Un surco dorsal medio en un embrión humano de dos meses, abortado

Transcripción

1 Un surco dorsal medio en un embrión humano de dos meses, abortado por el P. Jaime Pujiula, S. I. Director del Laboratorio Biológico de Sarria (Barcelona) Son por desgracia muchos los casos de aborto espontáneo o no intencionado que, generalmente, no se registran por falta de quien los recoja para su estudio, siendo así que mucho podrían servir para ello, dado que por lo menos podría su estudio reflejar directa o indirectamente las leyes embriológicas, desviadas seguramente de su marcha normal, ocasionando, sin duda, el aborto, y ño hay por qué decir que, si se logra conocer la causa del aborto, se puede prevenir para evitar otros abortos. Con este objeto queremos dar cuenta aquí de lo que nos llamó la atención en dicho feto humano de dos meses, que nos trajeron, sin duda, para su estudio. Para ello se incluyó en parafina, para hacer de él cortes seriados como siempre. Los cortes serían de 9-10 mieras. No hay por q«é decir que, como el cuerpo embrionario era ya bastante crecido (tendría de 3-4 centímetros), dio una enorme cantidad de cortes (de 4-5 centenares) que dan no poco trabajo en su preparación técnica, y exigen muchas más horas y días de estudio de los cortes. Una de las cosas que luego nos llamó la atención fue un notable surco dorsal, que se hundía bastante, abierto hacia arriba y que, en general, nos recordaba la llamada línea primitiva del disco embrionario de aves y mamíferos, aunque mucho más profunda. Este surco era sobre la pared que cubre el tubo nervioso, respectivamente, la médula espinal. Su aspecto era tal que parecía que algún cuerpo pesado hubiese hecho presión longitudinal sobre la pared del tubo nervioso, aunque también podría haberse originado de una pérdida o

2 i86 -- desaparición del jugo que, en general, baña los órganos y tejidos. El movimiento de jugos no será cosa extraña en Fisiología. Vamos ahora a dar algunos datos que acaso se podrían en parte explicar por el movimiento.fisiológico de los jugos. En efecto, la línea media dorsal del embrión, aunque por el largo surco que advertimos en su dorso nos llamó la atención, pero al perseguir la región dorsal para ver cómo empezaba y acababa el surco llamativo, vimos que dicha región cambiaba de aspecto en la serie de cortes, como vamos a reseñar brevemente. En efecto, al principio o mucho antes del profundo surco que nos sorprendió, la línea dorsal media no sólo nos ofrece algún surco, sino al contrario, una elevación, especialmente en la misma región central (fig. 1), recordando como una especie de hernia longitudinal por todo un recorrido de cerca de cien cortes de 9-10 mieras cada corte. Persiguiendo los cortes en serie viene otro trayecto en que se va rebajando la especie de hernia, tendiendo a igualar el dorso (fig. 2), tomando el fondo de cada lado de la parte, antes muy elevada y ahora ya muy modesta, aspecto de seno que, naturalmente, hacen destacar más la parte central que corresponde exactamente al techo del tubo nervioso o médula espinal. A medida que se va hundiendo la parte dorsal que recubre la médula, se van pronunciando mejor los senos laterales (fig. 3). A este estadio podemos hacer seguir otro, en que los senos laterales se han como fusionado en uno sólo sobre el dorso del tubo nervioso, ya hundido, sobre el cual aparece el gran surco que desde el principio nos llamó mucho la atención y persiste por todo un gran número de cortes microscópicos (fig. 4). Debajo del gran surco está como hundido el tubo nervioso (fig. 5). No para aquí la cosa, sino que el surco central se va estrechando notablemente y como hundiendo el sistema nervioso, que tiene siempre debajo (figura 6). El surco, ya muy estrechado, llega a convertirse en una especie de grieta alargada sagitalmente, como reduciéndose, para al fin desaparecer. Es, pues, una especie de cambio continuo el que sufre la parte dorsal en relación, seguramente, con el sistema nervioso medular. En conjunto lo consideramos como una verdadera anomalía ; pues no recordamos haber visto semejante fenómeno en ninguna serie embriológica, con ser en gran número las observadas. Si se trata de una perturbación embriológica, como creemos, nada de extraño tiene esa variedad de estados y manifestaciones. Lo que se separa de lo normal no tiene regla y por esto es anormal, porque no sigue la re-

