Ser mujer en mi familia

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4 Ser mujer en mi familia Entre lo que se dice y no se dice LEIDI TATIANA RAMOS APONTE UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSE DE CALDAS MAESTRIA EN ESTUDIOS ARTISTICOS FACULTAD DE ARTES ASAB BOGOTA, D.C. COLOMBIA 2020

5 Ser mujer en mi familia Entre lo que se dice y no se dice LEIDI TATIANA RAMOS APONTE Trabajo de grado presentado como requisito parcial para optar por el título de: Magister en Estudios Artísticos Tutora MARIA TERESA GARCIA SCHLEGEL Línea de Investigacio n: Estudios Críticos de las Corporeidades, las Sensibilidades y las Performatividades. UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSE DE CALDAS MAESTRIA EN ESTUDIOS ARTISTICOS FACULTAD DE ARTES ASAB BOGOTA, D.C. COLOMBIA 2020

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7 Dedicado a mis seres queridos, a mi familia, amigas y amigos. A quienes han estado sosteniendo, acogiendo e impulsando. A mis mujeres, a mi madre y mis hermanas por ser motivo, por ser aliciente. A Daniel Ortiz, por cuidar, acompañar, comprender Por amar bonito. A Bianca y sus consejos gatunos. A quienes ya no están. De manera especial y con un cariño que pareciera no poder ser verbalizado, con el más grande y puro amor, admiración y agradecimiento a mi mami, Ana Aponte. 1

8 RESUMEN Ser mujer en mi familia: entre lo que se dice y no se dice, es un proyecto de investigación-creación de carácter transdisciplinar que se apoya en lo etnográfico, genealógico, performático, literario, pedagógico, entre otros; para indagar la experiencia de ser mujer en mi familia. El hilo conductor de este interés investigativo es el develar las mujeres que fueron posibles y probables en mi familia, a partir de lo que se dice, las narraciones de mi abuelita y lo que no se dice, el vacío de mi madre, lo inefable, mis relatos y juegos secretos de la infancia. Valga anotar que esto que pertenecía al orden de los juegos secretos fue precisamente lo que me permitió, mediar las situaciones hostiles de mi infancia haciendo de la fantasía motor para la existencia y ahora, derivar la experiencia vivida en creación, desarrollando maneras de decir lo no dicho, a través del libro-álbum y la performance, que pueden ser utilizadas por otras personas, principalmente en mi ámbito laboral. Palabras clave Mujer, investigación-creación, transdisciplinar, narrativa, libroálbum, performance. 2

9 ABSTRACT Being a woman in my family: between what is said and not, is a creation-investigation project of a transdisciplinary nature that relies on the ethnographic, genealogical, performative, literary, and pedagogical fields, among others; to investigate the experience of being a woman in my family. The driving force of this investigative concern is to reveal the women who were possible and probable in my family, based on what is said, grandma's narrations; and what is not said, the absence of my mother, the ineffable, my stories and secret games of childhood. It is worth noting that this, which belonged to the order of secret games, was precisely what allowed me to mediate the hostile situations of my childhood, making fantasy into the motor for existence and now, deriving the lived experience into creation. Developing ways of saying what is not said, through the album book and the performance, which can be used by other people, mainly in my work environment. Keywords Woman, creation-investigation, transdisciplinary, narrative, album book, performance. 3

10 Ser mujer en mi familia Entre lo que se dice y no se dice. CONTENIDO 1. PARTE 1. PODANDO EL SILENCIO YO, LA JUGARRETAS, INVENTONA Y ENAMORETAS DEL PENSARME, REPENSARME Y RECREAR LA VIDA COMBUSTIÓN DEL SILENCIO. LA ESENCIA DE LA CURIOSIDAD INTENCIÓN DE LA CURIOSIDAD ESLABONES Y ERAS DE LA CURIOSIDAD EXTRAVÍO ENTRE LAS RAMAS CAMINOS DE MADERA LUGARES DE PARTIDA, HILOS QUE GERMINAN LÍNEA DE INVESTIGACIÓN EN ESTUDIOS CRÍTICOS DE LAS CORPOREIDADES, LAS SENSIBILIDADES Y LAS PERFORMATIVIDADES LOS ESTUDIOS ARTÍSTICOS

11 LA INVESTIGACIÓN-CREACIÓN HABLANDO HASTA POR LAS OREJAS VIAJAR POR DENTRO. MAPA AL PRECIPICIO PARTE 2. POSIBLES Y PROBABLES LAZOS DE SANGRE AYERES CLAUSURADOS SABOR A PASADO EL CORAZÓN DE LA CASA VIDA A LA DERIVA ENTRE MATAS Y ANIMALES DOLOR DE MIEDO VOCACIÓN DE INTEMPERIE. DEL CAMPO A LA CIUDAD LAS MALQUERIDAS APRENDICES DE AVES ENTRE VUELOS Y DESVELOS, FRAGMENTOS DE MI VIDA CON UN AVE EN ENCIERRO ADEMÁS DE VIVIRLO, LO HE SOÑADO LA VIDA EN JUEGO

12 EL JUEGO TIPOS DE JUEGOS PARTE 3. PUNTADAS DE INMENSIDAD SEMPITERNO DE HISTORIAS PENSAMIENTOS DE PAPEL: CUANDO LLOVÍ LA DIOSA DE LA LLUVIA. RELATO AUTO ETNOGRÁFICO SENDERO DE PALABRAS PENSAMIENTOS DE PAPEL: MAMÁ TRAPE MAMÁ TRAPERO. RELATO AUTO-ETNOGRÁFICO SENDERO DE PALABRAS VOLVER, VER, VERSE. VOL-VER-SE MUJER DESHOJÁNDOME EN PIELES: BOLITAS DE PAPEL HALLAZGOS ANEXOS REFERENCIAS

13 LISTA DE IMÁGENES Imagen 1. Parte inicial del ejercicio realizado para la electiva Laboratorio sobre performatividades del sentir. Maestro Francisco Ramos. (2019) (Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 2. Autofotos familiares. ( ) Imagen 3. Experiencia artística transdisciplinar. Tejedores- IDARTES (2016)(Fotografía de Gustavo Gordillo) Talleres de Creación literaria. Crea-IDARTES (2018) Experiencia artística transdisciplinar. Tejedores-IDARTES (2016)(Fotografía de Gustavo Gordillo) Imagen 4. Festival de Teatro El Torreón UPN-Fundación para el Desarrollo Humano Orihgen (2014) (Fotografía Arturo Triana) Festival de Teatro El Torreón UPN- Corporación Artística de la Mancha (2015) Hyntiba Compañía de Danzas (2018) (Fotografía María Conchita Cortés) Imagen 5. Talleres de Creación Literaria Crea-IDARTES ( ) (Fotografía Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 6. Talleres de Creación Literaria Crea-IDARTES (2019) (Fotografía de Leidi Tatiana Ramos A.) Experiencia artística transdisciplinar (Obra focal-donde viven los monstruos- Maurice Sendak). Tejedores-IDARTES (2016)(Fotografía de Gustavo Gordillo) Cuento-momento. Fundación para el Desarrollo Humano Orihgen (2014) (Fotografía de Roberto Vidal) Imagen 7. Momentos de lluvia. Cuando lloví. Taller III. Metodologías y experiencias de investigación-creación. PhD. Luisa Piedrahita. (2018) (Fotografía Leidi Tatiana Ramos A.)

14 Imagen 8. Ilustración del libro-álbum Cuando lloví (2020) (Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 9. Ilustración del libro-álbum Cuando lloví (2020) (Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 10. Historias de madera. (2019) (Fotografía Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 11. Bolitas de papel. Performance realizado en Taller I. Prácticas inter y transdisciplinares de investigación-creación. PhD. Sonia Castillo. (2017) (Fotografía Darlyn Guerrero.) Imagen 12. Cartas de niños y niñas, grado transición. (2006) (Fotografía Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 13. Árbol genealógico. Tutoría I. Maritza Pinzón. (2017). (Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 14. Genograma. (2020) (Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 15. Mapa ondulatorio de las relaciones familiares. (2020) (Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 16. Mapa ondulatorio de las relaciones familiares. (2002) (Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 17. Mapa ondulatorio de las relaciones familiares. (1996) (Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 18. Mapa ondulatorio de las relaciones familiares. (1992) (Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 19. Ana Aponte. (2019) (Fotografía Leidi Tatiana Ramos A.)

15 Imagen 20. Arepitas hechas por mi mami. (2019) (Fotografía Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 21. Solicitud de servicios públicos (1977) Imagen 22. Solicitud de servicios públicos (1979) Imagen 23. Letra de cambio. Aporte Junta de Acción Comunal del Barrio Bahía Solano. (1983) (Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 24. Letra de cambio. Aporte Junta de Acción Comunal del Barrio Bahía Solano. (1983) (Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 25. Ilustración del libro-álbum Cuando lloví (2020) (Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 26. El libro de los Cerdos. (Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 27. Memoria. Tomada de: Imagen 28. Fragmento genograma. (2020) (Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 29. Eloisa y los bichos de Jairo Buitrago y Rafael Yockteng. Es verdad que no nací aquí pero en este lugar aprendí a vivir (BUITRAGO, J. y YOCKTENG, R., 2009) Imagen 30. Cartografía del campo a la ciudad, abuela Martina. Dibujo del posible trayecto realizado por la abuela Martina a partir de las narraciones de mi mami. 1. Supatá. 2. San Francisco. 3. Zipaquirá. 4. Bogotá. Imagen realizada con google maps. Senderito de Supatá, ( 9

16 g d i sal_si_puedes-bogota.html) San Francisco, ( Zipaquirá ( ada-hacia-el-pasado-salinero-una_90.html) Bogotá años 30. ( (2020) (Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 31. Cartografía del campo a la ciudad, mami Ana. Dibujo del posible trayecto realizado por la abuelita Ana. 1. Tibaná 2. Bogotá. Imagen realizada con google maps. Bogotá-Troli ( html) (2020) (Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 32. Genealogía 3. Experiencias hechas palabras. (2019) Imagen 33. Genealogía 2. Experiencias hechas palabras. (2019) Imagen 34. Genealogía 1. Experiencias hechas palabras. (2019) Imagen 35. Corpografía 1. Experiencias hechas palabras y materiales. (2020) Imagen 36. Corpografía 2. Experiencias hechas palabras y materiales. (2020) Imagen 37. Corpografía 3. Experiencias hechas palabras y materiales. (2020) Imagen 38. Corpografía 4. Experiencias hechas palabras y materiales. (2020)

17 Imagen 39. Corpografía 5. Experiencias hechas palabras y materiales. (2020) Imagen 40. Juego y pedagogía. Corporación Juntos Construyendo Futuro. Proniño, erradicación del trabajo infantil. (2013) (Stefanny Angulo) Imagen 41. Manzanas en la pared. (1996) (Luz Aida Aponte) Imagen 42. Ilustración del libro-álbum en proceso, Cuando lloví. (2020) (Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 43. Ilustración del libro-álbum Cuando lloví (2020) (Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 44. Escapar de la realidad. Ilustración de Caro Martini. Lecturalia. (Actualización de estado de Facebook) (2017) Imagen 45. Ilustración del libro-álbum en proceso, exploración del pop-up Diosa de la lluvia. (2018) (Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 46. Fotografías de mi primer acercamiento al libro-álbum (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 47. Un libro germinando. Reina de la lluvia. (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 48. Un libro germinando. Reina de la lluvia. (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 49. Fotografías de mi primer acercamiento al pop-up (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 50. Fotografías de mi primer acercamiento al Storyboard (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte)

18 Imagen 51. Fotografías de mi primer acercamiento al Storyboard (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 52. Fotografías de mi segundo acercamiento al Storyboard (2019) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 53. Fotografías de mi segundo acercamiento al Storyboard (2019) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 54. Fotografías del diseño de personaje (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 55. Fotografías de mi tercer acercamiento al Storyboard (2019) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 56. Fotografías de mi tercer acercamiento al Storyboard (2019) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 57. Fotografías de mi tercer acercamiento al Storyboard (2019) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 58. Fotografías de mi cuarto acercamiento al Storyboard (2019) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 59. Fotografías de mi cuarto acercamiento al Storyboard (2019) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 60. Fotografías de mi cuarto acercamiento al Storyboard (2019) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 61. Fotografías de mi cuarto acercamiento al Storyboard (2019) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 62. Dibujos a lápiz sobre papel. Cuando lloví (2020) (Leidi Tatiana Ramos Aponte)

19 Imagen 63. Dibujos en acuarela sobre papel acuarela. Cuando lloví (2020) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 64. Algunas hojas del libro final. Cuando lloví (2020) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 65. Parte inicial del ejercicio realizado para el Seminario III. Políticas Y Estéticas del Arte y la Cultura. Maestro Andrés Foglia (2018) (Leidi Tatiana Ramos A.) Fotografiando a Mamá Trape. En el marco de Coloquio III: La investigación creación en los estudios Artísticos. Postdocs. Camila Esguerra. (2018) (Fotografía. Darlyn Guerrero.) Imagen 66. Fotografías de mi primer acercamiento a Mamá Trape. (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 67. Un libro germinando. Mamá Trape. (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 68. Un libro germinando. Mamá Trape. (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 69. Camino a Casa. Tomada de: amino-a-casa/ Imagen 70. Bolitas de papel. Performance realizado en Taller I. Prácticas inter y transdisciplinares de investigación-creación. PhD. Sonia Castillo. (2017) (Fotografía Darlyn Guerrero.) Imagen 71. Bolitas de papel. Vídeo-performance realizado con el grupo de investigación-creación Pasarela. Dirigido por la PhD. Sonia Castillo. Cámara y edición, Darlyn Guerrero y Elsy Rodríguez (2018) Edición fotograma Sebastián Piedrahíta. (2019)

20 Imagen 72. Rasgar las carnes, para rasgar las pieles. (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 73. Entre lo que se dice y no se dice. (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 74. Espinas en el vientre Imagen 75. Mujer útero Imagen 76. Fotografía de mi primera experiencia laboral. (2013) (Fotografía, autor/a desconocido/da.) Imagen 77. Una hoja del libro final. Cuando lloví (2020) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 78. Muñeca de carne. 1 mes. (1991) (Luz Aida Ramos Aponte) Imagen 79. Muñeca de carne. 3 meses. (1991) (Luz Aida Ramos Aponte) Imagen 80. Muñeca de carne. 6 meses. (1992) (Luz Aida Ramos Aponte) Imagen 81. Princesa ( ) (Luz Aida Ramos Aponte) Pose, Alejandra Ramos, mi hermana y yo. (2017) (Felipe Guerrero) Imagen 82. Fotografía Familiar (1998) (Luz Aida Ramos Aponte) Reinado en el colegio Unidad Educativa Bahía Solano (2001) Imagen 83. Bolitas de papel. Vídeo-performance realizado con el grupo de investigación-creación Pasarela. Dirigido por la PhD. Sonia Castillo. Cámara y edición, Darlyn Guerrero y Elsy Rodríguez (2018) Edición fotograma Sebastián Piedrahíta. (2019)

21 LISTA DE ANEXOS Anexo A. Proyecto inicial Anexo B. Fragmentos de una historia de amor entre el campo y la ciudad Anexo C. Escritura poética. Vida en vacíos Anexo D. Enferma por menstruar Anexo E. Relato auto-etnográfico. Mi gran oportunidad Anexo F. Libro-álbum. Cuando lloví Anexo G. Sin miedo Anexo H. Escritura Poética. Performance la Casa Fría. Yenifer Sepúlveda Anexo I. Proceso de indagación del vestir. Performance. Bolitas de Papel Anexo J. Vídeo Performance Bolitas de Papel

22 1. PARTE 1. PODANDO EL SILENCIO "MUJER" Un ser que aún no acaba de ser, no la remota rosa angelical, que los poetas cantaron. No la maldita bruja que los inquisidores quemaron. No la temida y deseada prostituta. No la madre bendita. No la marchita y burlada. Solterona. No la obligada a ser buena. No la obligada a ser mala. No la que vive porque la dejan vivir. No la que debe siempre decir que sí. Un ser que trata de saber quién es y que empieza a existir. Alaide Foppa (FOPPA, 2017) 16

23 Mi voz, la voz de mi abuelita, que en adelante aparecerá también como mi mami, los silencios colados en nuestras historias y EL SILENCIO de las historias inexistentes de mi madre, estarán acompañándoles por este proceso lleno de preguntas y encuentros con lo que hemos sido, entre lo posible y lo probable. Me han hilvanado a puntada gruesa con un manojo de historias que me anteceden, que me habitan, que dan cuenta de mí. En mi existencia confluyen un montón de otras existencias que me han permitido ser quien soy, ahora me tomo el tiempo y me detengo por momentos a repasar con los dedos y el aliento algunas de las vidas que hacen posible mi vivir, mi coexistir. Mal haría yo en silenciar los seres que han acompañado este proceso del detenerse y pensar, del detenerse y escuchar, sentir, vibrar, oler, saborear, llorar El camino andado en la elaboración de este documento ha tenido tantos altibajos como manos acompañando, sosteniendo y apoyando, sus voces y silencios transitan al pasar de cada hoja y le dotan de tal fuerza que pareciera por momentos caricia. 17

24 Mi mami, Ana Aponte, su voz tierna y benevolente 1, sus ojos azulados con el pasar de los años, sus 86 años, sus cabellos grisáceos y manos pecosas, son la fuente del deseo de contar, del curiosear entre sus memorias y encontrar excusas para indagar la existencia. En este contar, se hace vital reconocer esos seres que ahora siento un poco míos y que me han acompañado en estos últimos años del devolver la mirada, del mirar diferente, del mirar a través de otros ojos e incluso del no necesitar ver y creer en el sentir. Mi tutora, la doctora María Teresa García quién decidió aventurarse en este mar de historias, evitando naufragios y creando rutas. Sus palabras, hallazgos y recomendaciones, han acompañado y guiado, develando aquello que para mí se encontraba sumido en una bruma que todo lo hacía confuso. Las doctoras y maestras, Sonia Castillo, Camila Esguerra, Luisa Piedrahita, Maritza Pinzón y el doctor Francisco Ramos, por nombrar a algunas de las personas que desde sus clases lograron descolocar, inspirar y transformar; haciendo de la academia un lugar de creación y encuentro con los posibles e imposibles, las 1 En diálogos con María Teresa García, logramos reconocer que, pese a tanta violencia en las narraciones de mi mami, es quizá la benevolencia impresa en su voz, la que le ha permitido ser y a su vez guiarnos a ser desde la ternura y el amor, pese a todo aquello que nos ha doblegado ante la impotencia y el dolor. 18

25 preguntas, la necesidad de desaprender y de dudar. Estas páginas también dan cuenta de sus voces alentando mi proceso de reexistencia. El amor en todas sus manifestaciones, aquel que encuentra las maneras justas de cuidar y de acompañar. Daniel Ortiz, no solo reparó alas y acogió sombras, abrazó el silencio, la mirada de desconcierto, la frustración; leyó y releyó, pintó e hizo bolitas de papel, opinó y acompañó el proceso de escritura, escuchó quejas, secó lágrimas y aguardó atento y lleno de amor mientras me encontraba con eso a lo que tanto temía del pasado. Cuántas voces están atrapadas en estas letras, cuántas seguramente se me escapen aun cuando no solo merecen agradecimientos, sino reconocimiento, por hacer parte, por ayudar a crear. Mis compañeras y compañeros de clases, los diálogos, debates y conversaciones resuenan con rostros familiares, principalmente aquellas y aquellos que ahora encuentro como amigas y amigos, Darlyn Guerrero, Bibiana Hernández, Sebastián Piedrahita y Óscar Zambrano, mis compañeras, compañeros, niñas, niños y jóvenes del área de Creación Literaria de IDARTES y desde luego, de manera muy importante, cada una y cada uno de las y los integrantes del grupo de investigación-creación Pasarela. 19

26 Al pensarme el tema de la familia, de las familias, aparecen de inmediato aquellas personas que con sus afectos han ayudado a continuar, que han aportado en mi hacerme mujer, creando redes de apoyo sólidas que se mantienen y fortalecen con el tiempo, Alexandra Ramírez, Víctor Urrego, Leidy Salas, Jeimmy Céspedes, Jonier Escobar, Angie Pik, Diana Penagos, Paula Sánchez, Andrés Caicedo, Carolina Caro, Diana Ortega, Elizabeth Rubio, Katherin Rodríguez y de manera relevante a quienes leyeron y releyeron de manera atenta, aportando desinteresadamente al libro-álbum, Angélica Peña y Walter García. Mis ancestras y ancestros, mi abuelito, Jorge Alfonso Ramos, hacedor de historias, muebles y cosas en madera; mis papás, Tulio Hernando Ramírez y Luis Felipe Traslaviña, mis hermanos y hermanas, Solmar Ramos, Alejandra Ramos, Tulio Ramírez, Naydú Ramírez, Alexander Traslaviña, Jeison Traslaviña y Sebastián Traslaviña. Mi madre, Luz Aida Ramos, quien desde la ausencia invita a pensar en todo aquello que no se ha dicho y que seguramente nunca se vaya a decir. Que aún desde el silencio, desde el no estar, desde esos baches en la historia familiar, invita constantemente al repensarnos. 20

27 Ella, su ser casi fantasmal, me ha permitido reconocer en carne propia cómo en el marcharse aparece el conflicto ambivalente del amor y el desamor, y que, aunque la balanza por lo general se incline hacia el vacío profundo y lleno de interrogantes que podría indicar el más absoluto desamor, lugar en el que estuve por mucho tiempo, ahora entiendo que, marcharse también es una muestra de amor propio, de volar y desatarse, y al desatarse, desatar. Desde el amar, el acompañar y el cuidar, aportan de manera inefable en este proceso, mi compañera gatuna Bianca, el recuerdo de mi querida vaca María Bonita y las plantas que me han enseñado otras maneras de relación sensible, otros parentescos posibles y probables que les hacen familia y compañeras de vida. Ahora, es importante anotar que, aunque busco reconocer la experiencia de las mujeres en mi familia, no pretendo enmarcarme en los estudios de género, dado que no son el centro de interés de mi indagación. En mi experiencia de vida como mujer 2 se han delimitado y cosificado las múltiples formas de 2 Me reconozco como una mujer cisgénero, en tanto mi identidad de género coincide con mi fenotipo sexual, valga anotar que en el reconocimiento realizado desde la voz de mi abuelita y la mía con relación a las mujeres en mi familia, no fue posible develar ninguna mujer o persona trans, en mi familia nunca se habló de otros posibles, por lo tanto, a lo largo del documento al hablar de mujer se estará referenciando a mujeres cisgénero. 21

28 existir y previo a la maestría reconocía el mundo en términos binarios. Aunque me ha sido muy difícil romper con ciertas estructuras, gracias a conversaciones con Camila Esguerra y con mi compañero Óscar Zambrano, principalmente, he logrado darme cuenta de otros posibles en términos de orientaciones sexuales e identidades de género, sin embargo, en el momento actual considero necesario referirme a hombres y mujeres para develar algunas situaciones presentadas en mi familia. Entiendo que, los roles de género nos han enmarcado en un deber ser donde las actitudes, comportamientos y escópicas, son moldeadas y asignadas socialmente, atribuyendo distinciones preestablecidas para cada sexo en momentos históricos particulares. Las conversaciones con mi abuelita buscan recoger algunas experiencias de las mujeres en mi familia, para encontrar otras mujeres posibles y probables. 22

29 1.1. Yo, la Jugarretas, inventona y enamoretas. A veces, solo soy la persona que necesitaba cuando era niña. Imagen 1. Parte inicial del ejercicio realizado para la electiva Laboratorio sobre performatividades del sentir. Maestro Francisco Ramos. (2019) (Leidi Tatiana Ramos A.) 23

30 Nací en la época en la que a los niños se les vestía de azul y a las niñas de rosa. En ese tiempo los juguetes tenían correspondencia con el género masculino y femenino y no con los gustos particulares, incluso las niñas debían quedarse en casa ayudando y aprendiendo los oficios del hogar, mientras que los niños jugaban en el parque. En los inicios de mi historia, mi vida fue pensada con el privilegio del nacer niño, la ecografía afirmó que sería el hombrecito de la casa, el azul teñía mis primeras mudas y le daba color al albedrío, mi primer juguete trazaba viajes llenos de independencia y legado familiar, aquella camioneta de platón azul con amarillo, aún me acompaña y me anima a emprender largos viajes. Aquel padre, conductor, se la obsequió a su hijo desde antes de nacer. Con esa camioneta amarrada a un pedazo de pita recorrí muchos trayectos de la infancia. Así, como una muñeca vestida de azul empieza mi historia, una llena de particularidades y jugarretas de la vida y para la vida. Soy la hermana mayor de dos hermanas y dos hermanos por parte de mamá, con quienes comparto un gran padre de crianza, mi papá. Además, tres hermanos por parte de mi otro papá, el biológico, y por este lado tengo a una madrastra. Soy tía de dos bellas sobrinas y madrina de otro par. Vivo con la mejor abuela materna del mundo y una gata. 24

31 Imagen 2. Autofotos familiares. ( ) Soy nieta de una mujer campesina que migra a la ciudad y construye su propia casa, reconozco mis raíces, esas que huelen a campo y llevan consigo su tierra fértil, las que debo a mis ancestras y ancestros, y a sus cicatrices. Encuentro en las historias narrativas de vida que, emanadas desde la profundidad del ser, permiten transfigurar las condiciones de la existencia. Soy mujer y solo fue hasta la maestría que empecé a darme cuenta del lugar asignado a las mujeres por el patriarcado; del miedo 25

32 profundo que invade nuestras entrañas cuando nos identificamos en femenino; de las prácticas regulatorias que ponen a nuestro cuerpo como escenario de luchas y vejámenes. Pero también, de la posibilidad de reinventarnos en el encuentro con otros seres, reconociendo la potencia del generar parentescos con animales, plantas y demás seres vivos. Soy una colcha de retazos 3, estoy hecha de fragmentos de historias y mundos con los que me encuentro a diario. Me voy reinventando y tejiendo desde el encuentro, desde el juego, desde la creación, desde el ensueño, puntada a puntada, nudo a nudo, acogiendo en mi ser, muchos otros seres, me voy co-siendo. Soy artista comunitaria, aprendí de prácticas artísticas como manifestaciones políticas. El trabajo comunitario me enseñó que hay luchas que sobrepasan nuestro alcance, que ponen en peligro la vida y que el miedo, es una forma potente de silenciar y aquietar. Soy profe, licenciada en psicología y pedagogía, mis prácticas laborales y profesionales las he desarrollado en comunidad, 3 Fue una serendipia darme cuenta que mi compañera María Antonia Villacís también se reconoce como colcha de retazos, en sus conclusiones es posible encontrarse con un lugar de enunciación en constante movimiento, donde señala: Soy una colcha de retazos que se compone de esos hilos de colores y variadas telas, soy un cultivo de muchos cultivos, soy de muchos colores que dan fruto escuchando el tiempo. (VILLACÍS, 2019) 26

33 principalmente en temas relacionados con la infancia, la niñez, la diversidad, el arte, la defensa y restablecimiento de derechos. Busco acompañar en los diferentes procesos desde el afecto, el respeto y el encuentro, agarrándonos de la mano y del corazón mientras pensamos y sentimos el mundo. Imagen 3. Experiencia artística transdisciplinar. Tejedores-IDARTES (2016)(Fotografía de Gustavo Gordillo) Talleres de Creación literaria. Crea- IDARTES (2018) Experiencia artística transdisciplinar. Tejedores-IDARTES (2016)(Fotografía de Gustavo Gordillo) Soy un poco bailarina, tengo la sensación encarnada de los cuerpos gritando a un mismo compás. Antes de la danza, no era más que un ser cognoscente de carácter amorfo, cuyo mayor 27

34 interés en la vida, además de agradar a su madre, era ser invisible. Un ser sin cuello, encogido, tímido, cuasi monstruoso, con cabello indomable, gafas y maletas gigantes. Un ser insufrible en los espacios educativos, una nerd. Un cuerpo objeto de burlas, maltratos, enfermedades y lesiones. Un poco teatrista, un tanto dramaturga, de vez en cuando directora y desde siempre payasa. Un poco cantante en escenarios poco convencionales; las clases, al ducharme y al hacer oficios domésticos, barrer, trapear, restregar Imagen 4. Festival de Teatro El Torreón UPN-Fundación para el Desarrollo Humano Orihgen (2014) (Fotografía Arturo Triana) Festival de Teatro El Torreón UPN- Corporación Artística de la Mancha (2015) Hyntiba Compañía de Danzas (2018) (Fotografía María Conchita Cortés) 28

35 Soy un poco de todo y nada a la vez. A veces, la muchosidad irradia, otras, la naedad se posa en el fondo del alma, hondo muy hondo. Soy cuasi monstruo, pedazos, trozos, un algo. Un arma todo andante, cuyas partes pueden ser modificadas o intercambiadas a petición. Un recipiente sin órganos, un algo vacío que puede ser llenado; en ocasiones con sentimientos y estos pueden ser desbordantes, otras con comida, e incluso, de un gran vacío; no como si me desocupara, sino como si el vacío me habitara. No soy por momentos, pretendo silenciar el sentir y apagar el corazón, mientras trato de responder a la existencia y a cuerpos apagados de sentires, a cascarones. Soy lectora, desde hace muchos libros. Han sido refugio e invitación para soñar, para vivir otras vidas, otras épocas, otras situaciones, para hacer de lo imposible algo perfectamente posible en la medida de mi fantasía, me encanta perderme en los libros e invitar a otras personas a su encuentro, especialmente con esos libros considerados para niñas y niños. 29

36 Imagen 5. Talleres de Creación Literaria Crea-IDARTES ( ) (Fotografía Leidi Tatiana Ramos A.) Soy animadora de historias, encuentro mágico ese momento único en el que confluyen el libro, la experiencia previamente diseñada y las audiencias, ese lugar otro que construye una complicidad fantástica dónde cada ser es creador, a partir de ese mundo posible que nos propone el libro. Las historias son lugares de encuentro, lugares para compartir existencias. 30

37 Imagen 6. Talleres de Creación Literaria Crea-IDARTES (2019) (Fotografía de Leidi Tatiana Ramos A.) Experiencia artística transdisciplinar (Obra focal-donde viven los monstruos- Maurice Sendak). Tejedores-IDARTES (2016)(Fotografía de Gustavo Gordillo) Cuento-momento. Fundación para el Desarrollo Humano Orihgen (2014) (Fotografía de Roberto Vidal). Soy nefelibata, me gusta soñar, contemplar, estar en las nubes o en la luna, abstraerme por momentos. Soy dispersa y tengo muchos nudos en la cabeza, puedo ser tan niña o tan adulta como se necesite, siento que nunca he sido una u otra, que todo el tiempo he estado transitando entre la adultez y la niñez independientemente de la edad cronológica, soy todas mis edades y, en definitiva, soy jugarretas, inventona y enamoretas. 31

38 1.2. Del pensarme, repensarme y recrear la vida. Ser mujer en mi familia: entre lo que se dice y no se dice, es una propuesta de carácter transdisciplinar que se apoya en lo etnográfico, genealógico, performático, literario, pedagógico, entre otros, para indagar la experiencia de ser mujer en mi familia. Ficcionar la realidad es una de las apuestas creativas más importantes durante el proceso de investigación-creación, valga anotar que dicho interés surge tras aceptar una invitación, antes de ser maestrante ya era tallerista o artista formadora de procesos de creación literaria o promoción lectora, también, desarrollaba algunos procesos de formación teatral y dancística, por ello ante mí tenía una gran variedad de posibilidades para ficcionar la realidad, sin embargo, durante la maestría mis procesos formativos transcurrían principalmente como Artista Formadora de Creación Literaria en IDARTES. Mi día a día se encontraba inmerso en el mundo de los niños, niñas, jóvenes, libros, juegos, escritos e historias, muchas historias, de tal manera que en mi pesada maleta de profe siempre habían muchos materiales, creaciones literarias de los y las participantes y libros, aquellos libros, libros-álbum y pop-up especialmente, me ayudaban a generar espacios mágicos durante los encuentros, para que aquellas audiencias un tanto remilgosas ante las letras, se acercaran a la literatura con curiosidad y motivación. 32

39 Encontrar entre todas esas cosas los materiales para dejar de ser profe y convertirme en estudiante era toda una odisea, porque, además, había que hacer espacio entre la coquita del almuerzo, el botilito del agua, las galletas, frutas y golosinas. Para llegar a la libreta y cartuchera tenía que sacar y sacar cosas, casi siempre lo primero que se escapaba a dar un vistazo al exterior eran los libros, quienes no perdían la oportunidad de coquetear a su alrededor buscando ojos curiosos que los quisieran leer, de tal manera que mis compañeros y compañeras de clase terminaron creando una cita diaria con los libros que cargaba en mi maleta. Desde luego, esta situación trascendía y se presentaba también durante las tutorías, y en esos espacios mucho más íntimos los libros se apoderaban de la mesa y nos permitían un encuentro ameno en las letras para luego empezar a hablar de los proyectos. Fue así como María Teresa me invitó a hacer de esos libros que con tanto amor les compartía elementos fundamentales en el proceso de investigación-creación, qué tal si la lectora y creadora de experiencias se vuelve también creadora de libros?, inicialmente lo tomé como un comentario suelto, pero tras ver la insistencia de la maestra, no tuve otra opción que arriesgarme e intentar, fue así como hecha un manojo de miedos e inseguridades me puse en el lugar de mis estudiantes y emprendí mi proceso de creación de libros. 33

40 Cuando Lloví, es un libro-álbum cuyo proceso de creación estuvo acompañado por las niñas, niños y jóvenes con los que desarrollaba mi práctica laboral, es importante señalar que incluso mis compañeros y compañeras de la maestría y del grupo de investigación-creación Pasarela 4, al hacer parte de las experiencias desarrolladas a través del libro-álbum, aportaron mientras se permitían mediar lo no dicho a partir de lo suscitado; para ese entonces presentaba maquetas que correspondían a diferentes momentos de creación del libro-álbum. Fue precisamente ese constante compartir el proceso de creación, el que permitió ir consolidando y acogiendo elementos desde lo 4 PASARELA, es un grupo de creación en performance que indaga acerca del performance como metodología política para investigar críticamente el ejercicio de feminidades y masculinidades en Colombia. (PASARELA.) Tomado de: Dirigido por la PhD. Sonia Castillo Ballén, coinvestigadoras y coinvestigadores: Linna Carolina Rodríguez Ortiz Celia Gillette Medellín Tobón Llerly Darlyn Guerrero Gómez Sebastián Piedrahita Quiceno Elsy Karina Rodríguez Vergara Mary Andrade Yenifer Eliana Sepúlveda Galvis Angie Rodríguez Silva Sandra Liliana Jaimes Espinoza Cheryl Benítez Barajas Raimundo Villalba Labrador Erika Carolina Sáenz Burdón Bivian Angélica Monroy Natalia Isabel Amaya García Karen Nathalia Díaz Leidi Tatiana Ramos Aponte 34

41 sensible (las miradas, los llantos, los silencios), para ir descubriendo la manera de contar de forma tal, que permitiera acompañar e invitar a decir aquello que no se dice. Incluso su título fue modificado en medio de una clase, inició titulándose Diosa de la lluvia, pero uno de mis compañeros, Carlos Martín, compartió el relato producto de su momento de lluvia y escribió: Yo vi, cuando volví a ver, Cuando lloví. Imagen 7. Momentos de lluvia. Cuando lloví. Taller III. Metodologías y experiencias de investigación-creación. PhD. Luisa Piedrahita. (2018) (Fotografía Leidi Tatiana Ramos A.) Me he dado cuenta que encontrarme con la posibilidad de decir ha sido profundamente liberador. Es necesario decir que no hay una manera de ser, decir que es importante llorar, decir que no 35

42 somos, que vamos siendo, que podemos ser muchos o muchas a la vez. En nuestra sociedad hay un sin número de rótulos preestablecidos del deber ser, y en mi experiencia personal, me he encontrado con que ser mujer es casi un no lugar, nunca se cumple con el deber ser, por un lado, hay una exigencia de dedos apuntando de frente con la exigencia del ser cuidadora sacrificada, al escapar a esos señalamientos, no pasa mucho hasta tropezarse con un montón de ojos que buscan una figura irreal e imposible, un molde hecho a bisturí, e incluso, hay un montón de voces gruesas y fuertes que reclaman una manera de ser masculina, un ser macho, racional, fuerte e insensible, de no cumplir con esas características difícilmente se es tenida en cuenta o incluso respetada en campos donde la presencia masculina es sobresaliente. El deber ser entonces nos acompaña desde temprana edad, el deber ser de una niña, el deber ser de una mujer, el deber ser de una madre, el deber ser de una familia. Reconocer las mujeres que han sido posibles en mi familia me ha permitido develar que todos esos deber ser, no son, que no deberían ser, que nos han llenado la cabeza y el corazón de nudos, que nos han mentido y engañado, llenándonos de tristezas, dolores y frustraciones cuando nos encontramos que las realidades se escapan a dichas rotulaciones, que nuestras vidas se escapan a esos deber ser. 36

43 El libro-álbum me ha permitido hablar de lo no dicho e invitar a otras personas a hacerlo mientras se reivindica entre otras cosas el llanto. Es tan misterioso el país de las lágrimas...! (SAINT - EXUPÉRY, 2017, pág. 25). Imagen 8. Ilustración del libro-álbum Cuando lloví (2020) (Leidi Tatiana Ramos A.) Este es entonces un libro escrito e ilustrado por una no escritora y no ilustradora, por una lectora que, se ha valido de otros lenguajes artísticos para darle vida a los muchos relatos que se encuentran en los libros. Dichos momentos performáticos desarrollados con los niños, niñas y jóvenes se convirtieron en insumos para el proceso de creación. El hacer desde lo prosaico, permite que la vinculación estética se enmarque desde lo cotidiano, desde la experiencia misma, por ello no pretendo que responda al campo de lo bello sino al encuentro desde lo sensible, 37

44 en términos de Mandoki la estética no es el efecto de lo bello o lo sublime en la sensibilidad humana sino un conjunto de estrategias constitutivas de efectos en la realidad. (MANDOKI, 2006, pág. 117) El proceso creativo se da entonces desde la cotidianidad de mi práctica laboral encontrándome con la metodología que utilizo durante los talleres desarrollados con mis grupos. Lejos de escribir en mi profunda intimidad, fui compartiendo el proceso tal como les propongo a ellos y a ellas que lo hagan, buscando que aquel híbrido entre palabras e imágenes hicieran de la fantasía una posibilidad de generar experiencias y momentos para sentir y expresar Combustión del silencio. La esencia de la curiosidad. JUSTICIA POÉTICA Quiero conocer a todas mis madres, reconstruir mi linaje y mi conciencia a partir de los versos, las renuncias, las huellas de todas las mujeres que he sido al mismo tiempo. 38

