Al fondo hay sitio: una mirada mediada e inclusiva a nuestras diferencias.

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1 Al fondo hay sitio: una mirada mediada e inclusiva a nuestras diferencias. Guillermo Vásquez Fermi Magíster en Comunicación y profesor en la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación de la Pontificia Universidad Católica del Perú. gvasqz@pucp.edu.pe Introducción Muchos son los programas que pueden ofrecerse en nuestra televisión, pero son muy pocos aquellos que realmente causan un impacto en la audiencia. En el caso del Perú, Al fondo hay sitio (AFHS) es la producción nacional que se ha convertido en un boom mediático que aparentemente no tendría nada más que decirnos además de su aceptación entre el público, pero que sin embargo, contempla una serie de elementos que la hacen diferente. En una pantalla que se ha caracterizado por mostrar una estética que no representa necesariamente a la mayoría de nuestra población, este programa se convierte en la opción exitosa para mostrar distintos sectores de nuestra población al mismo tiempo y en el mismo espacio, dando cabida gradualmente a una representación de la diversidad cultural del Perú afincada especialmente en Lima. A partir del visionado de sus más de 400 episodios y con la ayuda de algunos textos elegidos, el propósito de este trabajo ha sido analizar estos detalles que hacen de Al fondo hay sitio, algo diferente en nuestra televisión y que colaboran con este largo y aún inconcluso reconocimiento de nuestras diferencias. En las dos primeras partes, se explicitan algunas características de AFHS para ubicar esta producción respecto de la telenovela y la serie, además de hacer un recuento de las producciones televisivas peruanas que su creador llevó a cabo y de las que recogió elementos que finalmente dieron como fruto AFHS. La tercera parte involucra ya la exposición y análisis de aquellas características que hacen valioso a este programa desde el punto de vista de la apertura hacia la diversidad. 1

2 1. Al fondo hay sitio: ente la serie y la telenovela AFHS es un fenómeno tangible de la televisión peruana que merece la pena observarse, ya sea para aprovechar los elementos que consideremos de sustancia o para tratar de no repetir vicios o desaciertos que alimenten una arraigada visión negativa de nuestra producción audiovisual local. Programa estrella de América Televisión, radiodifusora privada, se transmite desde su primer capítulo en el horario de 8.00 a 9.00 de la noche, de lunes a viernes en pleno prime-time. Su trama gira en torno a las desavenencias de dos familias, los Maldini y los Gonzáles, quienes viven una frente a la otra en Las Lomas, la más exclusiva zona de una Lima de ficción. Esto no tendría nada de particular, si es que no se detallan las diferencias entre ambos clanes. Los Maldini son un grupo familiar orgulloso, descendiente de italianos que hicieron fortuna y que viven en la mejor casa de esta parte de la ciudad. Los Gonzáles, en cambio, son una familia mestiza de condición humilde, pero trabajadora. Son migrantes venidos de Ayacucho, ciudad ubicada en la sierra del Perú y viven en una casa permanentemente a medio construir allí en Las Lomas, gracias al terreno que les regaló el fallecido patriarca de los Maldini y contraviniendo a los deseos de su propia familia. Los conflictos amparados en la comedia no se harán esperar, sobre todo porque cada quien desea imponer su modo de ser en este lugar. La explotación de las diferencias entre personajes, no es algo novedoso en la historia de la ficción audiovisual, no obstante, colocar a todos tratando de compartir el mismo espacio, sus personalidades diversas y las pugnas que estas originan, hacen la diferencia. Todo esto, sumado al sabor local al que se hace referencia, ha generado un producto audiovisual empático con un nada despreciable sector de la población peruana y que va creciendo hacia otros territorios aledaños como ya sucede en Bolivia y Ecuador a través de las señales de Unitel y Ecuavisa respectivamente, además de EE.UU. vía Canal Sur Perú. Una discusión preliminar acerca de AFHS, tiene que ver con su estructura: En qué formato la podemos ubicar? Bueno, en líneas generales podríamos decir que es una serie, porque se construye en base a capítulos que conforman temporadas, maneja un grupo 2

3 de personajes establecido, con presencia y participación continuas, siendo la comedia, la vena principal sobre la que actúan componentes melodramáticos. Pero es también telenovela, en la medida en que la cantidad de capítulos originalmente ofrecidos, desborda el número de episodios que una serie normalmente puede tener en una temporada. Su trama melodramática es continua trascendiendo de capítulo a capítulo, es decir, las dificultades van apareciendo y resolviéndose en más de un capítulo, relacionando cada uno de estos episodios y creando el desarrollo de una trama cada vez más compleja que deberá de alguna manera resolverse hacia el final de esta producción televisiva. No vemos aquí los usuales capítulos cerrados que las series por lo general trabajan. Empero, todas estas características no se dan de forma pura, sino que se cruzan entre sí. Para ser telenovela, tiene temporadas, lo que la acerca más a una serie, aunque ésta última, por lo general tenga planificada una emisión semanal, a pesar de la frecuencia cómo se programan éstas en el medio televisivo peruano. Justo por esta última característica, para ser serie, tiene demasiados capítulos por temporada: más de 150 por su emisión diaria, por lo que en este caso, se acerca a una telenovela a pesar de que ésta se entrega como un único gran paquete de episodios concatenados que una vez que comienzan a transmitirse diariamente, no se detienen hasta mostrar la resolución de los conflictos en el capítulo final. Ahora, un detalle más, en una telenovela reconocemos una pareja protagónica que sufre las vicisitudes de su romance desde el primer episodio hasta el final, enfrentándose a la oposición de un o una antagonista principal, mientras es acompañada por una pléyade de personajes con menor peso que ayudan a oxigenar la trama. AFHS, responde más bien a una especie de tradición estructural creada para evitar justamente esto y, como ya podremos ver más adelante, es su elenco numeroso tal vez una de las piezas clave para su amplia aceptación. No es posible definir a ciencia cierta cuál es la pareja protagónica. Este rol se va rotando entre los personajes, siendo algunas parejas más interesantes que otras. Usualmente, la telenovela asegura su pareja protagónica desde su primera emisión y no la suelta hasta el último capítulo. Es ésta, el centro de todo el interés de la telenovela y todas 3

