Proyecto Fisiocostal de prevención de lesiones en el costalero

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1 Proyecto Fisiocostal de prevención de lesiones en el costalero La Semana Santa de Elche 2014 contó con la colaboración de los alumnos del Área de Fisioterapia de la Universidad Miguel Hernández de Elche, quienes asistieron a los costaleros en los días de desfile con asistencia clínica fisioterápica en las zonas castigadas por el peso de los tronos. En las semanas previas a la Semana Santa, el Centro de Congresos acogió una charla sobre la prevención de lesiones en el costalero, a cargo de Sergio Hernández Sánchez, del departamento de Patología y Cirugía, del Área de Fisioterapia de la Universidad Miguel Hernández de Elche. El proyecto Fisiocostal no quita los kilos que los costaleros deben portar, pero sí los puede aliviar siguiendo una serie de recomendaciones antes, durante y después de los desfiles procesionales. Y es que los costaleros, ayudados por los capataces, deben adoptar hábitos que servirán para que su salud no se resienta y les siga permitiendo sacar a la calle nuestras devociones; para que la Semana Santa de Elche siga gozando de muy buena salud. SERGIO HERNÁNDEZ Elche, marzo de 2014 Los siguientes consejos y recomendaciones están enfocados al trabajo con los costaleros y cuentan algunos aspectos para prevenir lesiones durante las procesiones. Lo primero que debemos tener presente es que los desfiles procesionales contrastan desde el punto de vista sanitario con el devocional. Tampoco es sano practicar ciertos deportes hasta el extremo como la halterofilia, pero aun así, se pueden encontrar puntos de unión que sirvan para aliviar el dolor físico. Y es que es falso que el sufrimiento forme parte de la devoción de sacar un paso a la calle. Es muy egoísta pensar que si te haces daño bajo el trono es sólo tú problema ya que el resto de la cuadrilla también lo sufre: porque todos dependen de lo que hacen los demás. Sobre los mitos y leyendas de las lesiones hay que tener en cuenta que cuando cargamos un trono, bien sea a costal, en un hombro o en dos, es falso que sólo carguemos con esa parte del cuello y por tanto es la única que hay que ejercitar. Bajo el trono estamos haciendo un esfuerzo en el que entran en escena muchas articulaciones y músculos y debemos conocer cómo evitar una sobrecarga innecesaria. Hay quien pueda pensar que este tipo de proyectos son innecesarios y que con el mero hecho de ser conscientes del daño que nos podemos hacer bajo el varal se puede evitar la lesión. Pero es falso: la motivación no protege de las lesiones. A pesar de tener mucha experiencia y

2 mucha tradición, no significa que no nos vayamos a lesionar porque una mala coordinación, un mal gesto o un contratiempo en un compañero nos puede lesionar. En algunas ciudades del sur de España con tradición centenaria de procesiones ya se hacen este tipo de charlas y programas de prevención y existen hasta centros de investigación con recursos para el estudio de la prevención de lesiones. El tener la información no es suficiente para la prevención. Hay que tener una actitud activa y no quedarse con la teoría. Preparación previa La mejor forma de llevar a la práctica este tipo de información es con talleres durante los ensayos, donde el capataz sea quien cuide a sus costaleros o pilares para que no se hagan daño durante la procesión. Y es que el esfuerzo que se realiza en una salida es comparable a la actividad e intensidad que realiza un deportista. Desde el punto de vista sanitario no es sano cargar muchas horas un peso en la espalda (al igual que tampoco es sano levantar pesas en los concursos de halterofilia de hasta 170 kilos en unos segundos). No es sano porque existe riego de lesión. Pero una buena preparación puede ayudarnos. Y no basta con sólo cuatro o cinco ensayos antes de Semana Santa. Hay que tener en cuenta que cuando comenzó la tradición de sacar los tronos a la calle a hombros, aquellos primeros costaleros seguramente tenían mejor condición física que hoy porque los trabajos eran de esfuerzo físico. Ahora nuestros trabajos son delante de un ordenador y llevamos una vida sedentaria. Por ello, el primer paso es cambiar nuestros hábitos de vida, porque no podemos no hacer nada durante el año y luego intentar hacer un gran esfuerzo durante la Semana Santa. Tal y como hemos señalado, los que más tienen que influir son los capataces. Tienen un papel fundamental y no están valorados como deberían porque no sólo es una cuestión de hacerle caso y coordinar los movimientos, también tienen que guiar a la cuadrilla para que no sufra. Y para que su labor funcione los costaleros tienen que tener el compromiso de asistencia a los ensayos. Cabe destacar que el 80% de los costaleros lesionados no se preparó antes, ni ensayó. A nivel objetivo en la parte de investigación, se ha concluido que durante el periodo del ensayo, quienes tenían algo de molestia y no la comunicaron a tiempo se les incrementa mucho durante la procesión y persiste después. Sobre todo en la parte lumbar y el cuello. Algo que puede derivar en hernias el día de mañana. La gente que porta el peso en un hombro está en una contracción constante. Por debajo de los músculos tenemos un sistema nervioso y cuando cargamos a un solo hombro estamos aprisionando esos nervios y no dejamos pasar bien la sangre. Pueden aparecer puntos de dolor distantes a los hombros, como en el cuello, en las piernas o en el antebrazo, ya que los nervios se quedan aprisionados. En este sentido hay que tener en cuenta los factores de riesgo de lesión, como son la edad, la altura, el clima, el recorrido y la profesión. Unos factores que en algunos casos se pueden modificar. A nivel colectivo se pueden igualar las alturas y hacer relevos para evitar los factores de riesgo como la altura o la edad. Y a nivel individual, es importante llevar un calzado