45 Quiero una larga estirpe de mujeres valientes, que han escrito poemas después de hacer la cena y han vivido el exilio dentro del dormitorio. Reconocerlas libres, brillantes y caóticas retratando monarcas, sublevando las formas, componiendo sonetos [ ]. Quiero sobrellevar la carga de la historia, convertirme en relevo, nombrarlas sin esfuerzo. Pronunciar con propiedad el término familia. Rosa Berbel (BERBEL, 2017) Lo que motivó mi curiosidad fue el darme cuenta que mi historia familiar se asemejaba a un libro con hojas rasgadas, vacíos en lo vivido, huellas de mujer remendando aquel relato oficial. Junto a la maestra María Teresa, logramos atisbar una pregunta que permitió un punto de partida. 39

46 Cómo develar las mujeres posibles y probables en mi familia, sus contextos y situaciones, desde lo que se dice (las narrativas de la abuelita) y lo que no se dice (el vacío de mi madre, mis relatos y juegos secretos)? Y esta pregunta fue combustión del interés investigativo al menos por dos años, sin embargo, en el recorrido me di cuenta que no se trataba solo de develar esas mujeres, sino de encontrarme con formas de indagar la experiencia del ser mujer en mi familia, encontrándome desde luego con mi propia experiencia de ser mujer. Cómo indagar la experiencia del ser mujer en mi familia, desde lo que se dice (las narrativas de la abuelita) y lo que no se dice el vacío de mi madre, mis relatos y juegos secretos)? Intención de la curiosidad. Encontrar rutas para la indagación de la experiencia de ser mujer en mi familia, desde lo que se dice en mi contexto familiar (las narraciones de la abuelita) y lo que no se dice (el vacío de mi madre, mis relatos y juegos secretos), desarrollando maneras de decir lo no dicho que puedan ser utilizadas en mi ámbito laboral. 40

47 Eslabones y eras de la curiosidad. Reconstruir desde el relato de la abuelita, los vacíos de mi madre y mis recuerdos, certezas y fantasías de la infancia, mi genealogía. Diseñar una genealogía relacional, a partir de la lectura crítica de la genealogía de consanguineidad. Recoger las narrativas de la abuelita en términos visuales y escriturales. Reconocer mi autoetnografía, a través de la corpografía y la genealogía. Materializar lo inefable, aquello que atrapaban los juegos de mi infancia, lo no dicho en las narrativas familiares Extravío entre las ramas. Una de las sensaciones que más me agrada, es esa de tenderse sobre el césped y repasar con los ojos los caminos que muestran las ramas de los árboles, los momentos de cruces, de contacto, la dificultad de seguir las rutas mientras las hojas se posan tranquilas, los arrullos que interpretan mientras se mecen y también la furia de los vientos que las obligan a desprenderse de sus hojas, mientras danzan con fuerza. 41

48 Imagen 9. Ilustración del libro-álbum Cuando lloví (2020) (Leidi Tatiana Ramos A.) Las ramas crecen indistintamente, avanzan buscando la luz del sol, algunas se preceden, otras se rinden en el camino, otras se acompañan, cada rama es un mini tronco a la vez, y da lugar a otras ramificaciones, a otras hojas. Me gusta tenderme junto a esos árboles imponentes, esos que crecen en buen terreno, cuyas ramas avanzan mientras el tronco se hace fuerte, mientras las raíces bajo la espalda se agarran con fuerza a la tierra y parecieran ser infinitos e indestructibles, esos árboles que parecen eternos. 42

49 Caminos de madera. Mi abuelo era ebanista y hablaba con mucho amor de los árboles y de la madera, de la buena madera y su olor característico, muy diferente al aglomerado que se hace con los sobrantes y que intentan fortalecer con materiales otros que le quitan la calidez a aquello que ha estado tan lleno de vida. Él decía que cada árbol contaba una historia diferente y que esa historia se alojaba en cada una de las líneas que se pintan en su interior, yo le explicaba que esas líneas representaban los años y él con seriedad decía, los años no son solo años, son millones de historias, por qué crees que las cortezas son talladas con tanto esmero? Para cortar la madera se debía ser muy sabio, por eso él siempre fue tan lento para hacer sus trabajos, se detenía a leer la historia de cada trozo, para que más que armarios, cajitas o cajones, hubiese relatos, fragmentos o poemas llenando de vida las casas frías de cemento, ladrillo y arena. 43

50 Imagen 10. Historias de madera. (2019) (Fotografía Leidi Tatiana Ramos A.) Será que me gusta irme entre las ramas porque heredé de mi abuelo su amor por las historias de madera?, o, será el olor a aserrín alojado en mi cabellera después de jugar a la nieve en su taller lleno de rizos y polvo de gigantes?, o, quizá, por las caminatas en Tibaná cogiendo frutas de los árboles junto a mi 44

51 abuelita, o tal vez, por mi arbolito de cerezas que plantamos con mi mami frente a la casa PRIMERA RAMA. Caminos de instantes. Línea de tiempo Autoetnográfica. Elaboración de la línea de tiempo de mi experiencia de ser mujer en mi familia partiendo de lo que no se dice (los vacíos de mi madre, mis relatos y juegos secretos) y lo que se dice (el relato de la abuela). Genealogía familiar. A partir de la construcción tanto de la genealogía genética o de consanguineidad, como de la genealogía de relaciones que fueron posibles desde las vidas de las mujeres de mi familia, fue viable reconocer cómo se ha elaborado la narrativa familiar con la que mi abuelita ha acompañado, acunado y consolado mi infancia y dado sentido al vacío de la ausencia de mi madre, develando las relaciones y roles reales alrededor de la construcción familiar en términos de ser mujer. 45

52 SEGUNDA RAMA. Caminos de la profundidad de los ayeres. Relatos de la abuelita. Conversar y recoger las narrativas de mi abuelita en términos visuales y escriturales en relación a la experiencia de ser mujer en mi familia, en los contextos que se producen en la cotidianidad; durante las comidas, tanto en el proceso de elaboración como al momento de comer; mientras se mira televisión; al observar álbumes familiares; al hacer los oficios diarios, dándole razón al sentido de su práctica y a la importancia de la transmisión de saberes e historias. Mis relatos y juegos secretos. Reconocer mis relatos y juegos secretos por medio de narrativas escriturales y la corpografía en relación a la experiencia de ser mujer en mi familia, me permitió encontrar los relatos e indagar los juegos secretos que cuentan mi propia historia, entre la fantasía y la realidad. 46

53 TERCERA RAMA. Caminos del presagio y de la duda. Momentos de diálogo. Diálogos con mi mami, con los vacíos, con la casa; diálogos con mis compañeras y compañeros, con mis familias, con mi amado; diálogos en medio de las tutorías, con las autoras y autores, con las teorías; diálogos con lo dicho, con lo no dicho, con las sensaciones y emociones, con las marcas en el cuerpo, con lo que parecían olvidos; diálogos con los recuerdos, con lo inefable, con todo aquello que se escapa de ser nombrado CUARTA RAMA. Caminos pendiendo de la multitud del verbo. Materialización de algunos no dicho Elaborar un libro-álbum me permitió decir lo no dicho a partir del reconocimiento de silenciamientos, de las múltiples maneras de ser mujer en mi familia y las múltiples mujeres que a su vez nos habitan. Para ello fue necesario reconocer y valorar mis saberes propios como lectora y animadora de libros en las experiencias desarrolladas junto a los niños, niñas, jóvenes y adultos durante mi práctica laboral. Fue muy relevante ir generando espacios para 47

54 la creación escritural e ilustración, para encontrar la voz y la manera particular de contar, dicha voz acompaña la escritura de este documento y desde luego, la creación del libro-álbum que además de aportar en el proceso investigativo, será material de trabajo con la comunidad. Por otro lado, la creación del performance se convirtió en otra manera de decir lo no dicho y me aportó en una búsqueda personal del poder trascender las fronteras disciplinares y encontrar la posibilidad de diálogo entre ellas, así pues, descubrí modos otros de reinvención a partir del arte, haciendo del performance metodología para sanar y generar autopoiesis. Durante la materialización de lo no dicho y el proceso personal de autopoiesis, del hacerme cargo de mi existencia y, de tal manera darme cuenta de la posibilidad de re-crearme y re-inventarme, soy capaz de asumir el ser performer e incluso, el ser escritora e ilustradora de libros-álbum, dándome la capacidad de nombrarme y hacerme a otros cuerpos. 48

55 1.3. Lugares de partida, hilos que germinan Línea de investigación en estudios críticos de las corporeidades, las sensibilidades y las performatividades. El proyecto hace parte de la línea de investigación Estudios críticos de las corporeidades, las sensibilidades y las performatividades, dirigida por la PhD. Sonia Castillo Ballén. Para evidenciar la pertinencia del proyecto en la línea, tomé como referente el Documento de la línea de investigación doctoral: Estudios Críticos de las Corporeidades, las Sensibilidades y las Performatividades (CASTILLO, 2016). Mi interés investigativo se fundó en gran medida en la propuesta de la línea, en tanto, en palabras de Castillo (2016). La línea está concebida como un laboratorio de investigación-creación de perspectiva crítica, cuyo interés principal de indagación lo constituye el tejido social y político de las sensibilidades o inter sensibilidades y de las estesis o modos del sentir, que se ponen en marcha tanto en prácticas artísticas como en prácticas creativas y estéticas de la vida diaria y de las culturas, en Colombia. (pág. 7) 49

56 Invitándome a reconocer los modos de vivir que se han presentado en mi familia, nuestras existencias personales y colectivas, por medio de las historias de las mujeres de mi familia en la voz de mi abuelita, las cuales voy recogiendo en medio de las prácticas estéticas de la vida cotidiana, esas mismas que en mi historia familiar nos han conformado como mujeres, siendo legado y resaltando su práctica en el proceso de construir familia. Por otro lado, es importante resaltar el desarrollo de las metodologías utilizadas en el proyecto, dado que se fundan como rutas creativas para indagar la existencia, aportando en el ejercicio de las prácticas del buen vivir. El proyecto, además, se adscribe al núcleo de Estudios críticos de las intersensibilidades artísticas y prosaicas, particularmente en las prácticas somato-políticas y arte terapia para el buen vivir (CASTILLO, 2016, págs ), para ser más precisa, arte para el buen vivir; siguiendo con Castillo (2016), parte de la indagación de la experiencia personal y colectiva del sí mismo o sí misma, generando conocimiento desde las historias de vida, con impacto en la misma existencia, tanto a nivel personal como colectivo. Vale la pena nombrar la práctica de la lectora y animadora de libros, dado que esos procesos de performance que se realizan junto a los niños, niñas y jóvenes, podrían ser fácilmente reconocidos como momentos que permiten ficcionar la realidad y 50

57 encontrar en el terreno de la fantasía prácticas colaborativas del buen vivir Los Estudios Artísticos. Los estudios artísticos han sido para mí, una posibilidad real de ampliar los límites hegemónicos del entendimiento basado en el conocer desde el ejercicio racionalista del pensamiento hacia perspectivas más situadas y contextuadas, encaminadas a procurar relaciones solidarias, colaborativas, inter y transdisciplinares para la comprensión desde una lógica sensible del mundo vivo y sus problemas con miras a mejorar la experiencia presente y futura del existir y co-existir (GOMEZ, 2016, pág. 3), aportando en el proceso de reconocimiento de las realidades de las mujeres de mi familia a partir de lógicas intersensibles, invitando así, a establecer diálogos de saberes y prácticas artísticas que contribuyan en el proceso de reconocimiento de lo que somos, aportando en la mejora de la experiencia presente y futura de la existencia y por ende la coexistencia. En esta medida, reafirmarme desde los Estudios Artísticos, me ha permitido derivar la experiencia vivida en creación, especialmente aquello inefable o no dicho; me ha impulsado a 51

58 movilizar los recuerdos y adentrarme en los vacíos que enrarecían mi existir; me ha invitado a valorizar mi práctica profesional, en la medida que, además de ser un proceso de enseñanza y fomento de la lectura y la escritura, también, es toda una experiencia creativa que además coloca en otro lugar a los y las participantes, haciéndoles creadores desde el momento mismo en el que se presentan los libros como detonadores de otros mundos posibles. Me ha permitido asumir la transdisciplinariedad como posibilidad de diálogo de saberes desde una perspectiva nojerárquica tanto, entre las disciplinas académicas y artísticas, como con los conocimientos que se producen desde las prácticas culturales y la experiencia; me ha hecho consciente, de las performatividades o actos discursivos y disciplinarios impuestos por la sociedad patriarcal y que habían establecido y condicionado mi ser mujer, partiendo desde el argumento de lo natural con normas preestablecidas e inalterables, condiciones que además, reproducía y exigía sin cuestionamiento alguno. Por otro lado, también me ha permitido reorientar el encuentro con mi madre y reconocer otra mujer posible en ella, una mujer con posibilidad de decisión y no solamente una mujer-madre vista exclusivamente desde el lugar del sacrificio, un encuentro desde otros lugares, no solamente desde el reclamo y la culpa. La ternura es entonces, otro lugar posible, donde el amor, el respeto 52

59 y la comprensión impulsan formas de relación más amables con la vida. Al lograr encontrar esa otra mujer posible en mi madre, también pudimos reconocer junto a la maestra María Teresa a otra mujer posible en mi mami, además de ser una abuelita que ha sostenido a la familia gracias a su trabajo, su narrativa familiar y a un sacrificio eterno siendo madre, abuela e incluso madre-abuela de sus nietos, es muchas mujeres increíbles y fuertes a la vez, mujeres que estaban en lo que no se dice, la ingeniera, la arquitecta, la diseñadora, la constructora de su propia casa, la que nunca le sirvió a nadie en términos domésticos, resaltando la transición otra del campo a la ciudad, sin demeritar el trabajo que han hecho las mujeres de mi familia en términos domésticos, la creadora de su propio futuro al trabajar hasta lograr una pensión, la forjadora de su autonomía al no depender del lugar del hombre, entre otras. De la misma manera, ha sido posible otro encuentro con las mujeres de mi familia, con las mujeres en general 5 y conmigo misma. Por demás, el encuentro con los relatos fragmentados de nuestras vidas a partir de la voz de mi mami, me ha permitido reconocer y 5 Valga anotar, que al referirme a mujeres en general tengo en cuenta, tanto a las mujeres cisgénero como a las mujeres trans. 53

60 co-construir partes vacías de mi historia y la historia de mis mujeres, partiendo desde el amor, en tanto como lo refiere Gomez (2016): para los Estudios Artísticos, conocer no es interrogar, violentar, constreñir o disponer de un objeto como correlato de un sujeto que conoce; conocer son modos no violentos de relación, de creación, de conversación, de escucha, de sanación, de hacer, de estar, de ser, de sentir y de pensar-con, capaces de iluminar la con-vivencialidad social y cultural fundada en la inter-dependencia integrada de los seres humanos con y en la naturaleza (pág. 13) para además de entender someramente situaciones particulares, encontrarme con rutas para sanar, reinventarme y reinventarnos cuantas veces sea necesario La investigación-creación. El proyecto además se enmarca en la investigación-creación, explorando la creación como apuesta fundamental del proceso investigativo y, además, como posibilidad metodológica. 54

61 Tal como se irá presentando en el cuerpo del presente documento, la ruta metodológica se encuentra cimentada en la práctica de la genealogía crítica, la etnografía, la corpografía, el performance y las metodologías de la primera persona. Por un lado, intento comprender los orígenes de los modos de concepción, valoración, representación y de praxis que se asumen como ciertos, en el caso particular las narraciones de la abuela, y para mí, mis propios relatos, los cuales cimentan nuestra historia personal y familiar, y por otro lado, busco acercarme al ser mujer, partiendo de las experiencias de las mujeres en mi familia y la propia, a partir de las narrativas de la abuela, los silencios de mi madre y mis relatos y juegos secretos, buscando generar formas narrativas que puedan estar enmarcadas en lo literario. Vale la pena anotar, que fue precisamente un ejercicio performático propuesto por Sonia Castillo en Taller I y su interpelación constante, lo que me llevó a repensar mi pregunta investigativa, dicho momento fue caótico pero fundamental, en tanto, la sensación de ser lanzada al vacío, de no tener tema de investigación y de haber trabajado sobre la nada me llevó a redescubrir los intereses reales y profundos que guiaban mi interés por trabajar en temas relacionados con la infancia y la niñez. 55

62 Imagen 11. Bolitas de papel. Performance realizado en Taller I. Prácticas inter y transdisciplinares de investigación-creación. PhD. Sonia Castillo. (2017) (Fotografía Darlyn Guerrero.) Dichos asuntos están encarnados, pero se mantenían ocultos, quizá desde el ego y la dificultad de reconocerme como un ser lleno de vacíos e interrogantes, o por el entender como importante lo que se puede hacer en función de otras personas, ese asunto para el cual me había formado como profesional psicosocial que invita a ubicarse desde la margen y con la distancia necesaria identificar dificultades y conflictos para junto 56

63 a las personas observadas buscar solucionarlos, o incluso esta imagen tan odiosa de dar la voz, participando sin una interpelación real. Fue así como en un momento de descolocación total, el performance se me presentó como un debelador de otras posibilidades, como una forma de darle cuerpo a lo inefable. 57

64 1.4. Hablando hasta por las orejas. Somos hijos de los días, hijos del tiempo, y cada día tiene una historia que contar. Porque estamos hechos de átomos, según los científicos, pero un pajarito me contó que también estamos hechos de historias. Eduardo Galeano (GALEANO, 2012) Desde que estaba en el colegio tuve problemas por hablar mucho, soy dispersa, entonces me cuesta quedarme con un solo tema y empiezo a irme por las ramas. Mi abuelita dice que hablo hasta por las orejas y que además grito, debo aceptar que mi tono de voz no es el más discreto del mundo y antes tenía menos consciencia de ello y ni para qué hablar del volumen de mi risa. Las historias me gustan mucho, tal como Galeano, le creo totalmente a aquel pajarito que dijo que estamos hechos de historias. Vale la pena anotar, que inicialmente me encontraba con la mirada puesta hacia las otras personas, mi formación y mis intereses se relacionaban con situaciones que muy rara vez me ubicaban como centro de la discusión. Es increíble que hasta ahora reconozca de manera reflexiva que desde siempre me ha 58

65 movilizado una pregunta por la niñez, incluso desde antes de iniciar con el pregrado. El servicio social lo realicé entre mis 14 y 15 años, fui alfabetizadora del grado transición, en una sede del colegio del cual me gradué, el I.E.D. Integrado de Fontibón I.B.E.P., aún preservo las cartas que me dieron mis primeros estudiantes, creo que esas hojitas realizadas con tanto cariño me dieron una nueva piel, una piel llena de amor y de abrazos, una piel hecha a garabato, esas cartas están llenas de las mejores versiones de mí rodeada de su cariño, envuelta en corazones. Imagen 12. Cartas de niños y niñas, grado transición. (2006) (Fotografía Leidi Tatiana Ramos A.) 59

66 Posterior a ello, decidimos con mi mejor amiga Alexandra Ramírez seguir estudiando juntas, para continuar siendo tan inseparables como lo habíamos sido en los últimos dos años de colegio, fue así como nos presentamos a la Universidad Pedagógica Nacional en la Licenciatura en Psicología y Pedagogía. En medio de la carrera, la fascinación por las historias y el interés por la niñez me llevaron a la línea de profundización en Lenguaje, lectura y escritura y junto a mi compañero de proyecto de pregrado, Walter Iván García, nos preguntamos por el aprendizaje del lenguaje escrito en las niñas y niños, reconociendo los procesos de construcción escrita y transformación del conocimiento, e incluso, realizamos las prácticas pedagógicas en convenio con la Secretaría de Integración Social, en el mismo colegio en el cual hice el servicio social. Las prácticas se relacionaban con la promoción de la lectura y la escritura para la construcción de otros mundos posibles en niños y niñas, el colegio decidió permitirnos trabajar con los niños y niñas que presentaban mayores dificultades académicas, principalmente en las áreas de humanidades. Luego, trabajé como profesora de preescolar, como tallerista en lecto-escritura y en comunicaciones en un proyecto para erradicar el trabajo infantil, como tallerista en teatro y danza con niños y niñas en un proyecto de inclusión, como tallerista en atención integral a la primera infancia, como psicosocial de 60

67 ámbito familiar, un programa para la atención integral de niños y niñas de 0 a 5 años y mamás gestantes, como artista comunitaria del programa Nidos, desarrollando experiencias artísticas para niños y niñas de 0 a 5 años y madres gestantes, y como artista formadora en creación literaria, principalmente con población escolar. Ya para ingresar a la maestría, la inquietud que me movilizaba se relacionaba con las infancias en el plano del conflicto armado, sus historias, sus memorias, las maneras en las que vivían la guerra, el cómo se daba el tránsito a la ciudad. El estar en el entorno escolar me hacía evidenciar la importancia de hablar de dicha situación en un espacio que parecía no permearse de las historias de sus estudiantes, por el afán de responder a currículos estandarizados que excluyen a un montón de niños y niñas que requieren otras cosas. Así surgió el proyecto que me acompañó durante un poco menos del primer año de la maestría Tejiendo memorias para la historia. El conflicto armado colombiano contado por los niños y las niñas. (Ver Anexo A). 61

68 1.5. Viajar por dentro. Mapa al precipicio. Cuando se tiene un tema de investigación, se busca defenderlo como dé lugar, pese a todos los evidentes vacíos y dificultades. Varios maestros y maestras me interrogaban de manera tajante con relación a mi interés investigativo, pero fue Sonia Castillo principalmente, quién reconociendo dichas dificultades fue certera en su intervención y me permitió darme cuenta que ese interés por la niñez no partía solamente desde las otras personas, me invitó a movilizar la mirada y regresarla a su punto de partida. Mientras volcaba la atención en mí, me encontraba con la PhD. María Teresa García quién sería mi tutora y junto a ella empezamos a adentrarnos y develar situaciones particulares de mi existencia, así fue como llegamos a una genealogía familiar enrevesada, una que valía la pena ser revelada, reconstruida y reinventada, en la cual los roles de madres, hijas, hermanas, se trastocan para resolver el ser familia, en mujeres que fluctuaban entre la autonomía y el deber ser, mientras estaban expuestas e incluso reproducían diversas situaciones de frustración y violencia. 62

69 Así nace la pregunta por la experiencia de ser mujer en mi familia 6, reconociendo que hay una intención por contar lo que no se cuenta, decir lo que no se dice y desde allí crear historias y reconstruirse, porque somos fragmentos de historias, trozos de vidas que, aunque siempre tendrán vacíos, tenemos la posibilidad de rehacerlos o rellenarlos como más nos convenga. Este es un recuento escueto del camino andado hasta llegar a la pregunta que me ha acompañado hasta ahora, éste ahora es efímero y día a día transmuta y seguramente el ahora del que hablo aquí, sea muy diferente al ahora de la persona que lea este documento y desde luego, de mi ahora para ese momento. 6 Valga anotar que desde la primera clase de la maestría me conmovió hasta los huesos la indagación de mi compañera y amiga Darlyn Guerrero, la pregunta por su abuela, el documental en torno a ella, en definitiva, ese amor me invitó a preguntarme por mi mami a agarrarla fuerte de la mano y emprender el camino de la investigación a su lado, tal como lo hemos hecho hasta ahora, con el camino de la vida. 63

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71 NO SOY JOVEN, Y NUNCA SERÉ VIEJA Soy de una Tribu de Mujeres con risa de niñas y carcajada de ancestras, de cabello largo y libre, y ojos antiguos como la Tierra, donde la belleza interna no se extingue. Hermanas de Hombres con el espíritu del lobo y del águila, con sonrisa de duendes y corazones arcanos que no dejan de jugar. Seres que atraviesan el tiempo, en constante movimiento, encendidos de curiosidad. No tengo y nunca tendré la edad que señalan los documentos. PORQUE NO SOY JOVEN, NO SOY VIEJA. SOY ETERNA. Myriam Aram 65

72 2. PARTE 2. POSIBLES Y PROBABLES Lazos de sangre Lazos de Sangre Atrévete salta al vacío mírale los ojos al hermano a la hermana su hiel mansa oye al hijo entre su nube de rencores al padre y su silencio como piedra ardiente y el reproche del marido a la esposa refinada mordedura del tedio y el eterno balanceo del odio ah la familia siente cómo su amor comete sus destrozos cómo mastica a secas tus tripas se envenena con la sangre que dentro de ti silba como un río que baja con su carga de piedras. Piedad Bonnett. (BONNETT, 2013) 66

73 El genograma fue una herramienta muy utilizada para la atención de niñas y niños durante mis prácticas pedagógicas en orientación individual, mientras cursaba el pregrado. Escuchar a las niñas y niños, a sus profes, incluso a algún familiar y convertir sus relatos familiares en un conjunto de líneas y formas, casi como un laberinto, era una de las estrategias más utilizadas. A partir de allí se leía a grandes rasgos la conformación familiar, tratando de seguir los lazos de sangre dibujados con torpeza para desentrañar las relaciones al interior de las familias. Imagen 13. Árbol genealógico. Tutoría I. Maritza Pinzón. (2017). (Leidi Tatiana Ramos A.) 67

74 Fue hasta llegar a la maestría que tuve que disponerme a realizar mi propio mapa familiar, borrar rostros y apariencias y encontrarme con ese conjunto de formas y líneas que ahora entiendo, parten desde un ideal de familia. Para ese entonces fuimos guiadas y guiados por la maestra Maritza Pinzón, decidí dibujar un gran árbol, no quería seguir las convenciones establecidas, sus raíces eran mis ancestras y ancestros, hasta llegar al tronco, quién era yo. Sin embargo, para poder develar esa gran ficción que monta el genograma familiar, debía tratar de seguir esos lazos que buscan mostrar una organización familiar en términos cercanos al deber ser de la familia. Es importante anotar que, realizar el genograma familiar en términos tradicionales, me ha brindado información interesante, por ejemplo, en una conversación con mi tutora, nos dábamos cuenta de cómo el genograma puede evidenciar también, la toma de partido en la historia familiar, en tanto mis primeras construcciones del mapa genealógico no tenían en cuenta una parte de mi familia; la mujer con la que mi abuelo formó hogar después de estar con mi abuelita y su descendencia no se nombraban, era como si una pulsión de lealtad con mi mami me hiciera no hacerles mi familia, eliminarlos y de tal manera estar de su lado en términos simbólicos. También, ratificó la sensación de incomodidad ante ese orden estático que no representa las vivencias reales y formas de 68

75 constitución familiar, dicho mapa obedece a lo que se dice, sin embargo, la realidad relacional al interior de la familia puede distar de manera importante y mantenerse en movimiento a través del tiempo. En definitiva, este mapa merece ser replanteado, para tratar de evidenciar otras maneras de relaciones familiares que van más allá del parentesco, dando cuenta, al menos desde una visión particular, de los múltiples tránsitos que se van generando durante el proceso de hacer familia. Tim Ingold (2007) evidencia como la línea genealógica puede tomar el camino de la experiencia y situarlo en la relación de las líneas y el devenir del tiempo, de tal manera, permite jugar con lo estático del genograma y proyectarlo desde la idea de crecimiento, sin obviar la vinculación de lo pasado con la construcción de lo futuro. Así pues, apunta a pensar la historia de vida con un final abierto, interrelacionando narrativas de vidas presentes y pasadas, y no, en términos de una trama de conexiones entre individuos únicos y encerrados en sí mismos, la línea no es lo más importante, lo es el entramado, lo que ha sucedido a lo largo del camino. W.H. Rivers (1910) en su texto La elaboración y utilización de genealogías en las investigaciones antropológicas, aborda el tema de las genealogías de una manera un tanto incómoda y poco grata, esto desde las sensaciones que me generó el acercamiento al 69

76 texto, debido a su forma de referirse a la comunidad que utiliza como referente, valga anotar que es un texto escrito en 1910 y pese a ello, realiza precisiones puntuales y necesarias en relación a la genealogía. Evidencia su valía al momento de trabajar los sistemas de relaciones, tanto esas que son fácilmente trazadas, como aquellas que no son fácilmente representables como las de la familia no biológica; las relaciones que dependen de una categoría social, como por ejemplo las tías abuelas que se denominan como abuelas por la cercanía generacional con la abuela; o incluso las relaciones que se dan a partir de un vínculo artificial, bien sea por quién lo usa o por relaciones artificiales transmitidas por familiares cercanos (RIVERS, 1910). Valga anotar, que además Rivers (1910) añade cómo a partir de la genealogía es posible investigar las leyes de descendencia y herencia de la propiedad, el estudio de las migraciones y la transmisión de nombres, resaltando su carácter concreto, señalando como algunos nombres como por ejemplo los de los niños y niñas que murieron jóvenes en generaciones pasadas o que no se casaron y no tuvieron hijos tienen mayores posibilidades de ser olvidados. 70

77 Imagen 14. Genograma. (2020) (Leidi Tatiana Ramos A.) 71

78 Este es mi genograma familiar tradicional, su lectura se realiza de izquierda a derecha en orden cronológico, los cuadrados simbolizan a los hombres, los círculos a las mujeres, el círculo con un círculo en el centro da cuenta de la persona de referencia para realizar el mapa, en este caso, yo. Las X se utilizan cuando la persona ya falleció, las líneas seguidas uniendo a dos figuras apuntando hacia arriba evidencian matrimonio, las líneas intermitentes son uniones no matrimoniales; las barras inclinadas / son indicadoras de separación, las líneas que conectan las hijas/os o hermanas/os, son seguidas y apuntan hacia abajo, a menos que hayan hijas/os que biológicamente no hacen parte del núcleo, pero son acogidas/os como tal, siendo representado por una línea intermitente. Siguiendo a Ingold (2007), este mapa rígido y finito me permite rastrear una línea de parentesco consanguíneo, que más bien, refuerza la idea de fantasma del lazo de sangre presuntamente real. Fantasma que advierte la presencia de otros fantasmas como el de mi madre que, a simple vista está condensada en un círculo, fijando ese vacío infinitamente, mientras le dota de una existencia perpetua. Sin embargo, vale la pena tratar de encontrar otras maneras de leer el entramado familiar, otras que, aunque contengan fantasmas, no sean un fantasma inamovible. Pienso en el movimiento de las vidas y por ende en el movimiento de las relaciones, entonces, me acerco a la imagen de la 72

79 propagación de las ondas en el agua 7 y como va atenuándose con la distancia, aquella me parecía una analogía de las relaciones familiares y el impacto que tenemos en la medida que generamos vibraciones que afectan en mayor medida a quienes están más cerca de nuestro corazón. Los movimientos continuos de nuestras vidas no son posibles representarlos en un solo esquema, entonces, aludo a la cabrilla, este juego de arrojar una piedra al agua para que rebote sobre la superficie una o varias veces, generando con cada impacto la formación de ondas expansivas y reconozco como nuestras relaciones familiares se van formando a partir de los revotes que toma nuestra existencia. Mapas ondulatorios de las relaciones familiares en relación a mi existencia, años 2020, 2002, 1996 y Referenciada por Bibiana Hernández en taller III (2018). con Luisa Piedrahita, utilizándola como metáfora de la acción de la payasa en el trabajo con comunidades. 73

80 Imagen 15. Mapa ondulatorio de las relaciones familiares. (2020) (Leidi Tatiana Ramos A.) 74

81 Imagen 16. Mapa ondulatorio de las relaciones familiares. (2002) (Leidi Tatiana Ramos A.) 75

82 Imagen 17. Mapa ondulatorio de las relaciones familiares. (1996) (Leidi Tatiana Ramos A.) 76

83 Imagen 18. Mapa ondulatorio de las relaciones familiares. (1992) (Leidi Tatiana Ramos A.) 77

84 2.2. Ayeres clausurados. Para encontrarme con el ser mujer en mi familia, ha sido muy importante el diálogo con algunos procesos investigativos propuestos desde el feminismo, Alejandra Restrepo, en La genealogía como método de investigación feminista, evidencia cómo desde un análisis contextual el pensamiento feminista ha resignificado las genealogías en un proceso de rescate del legado de las mujeres. De tal manera, Restrepo (2016) evidencia como: [ ]el restablecimiento de los vínculos genealógicos es una estrategia política que ha permitido recuperar los legados de las mujeres, visibilizar sus aportes en todos los ámbitos, identificar la opresión femenina en perspectiva histórica, poner los acentos en el significado que ha tenido lo ocurrido en cada momento histórico, desde la mirada de las mujeres, y revisitar el pensamiento y la acción política feminista desde su aparición. (pág. 2). La autora hace un recuento breve y preciso de la historia de la genealogía, inicia mencionando a su pionero, el antropólogo y psicólogo William Halse Rivers, quién propone el método hacia Su uso socioantropológico tomó un nuevo rumbo con Michel Foucault quien, tras interpretar la obra de Nietzsche y su crítica al historicismo, propuso la genealogía deconstructiva del 78

85 saber/poder como historización de las prácticas discursivas y sus condiciones de emergencia deshaciendo la asociación directa a la genealogía como representación de sistemas de relación parental. Así, la genealogía se convierte en un método de desmitificación de la historia (RESTREPO, 2016). En este sentido, la propuesta genealógica foucaultiana, se opone a la concepción de historias lineales, dado que parte de la certeza que la historia se desarrolla con saltos en el tiempo y de manera discontinua, reconociendo el pasado plural e incluso contradictorio que revela algunas de las huellas que han tenido poder sobre la verdad, también escapa a la idea de encontrar un origen, más bien, busca desenmascarar, encontrar eso que está oculto. Vale la pena anotar, el análisis de la línea genealógica propuesta por Ingold, quién tampoco concibe la historia como una secuencia de eventos únicos, apunta a que el pasado está con nosotros en la medida que forzamos el futuro (INGOLD, 2007, pág. 168), en la medida que avanzamos, vamos recordando el camino. De tal manera el pasado se vincula con el devenir futuro. En esta medida, la genealogía feminista, también supera la obsesión por reconocer las líneas de parentesco y es utilizada para realizar análisis de las condiciones de producción de discursos y las prácticas de la vida social. Buscando reconocer la 79

86 manera en la que los sujetos se van desarrollando, inmersos en relaciones de poder, no como un asunto lineal o secuencial de hechos, sino, tratando de situar las concepciones e ideas en disputa, en contexto, de manera situada (RESTREPO, 2016). En palabras de Restrepo (2016): La genealogía feminista no es un recuento de hechos del pasado. Es una revisión crítica del presente mediante la lectura contextual de las condiciones de emergencia y devenir de ideas, concepciones, prácticas y experiencias del sujeto mujeres y la praxis feminista. (pág. 14). La genealogía entonces, se presenta como una posibilidad de reconocimiento del cómo ha sido mi proceso de hacerme mujer a partir de las condiciones de emergencia y devenir de las experiencias de las mujeres posibles y probables que han podido existir en ese proceso de hacer familia. Teniendo en cuenta la experiencia situada y partiendo del reconocer que la construcción de género obedece a un entramado biosociocultural patriarcal, asunto que se resalta en el texto de Restrepo, sin embargo, el hablar desde lo que, vividos como mujeres, nos ha permitido asumirnos como sujetos políticos enfrentando al patriarcado. Las mujeres hemos podido tener una representación distinta a la heterodesignación que se instaló 80

87 como norma, rescatando entre otros, los saberes tradicionalmente marginados por la ciencia y la academia (RESTREPO, 2016). Las narraciones de mi abuelita que en algún momento percibí como lastres del pasado, se me presentan ahora como prácticas de resistencia, desde luego, buscando entre líneas los olvidos, las ausencias, las negaciones, las discontinuidades y los silencios. Durante el proceso, ha sido inevitable imprimir mi propia visión de mundo y las versiones que he asumido como ciertas, pero precisamente aquí reside la importancia de tomar las riendas de la propia historia, con la finalidad de tener el derecho a no repetirla pese a que continuamente estemos relacionadas con el pasado. 81

88 2.3. Sabor a pasado. La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla. Gabriel García Márquez (GARCÍA G., 2002) Mi abuelita Ana, mi mami, es una mujer conversadora, de pocas amigas y mucha familia. Bella, fuerte y llena de amor. Imagen 19. Ana Aponte. (2019) (Fotografía Leidi Tatiana Ramos A.) 82

89 Mi heroína, la matrona, la guía, el recuerdo vivo, la historia familiar contenido en un cuerpo pequeño de no más de 1.50 cm, un cuerpo vital pese a los años, las enfermedades y las experiencias que se lleva a cuesta por más de 86 años. Ahora es como una hija, cada vez se van cambiando de una manera más evidente los roles frente al cuidado, pero sigue existiendo el mismo amor, el mismo estar agarradas de la mano. Yo me siento madre de una adolescente caprichosa y obstinada, un ser rebelde cuya piel está hecha de décadas, pero ella nunca dejará su lugar de mando y de repente me recuerda que soy su nieta; pareciera un campo de batalla y de pronto me reconozco en ella, pareciera reflejarme, de tal palo, tal astilla tan terca, tan mandona, tan todo poderosa. Esa voz aguda, tan de ella, desde siempre nos ha llevado a tiempos lejanos; disfrutábamos especialmente esas historias de miedo así estuviesen cargadas de moralismo, de la importancia de hacer caso y obedecer, porque de lo contrario nos podía llevar el Sombrerón o el bebé abandonado en el camino, que lloraba hasta el punto de obligar a quién pasaba cerca de él a acercarse, pero que al mirarlo decía con voz de ultratumba mamá ya tengo yentes y tras ver sus horribles dientes, las personas perdían el conocimiento y aparecían luego con el cuerpo rasguñado arrojadas a la orilla del camino. 83

90 Mi interés ya no es el de asustarme con las historias sobrenaturales que vivieron, según mi mami, muchos de mis familiares e incluso amigos cercanos a la familia en Boyacá, ahora he decidido aventurarme a reconocer los ayeres de nuestras mujeres, esos que ella recuerda para contarnos. Hasta hace poco reconocimos junto a mi tutora que soy nieta de contadores de historias, gracias a mis abuelos crecí entre historias así no hubiese muchos libros, las historias lo envolvían todo, aparecían en cualquier parte. Seguramente de ellos heredé ese gusto por contar, por envolver, por embelesar, por guiar por infinitos lugares sin siquiera dar un pequeño paso. "Las historias son importantes. Nos mantienen con vida. En los barcos, en los campamentos de refugiados, en los cuarteles, en el campo, en las prisiones, en el camino, en la huida, bajo tierra, bajo vigilancia, en la agonía, en el borde. El narrador de historias nos quita de la orilla para que escuchemos el próximo capítulo. En el cual somos los sujetos. Nosotras, las heroínas de los cuentos. Nuestras vidas preservadas. Cómo fueron, cómo serán. Pasando la historia en cada relevo. Este es el trabajo que hago: producir historias que salven nuestras vidas." (Toni Cade Bambara. "Salvation is the Issue". 1984)8 8 Tomado de la actualización de estado en Facebook de Alanis Bello Ramírez. (2020) 84

