BOLIVIA: CIUDADES Y POBREZA

Transcripción

1 BOLIVIA: CIUDADES Y POBREZA Roberto Laserna* Este trabajo no pretende demostrar nada, ni convencer u orientar a nadie. Sólo quiere provocar la reflexión. Plantea que si bien las mayores carencias materiales se observan objetivamente en las áreas rurales del país, la pobreza es un fenómeno propiamente urbano. Las ciudades bolivianas son pobres porque no pueden cumplir sus promesas, y producen pobres porque cambian las expectativas y aspiraciones de la gente más allá de su base material. El ajuste El ajuste realizado en estos quince años no alcanzó a ser estructural, aunque sin duda se pueden observar repercusiones estructurales. Los objetivos de la política económica y las acciones llevadas a cabo por el Estado apuntaron a crear ciertas condiciones "de mercado" para la expansión y reorganización de la economía. Pero esas políticas no pusieron en marcha acciones deliberadamente orientadas a mejorar la competitividad de las empresas o regiones, a adaptar o renovar tecnologías, a mejorar la capacidad de la fuerza de trabajo o a cambiar las condiciones de acceso al capital. Así, dado el carácter predominantemente monetario, fiscal e institucional de las políticas aplicadas hasta ahora, incluso podría decirse que sus impactos estructurales más bien han desajustado el sistema productivo. Las reformas de segunda generación, que son fundamentalmente de carácter político e institucional, han abierto nuevas posibilidades para la acción de la sociedad y de sus organizaciones públicas y privadas, y podrían tener un impacto estructural. * Economista, PhD en Planificación Regional y Urbana. Profesor UMSS 25

2 Bolivia: ciudades y pobreza La urbanización El crecimiento de las ciudades y la expansión del sistema urbano son fenómenos relativamente recientes en Bolivia, y están directamente asociados a las transformaciones estructurales que han tenido lugar en la segunda mitad de este siglo. Resultan sobre todo de un doble proceso: de diferenciación campesina y de descampesinización, que se profundizan durante y después de la Reforma Agraria. Es decir que, en gran medida, se trata de una urbanización dinamizada desde fuera de las ciudades, y que ocurre de acuerdo a los ritmos de transformación estructural en el agro rural, luego de que los movimientos campesinos lograran la destrucción del sistema de hacienda y la expansión súbita de una clase de pequeños propietarios parcelarios. El ritmo de urbanización no fue más alto debido a que los migrantes rurales tuvieron la oportunidad de mantenerse como campesinos accediendo a tierras en las zonas de colonización, las mismas que fueron incorporadas a la agricultura expandiendo en ellas el modelo familiar campesino de producción. En nuestro caso, ciudad-modernización-consumo son elementos estrechamente relacionados y que deben ser tomados en cuenta para comprender por qué la urbanización en Bolivia, es, al mismo tiempo, muy dinámica y muy frágil. Es llamativo el rápido aumento de la proporción urbana de la población nacional, pero no menos importante ha sido el cambio en la distribución regional de la población urbana, especialmente por el crecimiento de Santa Cruz y las ciudades del oriente. La urbanización es un proceso que pone de manifiesto la reorganización del espacio nacional y, por tanto, la transformación de la relación de la sociedad con su entorno ambiental y sus recursos naturales. De aquí también podemos deducir una característica fundamental de la urbanización boliviana. Si bien ciertamente ha aumentado la importancia de las ciudades que constituyen núcleos regionales y nacionales, la tendencia ha sido a la formación de una red urbana asentada sobre el eje situado entre La Paz y Santa Cruz, en torno al cual se ha ido formando un sistema de centros estrechamente relacionados entre sí y con las áreas rurales inmediatas. En cuanto a la relación campo-ciudad, se observan modelos diferentes de integración regional. Un modelo, del que es emblemático el caso de La Paz, está definido por un núcleo urbano que ejerce dominio sobre toda su región y atrae hacia sí esfuerzos y 26

