DE LAS BENDICIONES JUDÍAS A LA

Transcripción

1 DE LAS BENDICIONES JUDÍAS A LA PLEGARIA EUCARÍSTICA DE LOS CRISTIANOS Por: Hno. Elkin Darío López Cfs. En el Nuevo Testamento no encontramos la palabra Eucaristía en el sentido que se utiliza hoy formalmente para llamar el culto litúrgico central de la fe católica. La multiplicidad de estudios que se han realizado para comprender los aspectos relacionados con la liturgia de la Eucaristía, pero de manera especial lo que concierne a la plegaria eucarística como centro de la celebración, han llevado descubrir en las bendiciones y los gestos de la cena pascual judía las raíces de nuestras plegaria eucarística. En este corto texto, después de una breve introducción general que menciona la importancia de la comida en el contexto del judaísmo, procuraremos poner de manifiesto una síntesis de los aspectos principales de la importancia de las bendiciones judías comprendidas desde la gratitud y la admiración que constituyen la alabanza a Dios. En síntesis, y tal como lo expresa Basurko (1997, p. 99), la finalidad de este ensayo es el estudio genético de lo que constituye la célula fundamental de nuestro culto cristiano: la plegaria eucarística. Las comidas sagradas en el judaísmo del contexto helenista En los últimos años, las investigaciones en torno a la plegaria eucarística han tenido como foco central la conexión que existe entre el culto cristiano del banquete del Altar eucarístico y la tradición judía, de modo especial las oraciones de la mesa. Los estudios se han centrado en la relación de la Berakah, identificada como unidad estructural de la eucología judía, con la plegaria eucarística. (cf. Ibíd)

2 Para el mundo semítico antiguo, toda comida, pero de manera especial la comida comunitaria, tenía un gran significado. Sentarse a la mesa para comer juntos, imponía ciertos deberes a los comensales; de ahí que comer y beber juntos era una forma adecuada de sellar un pacto (Gen 31,54; Ex 24,3; Tob 7,11-15). Lo sagrado siempre estaba presente en el acto importante, misterioso y pleno de simbolismo que constituía el tomar el alimento comunitariamente para los judíos. (Barrose 1968, p. 536). Según Brouard, (2004, p ) las comidas en el judaísmo de la época helenista sirven de ejemplo para comprender el carácter sagrado de las comidas. Los diferentes grupos de la época, (terapeuta, esenios, fariseos y las comidas judías de Pascua) de los que nos hablan Filón de Alejandría y otros historiadores, así como los hallazgos más recientemente de Qumran en Tenemos la mesa judía con sus bendiciones y acciones de gracias, e incluso los debates en torno a la Torá. Los terapeutas después de la cena, celebraban vigilias sagradas en las que dos coros, uno de hombres y otro de mujeres, entonaban himnos de acción de gracias. En cuanto a los Esenios, comenta Flavio Josefo en La guerra de los judíos (II, VIII, 8, ), que durante los banquetes nadie estaba autorizado a comer antes de que el sacerdote pronunciara la acción de gracias y al final nuevamente una acción de gracias. En cuanto a los fariseos, sus comidas constituían más que una comunión, una forma de cumplir con su pureza ritual. Las bendiciones judías El contexto clave para comprender la eucaristía, es indudablemente, la cena pascual judía. De todas las comidas sagradas del pueblo hebreo, esta es la más importante y, además, fue justamente en el contexto de esta cena cuando Jesús