3 cómodo, cuidar la ropa que llevamos el día de la procesión, dormir bien, tener una buena alimentación y por su puesto una preparación previa mediante los ensayos. Los capataces tienen que encender alarmas cuando ven que no se cumplen todas estas condiciones individuales. Y es que tienen que dirigir, pero también, cuidar, vigilar y motivar. Se podría decir que los alets son tiene que comportarse como los padres de la cuadrilla. La forma en la que se distribuye la altura es fundamental. Es por ello que se recomienda ir a los ensayos con el mismo calzado que se saldrá luego el día de la procesión porque influye en los compañeros de alrededor. No somos deportistas individuales sino un grupo. Y es que hay que intentar llevar el peso alineado correctamente. Nadie puede creerse el protagonista ni relajarse en un punto concreto del recorrido y subir más el hombro o bajarlo en otro, porque repercute en el resto de compañeros. Ocurre algo similar en los castellets de Catalunya o en las competiciones de remo por equipos: todos son piezas igual de importantes independientemente del lugar donde estén colocados. Durante la procesión Los ingenieros han demostrado que la resistencia de una columna con curvaturas es proporcional al cuadrado del número de curvas más uno. Es decir, una columna con curvas es más resistente que una recta. Nuestro cuerpo en estado normal tiene tres curvaturas, por lo que podemos levantar hasta tres veces nuestro cuerpo. La idea es que durante el traslado procesional mantengamos la posición más natural para poder cargar bien: sin curvarnos ni sacar pecho, algo que no es fácil cuando estamos fatigados. Por otro lado, una columna vertebral sin musculatura y mantenida en posición recta sólo puede soportar un peso de 2kg sin desplomarse. Es decir, lo que realmente está soportando el peso durante la procesión es nuestra musculatura, tanto la superficial como los músculos profundos que son más difíciles de entrenar. El músculo que menos se entrena son los abdominales internos, que son los que nos dan estabilidad. Para ejercitarlo, es recomendable ensayar varias veces el levantar y bajar el trono. Si no usamos bien la musculatura hay riesgo de lesión, por ello hay que hacer el gesto correctamente. Cuando no se hace bien notamos ciertos síntomas en partes del cuerpo alejadas del hombro, como por ejemplo una mano dormida o sentimos un hormigueo por el brazo Para levantar hay que estar concentrado en el movimiento y en la postura correcta. La señal del capataz no puede pillar desprevenidos a ningún miembro bajo el trono. Cuando llegue el momento, el cuello tiene que estar recto sacando papada y llevando la barbilla al pecho. Hay que juntar las escápulas para tener la espalda recta y crear la tensión necesaria. Apretar el abdomen para meter los riñones. Y los pies planos en el suelo, sin puentearlos. El trono tiene que subir y bajar sin inclinación, lo más horizontal posible ya que será un síntoma que estamos cargando el peso correctamente, distribuyéndolo por todo el cuerpo y no por una parte de la musculatura. Este proceso requiere una sincronización y coordinación exquisita en los movimientos y esto se consigue sólo mediante muchos ensayos. Hay que conseguir que el gesto y la postura salgan de forma automatizada. Algo que requiere mucho esfuerzo por parte

