MADRES MIGRANTES ÓRGANO INFORMATIVO DEL CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS SUPERIORES EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL

Transcripción

1 MADRES MIGRANTES AÑO 25, NÚM. 296, ABRIL 2015 ISSN ÓRGANO INFORMATIVO DEL CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS SUPERIORES EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL

2 ÓRGANO INFORMATIVO DEL CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS SUPERIORES EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL Juárez 87, Tlalpan Centro, México D.F. C.P MADRES MIGRANTES AÑO 25 NÚM. 296,ABRIL 2015 ISSN Editor Óscar Espinoza Gracía Coordinador Puntos de Encuentro Hiroko Asakura Diseño Mario Alberto Vélez Formación Marlen Hernández Gómez Corrección de estilo Miliett Alcántar Diseño de portada Mario Alberto Vélez Adaptación digital Anneli Torres /CIESAS

3 Ichan tecolotl Abril 2015 ÍNDICE

4 EDITORIAL 3 Actualmente se habla sobre la feminización de la migración. Esto alude, por un lado, al incremento de la población migrante femenina (según la cifra de la Organización Internacional para las Migraciones, oim, las mujeres ocupan el 49% del total de las personas migrantes en el mundo 1 ) y, por otro, a los esfuerzos y logros que tienen los investigadores, y sobre todo las investigadoras, para visibilizar y documentar las distintas experiencias de las mujeres migrantes a partir de las diferencias y desigualdades de género. Las mujeres solteras, casadas o separadas, con o sin hijos se convierten en protagonistas del escenario migratorio tanto en la realidad como en el terreno de la investigación. Este Ichan aborda diversas perspectivas del fenómeno de la migración y la maternidad. Hiroko Asakura nos muestra en "Paradoja de la migración: confrontaciones emocionales de las madres centroamericanas", cómo el ideal de maternidad en México y Centroamérica obliga a las mujeres a hacer hasta lo imposible para reunificar a su familia en una era en la que aparentemente es fácil transitar por las fronteras. A su vez, Ollinca Itshel Villanueva, en "Experiencias de maternidad de las mujeres hondureñas en la frontera México-Guatemala", nos brinda un panorama general sobre los distintos escenarios a los que se enfrentan las madres migrantes. Las madres que sufren las consecuencias de la migración no sólo se enfrentan, en general, el rechazo de la sociedad. Hay casos en los que su propia familia intenta despojarlas de sus hijos y la colaboración de Mariana Ariza, "Las encrucijadas del género: riesgos que acechan a las madres migrantes", describe la situación. No siempre el problema es migrar y dejar a sus hijos en su país de origen. Qué sucede cuando las expulsan, cuando son obligadas a migrar otra vez? Diana Buenrostro Maercado analiza la situación en "Primero migrante, luego deportada y con hijos". Estar lejos de sus hijos es un problema que las madres siempre buscan resolver, de ello da cuenta Carmen Fernández Casanueva en "Traerme a uno, porque es uno de ellos que me preocupa: mujeres hondureñas en Tapachula y Huixtla". En su conjunto, los análisis sobre el tema nos muestran que la población migrante femenina se constituye por una gran diversidad. Cuando se relaciona la migración con la maternidad, tal vez la imagen que salta a la vista es la caravana de las madres centroamericanas con hijos migrantes desaparecidos que recorre el territorio mexicano año con año. Sin embargo, las experiencias de las mujeres con hijos, en el contexto migratorio en general y en el transnacional en particular, son diversas y complejas. En este número se presentan unos cuantos ejemplos para invitar a reflexionar sobre múltiples aristas que se pueden explorar en el campo de los estudios sobre migración y maternidad. 1 Organización Mundial para las Migraciones (2014), Hechos y cifras 2014 en línea. oim.org.mx/hechos-y-cifras-2, consultada el 27 de abril de 2015.

