ESPERANZA CRISTIANA, COMPROMISO PARA AMERICA LATINA

Transcripción

1 ESPERANZA CRISTIANA, COMPROMISO PARA AMERICA LATINA «El mundo será del que le ofrezca mayor esperanza. Theilard. 1. Tesis La venida de Jesús al mundo fue un don de amor de Dios y la esperanza de la humanidad, esperanza que debe ser base para la acción de cada cristiano, en especial en América Latina. 2. Introducción Si se diera un simple vistazo a la realidad de nuestro mundo, a manera de breves noticiosos nuestra vista se llenaría de miles de imágenes de sufrimiento, violencia, decadencia y desesperanza; y es que son muchos los problemas que el mundo actual lleva sobre su espalda: masacres, guerras, contaminación ambiental, atentados, hambre, entre otras muchas manifestaciones de dolor, como lo dice Luis Aranguren «quizá la primera especie en peligro de extinción seamos nosotros mismos, en especial lo más excluidos 1». Esta realidad para nosotros, en América Latina, probablemente tenga rostros y nombres definidos, y es que casi las tres cuartas partes de la población vive en situaciones de pobreza; todos los países sin excepción han sido víctimas de fuertes desastres naturales, y peor aún han vivido fuertes crisis económicas, políticas y sociales. Pero el dolor no se evidencia solo en los acontecimientos pasados sino también en las posibilidades de futuro que se vislumbran, en el rumbo que pueden estar tomando nuestras sociedades que lejos de volver su mirada a lo profundo de esta problemática, cae fácilmente, o mejor, no cae pues vive Light, en una continua y falsa oferta de poco compromiso y mucho placer, que termina por vaciar todo. Todo este escenario tan desalentador nos hace reconocer que más allá de todo contamos con la esperanza en que las circunstancias que estamos viviendo cambien. Pero para quienes hablamos de ser cristianos es, o debe ser una esperanza con un matiz especial, como lo menciona Metz, «una esperanza creadora», fundamentada en el infinito amor de Dios con este mundo a través de Jesucristo, y que se plasma en todas las dimensiones del ser humano, no solamente en lo doloroso sino también en la felicidad y en la plenitud. 1 ARANGUREN Juan. Cartografía del Voluntariado. Getafe 1998.

2 3. Los orígenes de la Esperanza. La esperanza desde una perspectiva humana y social es un instrumento de análisis de la realidad 2, explicando un poco más: Cuando tenemos Esperanza descubrimos realidades ocultas, fuerzas y dimensiones que en un análisis puramente empírico y "realista" no aparecen jamás; y, desde un punto de vista político la esperanza es una de las fuerzas impulsoras más fuertes de la humanidad. La esperanza llega a ser así un principio de la vida humana y del cosmos. Se basa en la diferencia crítica entre lo que es y lo que todavía no es. 3 Pero a estas definiciones es necesario agregar lo peculiar de la esperanza cristiana que se ve fundamentada por ser la esperanza de los sin esperanza, esperar lo que no vemos (Rom 8, 4), la esperanza cristiana no se desarrolla según el darwinismo social, dejando a los vencidos y marginados como el deshecho de la evolución, sino que hace de la esperanza de los pequeños y pobres la esperanza de Dios. La Biblia, como recorrido en la historia de salvación del pueblo de Dios muestra como la esperanza de Israel en las promesas de su Dios los fue conduciendo a su consecución: liberación, organización, permanencia en la historia, etc., aspiraciones quizás imposibles u ocultas para un pequeño y débil grupo de tribus, si se las veía desde una perspectiva realista. En el Antiguo Testamento Israel esperaba de su Dios prosperidad para su tierra, pero con la llegada de Jesús la esperanza del pueblo de Dios se dirigió hacia el Reino de Justicia, ahora lo invisible es la justicia para los más pobres y excluidos, para aquellos que permanecen ocultos para el mundo. De ahí se parte para reconocer que la esperanza permanece incluso donde el fracaso está pronosticado y no depende o se proyecta de las experiencias de los triunfadores sino solamente en la promesa del Dios de Jesucristo 4. Con todo esto se vuelve evidente la necesidad de revisar y orar la Biblia, y de esta manera encontrar la historia de esa esperanza en nuestra propia vida, y tratando de encontrar en donde tenemos puestos nuestros ojos para el futuro, qué cosas ocultas son las que podemos conseguir luego. Esta oración debe contemplarnos a nosotros en nuestra visión integral, como individuos, como miembros de una familia y como parte de un continente con una realidad que demanda acciones y genera Esperanzas. 2 RICHARD Pablo, Raíces históricas de la Esperanza, América Latina en Movimiento MORDONES, José Esperanza Cristiana y Utopías Intrahistóricas. Fe y Vida 4 Ibid.