91 Mi mami pareciera un infinito de historias, y ahora no se trata solo de palabras, todo cuenta algo, cada gesto, cada intención, el lugar dónde emergen los recuerdos. El día que iniciamos con la ardua labor de recoger y buscar entre líneas las experiencias de las mujeres en mi familia desde la voz de mi abuelita, desperté con el sonido de la alarma, no hubo necesidad siquiera de posponerla porque amanecí con esa sensación de algo importante deambulando en los recodos de mi cama, muy parecida a esa sensación ansiosa de cuándo se es infante y se madruga a un paseo y entonces las cobijas se hacen livianas y hay afán en salir de la cama. Sin embargo, esta vez, las cobijas incluso excedían su peso cotidiano, era como si estuvieran cargadas de pensamientos que como gritos escaparon durante toda la noche y aplomaban, así que, para recuperar el aliento, me quedé un momento en la cama, con los ojos abiertos, aprisionada en mis pensamientos, ansiosa y con la curiosidad de un ser pequeñito en medio de un universo gigantesco. Algunos recuerdos rondaban por mi cabeza, se estrellaban las muchas historias que mi abuelita contaba e incluso repetía hasta el cansancio, muchos temores también lo hacían, hasta que de pronto un suspiro lo arrojó todo hacia donde no empañaba la mirada y con el corazón en la mano me dispuse a abrirme camino hacia el pasado. 85

92 Subí al piso de la habitación de mi mami, donde también está la cocina. Puse a calentar dos pocillos de agua para un tinto y una aromática. Y con pocillos en mano ingresé a la habitación. Era la fría mañana del 19 de julio de 2018, el televisor ya estaba encendido y ella entre las cobijas, nos saludamos, ya se había levantado pero el frío la había invitado a entrar nuevamente en la cama, agradeció su tintico y me invitó a acostarme junto a ella. Esa cama, no era solamente un objeto cualquiera, creo que ninguna cama lo es, son refugio, techo, hogar. Las camas contienen huellas de pedazos inmensos de nuestras vidas, las almohadas son consejeras y susurran acogiendo temores, mientras las cobijas consienten, acarician y abrazan. Empezamos a conversar y yo encendí la grabadora del celular, lo dejé a la cabecera de la cama para que no fuese tan invasivo; previamente ya habíamos acordado registrar esas conversaciones que antes eran muy cotidianas, pero que ahora serían protagonistas en mi proyecto de investigación, humedecimos y entibiamos la palabra con aquellos sorbos pausados, y entonces, empecé preguntándole por la bisabuela Martina, la mamá de mi abuelo, tratando de seguir la ruta genealógica que consideré podía ir guiándonos por los senderos del pasado, haciendo del mapa, territorio, para habitarlo y deambular por ahí, sacando de cuadros y círculos, vidas. 86

93 Espérese y le cuento bien, como fue el cuento, diría mi mami. Cada historia entregada por mi mami desde siempre ha re significado nuestra vida a partir de las vidas pasadas, sus historias han atesorado nuestras costumbres, los sacrificios familiares, los retos, los ejemplos malos y buenos, las bases de nuestra existencia. Aunque a veces era posible reconocer ciertas incongruencias jamás se ponían en tela de juicio. Es sorprendente cuando por un momento tomamos algo de distancia y es posible reconocer, aunque sea someramente el poder y la veracidad que otorgamos a aquello que nos transmiten, ciertas personas, principalmente aquellas admiradas y amadas. De tal manera, esas historias que contienen una vida narrada que no vivimos, pueden llegar a convertirse en recuerdos propios, cuándo en realidad dichos sucesos son imposibles de recordar, por ejemplo, desde siempre he utilizado el hecho que mi mamá no me haya dado leche materna para justificarme de mil cosas, el ser distraída, el ser enfermiza, entre otras, pero lo hacía convencida de que mi mamá no había querido darme leche materna, era como si recordara no haber sido amamantada. Dichos recuerdos que hacemos propios son capaces de impactarnos y modificar nuestro sistema de valores tanto positiva como negativamente sin ninguna objeción. Sergio Visacovsky (2016), evidencia como: 87

94 las narrativas fueron objeto de investigación en los temas más diversos, siendo especialmente capitales en los estudios sobre las experiencias y formas no oficiales de recuerdo, como las historias de vida de sectores subalternos (obreros, desocupados, mujeres, homosexuales, migrantes, etc.) con escasas posibilidades de hacerse escuchar o de participar en la producción de las historias oficiales. Igualmente, las narrativas han sido importantes en el campo de las investigaciones sobre la llamada memoria colectiva o social, vinculadas al abordaje de las experiencias de padecimiento, ya sea de quienes han vivido alguna forma de dolencia psíquica o física, han sufrido actos de violencia o han debido sobrellevar los efectos de catástrofes o desastres de diversa índole. (pág. 24). De tal manera que contar y recontar se convierte en un deber ético y político. Lo personal es político, reconocer la dimensión política de las mujeres posibles y probables de mi familia se convirtió en todo un proceso de transformación personal, en una manera de re-existencia ante muchas cosas, inclusive a las marcas que ha dejado esa conformación errática de la idea de familia. Comprendo ahora, que hay muchas versiones que se quedan por fuera de esta trama familiar, entre ellas, las versiones que supone el no relato de una persona que decidió marcharse y que para su 88

95 familia en la actualidad es una persona desaparecida, un ser desaparecido sin derecho a serlo, porque una persona no tiene derecho a desaparecer, menos si es mujer y es inaceptable si es madre, por ende, una familia sin derecho a preguntar, sin derecho a lamentarse o a acogerse con otras personas cuyos familiares no están y no se tiene razón de ellos. Así pues, el relato fantasmal de mi madre, aparece dejando vacíos que parecieran no poder ser llenados jamás, no hay siquiera culpables a los cuales reprochar, es como preguntarle a la nada, fragmentos de nuestra historia que se han quedado vacíos y que pueden ser llenados con voces otras, según nuestra decisión y toma de partida. Visacovsky (2016) evidencia la importancia de tener en cuenta que la investigación de lo efectivamente sucedido puede descartar a algunas versiones atribuyéndoles la categoría de falsas y dotar a otras como verdaderas, seguramente todo dependa del lugar de credibilidad de quién cuenta su versión, de los afectos construidos con esa persona y de las conveniencias. Las versiones de la abuela, incluso las sobrenaturales, siempre fueron y seguirán siendo potentes herramientas para hacer familia, para hacer de los fragmentos que ella atesora un moldeamiento cercano a la familia tradicional. En sus relatos se fortalecen los roles familiares, los valores, las jerarquías, las identidades de género y los deber ser. A través de relatos la vida 89

96 cotidiana asienta los procesos de producción y reproducción de jerarquías sociales y de poder, se silencian, se ridiculizan, se niegan, se generan contraversiones (Ochs y Capps, 1996, citado por Visacovsky, 2016, pp ). La conformación familiar que se idealiza a través de la narrativa, obedece a un orden social preestablecido, que silencia y pone en el terreno de lo no dicho todo aquello que se escapa a esa ficción que pretende ser el modelo de familia tradicional. Siguiendo con Visacovsky, las historias se conforman de relatos que al ser producidos y reproducidos se encarnan en situaciones sociales concretas, que promueven formas específicas de acción y experimentación del mundo. Mi mami y sus historias convertidas en familia. La historia de la abuela Martina, de la cual hablaremos más adelante, en el apartado vida a la deriva, fue la primera de muchas conversaciones. La alcoba, fue el primero de muchos escenarios arropados bajo el manto de la casa. La casa, nuestra casa, la que creó mi abuelita, ese lugar privado, oculto tras puertas y ventanas, lugar que somete, pero a la vez que guarda, ha permitido nuestra existencia, me ha permitido jugar y llover 9. Los encuentros, se fueron dando en esos espacios más nuestros, al calor de las 9 La casa me permitió llorar, me permitió sentir que en los días grises era yo quién llovía. 90

97 cobijas, de la estufa, del sol que seca las prendas extendidas. El hablar, estaba acompañado por la comida, bebidas que anunciaban a la vez la hora del día, tinto o aromática en la mañana; té, caldito o café en el desayuno; agua panela o agüita de manzana en las onces o medias nueves; juguito al terminar de almorzar mientras los sabores invocaban otros recuerdos. Hasta ahora desconocía el verdadero sabor de la arepa de queso que hace mi mami, ella siempre se ha ufanado de sus arepas y no es por menos, son deliciosas, pero ahora sé que el verdadero secreto, aquello que las hace únicas así utilicemos los mismos ingredientes en la preparación, es que sus manos llenas de experiencia les impregnan sabor a pasado. Imagen 20. Arepitas hechas por mi mami. (2019) (Fotografía Leidi Tatiana Ramos A.) 91

98 2.4. El corazón de la casa. Historias... historias... En tiempos de las hadas y de la hechicería... Cuando la reina cruel consultaba su espejo... El duende Trasgolisto su sábana extendía y los siete enanitos pasaban en cortejo... Cuando la cenicienta perdía su zapato... Cuando caperucita visitaba a la abuela... Cuando las botas mágicas calzábase el gato... Y, al par que Jack trepaba, crecía la habichuela La niña, ya impaciente, con la historia termina, colgándose amorosa del cuello de la madre: «pero, caperucita, no tuvo padre? por qué la cenicienta se queda en la cocina? y cómo a vivir sola no se va Blancanieves? no cuentes, madre mía, historias para bebés!» Marilina Rébora (RÉBORA, 2011) La casa, el lugar dónde he vivido siempre, ha sido testiga de tanta vida, que si las paredes hablaran muchas situaciones serían comprendidas con la versión de un ser omnipresente. 92

99 La casa de mi mami fue hecha con el sudor de su frente, con su trabajo, sus olvidos de sí y ese deseo de tener algo propio que la llevó a aguantar hambre, maltratos e incluso humillaciones. Aquí están gran parte de los ahorros de toda su vida, con el dinero que recibió al vender su herencia, la finquita que le habían dejado sus padres en Tibaná Boyacá pagó la primera parte del lote. Aunque ya estaban peleando con mi abuelo porque mi abuelita se había enterado de su infidelidad y de su otra familia, ella seguía viviendo en la casa que junto a mi abuelo habían construido, juntos eligieron el lote, juntos cuidaron el material, juntos la edificaron, ella incluso aportó todo el dinero que consiguió en sus primeros trabajos en Bogotá, sin embargo, esa casa le fue arrebatada y nunca recibió lo que ella había invertido, no valió ni el esfuerzo, ni el trabajo, ni las largas caminatas para conseguir agua, finalmente esa casa acogió a otra familia, otro hogar, en esa casa que habían construido con tanto sacrificio e ilusión, mi mami pasó unos de los momentos más amargos de toda su vida, esa casa atestiguo golpes y maltratos de todo tipo, en esa casa se derrumbaron sus sueños de familia y en sus escombros se fueron fraguando sueños de un lugar propio, de un lugar que la acogiera y la resguardara, de un lugar dónde nadie osara en sacarla, ella solo pensaba en una habitación en la cual poder tener su cama, su armario, su dignidad, su independencia y sus sueños. Fragmentos de la conversación del 22 de enero de

100 Mami: de todas maneras cómo le digo, yo a él le peleaba el ratico, pero siempre por la noche a veces me hablaba y una noche llegué pues sin pelear ni nada, ni él tampoco, entonces dijo, -Ay si sabe que están vendiendo lotes, acá apareció, aquí en El Tiempo, mire están en no sé qué. Entonces pues eso sí me ayudó, me dijo, -pues si quiere, yo le averiguo dónde están las oficinas y vamos y averiguamos. Y eso sí para qué, él me acompañó, era por ahí por la 17 con Caracas, algo así. Averiguamos, llamé a mi mamá y le avisé a Noé el hermano de Oliva, él era mi correo, era negociante, yo le escribí y le mandé a decir que pusiera en venta el lote porque necesitaba la plata. Lo vendí como por $60 pesos, barato, porque ese lote tiene nacimiento de agua, y de ahí no me compré ni un pan, solo guardé un billete de lo que vendí, por ahí lo tengo y entonces la supervisora de Kelinda como ella me ayudaba, me dijo: -Anita venga y yo le guardo esa plata, no la tenga en la casa ni en el bolso. Ella me la guardo como casi dos meses. Jenny se llamaba la supervisora, muy buena gente y ella me consentía como si fuera la hija. Entonces yo seguí así y siempre con la tentación de no irme a pagar un arriendo y yo, lloré y lloré y lloré 94

101 Ella, una mujer separada, una mujer sola, una madre, construyó su casa; mi mami fue fundadora del barrio, al llegar todo era un gran trigal, calles destapadas, apenas se estaban solicitando los servicios públicos, Bahía Solano prácticamente no existía, estaba hecho a punta de ilusiones de cada pobladora y poblador que iba llegando, fueron ellas y ellos quienes le dieron vida. Es importante resaltar el carácter comunitario y colaborativo con el que fueron naciendo los barrios en aquella Bogotá D.E., un Distrito Especial que acogía algunos municipios cundinamarqueses que se unían a la ciudad. Imagen 21. Solicitud de servicios públicos (1977) 95

102 Imagen 22. Solicitud de servicios públicos (1979) Mi mami narra con nostalgia los encuentros barriales que se daban en torno al divertimento, la celebración de fechas especiales y el apoyo mutuo para el desarrollo del barrio, su barrio. Ellos y ellas aportaron para la construcción de su salón y espacios comunales y se ayudaban cuidando los materiales e incluso apoyando física y emocionalmente durante la adecuación de los terrenos. 96

103 Imagen 23. Letra de cambio. Aporte Junta de Acción Comunal del Barrio Bahía Solano. (1983) (Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 24. Letra de cambio. Aporte Junta de Acción Comunal del Barrio Bahía Solano. (1983) (Leidi Tatiana Ramos A.) 97

104 Mi mami, desde la nada, pero con todo en su cabeza y en su corazón, sin planos, ingenieros o arquitectos, fue armando habitación por habitación, piso por piso, ventana por ventana, ahora es una casa muy particular, sus escalones son desiguales, la distribución no obedece a una lógica particular, pero es su casa, mi casa. Imagen 25. Ilustración del libro-álbum Cuando lloví (2020) (Leidi Tatiana Ramos A.) La casa pertenecía a eso que no se dice, junto con mi tutora empezamos a reconocer la casa como una oportunidad de vida, entre sus fisuras están alojadas las llaves que nos permitieron jugar y hacer de la vida fantasía; nos ha protegido y guardado de 98

105 la intemperie, de la calle, del frío, de la inclemencia; sus paredes nos han sostenido cuando pareciera que se nos acaba la fuerza. Esta casa está hecha a pedazos, pero a la vez nos ha hecho al colmo de sus retazos, hizo de mi mami, una gran diseñadora, ingeniera, arquitecta, aún hoy a sus 86 años ella la sigue reparando, creando conexiones eléctricas, pintando, se sube a las tejas y me obliga a subir, yo también me he ido armando, armando de valor para ver a mi mami tan cerca a las nubes y tan lejos de la tierra y para seguir sus indicaciones desde lo más alto del tercer piso de la casa, también, me ha hecho diseñadora, pintora, electricista, he ido siguiendo el ejemplo de mi mami, sus pasos, sus vuelos, porque aquí no aplica eso de que no hay como Dios y hombre, mi mami ha podido con tanto, ha podido con todo, hemos podido con todo y cuando no, nos reparamos tal como a la casa. La casa es el lugar en el que se desarrollan muchas de las historias relatadas por mi mami, lugar de gran importancia en el proceso de irnos haciendo mujeres, convirtiéndose no solo en refugio, sino también en lugar de encadenamiento a labores heredadas de mujeres para mujeres. En mi casa yo debía ayudar con el oficio mientras que mi hermano jugaba en el parque, él no tenía que ayudar a cocinar o a lavar la ropa, es más, a él no le regalaron cocinitas, ollitas, licuadoras, escobas o traperos de juguete, mientras yo jugaba con mi licuadora y Barbie embarazada, 99

106 deseaba con todo mi corazón la imponente niñera de mi hermano, los carros, señales y agentes de tránsito. A propósito de la casa, Rosalba González (2002), nos invita a repensarnos estos espacios como profundamente políticos, en tanto, lo que se produce al interior de la vivienda es fundamental para la participación pública de las personas, las desigualdades que se producen en lo privado son reproducidas en la esfera pública. En conversaciones con Darlyn Guerrero y Bibiana Hernández, compañeras de la línea de investigación en la maestría, hablábamos de las dificultades al momento de adelantar nuestros procesos investigativos y aparecían las labores domésticas como uno de los factores que generaban mayores retrasos, era evidente como para nosotras el avanzar en las investigaciones se hacía más lento debido al tener que responder por labores del hogar a diario, labores desarrolladas principalmente en la cocina y en alguna medida en el cuarto de lavado, en comparación con nuestros compañeros hombres cercanos, Oscar Zambrano y Sebastián Piedrahíta, para quienes las labores del hogar no eran una prioridad diaria. Seguramente esta situación no sea generalizada, pero es evidente que esos espacios tienen una mayor presencia de mujeres; aún recuerdo a las abuelitas de Boyacá sacando a los hombres de la cocina mientras decían los hombres en la cocina huelen a rila de gallina. 100

107 Históricamente las labores del hogar son atribuidas principalmente a las mujeres y somos entrenadas para ello desde temprana edad. Pero eso no garantiza e incluso no facilita el acceso que tienen las mujeres a la vivienda, especialmente si son madres y si no tienen pareja. La casa es una proeza de mi mami, pero vale la pena anotar que para conseguirla, tuvo que delegar las labores de crianza de mi madre y así poder trabajar por mucho tiempo, Rosalba González (2002), evidencia la dificultad para adquirir vivienda para las mujeres que quedan solas a cargo de sus hijos e hijas, debido a las negativas para acceder a créditos y programas de vivienda, situación que responde a que su tiempo es invertido total o parcialmente a las labores de cuidado haciendo que sus ingresos sean bajos. González (2002), refiere: Las movilizaciones de derecho a la vivienda que, muchas veces son lideradas por mujeres, no solo convocan por el derecho a un lugar donde resguardarse de las inclemencias del clima, sino también por el derecho a habitar y desarrollarse en ambientes adecuados, esto conlleva visibilizar la precariedad en la que muchas y muchos habitan y cómo esto afecta en lo público. (2002). Es en el hogar dónde podemos mantener nuestros cuerpos sanos para que puedan estar activos en el espacio público participando en lo político de manera visible. 101

108 Por otro lado, también evidencia la situación de las mujeres al acceder a trabajos asalariados de tiempo completo, quienes pese a ello siguen teniendo las mismas labores de cuidado al interior del hogar. La vivienda entonces se convierte en sí en un acto político, no solo por las luchas de acceso a esta, sino por su capacidad de reproducir o no desigualdades desde su interior. La experiencia de ser mujer, es atravesada por la casa y por las lógicas que se presentan al interior de esta. La mujer pareciera ser el corazón de la casa, la lleva a cuestas tal como aparece en la portada de El Libro de los Cerdos de Anthony Browne o en la creación colectiva de Nohra Gonzalez, Alexandra Escobar y Patricia Ariza, Memoria, donde se podían ver mujeres con la casa sobre su cabeza homenajeando a las mujeres que huyen en medio de la guerra. 102

109 Imagen 26. El libro de los Cerdos. (Leidi Tatiana Ramos A.) Imagen 27. Memoria. Tomada de: 103

110 En su afán por construir familia mientras llevan su casa a cuestas, algunas mujeres son las principales reproductoras de las cadenas de desigualdad, transmitiéndolas de generación en generación; en mi casa se valoraba sobremanera que hubiese aprendido a cocinar desde temprana edad, era más importante que el hecho de tener un buen rendimiento académico y aún en mi adultez he recibido por parte de mujeres mayores elogios como le quedó delicioso, ya puede conseguir marido. En el asentamiento del imaginario del ser mujer en los hogares, además de la carga generacional, influyen de manera importante los medios de comunicación masivos, quienes construyen una identidad femenina artificial como pauta de comportamiento real para las mujeres en general, la sociedad impone maneras de ser mujer. "Es necesario" Es necesario revertir el hechizo. Ese, que borra a las mujeres de los libros de historia, de las esferas de poder, de las antologías. 104

111 Ese, que las encierra entre cuatro paredes, con solo colocarles un anillo. Guisela López (LÓPEZ, 2017) Un ejemplo de ello son los contenidos que se reproducen en gran parte de la literatura de ese estereotipo de mujer ejemplar, cuyas características hastían en dulzura y sometimiento, hacendosas, cultas, delicadas, bellas y diligentes, que desde luego se desenvuelven muy bien en los oficios del hogar; a todas voces, se reconoce que esto les permitirá ser felices por siempre junto al hombre de sus sueños. En su hogar, dulce hogar. En la literatura infantil, son recurrentes los lugares comunes de mujer estereotipada en cuentos clásicos como Blanca nieves y los siete enanitos, Hansel y Gretel y Cenicienta por nombrar algunos, en Cenicienta es posible leer Se levantaba de madrugada, iba por agua, encendía el fuego, preparaba la comida, lavaba la ropa. Y, por añadidura, sus hermanastras la sometían a todas las mortificaciones imaginables; se burlaban de ella, le esparcían, entre la ceniza, los guisantes y las lentejas, para que 105

112 tuviera que pasarse horas recogiéndolas. A la noche, rendida como estaba de tanto trabajar, en vez de acostarse en una cama tenía que hacerlo en las cenizas del hogar de los hermanos Grimm (GRIMM). En libros más contemporáneos como La cocinera de hechizos escrito por Luisa Noguera e ilustrado por Helena Melo, encontramos una lista de correcciones para ser una mejor mujer -Moldearemos su carácter con juicio y con disciplina. Se olvidará del espejo no vestirá popelinas. Le enseñaré cuanto sé de las artes culinarias; no habrá tiempo para juegos, ni fiestas estrafalarias. (NOGUERA, L. MELO, H., 2013). Así, el ser mujer contempla las labores domésticas como un imperativo en la mujer, no como acciones que constituyen actividades laborales, a menos que se trabaje como empleada doméstica, siendo así, labores sin reconocimiento, injustas y que nunca cesan. Cuando era pequeña deseaba huir, irme de la casa, no quería tener que hacer oficio todo el día, cuidar a mis hermanas y hermanos, estar siempre en función de las demás personas, pero sabía que era muy pequeña, que no tendría a dónde ir; a mis 11 años contemplé la posibilidad de ser novicia, incluso hable varias veces con la madre superiora de la congregación de la Anunciación, estuve a punto de irme para Bucaramanga a culminar mis estudios con la comunidad religiosa, pero no conté con los permisos necesarios por ser menor de edad. La casa para la mujer, 106

113 a veces tiene tintes de cadena perpetua. Quizá la casa sin querer también está llena de grisura, como diría Liliana Blum; en su libro Tristeza de los cítricos esa grisura enfermedad que mata a los árboles y envenena a las personas (BLUM, 2020). 107

114 2.5. Vida a la deriva. Imagen 28. Fragmento genograma. (2020) (Leidi Tatiana Ramos A.) Es importante anotar que elegí como ruta de investigacióncreación principalmente las historias de las mujeres de mi familia materna, en tanto, la voz de mi abuelita puede guiarnos de mejor manera por ese sendero, es así como la ruta paterna quedará con una puerta entre abierta invitándome a seguir indagando por lo vivido. Por lo pronto, encontrarme con los relatos de las infancias de las bisabuelas maternas no ha sido nada fácil, me interpelan y me duelen profundamente, llegando incluso a las lágrimas. Me duele ese ser mujer, me duelen esas formas de violencia que someten desde tan temprana edad, me duele el miedo que se enraíza en nuestro ser. 108

115 Es probable que ese dolor encarnado en las infancias de las mujeres de mi familia, que ha venido presentándose casi como una constante en mis mujeres e incluso en mí, se presente ahora como un detonante para desde la práctica artística y educativa transformar algunas realidades que se asoman con un dolor tímido a través de los ojos. Serán esas marcas generacionales latencias que me movilizan a hacer de los espacios que puedo, mejores lugares para vivir y habitar la infancia? Serán posibilidades para sanarme y sanar las heridas de mis ancestras y ancestros? En este punto se hace imperante reconocer, al menos someramente, la construcción de la noción de infancia en Colombia, teniendo en cuenta que las concepciones de infancia tanto en Colombia como en el mundo no han sido estáticas y emergen desde distintas condiciones socio-económicas que las dota de particularidades puntuales. La concepción de infancia que nos rige en la actualidad está sustentada principalmente en la Ley de Infancia y Adolescencia, ley 1098 de 2006 en la cual se expide el Código de la Infancia y la Adolescencia, cuyo objeto es: establecer normas sustantivas y procesales para la protección integral de los niños, las niñas y los adolescentes, garantizarles el ejercicio de sus derechos y 109

116 libertades consagrados en los Instrumentos Internacionales de Derechos Humanos, en la Constitución Política y en las leyes, así como su restablecimiento. Dicha garantía y protección se hará obligación de la familia, la sociedad y el Estado. (Ley N 1098 de 2006, 2006). El rastreo histórico de María Alzate (2002), evidencia cómo son los principios religiosos y militares de los siglos XII y XIII quienes dan origen a los niños durante las cruzadas. Para los siglos XVII y XVIII los principios educativos y científicos dan origen al niño escolar. Hacia el siglo XIX con la organización industrial se da origen a los niños trabajadores y a los aprendices, y finalmente, los principios de organización familiar dan origen al hijo, siendo la familia la responsable de las actividades de éste. En la actualidad, podría decirse que, con el fortalecimiento del Estado, los niños pasan a ser hijos del Estado dado que desde muy pequeños pasan del cuidado de sus padres al de entidades especializadas, como lo son las guarderías y hogares infantiles, en primera instancia. Siguiendo con Alzate (2002), en las sociedades Occidentales tradicionales se concebía al infante, solo por el periodo de mayor fragilidad, esto es cuando la cría no puede valerse por sí misma, inmediatamente después era mezclado con los adultos con quienes compartía trabajos y juegos. 110

117 La categoría infancia establece en sí misma relaciones de poder y estrategias de dominio orientadas por intereses sociopolíticos y son esos intereses quienes se encargan de redefinirla y ajustarla a los requerimientos de la época. Valga anotar que los discursos de la pedagogía, la medicina infantil y la psicología evolutiva son altamente impactados por las distintas concepciones en tanto dependen de ellas para concebir proyectos y planes orientados a la infancia. Alzate (2002), evidencia cómo en Colombia el estudio histórico de las concepciones y representaciones de la infancia se encuentran cimentadas en los trabajos de Pachón (1985) y Muñoz y Pachón (1988; 1989; 1991;1996). Para hacernos una idea de lo que empezó a entenderse como infancia en Santa Fe de Bogotá a comienzos del siglo XX les mostraré una cita puntual que toma Alzate de Muñoz y Pachón. «Padres, maestros y sacerdotes aparecen como la trinidad educadora de la época y constituyen aquellos pilares en los que la sociedad depositó la responsabilidad de perfeccionar esos maleables e imperfectos, irreflexibles y frágiles y encauzarlos por el camino de la vida racional y cristiana. Los textos revisados se encuentran inundados de metáforas religiosas, militares y campesinas. El niño es ángel, o demonio, hijo de Dios o hijo del diablo, lleno de 111

118 pasiones, lleno de virtudes. Soldado raso, combatiente, el niño es una planta que hay que regar, una tierra que hay que arar.» (Muñoz y Pachón, 1991, p. 374, citadas por Alzate 2002 Pág. 4). Las mismas autoras evidencian que a mediados del siglo XX en Colombia, la concepción de infancia se había transformado de manera importante, las analogías y metáforas moralistas, militares y religiosas pasaban a ser cualidades, dificultades en el desarrollo o problemas de comportamiento que se daban en relación al ambiente en el que estaban expuestos los infantes. Incluso se hablaba de la importancia de fomentar la imaginación, la curiosidad, la fantasía y los sueños en tanto cualidades y formas de comprender el mundo, algo que antes era indeseable. El juego que se veía como una pérdida de tiempo, sería una actividad que debía utilizarse permanentemente en la educación. Es importante anotar, que la primera Convención Internacional en la que se acepta que los niños y las niñas tienen derechos como todos los seres humanos fue aprobada por las Naciones Unidas en el año Solo hasta esta fecha se asume que los niños y niñas son portadores de derechos. Con Clara Carreño (2015), será posible cuestionar algunas nociones de esa idea de niño que se ha ido robusteciendo a partir de intereses estatales, como bien lo menciona Alzate 112

119 (2002). En esa medida, inicia con el planteamiento de niño propuesto por Zuleta quién evidencia que, al referirnos a niño, hacemos alusión a una idea que tenemos acerca de los niños, incluso el niño es un término moderno, en masculino y con características que evidencian posturas ideológicas importantes, ternura, ingenuidad, pensamiento infantil. Vale la pena anotar, que hay una fuerte necesidad por parte de Clara Carreño (2015) de ubicar a los niños y niñas como productores de cultura y siguiendo a Heather Montgomery plantea que los niños son seres en acto y en estado de transformación hacia algo, como en general puede comprenderse a cualquier sujeto. (CARREÑO C. I., 2015, pág. 10). Clara Carreño hace un recorrido de las ideas en torno a los niños, ahondando de manera crítica en cada concepción. Así pues, inicia con los Niños como primeros primitivos, noción impulsada a principios del siglo XX. Representantes de la escuela evolucionista como Taylor, C. Staniland Wake y John Lubbock, tenían como postulados centrales que la transformación de un individuo podía verse reflejada en el desarrollo de la raza humana, de tal manera el desarrollo de la infancia hasta la madurez transitaba en el terreno desde lo salvaje a lo civilizado, haciendo natural la idea de que el más alto estado de evolución era el hombre adulto europeo, mientras que el salvaje, la mujer y el niño estaban en el 113

120 fondo de la jerarquía política, social y económica. (CARREÑO C. I., 2015, pág. 11). El asentamiento de la jerarquía social, ha hecho que nuestra sociedad se haya organizado a partir de la desigualdad, estableciendo un orden simbólico y social en el que confluyen de manera interseccional 10 muchas relaciones de poder que ubican a algunas personas en situaciones de opresión o privilegio. No solamente nos encontramos relaciones en términos de género, etnia, clase u orientación sexual, sino que interfieren otras categorías sociales que van siendo construidas. En las infancias de las bisabuelas es evidente la objetivación de su ser por parte de los adultos que estuvieron a cargo de ellas en sus infancias, anulándolas al punto de no poder decidir sobre sí mismas, incluso a una de ellas, la abuelita Nieves, la obligan a casarse a la edad de 13 años con un hombre con quien previamente ya se había arreglado el compromiso. 10 La interseccionalidad es un enfoque proveniente de los black feminism que designa teórica, metodológica y políticamente los cruces de las diferentes relaciones de poder. Consiste en la exploración de la diversidad y dispersión de las trayectorias de entrecruzamiento de los diferentes sistemas de dominación / opresión, así como las resistencias que generan (Viveros, p. 3). El debate acerca de la interseccionalidad va más allá de analizar las intersecciones del género con la raza y la clase. Contempla también los cruces con el heterocentrismo, la misoginia, el capacitismo, la homofobia, la lesbofobia, la transfobia, la xenofobia, el especismo, la religión y la edad, entre otras, así como la manera en que éstas no actúan de manera independiente. (ZAMBRANO, 2019, pág. 13 y 14). 114

121 Luego, nos encontramos con la noción de, la infancia como la edad educable, que toma fuerza a mediados del siglo XX. Es el Estado junto con las disciplinas modernas, el derecho, la pedagogía, la medicina y la psicología, quienes argumentan disciplinalmente la minoría de edad para legitimar la condición de subordinación de los niños en las relaciones con los adultos. La noción de niño es entonces un cuerpo en determinada edad, generalmente entre los 0 y los 18 años (CARREÑO C. I., 2015, pág. 12), la edad entonces irá determinando el grado de anormalidad del sujeto. Vale la pena anotar que, desde mi formación como licenciada en psicología y pedagogía, aunque se criticaban, también se asumían como ciertas muchas nociones de infancia en términos de vida educable, de tal manera, la relación con los niños y niñas partía de un entendimiento somero de las fases o momentos que con relación a su edad indicaban unos comportamientos y aprendizajes adquiridos, para a partir de ahí, diseñar modelos o estrategias que aportaran positivamente en el desarrollo de las niñas o los niños. Identificando dificultades y potencialidades en las y los mismos. La noción moderna de niño, se centra entonces en una comprensión de un sujeto dotado de características tanto físicas como cognitivas, que apuntan hacia su inferioridad en relación con el adulto, [ ] centrada en la edad frágil, en la vulnerabilidad moral y en la incompletud de su existencia. (CARREÑO C. I., 2015, 115

122 pág. 14). Dichas ideas en instituciones como la familia, refuerzan modelos represivos de sometimiento hacia los niños y niñas, siguiendo a Miller citada por Carreño, de tal manera muchas emociones deben ser reprimidas al tener que responder al deseo de los adultos. La escuela quién continúa acentuando la misma idea de niño y niña, frágil y carente, va a asumirse como un dispositivo que a partir de sus discursos y prácticas aportarán en la creación de un régimen de verdad (CARREÑO C. I., 2015). Con el niño como titular de derechos, Carreño desentraña una situación muy importante relacionada con la Convención Internacional de los Derechos del Niño, la cuál es la primera ley internacional sobre los derechos de los niños y niñas, de obligatorio cumplimiento para los Estados firmantes, sin embargo, como lo evidencia Carreño siguiendo a Galvis, la convención acentúa la noción de niño frágil, inocente y vulnerable. En el preámbulo de la convención es posible leer: Teniendo presente que, como se indica en la Declaración de los Derechos del Niño, "el niño, por su falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidados especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento" (NACIONES UNIDAS, 1990), Clara Carreño entonces, evidenciará lo diverso y complejo del término niño sujeto de derechos, centrándose en tres usos principalmente: 116

123 1. Como reivindicación de los derechos de los niños y las niñas, poniendo en evidencia la carencia de condiciones de todo orden, sociales, culturales, políticas, religiosas, para garantizar sus derechos. Al centrarse en la vulneración de derechos en la infancia, se recalca nuevamente la condición de fragilidad y vulnerabilidad de los niños. Un asunto de gran relevancia es la universalidad de los derechos, Carreño citando a Llobet señala la importancia de no universalidad de los derechos, en tanto en la actualidad obedecen a ideales occidentalizados cuya aplicabilidad es limitada fuera de las sociedades genuinamente industrializadas y estructuradas de los estados modernos. (CARREÑO C. I., 2015). 2. Como la construcción de la situación irregular del niño o la niña. Las situaciones irregulares de la infancia obedecen a las lógicas de lo no debido o fallido en una relación moralmente no aceptable entre adultos y niños, de tal manera en el plano de la protección infantil se permitió la naturalización de prácticas institucionales y sociales dirigidas a normalizar a los niños y niñas. Carreño (2015) señala: De esta forma el niño en situación irregular deja de ser niño, pues con él se fracturan las características de ternura, inocencia y 117

124 cualidades de la edad, y su presencia interpela el orden moral de subordinación establecido en las relaciones con los adultos, con el riesgo de enviar un mensaje no debido sobre las otras relaciones de subordinación de las sociedades modernas. (pág. 18). 3. Reconociendo la agencia de los niños y niñas, es decir su involucramiento activo con el mundo en el que vive y en las relaciones sociales que constituye, debido a que es soberano de su existencia. Sin embargo, siguiendo a Díaz citado por Carreño, la agencia infantil devela la tensión de la relación subordinada y la comprensión que el sujeto hace de ella. En las relaciones modernas entre adultos y niños, la pregunta es la única oportunidad que el niño tiene para hacer sentir su punto de vista, cualquier otra forma de usar la palabra debe ser para reproducir la explicación adulta. (CARREÑO C. I., 2015, pág. 19). La niñez campesina que vivieron las bisabuelas dista de manera considerable a la que vivió mi abuela, a su vez, difieren de la niñez citadina que vivió mi madre y también, a la niñez que hemos vivido con mis hermanas y hermanos, que incluso tienen rasgos distintos teniendo en cuenta las situaciones sociales y familiares de mis hermanas y hermanos maternos y mis hermanos paternos. 118

125 Tan solo ubicando la situación a nivel familiar, se hace realmente conflictivo pensarnos en una sola definición de infancia. Origen La luz es demasiado grande para mi infancia. Pero quién me dará la respuesta jamás usada? Alguna palabra que me ampare del viento, alguna verdad pequeña en que sentarme y desde la cual vivirme, alguna frase solamente mía que yo abrace cada noche, en la que me reconozca, en la que me exista. Pero no. Mi infancia sólo comprende al viento feroz que me aventó al frío cuando campanas muertas me anunciaron. Sólo una melodía vieja, algo con niños de oro, con alas de piel verde, caliente, sabio como el mar, que tirita desde mi sangre, 119

126 que renueva mi cansancio de otras edades. Sólo la decisión de ser dios hasta en el llanto. Alejandra Pizarnik (PIZARNIK, 2000) Nací en el año 1991 mi madre tenía 16 años de edad; mi madre nació en 1975 mi abuelita tenía 41 años; mi abuelita nació en 1934, la bisabuela Nieves tenía 45 años; la bisabuela nació alrededor del año La bisabuela Martina, mamá de mi abuelo, fue madre a los 16 años, nació en el año Siglos de infancias que como huellas en el viento se han quedado en el recuerdo de mi mami y ahora yo atesoro entre mis letras y memorias, infancias que son posibles decir, aunque el tiempo arrebate vidas y recuerdos, infancias de las bisabuelas en la voz de mi abuelita y de repente en la mía, infancias desde las cuales también es posible vivirnos. Fragmentos conversación 19 de julio de Mami, cómo fue la historia de la abuela Martina, la mamá de mi abuelo? Mami: Ella fue huérfana de mamá y papá y fue criada por una tía en un pueblo que queda al lado de San Francisco, 120

