido el milagro y se ilusiona por todas las cosas que tenían en común: los dos venían de una misma triste historia, los dos encontraban refugio en las palabras, los dos podían pasarse días comiendo solo patatas fritas, los dos querían empezar de nuevo. Pero no, al poeta también se le cruzó otra chica que vivía a muchos menos kilómetros de él que ella y semanas más tarde le manda un , un ! para decirle querida, nuestra historia se ha acabado.

10 El inicio de Poetic gnocchi Después de remar en un mar de dulce de leche, Martina y Sara empiezan a verse todos los fines de semana y comienzan a plantearse trabajar juntas en Piensan en unir de alguna forma la pasión común por todo lo hecho a mano, la poesía y todo lo que rodea al mundo de las palabras en general. En el porfolio de diseño gráfico de Sara ella había hecho una serie de ilustraciones con personajes familiares que tenían ojos de gnocchi, u ojos de patata para los que no son adictos a la pasta como nosotras. El origen de estos ojos de gnocchi estaba en la enfermedad celíaca de Sara y en lo que echa de menos comer ciertos alimentos. Poetic gnocchi nació de esa serie de caricaturas hecha con el objetivo de retratar a personas grandes con corazón grande (su

11 padre, su madre, su ahijada ). Poetic gnocchi, Martina, hagamos un gnocchi de nuestro logo. Y Martina respondió Dale!. Nuestro objetivo fue buscar la originalidad y lo divertido en los objetos, sirviéndonos del diseño gráfico y la serigrafía, creando historias o relacionándolos de alguna forma con las palabras. Pero hubo algo más detrás del gnocchi. Martina le contó a Sara una historia que desconocía: en Argentina, todos los días 29 de cada mes y siguiendo una tradición italiana, se comen gnocchis poniendo un billete debajo del plato como símbolo de prosperidad y suerte. Como dos buenas lunáticas, ambas supimos entonces que el gnocchi tenía que ser sin duda la imagen de nuestro proyecto.

12 Nuestro proyecto Poetic gnocchi es un proyecto creativo que mezcla pequeñas cosas hechas a mano con palabras y colores. Poetic gnocchi echa a andar para crecer y (sobre)vivir en un mundo rápido lleno de cadenas en serie y vértigo, por eso busca colores y palabras, esperanza y un lugar para los adultos que quieren ser niños con responsabilidades, para los niños que sueñan, para los que buscan otra oportunidad o para los que creen que nunca es tarde para empezar de nuevo. Cada uno de nuestros gnocchis tiene poderes mágicos y su propia historia.

13 Todos nuestros productos están hechos con nuestras manos, cosidos y serigrafiados por nosotras y/o impresos en la UE. Las dos venimos de una crisis. Las dos perseguimos un mismo sueño. En Poetic gnocchi sabemos, con certeza, que una pizca de suerte vale para que, con mucho trabajo, algún día se abran las puertas: que entre tanto, también a ti, se te abra alguna.

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