4 del capataz, porque si todos saben la postura y el gesto pero no se hace de forma coordinada no sirve de nada. El proceso de levantar requiere un esfuerzo de las piernas y no del lomo. Es como el gesto que se realiza en halterofilia, hay que subir el peso vertical pero desde las piernas. Si no, será una sobrecarga innecesaria para el resto de músculos. Parece fácil pero hay que conocer la técnica y ensayarla muchas veces ya que en esos momentos la potencia que usamos es de fuerza máxima y hay que amortiguarla con las piernas. Si hay una lesión previa en las rodillas o menisco hay que llevar mucho cuidado y comentarlo al capataz. En los traslados, quedan totalmente prohibidos los movimientos que son más agresivos para la columna: No hay que encorvarse. Hacer pasos cortos porque cuando levantamos los pies del suelo estamos modificando todo el tronco que está en una tensión continúa de la musculatura. Hay que juntar las escápulas. Tener una respiración constante y al expulsar el aire contraer el abdomen. Si el trono se lleva a costal hay que mantener el cuello reto metiendo la barbilla para tener estirada la coronilla. Lo más importante es evitar los giros y las inclinaciones del trono. Hay que extremar la precaución porque mucha gente, por la fatiga o el dolor, se mueve para buscar otra posición. En esos casos es mejor pedir un relevo porque acabaremos peor haciendo gestos raros. En cuanto a la ropa que hay que llevar, es importante un buen calzado, una faja y en el caso del costal, la morcilla. Cada uno en su profesión debe conocer sus herramientas de trabajo y al igual que los futbolistas llevan botas de tacones, los costaleros deben conocer los diferentes calzados y sus características. Por ejemplo el uso de la alpargata, aunque sea algo muy tradicional no sería algo adecuado en el transporte de las cargas y más porque con el paso de tiempo las alpargatas se van deformando y pueden afectar a los tobillos haciendo que la carga se distribuya de forma asimétrica. Lo recomendable es un zapato de tipo deportivo, con que soporte el peso, nos proteja de forma correcta y amortigüe el peso. Si es necesario, se debe llevar otros elementos que ayuden como el uso de plantillas, que el calzado sea cerrado y usar vendajes y tobilleras. En cuanto a las morcillas para la carga a costal, hay que saber ajustarlo porque muchas veces se mueve y eso puede causar daños en el cuello. Es importante tenerlo bien asegurado desde la misma igualá. Más carga de la habitual puede suponer no sólo lesione superficiales como morados y callos, sino también puede afectar al hueso. Muchas veces se identifica erróneamente que más valentía, más sufrimiento, más sacrificio representa más devoción. Y no es así. Por último el tema de las fajas es algo que puede crear controversia. Vemos como los deportistas de élite, sobre todo los de halterofilia, no llevan faja. Sin embargo tenemos que tener claro que estos deportistas están acostumbrados a sobrecargas en sus columnas. Es por ello que quienes no estén acostumbrados sí que necesitan un soporte externo ergonómico. Esto permite darle apoyo a la musculatura que tiene que trabajar de forma extra durante la procesión. Un aspecto importante es la colocación: no puede estar ni demasiado alta ni muy baja, porque nos afectaría al tórax y a la respiración ya que la sangre en los pulmones se concentra en la parte inferior. La posición adecuada es colocarla justo a la altura de la pelvis e

5 intentando dejar fuera la última costilla, a la altura del ombligo. Hay que dejarla sin arruga para que no se acumule el sudor durante tres horas. El objetivo es estabilizar la columna. Otros aspectos a tener en cuenta Una semana antes se recomienda hacer trabajo aeróbico y dieta equilibrada. Y los días previos, reducir o suprimir el esfuerzo y aumentar el consumo de carbohidratos (patatas, pasta, arroz y legumbres). Es lo que se llama reserva de energía. No hay que alimentarse sólo de fruta y yogurt pero tampoco hay que comerse un plato de costra antes de salir, porque acabaríamos la procesión y todavía estaríamos digiriéndolo. Al igual que la comida, la hidratación es importante, porque hay que beber agua antes de esperar a tener sed. Los tendones van a perder parte del agua que llevan dentro y que hay que reponer la cantidad similar a la pérdida de peso debido al esfuerzo. Hay que ingerirla en cantidades pequeñas sin llenarnos el estómago. Y por supuesto nada de alcohol ya que acelera el proceso de deshidratación que sumado al no beber agua puede producir una subida de insulina. Por último, incidir en la importancia de la figura del capataz que es quien debe tener influencia sobre su cuadrilla. A la hora de distribuir a los costaleros o pilares en el trono debe pensar en la carga proporcional del peso y tomar decisiones por criterios de mejora y no por antigüedad. Y mucho menos por quién llega antes a la trabajadera o el varal. Es importante en la igualà tener en cuenta no sólo las alturas trasversales sino también la longitud de las zancadas. Para ello se pueden utilizar varios elementos como metros y varas de medir. En conclusión, para que no exista una sobrecarga en la musculatura es importante por un lado la preparación previa, no sólo con estiramientos previos, sino con muchos ensayos. Y también una correcta higiene postural, con la espalda recta, escápulas pegadas y cuello recto, así como levantar y bajar el peso a la vez y sin encorvar la espalda, bajando la pelvis. La responsabilidad de la salud y prevención del costalero es cosa de todos. De los propios costaleros que deben cumplir con estos parámetros, de los capataces que tienen que velar para que se cumplan y hasta de la propia Junta Mayor que debe poner esta información a disposición de todas las cofradías y hermandades.