Circulación de temas y sistemas decorativos en la pintura mural antigua

Transcripción

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2 Circulación de temas y sistemas decorativos en la pintura mural antigua Actas del IX Congreso Internacional de la Association Internationale pour la Peinture Murale Antique [AIPMA] Zaragoza Calatayud septiembre 2004 Edición científica de Carmen Guiral Pelegrín

3 En cubierta: Detalle de un erote de las pinturas del triclinio de la domus de la calle Añón de Zaragoza (España). Fot. J. Garrido (Museo de Zaragoza). Edita Gobierno de Aragón. Departamento de Política Territorial, Justicia e Interior Universidad Nacional de Educación a Distancia. Calatayud Diseño gráfico y coordinanción técnica Víctor M. Lahuerta Impresión ISAC Artes Gráficas Encuadernación Gil Depósito legal Z-3085/07 de los textos e imágenes, sus autores. del diseño gráfico, Víctor M. Lahuerta. Zaragoza, 2007 de la presente edición, Association Internationale pour la Peinture Murale Antique [AIPMA]. Lausanne, Hecho e impreso en España Unión Europea /Made and Printed in Spain European Union

4 PÓSTERS. Tarraconense 467 Las pinturas de la Domus de las Columnas Rojas de Sisapo (La Bienvenida, Ciudad Real): estudio preliminar Mar ZARZALEJOS PRIETO Carmen GUIRAL PELEGRÍN Carmen FERNÁNDEZ OCHOA LA BIENVENIDA-SISAPO: CONTEXTO ARQUEOLÓGICO El yacimiento de La Bienvenida (Almodóvar del Campo) está situado en el sector centro-occidental del Valle de Alcudia, comarca enclavada en el extremo SO de la provincia de Ciudad Real. La identificación de los restos de La Bienvenida con la Sisapo mencionada por las fuentes grecolatinas como la ciudad que producía el cinabrio más afamado del Imperio Romano, no ofrece hoy ninguna duda (Zarzalejos, 1995a; Fernández Ochoa et alii, 2003a). Además de las evidencias arqueológicas que ponen de manifiesto que nos hallamos ante un enclave de importancia singular, existen dos documentos epigráficos recuperados en el propio yacimiento (Fernández Ochoa et alii, ) que confirman la reducción en este lugar de la capital minera que gestionó la explotación del cinabrio (Plinio, N.H., XXXIII, 18) y la plata (Estrabón, III, 2, 3) existente en la vertiente norte de Sierra Morena. Los trabajos de excavación sistemática que se vienen realizando desde 1980 están sacando a la luz los vestigios de un núcleo antiguo que funciona casi ininterrumpidamente entre fines del siglo VIII o inicios del VII a.c. hasta el siglo V d.c. (Fernández Ochoa et alii, 1994; Zarzalejos, 1995b). Los primeros elementos que acreditan la presencia romana en este lugar se remontan a fines del siglo II a.c., si bien el conjunto material más numeroso corresponde ya a la primera mitad del siglo I a.c. y es en época de Augusto cuando se constata una importante potenciación del núcleo urbano que se refleja en un nuevo trazado urbano del que se ha excavado una calle de estructura porticada en dirección N-S kardo, a la que abren varias tabernae y una enorme casa, bautizada como domus de las Columnas Rojas. LA DOMUS DE LAS COLUMNAS ROJAS: EL PROYECTO ARQUITECTÓNICO El proyecto arquitectónico de esta domus se encuadra en el modelo canónico de casa de peristilo, en la que el gran patio central funciona como distribuidor de las distintas estancias que se ubican a su alrededor. El pórtico del peristilo contó con diez columnas y la zona descubierta poseyó funciones de jardín (viridarium) provisto de un pequeño estanque (fig. 1). El frente de la domus está ocupado por tres tabernae (estancias 1, 2 y 3) y el acceso a la vivienda se realiza desde el pórtico de la calle, a través de un conjunto de estancias vestibulum, ianua, fauces, que se abren al peristilo. En su primera fase de uso, de época augusteotiberiana, el flanco septentrional se reserva para la actividad industrial o artesanal (estancias 4/7 y 8), en tanto que el lado sur del peristylum, más cálido e iluminado, recoge el área privada de la domus. También en este sector se localizaba la culina con una lavatrina y una gran estancia que en una fase posterior parece ser el triclinium. Frente a las fauces, y en el lado contrario del peristilo, se encuentran dos dependencias cuya exacta función no podemos aún precisar hasta que no finalice la excavación completa de la casa. Posiblemente la estancia 12 pudo ser el tablinum. A partir del siglo II d.c. la domus fue objeto de modificaciones que suponen el ennoblecimiento de las dependencias y el cambio de función de algunas de ellas, sin alterar sustancialmente su estructura principal. Así, la estancia 4 se compartimenta en dos habitaciones (estancias 4 y 7) y la estancia 8 se convierte en un cubiculum pavimentado con un mosaico policromo. Las estancias 12 y 13 también se proveyeron de sendos mosaicos policromos magníficamente conservados. La primera de ellas conserva un pavimento que conjuga la decoración geométrica con la figurada representada en un calathus lleno de frutos o flores. La estancia 13 cubre su superficie con otro pavimento musivo que se distribuye en dos alfombras rodeadas de una amplia y Fig. 1. Planta de la Domus de las Columnas Rojas (foto Equipo Sisapo).

5 468 CIRCULACIÓN DE TEMAS Y SISTEMAS DECORATIVOS EN LA PINTURA MURAL ANTIGUA Fig. 2. Interpanel de las pinturas de la estancia 12 (foto Equipo Sisapo). elaborada orla de roleos rematados en hojas de hiedra. La estancia 20 se pavimentó también en la misma fase con un espectacular mosaico en el que destacan las máscaras de la Comedia Nueva y conecta con el pórtico del peristilo a través de una antesala pavimentada con un mosaico blanco y negro. LA DECORACIÓN PICTÓRICA DE LA ESTANCIA 12 Muchas de las estancias excavadas hasta el momento han proporcionado restos pictóricos, ya sea in situ o formando parte de unidades estratigráficas de colapso de muros o de deposiciones realizadas durante el proceso de amortización tardío de las estructuras. En este avance del estudio sobre el programa de decoración parietal de esta domus, nos centraremos en dos conjuntos que ilustran las dos grandes fases de uso de la vivienda en época altoimperial. El ciclo pictórico más antiguo de la domus se documentó en la excavación de parte del desplome del muro sur de la estancia 12. Se trata de una placa de unos 4 m 2 [UE 29] sobrepuesta a una unidad de tapial disgregado [UE 30] que apoya directamente sobre el mosaico que pavimenta este ambiente. La parte conservada corresponde a la zona de contacto con una puerta tal y como indica el ángulo saliente que ocupa el zócalo y la zona media de la pared (lám ). El sistema compositivo es simple y consta de un zócalo de fondo negro articulado en compartimentos anchos y estrechos mediante filetes blancos cuyo interior está encuadrado por filetes ocres que presentan tres puntos en los ángulos. Sobre este zócalo compartimentado se sitúa la imitación pintada de una cornisa corrida compuesta por una banda blanca sobre la que se superponen filetes de colores; esta cornisa es el recuerdo del borde del podium característico de épocas anteriores, aunque la pared carece de elementos arquitectónicos. La zona media también se resuelve en una alternancia de paneles anchos y estrechos. Los primeros son de color rojo y están recorridos por filetes de encuadramiento triples, blancosverdes-blancos, seguidos de filetes simples de color ocre. Una banda azul bordeada de filetes blancos con motivos en V flanqueados por puntos, separa los paneles anchos de los estrechos, de color negro y que sirven de marco para el desarrollo vertical de un complejo elemento en el que alternan espacios cerrados y espacios abiertos, que permiten ver el fondo negro del interpanel, y