Discurso de Graduación del Master de Finanzas IES A

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1 Discurso de Graduación del Master de Finanzas IES A Bien despiertos y protagonistas Francisco Sanánez 15 de Octubre de 2010 Es para mí un placer y un verdadero honor darles la bienvenida esta noche para dar una merecida felicitación y reconocimiento a los graduandos de la promoción 2010 de las maestrías en Finanzas, Administración y Gerencia Pública del IESA. Ha sido más de un año de trabajo intenso, largas horas y más largas lecturas. Yo hice el MBA a tiempo completo hace ya casi 20 años y he estado convencido toda la vida de que la gente que lo hace a tiempo parcial tiene que tener un tornillo suelto o estar hecha de una madera especial. Yo creo que ustedes y los familiares, compañeros y allegados que los acompañaron en esta aventura, tienen las dos cosas: tienen un tornillo suelto y están hechos de una madera especial. La inversión, sin alguna duda, vale la pena. Felicitaciones a todos. Les confieso que cuando comencé a pensar hace algunas semanas en qué tema tocar en este discurso de graduación, tuve grandes indecisiones. Son demasiadas cosas ocurriendo este año. La indecisión me duró hasta que leí un artículo del periodista Rafael Osío Cabrices, publicado en El Nacional este pasado domingo. El título es La Vida Sigue y trata sobre la flexibilidad ante los tiempos de crisis. De este artículo quisiera citarles el último párrafo y recomendarles que lo lean completo en lo que tengan una oportunidad: Las crisis no sirven sólo para lamentarse. Sirven, sobre todo, para aprender, cosa que no termina nunca. Para hacerse las preguntas que no nos habíamos atrevido a hacernos sino cuando sobreviene la desgracia o irrumpe la suerte. El dinero viene y va, los gobiernos entran y salen, los tiempos son malos o buenos como lo son en la atmósfera o en la cuenta bancaria. Pero uno siempre puede poner atención, tener la humildad de reconocer que ha estado viendo donde no es y dar con un nuevo ángulo. Moverse sin quebrarse, como el bejuco ante el viento. Detenerse un poco, respirar despacio, contar hasta cien y volver a enfocarse ante lo que tenemos enfrente y adentro. Y cuando venga lo bueno, que nos encuentre bien despiertos. Varias palabras de este artículo me llegaron: aprender, nuevo ángulo, despiertos. Yo no tengo idea de cuándo saldremos de esta crisis en la que se encuentra Venezuela. Pero a juzgar por lo que dicen las encuestas, los venezolanos parecen haber abierto los ojos a que sí estamos en una profunda crisis, a que hay problemas serios que nos se resuelven, a que el país va por una dirección equivocada. 1

2 Las crisis no sirven sólo para lamentarse. Sirven, sobre todo, para aprender para que cuando venga lo bueno, nos encuentre bien despiertos, dice Osío Cabrices. Estoy convencido de que 2011 y 2012 deben ser años de aprendizaje y reconciliación para la sociedad venezolana. No serán años fáciles pero debemos asegurarnos de que sean años de aprendizaje y reconciliación. Aprendizaje y reconciliación necesarios para emprender la reconstrucción de Venezuela con buen pie. En mi opinión, solo sobre las bases sólidas del aprendizaje y la reconciliación podremos relanzar a este país por un sendero de progreso sostenible. Aprender Son muchas las lecciones y muchos los que tenemos que aprender. Nada más pensemos en las razones por las cuáles terminamos con un país dividido en dos mitades que no se hablan. Las razones por las cuales, después de décadas de sobrediagnóstico de los problemas del país, tenemos políticas públicas que nos hacen depender hoy más que nunca de los vaivenes del petróleo, tenemos la inflación más alta y somos el único país latinoamericano que no crecerá este año. Pensemos también en las razones por las cuales, a pesar de un deterioro galopante de prácticamente todo, una porción importante si bien hoy minoritaria de la población sigue apoyando, más que todo por omisión, al suicidio de una economía, y con ella, al de una nación. Detrás de cada una de estas razones, hay lecciones que aprender lecciones para los políticos de oposición y para los políticos en funciones de gobierno lecciones para los medios de comunicación, lecciones para los sectores empresarial y laboral, lecciones para el sistema educativo y la academia. Muchas lecciones que aprender para el ciudadano de a pie, quien con su voto y su rol protagónico decide ultimadamente las políticas públicas que tenemos. Reconciliar 2011 y 2012 tienen que ser años de reconciliación, años de una gran reconciliación nacional. Las encuestas y los resultados de las recientes elecciones son contundentes: la mayoría de los venezolanos rechaza los extremos, la mayoría de los venezolanos rechaza la violencia y la descalificación del otro, la mayoría de los venezolanos ya no se traga una versión maniquea de la sociedad, donde hay unos buenos y otros malos. Estas mismas encuestas y resultados demuestran que los venezolanos quieren pluralidad y respeto a las ideas del otro, que los venezolanos quieren diálogo, y que los venezolanos por sobretodo saben que hace falta un concurso de todos los sectores para echar al país pa lante. Hacemos falta todos: empresarios y trabajadores, sector público y sector privado, profesionales y obreros. Estoy convencido de que la mesa está servida para que se enarbolen propuestas constructivas para el futuro de Venezuela. Propuestas que den esperanza a esa gran masa de venezolanos que rechaza los extremos y está a la espera de una visión 2

