"Una LocalizaciÓn Estructural Del Objeto; El SuperyÓ (i)"

Transcripción

1 "Una LocalizaciÓn Estructural Del Objeto; El SuperyÓ (i)" (*) Escuela Freudiana De Buenos Aires Mónica Marciano "El sonido de la bocina iba aumentando en extremo; Moisés hablaba y Dios le respondía con voz tronante." Éxodo; Cap 19, Vers. 19 Tal como lo anuncia el nombre de este seminario, la clínica psicoanalítica es clínica del objeto, ineludiblemente sostenida en el deseo del analista. Por eso nuestra praxis no es objetiva, es objetal, en todo cave, con las consecuencias éticas que esta posición conlleva y que hicieron que Freud no dudara en ubicarla como una práctica imposible. Teniendo en cuenta estos delicados desfiladeros, estas riesgosas cornisas que nos impone nuestra tarea cotidiana, los invito a internarnos en una zona opaca de la teoría: el superyó. Y les propongo abordarlo como una localización real y estructural del objeto voz, sirviéndonos tanto de la letra freudiana como de los aportes que nos dejara Laca4 sobre todo a partir del seminario del año 62, " La Angustia". Para entrar en tema, una reseña clínica Ana es una mujer de treinta y pico de años que desgrana en su decir las trazas propias de la posición histérica. En sus relatos aparece la insatisfacción como modalidad deseante, la femineidad y sus impedimentos sintomáticos, la pregunta dirigida al Otro que abre el campo transferencial. Cuál es el motivo de consulta? Lo que ella llama "sus ataques". Estos "ataques" son situaciones en las que se ve compelida, irrefrenablemente, a pelearse a los gritos, "agarrarse a piñas" sobre todo con su hermano pero también con desconocidos/as. Después de los ataques se emborracha y se duerme. Cree que el alcohol es un buen freno pare sus pesadillas, otro de sus padecimientos habituales.. - Página 1 de 5 -

2 Las pesadillas, repetitivas, la persiguen tenazmente desde "trace mucho, mucho tiempo". Se desarrollan en dos ejes, con ligeras variantes: - Su padre la golpea a ella, al hermano o a ambos. Todos gritan. - Su cuerpo o un cuerpo cae desde la altura y despedaza. Con el golpe, la masa cefálica se derrama. Se escucha en eco el sonido del golpe, como en una película en cámara lenta. Avanzado el tratamiento, se fue ubicando la casi infaltable posición sacrificial en la histeria. Algunos ejemplos: golpes constantes contra sillas, puertas, etc., hacen que sus brazos y piernas estén plagados de moretones; se somete una y otra vez a tratamientos médicos excesivos e intrusivos, muchas veces innecesarios. Cuenta que su padre, muerto trace algunos años, podía ser "el mejor papá" o en momentos de furia golpearla con un cinturón. "Con cada golpe, un grito". Para su hermano varón, mayor que ella, el padre reservó sólo los golpes. Qué desataba la furia del padre? Nada grave: discusiones entre hermanos, alguna travesura, tonterías. Cree que fue con ella "el mejor papá" en tanto la ayudó a armarse lo que podemos leer como un afuera de la familia. Amorosamente, la impulsó a estudiar. La ayudó a alquilar un departamento cuando pudo ir a vivir con unas amigas; según él, "se merecía un lugar mejor". Cuando comenzó el noviazgo que la llevaría al matrimonio, fue el padre quién la advirtió con respecto al perfil violento de quien seria su marido; advertencia que ella, por supuesto, desoyó. De la madre recorta un rasgo preponderante e implacable: es muy mal hablada, "no pare de decir porquerías". Las andanadas injuriantes de la madre se desatan sin razón, imprevisiblemente y muchas veces en público. Nunca hizo nada pare protejerla o mitigar la furia del padre. En rigor, Ana no puede establece con precisión la ubicación de la madre en esas escenas: "andaba por ahí" es todo lo que dice. Frecuentemente se ofrece para acompañar a su madre a hacer trámites, etc., con resultados desastrosos. El hermano con los años se transformó él también en golpeador de sus tres hijos, sobrinos a los que Ana quiere entrañablemente." Si no les pega con la mano, les pega con lo que dice". Los desbordes impulsivos de Ana están estrechamente vinculados tanto con la violencia del - Página 2 de 5 -