en los que se han representado, atados de cintas, dos elementos rituales, una sítula y un rhyton; los espacios cerrados, de fondo blanco, están ocupados por sendos pajarillos, el primero con la cabeza alzada y el segundo con la cabeza inclinada, parece picotear algún objeto sobre el suelo (fig. 2). En relación al desarrollo de la decoración a lo largo de la estancia no podemos establecer hipótesis ya que solamente se conservan restos del zócalo en el muro meridional. Los datos arqueológicos permiten deducir que la ocupación tardía de la habitación supuso la limpieza de todos los estratos de destrucción de la misma, quedando únicamente parte del zócalo in situ y la gran placa aislada en un rincón de la estancia. Durante el s. II se pavimenta la estancia con el mosaico anteriormente descrito, manteniendo la pintura del siglo anterior y únicamente se rehace el rodapié con enlucido sin pintar. Tanto la estructura compositiva como los motivos decorativos nos ofrecen elementos que permiten confirmar que esta pintura pertenece a la primera fase de la estructura doméstica. En primer lugar la estructura vertical que decora los interpaneles, muy semejante a la que aparece en los interpaneles centrales de la pared norte del triclinio 10 de la villa in contrada Pisanella, pinturas que se datan en época de Claudio (Ehrhardt, 1987: 114), lo que supone una concreta referencia cronológica. El repertorio decorativo secundario también nos ofrece motivos con claros referentes cronológicos, así los motivos cordiformes, los filetes triples y la imitación pintada de una cornisa de estuco. Los motivos cordiformes o en V que bordean las bandas de separación entre paneles anchos y estrechos quedan restringidos en los márgenes cronológicos del III estilo tanto en las pinturas pompeyanas como en aquellas provinciales de la misma época y en este caso no podemos obviar la existencia de puntos laterales, considerados por los algunos autores (Bastet y de Vos, 1976: 128) como criterio de datación en la fase II del III estilo (25-35 d.c.) 1. Las imitaciones de cornisas son un motivo muy común en las paredes del II estilo donde tienen una función claramente arquitectónica como ya se ha expuesto anteriormente; el III estilo recoge el elemento que suele aparecer entre el zócalo y la zona media de la pared y que es característico de las pinturas provinciales de esta época 2. Conclusiones similares derivan del análisis de los filetes triples, ya que el estudio realizado en los ejemplos hispanos permite hipotetizar, con los datos estudiados hasta el momento, que los filetes triples con trazo intermedio verde sobre el fondo rojo del panel son característicos a partir de los años d.c. (Mostalac Carrillo, 1999:183).

6 PÓSTERS. Tarraconense 469 El análisis estilístico de las pinturas nos lleva a concluir una datación en los márgenes estilísticos del III estilo y la constatación arqueológica de una primera fase de la estructura doméstica en época agusteo-tiberiana, nos permite concretar la cronología en la citada época Además del estudio estilístico, es imprescindible hacer referencia al uso masivo del rojo cinabrio con el que se han pintado los paneles anchos. En las pinturas provinciales, las paredes en las que se utiliza de forma masiva el rojo cinabrio se circunscriben a las provincias hispanas 3, mientras que en el resto de los conjuntos pictóricos conocidos el cinabrio se reserva para las pequeñas superficies o motivos decorativos muy concretos. Sisapo, según Plinio, es la capital minera que gestionó la explotación del cinabrio de Sierra Morena, el más afamado del Imperio Romano. La explotación de estas minas estaba en manos de una societas de publicani que administraba un monopolio del Estado (Rodriguez Almeida, 1994: 337) y aunque Plinio nos informa de que en la mina sólo se realiza