3 expectativas, bienes y excedentes. El otro modelo, del que Beni es tal vez un buen ejemplo, corresponde a una región con varios pequeños núcleos urbanos que interactúan entre sí y con sus entornos rurales en condiciones que son más de intercambio que de dominación. Y entre ambos, tenemos a una amplia gama de situaciones en las que la interpenetración urbano-rural puede ser muy intensa, como en Cochabamba con su amplia red de pequeñas ciudades y pueblos rurales sometidas a la fuerte influencia de la ciudad capital, o más tenue como en Tarija y sus espacios subregionales relativamente ajenos a la capital. Pobreza Roberto Laserna La noción de pobreza no es ni absoluta ni exclusivamente material y tampoco puede ser del todo definida desde afuera del sujeto que la vive. Ella refiere situaciones de vulnerabilidad que resultan de la carencia de aquellos recursos que son relevantes para manejar los riesgos que tiene la sobrevivencia en una determinada sociedad. En esta perspectiva, la pobreza alude a condiciones relativas de escasez que se manifiestan en múltiples dimensiones, que son determinadas por diversos factores, y que son distintas y cambiantes en el tiempo y en el espacio. Por lo tanto, la pobreza, como problema social y como objeto de políticas, solamente puede definirse, analizarse e identificarse en sus manifestaciones concretas, histórica y espacialmente específicas, afirmando ante todo la dignidad humana del sujeto calificado como "pobre". Es necesario por ello desarrollar una perspectiva que permita mostrar con claridad la multidimensionalidad, complejidad e historicidad de la pobreza, lo cual plantea el desafío de estudiar sus determinantes a partir de sus manifestaciones concretas y de las experiencias específicas de la gente. La carencia que hace vulnerables a los sujetos expresa una situación relacional entre recursos y necesidades, y la relevancia de los bienes en ambas esferas depende mucho del entorno cultural y ambiental en que la gente vive su vida. Las "formas de pobreza" varían según la magnitud y el tipo de bienes de que se carece. De la combinación de criterios acerca de los determinantes y de las manifestaciones de la pobreza resultan seis formas diferenciables de la pobreza que, en cierto modo, implican también diversidad de opciones y potencialidades de políticas. Mientras las formas de la pobreza absoluta implican en gran medida sujetos pasivos, sufriendo su situación, las de la pobreza relativa se refieren más bien a situaciones percibidas por los sujetos como transitorias y superables, ya que el sujeto se encuentra acicateado precisamente por satisfacer expectativas que no corresponden a la escasez de sus recursos. En ese sentido, 27

4 en tanto que las formas de la pobreza absoluta exigen acciones de alivio fundadas en la ética, ya que los parámetros "objetivos" representan valores de humanidad, las formas de la pobreza relativa representan mayor potencialidad para acciones de desarrollo que, obviamente, deberán ser específicas a las formas de pobreza prevalecientes en un grupo o en un área. Pobreza y ciudades Con toda la dureza que implica el carácter de mercado de las ciudades, la situación social en ellas tiene atractivos para una población que sufre déficits mayores en su vida cotidiana. Pero aunque la disponibilidad de bienes y servicios sea mayor en las ciudades, y aunque la gente tenga más oportunidades de realización en ellas, la pobreza es un fenómeno típicamente urbano por la enorme expansión de expectativas que no pueden ser satisfechas. Por eso, es un fenómeno que será, o no, resuelto en las ciudades. Y no es un fenómeno que sufran de la misma manera todos los que lo viven. De hecho, al acentuarse las dificultades económicas en los sectores más pobres, ha aumentado la participación de la mujer pero en condiciones mucho más precarias y de peor remuneración. Ha aumentado la proporción de mujeres en el mercado laboral, pero no como resultado de una liberación de la carga doméstica, sino más bien como su prolongación. La comparación de los resultados obtenidos en los informes de desarrollo humano muestra que, espacialmente, La Paz es mucho más desigual que Cochabamba y ésta más que Santa Cruz, considerando tres dimensiones básicas: educación, salud e ingresos. Políticas contra la pobreza Bolivia: ciudades y pobreza A la luz de muchas experiencias de fracaso en proyectos contra la pobreza, es importante revisar la validez de dos supuestos: el de la necesidad del cambio y del crecimiento, y el de la abundancia y mala utilización de la fuerza de trabajo en los sectores pobres. Muchos proyectos han fracasado porque uno o ambos supuestos resultaron in válidos en la realidad concreta en que se ejecutaron. Es desde la base de estas experiencias y una nueva conceptualización de la pobreza que diferencia sus "formas" que podrían diseñarse políticas alternativas que sean más eficaces en cuanto a la utilización de los recursos y a la valorización de los capitales con que cuentan los pobres y que tomen en cuenta sus aspiraciones y expectativas ya que, en definitiva, solamente podrán "salir de la pobreza" cuando realmente lo crean posible, lo quieran hacer y actúen en consecuencia. 28

