No hay que olvidar que la Junta Militar derogó la posibilidad del aborto terapéutico pocos meses antes de la llegada de la democracia.

Transcripción

1 Presentación de la Corporación Miles en Comisión de Salud, Cámara de Diputados Proyecto de Ley Interrupción Voluntaria del Embarazo por Tres Causales Valparaíso, 14 de abril Claudia Dides C. Socióloga. Magister en Estudios de Género y Cultura, mención en Humanidades. Universidad de Chile. Directora Ejecutiva Corporación MILES. Investigadora en temas de salud sexual y reproductiva, derechos y género. Soy socióloga. Estudio a la sociedad. Soy magíster en género y como investigadora de la Flacso desarrollé durante dos años, uno de los trabajos más importantes en Chile sobre la realidad del aborto. Esta experiencia junto a los sondeos de opinión del año 2009 y 2010, fueron decisivos para que formáramos nuestra Corporación llamada Miles. En realidad podemos decir con absoluta confianza, que Miles nació de una necesidad país. Respondimos a una sensibilidad que era masiva y que no necesariamente tenía que ver con la mujer activista por los derechos sexuales y reproductivos, sino con el promedio de una chilena común y corriente, que comenzó a hacerle sentido la brutalidad que significaba que el Estado no te permitiera decidir qué hacer en un embarazo (1) cuando tu vida y salud corrían peligro, (2) cuando era inviable alargando el sufrimiento y el duelo, o peor aún, (3) cuando habías sido víctima de un embarazo forzado por violación. El tiempo nos dio la razón. La última encuesta Cadem muestra que más del 65% de los chilenos y chilenas quiere una ley de Aborto Terapéutico, una cifra que se condice con otras encuestas como la de FLACSO-Chile, Instituto Nacional de la Juventud, el Centro de Estudios Públicos, Corporación Humanas, entre otros. Lo que ha enriquecido el debate -a pesar de los desafortunados dichos que hemos escuchado últimamente- es la diversidad inmensa de personas que están a favor del aborto terapéutico. Un tema que no debiéramos ni siquiera estar discutiendo, porque es un asunto donde el médico y la paciente, deben conversar y en base a la salud física y mental de la mujer, tomar la decisión. La que ella principalmente quiera y necesite. En Chile las mujeres tuvieron la garantía del aborto terapéutico antes que el derecho a votar, justamente porque se entendía que era un asunto de salud que en 1989 se politizó y la Dictadura saliente ocupó como canje valórico. 1

2 No hay que olvidar que la Junta Militar derogó la posibilidad del aborto terapéutico pocos meses antes de la llegada de la democracia. Entonces, hay que preguntarle a la derecha conservadora que hoy hace demasiado ruido con esto, Por qué durante todo el período que estuvieron en La Moneda se hicieron abortos terapéuticos y nunca fue un tema? Por qué ahora lo es? Y creemos que justamente este afán de igualar el aborto terapéutico al aborto libre, es una estrategia de la derecha conservadora que no tiene en realidad ninguna lógica. Y queremos explicarles por qué. Si bien en ambos casos estamos hablando de la capacidad de la mujer de decidir sobre su cuerpo, el aborto libre tiene que ver con el pleno ejercicio de derechos sexuales y reproductivos. No hay una necesidad de terapia de por medio, ni física ni psicológica. Las mujeres reciben la noticia de un embarazo que no desean, y deciden que no van a continuar sin consultar ni esperar tiempo. Comienzan entonces en privado, a buscar métodos para abortar. Hoy, con el misopostrol, incluso lo hacen en sus casas, sin necesidad de un médico o personal de salud. En cambio, el aborto terapéutico es una interrupción de corte sanitario, que busca evitar daños en la salud física y mental de la mujer. El aborto terapéutico ya es un drama en sí mismo porque trata sobre un embarazo voluntario en la mayoría de los casos que concluirá siempre trágicamente. Podrá ser una espera para la muerte, los preparativos para un funeral que requerirá además cortar la leche materna y tomar antidepresivos, podrá ser la antesala para el episodio sangriento y traumático de ver caer a un feto mal formado y muerto entre tus piernas. Quizás ese embarazo pueda convertirse en el obstáculo vital de una mujer enferma gravemente que se embarazó porque falló su método anticonceptivo, o incluso puede ser la agonía de un riesgo vital provocado justamente por un embarazo dañino. Porque los hay. Cuando hablamos de la posibilidad de un aborto terapéutico, estamos hablando de mujeres que enfrentan estas realidades y no de la caricatura violenta que nos traen algunos diputados a este Congreso, de la mujer suelta de cuerpo, capaz de fingir cualquier cosa para abortar. Si les parece imposible inventar una inviabilidad fetal y todo el sufrimiento para la familia que esto puede significar, resulta incomprensible que alguien crea que una mujer o una niña, puedan simularán un desgarro anal y vaginal que, además de las secuelas físicas y psicológicas, produce una fecundación forzada como si su útero fuera una probeta de uso público y dispuesto al placer aberrante de hombres. En todos los casos anteriores, la mujer es víctima de una situación dramática, pero además se le impone un solo criterio para enfrentar el drama que vive y se le impide tomar su propia decisión según sus creencias, sus herramientas emocionales y su historia personal. Esta realidad necesita una respuesta sanitaria y de derechos humanos, que hoy el Estado de Chile está negando. Hoy, estamos criminalizando a las mujeres que debieran ser pacientes, como si fueran delincuentes. 2