5 4 PUNTOS DE ENCUENTRO Paradoja de la migración: confrontaciones emocionales de las madres centroamericanas Hiroko Asakura ciesas-noreste Ser madre tiene un peso significativo en la vida de muchas mujeres de México y Centroamérica, la maternidad constituye el eje estructurante de la identidad femenina y se concibe como su realización. La sociedad espera que esa sea su mayor aspiración y que las mujeres cumplan ese objetivo. Esta asociación, mujer = madre, prevalece en la cultura judeo-cristiana. A su vez, las características biológicas otorgan la posibilidad de engendrar, parir y amamantar a un ser humano que formará parte de la sociedad. Sin embargo, eso no significa que todas las mujeres desarrollen esa capacidad reproductiva, y mucho menos, que satisfagan la noción de buenas madres determinada y hasta exigida culturalmente, por ejemplo, a través de la dedicación de tiempo completo a sus vástagos, en cuerpo y alma, de manera directa. Las situaciones concretas de muchas mujeres no les permiten satisfacer cabalmente ese ideal. El mundo actual enfrenta contradicciones en materia de movilidad. Por un lado, gracias al desarrollo tecnológico y de las comunicaciones, cada vez hay más gente, dinero, bienes y símbolos que circulan de manera libre y veloz a través de las fronteras. Por otro, la progresiva militarización de algunas zonas fronterizas, desde finales del siglo xx, afecta gravemente la movilidad de cierta población: los migrantes indocumentados. Bajo ese panorama, México es una gran franja fronteriza entre Estados Unidos y Centroamérica. Cada vez es más peligroso cruzar las fronteras clandestinamente y, una

6 5 Fotografía: Hiroko Asakura vez lograda esta hazaña, la esperanza de regresar a la tierra natal disminuye drásticamente porque implica un riesgo demasiado alto. Esta es la dura realidad en que se encuentra la mayoría de las madres migrantes centroamericanas. El camino de estas mujeres, siempre difícil y muchas veces sinuoso, no comienza con el trayecto migratorio. Frecuentemente, la decisión de partir es resultado de la violencia sufrida, ya sea doméstica o comunitaria. La necesidad de abandonar el país trae consigo la decisión de dejar a sus vástagos bajo la custodia de otras madres, que suelen ser mujeres de la familia (abuela, tías, etc.). En este proceso, las mujeres enfrentan no sólo la violencia física y psicológica ejercida por la pareja y/o las autoridades en los lugares de tránsito y de destino, sino también la violencia simbólica que las estigmatiza como malas madres y las culpabiliza de una conducta contranatural : abandonar a sus hijos. El estigma contradice de manera flagrante el motivo fundamental de la migración: salir adelante. La separación de la madre y sus vástagos genera costos económicos y también emocionales. Tanto las madres como los hijos tienen miedo de perder el amor del otro; la distancia física se puede convertir en distancia afectiva. El rencor y los resentimientos de los hijos que se quedan en el lugar de origen, no son fáciles de eliminar ni siquiera después de lograr la reunificación familiar. El sentimiento de culpa y la sensación de fracaso que experimentan permanentemente las madres migrantes evidencian la eficacia de la ideología de género que las responsabiliza, de manera exclusiva, del cuidado tanto físico como afectivo de la prole; el incumplimiento de esas expectativas sociales, familiares y personales les genera sentimientos negativos, a la vez que les exige acercarse al modelo ideal de la maternidad. La tecnología ayuda a mantener la cercanía, pero no ha logrado eliminar la distancia. Las palabras de Catalina, migrante hondureña de 35 años, residente en Monterrey, condensan esa paradoja del mundo contemporáneo: Yo puedo hablarles a la hora que yo quiera y los días que yo quiera. Si toda la semana les quiero hablar, toda la semana hablo con ellos. Eso sí tengo en esa casa, sí tengo el teléfono disponible a la hora que sea y el tiempo que yo quiera hablar, pero eso sí me derrumba a mí, mis hijos me derrumban a mí Las madres migrantes luchan por estar cerca física y emocionalmente de sus vástagos. Por ello el objetivo final de la migración es (con)vivir con ellos, compartir techo y comida cotidianamente. La satisfacción que produce la reunificación familiar es inefable, como señala Catalina, quien finalmente logró traer a sus tres hijos y a su madre a la ciudad regiomontana en noviembre de 2014.