el primer estadio del proceso en el que el mineral se separa de la ganga, con mención explícita de la prohibición del refinamiento, no debemos considerar improbable que el pigmento necesario para pintar las paredes de las casas de Sisapo se obtuviese directamente en las minas, aunque no existe constatación arqueológica de los posibles hornos, dada la desaparición de los niveles romanos en las minas que se han utilizado hasta época moderna. Es evidente que los publicani, aunque de origen itálico en los primeros momentos de explotación, debieron habitar en las grandes domus de Sisapo y consideramos ciertamente plausible que el cinabrio necesario para decorar sus estancias se produjese directamente en la zona, teniendo en cuenta que los hornos necesarios para tal empresa no requieren grandes instalaciones técnicas, a tenor de los datos suministrados por Plinio. Rodriguez Almeida afirma que Roma era, si no el único, al menos el mayor centro de producción de mercurio (Rodriguez Almeida, 1994: 337), palabras que dejan entreabierta la posibilidad de la existencia de otros núcleos entre los que, por lógica, debían encontrarse los centros urbanos cercanos a los lugares de extracción. Fig. 3. Decoración pictórica de la estancia 4 (foto Equipo Sisapo). LA DECORACIÓN PICTÓRICA DE LA ESTANCIA 4 Los restos decorativos hallados en la estancia 4 corresponden ya a la fase de reformas de la estructura doméstica que tiene lugar durante el siglo II d.c. La restitución de la decoración pictórica se documenta a partir de la excavación del desplome de un gran bloque de la pared este, que divide la gran estancia 4/7 del proyecto original en dos ambientes independientes (4 y 7), así como a través de los restos pictóricos que permanecían in situ sobre los muros de la habitación 4 (fig. 3). El sistema compositivo en el que se articulan las pinturas de esta estancia es el más simple de cuantos conocemos (fig. 4) y consta de un rodapié de color negro seguido de un zócalo rojo, cuya anchura resulta muy pequeña si lo comparamos con las dimensiones del resto de la pared; en el citado zócalo alternan los paneles anchos lisos, recorridos únicamente por un filete de encuadramiento interior con puntos en los ángulos, y los estrechos decorados con un aspa que los subdivide en cuatro triángulos. Dos bandas, amarilla y azul, dan paso a la zona media de la pared que sigue la misma articulación en paneles anchos y estrechos: los primeros, de color rojo, están recorridos con filetes triples con ángulos rellenos de color, seguidos de filetes blancos con puntos y motivos vegetales en los ángulos. Los interpaneles son amarillos y están flanqueados por bandas azules bordeadas de filetes blancos; la anchura de estos paneles estrechos es considerablemente reducida y podría definirse como una banda de separación entre paneles anchos. Una banda azul, paralela a la inferior, cierra la parte superior de la zona media y da paso a la cornisa de estuco que separa esta zona media de la superior, pintada de color blanco y de una anchura excesiva, si lo comparamos con las proporciones de otras pinturas de la misma época. Esta zona blanca conecta directamente con el techo, de igual color y del que sólo se conservan algunos fragmentos muy deteriorados. Los filetes de encuadramiento triples con ángulos rellenos de color que bordean los paneles de la zona media, son uno de los motivos típicos del III estilo, si bien en las pinturas hispanas se incorporan al repertorio decorativo de las pinturas de finales del s. I d.c. y de mediados del s. II d.c., como podemos comprobar en la decoración del peristilo de la Casa del Mitreo de Mérida (Abad Casal, 1982: 54-55, figs ); también en Astorga forma parte del repertorio ornamental de diversos Fig. 4. Restitución de las pinturas de la estancia 4 (foto Equipo Sisapo).