3 Qué sentido tiene por ejemplo que a mujeres con cáncer que producto de sus tratamientos les fallan los métodos anticonceptivos y se embarazan, se les detengan las quimioterapia, la morfina? Es absurdo. Ella, que ya enfrenta una enfermedad terrible de base, debe decidir si quiere morir en el intento de un embarazo que no buscó, o poder contar con el apoyo para interrumpirlo a tiempo y seguir su lucha contra el cáncer. Por qué le vamos a negar esa posibilidad? Y lo que ha ocurrido con la causal de violación es algo que simplemente no debemos aceptar como país. Es una falta de respeto a todas las mujeres, especialmente a las 17 que denuncian ser ultrajadas diariamente en Chile y a las 38 niñas que son abusadas en nuestro país cada 24 horas. No hay que perder de vista, que en estos casos, cuando hablamos a penas de niñas, es justamente ese embarazo forzado la evidencia de que lleva mucho tiempo siendo víctima de esos ataques. Pensar que el aborto terapéutico en estos casos será una herramienta del abusador intrafamiliar para continuar, es un chantaje que no podemos aceptar. Durante siglos, los hijos de niñas violadas, pasaban socialmente como sus hermanitos y los abusos seguían. Hoy, el embarazo de una menor es una señal de alerta. Comprenden lo terrible que es una violación? Quiero invitarlos a la experiencia sensorial quiero contarles que de cada 9 mujeres violadas en Chile, hay 1 hombre que fue penetrado contra su voluntad. Estamos hablando de la violencia, no de la vagina, ni del útero, ni de la capacidad de embarazarse que los hombres no tienen. Estamos hablando de que harán en tu cuerpo cosas que no quieres que te hagan. Que te dolerá, que te humillarán. Que tu dignidad quedará en manos de otra persona que rompe tu espacio vital y busca saciar su propio placer, sin importar las consecuencias. Piensen entonces lo que sienten Ustedes mismos cuando alguien les ha hecho algo que no quieren algo tan banal como un rayón en el auto? Cuándo a un hijo/a le han pegado en el colegio? Si eso nos descompone, imaginen una violación. Estamos hablando de impotencia, de no poder corregir lo que te han hecho para volver al camino del equilibrio emocional, de tu proyecto de vida. Piensen entonces, en alguien sobre sus cuerpos, que introduce cosas en sus genitales, que los violenta, los escupe, los humilla. Créanme, honorables, que a los hombres, mujeres y niñas que he entrevistado después de un episodio como este, lo que menos aparece en sus cabezas es tomar la píldora del después. El shock en el que quedan es tan profundo, que el Estado solo puede acogerlos en sus necesidades íntimas y vitales. Acoger a alguien en un trauma de esta magnitud, implica ser generoso y estar dispuesto a dar lo que el otro necesita no lo que otros quieren imponer. Implica no aprovecharse ideológicamente de su vulnerabilidad para coercionarlo con una u otra decisión supuestamente correcta pero que, en el fondo, responde a intereses morales ajenos a la víctima. 3