7 6 Experiencias de maternidad de las mujeres hondureñas en la frontera México-Guatemala Ollinca Itshel Villanueva Hernández Egresada de la Maestría en Antropología Social ciesas-sureste Fotografía: Ollinca Itschel Villanueva Hernández En la década de los noventa la migración hondureña se intensificó. Entre las principales causas destacan las asociadas con la crisis económica y política recrudecida a partir del paso del huracán Mitch 1, que dejó representativos estragos en el territorio. A partir de entonces, el incremento de hombres y mujeres que se desplazaron en busca de nuevas oportunidades generó el surgimiento de otras dinámicas familiares y la migración de las mujeres reveló una significativa transformación en los patrones de conyugalidad, prácticas de crianza y maternidad. De esta manera, las agendas femeninas, supeditadas la mayoría de las ocasiones al ámbito doméstico y/o al ejercicio de la maternidad, mostraron nuevos matices. Las mujeres que migraron y dejaron a sus hijos al cuidado de terceros se convirtieron en protagonistas de numerosas investigaciones que se centraron en el referente de la madre transnacional, asociado a la representación de la mala madre. Para entonces, se observó que la primera intención de la mayoría de las migrantes hondureñas fue llegar a Estados Unidos, pues las expectativas de lograr el sueño americano prometían un mejor porvenir para ellas y sus familias; sin embargo, ante el endurecimiento de las fronteras y los riesgos que implica el paso por México, muchas optaron por permanecer en los lugares que antes eran considerados de paso, algunos de ellos ubicados en la región fronteriza con Guatemala. El nuevo escenario migratorio reajustó las expectativas iniciales, pues las condiciones laborales y monetarias se limitaron a magros salarios y a espacios definidos extralegalmente, situación que intervino en las dinámicas familiares que trascurrían 1 Se estima que a su paso, a finales del mes de octubre y principios de noviembre de 1998, dejó alrededor de seis mil millones de dólares en pérdidas.

8 7 Fotografía: Ollinca Itschel Villanueva Hernández a través de las fronteras y en las fronteras. El trabajo sexual, el comercio y los empleos informales se convirtieron en las principales posibilidades de sobrevivencia para muchas de las mujeres hondureñas, y la prostitución se convirtió en un referente constitutivo de la figura estigmatizada de las hondureñas, que se calificaron como una amenaza al orden moral. La intención inicial de enviar remesas significativas y los vínculos familiares a través de las fronteras se vieron supeditados a condiciones de inestabilidad e irregularidad. Por otro lado, la estancia indefinida de las mujeres implicó que en ocasiones acontecieran proyectos reproductivos en el lugar de destino, experimentando así una maternidad con hijos/ hijas de nacionalidad mexicana. Estas situaciones muestran distintas modalidades que, aunque no son las únicas, sirven como marco de referencia para visibilizar que las experiencias de maternidad se definen por circunstancias diversas. Así, las mujeres tienen descendencia en distintas perspectivas: a) nacidos en Honduras, b) nacidos en México o c) en ambos territorios. Tanto antes de migrar, como al residir en México, las mujeres hondureñas viven experiencias de maternidad que se transforman a través del tiempo y el espacio, por lo que las nociones que argumentan la necesaria permanencia del vínculo madre-hijo, la existencia de un instinto maternal y amor sacrificado, son cuestionadas por prácticas que diluyen la idealización del rol femenino. Temas como la co-residencia y su ruptura, la maternidad a distancia y el reencuentro en el lugar de destino, así como el despojo de los hijos por parte de otros integrantes de la familia y situaciones en las que voluntariamente se renuncia al cuidado de la descendencia, complejizan las lógicas simplistas de la diada madre-hijo. Así, la maternidad asume distintos significados que transitan entre la reivindicación y la transgresión de las prácticas que se esperan del rol esperado, y la misma mujer se convierte en distintas madres para distintos hijos. Tener hijos nacidos en Honduras y residir en México implica grandes esfuerzos para garantizar la permanencia de este vínculo a distancia; sin embargo, en ocasiones estos intentos concluyen con largos distanciamientos, complejas rupturas o reencuentros enmarcados por las tensiones. Cuando los reencuentros se superponen a una dinámica familiar con hijos nacidos en México, los conflictos se profundizan, pues las diferencias en el estatus migratorio y cercanía con la madre puede generar celos y competencia. Los hijos nacidos en México enfrentan retos asociados al registro civil y las mujeres enfrentan disputas legales con los padres por el cuidado de los mismos. De esta manera, la maternidad de las migrantes se convierte en un amplio y complejo abanico de posibilidades, definido, paradójicamente, por la falta de opciones en origen, tránsito y destino