3 - i8 7 - «V Elevación íorsa "Tú ko n fi/ío6o, X5-0 Fig. í. Porción de un corte de embrión humano de ocho semanas, interesando la parte superior abdominal formando una especie de hernia. 1) Diinijnucio'o o aptesjamieolo incipiente. 7ú o nerwioau- Fig. 2. La hernia va rebajándose.

4 I -K c) Notable hundimiento del sistema nervioso. X^O ** «* Fig. 3. La hernia se ha convertido en surco. ^} Tubo nervioso Gra«surco docsai. X5"0 **-ï, Fig. 4. El «ureo se ha hundido sobre el dorso del tubo nervioso.

5 i8g Twto nervioso. Surco dofíar wlrtfokanjose X3*o Fig. 5.- El surco se estrecha hundido sobre la médula espinal. y orco desapareciendo. yfo Fig. 6. El surco convertido en una grieta alargada.

6 iço Äecl-o Cavidad -somsh'ca F'ÉT- 7- Región caudal de la serie de embrión humano de dos meses, x 50.

7 igi gla. Ahora bien, así como la verdad sobre un punto es una y los errores sobre el mismo infinitos, así también, hablando de las leyes embriológicas, la regla es una, los desarreglos infinitos. De aquí que sea tan difícil poder dar exactamente con la causa. Hemos indicado ya algunas posibles causas que pueden influir en semejantes manifestaciones, claro, siempre por vía hipotética. Pero podemos aquí añadir alguna circunstancia que acaso podría apoyar nuestro presentimiento de la parte que pueden tener los líquidos, especialmente, en el estado embrionario. Nótese, en efecto, que la serie del embrión humano de dos meses fue seccionada caudocefálicamente ; de manera que los primeros cortes son de los órganos posteriores, de la región pelviana (fig. 7). Y como quiera que la evolución es siempre cefálico-caudal, los cortes primeros de la serie son precisamente los últimos formados y, por tanto, más tiernos, y por lo mismo los más jugosos, dado que la multiplicación celular supone un medio tierno y jugoso. Aquí, pues, es más posible una perturbación en el fisiologismo de los líquidos. Pero si hemos querido tocar estas anormalidades embrionarias, no es sólo por dar cuentas de ellas, sino también para llamar la atención, especialmente, de las mujeres en estado, para que pongan todo su cuidado, todo su interés en traer a este mundo frutos perfectos, dado eme muchas deformaciones vienen por causas extrínsecas y des cuidos de las madres gestantes. Han de tener muy presente que cualquier perturbación, especialmente en los primeros estadios son de trascendencia. Ellas, como portadoras de tan grandes tesoros, han de evitar no sólo los esfuerzos mecánicos en que sólo ellas piensan, sino también los desórdenes fisiológico-psíquicos. Ningún médico ignora la gran influencia que ejerce el alma en el mismo cuerpo, como se desprende de la Terapéutica-psicosomática, de que tanto hablan los médicos ; así como el cuerpo influye en el alma. Se han de evitar excesos, incluso de extraordinaria alegría y, sobre todo, de profunda tristeza. Es preciso mantener un espíritu tranquilo sin dejarse preocupar del futuro. Por esto, siempre que se nos ofrece ocasión, damos este consejo : que la mujer embarazada lleve una vida ordenada «físico-psíquico-moralmente». Para ello dejarse en manos de la Divina Providencia, que ya que da el fruto, dará también todo lo necesario para que llegue a feliz término. Podemos añadir aquí, que esta paz y tranquilidad del alma, es el mejor medio de tener también un parto feliz. Dios Nuestro Señor tiene gran providencia del hombre desde su concepción,