3 instituyó la Eucaristía. Dicen los relatos sobre la Última Cena de Jesús que, la noche en que iba a ser entregado, estando reunido con sus discípulos para cenar, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio, asegurándoles que era su cuerpo. Igualmente hizo con el cáliz después de cenar, dando gracias y ofreciéndoselo como su sangre para la salvación de todos. (Cf. Mt 26,26-28; Lc 22,19-20; Mc 14,22-24; 1 Cor 11,23-25) La plegaria eucarística ha nacido de los labios del Señor al bendecir el pan y dar gracias sobre el cáliz. (Sanchez Caro, p. 3) Los textos del Nuevo Testamento traducen con los verbos y la plegaria dicha por Jesús en la última cena, así como en la multiplicación de los panes. (cf. Basurko 1997, p. 99) a. La Berakah Según J. P. Audet 1 (citado por Basurko) esta palabra hebrea significa bendición y es un género o forma literario-religiosa específica, cuyo nacimiento hay que situar fuera de la liturgia. En la mentalidad israelita, la bendición, procede, en principio, de Dios. ( ) La bendición de Dios al hombre es el fundamento de la bendición que el hombre da a Dios. (Sanchez C. 1983, p. 3) Sólo Dios es el depositario y el dispensador de toda bendición; es una constatación que se va haciendo cada vez más certeza en todo el resto del AT (Gén 1,22. 28; 26,3; 2 Sam 7,29) En cuanto al movimiento ascendente de la Berakak, el hombre presenta una respuesta a Dios en la que se mezclan admiración, acción de gracias, sentimientos de alabanza, bien por una 1 Es mérito de J. P. Audet haber abierto el camino a una renovadora discusión sobre la bendición hebrea, poniendo de relieve una serie de constantes que se mantienen y desarrollan en ella desde su aparición en la vida corriente hasta su desarrollo posterior en el culto del AT y del judaísmo neotestamentario. Si bien es discutible la estructuración de la bendición en género literario tal y como él lo propone, es, sin embargo, de gran importancia el haber subrayado la motivación de la misma, que nunca falta en ninguna bendición, haciendo ver cómo toma a veces un matiz didáctico en las bendiciones cultuales al recordar los mirabilia Dei que Dios ha hecho en favor del pueblo. (Sanchez Caro 1983, p.13)

4 intervención salvadora concreta de Dios, bien por las maravillas que ha hecho a lo largo de la historia del pueblo israelita, bien sencillamente porque él es grande y su gloria es digna de alabanza. (Gen 24,26-27; Ex 18,9-11) (cf. Ibíd p. 13) La Berakah tiene una forma breve o espontánea y otra larga, o gran bendición cultual. En cuanto a la primera, es la que el orador eleva a Dios de modo espontáneo y en cualquier acontecimiento de la vida para reconocer su actuación salvadora. Desde el punto de vista formal comprende dos elementos: una exclamación (Bendito sea Yahvé) y el motivo de la explosión del sentimiento que se quiere expresar. En cuanto a la bendición cultual, tiene que ver con las bendiciones más desarrolladas, pronunciadas por el sacerdote o el rey presidiendo la asamblea del pueblo y en un marco cultual. (Por ejemplo David en 1 Cr 16,4-36; Salomón en 1 Re 8 o Esdras en Neh 8-9) en estos casos, la bendición adquiere una estructura que nos ayuda a comprender la conexión que existe con la plegaria eucarística: Comienza con una bendición inicial, que es una invitación entusiasta a la alabanza divina. Luego viene un motivo inmediato que podemos llamar una anámmesis o recuerdo de las maravillas que ha obrado el Señor en favor de su pueblo. Esta alabanza, en muchos casos, desemboca en súplica: Y ahora (Neh 9,32) Por fin, la Berakah vuelve a la bendición inicial en forma de doxología (Basurko 1997, p. 103). b. La Birkat ha mazon Si bien Jesús pronunció una berakah sobre el pan antes de comerlo, la bendición sobre el cáliz tendría lugar tras la comida, en el momento de elevar el cáliz, que es llamado por eso copa de bendición- en el tercer seder del

5 ritual pascual. Esta última bendición (birkat ha-mazon) era de carácter más amplio y solemne. (Sanchez C. 1983, p. 12). Bien lo manifiesta el mismo cuando exaltando la labor de J. Audet habla de un matiz didáctico en las bendiciones cultuales al recordar los mirabilia Dei que Dios ha hecho en favor del pueblo, y que es justamente allí donde cabe hablar de la Birkat hamazon como originaria de la plegaria eucarística, pues en ese sentido se puede hablar de una anamnesis en el corazón de la bendición judía que recorre los más maravillosos hechos de la historia de Israel y que coincide, en sus formas más características (p.ej.: en los salmos 104, 105, 106), con la historia de la salvación del pueblo israelita y del hombre. Así, según Sanches C. este carácter anamnético se acentúa especialmente en la solemne bendición después de la cena, la Birkat ha-mazon, y, sobre todo, en los embolismos que en determinadas fiestas y en los sábados se añadía a su tercera bendición. (Ibíd p.13) Por su parte, L. Ligier, (citado por Basurko 1997, p. 105) en un importante artículo de síntesis dice que una estructura tripartita completa y el conjunto de la Birkat ha-mazon de los tiempos de Jesús son el posible modelo originario de las plegarias eucarísticas de los cristianos. Así, para Ligier, como para T.J Talley, no es la Berakah el principal ascendente de nuestra plegaria eucarística sino la Birkat ha-mazon, subrayando su carácter de bendición-acción de gracias- súplica. Esta larga bendición-acción de gracias, dentro de la celebración en la cena pascual judía, se sitúa al terminar la cena y justo antes de beber la última copa. Esta Birkat ha-mazon es una bendición tripartita, está compuesta por una bendición por el alimento (Bendito seas Tú, Señor Dios nuestro. Tu que alimentas al mundo entero ); una acción de gracias por la tierra, por el país; (Te damos gracias Señor Dios nuestro, porque nos