4 las acciones giran en torno a los dos personajes quienes la conforman. Como vemos, en AFHS, no se sigue este estándar. Qué es entonces exactamente AFHS? No es muy sencillo de definir. Lo que sí podemos decir es que no es sólo serie ni es sólo telenovela. Es, como muchas producciones actualmente, un híbrido que conserva elementos narrativos y estructurales reconocibles, perdurables y requeridos, en los que la audiencia confía y se deja llevar, al perecer sin ser defraudada. Antes de tener que buscar una nomenclatura específica para AFHS, lo más importante es ver qué nos ofrece éste producto. Al televidente no parece preocuparle el encontrar de qué manera llamar a AFHS. Lo que desea es que ésta le siga pareciendo interesante. Por lo pronto, en la web oficial de América Televisión, se hace referencia a AFHS como una teleserie simplemente. Al hacer referencia a AFHS, no podemos dejar de mencionar su título. Las congestiones vehiculares, magnificadas por un transporte público descontrolado, son comunes en varias ciudades latinoamericanas. De manera particular en Lima, es eco diario del uso de esta frase con sabor muy local que ensalza esa condición casi de contemplación y resignación del aguante: un espacio puede estar muy lleno, pero igual se establece esta esperanza casi de fantasía por encontrar un lugar menos abarrotado allá al final, donde ya no se puede ver más por la cantidad de gente alrededor, o lo que es peor, allá donde se evidencia claramente que ya no hay más lugar. AFHS, con su título, destaca ese lema que encarna la llamada cultura combi en el transporte público que se asienta en nuestro cotidiano paso por la ciudad y del que no hemos estado exentos en algún momento. Reconocemos el criterio conformista y de vaga esperanza al que apela, pero sobre todo a aquel rasgo que identifica a esa muy particular y multicultural Lima. Sabemos de lo que se trata, pues así no viajemos en alguna unidad de transporte público, igual nos las encontramos en nuestro desplazamiento cotidiano por las cada vez más congestionadas calles de la capital de nuestro país. Se da así, un primer caso de representación de quiénes somos y a qué estamos acostumbrados (o mal acostumbrados). La búsqueda de convivir 4

5 muchas veces con el caos, el desorden, y hasta el casi sarcasmo con el que esta frase es usada, se han convertido en parte de nuestro día a día. Como veremos a continuación, el título elegido para esta producción televisiva obedece a una decisión que busca acercarla a una experiencia local y que tiene como referencias a otros programas previos que sirvieron para la aparición de AFHS. 2. El artífice y los intentos previos a Al fondo hay sitio AFHS está ya en su tercera temporada, superando los 400 episodios y sin atisbos de ser cancelada en el corto plazo. Este programa se sigue consolidando a nivel de una audiencia numéricamente nada despreciable y fiel a su historia y personajes. Uno de los últimos fenómenos de la televisión nacional cuyo éxito no es producto de la casualidad, sino de la articulación de determinados elementos que se han sabido explotar, y de la experiencia acumulada a partir de otros referentes de nuestra pantalla chica, especialmente en la última década. El artífice de de esta producción es Efraín Betito Aguilar. Actor, productor y director nutrido e impulsado en parte por una de las escuelas más representativas, del humor televisivo en la historia de este medio en nuestro país: Risas y Salsa. Su relación con Panamericana Televisión, casa televisiva que lo albergó tantos años, dio como resultado la producción de series de corte cómico que fueron a su vez no sólo precedentes, sino también experiencia que él mismo fue ganando hasta dar como resultado AFHS. Taxista Ra Ra (1998) fue el primero de los intentos de Aguilar por lograr una serie de televisión en el que la comicidad sea la que lleve la pauta y además, el inicio de sus proyectos contando con la participación de Adolfo Chuiman, otra de las figuras perdurables de la comicidad peruana. Esta serie cómica con episodios cerrados, presentaba a Raúl Ramírez (Chuiman), un sacrificado padre de familia que vivía haciendo taxi. Las vicisitudes del personaje principal, quien trataba de cumplir económica y emocionalmente con su familia, eran los ejes de esta propuesta. Se apostó por características de ese personaje muy criollo que Chuiman supo retratar a veces exagerada, pero siempre 5

