UN CENTRO DE EXPERIMENTACION

Transcripción

1 UN CENTRO DE EXPERIMENTACION LOS 6 DÍAS DE ANTIBES SOBRE CINTA MECÁNICA Pierre-Michaël Micaletti y Philippe Billard van a aprovechar la carrera de los 6 días de Antibes para intentar una nueva experiencia: correr 6 días sobre cinta mecánica. Se batirá un record mundial (fácil, porque hasta ahora no existe), pero lo esencial está en otro apartado. Ambos corredores se han asociado con la clínica del sueño de Albi para realizar un estudio sobre... el sueño, así como con los Laboratorios Holiste para realizar un estudio sobre la oxigenación (con el Bol d Air Jacquier, sistema que optimiza el transporte del oxígeno a las células gracias a un sistema de peroxidación de un aceite esencial de pino). El objetivo: comprender la forma en que evolucionan los diferentes parámetros fisiológicos y mejorarlos con el paso del tiempo. Dicha carrera de los 6 días será la primera ocasión de dichas pruebas de una serie a lo largo de un mínimo de 5 años. Las mismas nos permitirán comprender la forma en que se comporta el organismo sometido a un esfuerzo continuo y a la falta de sueño, así como encontrar aplicaciones civiles, por ejemplo para las personas que trabajan por la noche, que ejercen profesiones penosas o sujetas a estrés de larga duración. LOS 6 DIAS DE ANTIBES SOBRE CINTA MECÁNICA Cuando estén ustedes leyendo estas líneas, sin duda ya habrán comenzado los 6 días de Antibes. Es 5 de junio de 2001 y Michael y yo hemos decido por una vez intentar la aventura sobre la cinta de correr. Una experiencia que tal vez en el futuro sea anodina, incluso banal, pero que, en la actualidad, se sitúa en los extremos del ultrafondo. Unos 140 corredores nos hemos dado cita en el circuito de 1 km. Somos dos por cinta. No sabemos si la prueba nos resultará muy dura o muy fácil. Lo único que sabemos es que vamos a lo desconocido. La prueba de los 6 días en su

2 versión clásica comienza a descubrirnos sus secretos, esencialmente gracias a esta prueba de la Costa Azul que, en unos pocos años, ha conseguido un éxito fuera de lo común. Sin embargo, la prueba de los 6 días en su versión de cinta de correr provoca muchos interrogantes. Interrogantes que nos llevan a tener conciencia de las limitaciones, a no olvidarnos de nada, aunque parezca absurdo a primera vista. A lo largo de mis largas sesiones de entrenamiento corriendo sobre el mismo sitio, he tenido tiempo para reflexionar en unas pistas que me servirán tal vez a partir de esta edición o en próximos intentos... o nunca más. FRACCIONADO CEREBRAL Es imposible entrenarse durante 6 días para preparar los 6 días de Antibes. Tampoco creemos que correr durante 24 horas, o 48 horas seguidas, o incluso más sea una buena idea. Bueno, sería una buena idea pero acabaríamos reventados y no es plan. Sin embargo, Michael y yo sentimos, cada uno a nuestra manera, que habría que simular dichos períodos difíciles, cada vez más difíciles, durante la carrera y que nos exigirían estar siempre en tensión. Imaginamos bien la tensión física que surgirá de dicho entrenamiento interrumpido de tantos kilómetros, pero pensamos poco en la tensión psicológica. Y así fue como me vino a la mente, tras una zancada, la expresión fraccionado cerebral. No existe copyright de la expresión, ni se trata de un concepto capaz de cambiar el sentido de rotación del sol, si no de un principio interesante, dado que se trata de estar en tensión psicológica durante todo un día, corriendo y realizando actividades deportivas interrumpidas por alguna pausa. Veamos en qué consiste la definición de entrenamiento fraccionado... Se trata, por ejemplo, de correr rápido, luego recuperar, volver a correr, correr nuevamente deprisa y así sucesivamente. Todo el interés radica en el hecho de que los latidos del corazón acaban en todo lo alto, incluso durante las fases de recuperación, y que, simultáneamente, se ahorra en lo físico. El fraccionado cerebral es similar. En mi caso concreto, una jornada en tensión psicológica pudo comenzar con una sesión de cinta de correr desde las 12 de la noche a las 6 de la mañana, luego dormir un ciclo de sueño, luego encadenar 2 horas de hometrainer, luego continuar pasando el día con la familia, sabiendo que, al final de la tarde, habrá que volver a hacer 2 horas de musculación. La fatiga, la falta de ganas, la baja motivación, el bienestar que podemos sentir durante las fases de reposo, son argumentos para hacer más difícil la decisión de volver a hacer una sesión de deporte. Por ello es doblemente interesante recurrir a otras formas de entrenamiento: para variar (entrenamiento cruzado) y perturbar aún más el cerebro. Luego tendremos una capacidad de decisión más alta.