3 galvanizadora de un futuro mejor. Es tiempo de propuestas que inspiren y reconcilien a un país. Pero estamos en una escuela de administración y, más que señalar lo que otros tienen que aprender y las áreas en que otros deben reconciliarse, pensemos en nuestras propias lecciones por aprender, en nuestras propias reconciliaciones como profesionales, como empresarios, como gerentes, como líderes. Dónde está nuestra responsabilidad en que las cosas no sean mejores? Dónde está nuestra responsabilidad para que en el futuro lo sean? Nuevamente, seguro la lista de lecciones es larga para cada uno de nosotros, individualmente y en los sectores que nos agrupan. Todos sabemos lo que pasa todos los 31 de Diciembre: hacemos promesas de año nuevo, hacemos listas. Creo que un ejercicio maravilloso de ciudadanía este 31 de Diciembre sería que, además de las consabidas promesas, todos hiciéramos una lista con las lecciones que debemos aprender para colaborar en la reconducción del país por un camino mejor del que ha tenido en los últimos 50 años. No las lecciones de los otros (los políticos, los partidos, el gobierno, etc.). Las tuyas y las mías. Lecciones y aprendizajes a nivel muy individual personal como ciudadanos, como actores económicos, como votantes, como profesionales como protagonistas ojala de la transformación de una sociedad para mejor. El IESA es una escuela de administración que desde su fundación en 1965 se ha enfocado en lo público y lo privado, en lo económico y lo social, en lo micro y en lo macro. Creemos en este balance de cosas, lo llevamos en el ADN. Quizás por este marcado código genético de la escuela, quisiera compartir con ustedes tres lecciones que, en mi opinión, deben estar firmemente anotadas en todas nuestras listas, en las listas de ustedes en estos años de aprendizaje y reconciliación. Primero: Valorar más la propiedad privada y defenderla Suena del más absoluto perogrullo decirlo a esta audiencia. Pero no estoy hablando de apreciar o valorar intelectualmente ideológicamente a la propiedad privada. Estoy hablando de con qué fuerza la hemos defendido, con qué fuerza la defendemos, con qué fuerza estamos dispuestos a defenderla. Qué estamos dispuestos a hacer por ella? No solo la mía, eso es fácil, qué estamos dispuestos a hacer por la propiedad privada, punto en colectivo, como principio? Uno de los más poderosos marcos conceptuales para gestión del cambio habla de que la voluntad de cambio depende de dos factores: la convicción (intelectual) y el coraje (pasional). Si no hay los dos, va la teoría, el cambio no ocurre. Si no hay los dos, en nuestro caso con la propiedad privada, la cosa no se defiende. Desafortunadamente, una mayoría de la población no comprende los engranajes a través de los cuales la propiedad y la inversión privada mueven a la economía, generan empleos y generan productos y servicios de calidad. Tenemos que ser protagonistas en que grandes sectores de la población conozcan estos engranajes, los aprecien y, por lo 3