4 Si hay un embarazo forzado en este contexto, obligarla a cualquier cosa nos hace cómplices de esa violación. A todos. Y esto es una forma de tortura. Bajo el pretexto de acompañar, alguien entonces podrá convencer a esa víctima a aceptar la violación del padre como un hecho religioso afortunado o bien, a tolerar un embarazo forzado como principio moral de otra religión. Podemos preguntarnos más allá de los dogmas, qué necesita esa víctima sin que la sigamos dañando? Y aquí es importante aclarar que el Síndrome Postaborto no existe como diagnóstico en ninguno de los manuales de psiquiatría o psicología que se usan hoy. La relación que una mujer tendrá con un aborto terapéutico tiene que ver con si será tratada como paciente o como delincuente. El contexto del país, sus creencias, sus necesidades y su historia personal, son determinantes. Por eso llenar de cuestiones valóricas particulares un debate de esta naturaleza, es interminable. Si nos centramos en esto, cada quien intentará imponer su verdad como única. Y este Estado es laico. O no? Su deber es garantizar la libertad de elección y ejercicio. Con todo el respeto a los Testigos de Jehová, si ellos no quieren recibir transfusiones de sangre, el Estado les garantiza su derecho. Pero ellos no pueden pretender prohibir a todos los chilenos y chilenas las transfusiones o los trasplantes. Y esto es lo que sucede hoy con el llamado Doble Efecto, que se ha usado erróneamente como si fuera un concepto laico. Y no lo es. Los sectores conservadores cercanos a la Iglesia Católica dicen hoy que una mujer jamás morirá en nuestro país si un embarazo se complica hasta este punto vital porque el doble efecto la salvará. Y aquí necesito que nos detengamos porque esta falacia hoy está siendo ocupada como argumento para decir que no es necesario legislar el aborto terapéutico. Es importante que Ustedes, honorables de esta Comisión de Salud, entiendan el eufemismo que hace sufrir y tortura a muchas mujeres cada año y que se convierte en la forma de validar un vacío legal que deja a los médicos de manos atadas cuando no tienen una confesión religiosa católica. Es cierto, la mortalidad materna es baja, pero es triste que veamos solo números, porque no se trata solo de no morir. El llamado Doble Efecto proviene de la Doctrina desarrollada por Santo Tomás de Aquino y se enmarca en la teología católica clásica. Tiene varios principios que operan para liberar de la culpa y la responsabilidad al feligrés que se enfrente a un dilema del dogma: En este caso, el médico confesional católico que se enfrenta a la encrucijada de una paciente que puede morir por un embarazo de riesgo y una acción como el aborto condenada por el dogma de su fe, puede recurrir al doble efecto para solucionar el conflicto moral y ahorrarse la culpa porque a los ojos de su Dios no quiere hacer algo malo, pero debe hacerlo para salvar a su paciente. Y qué necesita? Pues que la acción condenada por su fe se justifique proporcionalmente beneficiando a la mujer. Saben lo que esto implica? Implica que el médico confesional debe llevar al límite del riesgo vital a esa mujer para entonces poder justificar su acción frente al dogma. 4

5 El doble efecto o aborto indirecto no opera ni tiene sentido para un médico no católico, especialmente cuando la evidencia científica existente demuestra la causa y el efecto del aborto terapéutico sin un juicio de valor. Por qué imponemos este criterio entonces a todos los médicos? Porque además Ustedes diputados deben saber, que esta acción no es un protocolo médico establecido. De esta forma, muchas mujeres quedan a la deriva de: la fe de su médico tratante, la interpretación que haga en caso de conocer la Doctrina del Doble efecto de Santo Tomás de Aquino, la valentía para enfrentar su decisión de interrumpir un embarazo, y de lo que ese médico considere como suficientemente riesgoso para atreverse a hacer el aborto. Pueden imaginar cómo sufren las mujeres? Por qué le tenemos miedo a legislar sobre esta materia y evitar así el vacío que solo tortura a las chilenas? Paola Dragnic fue beneficiada con el doble efecto y la hicieron esperar 4 meses para que no hubiera duda de su riesgo vital. Casi perdió la vida y su útero. Griselle Rojas tuvo que leer por la prensa, como el Ministerio de Salud le negó la posibilidad de interrumpir su embarazo molar grave argumentando que en Chile no existía una ley que lo autorizara. Y con la mola que la invadía fue llevada a los 5 meses y medio solo para usar otro eufemismo: no fue un aborto, sino un parto. Gladys Pavez, Nelly Milad, Romina, Paula, Andrea y hoy, justo hoy, otra mujer de nombre XX que a las 14 semanas, llorando de la mano de su marido, llegó a Miles cansada de rezar como le pidió el médico tratante y se sentó en nuestra oficina para contarnos que una segunda y tercera opinión le habían dicho que solo había que esperar la perdida encerando la casa, subiendo escaleras, porque la cantidad de malformaciones del feto que lleva en su vientre, son incompatibles incluso con el embarazo de término. Sin cabeza, con intestinos, vejiga y órganos del abdomen sin cerrar, ella le pidió perdón a su Dios porque, dice, no se siente capaz de continuar. Van a coercionarla y torturarla en un programa de acompañamiento religioso? Qué podemos ofrecer para ella y su familia? En Miles creemos que ella debe elegir como lo ha manifestado y para eso, requiere de una ley que legalice el aborto terapéutico en estas tres causales, para que sea protegida como paciente y como mujer en sus necesidades y derechos. Ofrecerle entonces información de las alternativas que existen, acceso a la tecnología y a la ciencia, prestación de servicios adecuados, consejería, apoyo y acompañamiento no doctrinal sino generoso, que sea capaz de acompañarla respetándola. 5