5 Roberto Laserna Actores institucionales El fortalecimiento de las municipalidades ha generado nuevas oportunidades de reorientación de los procesos urbanos, aunque es necesario señalar que el aprovechamiento de esas oportunidades ha de requerir todavía un intenso trabajo. Los problemas urbanos en las ciudades más grandes no se resolverán en favor de los pobres mientras ellos no alcancen visibilidad y desarrollen su capacidad de acción autónoma frente a los poderes locales. En las ciudades más grandes se presenta el problema adicional de la confusión entre lo local, lo regional y lo nacional, ya que por su escala y su peso relativo es para todos, actores y analistas, más difícil diferenciar uno de otro ámbito. Y al no hacerlo, lo primero que se olvida es lo que menos poder manifiesta: la pobreza. Actores sociales Los movimientos urbanos, protagonizados en Bolivia por las juntas vecinales, los clubes de madres, las organizaciones de barrio y los comités de amas de casa han contribuido decisivamente a la formación de nuestras ciudades. No solamente han incorporado nuevas áreas a la mancha urbana, sino que con frecuencia han contribuido a definir el carácter socio-económico de esas áreas y su identidad cultural. También cobran creciente importancia en la gestión de la vida urbana las organizaciones no gubernamentales, que cabalgan entre la acción social -basada en el voluntariado y el compromiso- e institucional. Desafíos A partir de las reflexiones de este trabajo se sugiere considerar algunos temas para la reflexión y la acción urbana en Bolivia. El primero, y posiblemente el más importante, tiene que ver con la preparación de las ciudades a la recepción de migrantes. La recepción de migrantes no solamente exige políticas culturales y educativas proactivas, sino también prestar atención a la infraestructura urbana a fin de que las presiones del crecimiento no sean traumáticas. Las ciudades deben también prepararse para la intensificación de los procesos de movilidad espacial de la población y los bienes, pues ellos aumentarán la importancia del transporte (vías, regulaciones) y de los servicios de apoyo al transporte: terminales, almacenes, hospedaje, etc. También parece crucial que las municipalidades y las comunidades aumenten su compromiso con la educación, buscando ampliar su cobertura, extender la permanencia 29

6 Bolivia: ciudades y pobreza de los alumnos, especialmente de las mujeres, y adecuarla en contenidos a las nuevas lógicas productivas y tecnológicas. Como políticas de emergencia tienen relevancia inmediata todas aquellas destinadas a ampliar la cobertura de los servicios públicos y sobre todo mejorar el acceso de la mayoría a esos servicios, desarrollando lógicas de un uso más racional de la energía y del agua y nuevos sistemas de manejo de desperdicios (reducir su producción y mejorar su reciclaje). Finalmente, es importante desarrollar la idea del municipio productivo, como una entidad que se preocupa por la vida económica de la ciudad, que se compromete con los sectores de más alta productividad y que define sus inversiones y apoyos con criterios de equidad. Todo lo anterior supone que desde la ciudad ha de asumirse una responsabilidad hacia el medio ambiente y hacia el agro, y ha de promoverse el reconocimiento de la responsabilidad que corresponde a cada uno como ciudadano y como actor social. 30