4 tanto, los defiendan. Si este aprendizaje no ocurre, seguiremos siendo víctimas de pensamientos anacrónicos y fallidos, que seguirán aprovechando la falta de educación de la gran mayoría en estos temas. Segundo: Ocuparnos (todos) de lo público y lo social Tuvimos en el IESA hace dos años un estudiante de doctorado en Ciencias Políticas de la Universidad de Bath como investigador visitante: Dimitri Pantoulas. La referencia más curiosa que alguna vez oí sobre la importancia de que todos nos involucremos en lo público, se la oí a él. Dimitri es griego, y nos recordaba en una reunión con varios profesores la raíz de la palabra Idiota. Todos sabemos lo que significa idiota en tiempos modernos. Según el diccionario es tonto, corto de entendimiento, que padece de una deficiencia de las facultades mentales. La raíz de la palabra es griega, y nos explicaba Dimitri en aquella reunión que en la antigua Grecia, idiota era aquella persona que sólo se ocupaba de lo propio, de lo privado. Aquella persona a la que no le importaba lo público. Idiota viene de la raíz idio que significa lo propio. Yo propongo que hagamos un firme propósito en Venezuela en estos dos años que vienen: nunca más ser idiotas. Tenemos alrededor numerosos ejemplos de países donde los profesionales, los empresarios, las élites se ocupan de lo público y se involucran en lo público. Y lo hacen en grandes números, no cuatro gatos. Ahí están Chile y Colombia. Y hay buenas razones para ocuparse de lo público, de lo social, y no perseguir simplemente el interés propio. Algunos investigadores opinan que la división entre izquierda y derecha como eje central de análisis del espectro político está muerta o ha perdido, por lo menos, relevancia. Una de las razones para esta tesis radica en las numerosas investigaciones que desde 1980 han dado luces científicas, una y otra vez, sobre la naturaleza humana. Lo que en los siglos 18 y 19 era tema de especulación para pensadores y filósofos, hoy en día es el tema de investigaciones y experimentos rigurosos para las ciencias sociales. Los resultados revelan que el hombre, en su mayoría, no es ni el monstruo avaricioso, egoísta e interesado sólo en el interés propio de Hobbes, Locke y Hume, ni el hombre nuevo inherentemente altruista y cooperativo de Rousseau y Marx. Lo que las investigaciones revelan es que la evolución, a lo largo de cientos de miles de años de historia humana, nos ha hecho efectivamente inclinados a la cooperación, pero a un tipo especial de cooperación. De acuerdo a los investigadores, lo que mejor define la naturaleza humana en cuanto a lo propio y lo colectivo es que somos mayoritariamente cooperadores condicionales y castigadores altruistas. La característica que más define a esta mayoría de la raza humana es que estamos dispuestos a cooperar con otros yendo más allá que simplemente el interés propio siempre y cuando las condiciones sean justas. Esto es, que haya reciprocidad y que no haya abusadores en el sistema. 4

5 Pero no descartemos al buen amigo Hobbes tan rápido. Nada más hay que mirar alrededor para notar que, si bien la mayoría puede ser cooperadora condicional, existe una excesiva dosis de interés propio en este mundo de hoy, en este país nuestro. Y uno se pregunta. Hay espacio para perseguir exclusivamente el interés propio dándole la espalda al colectivo en una sociedad así? Por supuesto. Segunda pregunta: Hay espacio para que un número importante de sus miembros, de su élite de los que más han conseguido legítimamente educación o riqueza material persiga exclusivamente su interés propio dándole la espalda al colectivo? Ese acto de injusticia, de distribución inequitativa predicen los hallazgos de los investigadores sociales será correspondido una y otra vez con actitudes no cooperativas por los afectados e incluso con castigos altruistas a esos no cooperadores. Abrazar o permitir proyectos que enrasan por debajo pudiera ser, me atrevo a especular, una conducta colectiva de castigo altruista ante diferencias o injusticias demasiado grandes a los ojos de los que menos tienen. El abandono de lo público y lo social, y la exclusión de los menos favorecidos por quienes más tienen educación o recursos, podría ser precisamente una de esas circunstancias en las que una mayoría que se siente injustamente tratada decide no cooperar y castiga altruistamente a toda una sociedad. El rol de las élites, su participación en lo público en lo social, debe ser algo que nos ocupe mucho en estos años de aprendizaje y reconciliación. Tercero: Liderazgo responsable en el ejercicio de lo privado Esta tercera lección que propongo es también muy cercana al corazón del IESA, el ejercicio de un liderazgo responsable desde lo privado. Aquí podríamos hablar de muchos temas pero prefiero centrarme en sólo uno: la moderación de la ganancia como métrica central del éxito en los negocios. Ayer tuvimos la oportunidad de presentar, en conjunto con la Academia Nacional de Ciencias Económicas, el proyecto audiovisual Pensamiento Económico Universal del profesor vitalicio del IESA, Asdrúbal Baptista. Se trata de un ameno y pedagógico paseo por la historia de la Economía, desde Aristóteles hasta los grandes economistas del siglo XX. Unas de esas ideas que van y vienen a lo largo de los siglos, recuerda Asdrúbal en el video, es la posición de los pensadores con respecto a la ganancia. Lo que originalmente fue declarado pecado mortal por el Papa Julio es rescatado por Santo Tomás de Aquino en su Summa Teológica, quien la declara ni buena ni mala. Adam Smith la aplaude en el siglo 18 y Carlos Marx la condena en el 19. La agudeza de Joseph Schumpeter en el 20 descubre al emprendimiento como el gran motor del crecimiento económico, y detrás de éste, a la ganancia como incentivo. Vista desde el punto de vista de las disciplinas gerenciales, y desde el ángulo de una escuela de administración, la ganancia es sin duda la más integral de las métricas de 5