127 Supatá, quedó de 8 años. La llevó una tía a vivir con ella, ella cuidaba marranos y a ella la humillaron mucho porque aguantó muchas hambres, ellas hacían las arepas, lo de molido y lo colgaban en un canasto alto para que ella no alcanzara, la mandaban a llevar la lavaza al marrano, a los marranos porque eran hartos y a ella le tocaba a veces comer lavaza, del hambre que ya le molestaba, entonces ella fue creciendo y creciendo y se escapó como a los 10 años del lado de la tía. Se fue a vivir su vida a la deriva. Ella ando con una señora, ni me acuerdo cómo se llamaba la señora, ella me contó y se fueron las dos por allá a trabajar con los ingenieros a cocinarles en carretera, las dos cocinaban y les daban a los señores que trabajaban en carretera. Ya más creciendo, más creciendo, fue a parar a Zipaquirá. Ya cuando tuvo como 18 años conoció al señor de Zipaquirá que dirigía la banda de la sinfónica, el viejo se enamoró mucho de ella porque era una china bonita y se enamoró. La conquistó y pasó lo que tenía que pasar y ella quedó embarazada, pero el hombre era muy celoso, entonces se la llevó a vivir y no la dejaba salir, por ahí ella iba por la leche a una finca. Un día ella se da cuenta que él estaba escondido en una mata, en calzoncillos, en paños 121

128 menores y con el revólver listo, como quien dice, si viene un man lo mató, celosísimo! Entonces ella le aguanto y le aguanto, mientras ella pudo, y se escapó a escondidas, se voló para Bogotá con el niño. El niño tenía como dos meses o tres meses chiquitico y aquí dio con una señora que no me acuerdo cómo se llamaba, entonces ya, ella vivía en la casa de ella y se iban las dos por allá a un pueblo, a trabajar en lo que pudieran, ella se cargaba su chino. Es importante reconocer cómo la situación de orfandad, la despojó de cualquier derecho humano, siendo víctima de esclavitud doméstica y maltrato, sin nadie que velara por su bienestar, de tal manera a la edad de 10 años ella se hace responsable de sí, despliega sus alas y vuela en la inclemencia. La abuela Martina, fue autosuficiente desde temprana edad y aunque no se haya dicho, ella es un hito en la historia familiar, una mujer fuerte, valiente y empoderada que pese a las dificultades logró hacerse a pulso, educar a su hijo y darle formación como ebanista e incluso llegar a un trabajo estable, primero como cocinera y luego como chef, en un hotel importante de la ciudad. Fragmentos conversación 19 de julio de Mami, cómo fue la historia de la abuelita Nieves? 122

129 Mi papá se iba a casar era con la hermana de mi mamá, tenía el compromiso. Y resulta que la hermana se escapó esa noche, entonces al papá le tocó mandarla a que cambiara unos maíces esa noche, por chicha. Y él estaba ahí porque él era el que atendía, pues sí, tenía hermanas, vivía con unas hermanas. [ ]. Entonces ella se escapó y se vino, y les tocó mandar a mi mamá (tenía 13 años era una china), a cambiar unos maíces para que le mandaran la olleta de chicha. [ ] Entonces mi papá estaba ahí y se enamoró de ella y dijo Don Santiago qué pena me da decirle, pero con la china que habíamos quedado, que me iba a casar. No. Si me deja a esta china me caso y si no, no. Y don Santiago, como mi mamá, eran demasiado pobres, vivían en una casita [ ], eso era puro monte, tenían que ir por una trocha para poder salir de esa casa. Y eran como demasiado atrasados todavía, eran muy cerrados y trancados, como que ni sabían leer ni nada. Entonces dijo Don Santiago, qué pena me da decirle, pero entonces si no me da esa china pa casarme, no me caso. Pues que le tocó, ir ese martes a comprarle el vestido, una mantellina que era como un pañolón, pero sólo mechas hasta abajo, lo que daba el cuerpo, el vestido no me acuerdo como me había dicho que era. Y no, la llevaron ese día a misa, pero ella no sabía para qué. Cuando ya la 123

130 pusieron allá adelante del padre y que la bendición y que todo, entonces ya salieron a la puerta de la iglesia y le hablaron Mamita, sumercé se va a ir con este señor porque se casó con sumercé y sumercé tiene que ir a obedecerle, sumercé ya se tiene que ir con ese señor. Él le llevaba ya como unos 15 o 20 años, ya era demasiado maduro para ella, una pipiola 11 y él era un trabajador. Trabajaba cargando mulas y cargaba los turrones de miel de un pueblo a otro, entonces él siguió su tarea, pero mi mamá no sabía cocinar no sabía hacer nada, entonces las hermanas le enseñaban a mi mamá que debía de hacer, porque él a veces se iba solo, pero a veces se la llevaba y por el camino lo iban a coger y le iban a dar su juetera porque se había robado esa niña. Entonces le tocaba ya después cuando la llevaba, llevar papeles de que era la esposa. A los 8 años la bisabuela Martina ya era esclava doméstica en tanto no tenía derecho ni siquiera a un plato de comida, y a los 13 años, la bisabuela Nieves, era esposa, una esposa que se enteró que lo iba a ser, solo estando en la iglesia, un matrimonio arreglado que cambiaría toda su vida solo con salir de misa ese domingo. La primera, con la inclemencia de la orfandad y la 11 Pipiola: Una joven pequeña. 124

131 crueldad disfrazada de benevolencia y la segunda, un ser a modo de posesión que puede ser intercambiado o entregado, la posibilidad de ascenso social a costa de la vida de las hijas. Johanna Bernal (2013), realiza un artículo titulado La mujerobjeto de intercambios en las sociedades primitivas: Una lectura entre Pateman, Irigaray y Baudrillard, evidencia en clave del autor y autoras mencionadas cómo opera una economía que favorece a los hombres-productores-dueños de los intercambios, mientras que las mujeres se convierten en objetos de los mismos, mujer-objeto mercancía. De tal manera, cita a Paterman e Irigaray quienes muestran cómo en esos intercambios, la mujer no solo es mujer-objeto, sino que adquiere el estatuto de mujer-símbolo encargada de mediar relaciones y sellar alianzas. Ambas historias muestran lo violento de la conformación familiar y las estructuras de crueldad que cimentan la noción de familia, aunque cueste, debe entenderse que la dimensión de la época generaba unas condiciones particulares que no deben ser juzgadas desde la actualidad, acceso a la educación y pautas sociales de crianza distintas que responden a lógicas particulares de la vida campesina. En la conformación familiar la noción de parentesco era muy importante dado que los hijos e hijas eran considerados fuerza laboral, permitiendo aumentar la hacienda familiar, desde allí que 125

132 una huérfana, no merecía gozar de los bienes familiares, pero sí podría considerarse mano de obra, casi como una esclavitud doméstica a cambio de un techo. La mujer al no ser considerada fuerte para las labores del trabajo de la tierra, podía ser desposada para aumentar la hacienda familiar, de tal manera un hombre honorable podría hacer parte de la familia, caso contrario sucedería en el caso de ser robada por un hombre con lo cual la familia perdería un integrante, perjudicando la economía familiar. Si bien el sacrificio y sufrimiento eran asuntos normalizados para el ser mujer, la bisabuela Martina, siendo fugitiva a los 10 años de edad, nos trazaría como legado a toda su descendencia, que tenemos derecho al vuelo Entre matas y animales. Mi mami asegura que tuvo una buena infancia, que creció entre las matas y los animales. Cuenta que al ser la menor no fue reprendida como a sus hermanos y por eso no recibió golpes de su padre, sin embargo, su mamá y hermanos no tenían la misma 12 La PhD. María Teresa García en una de las tutorías relaciona este derecho al acto heroico de la abuela Martina de escapar e ir tras unas mejores condiciones de vida, a unas mejores condiciones de existencia. 126

133 suerte era demasiado celoso y ya cuando tuvo los hijos mayores, a mis hermanos les daba palo, los escalabraba 13. Ella creció viendo cómo su padre maltrataba a sus hermanos y a su madre, cómo les pegaba asemejando su trato al que ejercía con los animales, esa cocina con estufa de leña y pared de adobe era tan llena de comida como de golpes. El alimento aparece en muchos de los recuerdos de infancia de mi mami, pareciera que su recuerdo estuviese contenido en sabores. La comida trasciende el alimentarse y se convierte en una forma de memoria, en un archivo histórico de su existencia. Fragmentos conversación 19 de julio de Mami: Pero al mismo tiempo uno no sufría hambres porque tenía de todo. En semana santa, él tenía las huertas de cebolla fresquita, las huertas de criolla, de papa Londres que llamaban en esa época, que eran unas papotas todas sanitas, pero así rojas. El martes y el miércoles santo, eran para ir a sacar la papa, la cebolla, las criollas, todo para semana santa y dejar todo listo para no tener que usar cuchillos ni nada jueves, ni viernes. Eso ya tenían todo en 13 Fragmentos de la conversación con mi mami 19 de julio de

134 ollas listo para cocinar no más, para hacer los envueltos de maíz pelado y como tenía hartas vacas, eso era la leche. Por eso es que yo soy buena, fuerte, porque yo me crie con buena comida, que no había químicos ni nada. Todo se daba de la tierra y buena comida, que la arracacha, cuando había la alverja, que pepino, que la mazorca. Hacían esos piquetes y le echaban calabaza eso era (señal corporal de delicioso) y sin grasa eso era rico y después hacen unos guisos con leche, Qué delicia! por eso yo cuando hacían sopa, yo no comía, yo me perdía por allá entre el maizal. Entonces mi mamá, me hacía unas papitas chiquiticas en pura leche, eso sí me gustaba, me dejaba medias ollitas de papas cocinadas, yo raspaba con todo. Aun cuando ya me puse a estudiar, ellos se iban para el pueblo y me dejaban era harina tostada de maíz, pero ya la harina y la leche para que hiciera angu 14. Ese era mi almuerzo, echaba una lata de leche, le echaba la harina y hacia un angu delicioso. 14 Angu: Es una papilla dulce, similar a la compota, pero tibia, se realiza con harina de maíz tostado, azúcar y leche. 128

135 Andrea Chitiva (2010) en uno de los capítulos que conforman su investigación refiere a la cocina y la memoria, a esa búsqueda del sabor perdido, ese sabor de la casa, escribe: la memoria suele apelar a lo más íntimo y al más minucioso recuerdo de la infancia, del lugar donde se creció, remite a un viaje o incluso a un amor. La cocina, por medio de la comida, la elaboración y reproducción de las recetas, permite recrear tiempos pasados, así como evocar sentimientos o recuerdos de lugares y personas, no siempre positivos, que marcaron la experiencia de la preparación y consumo de dicho alimento o dicha receta. (CHITIVA, 2010, pág. 26) Mi mami en la actualidad cocina esos alimentos que la transportan a su vida en el campo, así ella hubiese migrado a la ciudad a la edad de 19 años, guarda con precisión cada receta, cada sabor y es inalterable, porque en ello reside su sabor a pasado. Entre sabores con rutas inmediatas al pasado, se encuentra el durazno, el durazno pareciera darle manivela a mi mami con tan solo una mordida, contiene una historia que, aunque es narrada entre risas muestra lo fácil que es para las mujeres pasar a ser vista como una fruta con acceso inmediato a la mano del hombre que desee arrancarla. Arrancar la inocencia y sembrar el miedo. 129

136 Grabación 16 de enero de 2019 HISTORIA DEL DURAZNO Yo: Mami, cómo es la historia del durazno. Mami: Ah sí, yo debía llevar el ganado y era tan mica que me subía a los árboles pero en esa época ya era como febrero, entonces ya no habían cerezas ni nada, ni durazno, pero yo me encaramaba a las matas, yo me subía como un varón a las matas y de casualidad me encontré un durazno, pero hermoso, hermoso, grande y estaba pero como para comérselo uno, pero entonces como mi mamá decía que allá en esa finca ya no había nada, nada, entonces yo me encaramaba y llevaba una talega y echaba cerezas, eso era como un kilo de cerezas y coma, y el durazno sí dije, voy a llevárselo a mi mamá en el bolsillo y le voy a demostrar que sí me encontré un durazno. Entonces, pues ya cuando me encaramé allá y ya comí hartas cerezas yo me sentaba ahí con el ganado. [ ] cuando de pronto me apareció ese señor. - Hay señorita! que quiero que me regale el amor y que me regale el amor, y yo dije pero este tonto porqué, yo metía la mano y tapaba el durazno para que me viera el bulto de la mano y no el durazno, entonces, -será que no quiere irse conmigo, y le 130

137 dije no, mis hermanos me matan y entonces lo engañé y le dije que se fuera rápido porque mis hermanos estaban por ahí y no me podían ver hablando con él. Mi mami seguramente no estaba del todo equivocada, quizá este señor sí estaba buscando el durazno, aquel fruto perfecto que se hallaba solo en medio de ese lugar, quizá veía que mi mami era tan fácil de alcanzar como aquella fruta, porque tal como lo refieren Sonia Castillo y Lina Rodríguez, la mujer también es vista como algo que se come (femifagia) (RODRIGUEZ, 2019, pág. 110). 131

138 2.6. Dolor de miedo Entre las cosas más difíciles de decir para mi mami, fue un posible abuso sexual al que estuvo expuesta siendo muy pequeña. Para que mi mami accediera a plasmar aquí esa situación, tuvimos que conversar, ver testimonios, reconocer lo importante del decir y sanar esa culpa y esa vergüenza que queda arraigada en las entrañas por tantos años. Cuánto dolor se lleva a cuesta cuando las palabras pesan y son imposibles de descargarlas, mi mami nunca le contó a nadie, es más no recuerda muy bien y no sabe qué pasó, olvidó rostros y se llenó de miedo. El decir, el hablar de estas situaciones que petrifican y duelen, es como se ha dicho antes, una apuesta política y la posibilidad de extender un abrazo fraterno para quienes también se han llenado de miedo y de palabras pesadas. Grabación 16 de enero de 2019 Mami: Yo pensando, de pronto de lo que me enfermé esa vez fue porque trataron de abusarme, pero entonces yo me acuerdo que mi mamá decía, -mija, pero por qué llora, qué le pasa y yo decía que no, que era que el perro se estaba comiendo una gallina en la mata de carrizo. Pero no era por eso, porque yo sentía algo que me dolía el estómago y 132

139 me dolía el estómago, y yo llegaba y me acurrucaba al pie de mi mamá y llore, pero siempre dure harto rato así, harto tiempo, hasta que Ascensión dijo, -por qué no llevamos a la china al médico a ver qué es lo que le pasa. Yo: Mami por ahí cuántos años tenías. Mami: Tendría por ahí unos 10 o 11 años, todavía estaba pipiola, yo me iba al pie de mi mamá y me acuclillaba mientras ella ordeñaba las vacas y yo chille y chille hasta que me llevaron al pueblo. Mi mami recuerda que después de ir al médico, la llevaron dónde una sobandera quién aseguro que estaba descuajada, mi mami nunca dijo nada, ella solita se refugió en sus lágrimas. Los intentos de abuso sexual en algunas de las niñas de mi familia han sido recurrentes, la situación se dio por lo menos en cuatro generaciones continuas e incluso una familiar lejana fue obligada a casarse con la persona que abusó de ella, por haber quedado en embarazo, de esto no se dice nada, porque produce vergüenza e irrumpe con la trama familiar montada, la objetivación de los cuerpos se ha silenciado, mientras el miedo a todo aquello relacionado con lo sexual ha sido transmitido con tal empeño que llega incluso a mis hermanas. Las situaciones presentadas se dieron al interior de las casas, inquilinos, personas cercanas 133

140 lograban acercarse utilizando estrategias de confianza y manipulación. Fragmentos conversación 22 de enero de 2019 Yo: Mami, como fue la infancia de mi mamá. Mami: [ ]Ya cuando tenía como 6 años entonces ya venían los hermanos de la Nidia 15, creo que uno intentó abusar de Aída 16 porque mi suegra dijo Benilda le voy a contar algo, yo encontré hoy a la niña sin calzones [ ]. Entonces ahí fue cuando ella me dijo, no, tiene que mirar como hace porque aquí está pasando algo, porque ya vi a la niña sin calzones y no puede estar así. Tenía como seis añitos estaba pequeñita y nunca se supo si la había abusado o no, porque yo le preguntaba, pero ella dijo que no y que no y que no. Entonces pues estaba pequeñita, ella negó, yo no sé si para que no le pegaran, en todo caso eso pasó así y ya mi suegra tenía más cuidado y no la dejaba sola, siempre estaba con ella y la llevaba con ella para todo lado. 15 Nidia, medio hermana de mi mamá. 16 Luz Aída Ramos Aponte, mi madre. 134

141 Cómo saber de esos silencios que mi madre se llevó consigo, cómo saber de sus dolores, de sus cargas. Cómo ayudarla a la distancia, a esta distancia infinita que tan solo ahonda en vacíos. Relato auto-etnográfico 17 Mi mami siempre ha tenido inquilinos e inquilinas en la casa y en ese momento vivía una señora con su sobrino de 13 o 14 años, yo tenía 5 o 6 años y él era mi amigo. Mi mami nos tenía prohibido ingresar a las habitaciones, solo podíamos jugar en el patio de ropas dado que era un lugar que ella podía ver. Recuerdo que estábamos en el patio jugando piquis, cuándo él me mostró su súper colección, eran tantas que las tenía guardadas en una botella de dos litros y llegaban a la mitad. Me dijo que me las regalaría si íbamos a su habitación, le recordé que mi mami no nos dejaba, pero el insistió y dijo que sería un momentito no más. Al abrir los ojos, estaba amarrada con unas corbatas, al tratar de recordar aún siento molestia en la boca como si hubiese introducido una tela muy grande o unas medias, ese día tenía puesto un enterizo y debajo tenía medias veladas, sus manos pasaron por mi cuerpo, sus labios por 17 Ver apartado 2.10 Además de vivirlo, lo he soñado. Genealogía de sí. (E). 135

142 mi rostro, mi mami grito muy fuerte mi nombre y mi amigo tuvo que soltarme. No recuerdo mucho, pero tengo imágenes del haber estado en un lugar blanco, mi mami me contó que fuimos a medicina legal a hacer todo el proceso y que por fortuna no había alcanzado a acceder a mí carnalmente, mi amigo, se fue, pero me dejó llena de miedo. No se habló de eso por años, simplemente no había pasado, es más mis hermanos y hermanas nunca supieron de la situación. La primera vez que hablé de ello fue cuando tuve novio y me di cuenta que me incomodaba que me tocara o que me diera besos, ni siquiera era en un contexto sexual, pero no soportaba su piel junto a la mía. El miedo se hace tan fuerte, tan doloroso, que más pareciera una jaula estrecha de púas, que encierra desde dentro y desde fuera, haciendo sangrar al sentimiento. El amor y la comprensión me han permitido sanar, para ello tuve que decir y recordar, decir y perdonar, decir y soltar. Reencontrarme con mi cuerpo y permitirme sentir bonito. Los intentos o presuntos abusos sexuales en las niñas de mi familia, han sido recurrentes, es una situación presentada en al menos cuatro generaciones continuas, un no dicho que ha silenciado la objetivación de los cuerpos, mientras el miedo a todo 136

143 aquello relacionado con lo sexual se transmite de generación en generación en mi familia, expropiándonos del derecho al placer y el deseo, llenando de miedos nuestras entrañas y dotándonos de unas tactilidades llenas de prevención y barreras corporales. 137

144 2.7. Vocación de intemperie. Del campo a la ciudad. Imagen 29. Eloisa y los bichos de Jairo Buitrago y Rafael Yockteng. Es verdad que no nací aquí pero en este lugar aprendí a vivir (BUITRAGO, J. y YOCKTENG, R., 2009) Considero que todas y todos somos migrantes, quizá no hemos tenido que atravesar grandes territorios o fronteras, pero seguramente en nuestra familia alguien lo ha hecho. Migramos, nos desplazamos de un lugar a otro tal como lo hacen los animales que se desplazan buscando mejores condiciones para la existencia. Mudamos de casa, mudamos de trabajo, nos desplazamos casi que, a diario de un barrio a otro, de una localidad a otra y aunque desde luego las condiciones son totalmente distintas, el sabernos migrantes, creo yo, nos permite a la larga ser empáticas y empáticos con quienes han tenido que hacer viajes y cambios más drásticos. Migrar hace parte de nuestra realidad diaria. 138

145 El libro-álbum Eloisa y los bichos, logra transmitir algunas de las emociones por las que atraviesan las personas que migran, el sentirse un bicho raro, la dificultad de adaptarnos a nuevas costumbres, el recuerdo permanente de lo que dejamos atrás, las personas que ya no están. (BUITRAGO, J. y YOCKTENG, R., 2009) Con la abuela Martina es posible reconocer uno de los primeros procesos de migración que se dan del campo a la ciudad, ella nació en Supatá, fue recibida por sus tías en San Francisco, de allí parte a Zipaquirá y finalmente llega a Bogotá. Con tan solo 10 años, en medio de la orfandad y la soledad emprendió camino con los pies descansos y el alma desnuda y fue haciendo su vida palmo a palmo, cuántos dolores cargaría envueltos en sus corotos, cuánta valentía agitaría sus cabellos mientras sus pies creaban rutas hacia la libertad. Cartografía 18 del campo a la ciudad. Martina Ramos. La maestra María Teresa evidencia la importancia de la cartografía para reconocer los lugares y el movimiento de la vida, de las prácticas, de la experiencia humana y cómo los relatos van asociándose a ese movimiento relatando la existencia. 18 Fragmentos de la entrevista realizada a la PhD. María Teresa García el día 22 de julio de

146 La cartografía, además condensa la mayor cantidad de información de la ruta vivida, roles, oficios, edades, lugares. Permite también rastrear particularidades que se dan en unos lugares y otros, los contextos atañen condiciones particulares de la existencia, por ejemplo, para la abuela Martina, una niña que es acogida en la calidad de apoyo en el hogar, o esclavitud doméstica, esa casa no solo contempla los oficios a los que debemos responder en una casa de ciudad, sino que tal como lo comenta María Teresa, la casa campesina, integra en sí actividades adjuntas que hacen parte de los oficios domésticos, el ordeño de las vacas, la alimentación de los animales, el trabajo de la tierra, actividades que tienen que ver con la sobrevivencia en la vida campesina. La abuela Martina entonces, se labra su camino y a la vez el de mi abuelo a partir del oficio de la cocina que aprende en casa de sus tías a muy temprana edad, es el cocinar lo que le permite huir y tener una manera de sobrevivir a partir de su propio trabajo, para luego llegar a Zipaquirá, comprometerse, tener su hijo y darse cuenta que ahí no era su lugar, el cocinar le permite huir nuevamente, llegar a la ciudad, trabajar como cocinera en un importante hotel de la ciudad, dónde debido a sus destrezas es ascendida a chef, permitiéndole darle educación a su hijo e incluso junto a su hijo y en ese entonces su nuera (mi mami), llegar a tener una casa familiar, en la cual continuaba sus prácticas de 140

147 preparación de alimentos ya no en calidad de empleada, sino de ama de casa. Imagen 30. Cartografía del campo a la ciudad, abuela Martina. Dibujo del posible trayecto realizado por la abuela Martina a partir de las narraciones de mi mami. 1. Supatá. 2. San Francisco. 3. Zipaquirá. 4. Bogotá. Imagen realizada con google maps. Senderito de Supatá, ( San Francisco, ( Zipaquirá ( Bogotá años 30. ( (2020) (Leidi Tatiana Ramos A.) 141

148 Mientras la abuelita Martina, daba saltos al vacío en cada una de sus huidas, para mi mami, la ruta del campo a la ciudad había sido trazada por su hermana Primitiva. Mi mami recuerda que cuándo su hermana iba a visitarlos a Boyacá, ella se colocaba su ropa, medias y tacones, quería ir a ese lugar lleno de ropa tan bonita. De tal manera, para mi mami el camino de Tibaná-Boyacá a Bogotá, era guiado por la escópica y tenía marcas de tacón, en línea recta. Conversaciones 19 de julio y 4 de octubre 2018 Fragmentos de una historia de amor entre el campo y la ciudad. (Ver Anexo B.) Yo: Cómo te viniste para Bogotá? Mami: Un día le dije a mi mamá que yo quería venir a acompañar a los chicos y que los traía, que le ayudaba a traérselos a mi hermana y fue cuando ya me quedé y ya me enamoré. Y yo me quedé ahí en la pieza con mi hermana, pero eso le cobraban más arriendo, le cobraban más luz. Eso era por la primera, cerca de la media torta, todo eso me conozco. La Candelaria, todo eso me lo ande con el abuelo casualmente, porque allá fue donde nos conocimos. 142

149 El primer trabajo de mi mami al llegar a la ciudad, no siguió la ruta laboral que por lo general se trazaba al llegar a la ciudad, a diferencia de algunas de sus hermanas y familiares cercanas, ella no llegó a desempeñar oficios domésticos, sino que, gracias a su hermana y a los contactos generados previamente, logró ingresar como operaria en una fábrica de accesorios, aretes, sombreros de pluma, guantes y esmaltes. Debido a que su sobrina Elvira, hija de Primitiva, se escapó de Boyacá a los 8 años y llegó a la casa donde vivían, mi mami tuvo que regresar al campo, a cuidar y acompañar a sus padres. 143

150 Imagen 31. Cartografía del campo a la ciudad, mami Ana. Dibujo del posible trayecto realizado por la abuelita Ana. 1. Tibaná 2. Bogotá. Imagen realizada con google maps. Bogotá-Troli ( (2020) (Leidi Tatiana Ramos A.) En la casa donde vivían conoció a mi abuelo, un hombre blanco, con ojos claros, alto y, además, citadino. Si bien, él es cundinamarqués llegó a los tres meses de edad a Bogotá. Las formas de cortejo distaban de manera significativa a las que había experimentado con los hombres de campo, quienes, en palabras de mi mami, buscaban generar contacto físico, por ejemplo, al compartirles una totuma de guarapo o, establecían conversaciones con los padres, un vecino de apellido Chavarro, le ofrecía cerveza a la abuelita Nieves (mamá de mi mami) los días martes, días de mercado en el pueblo y le decía cuídeme la china, como si se tratara de una mercancía que se reserva. Fragmentos conversación 4 de octubre Cortejo abuelo. Mami: Siempre en la semana bajaba a la agencia en Bogotá y me mandaba una caja de chocolates en forma de corazón, pero grande, en forma de corazón y una carta. Me mandaba -bueno mi chinita, me decía mi chinita, -yo estuve tal día en tal parte, todo me lo contaba, lo del diario. Los caminos avanzados por las abuelas, son trayectos que ellas nos obsequian para a partir de allí seguir adelante, sus esfuerzos, su valentía, su fuerza, su cuidado, nos permiten ahora tener unas 144

151 condiciones de vida dignas, tener un techo seguro en el cual resguardarnos, tener un alimento en caso de no poder responder debido a las difíciles condiciones laborales a las que a veces estamos expuestas y expuestos, tener empatía, porque desde siempre hemos crecido sabiendo las dificultades que ellas han atravesado y siendo conscientes que pese a todo, pese a todas las dificultades, adentro hay una fortaleza enorme empujando de vuelta y además, en el camino, nos encontraremos manos sosteniendo e impulsando. 145

152 2.8. Las malqueridas La malquerida 19 (Fragmentos) Me llaman la malquerida Mujer que llegó del campo Que guarda bajo su vientre La semilla de la vida Me llaman la malquerida Mujer, hija de la tierra La que por tantos caminos Derramando va su llanto [ ] Me llaman la malquerida Algunos me han maltratado Otros sin mirar mis ojos Mis palabras silenciaron Natalia Lafourcade (LAFOURCADE, 2020) En algún momento de nuestras vidas, las mujeres posibles y probables de mi familia, hemos sido malqueridas, en las historias 19 Estos tan solo son, algunos fragmentos de una canción poderosa y llena del sentir, la música, la acústica, es un canal para encontrarnos con otros seres quienes quizá sienten muy parecido. 146

153 se relatan y en los cuerpos habitan malos cariños, malos quereres, malos amores. Nos aferramos a ese creer que todo debemos soportarlo, que mucho debemos permitirlo, que el sacrificio es nuestra mayor muestra de amor. Tejido de fragmentos, de vidas y de historias. Lo que no se dice, como una colcha de palabras hecha a retazos, épocas distintas que se unen en un mal querer. Las mal queridas Yo era la que me quedaba allá en las casas para no dejarlas solas, eso eran grandes, [ ], pero él era el que cobraba porque él era al que le habían hecho el negocio. 20 [ ] los amigos le habían dicho que por qué no me rayaba la cara. 21 Cuando iba mi mamá [ ] corra y mi papá detrás con un cuchillo, mi hermana me botó la niña y salió detrás de ellos y por allá ya se escondió en un arracachal [ ], debajo de la 20 Fragmento de la conversación del 4 de octubre de Narraciones de la vida con mi abuelo. 21 Fragmento de la conversación del 4 de octubre de Narraciones de la vida con mi abuelo. 147

154 mata de arracacha [ ], pasó por el lado, y no la vio y ya después ya le pasó. 22 Pasó lo que tenía que pasar y ella quedó embarazada, pero el hombre era muy celoso entonces se la llevó a vivir y no la dejaba salir, 23 nos alzaba en la alberca y nos metía la cabeza en el agua fría, nos dejaba ahí un rato. 24 Un día [ ] él estaba escondido en una mata, en calzoncillos [ ] y con el revólver listo. 25 Fue en ese cazando pájaros y ya, [ ] cuando supieron que la habían violado, pues [ ] pusieron policía. 26 Una mañana, [ ] lo encontraron calientito en la cama, ya no tuvo que huir más, ya le tocaba. 27 Bueno tal día para casarse, porque esto, porque lo otro, porque la 22 Fragmento de la conversación del 16 enero de Historia de la abuelita Nieves. 23 Fragmento de la conversación del 19 de julio de Historia de la abuelita Martina. 24 Fragmento del relato auto-etnográfico. Quién aguanta más la respiración? Ver apartado 2.10 Además de vivirlo, lo he soñado. Genealogía de sí. (L.1.). 25 Fragmento de la conversación del 19 de julio de Historia de la abuelita Martina. 26 Fragmento de la conversación del 19 de julio de Historia de una familiar lejana. Fue obligada a casarse y tener familia con la persona que abusó sexualmente de ella. 27 Fragmento de la conversación del 19 de julio de Historia de una familiar lejana. 148

155 china había quedado esperando bebé y él tenía que responder en matrimonio. 28 El cambió mucho, me dejaba aguantar hambre como mierda de pollo, yo allá encerrada y entonces me tocaba cuidar la casa del doctor García y yo muerta de hambre. Me tocaba robarme la comida de la casa, 29 bombombunes, chocolatinas y [ ] encontró todas las envolturas debajo del colchón, nos cogió a los dos y para que aprendiéramos que no debíamos robar, agarró una cuchara, la calentó en la estufa y nos quemó la palma de las manos. 30 Entonces creo que siempre se arrepintió 31. Peleaba y peleaba, [ ] me cascaba pero no me rayaba la cara. 32 Me tiraba pata y puño y al piso. Empezaba, es que el otro lo tiene más grande? y mi suegra, -ya le cascó, no le 28 Fragmento de la conversación del 19 de julio de Historia de una familiar lejana. 29 Fragmento de la conversación del 4 de octubre de Narraciones de la vida con mi abuelo. 30 Fragmento del relato auto-etnográfico. Para aprender a no robar. Ver apartado 2.10 Además de vivirlo, lo he soñado. Genealogía de sí. (0). 31 Fragmento de la conversación del 22 de enero de Peleas con el abuelo. 32 Fragmento de la conversación del 22 de enero de Peleas con el abuelo. 149

156 pegue más, ya le cascó, no le pegue más. 33 [ ] pero entonces ahí le cascaba [ ]le daba unas jueteras y luego hágala bañar con agua fría. 34 Mucho recordar uno sus tiempos de juventud 35 Reconocer los niveles de crueldad y de horror en las narrativas de mi familia, me ha obligado a encontrarme con el dolor que ha cimentado mucho de nuestras existencias, abriéndome de manera sensible y comprensiva a mis mujeres y nuestros pasados. Pese al dolor que tiñe grandes fragmentos de nuestras vidas, mi mami nos ha enseñado a resolver la vida con benevolencia. 33 Fragmento de la conversación del 4 de octubre de Narraciones de la vida con mi abuelo. 34 Fragmento de la conversación del 4 de octubre de Narraciones de la infancia de mi mamá. 35 Fragmento de la conversación del 16 enero de Historia de la abuelita Nieves. 150

157 2.9. Aprendices de aves Lo más importante en la vida de uno es la vida de uno Valerie Meikle (WEISKOPF, 2017) Una de las maneras de ser posible para las mujeres de mi familia ha sido el volar, el hacer de la libertad su propio nido. En las narrativas de mi mami, es posible seguir la ruta de aquellas mujeres fugitivas que decidieron jugarse la vida en vuelos. Cada vuelo se libera de una jaula distinta, la obligación de casarse en un matrimonio arreglado, el escapar de situaciones de crueldad, el huir buscando hacer posible un amor imposible, el buscar vivir su propia vida Y de pronto descubrieron que eso que parecían brazos no eran más que alas. Se escabulleron entre los barrotes que aprisionaban sus almas y mientras se despedían de sus ayeres, sus verdades, sus propias verdades se esfumaban entre voces con el viento. 151

158 Vuelo, para poder decidir. Fragmentos, conversación 19 de julio de 2018 Mami: Mi papá se iba a casar era con la hermana de mi mamá, tenía el compromiso. Y resulta que la hermana se escapó esa noche, entonces al papá le toco [ ] mandar a mi mamá, tenía 13 años era una china. Vuelo, para no ser maltratada. La abuelita Martina, emprende varios vuelos a lo largo de su vida, vuela evitando que aniquilen su existencia. A los 10 años de edad huye de las prácticas de crueldad de sus tías y luego, a los 20 años, de la violencia ejercida por el padre de su hijo. Vuelo, para amar. Escapar también dio cabida a amores imposibles, dos primos no podían unirse porque se consideraba que además de ser pecado, podían traer al mundo hijos e hijas con discapacidad. Haciendo caso omiso a las negativas, un hermano de mi mami y su prima en medio de su idilio de amor huyeron de sus casas, no tenían más que ilusiones en sus valijas así que primero se ocultaron en una cueva del mismo pueblo, robaban gallinas y alimentos de lugares cercanos, luego aletearon tan fuerte impulsados por aquel gran amor que llegaron a Bogotá y construyeron su hogar, tuvieron 152

159 hijos e hijas y vivieron juntos, y mi mami asegura que felices, por muchos años, hasta que la muerte los separó. Vuelo, para crecer con mamá. Fragmentos, conversación 16 de enero de 2019 Mami: En eso fue cuando se escapó Elvira y se vino. Ella tenía 8 años y como ellos le habían dejado la dirección, entonces ella llegó al Parque Nacional, que era el Voto Nacional que es ahorita, ahí eran los paraderos de las flotas. Entonces ya llegó y le dijo al ayudante, en esa vez era gente honrada, no tenían un mal pensamiento, el mismo ayudante le ayudó a conseguir el taxi y ya, -lleve a esta niña a esta dirección, y pummm ya llegó. Vuelo, para alejarse de los malos amores. Mi mami también acogió a una sobrina que huyó de Boyacá, escapando del maltrato de su esposo, vivieron juntas y ella le ayudaba a cuidar a mi mamá quién para ese entonces aún era una niña. Vuelo, para vivir su propia vida. Mi mamá desde siempre fue un ave de vuelo alto, en las narraciones de mi mami es posible identificar cómo desde muy 153

160 pequeña su ser era errante, sus alas eran tan enormes que incluso el cielo parecía pequeño. Fragmentos de la conversación del 22 de enero de 2019 Edad aproximada de mi mamá, 8 años. Mami: entonces yo fui y la llevé al colegio, la dejé ahí y me fui, pero resulta que la china no entró, dio una vuelta y se salió y ninguno la vio y entonces yo llegué por la noche y no aparecía. Búsqueda y búsquela por todo el barrio y fui donde don Morales a ver y la señora me dice no, yo la vi que iba por allá en la 13 con Boyacá, iba con el uniforme, la maleta y la lonchera y yo china hijuemadre para dónde se iría. Pues resulta que yo había ido a Chiquinquirá o a Tibaná, yo no me acuerdo donde y ella llegó al terminal, desde chiquita era muy viva [ ] y dijo que le dieran un pasaje, que llevaba plata que se iba para Chiquinqui, se turbó, no sabía para dónde si para Chiquinquirá o para Tibaná, no sabía declarar bien. Había una policía mujer y se dio cuenta y fue y la investigó, ella era tranquila, eso no le daba miedo irse con otra persona. 154

161 Ya ella cogió compinche con la policía y le contó todo, entonces de ahí la reportaron y ya como había sido por la mañana, a mediodía ya la tenía Bienestar Familiar y yo aquí, buscándola. Edad aproximada 11 años: Mami: Se iba como de unos 11 años y ya cogió compinche de los que venden en la calle de los hippies. Entonces los hippies eran dos amigos, chéveres los chicos más bien y ellos vendían manillas, tenían su puesto en la calle y ella se la pasaba con ellos, a veces hasta se quedaba por allá. Yo le decía, pero donde se queda, -no es que me quedé con fulano de tal, pero me acostaron en el sofá. Edad aproximada años: Ya más grande, como de unos 12 o 13 años se me fue de la casa, se fue, yo llegaba por la noche y búsquela por todo Fontibón y nada. [ ] Se consiguió una amiga y duro como un mes viviendo con ella, yo la veía sin ropa y le compraba ropa, me iba y la conquistaba y le compraba ropa, y otra vez volvía. Una vez salí de misa [ ] y la vi en el árbol, subida en un árbol como un pájaro y con un saco largo azul que le quedaba de vestido. 155

162 Vuelo, para huir de mi madre. Relato autoetnográfico. Ser monja. 36 A mis 11 años deseaba ser monja, realicé todo el proceso de discernimiento vocacional para poder ser recibida por la comunidad religiosa de la Anunciación, las prácticas de servicio me parecían maravillosas y, además, la posibilidad de salir de mi casa, de huir del maltrato perpetuado por mi madre, en unas condiciones que protegerían mi integridad. Con maletas listas, mi posibilidad de vuelo precipitosamente se iba en pique hacía el lugar de partida, debido a que por mi edad tenía que presentar una carta dónde mis padres avalaran mi decisión, mi padre, consideró que aún era muy pequeña y no la firmó Entre vuelos y desvelos, fragmentos de mi vida con un ave en encierro. A los 15 años mi mamá queda embarazada de un hombre 15 años mayor, sus vuelos se hacen más difíciles por la carga de una hija no deseada, esas alas que parecían enormes ya no pueden volar tan alto y esto empieza a llenarle de rabia y de frustración. A los 27 años mi mamá ya era madre de 5 hijos, 3 niñas y 2 niños. Sus 36 Ver apartado 2.10 Además de vivirlo, lo he soñado. Genealogía de sí. (S S.1.). 156