9 8 Las encrucijadas del género: riesgos que acechan a las madres migrantes Marina Ariza Instituto de Investigaciones Sociales, unam emiliariza@gmail.com Para mí lo más duro fue haber dejado a mis hijos, ahora ya nada importa María (originaria de Hidalgo), Nueva York. En tiempos de descomposición social y de violencia como los que vivimos en el México del siglo xxi, son muchos los peligros cotidianos que acechan a los migrantes. La espeluznante masacre de San Fernando, en el estado de Tamaulipas en 2010, y las mutilaciones y abusos que sufren los inmigrantes centroamericanos en su infatigable peregrinar hacia el norte, son sólo dos ejemplos elocuentes. Paradójicamente, en este clima de inseguridad y galopante resquebrajamiento de las instituciones, algunos de los riesgos que enfrentan las madres migrantes no emanan del entorno de violencia que azota al conjunto de la sociedad, sino de las diversas encrucijadas en que el género las coloca en el espacio más próximo de la vida familiar. Dos de estos riesgos son la posibilidad de perder la custodia de los hijos, y el desprestigio y la deshonra por ser objeto de difamación. Para referirme a ellos me basaré en los relatos de vida de tres inmigrantes mexicanas entrevistadas en la ciudad de Nueva York en el año 2007, en el marco de un proyecto de investigación financiado por la Universidad Nacional Autónoma de México (unam 1 ). María y Margarita son dos jóvenes de 31 y 23 años 2, respectivamente, originarias de los estados de Hidalgo y Oaxaca, que emigraron solas a Estados Unidos de América (EUA) a través de las redes de coyotaje dejando sus hijos al cuidado de los abuelos maternos. La primera emigró por la ruptura de la unión y la falta de manutención del padre migrante; la segunda para reunificarse con el marido ausente. Ya fuera por la vía legal o a través de engaños, ambas enfrentaron dolorosos episodios de intento de despojo de sus hijos. No bien había pisado María territorio estadounidense, su suegra intentó quitarle la custodia de los menores con el argumento de que había abandonado el hogar. Anticipándose a una acción de esta índole, María había notificado al Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (dif) local su próxima partida y eventual retorno para llevarse a sus hijos con ella. En el marco de una relación conflictiva al borde de la ruptura, el marido de Margarita, a pesar de convivir con ella en la ciudad de Nueva York, sustrae con engaños al menor del cuidado de los abuelos maternos en Oaxaca, sin que la madre sepa por un buen tiempo del paradero del menor. 1 Proyecto papiit-in Se refiere al momento de la entrevista. Los nombres reales han sido sustituidos.

10 9 Fotografía: Mariana Ariza La difamación de la conducta moral de las madres y, en general, de las mujeres migrantes es un arma esgrimida con frecuencia ante la desconfianza que suscita la dificultad para controlar de forma directa la sexualidad de las ausentes. Ante este temor, las mujeres cuidan celosamente su conducta. Saben que el ojo vigilante de la comunidad las observa allende las fronteras y promoverá a través del rumor el descrédito moral: La gente del pueblo dice que si yo he logrado hacer mi casa, y que si yo he logrado mandar dinero es porque ando de prostituta, manifiesta indignada Guadalupe, una inmigrante de 44 años originaria de Hidalgo, con cuatro años de residir en EUA y madre de cinco hijos, quien abrazó la migración como única vía de escape a una larga historia conyugal plagada de violencia física y desprecio. El rumor así esparcido no es más que un intento de sometimiento y de aniquilación social. María, Margarita y Guadalupe, son tres valientes madres que han sorteado con éxito los riesgos del cruce de una frontera cada vez más amurallada. Han pasado días enteros en el desierto, padecido hambre y penurias intentando huir de la tenacidad del abejorro (helicóptero) que desde las alturas persigue a quienes intentan cruzar. No pueden esquivar, en cambio, los riesgos de las encrucijadas del género: migrar para sacar adelante a los hijos con la posibilidad de perderlos, dilapidar su capital simbólico por la osadía de esconderse del omnisciente ojo del control social, acaso de los peores miedos que pueden abrigar, mucho mayores que enfrentar a la patrulla fronteriza o la deportación.