7 470 CIRCULACIÓN DE TEMAS Y SISTEMAS DECORATIVOS EN LA PINTURA MURAL ANTIGUA conjuntos pictóricos que fueron realizados por el mismo taller durante el s. II d.c. 4 ; en la misma época datamos las pinturas de la estancia B1 de la Casa de los Estucos de Complutum (Alcalá de Henares, Madrid) (Guiral Pelegrín, 1998: 122) y en el mismo grupo de pinturas hispanas del s. II se incluyen las decoraciones de las termas de Campo Valdés (Gijón) en las que también se usaron los filetes triples para enmarcar el interior de los paneles anchos de la zona media (Guiral Pelegrín y Mostalac Carrillo, 1995: 181, fig. 10). Este motivo decorativo, a tenor de los recientes estudios sobre pintura romana en Hispania, se convierte en un fósil director para fechar un importante grupo de pinturas peninsulares del s. II. A pesar de la sencillez tanto compositiva como ornamental, es importante destacar que su presencia en el centro peninsular llena el vacío existente en esta zona y además es un nuevo hallazgo que permite corroborar la presencia en Hispania de un grupo de pinturas cuyas características se concretan en los esquemas compositivos simples, la ausencia de motivos decorativos complejos y los filetes triples de encuadramiento interior que serían, en definitiva, los elementos definitorios del grupo pictórico. Las pinturas estudiadas nos permiten concluir que la construcción de la domus estuvo acompañada por una primera fase de decoración pictórica que, en el momento del abandono, sólo se conservaba en la estancia 12 y en la zona de paso entre ésta y la habitación contigua (13). Durante el s. II se reforma la estructura de la casa y es en este momento cuando se pavimentan algunas estancias con mosaicos policromos de esquemas complejos y profusa decoración; esta riqueza ornamental no queda reflejada en las pinturas parietales que se ejecutan con los más simples de los sistemas compositivos de las pinturas hispanas del s. II d.c. NOTAS 1 La primera obra que analiza este motivo de carácter caligráfico es la de Bastet y de Vos, 1979: 128; posteriormente A. Barbet al investigar la difusión del III estilo en las Galias retoma el estudio como elemento característico de la citada fase pictórica (Barbet, 1983: ; Barbet, 1987: 21). En la pintura hispana el tema ha sido tratado por A. Mostalac, (1996: 22 y 1999: 178, fig. 3); a los ejemplos citados por el autor debemos añadir los recientes hallazgos procedentes de las pinturas de la Casa del Obispo de Cádiz que se encuentran en curso de publicación y las pinturas de la domus 3 de la Insula I de Bilbilis, datadas en los primeros decenios de la era (Martín-Bueno y Sáenz Preciado, : fig. 14). 2 A. Barbet recoge en un cuadro sinóptico todos los ejemplos de las pinturas galas, bajo el epígrafe pseudo-moulures ornées u ombrés (Barbet, 1987: 14-15). 3 Hasta el momento sólo podemos constatar en Hispania las pinturas procedentes de las termas de Bilbilis (Guiral Pelegrín y Martín- Bueno, 1987: ) 4 Las pinturas se han estudiado en el marco del Proyecto Inventario, estudio e investigación de los materiales hallados en las excavaciones de Astorga (León), dirigido por la Pfra. M. Teresa Amaré Tafalla de la Universidad de León y financiado por la Junta de Castilla y León. Los conjuntos pictóricos, en fase de publicación, han sido estudiados por R. Corral y C. Guiral. (1987): La diffusion des I, II et III styles pompéiens en Gaule, in: AIPMA Avenches 1987, EHRHARDT, W. (1987): Stilgeschichtliche untersuchungen an römischen Wandmalereien von der späten Republik zur Zeit Neros, Mainz am Rheim FERNÁNDEZ OCHOA, C., CABALLERO KLINK, A. y MORANO, C. ( ): Nuevo documento epigráfico para la localización de Sisapo, CuadPrehisArq, 9-10, FERNÁNDEZ OCHOA, C., ZARZALEJOS, M., HEVIA, P. y ESTEBAN, G. (1994): Sisapo I. Excavaciones Arqueológicas en el yacimiento de La Bienvenida (Almodóvar del Campo, Ciudad Real) (Serie Patrimonio Histórico-Arqueología Castilla-La Mancha, 10), Servicio de Publicaciones de la Consejería de Cultura de Castilla-La Mancha. FERNÁNDEZ OCHOA, C., ZARZALEJOS, M., BURKHALTER, C., HEVIA, P. y ESTEBAN, G. (2003 a): Les mines anciennes du secteur central de Sierra Morena. La région sisaponense, in: OREJAS, A. 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8 556 Lámina 42 CIRCULACIÓN DE TEMAS Y SISTEMAS DECORATIVOS EN LA PINTURA MURAL ANTIGUA 119. Restitución hipotética del alzado de la estancia de Terpsícore con la inclusión de esta provincia romana en el resto del programa ornamental (dibujo A. Fernández) Pinturas de la estancia 12 (foto Equipo Sisapo) Panel de pinturas restituido a partir de los fragmentos (foto Equipo Sisapo).