3 ALIMENTACION PRÁNICA Varias experiencias de ayuno, de una duración de 5 días al mes, me han permitido tener un enfoque diferente sobre la alimentación. Sin entrar en los detalles (ya hemos publicado artículos al respecto), el punto interesante a destacar del ayuno radica en el momento en el que se pasa a una alimentación interna. El organismo da la impresión de que va a resistir eternamente en autarquía, sin sensación de hambre. Ahora bien, sabemos que el sistema digestivo consume mucha energía, así que estaríamos tentados a decir que si no comemos, no sólo ahorraremos dicha energía sino que podemos utilizarla igualmente para correr y, además, evitar los problemas digestivos. Podemos también imaginar que un organismo habituado a grandes esfuerzos recurriría con mayor facilidad a sus reservas de grasas, que sabemos que son casi inagotables, y, en todo caso, ampliamente suficientes para la realización de un esfuerzo durante varios días. La ecuación parece ideal, pero hay que validarla sobre el terreno. El pranismo lo practican individuos adeptos principalmente de la corriente New Age o inspirados en tradiciones indias. Pretenden que podemos alimentarnos sin comer (y a veces sin beber) sólo captando una forma de energía que denominan prana. La comunidad científica está dividida aunque la mayoría opina que los pránicos no son más que unos charlatanes y el resto dice haber observado casos... muy raros. Aún admitiendo que fuere posible, el camino es largo, difícil, incluso peligroso y se basa en la concentración, la respiración y la meditación. Tendría alguna utilidad para el ultrafondo? La pregunta sigue sin respuesta a día de hoy. ZANCADA PENDULAR Pasemos de la mística a la física. En mi búsqueda de la zancada perpetua me han fascinado todos los sistemas por inercia cuyo movimiento da la impresión que nunca parará. El péndulo de Foucault forma parte de ellos. Inventado por el investigador del mismo nombre en 1851, el péndulo fue colgado en el Panteón de París y permitir poner en evidencia el movimiento de rotación de la tierra. Al correr por la cinta, me di cuenta, como muchos otros, que se producía un desfase entre mis sensaciones y las que tenía cuando corría por asfalto, por ejemplo. Tenía la impresión de correr 1 km/h más rápido sobre la cinta. Nada bueno! Al cabo de 6 días, si damos por buena dicha sensación, la diferencia sería superior a 100 km. Enorme. Entonces me dio por intentar comprender partiendo del principio de que debía existir una zancada especial para correr por la cinta, como existe una zancada para correr sobre el asfalto, otra para correr por el campo, etc. La cinta es quien manda, es la que avanza y no podemos decir nada. Si nos paramos, vamos hacia atrás y si saltamos, avanzamos. Es inútil intentar avanzar, hay que encontrar una zancada que no sea ni en ciclo hacia adelante, ni en ciclo hacia atrás, una zancada pendular, con un ángulo de piernas con respecto a la vertical que fuere el mismo hacia adelante y hacia atrás. Una simetría perfecta. No hay que pensar en propulsarse sino en dejar que la cinta corra sola. El resultado es una mayor regularidad de zancada y, por consiguiente, un ritmo cardíaco más estable.

4 LA EMOCION Y EL PULSO El corazón es un órgano fascinante y particularmente para los deportistas- El invento y principalmente la democratización del pulsómetro ha supuesto una auténtica revolución para todos nosotros. Es una ventana abierta a nuestro estado interno que nos va a permitir analizarnos mejor y, así pues, conocernos mejor. Yo utilizo el pulsómetro en los entrenamientos principalmente para asociar al mismo mis percepciones, impresiones, emociones. Las siento evolucionar a medida que progreso y constato hasta qué punto están ligados, interconectados todos los sistemas: esqueleto, músculos, nervios, el aparato cardio-respiratorio, el cerebro... Este aparatito nos permite realizar una medición de nuestro estado general. Se entiende pues que cuanto más lentamente lata el corazón, mucho mejor, y entonces deduciremos que los sistemas se han adaptado al esfuerzo solicitado. Con una frecuencia máxima de 185 pulsaciones y de pulsaciones en reposo, mi frecuencia cardíaca a lo largo de los 6 días debería situarse idealmente en torno a 115 y 125 pulsaciones. Al menos el primer día. Partiendo del principio que es el corazón quien decide (porque es el que nos indica el estado general de los sistemas), corrí mi sesión de entrenamiento de 6 horas en la cinta eléctrica del siguiente modo: empecé a 7 km/h, aumenté 0,1 km/h cuando el corazón bajaba a 115 pulsaciones y reduje 0,1 km/h cuando subía a 125. De este modo llegué a los 7,9 km/h durante dicha sesión, luego bajé el ritmo... Sueño con correr de este modo un día bajo hipnosis, con un sistema que incremente o reduzca la velocidad de la cinta de forma automática en función de mis pulsaciones. Probablemente habrá que realizar alguna adaptación durante los 6 días, ya que el corazón seguramente se cansará, pero el principio es ése. INTEGRACION CON LA CINTA MECÁNICA Michaël utiliza a menudo una expresión que me encanta: hay que hacer buenas migas con la cinta. No somos algo ajeno a la cinta ni luchamos con ella, formamos equipo con ella. Es una especie de organismo vivo sobre el que pasaremos tal vez 120 horas y seguramente las 144 de los 6 días de Antibes. Nuestro movimiento ha de adaptarse al suyo, y sus engranajes han de armonizarse con nuestras zancadas. Si no vibramos al mismo ritmo, uno de los dos se parará. Algo no deseable, así que es mejor llevarnos bien. Fuente: Revista ULTRAFONDUS, Junio de 2011

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