3 4. Fe que genera esperanza Quizás durante nuestros primeros años de formación catequética escuchamos frecuentemente la formula de Fe Esperanza Amor, a las que conocemos como virtudes teológicas, que provienen de Dios y se orientan a él (1 Cor 13,13), a través de ellas es como las primeras comunidades vivieron, se fundamentaron y transmitieron el cristianismo, a través de ellas, como actitud fundamental, es como todos los creyentes cristianos buscamos vivir nuestra relación con Dios. Es necesario detenerse en esta explicación pues aunque el presente trabajo se ha enfocado en una de estas tres virtudes, ésta no puede entenderse sin las otras dos. La Esperanza viene de la Fe en las promesas de Dios, como lo mencionamos antes, esta actitud se refleja en la Biblia en el pueblo de Israel, y con la venida de Jesucristo esa fe actuó mediante el Amor. Amor que Dios padre tiene para con este mundo. Los cristianos en medio de tanta incertidumbre y desazón mantenemos una gran certeza de fe: Dios ama a este mundo tal y como es. Y la prueba de que Dios lo ama es que a este mundo así, contrahecho y perdido, Dios envió a su Hijo único Jesucristo, presencia del amor de Dios hecho solidario con la maldad de los hombres. 5 "Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca. Sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él". (Jn3, 16-17) Este amor de Dios que cada uno de nosotros hemos experimentado tanto individual como comunitariamente es el objeto de nuestra Fe, sin embargo y por muchas ocasiones también hemos experimentado el dolor y el sufrimiento - tanto individual como comunitario - pero eso no disminuye (o por lo menos no debería) nuestra Fe, y es que ésta no está basada solamente en la experiencia inmediata de amor, es ahí donde toma forma y valor la Esperanza Cristiana, pues nace de esta seguridad de fe, para los momentos presentes quizá desalentadores pero con los ojos puestos en un futuro alentador; esta esperanza no se fundamenta solamente de un cálculo de posibilidades que nos arroja como resultado que tan fácil o difícil será alcanzar lo esperado y aunque vivamos con la tentación continua de denunciar o renunciar a la esperanza como ilusión en nombre de la objetividad y el realismo, prevalecen el Amor que vive en al Fe y genera Esperanza. 5 MORDONES, José Esperanza Cristiana y Utopías Intrahistóricas. Fe y Vida