3 hermano como con las injuries de la madre. Por extensión, frente a vicisitudes de la vida cotidiana marcadas con un matiz hostil, ella responde insultando, golpeando, gritando hasta quedar afónica, pare luego calmarse con el alcohol. Insiste en que "así se recupera ". Mientras estuvo casada estas escenas se le armaban también con el marido cuando el no la escuchaba o la degradaba con lo que decía. Por qué este recorte clínico? Justamente porque me parece que muestra con alguna claridad las paradojas a las que queda expuesta la subjetividad cada vez que la instancia superyoica ocupa el centro de la escena. Tengamos en cuenta que cuando del superyó se trata nombramos una condición de estructura y no un efecto indeseado o contingente. Por esa razón Freud lo incluyó como constitutivo en su segunda tópica al proponerla formada por tres instancia: yo, superyó y Ello. Y también por esa razón Lacan le otorgó un lugar en la escritura del nudo borromeo al establecer una zona adscripta al goce del Otro (GA), cuyos puntos de contacto con la instancia freudiana son importantes aunque no sean idénticos. Y qué enseñanza nos aportan nuestros maestros en el tema que hoy nos ocupa? En primer lugar nos advierten que la incorporación de la palabra en su estatuto simbólico no se produce sin el recurso del objeto voz. La voz, el golpe de la emisión sonora, vehiculiza la violencia de la estructura, que nombramos real del padre o real del Otro real. Violencia del padre de la ley que golpea el cuerpo y dejando su marca, localice, circunscribe el goce, a la vez que lo instala como imperativo. Quiero hacer aquí un subrayado en el sentido de que el goce no se vincula ni con la elección ni con la voluntad: el goce es la substancia del cuerpo, tal como lo plantea el psicoanálisis.(lacan Sem XX). La cuestión radica en que tramitación puede darle el sujeto a este imperativo Tal como dice Lacan, la voz interviene por su calidad de ser un objeto separable. Así se nos revela. "Conocemos su carácter parasitario bajo la forma de los imperativos interrumpidos del superyó". Insistiendo en este punto, Lacan subraya la estrecha vinculación de este objeto, la voz, en el origen mismo del deseo, al vincularlo con la prohibición y el asesinato del padre, porque ubica allí "el bramido de un toro acogotado" En ese bramido se presentifica la voz del padre muerto. Ahora bien: si aceptamos esta posición, podemos plantear que los excesos "parasitarios" del superyó son testimonio de esos puntos en los que, puede haberse efectuado el parricidio, pero el duelo no ha encontrado su consumación. De allí que esa versión del objeto voz, el bramido, se eternice. - Página 3 de 5 -

4 Aporía, paradoja de la estructura, la violencia de la voz golpea y a la vez localice el goce, salvándonos de una derive arrasadora que comprometería toda la unidad corporal. Más aún, así como es cierto que la voz no se asimila" no pierde nunca su carácter de cuerpo extraño, esto no impide que se incorpore tal como ocurre en la primera forma de identificación. Esa es la incorporación primera de la que habla Freud, que modela el vacío que arma el cuerpo mismo. Subrayo: la materialidad de la voz contribuye, más allá de la palabra, a la constitución misma del cuerpo. Pero en el sonido, algo queda congelado, sin torsión hacia la vertiente significante. De todos modos, aunque la violencia de la estructura es ineliminable, clínicamente y metapsicológicamente es importante diferenciarla de la estructura de la violencia como tel. Porque en la medida en que Freud propone al superyó como heredero del complejo de Edipo nos indica que hay algún borde de esta instancia que puede quedar articulada a la castración. Eso dará la chance en un análisis de que esas marcas localizables en la lectura analítica, una vez localizadas encuentren alguna forma de simbolización que las subjetivice. Volvamos al recorte clínico. Propongo pensar al padre violento como un nombre del superyó en su versión más obsceno y tiránica, no equiparable a la cohesión genuina de un padre que transmite la ley. El padre violento es en todo cave un padre impotente que derrama su goce sobre el cuerpo del hijo. Y por qué hablar aquí de un punto de impotencia en la transmisión de la ley? Por lo que las pesadillas de Ana testimonian. El mandato imposible de goce, propio del superyó, se perpetúa como eco que no se escande, tiempo que no se fracciona. Recordemos que al tiempo continuo se corresponde continuidad en el goce. Sólo la ley de la palabra puede crear el intervalo, oponiendo discontinuamente un Fort a un Da, es decir la escanción fonatoria que corta la columna continua del sonido, sea este susurro o ruido ensordecedor. Lo que nos indica la pesadilla en la que el eco del golpe, clara variante del objeto voz, se infinitiza, es el fracaso de la marca del padre que circunscribe el goce. No hay trazo simbólico: hay furia desatada. En lugar de la marca simbólica queda la piel amoratada y lastimada, y el grito que separado de la palabra aturde y golpea. Insuficiencia redoblada en la medida en que la violencia del padre no produce eficacia alguna del lado del Otro primordial, y lejos de ubicar a la hija a su abrigo, la deja a merced del mal-decir injuriante materno Como lo indica la pesadilla, la voz destroza la cabeza de Ana, acefalía impulsiva en la que los - Página 4 de 5 -

5 cuerpos se mezclan, se desparraman tal como le ocurre en las escenas agresiva con el hermano, de claro matiz insestuoso. Por eso Ana dice que se recupera con el alcohol. Se recupera el goce, se lo retiene; No se recupera la subjetividad. Ese goce reintegrado la deja tragada por el Otro en ese letargo tóxico que no es más que el capricho injuriante de la madre. Un breve comentario sobre la transferencia pare concluir. Cuando Ana faltaba a sesión no podía dar razones, ni válidas ni pueriles. Un llamado telefónico efectuado por la analista el mismo día en que ella faltó a sesión me permitió descubrir el revés de la trama. Atendió el teléfono alcoholizada hasta tal punto que no podía hablar. Preocupada, le pregunté si estaba acompañada por alguien que pudiera auxiliarla. Respondió que si, que me quedara tranquila. A la sesión siguiente, cuando interrogo a fondo este episodio, dice: "Me había peleado con un colectivero. Llegué a casa y me puse a tomar. Cuando vos llamaste, me acompañaba la botella" Intervengo " Eso no es compañía. Eso es porquería. Porquería que te deja sin palabra. El análisis es compañía; el análisis te devuelve la palabra" Fue una sesión tan breve como efectiva. Clivar, vía acto analítico, compañia-palabra de porqueria-voz muda funcionó como punto de inflexión que permitió situar retroactivamente, la dirección de la cura. A modo de anticipo en lo que a dirección de la cura se refiere, les propongo pensar el pasaje del impulso propio de los "ataques" a lo que seria la pulsión invocante. Ese será el recorrido de nuestro próximo encuentro. Buenos Aires, Septiembre del Página 5 de 5 -