6 éxito de un negocio. El trabajo de nuestros colegas economistas y financieros fue verdaderamente impresionante en el siglo XX. Conceptos robustos como la contabilidad, la gerencia basada en valor y los mercados de capitales con todos sus conceptos y herramientas pusieron, quien lo duda, lo financiero en el centro. La ganancia no solo es robusta como métrica, es también la más integral de todas las medidas. En el largo plazo la ganancia es posible para los accionistas sólo si la empresa cumple con sus otros grupos de interés: sus empleados, sus clientes, la comunidad y el medio ambiente. Pero la ganancia es una medida integral sólo en el largo plazo. En el corto plazo, puede dominarlo todo sin que nada pase, al menos en la superficie. Perseguir la ganancia exclusivamente, sin ocuparse de tantas otras necesidades, muy notablemente la de los empleados y sus comunidades, va a ser una muy mala conseja en la Venezuela de aprendizaje y reconciliación que necesitamos. Les corresponderá a ustedes como líderes continuar el camino ya seguido por unas cuantas compañías ejemplares en hacer de la responsabilidad social un sello de fábrica. Hoy tenemos con nosotros al presidente de una de ellas, Cargill de Venezuela. Estos son tiempos todavía difíciles pero de esperanza. El ataque a la propiedad privada y otras libertades arrecia. Sabemos perfectamente en esta sala las consecuencias del modelo que se pretende imponer. No es el desarrollo y la prosperidad de Chile, ni la de España ni la de Brasil. Es el empobrecimiento y la miseria. Pero un grupo mayoritario de venezolanos ha visto esta realidad. Ojala que los que faltan lo hagan. Queridos graduandos. Estos no nos son tiempos para los tibios de espíritu. Son tiempos para reunir fuerzas, para superar adversidades y para apropiarse de un momento histórico fundamental. Se formaron ustedes en el IESA con un fuerte componente del método de casos. La dinámica de casos obliga a ser protagonista. No basta con escuchar pasivamente a un profesor. Se trata de expresarse y proponer, y equivocarse y acertar. Un miembro del Consejo Directivo del IESA nos retó hace dos semanas. Nos dijo: Tenemos una ventana de oportunidad para ayudar a construir una visión de país posible, algo que los venezolanos tanto demandan en estos días Escoge el IESA en este cuarto de hora ser espectador o ser protagonista? El IESA, queridos graduandos, escoge ser nuevamente protagonista y ya estamos trabajando en ello. Y ustedes, egresados del IESA a partir de esta noche, qué dicen: espectadores o protagonistas?... Como egresados del IESA, los queremos en la cancha, no en las tribunas. Como egresados del IESA, el país los necesita en la cancha, no en las tribunas. Tenemos ya Venezuela tiene gente en la cancha: está el movimiento estudiantil, está una nueva generación de políticos, están los empresarios que están siendo acosados y expropiados mientras otros hacen como que la cosa no es con ellos, ni les va a llegar. 6

7 Pero tenemos todavía mucha gente en la tribuna. No se queden, promoción de 2010, en las tribunas. Para cerrar, ahora que dejan nuestras aulas, les deseamos todo el éxito profesional. Por encima de todo, pedimos al verlos partir que este momento histórico los encuentre bien despiertos, que los encuentre protagonistas. Que los encuentre protagonistas para trabajar no solo para ustedes sino para el país, para sus más necesitados. Que los encuentre protagonistas para trabajar de la mano de nuestros profesores, y de nuestros muchos amigos egresados y ex-profesores, en poner el nombre del IESA nuevamente al servicio de las políticas públicas venezolanas. Felicitaciones y mucho éxito. 7