Más y mejores derechos para la sociedad uruguaya

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1 DÍA INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS Y FINALIZACIÓN DE LA PRESIDENCIA URUGUAYA DEL CONSEJO DE DERECHOS HUMANOS DE LAS NACIONES UNIDAS 10 DE DICIEMBRE DE 2012 Más y mejores derechos para la sociedad uruguaya Palabras de apertura del Canciller de Uruguay Dr. Luis Almagro Estimados amigos, El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamaba solemnemente la DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS como ideal común por el que todos los pueblos y naciones del mundo deben esforzarse por promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales. Este instrumento internacional constituyó un reconocimiento a la lucha de hombres y mujeres que desde décadas atrás habían abrazado la bandera de paz y la defensa de la dignidad humana. A miles de personas que se enfrentaron a los totalitarismos y las ideologías que llevaron al mundo a la guerra, con su secuela de padecimientos y avasallamiento de los derechos humanos. Un día como hoy, hace 74 años, tuvo lugar una gran victoria para la causa de los derechos humanos que hoy nos honramos en celebrar. Desde entonces, e inspirados en esta Declaración Universal, la comunidad internacional ha venido adoptando una serie de tratados, Convenciones e instrumentos jurídicos que han dado al Derecho Internacional de los Derechos Humanos un impulso decisivo. En la actualidad, prácticamente todas las áreas de las relaciones entre los seres humanos y entre éstos y los estados, han sido alcanzadas por la perspectiva y la normativa de los derechos humanos. El derecho a la vida, a la libertad, a una vivienda digna, a un trabajo digno, a la salud y a la educación, a la protección de los individuos frente a las arbitrariedades de los Estados, entre otras tantas categorías de derechos

2 2 tutelados, cuentan hoy con instrumentos jurídicos que los reconocen y con mecanismos específicos destinados a protegerlos. Ciertamente, hoy persisten graves violaciones de los derechos humanos en numerosas partes del mundo, y millones de personas aún están sometidas a regímenes que no ofrecen garantías para su vigencia. Sin embargo, para nosotros es muy claro que en el mundo de hoy los violadores de derechos humanos, los genocidas y los perpetradores de actos de lesa humanidad ya no tienen refugios seguros ni su impunidad asegurada, como solía suceder en el pasado. La impunidad es hoy rechazada no solo por el derecho internacional, sino también por la consciencia social cada vez más contundente de los pueblos que ya no aceptan los motivos justificatorios de los crímenes y las violaciones de los derechos fundamentales. Uruguay no ha estado ausente de esa evolución y de la lucha por asegurar la vigencia de esos compromisos internacionales. Y esta ha sido una de las prioridades de nuestro gobierno, que ha privilegiado la promoción y protección de los derechos y libertades de los habitantes del Uruguay, al tiempo en que ha hecho de la causa de los derechos humanos uno de los pilares de su política exterior. A nivel interno nuestro país ha puesto a los derechos humanos en el centro de todas sus políticas públicas. Las metas de desarrollo y crecimiento del país van acompañadas de políticas sociales que hacen de la equidad, la igualdad de oportunidades y el disfrute de los derechos económicos, sociales y culturales de nuestra población, objetivos igualmente preciados. La eliminación de la indigencia y la reducción drástica de la pobreza son compromisos esenciales de nuestro gobierno que se han venido cumpliendo. Pero no debemos olvidarnos que estos importantes logros significan en primer lugar actos de respeto de uno de los derechos humanos más elementales del ser humano. Como también lo son el mejoramiento de las condiciones laborales de las trabajadoras domésticas y de los trabajadores rurales, el acceso de cada escolar y liceal a una computadora, los avances de la lucha de las mujeres por ocupar los espacios que les fueron negados durante mucho tiempo, la elaboración de un sistema nacional de cuidados o que se hayan declarado imprescriptibles los delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura y revocado por razones de legitimidad todos los actos administrativos comprendidos en la Ley de Caducidad, aprobándose la Ley que restableció la pretensión punitiva del Estado. También son actos de respeto de los derechos humanos la lucha contra la violencia doméstica, contra la discriminación racial o cualquier otro tipo de trato discriminatorio, así como las medidas tomadas en favor la comunidad afrodescendiente uruguaya, históricamente relegada y que durante décadas estuvo ausente de los propios censos poblacionales, que directamente la ignoraban.