6 entrañablemente. Importante también indicar que ya desde esta serie, Aguilar incorpora un eje meta comunicativo al hacer que uno de los personajes, la esposa de Raúl, se refiera a que la dejen ver Taxista Ra Ra en el televisor de su sala. El juego entre ficción y realidad (los personajes y el mundo diegético del relato se acercan a lo que la audiencia encuentra en su cotidianeidad) aproxima las instancias del relato a los televidentes. Es más, la aparición eventual de figuras de la farándula y política de nuestro país, reforzó esta aproximación. Taxista Ra Ra tuvo una corta existencia comparada a la de las otras series posteriormente producidas por Aguilar, pero le sirvió para dar luz a su primer gran éxito en sintonía: 1,000 Oficios (2001). Esta nueva serie traía consigo algunos elementos manejados en Taxista, incluyendo a algunos de los propios actores, pero consideraba otras condicionantes importantes para los productos posteriores de Betito, especialmente en el caso de AFHS. Esta trama, giraba en torno a Renato Reyes, interpretado por Adolfo Chuiman, un padre que debe sostener solo a toda la familia tratando de encontrar trabajo en lo que sea, siempre con la comedia como parámetro principal. El concepto del recurseo se hizo palpable y fue la consigna con la que este personaje fue desarrollado y que rebotó al resto de los personajes del Barrio de San Efraín. Así como en el caso de Taxista con el tema del taxi, 1,000 Oficios captura la noción de aquel golpeado sector de la población que se dedica a trabajar en variadas, inconstantes e informales actividades para poder subsistir económicamente. Ya Alfredo Torres recoge cifras que indicaban que el sector terciario en nuestro país, se triplicó en veinte años (AGUILAR; TORRES, 2010, p. 104). Un tema clave que aparece en esta producción, es el componente romántico. Se acerca este programa a las claves de la telenovela, adjuntando el humor como elemento particular, pero omnipresente. La pareja protagónica busca cumplir con su felicidad bajo el esquema de una unión tradicional y madura, sobrepasando inconvenientes durante su relación. Además, sus capítulos se estructuraron como conectados progresivamente uno al otro, teniendo en cuenta el cierre clásico de bloque con los planos contraplanos de los rostros de los personajes involucrados. 6

7 No debemos olvidar tampoco a una de las claves del desarrollo de las producciones de Aguilar y que tiene que ver con la presencia de Gigio Aranda en el guión. Con la experiencia de comedias anteriores, Aranda supo darle aquel soporte importante y renovador a Aguilar para que 1,000 Oficios no agonizara por su historia. Este fue el inicio de una sociedad que caminó y camina bien junta. Una de las características con las que se empezó a hacer guiños en 1,000 Oficios, es la inclusión de referentes relacionados al equipo de producción. El más explícito es el nombre del lugar en donde viven los personajes: Barrio de San Efraín, en clara alusión al nombre de pila de Efraín Aguilar. Este es un rasgo que veremos, se vuelve a retomar posteriormente y que se multiplica en producciones futuras. Es aquí también en donde Aguilar contempló un elenco numeroso respecto al caso anterior y que ha mantenido como constante a lo largo de sus otras series. Si bien se empezó con una pareja protagónica, fueron más bien algunos de los jóvenes personajes secundarios quienes empezaron a tener una mayor aceptación entre el público, cobrando cada vez más importancia. Este es también un inicio del tema inclusivo en lo que respecta a lo generacional en sus producciones y que se explota con más detalle en AFHS. Con estas características particulares, manejando claves de telenovela, pero incorporando el factor humor (combinación explorada con gran éxito en referentes como Yo soy Betty, la fea 1999) a través de los diálogos y los gags de los personajes, 1,000 Oficios logra esa identificación con el televidente, su barrio, su esquina, su patota, sus pesares a causa del desempleo y amores, y termina convertida en una de las teleseries que más arraigo había conseguido hasta entonces. Así es la vida, fue la siguiente aventura televisiva de la combinación Aguilar - Aranda, ya afincados en América Televisión. Así es la vida, frase popular que retrata aquella justificación forzada, pero no menos recurrente entre el imaginario de la población, se convierte en el título de la serie que inaugura una nueva etapa en el trabajo de esta dupla de productor y guionista. Nuevamente la participación de un título que cala en el repertorio 7