163 alas cansadas parecían arrastrarse por el suelo sin siquiera pensar en la opción de emprender vuelo, sus polluelos aún tenían alas muy frágiles y ella no era tan fuerte como para cargarles. A los 28 años decide junto a mi padre y mis hermanas y hermanos volar tan lejos cómo les fuera posible, yo me quedo acompañando a mi mami, continuando mis estudios y siendo plena al quitarme el peso de las enormes alas de mi madre llenas de rabia y frustración. A los 31 años, mi madre decide regresar a Bogotá y por ello aprovecha mis 15 años para que mi padre viniera a acompañarme y de paso, trajera a mi hermanita de 4 años y así fuesen emprendiendo el regreso. Con mi mami cuidamos a la niña mientras mi papá buscaba un nuevo lugar para vivir con mi madre y mis hermanas y hermanos. Mi padre regresa por ellas y ellos y mi madre asegura venir luego, debe terminar su contrato. Sin mi padre y sin sus hijas e hijos, sus alas vuelven a ser tan fuertes como antes y vuelve a ser tan ligera que siente alcanzar el cielo, el contrato fue extendiéndose hasta el punto que sobrepasó sus ganas de regreso. Desde entonces, hemos aprendido a volar sin ella, incluso su ser y el sonido de su voz parecieran salir volando del recuerdo. Hace más de 12 años que no tenemos razón de su paradero, ahora solo 157

164 espero que sea feliz y libre, y pido por ella en medio de mis desvelos. Mi madre en mi familia es una desaparecida, no sabemos de su paradero, pero cómo buscarla si fue ella quien decidió partir. Su vacío es enorme y se va haciendo gigantesco con los años, cada natalicio refiere a su no estar y le pregunta, aparecen los por qué, imaginamos que cuando entra una llamada y nadie habla puede ser ella, porque aun volando nos recuerda. Ahora entiendo que mi madre no era monstruo, aunque a veces se le pareciera mucho, tan solo era un ave encerrada que en su agonía se arrancaba su plumaje, muchos le han llamado monstruo, muchos nos la nombraron monstruo aun siendo muy pequeñas y pequeños, quizá por momentos también nos creímos monstruos pues éramos su sangre, si tan solo, la hubiesen visto como un ave. (Ver Anexo C) Vale la pena reconocer cómo para una mujer decidir abandonar el hogar es juzgado severamente tanto a nivel familiar como social, caso contrario con lo que ocurre con un hombre a quién se le otorgan ciertos privilegios y consideraciones. La mujer es desprovista casi que, de su humanidad, mientras que el hombre es considerado en unas lógicas dónde incluso, en una sociedad como la nuestra, se normaliza la ausencia paterna y se castiga severamente la ausencia materna, en tanto hay una decisión 158

165 propia de no someterse al sacrificio y optar por vivir la propia vida, madre solo una. El cuerpo de la mujer pareciera tener que responder a unas lógicas de cuidado exclusivas hacia las demás personas, que le impiden tomar decisiones sobre su propio cuidado, su propio cuerpo o sus propios deseos Además de vivirlo, lo he soñado. En el proceso de indagación de mi propia experiencia de ser mujer, he sentido vívidamente que me he ido deshaciendo en palabras, en sentimientos, en emociones, en dibujos, en juegos Me he ido encontrando en medio de lo que creí que era, reconociéndome en mis mujeres y a la vez, haciéndome cercana a todas mis edades, besando cada una de mis cicatrices. Descubrí, que no solo había estado cargando dolores como si se tratase de una colección preciada, sino que fui asumiendo culpas, devorando mis deseos y arropándome en miedos como si fuese merecedora de pagar por el peor de los daños, existir. El amor ha valido la vida, aunque a veces esta se torne imposible. Ha sido aliciente en los momentos de debilidad, ha sido sostén e impulso cuando me siento piltrafas con forma humana, el amar y ser amada se ha convertido en una capa que me recubre y no me deja caer a pedazos, aun cuando el día a día se hace infinito y 159

166 pareciera habitar una escafandra, con un cuerpo dolorido, mientras el aire se hace irrespirable. En este proceso de resignificación de mis experiencias de ser mujer fueron esenciales los aportes de las doctoras María Teresa García y Sonia Castillo, quienes no solo mostraron senderos, sino que acompañaron tramos, permitiendo ver y sentir de manera aguda y holística el entramado de dimensiones que se van presentando en el contar y resignificar la propia existencia. El proceso de indagación se presenta entonces, como una manera de auto-ficcionarme para auto-inventarme. La genealogía de sí misma me permitió ir rastreando lo vivido, ir recordando o como lo diría Sonia Castillo, ir pasando nuevamente las situaciones por el corazón 37, siendo fuente inicial de relatos auto-etnográficos que, a modo de fragmentos, van relatando mi propia experiencia, en relación a la experiencia social. En La vida que somos: conversación con Zandra Pedraza, es posible reconocer cómo las experiencias corporales no se desarrollan aisladamente, [ ] porque éstas, así como el sentido corporal que se tiene, suceden en un entramado de relaciones sociales 37 Conversación en medio de un encuentro del grupo de investigación-creación Pasarela. 22 de marzo de

167 altamente complejas e históricas (ASCHNER C., 2017, págs ) De tal manera, el proceso de autoetnografía, es inacabable, todo el tiempo se está encontrando situaciones que valdrían la pena ser registradas y revisadas críticamente, es un proceso de investigar la carne de la vida, de describirla, de volverla a sentir y de reconocer las afectaciones personales y sociales que se imprimen en el ser. La autoetnografía [ ] en la perspectiva epistemológica [ ] sostiene que una vida individual puede dar cuenta de los contextos en los que le toca vivir a esa persona, así como de las épocas históricas que recorre a lo largo de su existencia. (BLANCO, 2012, págs ) Deshacerme en relatos, me ha permitido reconocer mis experiencias del irme haciendo mujer a partir de las condiciones de emergencia y devenir de las experiencias de las mujeres posibles y probables de mi familia, a partir de lo que se dice y lo que no se dice. 161

168 Imagen 32. Genealogía 3. Experiencias hechas palabras. (2019) 162

169 Imagen 33. Genealogía 2. Experiencias hechas palabras. (2019) 163

170 Imagen 34. Genealogía 1. Experiencias hechas palabras. (2019) 164

171 A lo largo del documento se han ido revisando algunos de los relatos que más que en tinta, bien podrían haber sido escritos en lágrimas. Lágrimas que luego retomo de manera amplia en la corpografía, atrapando en mi mapa corporal la experiencia sensible y sintiente, cartografiando los procesos de corporalización de la experiencia vivida y por ende sentida. 38 A partir de la conferencia presentada por Sonia Castillo, Corpografías: registros de etnografías performativas 39, reconozco la corpografía como una autoetnografía somática del sentir que enfatiza al presentar las experiencias de lo vivido, como experiencias de lo sentido (CASTILLO, 2018). Arturo Rico Bovio (2005), nos invita a pensarnos no en un tener cuerpo, sino en un ser cuerpo y por ello nos habla de las valencias corporales que son las características de un cuerpo que nos permiten o favorecen vínculos con los demás seres, estas valencias desde la línea de investigación, las hemos representado, 38 Sonia Castillo. Durante el taller metodologías y experiencias de investigacióncreación. 13 de febrero de Presentada en: Encuentro internacional de investigación creación 2018, Performatividades expandidas en el marco de Casa abierta XVII Reconocer y habitar. Bogotá D.C., Colombia: Universidad Francisco José de Caldas, Facultad de Artes ASAB. 165

172 siguiendo a Sonia Castillo, como pequeños trazos que nos cubren a modo de membranas, en mi proceso de corpografía las ubico de la siguiente manera: Las valencias biogénicas, que refieren a lo orgánico, la vida, son las que fundan la subsistencia y están representadas en color naranja. Las valencias sociogénicas, fundan la comunicación y demás manifestaciones de la convivencialidad y están representadas en color verde. Y, las valencias noogénicas o personales, que refieren a la expresión de la singularidad humana, en color azul. Valga anotar que la corpografía permite además reconocer-se y darse cuenta de las intersensibilidades propias, en diálogo con el mundo, junto a mi compañero Sebastián Piedrahíta, reconocíamos como en mi caso particular, la escópica de los libroálbum pareciera haberme dotado de maneras particulares de narrar y encontrarme con la vida. Las valencias personales marcan nítidamente nuestra diferencia respecto a otros cuerpos, señalando nuestra posición y destino. El ámbito de la persona es el de la creatividad, el de la expresión de sí mismo o de sí misma (RICO BOVIO, 2005, pág. 95). 166

173 Así, por ejemplo, las lágrimas que han ido acompañando mi existencia y la de mis mujeres como una posibilidad de encuentro con lo más difícil, para a partir de allí levantarse con más fuerza, reinventarse, no solo expresan debilidad, sino que se confunden con la lluvia, reforzando la idea de deidad de la lluvia y recubriendo como un campo protector que está tanto adentro como afuera. Esta imagen y muchas otras que aparecen de manera creativa en mi corpografía se convierten en recurso para la elaboración de lo no dicho. Los lugares que como puntos corporales acogen los relatos también se van dotando de otras materialidades que recubren y alivianan los pesos de la vida, así pues, me doy cuenta que pese a muchas situaciones que pude haber vivido, me siento una persona amada y capaz de dar amor de verdad, entiendo el amor como una energía poderosa que todo lo hace posible y que se hace cada vez más grande gracias a ese intercambio constante. Mi corpografía también me permite reencontrarme con situaciones vividas por mis mujeres, las cuales aparecen casi a modo de calco. Situaciones que afectan el ser cuerpo como las agresiones sexuales o las situaciones de maltrato físico y psicológico. Me di cuenta, cómo había negado mi cuerpo enfermo, en tanto, siempre he sentido un lugar social distinto para esos cuerpos que 167

174 no responden de la misma manera ante diferentes estímulos o situaciones, mis enfermedades no habían sido contempladas en mi genealogía y me costó colocarlas en la corpografía, en tanto, me avergüenzan. En una conversación con Camila Esguerra, me mostraba como no había nada más desigual y poco privilegiado que sufrir una enfermedad en este mundo indolente y que por ello, era importante saber que tenemos derecho a expresar dolor, en lugar de hacernos imperceptibles. En esa conversación me recomendó un artículo Teoría de la mujer Enferma, en el cual, la autora propone que las enfermedades crónicas, patologizadas e históricamente feminizadas pueden pensarse como modos de protesta contra las condiciones de vida políticas, económicas y culturales en las que habitamos en este momento histórico. (HEDVA, 2018) Unas de las condiciones que afectan mi cuerpo son el síndrome de ovarios poliquísticos y endometriosis, los cuales generan gran dolor, pero que parecieran ser menos válidos e incluso pasados por alto, por ser una afección de seres con útero, enfermas por menstruar. (Ver anexo D). 168

175 Así, la corpografía evidencia situaciones que silenciamos debido a performatividades sociales, que refuerzan la idea de cuerpos ideales. Mi corpografía, recoge relatos encarnados que no solo refieren al cuerpo que soy, sino al cuerpo que hemos sido algunas de las mujeres en mi familia, permitiéndome reencontrar y además, reconocer rutas creativas que tramitan situaciones a través del arte. 169

176 Imagen 35. Corpografía 1. Experiencias hechas palabras y materiales. (2020). 170

177 Imagen 36. Corpografía 2. Experiencias hechas palabras y materiales. (2020) 171

178 Imagen 37. Corpografía 3. Experiencias hechas palabras y materiales. (2020) 172

179 Imagen 38. Corpografía 4. Experiencias hechas palabras y materiales. (2020) 173

180 Imagen 39. Corpografía 5. Experiencias hechas palabras y materiales. (2020) 174

181 2.11. La vida en juego. Desde que tengo memoria me juego la vida, permitiéndome habitar espacios donde la fantasía lo hace todo más fácil, lo hace todo posible, me niego a deshacerme de esta piel impregnada de infancia, de curiosidad y de posibilidad. El juego me ha permitido desarrollar mi corporeidad, encontrar otros mundos y disfrazarme a diario, caber en situaciones y lugares, pasar malos ratos, crear espacios para escapar a momentos hostiles, disimular la torpeza e incluso celebrarla, encontrar en lo que se escapa de la regla un nicho de encuentros y desencuentros de la vida y la fantasía. Jugar me ha permitido generar estrategias, herramientas y metodologías propias en el ámbito laboral. Me acerca a las distintas poblaciones, especialmente a niñas y niños, maestras y maestros en jugarse la vida. El juego hace de las clases, talleres y encuentros, espacios de creación, investigación y transformación de las realidades, partiendo del cuerpo, de ese cuerpo en movimiento que a veces dice más que la palabra hablada. 175

182 Imagen 40. Juego y pedagogía. Corporación Juntos Construyendo Futuro. Proniño, erradicación del trabajo infantil. (2013) (Stefanny Angulo). Jugar, no sólo en términos de diversión y entretenimiento, sino de construcción y reinvención, me permitió ficcionar la vida, creando realidades paralelas que hacían de las situaciones hostiles llaves para otros mundos, pasajes llenos de magia que jugaban con la cotidianidad misma. Así, fui cambiando de cuerpos, transitando entre diosa de la lluvia, chef profesional, personaje de cuentos, bolita de papel, mamá de mis hermanos. Así fui jugándome la vida en secreto, para ahora escribirla e ilustrarla, para sacarla del cuerpo y compartirla. 176

183 En una conversación con mi tutora María Teresa García en el año 2017, les nombramos juegos secretos a aquellas ficciones de la realidad que salvaron mi existencia. Juegos secretos que se convierten en narrativas no dichas de mi construcción como niña y mujer y, además, en lugares de partida para la creación. No soy escritora, ni tampoco, ilustradora, soy una animadora de lectura, una artista formadora, una jugarretas, inventona y enamoretas. Partiendo de los juegos secretos que emergieron de mi genealogía y corpografía a modo de relatos auto-etnográficos, juego a ser escritora, permitiéndome contar, tal como lo heredé de mis contadores de historias. Así pues, los juegos secretos son parte fundamental del entramado de mi proceso investigativo y por ello vale la pena reconocer, aunque sea someramente de qué manera el juego a salvado mi existencia El juego Buscando responder a los interrogantes que me invitan a acercarme al juego, hablaré de juego reconociendo su potencia creadora y transformadora de la vida, sus dinámicas cotidianas que sobrepasan la recreación y el goce, esas que entraman y estructuran la cultura misma. De esta manera, intentaré poner en diálogo algunas de las principales definiciones frente al juego en 177

184 el plano cultural, para irnos acercando tanto a autores como a concepciones frente al mismo. En este primer acercamiento, partí de la lectura de los apartados de juego en el libro de Mandoki, Estética cotidiana y juegos de la cultura: PROSAICA I, en los cuales es posible reconocer el juego y su forma de ubicarse en los planos sociales, evidenciando su potencia creadora y su particular forma de gestarse de diversas maneras, sin embargo, al referenciar constantemente a Huizinga y Caillois, decidí rastrearlos con la finalidad de generar mayores claridades. Fue así como encontré a Carlos Morillas González (1991) quién en su artículo: Huizinga-Caillois: Variaciones sobre una visión antropológica del juego, permite acercarse de una manera clara y concisa a algunos de los principales planteamientos de dichos autores, evidenciando la presencia del juego en la vida social y ubicándolo, siguiendo a Huizinga con su Homo Ludens, como núcleo de la actividad humana. De tal manera, Morillas (1991) continuando con Huizinga, señala cómo la cultura en sí misma es juego, sin embargo, evidencia que el juego no está presente todo el tiempo, no es la vida cotidiana, mientras sucede el juego, la vida corriente se suspende, se ingresa a otro plano, en un mundo propio del juego, uno que puede repetirse, que no obedece a las leyes establecidas del tiempo y el espacio, uno que escapa al sentido lineal, un mundo posible que hace real lo irreal. 178

185 Relato auto-etnográfico (5 o 6 años) 40 Esa no era la sala de mi casa, tampoco eran manzanas pintadas en la pared, estábamos en el bosque más hermoso del mundo, lleno de árboles frutales y flores coloridas. A mi pequeño hermano se le antojaban algunas de esas ricas manzanas, pero no queríamos las que estaban a la mano sino las que brillaban con el sol en la copa del árbol. Con dificultad llevamos la escalera, bueno, la escalera era la del camarote, pero no importaba, no se imaginan lo difícil que es encontrar una escalera en medio del bosque. Yo como hermana mayor debía asumir todos los riesgos, dónde le pasara algo a mi hermanito, mejor dicho, mi mamá me mataba. Entonces me dispuse a bajar esas ricas manzanas, mi hermanito, aunque tendría cuatro años era lo suficientemente fuerte para sostener la escalera, tuve que subir todos los peldaños, la manzana más perfecta se encontraba fuera de mi alcance, así que me empiné y ya cuando la tenía en la punta de los dedos la escalera se resbaló y yo caí. De mi nariz salía mucha sangre entonces aprovechamos a hacer caminitos como Hansel y Gretel, 40 Ver apartado 2.10 Además de vivirlo, lo he soñado. Genealogía de sí. (F1). 179

186 esas gotas rojas que dibujaban caminos casi a modo de laberinto conducían a casa. El piso crema de la sala que debíamos mantener impecable, ahora estaba lleno de pistas. Tamaño grito nos sacó de aquel mágico lugar, seguramente el sonido estruendoso y los niños solos en la sala habían alarmado a nuestra madre de que algo no estaba bien, quizá la ausencia de llanto hizo que su reacción no fuese inmediata y nos dio tiempo de continuar nuestro juego. Con un grito y mi madre cogiéndome entre brazos sumamente angustiada volvimos a la realidad, mi hermano se puso a llorar y con tanto alboroto yo también. Así, con una hemorragia incontrolable y en los brazos de mi madre, salimos corriendo hacia el hospital. 180

187 Imagen 41. Manzanas en la pared. (1996) (Luz Aida Aponte). Morillas reconoce el juego como [ ] lo otro, separado, inútil, irreal; creencia de seriedad santa, sobrecogedora, como cuando alguien <<se juega la vida>>, o simulación paródica como cuando es <<sólo un juego>>; y sin embargo, prolifera en los impulsos que excita y desarrolla, penetrando la vida real misma: proporcionándole modelos e ideales, imprimiéndole tensión y movimiento, aportando estilo. El juego moviliza, transforma, enfrenta y por ello mismo reúne: inspira comunidad. Se convierte, así, en auténtica infraestructura social. (MORILLAS, 1990, pág. 12) 181

188 La facultad de hacer que la realidad se vuelva irreal, evidencia su finalidad lúdica, su potencia creadora. Jugar no puede ser inscrito a una realización racional del hombre, sin embargo, tampoco podemos inscribirlo netamente al campo físico o biológico, el juego rebasa el instinto de conservación, genera fascinación, es intenso y sobrepasa las barreras mentales frente a lo real-irreal, verdad-mentira, bondad-maldad, se juega porque genera agrado, disfrute y goce, podría decirse, que el juego en sí mismo se presenta desinteresado frente a lo material. El juego entendido así, está con las personas desde siempre, engendra la cultura misma, es un impulso social que invita a crear, a construir, a hacer cultura Tipos de juegos Una de las facultades más importantes del juego para Huizinga es hacer como si, dado que lo pone en la esfera de lo sagrado, de lo culto, y no es para menos, si observamos las celebraciones sacras, podemos reconocer en ellas el como si, el carácter cósmico, la sensación de suspensión de la vida. El juego permite adentrarse en una emoción sagrada, una que sobrepasa lo cotidiano. A propósito, Huizinga (1972) citado por Morillas comenta: 182

189 El juego, en su aspecto formal, es una acción libre ejecutada «como si» y sentida como situada fuera de la vida corriente, pero que, a pesar de todo, puede absorber por completo al jugador, sin que haya en ella ningún interés material ni se obtenga en ella provecho alguno, que se ejecuta dentro de un determinado tiempo y un determinado espacio, que se desarrolla en un orden sometido a reglas y que da origen a asociaciones que propenden a rodearse de misterio o a disfrazarse para destacarse del mundo habitual. (pág. 26) Siguiendo la lectura de Morillas (1991), nos encontramos con los planteamientos de Caillois, quién no se aleja de manera contundente de lo planteado por Huizinga, así Caillois entiende el juego como una actividad libre, separada tal como lo habíamos visto antes, incierta, improductiva, regida por reglas y ficticia. Para no entrar en redundancias con lo expuesto por Huizinga, considero importante anotar aquí la división que hace Caillois del juego, esa división es acogida por Mandoki, sólo que ella agrega una nueva categoría, de ello hablaremos más adelante. Caillois divide los juegos en cuatro grupos, teniendo en cuenta el núcleo lúdico en cada uno de ellos. A los juegos de competición o combate, los denomina agon; los juegos de azar, alea; los juegos de simulacro, mimicry; los juegos de vértigo, ilinx. Estos a su vez hacen parte de dos grandes formas de jugar contrapuestas entre 183

190 sí, por un lado, está la paidia, en el que reina el principio de la diversión y la fantasía y por el otro el ludus, regido por convenciones, disciplinado, exigente y cuya necesidad se expresa en la destreza y el ingenio. Según esta división, mis juegos secretos transitaban en el terreno de la paidia, en tanto buscaban encubrir las realidades por medio de la fantasía, de tal manera, por ejemplo, el acto de cocinar que, aunque requiere ingenio y destreza, al ubicarlo en el terreno del juego me llevaba a grabar un gran programa de televisión, donde enseñaba a otros el gran arte del cocinar con majestuosidad cosas tan simples como un arroz. Mi cocina, se convertía en un gran set de grabación, mi ropa era la de una chef profesional con un gorro enorme que evitaba que mi largo cabello se escabullese entre los platillos y mientras cocinaba miraba a la cámara dando importantes consejos para los menos hábiles en la cocina. El menor ruido, un movimiento inesperado, destruía aquella gran construcción y me llevaba nuevamente a esa cocina fría y aburrida, a un platillo común, un simple arroz, a una simple niña obedeciendo a su madre. El agon designa todo juego constituido como combate, en el cual los jugadores se enfrentan en condiciones igualitarias, con la finalidad que no haya lugar a reclamos al momento de ganar o perder. Todo aquel que haya crecido con hermanos o primos de seguro aprendió del combate a temprana edad, con mi hermano 184

191 nos enfrentábamos todo el tiempo, quién duraba más tiempo con la cabeza metida en un balde lleno de agua, quién terminaba primero la cena, quién hacía que el otro cayera de la cama primero. El alea, designa los juegos de azar, en los cuales los jugadores no tienen mayor influencia, su desarrollo y por ende el ganador, depende del destino. El jugador es acogido entonces por su suerte, buena o mala. Mi papá nos cogía como sus amuletos de la suerte, estaba en nuestras manos hacer que ganara el chance o no, así pues, cada uno tenía la importante misión de decir un número; no sé si algún día ganó, pero para nosotros era el voto de confianza más grande en el mundo. El ilinx, designa los juegos de vértigo, esos que hacen que por un instante se pierda la estabilidad de la percepción, ilinx es el nombre griego del torbellino de agua, Morillas ubica un claro ejemplo y es lo que sucede con las atracciones en los parques de diversiones o las ferias. En la casa para mi cumpleaños y el de mi hermano nos llevaban al Parque Mundo Aventura, porque hacíamos parte del club Babalú y en octubre para nosotros ingresar era gratis, sin embargo, esa sensación no superaba la técnica de nuestro padre para enseñarnos a nadar, él nos alzaba y arrojaba por los aires hacia la parte más profunda de la piscina, a eso yo llamaría vértigo. 185

192 Tal como se había escrito anteriormente, los juegos están enraizados a la cultura, la construyen. Morillas expone como Caillois y Huizinga reconocen la cultura como procedente del juego y no al revés, así, el juego no es concebido como la degradación de cosas que eran serias en la cultura, es más bien un registro diferente de una actividad específica. Un ejemplo de ello es el juego infantil que se presenta en todas las culturas, los niños imitan actividades de los mayores, tanto del plano cotidiano, como sagradas. Con el Homo Ludens el juego es esencial a la cultura, los juegos y juguetes, a lo largo de la historia se van convirtiendo en residuos de ésta. La aparente degradación que se hace con el juego, no evidencia otra cosa que la transformación, en tanto dicha estructura había sido germinada por el juego mismo. El juego tiene una autoridad indiscutible en el plano social, jugar es siempre ser jugado, es someterse al juego, por ello invertir los términos, quebrar o perder la regla lúdica sería someter al juego a los deseos y necesidades del jugador, con ello perdería su soberanía. Así uno de los elementos para la anulación del juego es la entrada a la vida ordinaria, su irreversibilidad. Sólo hay juego si se juega para volver a jugar, si es posible empezar de nuevo siempre. En palabras de Morillas: El reconocimiento de un tiempo eterno confiere al juego su soberanía absoluta, y a la actividad lúdica del hombre, un símbolo ontológico fundamental. 186

193 He aquí el sentido lejano que transmite la proximidad de la visión antropológica del juego (MORILLAS, 1990, pág. 39). En clave de Mandoky (2006) el juego aparece en diálogo permanente con la estética y se presenta además en la cotidianidad misma, de tal manera: el juego no es una actividad que se realiza al margen de los deberes y haceres de la vida cotidiana, sino que ésta depende íntimamente del elemento lúdico para involucrar a los sujetos en su quehacer. Habiendo juego, hay vivencia, es decir, involucramiento afectivo, corporal y sensible de los sujetos con su actividad. (MANDOKI, 2006, pág. 142) el juego atraviesa entonces las esferas de lo social, construyen lo social y por ende construye también identidades. Mandoki asume la estética y la lúdica como gemelas siamesas, al hablar de estética de la cultura es indispensable hablar de lúdica de la cultura, estética en términos de Mandoki, es el estudio de la estésis, es decir la abertura, arraigo o permeabilidad del sujeto al contexto al que está inmerso. En esta medida, y siguiendo lo postulado por Mandoki donde se encuentre el juego está la estética y de igual manera donde se encuentre la estética, estará también el juego. 187

194 Es importante tener presente que con lo anterior no afirma que la estética esté al servicio del juego (MANDOKI, 2006), sino que no hay juego sin estética, sin prendamiento (disposición subjetiva a vincularse ávidamente a un objeto, evento o situación), ni prendimiento (susceptibilidad de ser absorbido por un objeto, evento o situación), tal como no hay estética sin juego. Ya en el terreno de Mandoki, es importante detenernos un poco en la quinta categoría que la autora atribuye al juego, en relación a las categorías planteadas por Caillois, ella entonces habla además de peripatos la cual designa al juego realizado por exploración, peripatos viene del griego peripatein que significa, recorrer, deambular, afín a la actividad de explorar, si bien es similar a mimicry, como ya se evidenció antes, no se genera por imitación, precisamente la aventura del peripatos consiste en desviarse del camino rutinario hacia una alternativa distinta (MANDOKI, 2006, pág. 136). En el terreno del juego pueden confundirse algunas experiencias no lúdicas que hacen parte de la estética, aunque no del juego, dichas experiencias se mueven en el plano de lo sensorial, lo afectivo, lo intelectual. Para reconocer el juego debe partirse necesariamente de entender que aun siendo de índole estético dado que involucra componentes como la armonía, el ritmo y el suspenso, en el juego, los sentidos configuran una experiencia significativa para el jugador (MANDOKI, 2006). 188

195 Mandoki (2006), ubica los juegos en matrices sociales, la matriz religiosa, matriz médica, matriz penal, matriz militar, matriz deportiva, matriz funeraria, matriz académica y universitaria, matriz escolar, matriz artística, matriz familiar, entre otras, y con ellas empieza a evidenciar como el juego ingresa a cada una de las matrices y hace posible jugar la cultura, en cada matriz es posible reconocer las diferentes clases de juego. Teniendo en cuenta que mi interés actual se centra en la familia, ubicaré los planteamientos frente al juego que hace Mandoki en la matriz familiar. En ese sentido, Mandoki despliega las cinco clases de juego con relación a la familia. En la matriz familiar el mimicry se juega en el simulacro de fidelidad durante el adulterio o en las niñas imitando ser mamás o amas de casa con sus muñecas. No está ausente el agon en la competencia entre hermanos por el afecto de los padres o cuando la identidad de una familia se establece por oposición a la de vecinos y familiares. El alea familiar se juega en lo azaroso del género, carácter o salud del feto, o en intentar un embarazo más, después de 7 niñas, esperando que esta vez sí sea un varoncito. El matrimonio mismo es un juego de alea, pues desconocemos qué nos depara el destino con el cónyuge elegido. El peripatos es indispensable al educar a los hijos, pues requerimos bastante creatividad para hallar alternativas. Menos divertido es el prendimiento al ilinx al poner en riesgo el equilibrio familiar por 189

196 crisis agudas, muerte, enfermedad, violencia doméstica o adicción (MANDOKI, 2006). En mi familia se presentaba una situación muy reiterada en la constitución de familias colombianas con condiciones económicas medias y bajas principalmente, esto no quiere decir que en otros contextos sociales no se dé. Al ser la hija mayor, debí asumir con mis hermanos roles que no me correspondían, a saber, alimentarlos, llevarlos y recogerlos del colegio, estar pendiente de sus notas, en fin, los sentía más que como hermanas y hermanos, hijas e hijos. Es un peso muy grande para un ser tan pequeño. Pero lo jugábamos, yo era su mamá y ellos debían obedecerme mientras hacíamos los oficios domésticos, en ese momento estábamos en otros lugares, éramos otras personas, a veces mayores, otros infantes. Al ser mis hijos me obedecían sin reprochar nada, al ser su madre no estaba perdiéndome de nada de la infancia, ya era mayor y debía asumirlo como tal. La vida se presenta entonces constituida entre otras cosas por juegos, como lo decía al iniciar son relatos secretos de nuestra existencia, juegos que a la vez reinventaron realidades, aligeraron pesos y dotaron de sentido y fantasía la vida, muy al estilo de Roberto Benigni con la película La vida es bella (BENIGNI, 1997). 190

197 Los juegos participaron en la conformación de nuestras identidades, en la construcción de lo que somos y de lo que hacemos. Así como ficcionamos nuestro existir por medio de las fotografías y a través de ellas narramos parte de nuestra historia, también es posible leer nuestra vida en juegos. Descubrir mis juegos secretos como potencia en la indagación del ser mujer en mi familia, además de darle lugar a lo no dicho por considerarse infantil y carente, abrió rutas para indagar otras posibilidades de la existencia desde la fantasía y se convirtió en fuente de relatos auto-etnográficos a modo de semillero de historias que pueden llegar a acoger a otras personas en medio de sus páginas. 191

198 192

199 3. PARTE 3. PUNTADAS DE INMENSIDAD. [ ] - Y usted puede describir esto? Y yo dije: Puedo. Entonces algo como una sonrisa resbaló en aquello que una vez había sido su rostro. Anna Ajmátova (AJMÁTOVA, 1963) Son muchas las maneras de decir lo no dicho, lo inefable, en mi experiencia particular, el arte ha sido una de ellas, me ha permitido encontrar con esa posibilidad de invocar a la expresión y colárse entre las grietas del cuerpo, siendo camino para transformarme y transformar los lugares y roles en los que había entendido a algunas de las mujeres de mi familia y a mí misma. Valga anotar que soy consciente que no ha sido, que no es, el artefacto artístico en sí lo que produce la posibilidad de expresión y transformación, sino que son las intenciones propias y las percepciones e interpretaciones de las y los espectadores quienes lo viabilizan. Por otro lado, es importante aclarar que mi ruta no 193

200 proviene desde el campo del arte poético 41, sino que parte desde lo comunitario, lo educativo, lo prosaico 42. Es entonces, en ese proceso transdisciplinar, prosaico y colaborativo donde el encuentro permanente con lo dicho y no dicho en mi familia, con mis emociones, mis propuestas, los diálogos con mis seres cercanos, con mi tutora, con mis compañeras y compañeros del grupo de investigación-creación Pasarela, con nuestra directora Sonia Castillo e incluso con mis audiencias, lo que ha permitido irle dando forma a eso que parecía no ser verbalizable o a eso de lo que no se debía hablar pero constantemente aparecía en el terreno de las intersensibilidades, 43 a modo de, palabras entrecortadas, silencios y llantos. 41 Mandoki (2006), la poética son las prácticas de producción y recepción estética en el arte. Legitimación de los objetos en la práctica artística. 42 Mandoki (2006), la prosaica como la práctica de reproducción y recepción estética de la vida cotidiana. 43 En palabras de Sonia Castillo, en uno de los encuentros de grupo de investigación creación Pasarela (2019) las intersensibilidades son el intercambio de lo sensible, poético o prosaico. A partir de los registros o intercambios de canales estéticos, propuestos por Mandoki, léxico (comunicación verbal, oral y escrita), somático (despliegue corporal, expresión, gestos, postura, olor), acústico (las características de las transmisiones de sonido, entonación volumen y la escucha) y escópico (lo visual, espacial, escenarios, vestuario). 194

201 Siguiendo a Mandoki (2006): no es el arte, ni la obra o la forma lo que expresa, sino el artista, igual que no es el lenguaje el que significa sino el sujeto que lo articula. El arte no es expresión de emociones; es el espectador quien percibe e interpreta una expresión de emociones y genera otras a partir de su experiencia con tal objeto. (pág. 13). De tal manera, como parte del desarrollo del proyecto de investigación-creación, exploro principalmente dos apuestas creativas, el libro-álbum y la performance, en las cuales más que centrarme en la importancia de obedecer a los cánones artísticos, he ido tratando de indagar una ruta a partir de la emoción, de lo que va generando en mí, mientras voy tratando de reconocer lo que sucede en las audiencias, en tanto, su experiencia con mis propuestas artísticas también ha ido nutriendo la elaboración de las mismas, autorizando lo allí plasmado, a partir de su propia interpretación. El hacer de la ruta creativa una posibilidad metodológica de investigación me ha ubicado en un lugar otro de creación, dado que la importancia no recae solamente en la pieza sino en todo lo que sucede durante el momento de elaboración, así, por ejemplo, mientras garabateaba los dibujos que me iban permitiendo verbalizar algunas de las emociones y sensaciones encarnadas en 195

202 mis momentos de lluvia, mi mami recordó un cuaderno que en su momento fue muy importante para mí, pero no tenía presente. Imagen 42. Ilustración del libro-álbum en proceso, Cuando lloví. (2020) (Leidi Tatiana Ramos A.) 196

203 Tras nombrármelo, abrió todo un sendero hacia el pasado. Posibilitándome acoger otro relato que hace parte fundamental de mi corpografía y autoetnografía y de tal manera seguir indagando mi existencia. Esa agenda me la habían regalado de cumpleaños y en ella escribía canciones, pensamientos y pasaba horas dibujando, tendría 8 o 9 años. Tengo imágenes difusas de aquel cuaderno, sé que siempre me acompañaba y por eso tengo la costumbre de cargar donde quiera que vaya una libreta de notas, sé que por estar dibujando en clase me lo decomisaron y no lo volví a ver, recordé que temí decirle a mi mamá, aceptar que no era la estudiante perfecta y que me habían llamado la atención en el colegio, así que opté por guardar silencio y en lugar de perder mi imagen de niña perfecta, perder no solo un cuaderno, sino mis dibujos, pensamientos, canciones, perder a mi confidente. Al parecer las letras y dibujos han estado ahí siempre, no solo comunicando, remendando la existencia con puntadas de inmensidad. En eso que parecía tan solo una anécdota, me fue posible reconocer cómo lo no dicho, esa necesidad de ocultar para mantener la trama social que se considera correcta, genera amalgamas de realidad que, si bien podrían evitar tensiones sociales, hacen que ingresemos en un juego de simulacro en el 197

204 cual es fundamental mantener la convención, en este caso particular, la niña perfecta. Ese terreno es tan absorbente que, aunque genere tensiones internas sumamente fuertes, con tal de mantener la convención se es capaz de anularse a sí misma o sí mismo. Seguramente son muchas las cosas que se queden sin decir o que se digan a medias, en este proceso de investigación-creación, incluso eso no dicho que ha sido posible atisbar pende de un hilo al silencio. Sin embargo, el estar atenta me ha permitido ir encontrando eslabones hacia otras versiones, otras posibilidades de ser. El saber que existen, que se encuentran por ahí y que no son monstruos, les da una oportunidad para dejar de existir entre las sombras, cicatrizando de la peor manera posible y dejando marcas indelebles, para desde el amor reconciliarnos y perdonarnos, hacernos a una nueva piel. El libro-álbum Cuándo Lloví, sin saberlo, me permitió reencontrarme con ese confidente arrebatado en la infancia, prestándome nuevamente sus hojas para rasgar los adentros, acogió silenciamientos y la posibilidad de ser más que una etiqueta, de tal manera, las lágrimas, esas que han acompañado en silencio y en secreto a las mujeres de mi familia, incluyéndome, se convierten en lo más valioso del libro, en su corazón. 198

205 Con el libro, me permito romper nociones que me habían atormentado desde la infancia, así, ser niñita llorona, deja de ser un lugar indeseable, como ser la niña perfecta deja de ser el lugar deseado, para evidenciar en el llanto y en las lágrimas, un lugar de poder, la deidad de las lágrimas, la Diosa de la lluvia, reconociendo ese derecho al llanto, a la frustración, al enojo, a la ira, a la tristeza y al dolor que muchas veces nos arrebatan desde temprana edad, que estaba confinado a lo que no se dice o no se demuestra, porque ese niñita llorona en despectivo, enmarcado en lo vergonzoso, lo femenino, lo sensible, inferior, cobarde, escandaloso, tanto en niñas como en niños, es una constante invitación para dejar de ser, para dejar de sentir. Muchas niñas y niños están obligados a reprimir las reacciones que les son naturales ante distintas situaciones, por ejemplo, la violencia de sus padres y madres, la frustración al no poder lograr un objetivo, el miedo a lo desconocido; su lugar de fragilidad y de subordinación les someten a una suerte de prácticas represivas que les niega el derecho a defenderse o a experimentar sus emociones y sentimientos, castrándoles la posibilidad de aprender a manejar la cólera, angustia, celos, envidia, situación que a la larga puede tener consecuencias negativas incluso en su ser adulto (CARREÑO C. I., 2015). Por el derecho a sentir, no solo en la infancia sino a lo largo de nuestra vida, vale la pena sacar del lugar de la debilidad al llanto 199

