Tema III. La Reconciliación, un regalo de Jesús.

Transcripción

1 .C.M. Villa María Academy Pastoral Familiar Tema III La Reconciliación, un regalo de Jesús. Objetivo: Reencontrarse con los brazos abiertos y acogedores de Dios y de la comunidad en el Sacramento de la Reconciliación. Oración inicial. Compartir vivencias Suelo tomar conciencia de que a veces ofendo a otras personas con mis actitudes, comportamientos y palabras? Qué siento? Cómo me siento cuando logro reconciliarme en mi vida diaria con los que me rodean? Tiene alguna experiencia que quiera compartir con el grupo acerca de este Sacramento? Presentación: La Reconciliación En el tema anterior conversamos sobre el Bautismo, el primero de los sacramentos de iniciación cristiana. En esta reunión trataremos sobre el sacramento de la Reconciliación, que junto con la Unción de los Enfermos son también llamados sacramentos de Curación y Salvación. Jesús médico de nuestros cuerpos y almas que perdonó los pecados al paralítico y le devolvió la salud del cuerpo quiso que su Iglesia continuase, con la fuerza del Espíritu Santo, su obra de curación y salvación incluso en sus propios miembros. Es signo de conversión porque realiza sacramentalmente la llamada de Jesús a la conversión, la vuelta al Padre del que el hombre se había alejado por el pecado. Es signo de penitencia, porque consagra un proceso personal y eclesial de conversión, arrepentimiento y reparación

2 Es signo de confesión porque al declarar los pecados al sacerdote permite reconocer la Santidad de Dios y su misericordia transformándose en un acto de alabanza. Es signo de perdón porque por la absolución Dios nos concede por intermedio del sacerdote el perdón y la paz. Es signo de reconciliación porque nos otorga el amor de Dios que nos reinserta plenamente en la comunidad. Institución del Sacramento: Desde un principio la Iglesia tuvo conciencia de que Cristo le había trasmitido el poder de perdonar los pecados. Así cuando el Señor resucitado se presentó en el cenáculo dándoles la paz y soplando el Espíritu Santo sobre ellos dijo Como mi Padre me envió así los envío yo a ustedes, reciban el Espíritu Santo; a quienes perdonen los pecados les serán perdonados y a quienes se los retengan les serán retenidos (Jn. 20, 21-23) Conversión del corazón La conversión cristiana es la renovación interior del hombre por el Espíritu de Cristo que lo habita, de modo que toda su vida pasa a ser una vida en Cristo. La conversión, igual que la fe, es obra de Dios en el hombre. En la conversión, el hombre realiza una opción fundamental desde lo hondo de sí, para movilizar toda su existencia; en plena conciencia y libertad, decide que tipo de hombre quiere ser. El pecado lleva al hombre a poner su seguridad en el dinero, en el prestigio, en el poder y en el placer; así llega a pensar que puede dominar el mundo entero sin Dios. El hombre se vuelve a Dios no por propia iniciativa sino porque Dios se vuelve al hombre y le muestra un rostro encendido por el amor y el respeto, en el que descubre que, aún en su pecado, es importante y que su vida tiene un sentido. El hijo pródigo es capaz de levantarse de su estado de postración moral y marchar hacia la casa del padre, porque en su corazón está sintiendo su voz que lo llama. Al calor de su cariño, experimenta la necesidad de aproximarse y comenzar una nueva vida. Entonces se realiza el encuentro de la libertad con la gracia. El abrazo del padre con el hijo perdido. La conversión es una respuesta libre que da la persona a la invitación que le hace Dios a vivir una vida cristiana plena. La Práctica La prueba de la sinceridad de nuestra decisión por Cristo, se expresa en una obra de amor, respondemos a Su amor con nuestro amor que se traduce en obras de fe en todos los ámbitos de la vida

3 El pecado rompe la armonía de la relación del hombre con Dios, del hombre con los otros y del hombre consigo mismo. El acercarse al sacramento de la reconciliación es la consecuencia del dolor que produce a la naturaleza humana el hecho de descubrir que con sus pensamientos u obras ha roto la armonía de la creación. Cuando este dolor se transforma en arrepentimiento que a su vez se traduce en el propósito de no volver a repetir el mal causado y de tratar de repararlo, el sacramento de la reconciliación restaura la armonía y la felicidad del corazón humano. Como reencantarse y reencontrarse con Dios La Iglesia tiene como misión ser la presencia de Dios en el mundo, invitando a los hombres a integrarse a ella, llamándolos a la conversión a través de las enseñanzas del Evangelio, y levantándolos cada vez que sea necesario. A través del sacramento de la reconciliación la Iglesia abre el acceso a la comunidad y a la participación de la eucaristía a todos los que se han alejado de ella. El pecador llega nuevamente a la comunión con Dios a través de la comunión con el hermano. Los Signos El sacramento está compuesto por dos partes, una de los actos humanos de arrepentimiento, confesión de los pecados y satisfacción (penitencia) que realiza el penitente y otra la Iglesia que le otorga el perdón a través de la absolución del sacerdote quien fija las normas de satisfacción. Así este sacramento es un acto personal y una celebración eclesial litúrgica. La alegría del encuentro con Dios ha de ser la marca de todo proceso de reconciliación y penitencia. Reflexión grupal Se proponen las siguientes preguntas para estimular la reflexión del grupo: Qué es para mí el sacramento de la reconciliación? Cómo lo vivo? Me cuesta reconciliarme en mi vida diaria con los que me rodean? Por qué? Qué siento cuando lo logro? Cómo vivo mi reconciliación con Dios? Y con los hombres? Cuándo me confieso Qué siento? Sugerencia: Realizar en familia una sencilla pero emotiva ceremonia de reconciliación en la familia

4 Conclusión Compartir nuestras respuestas a las preguntas: Qué descubrí en la reunión? Cambió en algo mi visión sobre el tema? Oración final: Rompe mi puerta y ven a mí Cuando esté duro mi corazón y reseco, Baja a mí como un chubasco misericordioso. Cuando la gracia de la vida se me haya perdido, Ven a mí como un estallido de canciones. Cuando el tumulto del trabajo levante un ruido en todo, cerrándole el más allá, Ven a mí, Señor del silencio con Tu Paz y Tu Sosiego. Cuando mi pordiosero corazón esté acurrucado, cobardemente en un rincón, rompe Tú mi puerta y entra en mi, Con la ceremonia de un rey. Cuando el deseo ciegue mi entendimiento con polvo y engaño, vigilante santo, Ven con Tu trueno y resplandor. Tagore, Ofrenda Lírica - 4

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