11 10 Primero migrante, luego deportada y con hijos Diana Karina Buenrostro Mercado Egresada de la Maestría en Estudios Culturales El Colegio de la Frontera Norte diana.bm86@gmail.com El imaginario colectivo sobre las mujeres mexicanas que migran a Estados Unidos, sugiere personas fuertes y valientes que dejaron su residencia natal para mejorar la calidad de vida de sus familias. Suelen atribuirse a las mujeres migrantes características y roles que desempeñarán a la distancia, pero siempre con el matiz del éxito individual y familiar. Sin embargo, qué sucede cuando una mujer es forzada por el Tío Sam 1 a migrar de regreso a un país que ya no conoce, al que creía pertenecer, en el que dejó a sus hijos? Esta interrogante nos acerca a un tema de estudio que recientemente ha recibido atención y permite indagar en las realidades vividas después de la migración transnacional indocumentada. Muchas veces, las mujeres deportadas se ven, de pronto, en un lugar que les resulta desconocido. Al regresar a un lugar que no reconocen se convierten en extrañas y ajenas. Su movilidad físico-geográfica y social es limitada, por lo que además de tener dificultades para adaptarse a la sociedad receptora, ponen en riesgo su vida al migrar nuevamente al país que las deportó. Otro de los problemas que enfrentan, al volver a sus países de origen, es la falta de documentación personal, lo cual aumenta la sensación de falta de identidad y arraigo. Además de sentirse extranjera en su país de nacimiento, la madre deportada no tiene la posibilidad de reunificar su familia en México, o de ingresar otra vez a los Estados Unidos, por lo que se enfrenta a un cambio primordial: ejercer su maternidad desde la deportación. Además de desempeñar nuevas prácticas de cuidado y crianza infantil, esta situación conlleva una fuerte carga de significados y emociones individuales. Para las mujeres migrantes, separarse de los hijos constituye una ruptura importante del rol materno que tiene como consecuencia la pérdida de autoestima, tristeza, depresión y ansiedad, tras desvanecerse el referente de identidad construido a través de la convivencia cotidiana de la díada materno-infantil. No tener contacto físico con sus hijos vulnera a la mujer porque se culpa a sí misma por no estar con ellos. La problemática del cuidado de los hijos se encuentra relacionada con la distancia física. La deportación, a diferencia de la migración, no permite planear ni prepararse para la separación. La madre es forzada a buscar y decidir, desde la distancia, quién será la persona que se hará cargo de sus hijos. Esta situación será siempre difícil porque no sólo se trata de satisfacer las necesidades básicas y garantizar el cuidado de los niños, sino que se pretende encontrar a alguien que sea un buen ejemplo de vida: la persona que se convertirá en la madre sustituta. Podemos aseverar que la deportación es un fenómeno que implica, además, la expulsión del país, es también un estigma que la mujer carga y que no sólo tiene que ver con la ilegalidad en el otro lado, sino también con una sensación de ser mala madre. La deportación femenina es un despojo a su vida, a su ser madre, a sus hijos, su familia y su hogar. La deportación, en sí misma, es una problemática con múltiples aristas: no sólo conlleva la expulsión físico-geográfica, sino que incluye subjetividades y prácticas individuales, familiares y sociales que incidirán a distintos niveles y personas en ambos lados de la frontera. 1 Uncle Sam, en inglés, es la personificación gráfica de Estados Unidos.

12 11 "Traerme a uno, porque es uno de ellos que me preocupa": mujeres hondureñas en Tapachula y Huixtla 1 Concurso Chica Centroamérica en el bar Peña Blanca, de Frontera Comalapa. Fotografía: Ollinca Itshel Villanueva Hernández Carmen Fernández Casanueva ciesas-sureste cferncas@gmail.com Tener un empleo que permita enviar dinero para la manutención de los hijos en Honduras; negociar su cuidado con familiares; no seguir hacia Estados Unidos para estar más cerca (en el Soconusco, Chiapas); cruzar la frontera para visitarlos (eventualmente reunificar a la familia) y relacionarse con un hombre que la apoye a traer a los hijos, son algunas decisiones que toman las madres migrantes que residen en las ciudades fronterizas de Chiapas. Estas acciones moldean la experiencia (in)migratoria y la relación con distintos actores, fuera y dentro del grupo familiar, en el lugar de origen y en la sociedad receptora. 1 Este breve artículo forma parte de un proyecto más amplio de investigación sobre (in)migración hondureña en Tapachula y Huixtla, desarrollado entre 2012 y 2015, y se enfoca en un tema fundamental: la relación de madres de origen hondureño con sus hijos e hijas; particularmente, la experiencia de las mujeres establecidas en Chiapas con hijos que (aún) viven en Honduras.

