EVOLUCIÓN DEL CRISTIANISMO DESDE SUS INICIOS HASTA EL CONCILIO DE NICEA

Transcripción

1 Las Tablas de la Ley EVOLUCIÓN DEL CRISTIANISMO DESDE SUS INICIOS HASTA EL CONCILIO DE NICEA CAPÍTULO I PERÍODO DE INICIACIÓN. CONTEXTO HISTÓRICO 1. ISRAEL AL INICIO DE LA VIDA PÚBLICA DE JESÚS No es posible caminar hoy por el Nuevo Testamento (NT) sin tener presente el Antiguo Testamento (AT). El NT y en especial los evangelios contienen numerosas citas y alusiones al AT y, como literatura, están en cierta continuidad con él. Para comprender el NT hay que examinar las figuras y símbolos heredados del AT o de la cultura judía, así como las modificaciones o adaptaciones que de ellos se hacen. Será, por tanto, el AT un primer y necesario referente del NT. Entre ambos testamentos hay continuidad y discontinuidad: unas líneas del AT son asumidas por el NT; otras, sin embargo, son excluidas o canceladas. En términos generales podemos afirmar que del AT se heredan los siguientes conceptos: La creencia de un único Dios. Se pasa de un politeísmo propio de la época a un monoteísmo.

2 La soberanía absoluta de este Dios sobre todas las cosas del universo. Una relación entre Dios y el hombre que se lleva a cabo a través de la Ley, representada por las escrituras, y que conlleva una alianza entre uno y otro. Anejo al concepto de ley se hereda también el sentido de culpa, pecado y expiación. Pero en el NT también se modifican otras ideas. Así, del Dios violento del AT se pasa a otro que es puro amor y que envía a Jesús no para juzgar ni condenar a los hombres, sino para salvarlos a través de él. Por último, se cancelan totalmente otras ideas del AT, entre ellas la eliminación del privilegio de Israel y su futuro triunfo político por otro mensaje universalista, que excluye toda hegemonía de un pueblo sobre otro partiendo de la base de un amor sin fronteras a todos los hombres, incluidos los enemigos. Fue estando Tiberio César en el año 15.º de su imperio y Pilatos en el 4.º de su procuración, cuando Jesús, que comenzaba a ser como de 30 años, se presentó al bautismo de Juan y dio entonces comienzo la proclamación del Evangelio. Bautismo de Jesús 2

3 Por lo tanto, empezó durante el sumo sacerdocio de Anás y continuó hasta el comienzo del de Caifás, lo que no llega a dar un intervalo de cuatro años completos (Historia Eclesiástica, en lo sucesivo HE, I 10,1-2). Jesús llamó a los doce apóstoles no mucho después del comienzo de su predicación, y a ellos solos de entre los demás discípulos suyos, por privilegio especial, dio el nombre de apóstoles. Después designó otros setenta, y también a estos los envió, de dos en dos, delante de él a todo lugar y ciudad adonde él había de ir (HE I 10,7). Hay que partir de la base de que Jesús comenzó a predicar en un territorio donde todos eran judíos practicantes de la ley mosaica. Al principio, todos sus seguidores también lo eran. Por lo tanto, Jerusalén debería de ser inevitablemente el centro de la nueva religión que con el tiempo se llamaría cristianismo. Jesús moriría alrededor del año 30. Tres años antes, cuando empezó su vida pública según los evangelios canónicos, la gente que lo oyera predicar consideraría sus doctrinas como una secta más. La doctrina de Jesús estuvo centrada en el anuncio del reino de Dios. Cuál era su contenido? Es de suponer que los oyentes de Jesús entendían los conceptos que él explicaba ya que su discurso estaba encaminado a personas esencialmente incultas y analfabetas en su mayoría. Hay que oír a Jesús con los oídos del s. I para poder entenderlo plenamente. Por tanto, para sus oyentes, el reino de Dios debería tener connotaciones político-nacionalistas. Jesús lo explicó perfectamente a su audiencia a través de las parábolas: Es como una semilla que se convierte con el tiempo en árbol grande, dando a entender que Dios empieza su reinado con muy poco (parábola del grano de mostaza); es como la levadura que fermenta la masa, es decir, el reino de Dios es expansivo (parábola de la levadura en la masa); es como un rey que siempre perdona a sus siervos y exige que sus siervos se perdonen entre sí, o sea, en el reino de 3

