Comercialización y Experiencias de Organizaciones Productivas. de Mujeres Rurales y Mixtas

Transcripción

1 Síntesis de la Sistematización del Taller sobre Comercialización y Experiencias de Organizaciones Productivas de Mujeres Rurales y Mixtas Preparada por: Nicole Champion Centro de Formación para la Integración Regional (CEFIR) Av. Joaquín Suárez 3568, Montevideo Uruguay 26,27 y 28 de octubre de 2015.

2 Síntesis de las exposiciones, del debate y recomendaciones Los países representados avanzaron en la institucionalización de políticas de género: se observa un crecimiento de la participación de las mujeres y en algunos casos del desarrollo de sus organizaciones. Sin embargo, no alcanza con una ley de igualdad, un mecanismo (comisión o dirección de género) o una política de desarrollo rural con enfoque de género para lograr la igualdad entre mujeres y varones. Las políticas de desarrollo de la AF no implican de por sí una disminución de la desigualdad y de las asimetrías entre mujeres y varones. En la región, persisten políticas y programas sin enfoque de género, registros, pliegues de licitación y formularios sin lenguaje inclusivo. Estas políticas ciegas al género mantienen y reproducen las desigualdades de género en el mejor de los casos o las acrecientan y agravan en el peor de los escenarios, ya que ninguna acción de desarrollo tiene efectos neutros. La voluntad política de los gobiernos y el compromiso político de las instituciones con las mujeres rurales es clave para seguir avanzando. Las políticas públicas implican una respuesta a problemas sociales cuyas magnitud, descripción y delimitación varían según los países: reducción /lucha contra pobreza, dependencia / violencia económica y patrimonial que sufren las mujeres, apoyo a la soberanía alimentaria, preservación de la diversidad cultural, ambiental, permanencia de las familias en el campo, etc. Pese a estas diversidades y complejidades, el fortalecimiento de las organizaciones productivas, mixtas o de mujeres y las políticas de comercialización con perspectiva de género están en la agenda política de la REAF. Transversalizar el enfoque de igualdad de género implica reorganizar recursos y prioridades de las instituciones, capacitar a actores/as institucionales, tanto en los niveles directivos como técnicos y a los/as actores/as de las organizaciones sociales mixtas y de mujeres. Implica asimismo incluir el enfoque en todas las fases de las políticas, desde su diseño hasta la evaluación. La construcción de políticas públicas hacia la agricultura familiar tiene que incluir la participación de la sociedad civil y en particular de las mujeres rurales y sus organizaciones, dado su papel crucial en los temas de seguridad nutricional y soberanía alimentaria, así como en temas de transmisión cultural y de permanencia en el campo, en resumen su rol en la sostenibilidad de la vida. La participación de las mujeres organizadas tiene que darse en todas las fases, desde la planificación de la política, su ejecución y hasta la evaluación, incluyendo sus necesidades específicas y sus derechos. La gestión compartida de las políticas es la condición para fortalecer las iniciativas de las mujeres. Desde algunas organizaciones sociales se manifiesta la voluntad de lograr mayor autonomía y romper con una excesiva dependencia de los programas institucionales, buscando fuentes de financiación alternativas. También expresan preocupaciones, tales como la preservación de semillas nativas y criollas y la soberanía de las campesinas y sus organizaciones frente a las multinacionales que no están siendo atendidas, o solo parcialmente por los gobiernos. Finalmente, en las organizaciones mixtas el desafío consiste en lograr una participación efectiva de las mujeres en las instancias de decisión. A nivel regional, es útil recordar las directrices del MERCOSUR, para la elaboración de políticas diferenciadas de financiamiento para la agricultura familiar (MERCOSUR/CMC/REC. N 05/10) y para la igualdad de género en políticas públicas para la agricultura familiar 2