13 12 La relación intergeneracional de las migrantes con hijos en Honduras, juega un papel importante en la historia personal. Así lo muestra el caso de Eliana, quien vive desde hace nueve años en México. Ella decidió relacionarse con un hombre mexicano que prometió ayudarla a traer a sus dos hijas desde Honduras. Lo hizo motivada precisamente por la ilusión de un eventual encuentro con las niñas. Además, durante muchos años trabajó en un bar que, dentro de sus escasas opciones laborales, era la mejor remunerada y por lo tanto la que le permitía enviar dinero. El tipo de empleo, la relación de pareja y la permanencia en Tapachula (para estar relativamente cerca de Honduras), derivan claramente del vínculo con sus hijas y la ilusión de reunificarse como familia. Invirtió dinero, tiempo y emociones en la relación que tenía con ellas a distancia, y también en México, con alguien que ayudaría a materializar ese sueño. El deseo de traer a los menores al lugar de destino y las acciones para conseguirlo varían sensiblemente. Algunas mujeres consideran adecuado que un hijo migre, pero que otro permanezca en Honduras. Tal es el caso de Mindi, residente en Huixtla: Entrevistadora: Y por qué no se trajo al otro hijo? Mindi: Porque allá está casado, ya tiene un hijo. De hecho cuando yo fui esta vez, hace dos años, iba yo por él, pero ya su familia de su esposa le dijo: no, estás loco, qué vas a ir hacer. Como que no tuvieras comida acá, qué vas a ir a hacer. Si te vas a ir con el Daniel, que se vaya él, quédate tú y como mi hijo la quiere, pues allá se quedó con ella. Dalila, por su parte, explica que de los hijos que viven en Honduras, quisiera traer a quien considera que más la necesita. La necesidad de proteger al hijo se combina con el potencial de éste para mejorar su vida como inmigrante, gracias a su capacidad de trabajar: Traerme uno, porque es uno de ellos que me preocupa porque ya no tiene a su papá y ese niño pues tiene buen fundamento. Él dice que quiere venirme a ayudar, de lo que sea pero venirme a apoyar. Como se puede observar en estos testimonios, la reunificación no es una opción viable en todos los casos. Cuando los hijos son adultos, es posible que tengan otros compromisos familiares que los orillen a permanecer en Honduras, o incluso planes migratorios hacia destino diferente. La variabilidad de género, edad e itinerarios de los distintos integrantes de la familia, moldean las relaciones intergeneracionales y determinan las decisiones de las mujeres migrantes. La relación con sus hijos e hijas, tanto cercanas como a distancia, está marcada por el dinamismo, la complejidad y la maleabilidad. Según los datos cuantitativos, obtenidos durante el trabajo de campo a través 206 cuestionarios contestados por residentes hondureños en el Soconusco, el 71.7 por ciento del total de hijos de estas personas viven en México; el 25.4 en Honduras; el 1.3 en Estados Unidos y el 1.6 en otro país. Esto indica que la reunificación familiar y la presencia de hijos nacidos en México es fundamental en la vida de las mujeres inmigrantes. En sus condiciones, quedarse en ciudades fronterizas como Tapachula o Huixtla, son decisiones fundamemtales en sus vidas como inmigrantes porque esos lugares, sin ser los ideales para cuantiosos envíos de remesas, son espacios cuya flexibilidad, pese a las crecientes barreras a partir de las políticas migratorias mexicanas, permiten el contacto con Honduras y una eventual reunificación con hijos que quedaron atrás.