8 popular de frases localistas, cercanas, reconocibles y vigentes. Como mencionábamos anteriormente, en AFHS como título, hay una apuesta similar por la búsqueda e identificación de una experiencia localista. Así es la vida mantiene el concepto de una sola gran locación cerrada para la producción, como ya se había utilizado para 1,000 Oficios. En este caso, se trata de la Residencial Aguilar. Nuevamente la recurrencia a jalar un referente de detrás de cámaras para incorporarlo a la ficción. Si antes fue el Barrio de San Efraín, le toca el turno al apellido de Betito en el caso de la Residencial Aguilar. Tomando como referencia el elenco numeroso que ya había obtenido buenos resultados en 1,000 Oficios, se recuperaron rostros ya conocidos de esta misma serie y se aprovechó sobre todo, la fórmula de involucrarlos románticamente. Prácticamente había un romance para cada rango de edades. Desde la pareja madura hasta la infantil, pasando por la juvenil y la adolescente. Así es la vida viene también a establecerse sobre una estructura similar a la ya encontrada en 1,000 Oficios: cercana a la telenovela por su continuidad progresiva capítulo a capítulo, pero incorporando el factor humorístico como condición esencial entre un elenco numeroso. El espacio de convivencia es nuevamente uno, pero ya no estábamos más en aquella quinta de 1,000 Oficios, sino que ahora ya nos hemos trasladado a esta nueva manera de aproximarnos a la ciudad, ligeramente menos condensada que el barrio, pero no menos válida, pues este tipo de vivienda multifamiliar tenía espacios comunes para todos. Digamos que las condiciones de la vivienda de los personajes en las producciones de Aguilar han sufrido una mejoría, llegando posteriormente a situarse en la zona exclusiva : Las Lomas, lugar excepcional en donde se confunden las dos variopintas familias que encontramos en AFHS. Para cerrar esta parte, cabe resaltar también la inclusión de guiños a personajes anteriormente representados por un mismo actor, tal es el caso de Luis Ángel Pinasco, quien cierra la serie soltando un "Hi everybody!" con ambos dedos índices arriba, tal cual 8

9 lo hacía su personaje Mr. Johnny en el Show de Rulito y Sonia a inicios de los años 80. Todo este bagaje a cuestas engendró el actual éxito de Aguilar: AFHS. Siempre junto a Gigio Aranda como su guionista principal, desde el año 2009 esta serie llega a nuestra pantalla local atrayendo un fuerte número de seguidores. Fenómeno popular que como veremos, ha potenciado varias de las características anteriormente revisadas en las series previas de Aguilar desbordando incluso la pantalla y la ficción para hacerse notar en la vida diaria de la tele platea. Indudablemente, desde pantallas internacionales, Farmacia de guardia (1991), Yo soy Betty, la fea (1999), Los Roldán (2004) y Los Sánchez (2004), fueron también observadas de cerca para la apuesta de Betito. 3. Los tres ejes de inclusión y diversidad en Al fondo hay sitio Inclusión y diversidad se manejan en AFHS principalmente desde tres grandes ejes: espacios, personajes y situaciones. Estas tres condicionantes reproducen de forma mediada, aquellos rasgos distintivos y reconocibles que le dan a este programa, un sabor muy local. Es importante también remarcar, que estos ejes arriba mencionados, actúan teniendo como base la oposición, la dicotomía. Es justamente en el choque o en el enfrentamiento, en el que se reproducen aquellos conflictos reconocibles que todavía se arraigan en nuestra capital o en las varias Limas como también se le describe (AGUILAR; TORRES, 2010, p. 163). No hay otra opción, pues en este mismo espacio conviven o deben convivir, diversos sectores de nuestra población con muy distintos orígenes, modos de ser y de participar. Dina Picotti, en una compilación de textos, dice sobre la diversidad cultural: La historia real de la humanidad se desplegó siempre a través de de una diversidad de sujetos, grupos sociales, pueblos y culturas, de centros históricos, que fueron forjando sus respectivas experiencias y articulación de lo humano y con ello sus identidades, formas de vida diversas, interrelaciones de modo pacífico o conflictivo e influyéndose recíprocamente, aunque también disputando el predominio y alternando el imperio de unos sobre otros. (AMEIGEIRAS Y JURE, 2006, p. 19). 9

10 3.1. El espacio del conflicto Bajo esta misma premisa de compartir el mismo espacio, no sin algunas escaramuzas, AFHS se base también en esta gran y única locación principal a la que hacíamos referencia anteriormente. Sin embargo, lo que hace significativo este espacio, es que éste representa ese mismo centro álgido que mueve el contraste y la diferencia. La zona exclusiva de Las Lomas, epicentro de lo mejor que la Lima de ficción puede ofrecer, contiene un lunar de lo más desagradable para cualquier residente de dicha zona: la casa de la familia Gonzáles. Las paredes de ladrillos expuestos de esta vivienda, que se confundiría o integraría con otras ubicadas más bien en zonas periféricas o marginales de Lima, resalta aquí a primera vista. Estando situada al frente de la residencia de los Maldini, la casa de los Gonzáles no es más que el recuerdo constante de aquella parte de la ciudad que ellos no quieren ver, recordar, ni enterarse que existe. Esta es una de las pocas ocasiones en las que se insiste con un espacio en el que lo no estético, marca su estilo. Estamos lejos de aquellas casas de sectores populares que eran retratadas desde su interior, como pequeños chalets recién pintados de colores pastel a pesar de la capacidad económica de sus habitantes. Los de arriba y los de abajo (1994), telenovela de Michel Gómez, habían desarrollado estas características en su momento (UNIVERSIDAD DE LIMA; VIVAS, 2001, p. 256). La casita con un decorado humilde pero acogedor es reemplazada por una vivienda en pleno proceso de construcción. Como aquel espacio inconcluso del ya lo voy a hacer que se vuelve himno de los que apelan a sus escasos recursos para justificar la falta de iniciativa por completar este espacio inconcluso y sin acabados. Incluso la azotea se enfrenta a la terraza de los Maldini y permite este intercambio forzoso, agobiante, provocador. Este espacio funciona a su vez como torre y vitrina, pues permite la observación voyeurista de los respectivos vecinos, mientras permite desplegar lo mejor (y peor) de cada uno de estos mundos aparte. De la casa, tal vez sea lo menos vistoso, pero permitió ser el perfecto espacio para espiar mutuamente a las eventuales parejas incomprendidas de este programa. 10