3 (MERCOSUR/CMC/REC. N 06/08) que constituyen un ordenador de las acciones y permiten complementariedad entre las acciones de la REAF y la RMAAM. 1. Mapeo y registros de las organizaciones Las organizaciones productivas están vinculadas con otras organizaciones, familiares, comunitarias, sociales, económicas, etc. Las mujeres tienen diferente formas de organizarse, por ejemplo informales, reflejo de su diversidad cultural, generacional, étnico-racial, etc. En unos países las organizaciones de mujeres son muchas, en otros predominan las organizaciones mixtas. El mapeo detallado de las organizaciones productivas constituye el primer paso para conocerlas, promoverlas, y fortalecerlas. Vale recordar que es en función de una intención de cambio que se define un problema y se busca conocer la realidad. Cuáles son las informaciones que buscan los registros y para qué? Los instrumentos de recolección de datos, como son las planillas y los cuestionarios no son neutros, por ello es deseable que adopten un lenguaje inclusivo, integren la perspectiva de género y sean elaboradas conjuntamente con las organizaciones sociales. Es necesario que las/os registradores, sean técnicas/os o integrantes de organizaciones, tengan una capacitación previa. Los registros de organizaciones existentes recogen información cuantitativa desagregada por sexo y cualitativa acerca del número de socios/as y las autoridades, especifican la función de la organización, su ubicación, el ámbito de actuación, su modo de funcionamiento, la formalización y las actividades económicas desarrolladas referidas a la producción y la comercialización. También releva el acceso de la organización a políticas públicas de ATER y financiamiento, sus recursos y la infraestructura con que cuenta, su participación política y social así como sus principales demandas, logros y desafíos. En algunos países el registro es obligatorio mientras que en otros es voluntario. Se recomienda que los registros incluyan información acerca del tiempo de trabajo reproductivo y productivo de los/ las socios/as, así como el volumen de trabajo noremunerado. Asimismo, que contemplen las fronteras porosas de la ruralidad. La condición de que el ingreso principal provenga del predio para ser considerado productor/a familiar excluye a jóvenes, dada su creciente multiactividad, por lo que puede ser necesario flexibilizar algunos criterios. Los registros de las organizaciones tienen el triple desafío de ser adaptados a las realidades de cada región y recoger datos comparables, así como de poder articularse y cruzar información con los registros de productores/as familiares y otras fuentes de información como son los censos agropecuarios. Finalmente, el desafío de su actualización permanente paralelamente a su accesibilidad. Se subraya la importancia de que las referentes del Grupo Temático de Género tengan incidencia en el diseño y la forma de recolectar los datos para que los registros arrojen información con perspectiva de género. En algunos de los países, el Mecanismo nacional de género revisó el Registro para asegurar la perspectiva de género. La mejora de los registros pasa por la coordinación con otras instancias e instituciones por ejemplo los Ministerios de Desarrollo Social, para incorporar información social. 3

4 Existen varios caminos para conocer las organizaciones productivas (mediante censos u otras herramientas). Los registros son un producto de la REAF y ésta tiene un rol importante a jugar para armonizar la información. Se recomienda trabajar con las Coordinaciones Nacionales para incorporar la perspectiva de género en los registros y que tomen en cuenta la diversidad de organizaciones de mujeres rurales, para implementar políticas públicas que respondan efectivamente a sus necesidades. 2. Políticas de apoyo a las organizaciones productivas de mujeres rurales Así como las concepciones del desarrollo se han ido modificando, las concepciones acerca de las políticas de igualdad de género han ido variando y enriqueciéndose frente a la complejidad de los contextos socio-culturales, los sesgos androcéntricos de normas, instituciones y procedimientos, así como las dificultades de transformar las prácticas. Partiendo de la promoción de la igualdad de oportunidades, pasando por las acciones afirmativas o la discriminación positiva se llegó a la transversalización del enfoque de igualdad de género. Además de asumir la responsabilidad del bienestar de sus familias y comunidades, las mujeres participan en la producción, la transformación, el envasado y la comercialización de los productos de la AF, pero en menor medida en la gestión del proceso. Las políticas prevén recursos, bienes y/o servicios para organizaciones de productores/as familiares de distinto alcance, (local, regional, nacional) y bajo distintas modalidades (leyes, programas, proyectos, fondos concursables, etc.). Se hace necesario evaluar el acceso diferenciado por género a los mismos. El apoyo productivo diferencial hacia las mujeres se considera fundamental, pero la capacitación técnica en gestión es insuficiente si no se acompaña de otras formaciones, entre las cuales la formación en género. Una formación en género, o feminista, no implica solamente abordar temas y contenidos vinculados con las relaciones desiguales de género, sino una metodología de formación que incluye herramientas de interacción y construcción conjunta del conocimiento desde las prácticas cotidianas de las mujeres, de manera de incluir sus necesidades y aportes. Es necesario atender la sobrecarga que les puede implicar la participación de las mujeres en organizaciones productivas y buscar mecanismos para sortearla, redistribuyendo o socializando parte del trabajo reproductivo y predial que realizan. Se destacan las experiencias de asistencia técnica socio-productivas que articulan trabajo colectivo y apoyo individual, abordando el nivel personal (auto-estima), productivo (técnico y de gestión), organizacional y político, acompañadas de herramientas financieras, de mediano plazo con posibilidades de puentes hacia otras ofertas de asistencia técnica. Los planes de financiamiento, préstamos, fondos no reembolsables, créditos, fomento, subvenciones, bonos soberanos, etc. para productoras y organizaciones productivas varían entre los países y en un mismo país en función de las características de las usuarias. Existen distintas instituciones especializadas en el desarrollo productivo de las mujeres, o que ofrecen productos financieros específicos. Pese a ello, las organizaciones continúan enfrentándose a 4