4 Dios el perdón se impone (parábola de los deudores); es como una boda donde no quieren ir los potentados y sí los marginados, ciegos, cojos y tullidos, o lo que es lo mismo, es un banquete para los pobres y agradecidos (parábola de los invitados a la boda), etc. Parábola de los invitados a la boda Como consecuencia de estas doctrinas, Jesús es condenado a muerte por los romanos a petición de la aristocracia judía de Jerusalén, ya que éstos no disponían del ius gladii o capacidad de imponer como castigo la pena de muerte; además, la crucifixión era, para los ciudadanos no romanos, el summum supplicium, castigo que no estaba contemplado por la praxis judía (recordemos que ésta preveía la lapidación). Jesús camino del Gólgota Durante la década posterior a la muerte de Jesús en la cruz, un rabino llamado Saulo de Tarso (que se encontraba 4

5 entre los críticos más fieros de la nueva fe de Jesús como el Mesías) tuvo una revelación divina de camino a Damasco. Desde entonces, aceptó sin reservas la visión de Jesús como el Mesías y, conocido como Pablo a partir de entonces, se convirtió en un actor crucial de la difusión del cristianismo. Una de sus mayores contribuciones fue hacer más accesible la nueva religión a los gentiles, a los no judíos. San Pablo Pablo inicia sus viajes apostólicos desde Cesarea, la ciudad costera de Judea, convertida en el centro administrativo de los gobernadores de las provincias romanas en el año 6 d.c. También era la sede de las fuerzas militares de Roma destinadas en la provincia, la afamada X Legión. Es en esta ciudad donde se escribiría y depositaría la historia cristiana a partir del s. III y donde un gran filósofo y traductor, Orígenes, crearía la versión Hexapla de la Biblia. Otros famosos como Pánfilo y Eusebio (considerado el padre de la historia eclesial) recorrieron sus calles mientras trabajaban para estudiar las complejidades de la fe y crear un registro que ayudara a convertir nuevos adeptos al cristianismo. Desde Cesarea, Pablo viajó a Chipre, Grecia y Turquía y otros lugares del Mediterráneo oriental y nórdico. Como consecuencia de ello, la nueva religión pronto fue adquiriendo entidad propia, haciéndose cada vez más independiente de su matriz judaica. 5

6 Pablo estaba abierto a predicar a toda la humanidad, no sólo a los judíos, a pesar de que Jesús había venido a cumplir y no a revocar la ley judaica (Sermón de la Montaña). 2. SANTIAGO EL JUSTO, PRIMER OBISPO DEL TRONO DE JERUSALÉN Santiago el Justo Santiago, el llamado hermano del Señor, al que los antiguos pusieron el sobrenombre de Justo y Oblías, que en griego quiere decir protección del pueblo y justicia, debido a su eminente rectitud, fue el primero a quien se confió el trono episcopal de la Iglesia de Jerusalén (HE II 1,1-2). Hubo dos Santiagos: Uno, el Justo, que fue precipitado desde el pináculo del templo y rematado a golpes con un mazo de batán; y el otro, el que fue decapitado. De Santiago el Justo hace también mención Pablo (Gál 1,19) cuando escribe: Otro apóstol no vi, si no es a Santiago, el hermano del Señor (Ib II 1,5). Sobre cómo murió Santiago, quien narra con mayor exactitud todo lo que a él se refiere es Hegesipo, que en el Libro V de sus Memorias, dice así: «Sucesor en la dirección de la Iglesia es, junto con los apóstoles, Santiago, el hermano del Señor. Todos le dan el sobrenombre de 6