14 13 Palacio municipal de Frontera Comalapa Frontera Comalapa Chiapas Fotografías: Ollinca Itshel Villanueva Hernández

15 14 Hiroko Asakura (2014) Salir adelante. Experiencias emocionales por la maternidad a distancia México, CIESAS Publicaciones de la Casa Chata Marta W. Torres Falcón UAM-Azcapotzalco torresfalcon@gmail.com Salir adelante. Dos palabras que condensan varios significados y derivan en múltiples emociones. Hay un motor, una brújula y un anhelo. Así, el primer significado es la fuerza siempre renovada que impulsa la decisión de abandonar el país en busca de mejores condiciones de vida. Salir en sentido literal y no mirar atrás para no ceder a la tentación de flaquear. En segundo lugar está la brújula; el camino hacia el norte, en palabras de Hiroko Asakura, suele recorrerse con el miedo en las venas ; a dónde ir, qué ruta tomar, en dónde quedarse y por cuánto tiempo, son preguntas recurrentes que sólo son atendidas con un objetivo claro. Motor y brújula; energía y orientación. El tercer significado es el más importante. Salir adelante implica el deseo de la reunificación familiar. Así: sin titubeos ni concesiones. La migración ocupa un lugar central en la investigación reciente. Se abordan aspectos tales como los factores de expulsión, las vicisitudes durante el viaje, las dificultades en las sociedades receptoras, las redes familiares o de paisanaje, el monto y uso de las remesas.

16 CASA CHATA 15 Salir adelante. Experiencias emocionales por la maternidad a distancia Se estudia también la especificidad de la migración femenina. En este libro, Asakura realiza un minucioso análisis de las emociones a propósito de un aspecto aún poco estudiado: la maternidad a distancia. Con un claro enfoque de género, se subraya el peso de las construcciones sociales sobre el ejercicio de la maternidad y en particular el mandato de la maternidad intensiva. En un primer momento, la autora ofrece un panorama general del trayecto migratorio: la salida de algún país centroamericano; distintos lugares de tránsito, que eventualmente pueden convertirse en destino; la meta de llegar al país de las oportunidades. Las entrevistas a profundidad con madres centroamericanas se realizaron en Monterrey (Nuevo León, México) y en Houston (Texas, Estados Unidos). A la riqueza de la descripción detallada del contexto, se agregan las palabras de las protagonistas y el análisis cuidadoso de la investigadora. En los relatos, se advierte el dolor por la distancia, la confianza de que los hijos e hijas reciben atención adecuada, la nostalgia que satura cada centímetro de la vida cotidiana, la determinación de seguir trabajando de sol a sol por el bienestar familiar. La expectativa de la reunificación, aun con altibajos, logra mantener el ánimo de continuar. El trabajo con infantes y adolescentes se realizó en Danlí (El Paraíso, Honduras). Cuestionarios y entrevistas a profundidad permiten a la autora completar el cuadro de la maternidad a distancia. En los relatos infantiles o adolescentes se advierte también el dolor y la nostalgia inconmensurables, con dosis variables de resentimiento. El miedo ocupa un lugar destacado. Tanto las madres como sus vástagos temen perder el amor de la contraparte y tienen que lidiar con ese sufrimiento. Las tecnologías permiten un acercamiento relativo, pero a veces incrementan la nostalgia. Las llamadas, el envío de remesas y los viajes ocasionales son algunas señales de que avanza en la tarea de a salir adelante. La reunificación familiar consolida esa certeza.