5 normas y procedimientos inadaptados a la realidad productiva de sus asociaciones, pequeñas cooperativas u organizaciones de economía solidaria. Se recomienda ajustar y simplificar la reglamentación para agilizar la gestión de las organizaciones. Se plantea la necesidad de fortalecer los espacios de mujeres y de prever políticas específicas destinadas a ellas, además de asegurar el enfoque de género en todas las políticas y programas. Finalmente, para medir los efectos de las intervenciones en termino de relaciones de género es indispensable la incorporación de nuevas herramientas, metodológicas, técnicas e indicadores socio-organizativos junto con los indicadores productivos y económicos tradicionales. Se propone investigar para sistematizar los componentes de las políticas exitosas y las buenas prácticas. 3. Políticas de comercialización El tema de la comercialización es complejo, en parte debido a la diversidad de prácticas que cubren un abanico que va de la producción individual vendida a un intermediario hasta la producción campesina comunitaria y solidaria, con intercambios recíprocos, ayuda mutua y trueque. Por otra parte, por el cruce de variables tales como cantidades, precios, transporte, lugares de acopio, estructura de costos, intermediarios, precio justo, calidad, plazos de pago, formalización, tributos, sanidad, etc. Además de una dificultad generalizada de acceso a los mercados por parte de las productoras, se observa una división por género: sobrerrepresentación de varones en mercados mayoristas y de mujeres en mercados minoristas. El empoderamiento económico de las mujeres pasa por la comercialización de sus productos, por lo que una mayor visibilización y participación de las mujeres en la comercialización es necesaria. Tal como se logró que la titularidad de los emprendimientos productivos sea independiente de la titularidad de la tierra, se aboga por la titularidad de la producción, independiente del emprendimiento, buscando la cotitularidad de la producción de los establecimientos familiares. Las políticas que buscan sortear la dificultad de acceso a los mercados por parte de las mujeres proponen modalidades alternativas de comercialización: directa de productores/as a consumidores/as, en relaciones de intercambio más equitativas y solidarias, privilegiando los circuitos cortos de manera de dinamizar las economías locales o mediante reservas de mercado y procesos simplificados para la adquisición de productos agropecuarios de la AF en las compras estatales. En algunas experiencias, el precio de venta es negociado en mesas u otros ámbitos, procurando que sea justo para el/la consumidor/a y que el margen de ganancia sea aceptable. Otras estrategias buscan la diversificación de los productos o de la forma de producción, agroecológica por ejemplo, así como un agregado de valor que rescate conocimientos y habilidades tradicionales de las mujeres. Distintos programas públicos proporcionan transporte, lugares de acopio y espacios de comercialización, condiciones para que los/as productores/as puedan asumir el proceso de distribución y comercialización de lo que producen. 5

6 Las compras públicas constituyen herramientas de fomento de la agricultura familiar, de comercialización a precios justos y para la igualdad entre productores y productoras. Algunas experiencias establecen tope de los montos de compra adjudicados a productores/as individuales, otras prevén la compra exclusiva a organizaciones. Los controles del origen de los productos (de la AF y de productoras en caso de cupos para mujeres) requieren de procedimientos ágiles. El acceso a la información y los requisitos de presentación a las licitaciones tienen que ser adaptados a las posibilidades de las productoras y con plazos de pago razonables. Los desafíos consisten en mejorar la planificación, adaptar el financiamiento y optimizar el seguimiento y la evaluación de los proyectos de comercialización alternativa, así como pasar de la micro o pequeña escala a una escala media que permita a las productoras una mayor organización, nuevos aprendizajes, así como el acceso a otros insumos, políticas y mercados. Finalmente, en el seno de la REAF, se considera necesario mejorar la articulación y la comunicación con el Grupo Temático Facilitación de Comercio en particular, pero de manera general con todos los demás Grupos, para transversalizar el enfoque de igualdad de género. La tierra está directamente ligada a la producción. Sin ella, no hay producción ni autonomía económica. Por lo tanto el acceso la tierra, al agua y los recursos productivos tiene que ser democratizado. 6