206 y dejar de etiquetar las otras muchas reacciones que genera el sentir y emocionarse, el vivir. En términos de lágrimas, bien sabido es, que en gran porcentaje somos agua y que llorar es un indicio de vida al nacer, si llorar es señal de vida?, si las lágrimas existen?, por qué no hemos de utilizarlas? Siguiendo la ruta de las lágrimas, en mi proceso como maestrante, me encuentro con la performance, como posibilidad de decir lo indecible, siendo metodología para sanar y generar autopoiesis. De la mano de Sonia Castillo, directora del grupo de investigacióncreación Pasarela y de mis compañeras y compañeros coinvestigadores, a través, de la indagación de mi experiencia de ser mujer, fue posible encontrarme con varias situaciones que ubican de nuevo a las lágrimas como hito indeleble de mi experiencia femenina. Valga anotar que en mi experiencia hay muchos momentos felices y emocionantes que convocan las lágrimas, también hay momentos sorprendentes e incluso miedos profundos que terminan o han terminado en llanto, sin embargo, de esas lágrimas es más fácil hablar, incluso es más fácil vivenciarlas bien sea por lo incontenible de su aparición o por lo gratas que terminan siendo. Sin embargo, de las lágrimas de dolor o de tristeza, no se habla mucho, siempre me enseñaron a mostrarme fuerte, siempre me obligué a serlo y los personajes valientes que había leído en mi infancia y esos que aparecían en las películas no 200

207 lloraban, entonces de alguna manera encontré cómo enviarlas hacia dentro; debo confesar que ya aprendí nuevamente como dejarlas salir y a veces son incontrolables. De los yacimientos de lágrimas más profundos con los que me empecé a encontrar y que habían permanecido por años inalterables, fue la relación con mi madre uno de los que resonaban más fuerte en la medida que se acercaba el pensamiento, creía que dicha situación ya era un tema superado debido a los años, los retiros espirituales, las cartas que había escrito para perdonarla y perdonarme, pero no era así, su ausencia, su abandono, su maltrato, dolían permanentemente creando un vacío del tamaño de 16 años, a los que se arrojaban, como se arrojan los escombros a esos lugares que pareciera no tener fondo, preguntas, reclamos, culpas y dolores. Imagen 43. Ilustración del libro-álbum Cuando lloví (2020) (Leidi Tatiana Ramos A.) 201

208 Pasarela le dio un lugar a la indagación del dolor, Sonia Castillo propuso rutas para la exploración artística e investigativa en el marco de la estética colaborativa, de tal manera, emprendí un proceso para desentrañar el dolor a partir de la creación colectiva, la auto-observación, el registro de las intersensibilidades, e incluso los momentos de ensoñación, generaron aperturas que aunque inicialmente me hacían ahogar en mares de lágrimas, se hicieron posibilidad de indagación e interpretación permanente de la experiencia y de lo vivido, posibilitando en últimas, sanar, reinventar-me y descubrir-me en un plano intersensible. El encuentro con las vivencias más íntimas, esas que se habían arrojado muy adentro, permitieron que emergieran relatos profundos de vida y de tal manera, nociones de entendimiento a mis maneras de valorar y sentir, es importante reconocer como todo lo vivido imprime en la experiencia de sí misma o sí mismo. Dichas imprimaturas quedan en la piel a partir de las intersensibilidades, a modo de condición sintiente de las personas, en palabras de Sonia Castillo (2015): La condicio n sintiente de la piel que constituye una facultad existencial de la persona solo es posible gracias a la pla stica de sus porosidades, abultamientos, vellosidades, agujeros etc., a trave s de cuya geografía toman forma los sentidos. La facultad sintiente de la persona a trave s de la piel, y mediante los o rganos de los 202

209 sentidos, tiene sentido existencial, en tanto que, es a trave s de estas cualidades y condiciones sintientes que se llevan a cabo los procesos de intercambio en la interaccio n social o inter-corporeidades, cuyo movimiento relacional continuo modela la vida, así como el ejercicio de las subjetividades y de las identidades. (pa g. 136) La experiencia encarnada a partir de la piel y los sentidos crean una condición corporal, el cuerpo se construye a partir de las interacciones, vamos siendo tanto cuerpo como memoria, de tal manera el recuerdo se convierte en una invitación para volver a pasar por el corazón. 203

210 3.1. Sempiterno de historias. Imagen 44. Escapar de la realidad. Ilustración de Caro Martini. Lecturalia. (Actualización de estado de Facebook) (2017) 44 Soy lectora, encuentro fascinante e increíble, la existencia de un lugar infinito que cabe entre las manos. Con el libro adecuado sucede todo un encantamiento que altera el tiempo dejando a las personas absortas entre sus páginas. 44 Recuperado de: /?type=3 204

211 Soy del perderme entre las hojas, en su danza, en su frenesí, casi a diario, son las hojas del cerezo que plantamos frente a la casa las que me invitan a su contemplación, de vez en cuando, un pajarito detiene su recorrido para susurrarme al oído, otras veces, los libros aparecen de repente y no me puedo negar a su encuentro, sin embargo, esta vez las hojas no eran de un árbol o de un libro y desde su pulcritud me invitaban a sumergirme narrando y reflexionando la existencia, el relato anunciaba rutas, se convertía en trazo, garabato, dibujo, el recuerdo de la infancia se asomaba tímido musitando historias para jugar la vida de nuevo, de cuántos aguaceros fui responsable?, ni siquiera puedo asegurar que en la actualidad no deba dar cuenta de algunos de ellos. Cuántos llantos contenidos bastarán para crear una tormenta? Cuántos suspiros anidan lloviznas? Cuándo las lágrimas son de alegría sale el arcoíris? 205

212 Imagen 45. Ilustración del libro-álbum en proceso, exploración del pop-up Diosa de la lluvia. (2018) (Leidi Tatiana Ramos A.) Quizá años atrás tenía la respuesta para cada una de esas preguntas, quizá quién pregunta ahora es la niña que me habita. Por lo pronto sigo prendada al juego, juego a ser escritora e ilustradora y busco entre los relatos, caminos para indagar la existencia. El encuentro con esos relatos que no se habían dicho, con lo inefable, con lo que se queda en el cuerpo y deambula por las cicatrices, esas tramas, senderos, historias, experiencias, sentires, juegos, que por distintas circunstancias debían ser silenciados, guardados, o incluso arrojados al olvido, han abierto rutas para 206

213 ficcionar el existir. Valga anotar, que considero que obligarnos a olvidar, es obligarnos a mentir, a mentirnos, olvidar es difícil para quienes tenemos corazón, como bien lo diría Eduardo Galeano, mientras más pensamos en olvidar, más fuerza le damos a su presencia. Anne, en la serie Anne with an E diría: Me gusta más imaginar que acordarme. Por qué los peores recuerdos son los más insistentes? (PENCIER, 2017), muchas veces logramos ocultarlos, eso sí, he tenido que arrojar lejos varios momentos, lo más lejos que mi interior lo permite, afortunadamente estos 168 cm permiten disponer de mucho espacio, los he cubierto con miles de corotos para que parezcan inexistentes, sus ruidos los he silenciado con el palpitar, con la música, las voces, risas y sonidos que me encuentro afuera, pero vaya que no se quedan quietos, de vez en cuando se escapan, los invoca lo inesperado y al estar tan guardados aparecen llenos de telarañas y polvo, incluso algunos se han ido deformando y asustan. Así que invitada por la maestría, aprovechando cada instante de devolver la mirada, mientras conversamos y repensamos la existencia junto con mi mami y mi tutora, principalmente, me doy cuenta que desde antes habían sido cómplices las palabras, que desde antes hacía performance, pero no sabía que así también se le podía nombrar a esa posibilidad de crear mundos en medio de las clases de creación literaria, que desde ese lugar tan fascinante 207

214 y lleno de vida, podía no solo estar para otras y otros, sino para mí misma y desde allí detenerme a relatar mi propia existencia, reinventarla y sanarme con los mismos mecanismos que pongo a disposición de mis clases, volcados hacia mí. 45 Esos recuerdos arrojados hondo muy hondo tienen derecho a aparecer no solo como fantasmas, sino por qué no, como creaciones. En este sentido, esta práctica performática no responde solamente a un ejercicio individual, ha sido un proceso alimentado por años de encontrarme perdida entre los libros y sumergida en el mundo de las niñas y los niños, quienes me han obsequiado otras posibilidades de existencia a su lado. La maestra María Teresa, es quién me invita a darme cuenta de la importancia de la lectora y todo lo que sucede en la práctica de llevar un libro y animarlo en un ámbito formativo, su experiencia ha tejido puentes con la mía permitiéndonos el encuentro, estos cuerpos sucumben ante las letras y han danzado, jugado, performado con niños, niñas e incluso jóvenes. Tenemos encarnadas las sensaciones y eso tan valioso que sucede en esos momentos de creación profunda. 45 Reflexiones que han ido surgiendo en las conversaciones con mi tutora María Teresa García. 208

215 De tal manera, dichos encuentros me han permitido valorar mi práctica y desde allí acoger elementos para la creación escrita e ilustrada de mi propio libro. Fue fundamental el reconocer cómo en mi práctica como animadora de lectura y artista formadora de creación literaria, se funden los tres elementos creativos que María Teresa aborda en su tesis doctoral titulada La fémina y la danza como experiencia de Nación, que aunque parte desde la danza, puede ser aplicable a cualquier práctica artística que se desarrolle en medio del encuentro con otras personas, así, creadoras/es (maestras/os, profesoras/es, lectoras/es), creaciones (artefactos) y audiencias (estudiantes) experimentan una vivencia encarnada en palabras, emociones e imágenes y los traen al presente, Basso reconoce que ello es un proceso social regular, común y sencillo precisamente porque a veces puede ser muy inventivo (GARCÍA M. T., 2016, pág. 16). Siguiendo con la ruta de María Teresa (2016), ubicándola en mi contexto profesional actual, los procesos de enseñanza de creación literaria, dichos procesos formativos no se enmarcan en una lógica en la que el gran creador es el autor o autora de la obra, mientras las formadoras o formadores limitan su interacción a la lectura de los libros, cuentos o poemas que se llevan al espacio, como si se tratase de un recital, sino que ubica a las formadoras y formadores, maestras y maestros, lectoras y lectores, como hacedoras y hacedores de caminos, creadoras y creadores, que 209

216 además de la obra se hacen a todo aquello que les permita desencadenar emociones y experiencias al elaborar o planear esa ruta. Son precisamente esos caminos previamente planeados o diseñados los que María Teresa (2016) denomina ductus, ese ductus ha de ser profundamente seductor para que las y los participantes le den sentido a dicha experiencia y participen activamente vivenciándola. Así, esta actividad estetizante, hace que el encuentro sea un proceso creativo en el cual todas y todos somos creadoras y creadores, maestras/os, formadoras/es, lectoras/es, como hacedoras y hacedores de caminos; obra y creaciones como ese ductus y audiencias como participantes activas/os del proceso creador. (GARCÍA M. T., 2016). Nos distanciamos entonces de la idea de la obra de arte que en sí misma contiene alma, ese objeto sublime dado a la contemplación; la obra se convierte en creadora, invitando al encuentro con lugares, personajes, colores, ambientes. En el marco de una de mis experiencias artísticas es posible reconocer este entramado de la siguiente manera: Al realizar un taller, experiencia o momento de encuentro en el marco de la educación formal, por ejemplo, las y los estudiantes no son solamente ese público pasivo que observa y se maravilla, el espacio, que por lo general es un salón de clases corriente se 210

217 transforma en un lugar otro, sillas y mesas o pupitres cambian su disposición invitando a ingresar en un espacio distinto al de las clases regulares del currículo escolar. Las y los estudiantes pasan a ser audiencias que interactúan como creadoras volátiles, algunas estarán dispuestas y se enrutarán fácilmente, pero de repente aparece un llanto, una travesura, un grito, un ser insistente llamando la atención, un ser desanimado que se hace chiquitito en un rincón y ante ello, no puedo continuar como si nada, así que me veo obligada a cambiar de voz, a desde la narrativa cambiar de espacio, a crear otros personajes y situaciones y desde lo que sucede en ese instante, crear rutas que vinculen a esas y esos participantes que necesitaban ser seducidos de una manera distinta y que van aportando a la creación de esa performance que se va gestando durante la interacción. Las creadoras y creadores no obedecen solamente a las autoras o autores de las obras, en el caso puntual de la animación de lectura, la lectora o lector también es creadora o creador; recordemos que no hablamos en relación a la lectura de recital en la que ante un público una persona le da voz a un texto, hablamos de quién acompaña a la audiencia a ingresar al mundo del libro, la encargada de seducir y crear el camino, hacer que esa audiencia se involucre, crea y cree. 211

218 Desde mi experiencia, como artista formadora de creación literaria en IDARTES e incluso desde antes como tallerista de lectura y escritura, para poder llegar a animar los procesos y crear esos caminos o ductus, hay que partir de un conocimiento amplio de la obra en relación con la audiencia, dado que se debe llegar a ese mundo fantástico que propone el libro e invitar a otras personas a hacerlo. Son muchos los detalles, hay que partir incluso por encontrar la manera para presentar o mostrar el libro a las y los participantes, cabe anotar que mientras dichos participantes sean de menor edad, más artilugios hay que inventar para enganchar en el mundo de los libros y las letras, eso no significa que con audiencias adultas no se generen estos espacios mágicos, es más, personalmente, me ha funcionado mucho llevar el libro a las distintas poblaciones casi que, de la misma manera, así tengamos la noción de que pueda ser infantil, creo firmemente que al mundo en general le hace falta más de eso fantástico, afectuoso y dulce. Cada libro tiene una invitación distinta, algunos pueden salir por sorpresa de una caja mágica, otros hacen que la maleta esté sumamente pesada y casi que toca arrastrarla por el salón, hay algunos que son extremadamente tímidos y les cuesta salir de la y en susurro piden absoluto silencio, están los que desde la maleta hacen distintos sonidos para que las y los participantes vayan tratando de descubrir los personajes con los que nos 212

219 encontraremos, algunos son creidísimos y piden canciones para salir a presentarse, otros tienen amigos títeres, unos solo se presentan en lugares oscuros siendo alumbrados por una linterna, están los que invitan a que la audiencia esté acostada y con los ojos cerrados En fin, son muchísimos los detalles que hay que tener en cuenta a partir del reconocimiento de los libros, y eso que solo les mostré algunas particularidades al momento de presentarlos a la audiencia, imagínense ahora las mil y una condiciones que se dan durante la lectura y las otras muchomil que se dan al finalizar, porque siempre hay que dejar a la audiencia prendada, a la espera de la siguiente aventura y vibrando con tantas emociones, sensaciones e ideas, que les sea gratificante tener pequeños espacios para sus propios procesos de creación. Pero eso no es todo, es fundamental el reconocimiento del grupo, sus contextos, sus particularidades, si es posible conocer algo de su propia historia, porque todo va convirtiéndose en una gran malla llena de nuditos, mientras más información se tenga, mientras más libros se hayan leído, mientras más conversaciones con otras y otros animadores de lectura se puedan tener, mientras más momentos de experiencias previas se hayan desarrollado, más ideas se van colando en esa malla y así estarán a la espera de salir a rescatarnos cuando los caminos previamente trazados no funcionan muy bien, porque pese a todos los previos que se 213

220 puedan tener, no siempre salen las cosas como las teníamos pensadas. Sucede en los espacios formativos, sucede en la vida. También es esencial, tener la disposición para encontrar nuevas maneras de enamoramiento, dado que pueden surgir de cualquier lugar, tanto en procesos formales, como en herramientas de otras disciplinas, en conversaciones casuales, al revisar medios digitales, al ver una película, hay que estar atentas y atentos siempre, las audiencias cambian todos los días y nosotras y nosotros también, por ello es imprescindible aprovechar esta piel llena de porosidades para aprender permanentemente, para tener presente que las condiciones actuales de existencia son muy distintas a las que se dieron hace algunos años y a las que se darán luego, por ello no nos podemos quedar ni en nociones, ni en métodos o metodologías, ahistóricas y descontextualizadas. Recordemos que aunque la planeación sea milimétrica, el libreto nunca se desarrollará tal cual fue creado, incluso hay momentos en los que la vida nos impide hacernos a un libreto bien estructurado y aunque estemos al límite de la nada, a menos que se convierta en constante, los previos anteriores, los que se encuentran en la malla anudada permiten que surja algo de lo inesperado, el espacio y las audiencias llevan consigo invitaciones y si se sabe leerlas en ese instante surge la performance, aparecen voces, sonidos, movimientos corporales, personajes que convierten a la audiencia en creadora e invitan a sus propias 214

221 propuestas, donde incluso los llantos, risas, travesuras, tristezas, logran hacer parte, creando una nueva propuesta, que no responde completamente al libro y tampoco a la experiencia que había sido planeada inicialmente por la lectora o lector, ese es un nuevo e irrepetible mundo creado a partir de la interacción de los tres elementos creativos. Todo esto, para mostrar someramente algunas particularidades de la ruta de la lectora, dado que al valorizar mi práctica como una práctica performática y al reconocer los conocimientos que surgen al interior de ese proceso, no solo en términos de oficio, sino de creación, me fue posible confiar en que no partía de la nada y disponerme a elaborar mi propio libro. El encontrarme con lo no dicho, no solo me permitió debelar algunas de las mujeres probables y posibles de mi familia, sino que también, me ha impulsado a encontrar en la experiencia adquirida, un saber propio de la animadora de lectura, dándole lugar a mi voz, a mis intersensibilidades lexicales, en tanto es una voz que ha sido capaz de acercarse de manera sensible y sintiente a otras personas y que desde allí puede crear puentes de conexión para hablar de lo no dicho. Valga anotar que, aunque desde hace algún tiempo he valorado mi quehacer y soy consciente de mis fortalezas en los campos laborales, la maestría me permitió reconocer mi práctica en 215

222 términos creativos, asumiendo como una potencia la dificultad de identificarme con un saber particular; nombrar permite referenciarse y llenar vacíos, en este caso particular el reconocer la transdisciplinariedad y la performance, ha aportado en mi proceso de reinvención mientras voy sanando heridas del pasado (Ver Anexo E). 216

223 3.2. Pensamientos de papel: Cuando lloví. Los padres blancos nos dijeron: pienso, luego existo. La madre negra que todas llevamos dentro, la poeta, nos susurra en sueños: Siento, luego puedo ser libre Audre Lorde. (MENÉNDEZ, 2019) El sentir ha sido mi guía para la creación, para encontrar maneras de re-existencia en las materialidades. Cuándo lloví, es un libroálbum que atrapa en imágenes y palabras la posibilidad de llover y al mismo tiempo invita a encontrarse con los propios momentos de lluvia. Valga anotar que en la búsqueda de lo que no se dijo por las mujeres de mi familia, aparecen las lágrimas como un lugar íntimo que permite además de desahogarse, crear espacios de fortaleza que impulsan a seguir, mi mami diría y lloré, lloré, lloré y lloré, las almohadas eran mis consuelos 46, de la almohada pasamos al libro, quién consuela y acoge, su narración parte de un relato autoetnográfico y se reafirma con las narrativas de mi mami, materializando la existencia. Tal como se explicó antes, es un libro desarrollado desde lo prosaico, permitiéndome que la vinculación estética se enmarque 46 Fragmento de la conversación con mi mami del día 22 de enero de

224 en lo cotidiano, así pues, más que responder al campo de lo bello, he buscado que invite a un encuentro desde lo sensible, su elaboración fue siendo autorizada tanto por mis audiencias en los talleres de creación literaria, como por mis compañeras y compañeros de la maestría, los grupos de las tutorías, el grupo de investigación-creación Pasarela y personas cercanas que estuvieron comentando el proceso desde lo escritural y la imagen, Daniel Ortiz, Angélica Peña y Walter García, principalmente. Es importante anotar que, el libro-álbum, fue elaborándose y reelaborándose durante aproximadamente dos años, tiempo en el que me permití explorar con diferentes maneras de decir en papel, pop-up y libro-álbum principalmente; dicha exploración la iba realizando junto con las y los participantes de mis talleres de creación literaria desarrollados con IDARTES, solo así, fui encontrando el camino para elaborar mi propio libro, solo después de recorrer las rutas trazadas para mis estudiantes, fui capaz de entrar en ese juego de escritora. Desde mucho antes impulsaba a otras personas a escribir y me resguardaba en mi ser profe para no intentarlo de verdad, desde luego, con mis estudiantes desarrollaba muchos de los ejercicios propuestos, pero nunca los considere relevantes, valga anotar que en mi equipo de trabajo compartía con escritores y escritoras reconocidas en el campo y por ello, mis escritos, a mi modo de ver, jamás serían siquiera cercanos al nivel escritural de ellos y ellas. 218

225 Como profe o artista formadora, nunca me preocupó en demasía lo formal, tampoco partía por la enseñanza de las fórmulas, es más, para invitar a escribir lo primero que hacía era tratar de espantar los miedos por lo ortográfico, luego, tan solo les insistía en que era un espacio para hacer lo imposible posible por medio de las letras. Considero que lo más importante al escribir es lograr tocar el corazón de otras personas, no sólo en términos dulces, el corazón responde a lo asqueroso, a lo graciosos y desde luego, a lo miedoso. Escribir es tan mágico que puede transmitirle el sentir propio o ese mundo que habita en la fantasía a un ser que seguramente nunca podamos ver a los ojos. Cuando valoricé mi práctica me desprendí de los miedos que parloteaban a mis oídos acerca del ser escritora, es un poco incoherente que mientras les decía a mis estudiantes que eran grandes escritores y escritoras, mientras encontraba maravilloso cada texto que escribían, me confinaba en las cloacas del no saber escribir artístico, sabía escribir como profesora, pero no como artista. Al darle valor a mi práctica y reconocer que el artista no dota de alma a la obra, tal como para ser payasa, no tenía que ser hija de payasos como lo creía en mi infancia, pude escribir desde mi saber del día a día, desde mis prácticas cotidianas, siguiendo los caminos diseñados para mis estudiantes, sin temor a que no se 219

226 reconociera como la gran obra y sin la necesidad de competir porque así lo fuese. Aunque fui demoliendo muchos supuestos, no pude evitar acudir a personas del campo para que me ayudaran a ver más allá de lo que mis emociones lo permitían, de tal manera, Angélica Peña y Walter García, estuvieron dispuestos a hablar desde sus saberes y sentires, orientándome tanto en la parte escrita como en la visual. Tengo una pequeña manía por la autorización, entonces en un momento iba perdiéndome entre sugerencias hasta que se empezó a gestar en mí un malestar que me indicaba un gran vacío en lo que estaba realizando, me di cuenta, que esta versión que se acercaba a lo poético e infringía menos normas escriturales, sacrificaba mi interés fundamental, que era permitir un encuentro desde lo sensible. CUANDO LLOVÍ MAMÁ nunca lloraba iba inundándose hasta quedar llena de rabia. Tan grande era su enojo que le salía por la mirada. De MAMÁ aprendí a contener las lágrimas, no quería ser una niñita llorona. Al no poder salir encharcaban mis pies, los pasos lentos y pesados no me conducían a ningún lado. Enlagunaban las piernas, el abdomen y el pecho. Me costaba respirar, parecía estar ahogándome por dentro. 220

227 Cuánto sería el llanto que en lugar de sangre circulaban como ríos lágrimas. En cualquier momento explotaría. La garganta lo reprimía todo, incluso las palabras. El corazón se agitaba tan fuerte que de pena dolía. Llenos de tristeza, dolor y rabia los ríos llegaban hasta el cabello y caían precipitosamente hasta llegar a un gran mar de lágrimas. Ya con los ojos vidriosos, una presión incontenible en el pecho y el corazón reducido en penas, subía a la terraza de la casa. Desde allí miraba lejos. Justo cuando la mirada se devuelve cerraba los ojos, respiraba el viento helado, extendía los brazos y al fin, mientras llovía me desocupaba. Si era rabia acumulada ensordecedores truenos gritaban desde el fondo del alma. En cambio, al desbordarse la tristeza lágrimas recorrían en silencio las mejillas. El gris lo cubría todo, lloviznaba. Una respiración profunda acogía la calma. La brisa generada sacudía los árboles como si danzaran. Accidentalmente arrojaba algunas prendas de los tendederos. Sin más, volaban presurosas hacia la libertad. El olor a tierra mojada me invitaba a abrir los ojos. Había dejado de llover y aunque estaba completamente empapada sonreía. Nadie, ni siquiera MAMÁ, sabría que era yo quién llovía. Nunca fui una niñita llorona. Siempre fui la Diosa de la lluvia. 221

228 Detenerme, sentirme y regresar, escuchar a la lectora y a su saber en la mediación de los libros con las audiencias, me permitió anticipar una posible respuesta por parte de los niños y niñas al momento de compartirles mi libro, me di cuenta que me estaba desviando de lo que quería realmente, no me importaba lo poético de su escritura, pues esta, a veces genera una suerte de trampas al hacer uso de un lenguaje de menor accesibilidad para las audiencias, no sacrificaría el sentir, pese a que no hubiesen tantas imágenes bellas y elaboradas. Lo anterior no significa que no haya tenido en cuenta los comentarios desde el campo del arte, es más, la versión final no dista mucho de la que se acercaba a una versión mejor escrita, solo que quién eligió los comentarios fue la lectora, de tal manera, las sugerencias eran aceptadas o no, dependiendo de si estaban o no, al servicio de la práctica de animación de lectura. El encuentro con las maneras de hacer desde el campo del arte poético, me permitió revelar que hay unos mecanismos distintos para que se dé la experiencia estética, otras formas y otros lugares para producirla. En mi caso es imposible desconocer el haber crecido entre historias, mi mami siempre tenía una respuesta para todo, creaba respuestas e historias con un parpadeo. Por ser del campo, además la reconozco como una gran conocedora de las plantas, por ello en mi infancia le preguntaba el nombre de todas las 222

229 plantas que nos encontrábamos por ahí, hasta que empecé a darme cuenta que muchas plantas recibían el nombre matita de taray, por lo cual un día le pregunté por qué tantas plantas se llamaban así, si ni siquiera se parecían. Entonces ella me dijo entre risas que eran matitas de taray porque tarán ahí, estarán ahí. Las historias son de taray, están ahí, han acompañado mi existir y seguramente también han posibilitado mi encuentro con el juego, ese que fue el primer camino para ficcionar la realidad. Además, el ser profesora, artista formadora y animadora de lectura, me ha dotado de una metodología particular que he ido desarrollando por años en mis talleres, la ruta de la animadora de lectura y escritura me llevó a ser escritora. 47 Es preciso decir que, el ser cuidadora en distintos ámbitos, me ha permeado de una suerte de interés constante por lo que sucede con otras personas, de tal manera que el libro-álbum ha sido elaborado teniendo presente que será leído por otros seres que lo encontrarán quizá como un lugar que pueda acoger sus propias experiencias, Paul Ricoeur (2006) en su texto, la vida: un relato en búsqueda de narrador escribe lo siguiente: mi tesis aquí es que el proceso de composición, de configuración, no se acaba en el texto, sino en el lector, y 47 Sin negar por supuesto, la guía de mi tutora María Teresa quién me iba dando pistas para confiar más en la ruta de la lectora. 223

230 bajo esta condición, hace posible la reconfiguración de la vida por el relato. Más concretamente: el sentido o el significado de un relato surge en la intersección del mundo del texto con el mundo del lector. El acto de leer pasa a ser así el momento crucial de todo el análisis. Sobre él descansa la capacidad del relato de transfigurar la experiencia del lector. (pág. 15) De tal manera que los relatos y la vida no están del todo separados, dialogan y permiten que en la lectura se encuentre una manera de vivir, las historias se narran y se viven imaginariamente, en los relatos se contiene y se comparte la experiencia, una versión propia de la vida. Valga anotar, que la ficción narrativa, es una dimensión irreductible de la comprensión de sí. Ricoeur (2006) señala: Si es cierto que la ficción sólo se completa en la vida y que la vida sólo se comprende a través de las historias que contamos sobre ella, entonces, podemos decir que una vida examinada, en el sentido de [ ] Sócrates, es una vida narrada. (pág. 20). Esta vida narrada según Ricoeur, surge de la propia reinterpretación a la luz de los relatos que la cultura nos propone, de tal manera ese universo de relatos nos dota de una unidad 224

231 narrativa, somos también lo que leemos y escuchamos, nos vamos haciendo en la medida que nos encontramos con otros relatos, con otros discursos, con la alteridad, con las reflexiones que nos comparten a diario, con los universos conceptuales y las ideas que nos proponen, en medio de una discusión académica, en medio de una conversación familiar, en las conversaciones esporádicas que se dan en la calle, en las conversaciones que tenemos con textos y paisajes, en el contemplar la vida La Diosa de la lluvia. Relato auto etnográfico 48. Cuando era pequeña y me sentía muy triste, muy enojada o llena de lágrimas, miraba al cielo y descubría cómo empezaba a nublarse y finalmente llovía. Sentía que tenía el poder de hacer llover con mis emociones, de tal manera, el cielo se teñía del color de mi interior. Ese era mi gran don, mi poder, era tan real y tan increíble que de seguro nadie lo creería y por ello era mejor mantenerlo en secreto. Cada vez que sentía que las lágrimas me inundaban trataba de contenerlas hasta que el cuello me dolía y sentía que me costaba respirar, de 48 Ver apartado 2.10 Además de vivirlo, lo he soñado. Genealogía de sí. (Diosa de la lluvia). 225

232 repente empezaban a enlagunarse los ojos y evitando que las lágrimas salieran la visión se hacía borrosa, entonces subía a la terraza de mi casa, la casa de mi mami, y casi a modo de ritual, extendía los brazos y cerraba los ojos, mientras lloraba, llovía, el cielo me escuchaba y era capaz de sentir lo que estaba sintiendo en ese instante. Yo llovía, mientras el cielo esparcía mis tristezas, rabias y dolores por el mundo entero, mis lágrimas creaban charcos, lagos, ríos, mares. Por eso el mar es salado, porque está llenito de lágrimas Sendero de palabras Estos son algunos apuntes del sendero deambulado en el proceso creativo durante la elaboración del libro-álbum. Empecé a atisbar lo que podría ser mi libro en medio de una reunión laboral de Creación Literaria en IDARTES, el 26 de marzo de Desde siempre he dibujado al margen de las hojas para tratar de que mi dispersión no moleste a las demás personas, esa tarde no emergió del lápiz un dibujo cualquiera, sin previo aviso entre garabatos se iba creando una historia. 226

233 Imagen 46. Fotografías de mi primer acercamiento al libro-álbum (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Esas semillas al margen de mis notas, fueron trasladadas a una hoja en blanco. Desde la intuición y siguiendo la ruta de creación propuesta a mis estudiantes me permitía explorar sin mayor ambición. 227

234 Imagen 47. Un libro germinando. Reina de la lluvia. (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 48. Un libro germinando. Reina de la lluvia. (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) 228

235 Cuando reconocimos con la maestra María Teresa que el libro había empezado a emerger, tomando fuerza en las maneras de atrapar lo no dicho y además convirtiéndose en un elemento de re-existencia, acordamos unos pequeños encuentros con la maestra Sonia Castillo quién dispuso para mí algunos momentos dentro de sus propios espacios de tutoría, para acompañar y comentar el proceso de creación inicial. En estos espacios me reencontré con el libro El principito de Antoine de Saint-Exupéry e incluso con un libro que me regaló mi padre cuando tenía 7 años aproximadamente, titulado Heidy de Johanna Spyri, libros que acompañaron mis días y me invitaron a soñar. Sonia Castillo, me indicó dos asuntos fundamentales en el proceso creativo, el primero, la historia, cómo cuento mi narración de lo que sucedía?, por qué no hacerlo cercano a ese relato, y el segundo, por qué reina de la lluvia? En esas conversaciones la historia empezó a crecer y aquella reina Disney, cargada de situaciones y presupuestos en torno a la feminidad, que por lo general ha enmarcado a la mujer en un deber ser sumiso, débil, bello y delicado, a la espera de otra persona, por lo general, hombre cisgénero protector y salvador, perdieron fuerza para encontrarme, guiada por la maestra Sonia, con la deidad de ese ser sobrenatural con poderes concretos sobre la realidad. 229

236 Explorar siguiendo aquellas palabras me indicaban senderos creativos, me permitió un encuentro con lo que no había dicho por considerarlo ridículo y egocéntrico. Yo, realmente era capaz de hacer llover. DIOSA DE LA LLUVIA Cuando era pequeña me costaba mucho llorar, Creía que era un acto de debilidad atribuido a las niñitas lloronas. Así que decidía contenerme. Como las lágrimas no podían salir, se iban hacia dentro y empezaban a inundarme. Primero me encharcaban los pies, Luego me enlagunaban las piernas Hasta que finalmente se aventuraban en forma de riachuelos hacia el pecho. Cuando el pecho estaba lleno de lágrimas, Hasta el corazón dolía. Sentía que no podía contenerlas más y estallaría en cualquier momento. Entonces la garganta se anudaba y evitaba que las lágrimas escaparan. Pero cuando hay muchas tristezas, muchos dolores o mucha rabia, Las lágrimas siguen inundando, 230

237 Así que llegaban incluso al cabello y lo convertían en un mar de lágrimas. Ya con los ojos vidriosos, el nudo en la garganta a punto de deshacerse y el corazón llenito de penas. Subía a la terraza de mi casa, extendía los brazos, miraba el cielo y me hacía nube. Cerraba los ojos y al fin podía llover. Mientras llovía me desocupaba; a veces llovía con rabia y se escuchaban estruendosos truenos, Otras veces tan sólo permitía que las lágrimas recorrieran las mejillas en silencio y tan solo lloviznaba. Ya para terminar suspiraba y los árboles se movían de un lado para el otro, me agradecían con su danza las lágrimas que acariciaban sus hojas; a veces sin querer, botaba la ropa de los tendederos y ésta volaba presurosa en búsqueda de nuevas aventuras. Al abrir los ojos, estaba completamente empapada; dejaba de ser nube, pero sabía que siempre sería la Diosa de la lluvia. Segundo encuentro con la historia. Diosa de la lluvia. Agosto Exploración del libro pop-up El libro pop-up, hace referencia a cualquier libro tridimensional, desplegable o móvil. Su realización se conoce como ingeniería de papel. Valga anotar que en mis talleres de creación literaria los libros en pop-up eran de los primeros que me 231

238 Imagen 49. Fotografías de mi primer acercamiento al pop-up (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) En ese entonces había empezado a aprender a elaborar mecanismos pop-up para enseñarlos durante mis talleres de creación literaria, por ello decidí participar junto con mis audiencias en el proceso creativo. Era tan conmovedor ver a los niños, niñas, jóvenes y adultos, encontrándose con esas figuras que salían de los libros, que lo consideré una ruta preciosísima acompañaban en el desarrollo de los talleres, porque generaban un acercamiento y goce casi inmediato con los momentos de lectura. 232

239 para elaborar mi propuesta. Fue muy grata la exploración, sin embargo, por efectos técnicos decidí dejarlo en pausa. Luego con más tiempo y más vida me reencontraré con dicha técnica. Diosa de la lluvia Por los niños y niñas que ahora llueven. Por aquellos y aquellas que lloveremos siempre. A veces mi mamá, es la peor mamá del mundo. Sus gritos y golpes son insufribles. Tan solo me queda contener el llanto y evitar que ella triunfe en su acto de sometimiento. Llorar? Eso es para las niñitas lloronas. Al menos eso era lo que creía. En esos momentos, cuando mamá se convertía en la peor mamá del mundo, las lágrimas no podían salir. Así que se iban hacia dentro y empezaban a inundarme. Primero me encharcaban los pies, luego me enlagunaban las piernas, hasta que finalmente se aventuraban en forma de riachuelos hacia el pecho. Cuando el pecho se llenaba de lágrimas, hasta el corazón dolía. Sentía que no podía seguir conteniéndolas, que estallaría en cualquier momento. Entonces la garganta se anudaba y evitaba que las lágrimas escaparan. Pero cuando había muchas tristezas, dolores o rabia, las lágrimas seguían inundando. Al punto que llegaban al cabello y lo convertían en un mar de lágrimas. 233

240 Ya con los ojos vidriosos, la garganta a punto de desanudarse y el corazón llenito de penas. Subía a la terraza de mi casa, me cercioraba que no hubiese nadie, extendía los brazos, miraba al cielo y me hacía nube. Cerraba los ojos y al fin podía llover. Mientras llovía me desocupaba. Cuando llovía con rabia, se escuchaban estruendosos truenos, incluso granizaba. En otras ocasiones, tan solo las lágrimas recorrían en silencio las mejillas y lloviznaba. A veces, dejaba salir un pequeño soplo y mandaba por los aires la ropa de los tendederos. Para terminar, siempre suspiraba y los árboles se movían de un lado para el otro, me agradecían con su danza las lágrimas que acariciaban sus hojas. Al abrir los ojos, estaba completamente empapada. Había dejado de llorar. Dejaba de ser nube y sonreía pensando que nadie sabría que era yo quién llovía, que era yo, la Diosa de la lluvia. LEIDIIIIIIIIIIII! 234

241 Tercer encuentro con la historia. Diosa de la lluvia Imagen 50. Fotografías de mi primer acercamiento al Storyboard (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 51. Fotografías de mi primer acercamiento al Storyboard (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) 235

242 Es importante comentar que, en este preciso momento de creación, estaba en un proceso de encuentro con la imagen de mi madre y por ende con su ausencia, con su no estar, con su irse. El acercamiento al performance realizado con el grupo de investigación-creación Pasarela, había empezado a abrir emociones y situaciones aprisionadas, por ello su imagen llena de telarañas, polvo, reclamos y culpas, aparecía muy cercana a una imagen monstruosa. El sentimiento me abrumaba e incluso me confundía. Por ello dicha historia tiene una carga emocional muy fuerte, sin embargo, el poder plasmar esas emociones y sentires, me permitió detenerme, indagar, sentir, reflexionar y soltar. CUANDO LLOVÍ 50 MAMÁ nunca lloraba y de tanto tragarse las lágrimas, se iba inundando y parecía llenarse de rabia. Era tanta la rabia que tenía, que se le salía por la mirada. De MAMÁ aprendí a contener las lágrimas, no quería ser una niñita llorona. Pero como las lágrimas no podían salir, se iban hacia dentro y también empezaban a inundarme. 50 Cuando lloví, surge como título del libro en medio de la presentación de una experiencia de lluvia realizada con mis compañeras y compañeros maestrantes de Taller III. Metodologías y experiencias de investigación-creación. Guiado por la PhD. Luisa Piedrahita. En el espacio para narrar los momentos de lluvia personales suscitados tras el encuentro con el libro, que en ese momento era la versión popup, uno de mis compañeros Carlos Martín, compartió el relato producto de su momento de lluvia y escribió: Yo vi, cuando volví a ver, Cuando lloví. 236