11 Las Lomas se vuelve un reducto en el que los grandes conflictos sociales de nuestra capital se pueden evidenciar. Como en tantas zonas de la Lima (o de las Limas) que conocemos y en las que nos ha tocado vivir, se conjuga tradición y modernidad, opulencia y humildad. AFHS esconde y muestra aquello de lo que todos nos quejamos y que ubicamos en el deber ser, pero que finalmente terminamos encontrando: un racismo con distinta fuerza arraigado en nuestro quehacer diario y sobre el cual esta serie elige burlarse encontrando una veta muy apreciada y posible de explotarse desde diferentes niveles socioeconómicos. Ya no se trata aquí de un determinado sector de la población, sino que justamente la diferencia y variedad hacen lo interesante y llamativo, sobre todo cuando se debe vivir al lado de ese otro al cual no se quiere necesariamente ver. AFHS nos lleva al mismo centro del prejuicio, haciendo que las diferencias puedan explotar en cualquier momento ante un gesto mal interpretado o aquella palabra mal entendida. Es también la diferencia, la base de toda esta serie. Familiarizados con la contraposición entre ricos y pobres, ya estábamos, pues la habíamos visto en innumerables telenovelas de nuestro continente y desde fuentes más añejas como aquellos productos más representativos del llamado Cine de oro mexicano. Ya Los de arriba y los de abajo había traído a colación el tema para nuestra televisión y cómo los personajes menos favorecidos podían plantarse de frente contra los llamados ricos (UNIVERSIDAD DE LIMA; VIVAS, 2001, p. 255). En AFHS se condensan estas polaridades y se potencian. No se trata simplemente de tener en el mismo sitio a los que son pobres y a los que siéndolo, buscan no serlo para parecerse a los otros, a los privilegiados que por supuesto no viven ahí, sino que en este caso tenemos ricos y pobres casi hacinados, cada uno en su propio espacio, colindante uno con el otro. Al fondo hay efectivamente sitio como para seguir incorporando más elementos de desequilibrio en este espacio idealizado en el que viven los personajes más acaudalados. Como si el enfrentamiento fuera parte de la regular convivencia. Sólo la iglesia del Padre Manuel (Fernando Bakovic) está ahí como vigilante de un equilibrio precario. Las Lomas, foto idealizada de Lima, es testigo de todos los vicios que una vivienda como la de los Gonzáles traslada a su universo aséptico: la bodega de barrio 11

12 instalada en el espacio en el que normalmente iría el garaje y el improvisado salón de belleza en la sala de dicha casa. Sus dueños no tienen licencia, pero sí muchas ganas de trabajar, como tantos casos en los que los trámites oficiales no son obstáculo para ir abriendo un pequeño negocio. Lo informal, vuelve a tener un espacio de representatividad en esta serie Personajes vs. Personajes Pero la diferencia ha calado también entre los mismos personajes y hay aquí un elemento crucial. Siempre dejando en claro las oposiciones, podemos observar en esta producción, que hay una búsqueda por mantener ciertos personajes tipo con sus respectivas contrapartes. La matriarca de la familia, aquella mujer que va a defender los intereses de los suyos a toda costa, buscando el equilibrio perfecto para la subsistencia de su familia tiene aquí, dos claras representantes: Francesca Maldini (Yvonne Frayssinet), una madura mujer de mundo, perteneciente a una casta de empresarios exitosos y lista para seguir viviendo bien. Sus antepasados extranjeros forjaron la fortuna familiar que ella está decidida a proteger. Al otro lado, exactamente cruzando la calle, está Nelly Camacho (Irma Maury). Otra leona en cuanto a proteger a los suyos se trata. Ambiciosa como su vecina del frente, pero con un gusto muy dispar. Su pretensión de ascender socialmente sólo es comparable al amor, pocas veces explicitado, que ésta tiene por su familia. La típica dama altiva y de sociedad frente a la vecina metiche de barrio. Cada cual a su estilo, vela por lograr sus objetivos. Han sido en algún momento aliadas, pero normalmente se encuentran enfrentadas. La autosuficiencia y desdén de Francesca, o Francisca como Nelly se refiere a ella en un afán de traerla más a tierra, más a lo coloquial, chocan con la desfachatada y filosa lengua de su vecina. Al final lo que pretende el personaje de Nelly es como ella misma lo dice en uno de los episodios: mirar a la Francisca de igual a igual. Otra figura representativa de este mundo de ficción, es la madre joven. Charo (Mónica Sánchez), es aquella madre coraje, ejemplar, abnegada, de buena sazón y 12