6 has dado en herencia una tierra ) y una súplica por la ciudad de Jerusalén (Ten piedad, Señor, nuestro Dios, de Israel, tu pueblo, de Jerusalén, tu ciudad ). Y un breve ritornelo que concluye cada pequeña unidad (Bendito seas Tú Que alimentas a todos por la tierra el que edifica Jerusalén). (Ibíd p. 106) Aunque la tradición evangélica no ha conservado ninguna fórmula de oración pronunciada por Jesús en la mesa, lo más probable es que, como buen judío, hubiese utilizado una forma muy similar de la Birkat ha-mazon. Eso sí, creo que es conveniente aclarar, como lo hace Kilmartin (1968, p. 554) que el incluye la novedad al rito de la cena judía, pues cuando fueron a comer el pan ázimo, en vez de hacerlo en silencio según la costumbre, pronunció las palabras tomad y comed, este es mi cuerpo que se entrega por muchos y, asimismo, al pasar la copa final. Conclusión Si bien Sanchez C. acentúa la preponderancia de la birkat ha-mazon sobre la breve bendición (Berakah) del pan antes de la comida, es viable también que aquélla sea la que haya preponderado en la práctica de la Iglesia primitiva e incluso haya hecho prevalecer el término eucaristía, que al final designará la misa entera; Basurko dice que la bendición del pan, por ser breve y prácticamente sin estructura, se vio asumida y llego a fusionarse con la Birkat ha-mazon incluso desde la época apóstolica. Según la estructura general de una plegaria eucarística hoy, contiene: Un dialogo inicial, en el que se invita a los fieles a bendecir y dar gracias a Dios de modo gozoso. La acción de gracias o el prefacio, en el que se recuerda la

7 historia de salvación. El Sanctus con el que la asamblea se llena de júbilo reconociendo y exaltando la santidad de Dios. La epíclesis para invocar el Espíritu santo que transforma los dones del pan y el vino en el cuerpo y sangre de Cristo. El relato de la Institución, la anámmesis, y la oblación que constituye el centro el que se actualiza lo que Jesús hizo y dijo en la última Cena, y en la cruz al derramar su sangre como sello de una nueva y eterna Alianza. Las intercesiones, que expresan la comunión con todos los santos y en las que se suplica a favor de toda la Iglesia. Y la doxología final que en tono exclamativo invoca la Trinidad. (cf. Borobio 2000, p ) Ahora bien, según mi parecer, después de este estudio, hay que reconocer que nuestra plegaria eucarística tiene un fuerte precedente tanto en la Berakah como la Birkat ha-mazon, pues si bien tiene bendiciones cortas que manifiestan sentimientos de admiración, gratitud y gozo para con Dios, también es cierto que en conjunto, la plegaria eucarística, conforma una acción de gracias que se eleva a Dios como una bendición plena por parte del hombre, pero que se encuentra con la bendición que de Dios se recibe en la persona de su Hijo. La bendición de la Eucaristía es descendente y ascendente. Y así, parece claro que la bendición judía, con su carácter anamnético, daba ocasión para situar la Eucaristía en su contexto histórico-salvífico.

8 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Barrose, Th. (1968). La Pascua y la comida pascual. Concilium. Revista internacional de teología. Volumen (40) pp Basurko, Xavier. (1997) Para comprender la Eucaristía. Estella Navarra: Verbo Divino. Borobio, Dionisio. (2000). Eucaristía. Madrid: BAC. Brouard, Maurice. (2004) Enciclopedia de la Eucaristía. Bilbao: Desclee De Brouwer José Manuel Sánchez Caro. (1983) Eucaristía e Historia de la Salvación.Estudio Sobre la Plegaria Eucarística Oriental. Recuperado de pdf Kilmartin, E. (1968). Última Cena y primitivas eucaristías de la Iglesia. Concilium. Revista internacional de teología. Volumen (40) pp