243 Al principio me encharcaban los pies y los pasos se hacían lentos y pesados, luego me enlagunaban las piernas y en ese punto correr o saltar era insoportable, de repente costaba respirar, eran tantas lágrimas las que seguían adentrándose, que en lugar de sangre corrían como ríos lágrimas. Justo en ese momento la garganta se anudaba para evitar que las lágrimas escaparan, pero la presión en el pecho se hacía insoportable, el corazón temiendo ahogarse se agitaba tanto que de pena dolía. Era tanta la tristeza, el dolor y la rabia, que las lágrimas seguían inundando, entonces llegaban al cabello y lo convertían en un gran mar de lágrimas. Ya con los ojos vidriosos, el nudo en la garganta a punto de deshacerse y el corazón ahogadito en penas. Subía a la terraza de la casa de mi abuelita, miraba al cielo y de repente todo se empezaba a nublar. Entonces extendía los brazos, cerraba los ojos y al fin podía llover. Mientras llovía me desocupaba, si estaba llenita de rabia, se escuchaban estruendosos truenos, como gritos desde el fondo del sentir. Si estaba llenita de tristeza, las lágrimas recorrían silenciosas las mejillas, lloviznaba y el cielo se ponía tan gris, que al cabo de poco tiempo todo estaba del mismo color. Para terminar, una respiración profunda acogía la calma, pero la brisa que generaba era tan fuerte que agitaba los árboles y se sacudían como si danzaran. Sin querer, en ocasiones, botaba algunas prendas de los tendederos y estas volaban presurosas hacia la libertad. 237

244 Al abrir los ojos, había dejado de llover, estaba completamente empapada, pero ahora sonreía. Nadie, ni siquiera MAMÁ, sabrían que era yo quién llovía. Nunca fui una niñita llorona, era la Diosa de la lluvia. Cuarto encuentro con la historia. Cuando lloví Imagen 52. Fotografías de mi segundo acercamiento al Storyboard (2019) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) 238

245 Imagen 53. Fotografías de mi segundo acercamiento al Storyboard (2019) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Las sugerencias más destacadas por parte de los seres cercanos a los que compartía mi proceso eran: la importancia de que el texto no dijiese lo mismo que las imágenes, de encontrar incluso la tipografía acorde con la historia y del juego con los planos. Dichas observaciones fueron realizadas principalmente por Angélica Peña, Darlyn Guerrero, Sebastián Piedrahita y Angélica Penagos (Angie Pik). 239

246 Imagen 54. Fotografías del diseño de personaje (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Quinto encuentro con la historia. Cuando lloví Imagen 55. Fotografías de mi tercer acercamiento al Storyboard (2019) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) 240

247 Imagen 56. Fotografías de mi tercer acercamiento al Storyboard (2019) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 57. Fotografías de mi tercer acercamiento al Storyboard (2019) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) 241

248 Sexto encuentro con la historia. Cuando lloví Imagen 58. Fotografías de mi cuarto acercamiento al Storyboard (2019) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 59. Fotografías de mi cuarto acercamiento al Storyboard (2019) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) 242

249 Imagen 60. Fotografías de mi cuarto acercamiento al Storyboard (2019) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 61. Fotografías de mi cuarto acercamiento al Storyboard (2019) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) 243

250 Mientras seguía atrapada en el caudal del embellecimiento, el vacío desde el sentir, iba haciéndose más evidente, no sabía qué hacer, sentía que me era imposible parar y más aún regresar. Entonces fue Daniel Ortiz, mi ser amado, quién además de darme su percepción con lo que estaba pasando en el libro, me aportó confianza para desde el afecto comentar mi necesidad de regresar, reconociendo desde luego todo el trabajo y el apoyo brindado. El sendero marcaba aún más sendas, pero he tratado de recoger los momentos más importantes, por ello nos acercaremos al proceso final, valga anotar que la elaboración de mi libro-álbum lejos de hacerse en la intimidad absoluta, estuvo acompañado por seres que aprecio mucho. Algunas imágenes del proceso de ilustración final. 244

251 Imagen 62. Dibujos a lápiz sobre papel. Cuando lloví (2020) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) 245

252 En este proceso me permití encontrar desde lo simbólico maneras de decir y soltar. 51 Manzanas en la pared que se convierten en corazones y dan cuenta de la casa como un lugar que permite ser acogida, la posibilidad de vuelo presente en las prendas que al final se pierden entre nubes, liberando a mi mamá del peso de la culpa y el reproche, y en esa vía, liberándome de los reclamos, del peso del abandono, de los deber ser y permitiéndome unas maneras distintas de vuelo. Imagen 63. Dibujos en acuarela sobre papel acuarela. Cuando lloví (2020) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) 51 El libro-álbum Cuándo lloví, lo presento como adjunto a este documento (Ver anexo F). 246

253 Imagen 64. Algunas hojas del libro final. Cuando lloví (2020) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) El proceso final de maquetación y diagramación, lo realizó mi amigo Víctor Urrego. El libro-álbum Cuando lloví, me permitió materializar la experiencia encarnada que estaba en el terreno de lo no dicho, es un libro que busca ser detonante de experiencias y de momentos para hablar de lo que no se dice, invitando a otras personas, especialmente a los niños, niñas y jóvenes a encontrarse con sus propios momentos de lluvia. El título del libro, obedece a mis 247

254 momentos de llanto, pero al convertirlo en pregunta, abre un sendero enorme para poder narrar la propia experiencia, para poder reconocer y darle forma a lo que no se dice. 248

255 3.3. Pensamientos de papel: Mamá Trape Imagen 65. Parte inicial del ejercicio realizado para el Seminario III. Políticas Y Estéticas del Arte y la Cultura. Maestro Andrés Foglia (2018) (Leidi Tatiana Ramos A.) Fotografiando a Mamá Trape. En el marco de Coloquio III: La investigación creación en los estudios Artísticos. Postdocs. Camila Esguerra. (2018) (Fotografía. Darlyn Guerrero.) Mamá Trape Mamá Trape siempre andaba despelucada, ya saben cómo son las mamás, se la pasan limpiando todo de un lado para el otro y el pelo les queda todo desmechuzado. Así que junto a mi hermano la peinábamos. Le hacíamos dos trenzas larguísimas llenas de moñas y caimanes de colores, luego jugábamos por toda la casa mientras la poníamos en orden. 249

256 Ella nunca nos regañaba, pese a que la dejáramos caer por no ayudarla a acomodar bien. Era muy divertido galopar sobre ella convertida en caballo, también, cuando nos tendíamos en el piso y nos contaba de la manera más graciosa, las maromas que debía hacer para desatorar el pelo que le quedaba enredado entre los muebles mientras limpiaba la casa, tratábamos de adivinar el número exacto de cabellos que se arrancaba. Peinarla por esos días era prácticamente imposible, se le hacían unos nudos terribles, y aunque no se quejaba, yo trataba de ser muy cuidadosa, pues cuando MAMÁ me peinaba me jalaba tanto el cabello que terminaba llorando y con los ojitos chinitos de lo apretado que lo ataba. A veces me daban ganas de decirle que le cortaría el cabello si no lo mantenía agarrado, eso me decía MAMÁ cuando evitaba que me peinara porque era muy doloroso. Pero no, me encantaba tener el cabello largo como mamá Trape, jamás podría cortárselo. Así pasaban los días, hasta que un día MAMÁ, la de veritas, salía de la casa con mamá Trape agarrándola por los cabellos, sucios, enredados y sin sus trencitas. Nosotros quedamos petrificados, sabíamos lo que eso significaba, no la volveríamos a ver. Mientras MAMÁ arrastraba a mamá Trape hacía la puerta argumentando que ya estaba muy fea. Nosotros nos preguntábamos: Cómo quería que estuviera si había limpiado el piso con ella? No pudimos hacer nada. No hubo tiempo de despedirnos, ni siquiera podíamos llorar, mamá Trape estaba tan triste que tan sólo nos dejó a su paso, un caminito de llanto. Mamá Trape, hace parte del proceso de encuentro con las palabras y las imágenes para decir lo no dicho. Al igual que 250

257 Cuando lloví, atrapa la existencia y permite hablar desde la cotidianidad, valga anotar que este tan solo es el resultado inicial del proceso de elaboración del libro, pues a futuro también estará acompañado de imágenes. En la actualidad dicha elaboración final, desborda los alcances del proceso investigativo. Tal como con Cuando Lloví, el proceso inició a partir de un relato auto-etnográfico, luego empezó a tomar forma en la agenda de apuntes del proceso de tutoría en abril de 2018 y dichas imágenes iniciales fueron trasladadas a una hoja en blanco, siguiendo la ruta de creación propuesta a mis estudiantes Mamá Trapero. Relato auto-etnográfico 52. Cuando éramos pequeños mi mamá no compartía mucho tiempo con nosotros, por lo general siempre estaba dándonos órdenes, por ello con mi hermano Solmar decidimos hacer a nuestra propia mamá. Recuerdo que manteníamos mucho tiempo solos. Así que cogíamos el trapero de la casa, lo lavábamos bien, le aplicábamos colonia de Sanpic morado, le hacíamos trencitas y le colocábamos aretes, cintas, caimanes, moñas de colores, lo 52 Ver apartado 2.10 Además de vivirlo, lo he soñado. Corpografía. (Mamá Trapero). 251

258 que tuviéramos a la mano para que se viera muy bonita. Mientras realizábamos los deberes de la casa, hablábamos con ella, nos regañaba, nos indicaba que hacer e incluso había tiempo para jugar, todo lo hacíamos a escondidas de mi mami y mi mamá. Mamá Trapero era mi mejor mamá del mundo. Podría decirse que tengo cuatro mamás. Mi mamá MAMÁ, mi mamá abuelita, mi mamá madrastra y finalmente, pero no menos importante, mi mamá Trapero Sendero de palabras. El sendero deambulado con Mamá Trapé ha tratado de seguir las huellas dibujadas en el proceso de elaboración del libro-álbum Cuándo Lloví, sin embargo, por lo largo del camino solo ha sido posible recorrer parte de él. Inició como apuntes en la agenda destinada a resguardar todo lo concerniente al proyecto de investigación creación y luego migro a la hoja en blanco. 252

259 Imagen 66. Fotografías de mi primer acercamiento a Mamá Trape. (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) 253

260 Imagen 67. Un libro germinando. Mamá Trape. (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Imagen 68. Un libro germinando. Mamá Trape. (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) 254

261 Mientras iba creando el libro pensaba en la ausencia, en su ambivalencia, pues considero que solo es posible reconocer la ausencia cuando hay una presencia disfrazada de recuerdo. La ausencia es un estuvo o debería estar que se mantiene latente como una vacío en la existencia. Mi madre, desde esa noción de madre sacrificada que nos han enseñado como correcta, ha estado ausente incluso desde antes de decidir marcharse, la dificultad de encontrarme con una mamá que no respondía a la que me había convencido que debía ser, generó en mí e incluso en mis hermanos y hermanas una gran sensación de vacío. Dicho vacío trató de ser llenado por mi mami, quién sacrificándose aún más, trató de darle a sus nietos además de una abuela a una mamá. Aunque mi mami tratara de mantener la ficción familiar, respondiendo a los roles de cuidado asignados a las madres y abuelas, en términos sociales, ese vacío que incluso luego se hizo no solo simbólico sino material, y que no respondía al fallecimiento o la desaparición forzada, se hacía blanco de comentarios, chismes, reclamos e incluso reproches. El ausentarse por decisión propia pareciera quitarle humanidad a la persona implicada, haciéndola merecedora de un lugar indeseable, siempre y cuando sea la mamá o una mujer que haya sido designada como cuidadora en su entorno familiar, al menos, eso sucede en mi familia. Aún hoy, me exigen cuidar de mi abuelita 255

262 como un deber y un pago por los años de crianza en mi infancia y adolescencia, aún hoy, personas ajenas se sienten con el derecho de decidir por mis vuelos y si decidiera marcharme del lado de ella, sería reconocida como un ser monstruoso. Mi papá biológico por años fue un ser intermitente, su presencia en mi vida era casi inexistente, sin embargo, nunca escuché comentarios negativos hacia él, es más, pareciera que para las personas cercanas fuera normal que no estuviese. Cuando mi madre decide marcharse, inmediatamente su ausencia resalta su existencia y a diferencia de lo que había sucedido con mi papá biológico, a ella no se le otorgó el derecho a marcharse y en su calidad de fugitiva, fue expropiada de su identidad como madre e incluso como mujer y en cambio, le fue otorgado el calificativo de monstruo. Era curioso como desde afuera se juzgaba e incluso se asumía que la estábamos pasando realmente mal con la situación, desde luego, mi madre nos ha hecho mucha falta, pero no era tan terrible si no fuese por el bombardeo social que nos apuntaba como las y los abandonados, podría decir incluso, que nuestra relación familiar mejoró con la partida de mi madre, pues ella desde hacía mucho necesitaba ser libre y permitirnos crecer en un entorno con menos frustración, dolor y culpa. Ese vacío que había dejado mi madre no era tan grande, pero las situaciones sociales parecían empecinarse en tallar y tallar aquel agujero haciéndolo infinito y 256

263 colocándonos en una situación de reclamo, preguntas y dolor permanente. A los vacíos hay que prestarles atención, porque de lo contrario se van haciendo enormes y buscan culpables constantemente mientras se llenan de todo aquello que lastima. La ausencia de mi madre, su no estar, se convierte entonces en motivo para narrar la vida, para contenerla e indagarla desde la fantasía. El fantasear al menos en lo personal, le ha dado cabida al existir, soñar y reinventarme todo el tiempo. Con Mamá Trape, hago todo un proceso personal de humanización de mi madre, me encuentro con su ser mujer y la abrazo a la distancia, mientras escribo los dolores y a su vez los perdones, mientras me encuentro con esa niña que la juzgaba y le cuento que no era cierto todo lo que nos decían. Ahora entiendo que ella no tenía que responder a ese ser madre Trapero que nos habían enseñado como correcto, ella como todas las mujeres no solo respondía a un ser madre y tenía derecho de entenderse como lo más importante de su propia vida. A su vez, reconozco en el trenzar una práctica que me acercaba a mi madre, ella me trenzaba el cabello y aunque a veces era algo doloroso, lo sentía como una manera de cuidarme, yo también le trenzaba el cabello, aprendí incluso a colocar extensiones trenzadas con cabello postizo a los 10 años, porque para mi mamá era muy importante tener el cabello largo y su cabello era tan 257

264 crespo que crecía contrario a la gravedad, yo la peinaba y la arreglaba buscando su afecto. Seguramente aún me trenzo el cabello como una manera de encontrarme con sus manos y sentir su amor. Mamá Trapero hace parte de los juegos secretos que acompañaron mi infancia, igual que Diosa de la lluvia, por lo tanto, esos juegos han adquirido la potencia de ser fuente de relatos autoetnográficos para el reconocimiento del ser mujer en mi familia, convirtiéndose, en semillero de historias que siguiendo el sendero para la elaboración de libros trazado por la lectora pueden llegar a acoger a otras personas en medio de sus páginas. La vida a veces parece un entramado de ficciones que acomodamos para poder vivir, ausencias y presencias, van dando lugar a la existencia. Un referente precioso para encontrarse con estas ausencias que nos acompañan siempre es el libro-álbum Camino a Casa de Jairo Buitrago, un libro dónde entre líneas nos encontramos con la ausencia paterna. Una niña es acompañada por un gran León facilitándole las tareas que debe asumir mientras su madre trabaja. 258

265 Puedes irte de nuevo, si quieres pero vuelve cuando te lo pida Jairo Buitrago (BUITRAGO, J. y YOCKTENG, R., 2008) Imagen 69. Camino a Casa. Tomada de: 259

266 3.4. Volver, ver, verse. Vol-ver-se mujer. En la búsqueda de las maneras de decir lo no dicho, me encuentro con la performance como una manera de decir, de volver, de indagar, de ver, de sanar, de afectarse, de verse, de sanarse, de reinventarse. El acercamiento con la performance, ha tenido lugar en la maestría. Mis guías durante el proceso fueron Sonia Castillo, Camila Esguerra, Francisco Ramos, María Teresa García, los y las participantes del grupo de investigación-creación Pasarela, principalmente. Sonia Castillo y el grupo de investigación-creación Pasarela, me permitieron un encuentro vivo, plagado de reflexiones profundas con la performance, mientras Camila Esguerra y Francisco Ramos me presentaron a dos grandes exponentes que iban acompañando a eso que sucede con la práctica. Con el PhD. Francisco Ramos, me fue posible acercarme a algunos planteamientos de Lynette Hunter durante la electiva, laboratorio sobre performatividades del sentir, en febrero de 2019, entre mis apuntes encuentro frases resonantes que influyeron de manera importante en ese ir entendiendo. Son hechos reales dónde nos encontramos con personas, no con personajes. 260

267 La performance como ejercicio de descubrimiento interior. El arriesgar la vida. La performance como acción política. La incertidumbre, la exploración sin certeza de lo que pasará. La sinceridad. El ir más allá. La posibilidad de hacer de la emoción algo externo, generando diálogos entre emociones, performeraudiencia. Transformación: Toca elementos vitales de tiempo y espacio en las personas. El performance no tiene técnica. Estos apuntes fueron tejiendo puentes con lo que sucedía por la misma época en el seminario, trama vincular del arte y la cultura a cargo de la postdocs Camila Esguerra, quién nos acercó de manera asertiva a algunas reflexiones de Diana Taylor, de tal manera, ambos espacios se convertían en un llamado a reconocer, al menos de manera general, el performance y las performatividades o actos discursivos y disciplinarios que establecen las normas a partir de las cuales nos hemos constituido. 261

268 El romper las normas es la norma del arte del performance (TAYLOR & FUENTES, 2011, pág. 20), me pareció un enunciado tremendamente sugestivo y estimulante, en tanto una de mis motivaciones es reconocer que no hay una manera de ser, que no son reales esos deber ser impuestos socialmente, entonces, decidí tomarlo como punto de partida en mi encuentro con la potencia del performance. Su carácter indefinible y ambiguo, la posibilidad de un accionar que no debe estar enmarcado ni restringido, su margen de acción que puede ser tan amplio como él o la performer lo decida, aportando desde lo político, artístico, ritual, investigativo. Es importante anotar que todo el potencial de la performance, también ha sido fagocitado por la sociedad de consumo, encontrando performances que se exhiben a modo de galería y que responden no solo a pulsiones vitales, sino que movilizan intereses particulares a modo de encargo, sin embargo, dichos performance no responden a mis intereses actuales dentro del proceso investigativo. Taylor (2011) ubica la performance en lo posdisciplinario, dado que no combina elementos de los campos intelectuales como sucede en lo interdisciplinario y multidisciplinario, el campo de los estudios del performance trasciende fronteras disciplinarias para estudiar fenómenos más complejos con lentes metodológicos más flexibles que provienen de las artes, 262

269 humanidades y ciencias sociales (TAYLOR & FUENTES, 2011, pág. 13), desde la maestría la performance bien podría responder a la apuesta transdisciplinar, en tanto busca trascender las disciplinas e ir más allá de la academia misma. La performance entonces, constituye una forma de conocer, dado que implica simultáneamente un proceso, práctica, acto, episteme, evento, modo de transmisión, desempeño, realización y medio de intervención en el mundo (TAYLOR & FUENTES, 2011, pág. 28) que lleva intrínsecas ideas y metodologías de varias disciplinas. En últimas, es también una forma de conceptualizar el mundo desde lo transdisciplinar, haciendo válidos saberes que están más allá de la academia y se cocinan al borde de un fogón, se pulen en un taller, se labran en la tierra En la búsqueda por el ser mujer en mi familia fue de gran relevancia reconocer cómo las conductas de género e identidad sexual, se van interiorizando como modelos socialmente apropiados, dado que se reproducen de muchas maneras y son ensayadas y reproducidas a diario de manera consciente o inconsciente (TAYLOR & FUENTES, 2011). Estos asuntos que a veces son tildados como de menor valía o pequeñeces, constituyen un entramado de relaciones discursivas que al menos en mi caso, solo con la maestría empecé a dilucidar, dado que en mi enforno familiar y social habían sido totalmente 263

270 invisibilizados, en tanto eran considerados como naturales e irrefutables. Judith Butler una de las referentes más importantes en feminismo, teoría queer, filosofía política y ética, citada por Taylor (2011), evidencia como el proceso de socialización produce prácticas regulatorias en las cuales se construyen nociones de género e identidad sexual o racial, que son invisibilizadas por el mismo proceso de normalización. De tal manera, no nos damos cuenta, por ejemplo, que la identidad sexual no es un hecho biológico, sino una construcción social de identidad, una performance. (TAYLOR & FUENTES, 2011) Ser nombrados y nombradas como niños o niñas es la bienvenida al mundo y a la amalgama de sistemas de discursos normativos. El binarismo es sin duda una de las maneras de regulación más utilizadas, coercitivas e invisibilizantes asentadas en los imaginarios sociales a partir de la performatividad. En mi caso particular, las cuestiones de género antes de la maestría no habían sido relevantes, no existían tales, pese a haber reconocido en cierta medida los lugares de poder que implican el nombrarse mujer y las evidentes desventajas con relación a los hombres. 264

271 En el colegio, la regulación del deber ser de una mujer y los códigos preestablecidos, no me permitían siquiera ser nombrada como una mujer fea, el bozo, las piernas velludas y el responder con palmadas, me ubicaban en el lugar de las marimachas, sin contar con que en ese momento odiaba las faldas y los vestidos, porque mi abuelita me había obligado a utilizarlas durante toda mi infancia, entonces, decidía permanecer en sudadera. La jardinera me parecía una prenda escolar restrictiva y poco práctica, no me gustaba, generaba en mí mucha inseguridad pese a llevar pantaloneta todo el tiempo, el viento, los comentarios obscenos de algunos hombres por la calle, los compañeros que encontraban gracioso observar lo que había bajo la falda, el miedo de mancharme cuando estaba menstruando, el no poder sentarme libremente, correr o saltar, me parecía una desventaja absurda en relación al pantalón. En ese irme haciendo mujer, sentía que no respondía a cabalidad con lo que se me exigía socialmente para serlo. Era tanta la presión, que quería ser invisible. Al no conseguirlo y en cambio ser expuesta cada vez a más violencia por parte de mis compañeros y compañeras de clases, decidí tratar de responder a la demanda social que me aniquilaba, cambié de colegio para dar inició a esa transformación. Poco a poco empecé a adoptar ciertos comportamientos, esos que se consideran femeninos, a 265

272 abandonar otros, esos que se consideran masculinos, no sabía que no estaba averiada, sentía que debía arreglarme para poder ser. Necesitaba, ser deseable para mis compañeros hombres, no porque de fondo hubiese una pulsión sexual, sino porque si no era valorada por ellos, no me era posible reafirmarme como mujer; mi objetivo era encajar en ese ser mujer que nos venden en las películas, reinados y revistas, trataría de callar, de no mostrarme inteligente para no ser tachada como la nerd, para no fastidiar; trataría de verme bella, mantenerme delgada y ser delicada. Compré feminidad con ropa y maquillaje, tratando de ocultar quién era para agradar mientras infructuosamente buscaba conseguir ese lugar de belleza distorsionado e irreal. Sin más, la derrota fue inminente. No es tan fácil ser lo que no se es y menos si tenemos como referente un modelo hecho a bisturí. Empoderarnos significa soltar ese pequeño poder que tenemos adentro y que había sido reprimido por un deber femenino impuesto por la ideología patriarcal en la cual estamos inscritos, todos y todas; significa construirse desde la autonomía y volverse protagonista de SU VIDA. Cómo proceso, tiene un fuerte componente EMANCIPATORIO. Significa soltar amarras, dejar de pedir permiso, dejar de tener miedo a molestar, dejar de imponernos obligaciones propias de nuestro sexo, dejar de pensar 266

273 todo el día en el amor, dejar de ser las buenas serviciales de la película: dejar, dejar, dejar... soltar, soltar, soltar. No podemos seguir andando de puntillas por el escenario del mundo, porque ahora se representa Medes, Antígona y Lisístrata y somos las protagonistas Victoria Sendón de León Ahora suelto, ahora dejo todo lo que en ese momento me sometía a un deber ser, ya no me siento defectuosa, ya no creo que la ropa define el género y mucho menos la orientación sexual. Abandono el tratar de adoptar y seguir unas formas preestablecidas, abrumadoras e inalcanzables, impuestas desde el espacio familiar y social. Me hago protagonista de mi vida, sin pedir perdón y sin pedir permiso. Hasta ahora me doy cuenta de las prácticas que someten desde temprana edad y de las marcas que acompañan por siempre, quedarme en casa haciendo oficios varios mientras mis hermanos salían a jugar, les daba libertad mientras se me encarnaba la casa como una extensión del cuerpo; ellos seguían efusivos su bienestar personal, mientras yo iba haciéndome responsable de todo y todos, cuidando permanentemente lo que estaba fuera de mi piel, eso era normal! Ahora que puedo salir, que puedo decidirlo a voluntad, lo evito, como bien lo expone Anzaldúa, el mundo no es un lugar seguro en el que vivir. Temblamos en celdas 267

274 separadas en ciudades valladas, con los hombros hundidos (ANZALDÚA, 2016, pág. 62), aunque soy consciente que mi lugar es privilegiado y que evidencia de ello es el haber podido acceder a la educación superior, también temo al lugar de la mujer en esta sociedad patriarcal y que por momento me enraíza al miedo. Lucho para ser protagonista mientras me despojo de a pocos de ese miedo que ha ido creciendo a la par de mis pechos y cadera, del temor a la mirada devoradora y al comentario fuera de tono que me pone en el lugar del alimento u objeto masculino. Del asco y el temor a los piropos, los gestos grotescos, las calles vacías, el sonido de los pasos a mi espalda. Pero, sobre todo, trato de no dejar que me consuma el miedo a los hombres que sin reparo pueden hacer de mis hermanas, mis amigas, mis mujeres, de mí, lo que les plazca. (Ver Anexo G.) Deshojándome en pieles: Bolitas de papel. Primer encuentro con la performance: Performance realizado en Taller I. Prácticas inter y transdisciplinares de investigación-creación. PhD. Sonia Castillo

275 Escrito auto-etnográfico, posterior a la realización de la performance: BOLITAS DE PAPEL Vestido cubierto en hojas de papel-simbolizando la piel misma. Espacio vacío y oscuro, con una luz tenue en un rincón del salón. Ingresa al espacio sigilosa como una sombra, con pasos lentos pero firmes, el pensamiento cavando en el interior, la mirada al borde del precipicio evitando encontrarse con otras realidades, con otros sentires, por ahora es solo ella. Su fuerza proviene de las entrañas, del encuentro con esa niña que se guardaba las lágrimas, una voz quebrada entona el arrullo Señora Santana, vibran las paredes de su estómago, retumba el pensamiento, se erizan los vellos. Transitando un lugar absurdamente gigantesco, dónde ella, vuelve a ser esa niña, el espacio retorna a esa habitación grande que la hacía sentir pequeña, insignificante, golpeada, lastimada, silenciada, donde sólo las bolitas de papel aparecerán en forma de gritos, de sollozos, de lágrimas. 269

276 Bolitas de papel, muchas bolitas de papel contando los minutos, las horas, los años, ocultando. Para luego refugiarse en un rincón que le permita ser ella, que le permita volver a su cuerpo y sentir, ella en el vacío, ella en el silencio. Los nudos en la garganta fueron inevitables, los recuerdos permanentes, el estar es difuso, se está, o sólo está en escena ese cascarón que tanto ha callado, el pensamiento se va cada vez más hacia dentro, mientras se rasgan pedazos de papel y se convierten en bolitas, primero bolitas de dolor, pero luego de perdón, ahora ese rasgar rasga el odio, rasga el dolor, rasga la tristeza, rasga el resentimiento y lo convierte en bolitas, en bolitas de perdón. Ahora esa niña no se deshace en bolitas de papel, ahora es el dolor el que se hace bolitas, el papel sigue liberando, las bolitas siguen contando, o quizá ocultando Pero en definitiva tramitando, llevándose eso que no se quiere dentro. 270

277 Imagen 70. Bolitas de papel. Performance realizado en Taller I. Prácticas inter y transdisciplinares de investigación-creación. PhD. Sonia Castillo. (2017) (Fotografía Darlyn Guerrero.) Segundo encuentro con la performance: La Casa Fría se convierte en mi primera participación como performer y coinvestigadora del grupo de investigación creación Pasarela dirigido por Sonia Castillo, en dicha pieza dialogan las 271

278 indagaciones sensibles y sintientes que para la fecha movilizaban el interés investigativo de los y las participantes del grupo. Recibe dicho nombre por uno de los poemas de Yenifer Sepúlveda, el cual además es intervenido por Sonia Castillo para desde sus palabras tejer las pequeñas piezas que iban emergiendo. (Ver Anexo H). Bolitas de papel, es una de las piezas performáticas que se integra a esta gran creación, valga anotar que, para mí, Pasarela se ha convertido en la posibilidad de sentir-nos en colectivo, por ello como indagación inicial de las emociones, por sugerencia de Sonia Castillo, nos encontramos con Erika Sáenz quién para ese entonces estaba realizando su pregrado en música y quién tuvo reconocimiento laureado por su proceso investigativo 53. Con ella compartimos las ausencias y abandonos que habían dejado un gran vacío en nuestras vidas. La canción Oblivion de Astor Piazzola fue propuesta por el grupo para acompañarnos en la indagación del sentir, Erika Sáenz, performa el sonido con su violín y le permite por momentos 53 Proyecto de grado con mención laureada. Erika Carolina Sáenz Burdón. Vinculación en el proyecto grupo de creación pasarela: Reencuentro con mi violín: una experiencia de sonoridades para el performance. Proyecto Curricular de Artes Musicales Énfasis de Composición y Arreglos Modalidad de Investigación- Innovación. Bogotá D.C

279 rasgarse y gritar las emociones que nos invadían y que no habíamos podido decir. Por mi parte, me deshacía en bolitas de papel, rasgando los dolores y los llantos tal como había sucedido en mi infancia, lo que sucedió para ese entonces, es inefable, me ensimisme en un acto repetitivo de hacer y arrojar pequeñas bolitas de papel. Para el proceso de diseño del vestido, con el fin de reencontrarme con mi piel de infancia, fue realizada la genealogía de mis vestidos, encontrando la escópica que me permitiera lograr efectos en la sensibilidad. (MANDOKI, 2006) (Ver Anexo I). En conversaciones con Sebastián Piedrahíta, amigo y compañero de Pasarela, coincidíamos con el hecho de que en la pieza, Erika Sáenz y yo, nos permitíamos ser una extensión de nuestro ser sensible y sintiente a través del violín y el vestido de papel a modo de piel, veíamos materializado en cierto sentido el cuerpo social que plantea Bovio, las necesidades y capacidades de comunicación son parte de nuestra corporeidad, [ ] nuestro cuerpo se extiende más allá de los límites orgánicos individuales hacia el marco colectivo (RICO BOVIO, 1998, pág. 102). De tal manera, mi piel se extendía hasta ese vestido de papel, permitiéndome, en palabras de Sonia Catillo, la indagación de las intersensibilidades de las acciones de investidura y tactilidades extendidas, a través de un vestido social que cargaba mi 273

280 experiencia en relación con el encuentro con mi madre y que era rasgado tal como lo hacía Érika con su violín rasgando la experiencia con su padre, finalmente sonido y papel se convertían en un solo cuerpo a través de la performance. Nuestro cuerpo no es solamente un espacio expresivo en medio de todos los otros [...] Él es el origen de todos los otros, el movimiento mismo de expresión, aquél que proyecta al exterior las significaciones dándoles un lugar (RICO BOVIO, 1998, pág. 46), somos parte de un gran todo, insuficientes en nuestra individualidad, desde temprana edad dependientes tanto biológica como psíquicamente, nuestras habilidades nos empujan a abrirnos a extender nuestros límites. En esta capacidad de extendernos y acogernos en un mismo sentir, también se hace extensivo el sentimiento a partir de las palabras escritas por Sonia Castillo, quién basándose en unos relatos auto-etnográficos donde generaba un encuentro íntimo con mi madre, con esa madre que recuerdo de infancia, elabora la escritura poética que acompaña mi acción y la dota de tal profundidad, que pareciera adentrarse por mis poros y recorrer mis cicatrices. Hoy performo mi traje para ti, madre, para tus ojos grandes, ojos de ella mi madre que lanzaron mi infancia al vacío. 274

281 Performo madre, mi acción de vestirme solo así reías madre, vistiéndome Performo mi traje como acción de desnudamiento Me desnudo madre, para desgarrar el dolor de tus caricias de golpes, tus caricias de hueso, hielo y frío. Hielo y frío que escribiste sobre mi piel, ausente y gélida madre de mis gemidos. Desgarro mi traje madre, desgarro el dolor de tus ausencias. Madre, dónde estuviste cuando fue la noche y me habitaba el miedo? Rasgo mi nombre madre, para que no lo pronuncies, para que no lo niegues. Madre, mi nombre, es lo único tuyo mío. Madre mía, gélida y ausente, desde esta otra orilla del tiempo, 275

282 te presto mi amor propio, te presto mi piel y mis manos, para que me acaricies, para que te perdone. Sonia Castillo 54 Vídeo Performance Bolitas de Papel. (Ver Anexo J). Imagen 71. Bolitas de papel. Vídeo-performance realizado con el grupo de investigación-creación Pasarela. Dirigido por la PhD. Sonia Castillo. Cámara y edición, Darlyn Guerrero y Elsy Rodríguez (2018) Edición fotograma Sebastián Piedrahíta. (2019) La Casa Fría éramos nosotras y nosotros, siendo y construyendo a partir del encuentro, con una fuerza emanada desde lo más profundo de nuestro ser animamos la existencia y la re-existencia, de agosto de 2020, en conversaciones telefónicas con Sonia Castillo en relación al uso del poema para mi pieza performática, ella además de dar su autorización, me hizo saber que fue escrito para mí a modo de regalo. 276

283 las lágrimas a modo de gotas de lluvia nos dotaban de tal fuerza vital que al rose de unos labios hacían del encuentro formas de cuidado, los aromas, sabores y sonidos traían de nuestros hogares sus estéticas más íntimas. Parafraseando a Natalia Amaya quién también hace parte de Pasarela, el origen del saber puede ser condensado desde lo sonoro, pasando por lo visual, lo olfativo y lo táctil como recursos que permiten narrar la experiencia vivida, de tal manera dicha experiencia es una apuesta política y de construcción de conocimiento. (AMAYA, 2015) La pieza completa fue presentada en el marco del III Encuentro de investigadores latinoamericanos sobre el cuerpo y corporalidades de las culturas. México Tanto el performance sonoro realizado por Erika Sáenz 55 como la performance Bolitas de Papel, hicieron parte del vídeoperformance que acompañó la obra viva. Tercer encuentro con la performance: Performance realizado en la intimidad de mi casa, por sugerencia de Sonia Castillo, en el marco de la realización de la performance de agosto 2020, en conversación telefónica con Erika Sáenz, ella autoriza el uso del performance sonoro e incluso de su imagen para la realización del vídeo performance Bolitas de papel 277

284 general La Casa Fría del grupo de investigación-creación Pasarela La propuesta consistía en encontrarme con un pedazo de carne cruda y rasgarla tal como lo hago con el vestido de papel, rasgar las carnes, para rasgar las pieles. Valga anotar que desde hace muchos años no consumo carnes rojas y que evito ver carne cruda porque desde muy pequeña me genera tal impresión que pareciera quitarme el aire. De tal manera que fue una sensación de choque encontrarme con la carne sangrando y me atormentaba el olor, lo asociaba con la muerte, esa sensación, el malestar, el mareo, el frío, me permitieron ver que para seguir con mi proceso autopoietico, debía rasgar esas pieles y por ende morir un poco. 278

285 Imagen 72. Rasgar las carnes, para rasgar las pieles. (2018) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Escritura poética, posterior a la realización de la performance: Bolitas de papel Hay muchas formas de morir por dentro, morir de a pocos. Mi cuerpo y manos heladas parecieran por momentos encontrarse con la sutil presencia de la muerte. El aire quema, pesa e incluso estorba, no necesito el aliento, tan solo busco hacer pedazos de mí. 279

286 Me rasgo, rasgo mi carne muerta, para invitar a otros espacios de la existencia a renacer entre suspiros. Me rasgo, rasgo mi piel de infancia y me deshago de golpes y palabras, rastros de dolor y gritos, rastros del odio de su mirada. Me rasgo, rasgo la culpa, rasgo el miedo de esa niña que se escondía en el armario, me beso las manos, esas que bloqueaban las palabras evitando el rechazo, evitando el reproche, evitando la vida, silenciando el llanto. Rasgo la infancia cultivada en el miedo y la obediencia. Rasgo todo aquello que se oculta y daña, que condena. Muero un poco, rasgándome las existencias, enrollándolas y recreándolas para reinventarme. (Escritura poética resultante de la pieza Bolitas de papel. Desarrollada en Pasarela. (2018)) 280

287 281

288 Qué sabe nadie de las tristezas de nadie! De las batallas diarias con mil piedras distintas a cuestas y el desvelo en la noche con la almohada como único testigo. Qué sabrá nadie de esas lágrimas a escondidas -por pequeñas y secretas cosasque intentas ahogar con esforzado orgullo hasta que las sientes, saladas y tibias, en la comisura de los labios. Qué sabrán... de las ausencias que ocupan un espacio inmenso, de esos sueños que no fueron más que polvo cósmico barrido en pos de victorias más prosaicas. De los familiares enfermos con tez amarillenta y aliento a muerte, de los niños que no nacen o parten antes de tiempo, de las añoranzas, del 'quépudoserynofue', de las carencias, las angustias y los pequeños dolores de todas aquellas personas que nos cruzamos en la calle y en cada esquina y lugar. Qué sabrán! Y como nadie sabe, ni sabemos: sé amable, por favor. Sé amable siempre. Ana Elena Pena 282