13 engreidora. Humilde mujer que se casó muy joven y empezó a criar a su familia al lado de su esposo Lucho Gonzáles (Bruno Odar), perecido (aparentemente) en un accidente. Padre y madre para sus hijos, pasó gradualmente a defenderse y hacerse valer, tanto dentro de los Gonzáles como ante los Maldini. Incluso, el amor se abrió nuevamente en su camino al conocer a Raúl (Christian Thorsen), un hombre venido de un mundo completamente opuesto al que ella pertenece. Un mundo que más bien recibe sin problemas a Isabela Picasso Maldini (Karina Calmet), ex de De Las Casas y ahora de Rizo-Patrón. Isabela es la encarnación de esa madre absolutamente tirada hacia lo material, banal, superficial, alejada completamente de su realidad, engreída y dependiente del dinero de la familia. Sin oficio ni estudios conocidos, se dedica a vivir la vida de acuerdo al estereotipo del sector de la población más adinerado. Su personalidad eléctrica y desenfadada, domina sus acciones. No duda en enfrentarse a los Gonzáles cuando algo no le parece, como ella misma lo describe, Muy pinky. La siguiente generación de cada familia, está también representada. El rol de la hija encuentra sus respectivas encarnaciones en Grace (Mayra Couto) y Fernanda (Nataniel Sánchez). Contemporáneas ambas y con intereses amorosos en los respectivos hermanos de la otra, pero hasta ahí van las similitudes. Grace es aquella chica tímida, estudiosa y enamoradiza. Provinciana que se encuentra de golpe con la capital y con la idealización de su príncipe azul: Nicolás (Andrés Wiese), de quien queda prendada. Incapaz de querer hacer daño y sacrificada por su familia, Grace ha sufrido más de un momento desagradable a manos de los Maldini o de su prejuicioso entorno. Gran parte de ese daño lo ha causado la misma Fernanda, cuando ésta no se encuentra interesada en Joel (Erick Elera), hermano de Grace. Este personaje se ha encontrado en ambas fronteras: de ser completamente anti- Gonzáles a ser una defensora de esta familia. Independientemente de esto, sus orígenes todavía cobran mucha fuerza en ella, lo que la obliga a actuar desde la perspectiva prejuiciosa de los Maldini. Orgullosa como su madre, ha renegado más de una vez por sentirse atraída hacia Joel. Un caso particular, sucede con los personajes de los hijos. Joel (Elera) y Nicolás (Wiese). Aquí se da una de las pocas relaciones en las que se tienden puentes entre las 13

14 familias. Desde antes del interés romántico surgido hacia la hermana del otro, cada quien pasó de respetar su espacio y desconfiar, a convertirse en poderosos aliados y ahora amigos. Se soportan y se pasan, como resultado de una evolución de sus personajes. De todas formas, vale decir que Nicolás es más aceptado entre los Gonzáles que Joel entre los Maldini. Mucho tiene que ver con el tipo de personaje en cada caso. Joel es aquel muchacho de barrio bastante confianzudo, con chispa, pero vago. Nicolás es en cambio, el niño mimado de su familia, heredero de la compañía, educado, pero despreocupado. Han aprendido a apreciarse el uno al otro. Es importante destacar el rol de los personajes femeninos, pues son ellas las que mueven, intervienen y protagonizan las más importantes acciones en la historia. Los roles masculinos, aunque omnipresentes, siempre terminan a la sombra de o como complemento de ellas y sus enfrentamientos. Sin embargo, esta polarización tiene también una contraparte. Un discurso que se palpa desde el inicio en esta serie y que ayuda a generar esas situaciones límite con las que el público goza: el componente romántico Te quiero y no te quiero comprender Se produce una afirmación positiva de la diversidad de nuestro país: las relaciones de pareja más representativas en AFHS, son aquellas en las que ambas partes pertenecen a grupos sociales heterogéneos. Hay que tener en cuenta, que en esta serie, se va logrando incorporar personajes no sólo citadinos y costeños, pertenecientes a un solo grupo social, sino que también, se ha planteado con fuerza, la representación de los personajes provincianos: con su manera de ser, forma de hablar y su manera de sentir. Los Gonzáles, recordemos, son de Huamanga (Ayacucho) y se ven en la necesidad de venir a Lima. Desde el oriente peruano, Gladys (Kukuli Morante), por ejemplo, ha encontrado también su espacio en la serie. Por lo menos, podemos decir que una representación de nuestras tres regiones naturales tenemos. Importante que la inclusión alcance algunos rasgos, aunque forzados, de nuestras distintas culturas territoriales. El fenómeno de la migración es nuevamente retratado con miras al desarrollo de la historia que AFHS presenta. 14