4 5. Esperanza que forma comunidades. La Esperanza fue una actitud fundamental para los discípulos de Jesús, aparece explícitamente muchas veces en las Cartas Paulinas como semilla que agrupa en comunidades a todos aquellos que tienen Fe en el Amor de Dios hecho carne en Jesucristo. La muerte y resurrección de Jesucristo encendió a manera de chispas la Fe en los primeros cristianos, que rápidamente empezaron a propagarse y formar las primeras comunidades cristianas, pero para mantenerse en el tiempo y contra toda dificultad fue la Esperanza el elemento que permitió que esas chispas se conviertan en brasas que se mantengan ardiendo más profundamente. La esperanza en el amor de Dios los fue uniendo y consolidando hasta constituirse como Iglesia, totalmente diversa pero con un origen y fundamento único. Pero la formación de comunidades a través de la Esperanza no se reduce al tiempo inicial. La vida de los cristianos está fuertemente marcada por la dimensión comunitaria, es en este espacio en el que la Fe crece y se comparte la experiencia de Amor. Con carismas, características y vocaciones propias se van formado comunidades, teniendo presente que la esperanza cristiana no es esperanza en nosotros mismos o en el mundo, sino esperanza en la fuerza del mismo Espíritu de Dios, que está en nosotros y con nosotros. No estamos solos, abandonados de la mano de Dios, en este mundo de inequidad. 6. Comunidades que construyen el Reino. Hemos hablado y reconocido la presencia de la esperanza como característica peculiar en los cristianos, hemos oído también muchas veces que América es el continente de la esperanza; sin embargo es necesario enfatizar y profundizar el hacia qué de la esperanza. Debemos en primer punto aclarar que la esperanza cristiana no es en ningún caso un alienante que pone ante nuestros ojos una realidad que no es con tal de evitar el sufrimiento, al contrario la fe en Dios y la comunión en él nos estimula a tomar en nuestras manos la responsabilidad por cambiar ese sufrimiento. La esperanza ya no es únicamente una cuestión de mirada, de ojos nuevos, sino también de manos nuevas y trabajo adecuado y eficaz es como los menciona Moltman «certeza de salvación que exige en los cristianos una responsabilidad por el futuro». Vivir con una actitud de esperanza implica sacrificio dentro de nuestra realidad humana, pues las manos deben trabajar por un futuro del que no tenemos seguridad que veremos, aunque si tengamos la esperanza de que así será. Renunciar a la objetividad o al

5 realismo es un sacrificio grande pues la esperanza no nos ahorra ningún esfuerzo ni dolor a la hora de transformar las realidades inhóspitas e injustas. «La esperanza no es confianza» Sin embargo, esta misma realidad humana sin certezas es iluminada por la esperanza cristiana que aunque implica sacrificio y muchas veces sufrimiento trasciende de ello y se convierte en un encuentro con el amor de Dios a través de Jesucristo y de cada uno de los hombres y mujeres que trabajan por la construcción del reino ya que la fe en Dios y la comunión en el amor de Dios nos estimulan a la máxima responsabilidad Este encuentro y comunión con el amor de Dios es una celebración de la vida a la cual llegamos impulsados por la Esperanza, por la alegría de sentir que el amor del Dios está presente para todos y que nos hace a nosotros sujetos para la construcción de su reino, pese a o más bien conscientes de todo el sufrimiento y dolor en el que vivimos. Los Ejercicios Espirituales nos permiten hacer este recorrido personal desde el reconocimiento del pecado y dolor hasta las elecciones fundamentadas en la comunión con el amor de Dios. Con la presencia en nosotros de la esperanza como actitud cristiana es como elegimos de qué manera vamos a seguir a Cristo y construir con él su Reino. En nuestro continente esta celebración de la vida desde la esperanza cristiana ha sido evidente, cada uno de nuestros países ha vivido procesos generadores de vida donde solo había muerte, fundamentados en el seguimiento de Cristo: Mons. Romero, Leonidas Proaño, Julio Gortaire y miles de corazones que decidieron irrumpir en la marcha de la historia y poner sus manos para construir el Reinado de Dios. Ahora somos nosotros también los llamados a vivir un compromiso como cristianos latinoamericanos, que vivimos una Fe en un Dios de amor. Amor que nos empuja a construir a partir de la esperanza cristiana esperanzas humanas, en ámbitos socio-culturales, políticos y económicos concretos en nuestra realidad. Para esta construcción es necesario que sepamos discernir al Dios de la vida, como menciona Pablo Richard, la pregunta hoy no es si creemos en Dios sino en qué Dios creemos?. Y mantener viva a la comunidad como sujeto de esta construcción. Personalmente me considero una mujer de esperanza, y reconozco que ésta ha llegado a mi a través de muchos rostros de niños, ancianos, mujeres, indígenas, negros, enfermos, comunidades, con los cuales he compartido esta celebración de la vida, con los que he procurado la construcción del Reino de Dios, y con los que he sentido esa comunión de Amor en la cual fundamento mi Fe y que me genera esperanza. Vivir en esta actitud se vuelve entonces un compromiso para mi ante mi comunidad, ante América Latina.