17 16 MÉRITOS Margarita Dalton Palomo, Premio Estatal de Ciencia, Tecnología e Innovación 2014 Salvador Sigüenza ciesas-pacífico sur salvadorsgzorc@gmail.com Fotografía: Salvador Sigüenza Su constante trabajo de investigación en historia, literatura y cultura, con una perspectiva de género, fue motivo para que Margarita Dalton Palomo obtuviera el Premio Estatal de Ciencia, Tecnología e Innovación 2014, el pasado 30 de marzo en Oaxaca. El galardón reconoce una trayectoria de vida y compromiso hacia Oaxaca a través de la educación, investigación y vinculación social. Además de impulsar los estudios de género, Dalton incentivó la generación de conocimientos sobre historia regional y enseñanza de la educación básica con el texto Oaxaca, tierra del sol, publicado en 1982 (con cinco reediciones en total). Compiló, en cuatro volúmenes, la obra Oaxaca, textos de su historia, publicada por el Instituto Mora en 1990 (reimpresa en 1997); coordinó Historia del arte de Oaxaca (1997), obra que consta de tres volúmenes publicados por el Instituto Oaxaqueño de las Culturas, y que trata, de manera cardinal, la riqueza humana y artística de Oaxaca a través de su historia. Si bien, estas ediciones son las más representativas en su trabajo académico, Dalton Palomo publica constantemente otras obras de divulgación que reflejan actualización e innovación en sus investigaciones. La profesora e investigadora del ciesas-golfo, cursó la Licenciatura en Historia en la Universidad de La Habana, Cuba ( ) y realizó sus estudios de doctorado en Geografía e Historia en la Universidad de Barcelona, España ( ), en esta institución elaboró la tesis Una aproximación de cómo se construye el discurso de lo femenino, considerada Cum Laude y posteriormente publicada por El Colegio de México con el título Mujeres, diosas y musas, tejedoras de la memoria. Dalton también ha desempeñado funciones administrativas y académicas: fue directora del Instituto de Investigaciones Sociológicas, así como decana y directora de la Facultad de Humanidades en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca; fue directora de CIESAS Unidad Pacífico Sur ( y ), Directora General del Instituto Oaxaqueño de las Culturas y Secretaria Técnica del Consejo Estatal de Población. Ha colaborado como docente universitaria en México (Universidad Autónoma Benito Juárez, Instituto Mora) y en el extranjero (Universidad de Seattle, Pennsylvania y Zúrich) y fue directora de las revistas Desacatos y Entrelíneas (publicación del Grupo de estudios sobre la Mujer Rosario Castellanos, del cual fue fundadora en 1977). Respecto a su trabajo en vinculación social, Margarita Dalton es consejera de varias instancias de gobierno como el Consejo técnico de adopciones del DIF, el Consejo Estatal de los Derechos de los niños, niñas y adolescentes, el Consejo consultivo del Instituto de la Mujer Oaxaqueña.

18 CINEMANTROPOS 17 Desde el infierno (Alan Moore y Eddie Campbell, Top Shelf Production, 2004) Karla Paniagua Ramírez Coordinadora de investigación Centro de diseño, cine y televisión kpaniagua@centro.edu.mx En esta entrega les recomendaré la novela gráfica From Hell, escrita por Alan Moore e ilustrada por Eddie Campbell. En la obra se desarrolla una hipótesis en torno a la identidad y causa de los crímenes perpetrados por el asesino serial Jack el destripador. La novela puede ser del interés de los antropólogos por varias razones. Primero, porque representa de manera magnífica y muy detallada la organización social y el estilo de vida de la era victoriana. Esto se debe no sólo al arte de Eddie Campbell, sino a que Moore realizó una exhaustiva investigación de archivo que sirvió como fundamento para establecer la arquitectura del texto y diseñar cada una de las viñetas que componen la historia. Lo anterior se relaciona con el segundo motivo de interés. From Hell es un ejemplo de reconfiguración del pensamiento social y del formato diverso toman los informes de investigación, tal como lo planteara Geertz en su célebre texto Géneros confusos (El surgimiento de la Antropología posmoderna, Gedisa, 1998, 63ss): Se trata de que las investigaciones filosóficas parecen críticas literarias (piénsense en Stanley Cavell escribiendo sobre Becket o Thoreau, en Sartre escribiendo sobre Flaubert), las discusiones científicas se asemejan a fragmentos de bellas letras (Lewis Thomas, Loren Eiseley), fantasías barrocas se presentan como observaciones empíricas inexpresivas (Borges, Barthelme) Las investigaciones criminológicas podrían parecer historietas. Cabría preguntarnos si las instituciones contemporáneas son tan flexibles como para admitir la rendición de resultados en nuevos formatos, tan sobrios como una disertación de tesis tradicional. Finalmente, les invito a leer el libro porque la historia es apasionante y atractiva, con cierto sentido cinematográfico del montaje paralelo, llena de peripecias, enigmas, conversaciones en la penumbra, conjuras, rituales secretos, entre otros elementos que abonan al desarrollo de la trama. Agradezco a Rubén Hernández por su recomendación y por prestarme su valioso ejemplar para preparar la columna. Encontrarán From Hell en librerías dentro y fuera de línea.

19 00290