15 Retomando la idea del componente romántico, al igual que en las series anteriores de Efraín Aguilar, AFHS no escapa a este tema y más bien se entrelaza sobre esta base de lo dispar. Prácticamente todas las parejas que se han ido estableciendo, con sus altas y bajas de acuerdo a la trama, se han conformado entre personajes pertenecientes a distintos extractos sociales. La telenovela Qué buena raza! (2002) puso también en su momento el tema de conflicto en una unión entre personajes que provenían de distinto extracto social. Aquellos romances que se producen entre iguales, no tienen estabilidad, salvo la honrosa excepción de Don Gilberto (Gustavo Bueno) y Doña Nelly (Maury). Dentro de este paquete encontramos a los ya conocidos Joel y Fernanda. Casi una nueva versión del cuento Matalaché de nuestro escritor Enrique López Albújar. Él de origen humilde y provinciano, ella despreocupada y de origen muy acomodado. La gran pareja de moda, especialmente en la primera temporada. Si bien no se han terminado de juntar, hay una expectativa creada para que esto se termine logrando. Son casi una derivación de Romeo y Julieta actualizado y adaptado, sin final trágico a la vista, pero con un recorrido constantemente expuesto al melodrama. La búsqueda de la felicidad no es un camino del todo sencillo. Por lo menos, en lo que va de la temporada tres, ya se ha generado un acercamiento de parte de ella, después de una temporada completa de desprecio, aunque quiera negarlo. Miguel Ignacio (Sergio Galliani) y Gladys son otro caso. De próspero y sinvergüenza empresario, esposo infiel e interesado, quedó subyugado por los encantos selváticos y sazón de Gladys. Habiendo caído en desgracia, no tiene más apoyo que el de esta pareja, aunque ahora, ya recuperado ha tenido que prescindir de ella. Lo esperado aquí, es un reencuentro entre ambos, que él reflexione sobre sus actos y que ella le de una nueva oportunidad, aunque la villana de la serie, Claudia (Ursula Boza), tenga otros planes para él. Grace y Nicolás conforman otra pareja especial. Aquel amor no correspondido de aquella chica ilusionada por este niño bien. Su príncipe azul idealizado en carne y hueso frente a su casa, pero ella se encuentra atada por su timidez. Si bien se permitió robarle un beso alguna vez, no llegaba a encandilarlo y éste se iba con otras chicas más "arriesgadas" 15

16 y arregladas que ella: tan tranquila y estudiosa. Casi la consideraba una hermana, hasta que pudo darse por fin aquel ansiado beso de pareja. Ya como enamorados, en esta tercera temporada, deben de aprender a congeniar entre las presiones de sus respectivas familias. El rubro adulto encuentra a Charo y a Raúl: también dos mundos distintos. Ella abnegada y recatada viuda que mata por sus hijos. Él, productor exitoso con una vida disipada hasta que conoció a Charo. Justamente los rezagos de su vida le han terminado pasando la factura a su relación con Charo, aunque al final y a pesar de la reaparición del supuestamente fallecido esposo de ésta, se espera la reconstitución de la pareja. Cierran, aunque no agotan esta categoría, Francesca y su mayordomo Peter (Adolfo Chuiman). Aunque ella no lo sabe sino hasta muy adelante en la segunda temporada, Peter sufre en silencio por ese amor no correspondido y se conforma con estar siempre al lado de su "Mádam". Ella ha dejado entrever alguna simpatía lejana por su criado, pero nada más, aunque en este mundo de la inequidad y asimetría de AFHS, esta puerta está más que abierta para los seguidores de la serie. Esta mezcla entre diferentes, es leída o propugnada como reflejo de estabilidad, de ser mejor, de idealizarse. Hay una apertura a promover el intercambio genético entre personajes provenientes de diversos sectores sociales. Si bien el espacio de Las Lomas estaba condicionando un hacinamiento, como ya vimos, este a su vez, hace o consigue que el interés romántico casi se acumule y erupcione a favor de la mixtura. Hablando de la importancia de la diversidad como gran proyecto a seguir, Cecilia Cervantes dice: La propuesta de la UNESCO implica incorporar la diversidad cultural como norma de vida, reconocer a los otros como iguales y buscar que el diálogo y las interacciones se den en terrenos garantizados de solidaridad, apertura y colaboración. Se trata más bien de una categoría moral, de una actitud de vida en la que se integra un conjunto de valores relacionados con la reciprocidad, el respeto a la diferencia y la comprensión mutua. (ANGELILLO Y OTROS, 2006, p. 18). 16

17 Otro gran factor en el caso de las situaciones tiene que ver con los choques que hacen que alguno de ellos exclame a veces, frases muy duras contra el otro. No se trata solo del discurso vertical de los Maldini, lleno de ataques y de humillación hacia la condición de sus vecinos. Los Gonzáles tampoco se quedan atrás y tienen palabras nada halagadoras contra sus vecinos del frente. Esto ayuda a reproducir los prejuicios y el círculo vicioso se perpetúa. Si bien la caricatura sublima la rudeza de estas frases, nos recuerda que alguna vez habremos escuchado alguna de ellas. Se filtran así, temores de compartir, de conocer y reconocer a quienes también con todo derecho, viven en este mismo diverso espacio que en la ficción es Las Lomas, pero que nosotros reconocemos como Lima. Es el desencuentro entre costumbres es el que saca chispas en ese sentido. Los Maldini han hecho hasta lo imposible por sacar a sus vecinos de Las Lomas y volverlo, aquel lugar idílico que ellos creen que se merecen. Los Gonzáles, por su lado, han afirmado su deseo y derecho por quedarse en una propiedad que les pertenece legalmente. Su presencia ha trascendido también a otros espacios antes negados para ellos como el country club, los restaurantes, la casa de playa. Hay un sentido de invasión de estos otros a aquellos lugares que antes no se imaginaban conocer. Los Gonzáles se sienten bien en donde están. Son los Maldini y los sectores que ellos representan, aquellos que se sienten hostigados. La barrera entre un sector de la población y otro, se va acortando. Somos testigos de un equilibrio en la exposición entre los que más tienen y los que menos tienen en pantalla. Unos no son accesorios de los otros, sino que ambos terminan siendo dependientes entre sí y esto genera una dinámica particular. Alrededor de esta polarizada inclusión entre dos bandos, encontramos también diferentes niveles que están signados por cuestiones de género y edad. Prácticamente hay personajes con los que cada generación se puede identificar y ese puede ser también un atractivo para lograr una teleaudiencia a su vez abierta, más inclusiva. 17