3 3 Todos y cada uno de estos logros se traducen en mejoras en la vida cotidiana de muchos uruguayos. Son espacios de libertad y de ejercicio de los derechos ciudadanos conquistados en forma gradual y a veces imperceptible para la opinión pública, pero que constituyen una riqueza invalorable que se incorpora al rico acervo de derechos con que cuenta la sociedad uruguaya. Todos y cada uno de estos logros hacen que, desde aquel lejano 10 de diciembre de 1948, cuando se aprobara la Declaración Universal, este sea seguramente el momento en que la sociedad uruguaya disfruta de más y mejores derechos. Y ello no solo por el formidable avance normativo que se ha dado en materia de derechos humanos, al contar hoy nuestro país con decenas de nuevas leyes que los consagran y tutelan, sino también porque esos derechos ya no son letra muerta, ya que junto con ellos se han puesto en funcionamiento nuevas instituciones y mecanismos que permiten su efectivo ejercicio parte de nuestros habitantes. Un ejemplo de ello es la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo, que comenzó sus trabajos recientemente. La Institución cuenta con competencias legales, independencia técnica y autonomía presupuestal, que la transformarán en un actor fundamental para concretar el anhelo de que todos los uruguayos puedan disfrutar legítimamente de todos sus derechos. De todo ello nos sentimos orgullosos, aunque somos plenamente conscientes de todo lo que aún queda por hacer. La causa de los derechos humanos es una batalla de todos los días, llena de acechanzas e incomprensiones. Eso ha sido así siempre y en todas partes. Pero piensen ustedes en que han sido los precursores, los idealistas y las víctimas de esta causa las que han pasado a la mejor historia de la humanidad y a las que hoy le rendimos homenaje. Jamás a los opresores, los tiranos y todos aquellos que se han opuesto a que los hombres y mujeres y de este mundo pudieran ejercer libremente sus derechos. Pero nuestro gobierno no solo se ha preocupado por lograr más y mejores derechos para la sociedad uruguaya. Este compromiso con los derechos humanos se refleja también claramente en la política exterior que se ha venido impulsando y en el grado de participación del Uruguay en el sistema internacional. Nuestro país es miembro fundador del Consejo de los Derechos Humanos, el máximo ámbito institucional a nivel universal encargado de la promoción y protección de los derechos humanos, creado en el año Desde su creación, Uruguay ha sido continuamente relegido como miembro y en junio de 2011 fue distinguido con la presidencia del Consejo. Durante un año y medio nuestro país ostentó esa enorme responsabilidad, que en el día de hoy traspasa a otro país en una sesión del Consejo celebrada en Ginebra. Nada de esto sucedió por casualidad, o por coyunturas internacionales fortuitas. Uruguay fue llamado a ejercer esa importante responsabilidad debido a su tradición

4 4 de respeto de sus obligaciones internacionales, a su firme compromiso con el sistema internacional de las Naciones Unidas, y fundamentalmente, a su activa participación en los órganos y actividades de la comunidad internacional en defensa de derechos humanos. Desde la presidencia del Consejo, Uruguay no se limitó a ejercer solo una buena administración de una agenda compleja y plena de temas sensibles para los intereses de los países. Desde allí impulsamos decididamente numeras propuestas destinadas a mejorar las prácticas y mecanismos del Consejo, contribuyendo así a continuar la evolución positiva que ha tenido el sistema internacional. Uno de los principales objetivos a sido el de promover una nueva cultura de diálogo entre los países en materia de derechos humanos, que priorice la cooperación en lugar de la confrontación. Para ello impulsamos la cooperación de dos vías, es decir: la obligación de los estados de cooperar con el sistema, pero también del sistema de ayudar a que los estados fortalezcan sus capacidades nacionales para cumplir con sus obligaciones internacionales. Nuestro país ha llevado a la práctica este enfoque, recibiendo e invitando a numerosos relatores especiales y poniéndose al día con la presentación de los informes nacionales a los distintos órganos de vigilancia de tratados. Para fines de este año, Uruguay habrá logrado ponerse al día con todos los informes atrasados También, desde la presidencia uruguaya hemos impulsado el fortalecimiento institucional de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, para dotarla de mayores recursos y preservar su rol independiente en defensa de los derechos humanos en cualquier lugar del mundo. Igualmente, hemos promovido el rol cada vez más activo de las organizaciones no gubernamentales, al considerarlas actores con un rol cada vez más importantes en la protección de los derechos humanos en el terreno y de alerta y denuncia de graves violaciones de derechos humanos en lugares donde muchas veces sólo ellas se encuentran presentes para atestiguar sobre las mismas. Finalmente, Uruguay ha promovido un enfoque progresivo en la utilización de los mecanismos con los que cuenta el Consejo ante situaciones complejas, de forma de privilegiar la cooperación del país concernido en lugar de recurrir a medios que impliquen un mayor nivel de confrontación. Porque la experiencia nos indica que solo a través de la cooperación el sistema internacional es capaz de influir positivamente a mejorar y proteger los derechos de las personas en el terreno. En este sentido, hemos impulsado una tendencia creciente entre la membrecía a del Consejo en favor de este enfoque, y con ello aumentar las posibilidades de que este órgano de las Naciones Unidas actúe en forma más eficaz en situaciones concretas, evitando la selectividad y la confrontación, caminos inconducentes, falaces e inefectivos para la real protección de los derechos humanos en el terreno. Estimados amigos,

5 5 Hace 64 años la comunidad internacional de aprobaba la Declaración Universal de Derechos Humanos. Ello marcó un hito histórico en la larga y dura batalla por la libertad, el derecho, la democracia y la solidaridad internacional. Aquel documento constituye aún una referencia jurídica y moral ineludible, a la vez que se ha erigido como el criterio imprescindible con el que se juzgan las sociedades y se evalúa la gestión de los gobiernos. Uruguay no ha querido ser un simple espectador en este proceso, sino un miembro activo y comprometido. En ello, nuestro país se ha ganado un merecido respeto internacional, del que muchas veces los propios uruguayos no somos conscientes. Los derechos humanos son una referencia ética para nuestro ser nacional, una pauta de conducta cívica y ciudadana ineludible, y está en nuestra voluntad y en la de nuestro gobierno honrarla cada día. De esta forma honraremos también la memoria de tantos uruguayos que han ofrecido su generoso esfuerzo, cuando no su vida, por esta noble causa que es la defensa de los derechos, el bienestar y la dignidad de nuestros compatriotas. Muchas gracias.