7 Justo, desde los tiempos del Señor hasta los nuestros, pues eran muchos los que se llamaban Santiago. Pero sólo éste fue santo desde el vientre de su madre. No bebió vino, ni bebida fermentada, ni comió carne; sobre su cabeza no pasó tijera ni navaja, y tampoco se ungió con aceite ni usó del baño. Sólo a él le estaba permitido entrar en el santuario, pues no vestía de lana, sino de lino. Y sólo él penetraba en el templo y allí se le encontraba arrodillado y pidiendo perdón por su pueblo, tanto que sus rodillas se encallecieron como las de un camello. Así, pues, algunos de las siete sectas que hay en el pueblo trataban de informarse sobre quién era la puerta de Jesús y él respondía que éste era el Salvador. Todos los que así lo creyeron, lo hicieron por Santiago. Siendo muchos, los judíos, escribas y fariseos se alborotaron diciendo: Todo el pueblo corre el peligro de esperar al Cristo en Jesús. Se reunieron, pues, delante de Santiago y dijeron: Te lo pedimos: retén al pueblo, que está en un error respecto de Jesús, como si él fuera Cristo. Tú, pues, convence a toda la muchedumbre de que no se engañe respecto del Cristo. El pueblo entero y nosotros te obedecemos. Yérguete, pues, sobre el pináculo del templo para que desde lo alto seas bien visible y el pueblo todo oiga tus palabras. Y así los susodichos escribas y fariseos pusieron a Santiago de pie sobre el pináculo del templo y le dijeron a gritos: Oh, tú, el Justo!, a quien todos debemos obedecer, puesto que el pueblo anda extraviado detrás de Jesús el crucificado, dinos quién es la puerta de Jesús. Y él respondió con una gran voz: Por qué me preguntáis sobre el Hijo del hombre? También él está sentado en el cielo a la diestra del gran poder y ha de venir sobre las nubes del cielo. Entonces los mismos escribas y fariseos de nuevo se dijeron unos a otros: Hicimos mal en proporcionar un testimonio así de Jesús, pero subamos y arrojémosle abajo, para que cobren miedo y no le crean. Subieron, pues, y arrojaron abajo al Justo. Y se decían unos a otros: Oh, oh, también el Justo se ha extraviado! Lapidemos a Santiago el Justo! Y comenzaron a apedrearlo, porque al caer arrojado no había muerto. Mas él, volviéndose, se arrodilló y dijo: Yo te lo pido, Señor, Dios Padre: perdónalos porque no saben lo que hacen. Y uno de ellos, batanero, agarró el mazo con el que batía los paños y dio con él en la cabeza del Justo, y así es como éste sufrió martirio. Lo enterraron en el lugar aquel, junto al templo, y todavía se conserva su estela al lado del templo.» (HE II 23,3-18). Por lo tanto, Esteban fue el primero que eliminaron, lapidándole; después de él, Santiago, hijo de Zebedeo y hermano de Juan, al que decapitaron; y después de ellos, Santiago, el que después de la ascensión de nuestro Salvador fue el primero que se designó para el trono 7

8 episcopal de Jerusalén y murió de la manera que ya hemos dicho (HE III 5,2). Después del martirio de Santiago y de la toma de Jerusalén, que le siguió inmediatamente, es tradición que los apóstoles y discípulos del Señor que todavía vivían se reunieron de todas partes en un mismo lugar, junto con los que eran de la familia del Señor según la carne (pues muchos de ellos aún vivían), y todos celebraron un consejo sobre quién debía ser juzgado digno de suceder a Santiago, y todos, por unanimidad, decidieron que Simeón, el hijo de Clopás, era digno del trono de aquella iglesia, por ser primo del Salvador, al menos según se dice, pues Hegesipo refiere que Clopás era hermano de José (HE III 11). Ldo. Pedro López Martínez 8