18 Muy aparte de los elementos centrales vistos hasta el momento, AFHS recoge también un componente de meta comunicación con el famoso y controversial secreto de Francesca Maldini. Este es observado como parte de la trama de una telenovela que Nelly ve por televisión. No sólo ella se pregunta de qué se tratará, sino que comparte esa inquietud con el espectador. Los actores hacen referencia a elementos de la realidad y de anteriores roles en otras producciones, sin dejar de lado la presencia de artistas haciendo cameos. Así, se incluyen cuotas de diversidad generacional. Se manejan referentes mediático reconocibles y apreciados por la audiencia. Si bien antes ya había aparecido este recurso en las otras series de Aguilar, ha sido en AFHS en donde más se ha venido explotando. Si bien hay todavía elementos por pulir, hay definitivamente todo un juego con poner en el mismo espacio, como representando a las diferencias de nuestra Lima pluricultural, a distintos personajes que los representan: desde la costa hasta la selva, pasando por la sierra. Como se pregunta Richard Webb en un artículo recogido por Rolando Arellano: Qué no hay inclusión? Y qué es Lima, sino pura inclusión? (PLANETA; ARELLANO, 2008, p. 71). En AFHS, cada uno de los personajes encuentra un lugar especial y se afianza en este historia que en cierta manera, nos muestra una manera de comprendernos con buen humor, mostrando cada vez más rostros, más cercanos, más comprometidos con nuestro entorno, a pesar de nuestras diferencias. Conclusiones AFHS tiene una importante presencia como producto en nuestro horizonte televisivo. No es un producto técnica ni dramatúrgicamente impecable, pero busca entretener y aprovecha situaciones o elementos que resulten atractivos y cercanos a la audiencia para seguir logrando empatía. El contexto socioeconómico abordado en AFHS y en las anteriores series de Efraín Aguilar, favoreció el hecho del reconocimiento de los espectadores hacia lo que se retrataba 18

19 en la ficción, además de conjugar elementos propios de la telenovela que ya están arraigados en el inconsciente colectivo de los espectadores latinoamericanos en general. Estos factores colaboraron con la aceptación de este programa. La experiencia adquirida por la dupla Aguilar-Aranda, especialmente el primero de estos, fue crucial para poder construir una propuesta audiovisual que tenga oportunidad de gustar a distintos públicos. Referentes similares, pero de otras latitudes, también jugaron a favor de este formato. Actualmente, el programa mexicano Una familia con suerte (2011), puede ser un último ejemplo de este tipo de producciones. La gran ventaja que esta serie tiene frente a otros casos, es que su propia génesis implica la presencia de la diversidad que experimentamos en nuestro país y específicamente en un contexto como el que encontramos en Lima. No se trata de un solo sector representativo y otros personajes complementarios. Los pesos se reparten por igual entre ellos. AFHS, aprovechando su aceptación, ha diversificado su presencia, saltando como marca y con sus personajes hacia el merchandising, pero también a las presentaciones en vivo y en otros programas. Muchas veces, la división entre el personaje y el actor, no es tomada en cuenta por el público o, en todo caso, es aprovechada por los actores para explotar su personaje en otros ámbitos mediáticos. La diversificación de esta presencia, se ha dado también hacia otros medios, especialmente Internet, en donde videoclips realizados por los personajes, capítulos colgados extraoficialmente y páginas no oficiales en redes como facebook, han desbordado la labor que la página oficial de este programa, puede tener. Es el público adolescente y juvenil, quien más propenso está a tomar partido en este compartir virtual. La apuesta final de AFHS, es siempre la de unión entre las partes, no importa lo diferentes que estas sean. No deja tampoco de esgrimir esa frase conocida en nuestro país cuando de racismo se habla: Quien no tiene de inga, tiene de mandinga, la cual apela al 19

20 mestizaje a distinto nivel que toda persona tiene y que por lo tanto, la hace igual a las demás en ese ámbito. Mensaje alentador que a través de la búsqueda de la convivencia armoniosa, se deja entrever en este programa. Referencias ANGELILLO, Cathy y otros. Investigar la diversidad cultural: teoría, conceptos y métodos de investigación para la educación y el desarrollo. México, D.F.: Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente: Universidad de Colima: Universidad Iberoamericana AMEIGEIRAS, Aldo Rubén y JURE, Elisa (Comps.) Diversidad cultural e interculturalidad. Los Polvorines: Universidad Nacional de General Sarmiento; Buenos Aires: Prometeo ARELLANO, Rolando. Bueno, bonito y barato. Tres tomos. Lima: Planeta Perú TORRES, Alfredo. Opinión pública : un viaje en el tiempo para descubrir cómo somos y qué queremos los peruanos. Lima: Aguilar VIVAS SABROSO, Fernando. En vivo y en directo: una historia de la televisión peruana. Lima: Universidad de Lima, Fondo de Desarrollo Editorial