289 4. HALLAZGOS Indagar la experiencia de ser mujer en mi familia a partir de lo que se dice, las narraciones de mi abuelita y lo que no se dice, el vacío de mi madre, lo inefable, mis relatos y juegos secretos de la infancia, me ha permitido desde los estudios artísticos, volcar desde mi propia experiencia los prendimientos al dolor, la frustración, el miedo, la no realización y las prácticas de cuidado asentadas en el sacrificio, que se habían perpetuado y reproducido como el ser mujer en mi familia, encontrando desde la prosaica, maneras de resolver nuestras propias existencias a través de la fantasía, la ternura y el amor. Vale la pena anotar que, parte de este proyecto ha sido escrito en un momento de emergencia mundial, un estado de pandemia que más que nunca ha puesto de manifiesto la fragilidad de la existencia, influyendo sin duda en la manera como me he acercado a las condiciones de existencia de las mujeres de mi familia narrados desde la voz de mi mami, esta situación nos obliga a reconocer que hay cambios que se hacen inevitables y situaciones impredecibles que alteran las maneras de ser y hacer. Las palabras, me han permitido en medio de tanta hostilidad y dificultad de encuentro, reconocer sensibilidades lexicales que se convierten en una apuesta sensible para habitar el mundo, 283

290 permitiéndome indagar lo vivido y dar cuenta de ello, de manera crítica sin perder mi propia voz. Irse entre las ramas como apuesta metodológica da cuenta de un proceso holístico en el cual la fantasía traza rutas para la investigación-creación permitiendo que la condición de la investigadora y creadora vaya siendo posible en la medida que se indaga la experiencia de ser mujer y de ser niña en mi familia y viceversa, donde los hallazgos y las posibilidades de comprensión no se preceden unos de otros, sino que van emergiendo en la medida que se avanza por uno u otro sendero. Tal como las ramas de los árboles. La indagación de la experiencia vivida, es posible a través de un entretejido de la práctica social, la practica artística, la practica pedagógica, las intersensibilidades, los diálogos con la teoría, los diálogos otros, evidenciando un poco la propuesta de investigación creación en movimiento, sin un orden premeditado. La hurdimbre de este gran tejido en forma de árbol, fueron esos seres que hicieron posibles la-colabor, acunando y acrisolando el proyecto. La trama, a modo de senderos que trazan infinitos. Se dió a través de los diálogos con las teorías para la comprensión y la reflexión del mundo. 284

291 Lo que se dice Lo que se dice de la experiencia de ser mujer en mi familia obedece principalmente a la historia familiar que me cuenta mi mami, Ana Aponte, una mujer eterna de 86 años, de origen campesino, que migra a la ciudad para mejorar sus condiciones de existencia y que a través de sus narrativas da cuenta de un legado a modo de camino andado, que además de práctica de resistencia a la desmemoria, se han convertido en un ejercicio de poder, que va asentando las bases del libreto familiar acorde al libreto social. A través de las conversaciones con mi mami, realizadas en la cotidianidad del hogar, de lo que se dice en la genealogía de sí, en la genealogía de consanguineidad, dónde se da cuenta grosso modo, de la conformación familiar y de las cartografías del proceso de migración del campo a la ciudad realizado por la abuela Martina y por mi mami, obtuve las narrativas familiares desde las cuales mi mami fue haciendo posible nuestras existencias. Así, los relatos se producirían y reproducirían encarnándose en situaciones sociales concretas, promoviendo formas específicas de acción y experimentación del mundo (VISACOVSKY, 2016, pág. 39), la narrativa es una construcción que le da sentido a la experiencia colectiva. La vida narrada es una versión a la cual le damos tal veracidad que incluso recuerdos no vividos, son recordados vívidamente. 285

292 Lo que se dice en mi familia. Narrativas a modo de libreto familiar. Historias que soportan un estereotipo de familia y un estereotipo de mujer, cuya lógica profunda del relato es la reivindicación a la fórmula familiar que debe ser cumplida, mamá, papá e hijos, dónde los roles familiares son enrevesados y reasignados con tal de cumplir con el libreto asignado socialmente. De tal manera, la experiencia profunda de ser mujer, responde a unas lógicas de cuidado enmarcadas en el sacrificio, un prendimiento a la vida familiar y doméstica que en tanto no responde al libreto, en mi familia se ha enmarcado en un fracaso intergeneracional. Culpa que han cargado las mujeres de mi familia y que tratan de remediar de generación en generación a través de relatos enmarcados en lo que se debe y no se debe hacer; la maternidad, se ubica como única posibilidad de hacer familia y por ende como mayor logro de autorrealización, mientras las demás dimensiones de la existencia como el placer, el deseo, la propia realización no enmarcada en la maternidad, son impensables e ilegítimos. El éxito y los logros personales, que no responden o aportan al estereotipo familiar son irrelevantes, y en medio de la dificultad que ofrecen esas lógicas para hacerse a una vida deseada, el 286

293 escapar aparece como fórmula constante en las vidas posibles de las mujeres de mi familia. Estereotipo de ser mujer. El estereotipo de ser mujer en mi familia responde a los actos discursivos y disciplinarios que han establecido las normas a partir de las cuales socialmente se ha instaurado la noción de mujer ideal, de tal manera, responde a esas características sociales que dan cuenta de lo que es ser una buena mujer, condición enmarcada en la nobleza, el sometimiento, el sacrificio, el cuidado y lo doméstico; en mi familia todo ello se da en clave de mamá-mujer, en tanto como se nombró antes es la mayor proeza de realización y a la vez, la mayor muestra de abandono de sí. La carga de esta noción en medio de la realización concreta de hacer familia, es aterradora para las mujeres, dado que en últimas enmarca a la mujer en una condición de esclavitud doméstica. La ruta que encontraron mis mujeres para resolver su propia existencia, ha sido el escapar, sin embargo, escapar, no es romper, de tal manera, fueron llevándose consigo la misma carga, el mismo estereotipo y lo han seguido reproduciendo hasta ahora. La ruta del campo a la ciudad, emprendida por la bisabuela Martina (la mamá de mi abuelo) y por mi abuelita, Ana, aunque se dan de manera totalmente distinta teniendo en cuenta las redes 287

294 de apoyo con las que contaba cada una, se cimentan en dos procesos de huida de las condiciones campesinas que cercaban la vida en lo doméstico y las lógicas patriarcales, donde la autoridad se reserva exclusivamente al hombre. La fascinación con la ciudad aparece como promesa de mejores condiciones. La vida urbana como noción de progreso les dio oportunidades otras para sus propios procesos de realización. Mi madre emprende la misma ruta del escape, con el agravante, en términos familiares y sociales, que huye y se niega a asumir en sacrificio su ser mamá. Dicha situación la hace referente de lo que es ser una mala mujer y por ende responde a lo que no se debe hacer, llegando incluso a ser deshumanizada, despojándola de su condición sensible y sintiente. Situación a la que no están expuestos los hombres-papá que deciden huir de su condición de padres, mi papá biológico no ha estado presente en gran parte de mi vida y pese a ello, no es juzgado tan severamente como mi madre, su humanidad no se altera, pues incluso a nivel social se permite y se naturaliza la no presencia del padre. Aunque las narrativas de las mujeres de mi familia han sido posibles en cimientos muy dolorosos, vale la pena anotar la transformación real de las existencias de las mujeres en esta larga historia familiar, hasta llegar a mí; gracias a los caminos andados por ellas, ahora soy capaz de romper esa condición de ser mujer, en la medida que puedo reconocer que para serlo no es necesario 288

295 enmarcarse en esas nociones impuestas por la ideología patriarcal. Mi ruta de escape es a la vez, una ruta de liberación a nivel familiar, en la medida que me permito romper con los moldes y con los deber ser reproducidos en el libreto familiar, siendo capaz de debelar otras posibilidades para mis mujeres y para mí, donde la autonomía nos permite empoderarnos respondiendo por nuestras propias existencias, dándole lugar al deseo, al placer, a la posibilidad de elegir y de transformar nuestras vidas obedeciendo a nociones propias de realización. Lo que no se dice Lo que no se dice, responde a una necesidad de ocultar para mantener la trama social que se considera correcta, es la base oculta del libreto familiar y social que permite la existencia de lo que se dice. En mi familia aparece a modo de amalgamas de realidad que, si bien podrían evitar tensiones sociales, generan convenciones que incluso invitan a la autoanulación. El encuentro con lo no dicho en mi familia, fue permitiéndome desmontar ese libreto social que fui aprendiendo y reproduciendo hasta llegar a la maestría, valga anotar que la indagación de la experiencia vivida implica entender los conocimientos situados y de tal manera acercarse a las 289

296 posibilidades que se tenían en el momento y contexto de las personas. Mi mami ha resuelto su vida y la nuestra con generosidad, pese a las lógicas sociales que están detrás de ella y de sus propias experiencias que, aunque en gran medida le sometieron, logró evadir, abriendo caminos e iniciando desde antes estas búsquedas por la libertad y la posibilidad de ser. Lo no dicho fue apareciendo entre líneas en las conversaciones realizadas con mi mami, en lo que no se dice de la genealogía de sí, en la corpografía, la performance, la elaboración del libroálbum y mi propuesta de mapa ondulatorio de relaciones familiares, en el cual, tras reconocer las dificultades del genograma de consanguineidad, al no evidenciar las vidas en movimiento y las relaciones que van siendo posibles a través de los años, comparto una posibilidad de grafiar los vínculos sensibles, las relaciones en términos no jerárquicos y correlacionadas, a través de unos círculos de cuidado y de convivencia que permiten dar cuenta de que las prácticas de cuidado, las afectaciones, las dinámicas al interior de la familia, no se dan de manera unidireccional de un arriba hacia abajo, sino de forma íntegra, envolvente y expansiva. Lo que no se había dicho en mi familia: Los intentos o presuntos abusos sexuales en las niñas de mi familia. 290

297 Me doy cuenta que en la narrativa familiar no solamente se había ocultado el intento de abuso sexual al que me vi expuesta en la infancia, el cual había sido totalmente invisibilizado, sino que, es una situación que se había presentado en al menos cuatro generaciones continuas en las niñas de mi familia, un silencio latente en la objetivación de los cuerpos, convertido en miedos que se transmiten de generación en generación con lo relacionado a lo sexual, una expropiación del derecho al placer no solo fundado en el deber ser casto y puro de la mujer, sino además, a un miedo profundo que nos dota de unas tactilidades llenas de prevención y barreras corporales. Los juegos secretos. Jugar, no sólo en términos de diversión y entretenimiento, sino de construcción y reinvención, me permitió ficcionar la vida, creando realidades paralelas que hacían de las situaciones hostiles llaves para otros mundos. Los juegos secretos aparecen entonces como posibilidad de acceder e indagar la experiencia sensible de mi infancia, jugarme la vida me permitió resolver la existencia a partir de la fantasía, tramitando el dolor, la frustración, el miedo, el abandono a través del juego. Darle lugar a la voz de mi infancia, a aquello que no tenía lugar por considerarlo infantil e irrelevante, abrió rutas para acercarme a otras posibilidades de existencia, convirtiéndose en fuente de relatos auto-etnográficos 291

298 que al ser materializados pueden llegar a acoger a otras personas y a sus propios silencios. Otras mujeres posibles y probables. Lo no dicho de las historias de las mujeres de mi familia me permitió el encuentro con mujeres que van más allá del sacrificio y la maternidad, parto entonces de categorías familiares para reconocer esas otras mujeres. Bisabuela, Martina: En su legado, además de fundar el derecho al vuelo, permite reconocer como los oficios domésticos, enmarcados en la vida familiar y esclavitud doméstica, pueden ser valorizados en términos laborales, convirtiéndose en ruta para labrarse un mejor futuro. Saber cocinar le permitió a la bisabuela escapar de situaciones de violencia y, además, volverlo vocación laboral, llegando incluso a ser chef de un hotel reconocido de la ciudad. Abuelita, Ana: Aunque en sus narrativas se daba cuenta principalmente a la no realización en términos de familia, a modo de un prendimiento a lo no logrado, al sacrificio, al tener que responder incluso como madre y abuela. Nos encontramos entre líneas con esa mujer eterna, fuerte, emprendedora, que se hace a su posibilidad de elegir, que elige con quién casarse, que construye su propia casa sin ayuda de un hombre, lo cual para la 292

299 época es una proeza, una mujer autónoma que incluso logra pensionarse, asegurando su propio futuro. A sus 86 años, mi abuelita logra ver más allá de ese lugar de no realización y sacrificio y se reencuentra a través de las conversaciones, con esa mujer admirable, reivindicando todo aquello que no valoraba de sí misma. Mamá, Aida: Aunque en las narrativas familiares mi madre aparece en el lugar del monstruo, encontrarme con todo lo que no se había dicho, me permite recuperarla como mi madre. Reconocer que, debido a las circunstancias de mi abuelita, ella creció sola o bajo el cuidado de personas que la educaron a través del maltrato, que a sus 15 años ingresó en esa condición de ser mamá-mujer enmarcada en el sacrificio y que a sus 25 años ya tenía cinco hijos, me permitió reencontrarme con su condición sensible y sintiente, y entender en cierta medida su necesidad de desatarse de ese cerco familiar opresor y abrirse campo hacia otras posibilidades de ser mujer que se había negado quizá por malas decisiones a lo largo de su vida. Hija, Tatiana (Yo): A través de lo no dicho me permito un proceso de autopoiesis, en el cual me reinvento y re-existo, mientras voy sanando la herida profunda del abandono y la huella indeleble de esa orfandad que me había obligado a ser mi propia madre, incluso a través de un trapero; me libero del tener que cumplir 293

300 con ese libreto social que incluso me obligaba a asumir el rol de mi madre en la relación con mis hermanos y hermanas, entendiendo que como su hermana también puedo realizar prácticas de cuidado que no obedecen al cuidado maternal en términos de sacrificio. Por otro lado, me encuentro con que además de ser profe de creación literaria, soy lectora. Entendiendo el quehacer de la lectora como eso que va más allá del proceso de mediación de lectura y escritura, generando prácticas estetizantes, que permiten que el encuentro con las y los participantes sea un proceso creativo en el cual todas y todos somos creadoras y creadores. La lectora como hacedora de caminos; obra y camino como ese ductus 56 que permite el prendamiento y gozo en las y los participantes; y participantes como creadoras y creadores volátiles de la experiencia. La lectora es entonces performer, autora y creadora, desarrollando prácticas de intervencióncreación. 56 María Teresa García denomina como ductus, a los caminos previamente planeados o diseñados que son profundamente seductores para que las y los participantes le den sentido a la experiencia artística y participen activamente vivenciándola. 294

301 Atrapar lo no dicho Lo no dicho, responde a la indagación más profunda de la experiencia sensible del ser mujer, a eso que pareciera inefable, que se escapa entre las hendiduras de las performatividades del lenguaje que han ido imponiendo unas condiciones desiguales e ilegítimas en los cuerpos de las mujeres. Las maneras de atrapar lo no dicho parten de la reflexión por las intersensibilidades 57, de los intercambios de canales estéticos propuestos por Mandoki (2006), el libro-álbum, como parte de los registros lexicales, a través de las letras y las ilustraciones, y desde las acciones de investidura y de la tactilidad, que darían cuenta de los registros somático y escópico, por medio de la performance. Reconocerme creadora no desde el campo artístico, sino desde la posibilidad de serlo en esa mediación entre el libro y las audiencias, me permito materializar lo que no se dice, a partir de las rutas de la lectora, valorizando la metodología de intervención, utilizada con los estudiantes, como metodología para la creación; nombrando desde lo prosaico la experiencia 57 El trabajo con las intersensibilidades se ha dado a partir de los encuentros en el grupo de investigación-creación Pasarela. Las acciones de investidura y de la tactilidad, hacen parte del proceso de investigación-creación adelantado con la maestra Sonia Castillo. 295

302 encarnada que había sido silenciada. El camino que encontré para decir lo no dicho se fue construyendo a lo largo del proceso de la maestría, fue tan liberador y necesario para mi existencia, que propongo desde el libro-álbum un camino más corto para que otras personas, especialmente los niños, niñas y jóvenes, puedan encontrar maneras de darle forma o decir, eso que no se dice. Cuando lloví, es un libro-álbum que más que enmarcarse en el campo del arte como la gran obra, busca hacer posible el encuentro con la propia experiencia. El libro fue escrito e ilustrado en medio de un proceso de comprensión crítica de la indagación de la experiencia de ser mujer en mi familia, donde aparecían recurrentemente las lágrimas, las cuales, en mi proceso de ser mujer, se hacían posibles a modo de deidad, mis propios momentos de lluvia. Propongo el libro como una ruta creativa y crítica que a modo de pregunta Cuándo lloví?, invita a la audiencia a que puedan hablar, o darle forma a eso que no se dice. Mamá Trape, da cuenta de un libro-álbum en proceso, que continua por la ruta de hacer de la lectora autora de lo que no se dice, enmarcándose en la posibilidad de reencontrándose de manera crítica con la experiencia de ser mujer. Bolitas de papel, es un vídeo-performance que me permitió desde las acciones de investidura y de la tactilidad, encontrar prácticas para sanar y materializar lo inefable, invitando a un encuentro 296

303 sensible con las audiencias y reconociendo la posibilidad de extendernos corporalmente a otras materialidades. Atrapar lo no dicho es una apuesta por aportar desde las prácticas artísticas al ejercicio de las prácticas del buen vivir. Entre lo que se dice y no se dice. Imagen 73. Entre lo que se dice y no se dice. (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Encuentro en el iceberg una analogía de la vida familiar y social, permitiéndome representar cómo eso que no se dice, eso que no se ve en la vida social, es lo que soporta todo lo que se dice y es visible. La práctica artística y crítica fue evidenciando la 297

304 amalgama que sostiene el libreto social, mientras debajo, a modo de sombra familiar, suceden otras cosas, que son silenciadas, anulando la propia existencia. La construcción y representación de las ideas sociales se da en esa estética de la vida cotidiana referida por Mandoki (2006), lo cual podría reconocerse como la base del iceberg, eso que no se ve y que es posible capturar y hacer visible, a partir de la performance y el libro-álbum, evidenciando otras formas de vivir, de ser niña, de encontrarnos con otras identidades sociales, con otras mujeres posibles y probables. La ruta de la lectora, me permite revelar la estructura social, sensible y estésica en el que se soporta la narrativa familiar y social. Eso que está en la sombra sale a la luz, emerge en lo que se dice en forma de libro álbum y performance, permitiéndome dar cuenta de lo no dicho y además generar rutas sensibles para que otras personas puedan materializar aquello que no podían o no debían decir. El camino andado me ha permitido reconocer que la vida vivida está ahí para ser indagada, permitiendo la re-existencia y transformación en la medida que hacemos conciencia de sí, de manera crítica, me ha permitido transgredir las formas habituales de ser mujer y darme cuenta que podemos ser muchas a la vez, que los silencios o lo que no se dice, tienen sus propias maneras 298

305 de manifestarse y que pese a todo el dolor que pueda habitar nuestros cuerpos, las mujeres de mi familia, hemos decidido avanzar y afrontar la vida con benevolencia. 299

306 5. ANEXOS Anexo A. Proyecto inicial. TEJIENDO MEMORIAS PARA LA HISTORIA. El conflicto armado colombiano contado por los niños y las niñas. LA ARMADURA Cada uno tiene su propia Armadura. Que lo protege y Al mismo Tiempo lo lastima. Paula Lucía Nova García. 12 años. Curso 6. (NOVA, 2016) Cada uno tiene su propia armadura, cada cual guarda a su manera memoria, recuerdos, vivencias y experiencias. Acercarse al otro y permitirse reconocer lo que guardan esas armaduras, permitirá co-crear hilos de memoria particulares que a la larga y en unión a otros hilos contribuirán en el tejido de nuevas historias. 300

307 Permanentemente estamos sometidas y sometidos a una suerte de juego de poder que legitima y da valor a unas voces sobre otras, así pues, el interés que cobijaba el reconocer las memorias de los niños y las niñas en el marco del conflicto armado colombiano se convertía en una opción decolonial de las guerras contadas, dado que la mayoría de veces la historia se cuenta desde una mirada y un sentir adulto centrista, que resta importancia a esos otros relatos que aunque invisibilizados por su condición de infantiles de menos humanos forman parte activa en los procesos de generación de conocimientos y por ende de historia. Las historias personales en suma evidencian la historia de las comunidades, Jelin (2002): lo colectivo de las memorias es el entretejido de tradiciones y memorias individuales, en diálogo con otros, en estado de flujo constante, con alguna organización social -algunas voces son más potentes que otras porque cuentan con mayor acceso a recursos y escenarios- y con alguna estructura, dada por códigos culturales compartidos. (pág. 22) son a la larga formas de resistencia al olvido, ahora bien, las historias personales enmarcadas en el conflicto deben ser canalizadas, para a partir de su exteriorización reconstruirse. 301

308 Vale la pena anotar, que las situaciones de violencia armada en Colombia tienen manchas de despropiación, por ende, el sentido de identidad se hace difuso especialmente para los más pequeños, liberar los fragmentos de memoria en las nuevas comunidades que se reconstruyen unas a otras, en territorios ajenos y quizá hostiles, permitirá a su vez generar identidad y reconstruirse, reconstruirnos en comunidad. Así pues, preguntarse por cómo reconocer el tejido de memoria en los niños y las niñas a la luz del conflicto armado colombiano, mediante el arte como liberador de memoria y reconstructor de sujetos, de tal manera que sus voces queden plasmadas en la historia?, se presentaba como una apuesta que implicaba posicionarse desde un lugar sentipensante, que obligaba a hablar desde los estudios artísticos para co-construir y animar la vida, recociendo huellas y olvidos, invitándome a co-crear tejidos de memoria junto a las niñas y niños. Acercarse a estas otras voces desde la transdisciplinariedad con la intención de tejer junto a las otras personas, invitaría a un continuo compartir desde las inter-sensibilidades, modelando colectivamente las realidades, dándole sentido a la experiencia y en el mismo camino a la existencia. En esta medida, se contaría desde el reconocimiento de las memorias, voces y experiencias; desde el arte, la pedagogía y la psicología; de lo vivido, lo escuchado, los olvidos; de los hombres, las mujeres, los y las 302

309 jóvenes, los seres muertos y los vivos. Se contaría desde los recuerdos, silencios, gestos, sentimientos y emociones; de las costumbres y los acontecimientos. Se contaría con la mirada, el cuerpo, el suspiro, la lágrima, las sonrisas y las risas; desde las periferias se evidenciarían las huellas, compartiendo y tejiendo, uniendo, haciendo nudos, generando tramas, plasmando las voces en la historia. Todo aquello no estaba tan mal, sin embargo, el fondo del proyecto era una idea, no una población real, me había inventado el problema y llegaría a imponérselo a una comunidad, con tal de dar respuesta a la Maestría. Darme cuenta de ello fue muy doloroso, reconocer la objetivación que pretendí hacer sobre otros seres realmente me movilizó por dentro, pero también me invitó a ver de vuelta, qué había al interior de ese cascarón tan lleno de buenas intenciones, pero tan descolocado? 303

310 Anexo B. Fragmentos de una historia de amor entre el campo y la ciudad. Conversaciones 19 de julio y 4 de octubre 2018 Mami: Un día le dije a mi mamá que yo quería venir a acompañar a los chicos y que los traía, que le ayudaba a traérselos a mi hermana y fue cuando ya me quedé y ya me enamoré. Y yo me quedé ahí en la pieza con mi hermana, pero eso le cobraban más arriendo, le cobraban más luz. Eso era por la primera, cerca de la media torta, todo eso me conozco. La Candelaria, todo eso me lo ande con el abuelo casualmente, porque allá fue donde nos conocimos. Mi hermana vivía supongamos acá y Jorge vivía acá, [ ]. Era un pasaje dónde había varios apartamentos y piezas y en esa época cocinaban en la misma pieza, ponían un cajoncito y ahí ponían la estufa con gasolina. Entonces yo salía primero y cuando él me vio, él primero estaba tratando de enamorarse de una china que vivía al frente, también en un apartamento, y se llamaba Betty, soltó la risa cuando me vio, a mí, entonces dijo: -Esa es hermana de 304

311 la señora María. Pero la señora María cómo es tan brava ni modos de hablarle a esa china. Entonces mi hermana tenía un señor amigo que se llamaba Ramón y él era gerente de los bancos, él andaba únicamente visitando los bancos con un cartelón [ ] y su abrigo, como un doctor me acuerdo tanto. Como él tenía tantas amistades, me consiguió trabajo en la 20. [ ]ahí había una fábrica donde hacían los aretes, sombreros de pluma, guantes... En eso fue cuando se escapó Elvira también y se vino. Ella tenía 8 años y como ellos le habían dejado la dirección, entonces ella llegó al Parque Nacional, que era el Voto Nacional que es ahorita, ahí eran los paraderos de las flotas. [ ] Y ella pues prácticamente no ganaba buena plata, sino para medio comer, eso se hacía unas sopas tan deliciosas de verduras, me acuerdo tanto. Bueno yo alcancé a trabajar como dos meses tal vez alcancé, o ni eso. Y entonces dijo, -bueno mijita, ya mi mamá quedó sola, Elvira llegó, entonces yo no la puedo tener aquí porque el señor fulano me está cobrando más de la cuenta, no me alcanza la plata. Mija váyase a acompañar a mi mamá porque mi papá está muy enfermo. 305

312 Yo: Bueno mami y cómo fue que se conocieron con mi abuelo. Mami: Cuando llegó Elvira me dijo mi hermana, mijita no hay campo para tanta gente, váyase que mi mamá quedó sola entonces tiene que ir acompañarla. Ay Dios mío! pues como hacía poco había entrado a trabajar, en esa época no tocaba presentar renuncia ni nada, uno salía como Pedro por su casa y ya como me había echado, que me fuera porque mi mamá estaba sola y que mi papá enfermo, entonces sí, al otro día pues alisté mi baulito que tenía, de esos que venden por ahí en el paisaje Rivas allá en el Centro y había comprado uno para echar mi ropa, entonces a lo que ella salió a trabajar me lo ayudó a bajar y me lo dejó detrás del portón. Dijo, aquí espera un carro o algo para que la llevé al terminal y ella se fue a trabajar. Y bueno yo me quedé ahí, al momentico que baja Jorge 58 a trabajar y entonces dijo uy y eso!, le dije no que me voy para la casa, porque mi hermana me mandó y que mi papá estaba muy enfermo ya y mi mamá quedó sola. Dijo, -bueno, si gustas yo te acompaño. Como conocía que vivía ahí no más le dije bueno, cogimos un taxi para el terminal, los buses salían 58 Jorge Alfonso Ramos: Mi abuelo. 306

313 del voto nacional de dónde es ahorita feo, Plaza España, de por ahí salían las flotas, entonces llegamos allá y el tiquete salió para las 11 de la mañana. Yo dije, pero tan tarde que hago, -no, no, no, no, tranquila, dejemos aquí a cuidar y vamos a dar una vuelta, yo, bueno. El mismo hacia las vueltas, por allá dejó en bodega y el papelito para reclamar y me llevó para la Universidad Nacional [ ] había animales de todo tipo, de toda clase, allá fue donde vine a conocer muchos animales. Había micos, había cotorras, no, no, no, mucho animal, mucho animal y nos sentamos en una silla pues a mirar todos los animales, las marañas 59 que hacían y eso. Entre eso ya me iba preguntando qué con quién vivía, qué dónde vivía. Ya se llegó la hora y a las 10 nos venimos, cogió otra vez carro y llegamos a la agencia. Y yo en el bus que salía por la Caracas hacia el norte y él se pasó ahí arriba y me hacía así con la mano y en el bus yo también a él, yo también le hacía que chao. Me decía que me vaya bien, pero ya había anotado el Alto de Tibaná, donde se debía bajar. Me dijo, -voy dentro de unos 15 días, en 15 días le llegó allá, esté pendiente. Le dije, pero al pueblo no, porque tiene que 59 Marañas: Movimientos graciosos de los animales. 307

314 bajarse antes de llegar al pueblo, en un alto que se llama el Alto de Tibaná y el señor que tiene una tienda ahí se llama don Marcos Pinzón. Entonces sí, se bajó y empezó a subir por ese camino, pero sin sombrero, todo cachaco al fin, con jean, entonces empezaron unos amigos o vecinos, no tan vecinos, los de la quebrada seca, era Juvenal y había como tres muchachos ahí, y Luis, yo estudié con ellos. Había uno que me caía bien, o estaba atrás de mí, no sé, en todo caso dijo, tenemos que ponerle cuidado para dónde va ese tipo, porque lo que le echamos una mano se la damos y le pusieron cuidado hasta que lo pillaron llegando a la quebrada. -Bueno señor y usted para dónde va o qué son sus andanzas por aquí. Porque como nunca veían señores tan elegantes y sin sombrero, allá todo el mundo usaba sombrero, dijo -no yo voy para donde la familia Aponte. Respeto, se devolvieron los muchachos y lo dejaron, cogió por la vía de donde Ascensión, por esa carretera, por ese camino y pregunté por ahí la familia Aponte. Ya le decían, por allá, pero él ya no sabía si llegar o no llegar, pero ya era tarde por ahí tipo 4 o 5 de la tarde y sin comer ni nada, yo no me acuerdo qué comida le daban, eso sí, mi mamá le daba comida, pero yo no me acuerdo que le prepararía. En 308

315 todo caso, comía y bueno ya se le acomodaba una cama porque ya se quedaba. [ ]Siempre en la semana bajaba a la agencia en Bogotá y me mandaba una caja de chocolates en forma de corazón, pero grande, en forma de corazón y una carta. Me mandaba, bueno mi chinita, me decía mi chinita, yo estuve tal día en tal parte, todo me lo contaba, lo del diario. Yo: Y tú, le mandabas cartas a él. Mami: No, yo no le mandaba nada. Ya esperar a que él llegará, entonces, cuando empecé los primeros días. Como que ni radio, ni que nada. Entonces en sus días libres, se puso e hizo una vitrola, de esas manuales de darle cuerda y poner discos. Entonces, ya cuando fue, ya llevaba como un mes yendo o más de un mes, entonces me llegó con ese detalle y me lo enseñó a girar, como lo pusiera y eso. Y yo, no andaba más sino ponga música. Toda la gente por ahí, ponga oreja y se separaban a poner cuidado, pero de dónde sale esa música tan bonita? Por qué suena esa música antigua, por ahí tengo unos nombres todavía de los discos que me llevó y yo era eche manivela y ponga el disco. Toda feliz escuchando música, cuando ya dejó de ir como en noviembre y diciembre, porque era, mejor dicho, a veces 309

316 me caía entre semana, no llegaban dos o tres días y estaba allá otra vez. [ ] Entonces ya fue cuando ya mis hermanos se dieron cuenta que estaba viajando mucho allá y empezaron, uno llegó por allá, el otro llegó por aquí y el otro con su palo, bueno todos armados. Bueno señor, usted qué es lo que quiere con mi hermana, ya lo veo que llega aquí mucho, que pasó. [ ] y le dijeron, bueno que, si entonces nos íbamos a casar o qué, entonces él dijo si yo me caso con la muchacha, yo me la llevo. Se vino a trabajar y me compró el vestido, por ahí en las Nieves, un vestido negro, todo negro con una flor blanca, claro yo me casé en luto a los 3 meses de muerto mi papá. Entonces bueno, que quienes son los padrinos, pues Bernabé y Conchita 60 y nos fuimos para allá y ya nos dieron comida ese día, yo me acuerdo y vámonos para el pueblo, eso era por el camino corriendo cogidos de la mano y para el pueblo, yo tenía 19 años y el 26, pero como le digo yo, a él no lo dejaban tener novia, porque la mamá lo sacaba a punta de palo, le mandaba la tranca de la puerta. Como 60 Bernabé y Conchita: Bernabé hermano de mi mami y Conchita su cuñada. 310

317 vivían en un garaje con escaleras, las patas le valían y detrás el palo que corría por las patas de él. Cuando él se casó, la mamá no creía, la mamá no fue al matrimonio. 311

318 Anexo C. Escritura poética. Vida en vacíos. Vida en vacíos Preguntarte madre, es como preguntarle a la nada, eres tanto madre como fantasma. Pero no puedo evitar preguntarte, así tenga que seguir guardando vacíos. Te busco entre fotografías, para evitar que el tiempo borre tu aspecto. Temo olvidarte madre, pues cada cosa tuya cada vez se hace más tenue, más vacía. Temo olvidarte madre, no sé cuántos vacíos restan para olvidar como suenas. Temo olvidarte madre, por ello busco la manera para guardarte entre letras, entre vacíos, entre llantos. No te vayas, he estado guardando entre vacíos el enjambre de perdones como mariposas que esperan posarse en tus cabellos. No te vayas, debemos seguir naciendo, sin ayeres y sin culpas, sin silencios y sin miedos. No te vayas, no permitas que se borre tu rostro, tu voz y tu ser, sobrevive a tus propios vacíos. Aunque la piel transpire lágrimas, temo olvidarte, madre. 312

319 Anexo D. Enferma por menstruar. Más que mujer, un útero reproductor Mi primera menstruación fue a los 11 años y desde ese momento el dolor y los malestares se inscribieron en la normalidad y el ocultamiento. No estaba bien que se notase que se estaba en los días y mucho menos comentarlo, no había mayor vergüenza pública que mancharse. A la pregunta de qué pasaba en esos días, la respuesta inequívoca era estoy indispuesta, quién creería que esa respuesta repetitiva y aprendida por parte de las mujeres de mi familia, no es más que: una expresión que encubre la violencia que acompañó, históricamente, nuestra posición como personas. Repetirla forma parte de las estrategias de adaptación utilizadas por el género instrumentando la complacencia que pusimos en práctica para ser como los hombres decían que éramos: enfermas por menstruar. (GILBERTI, 1992, pág. 24). El único espacio seguro y cómodo era y sigue siendo la cama, estar envuelta en una gran cobija, tomarse una infusión y volver a la posición fetal buscando resguardarse en sí misma, esto si se tiene suerte y se está en casa, o, convertirse en un despojo de ser humano buscando agónicamente el poder encerrarse en un baño, 313

320 hasta poder salir por una aromática, agarrar un taxi y huir a refugiarse. Imagen 74. Espinas en el vientre. Jugar a la ruleta sin posibilidad de negarse y esperar los síntomas que traería cada mes. Cualquiera que fuese el caso, parecían ser malestares indignos, de esos que deben mantenerse ocultos entre mujeres, de ser posible encerrados en las paredes simbólicas del hogar. Así pues, el menstruar nos confina también en el discurso de la domesticidad vinculado con lo que se llamó "lo privado" y que incluía saberes misteriosos, "mágicos", que a menudo demostraban ser eficaces (GIBERTI, 2019, pág. 21). Un dolor que no tiene cabida en las salas de urgencias, un dolor dicho a modo de susurro y padecido a 314

321 gritos, menguado por medio de cuidados caseros, de bolsas de agua caliente, aromáticas, infusiones, analgésicos rosados y púrpuras, una condición del tener útero. Además, me sentía una cobarde, una quejambrosa. La menstruación no es una enfermedad, las mujeres no debemos detener la vida por estar con la menstruación, los tampones y las toallas higiénicas son todo lo que necesitamos, las inasistencias solo son justificables con una incapacidad médica. Tan solo anhelaba tener sangre azul, una menstruación como la de las jóvenes de los comerciales, como esas eternas jóvenes que sonríen felices y hacen planes con sus amigos y amigas, que no se brotan o cambian de temperamento, que no necesitan botarse en la cama y desaparecer por un tiempo. Sin personas a cargo, trabajos, transmilenio, transbordos, trancones, ni caóticas vidas de mujeres con sangre roja. No soy una mujer con sangre azul, menstrúo sangre roja, escandalosa y brillante. Esa que todo lo tiñe, que se aferra al útero y sale rasguñando las entrañas. Con sangrado abundante y con pequeños coágulos, haciéndola aún más repudiable. Una que lleva en sus entrañas un castigo eterno, un castigo divino, lleno de dolor y por mucho tiempo para mí, lleno de suciedad y de vergüenza. Ideas propias de la Edad media. Hasta hace poco entendí que la menstruación no tiene por qué sufrirse, que los dolores hacían 315

322 parte de una enfermedad distinta no del proceso normal, que no somos enfermas, que no somos inferiores por tener útero. A los 26 años evidencian una anormalidad, la creencia era que estaba en control médico, porque buscaba estar embarazada. No soy un útero reproductor! Decidida a saber qué estaba pasando, pedí me practicaran algunos exámenes de rutina, entre ellos la citología. Sentí una gran necesidad de ser atendida por una mujer, a la espera de ser acogida y comprendida. Llegue con voz quebrada y casi temblando al consultorio y contrario a lo deseado, los regaños y reclamos por no haberla realizado antes no se hicieron esperar, es imperdonable que una mujer profesional no se haya realizado este examen, la incomodidad aumentaba, no sabía ni quiera que decir, asentaba con la cabeza casi a modo automático. Los por qué, las justificaciones que abogaban el sentir desde luego eran invalidadas. En ese momento no paraba de pensar en las mujeres que había cosificado trabajando como psicosocial en Ámbito familiar, haciendo a la vez de Estado regulador, disminuyéndolas en algunos momentos al ser útero, desde luego, lo hacía pensando en prácticas de cuidado, pero ni siquiera era consecuente con ello porque yo no estaba ahí. Eran ellas, regulaba las decisiones sobre sus cuerpos, estaba al tanto de los métodos de planificación, de las 316

323 citologías, colocaba fechas máximas, hacía seguimientos estrictos, embarazos, abortos, lactancia, en fin. El examen, el chiste, tranquila, no le quité la virginidad, el sentirme reducida, el querer huir y refugiarme en mi cama, envuelta en la misma cobija y sobre la misma cama que atestiguaba y acompañaba mis dolores. Luego, citas para leer los exámenes, la aparente normalidad que todo lo cubre y el juego médico para controlar los síntomas sin siquiera conocer qué los produce. Debe ser que ovulas muy grande, debe ser?, pues sí, debe ser. Tratamiento hormonal, mi decisión de no planificar con hormonas era reducida al debe ser, conclusión ingesta de pastillas diarias, a una misma hora sin falta. Resultado, periodo irregular, menstruación cada 15 días, Bueno, redujo el dolor y se controlaron los síntomas, sí, pero menstruaba 2 veces al mes. Decidí suspenderlas y desde luego regresaron los síntomas y con ellos el insistir e insistir. Finalmente, otros exámenes y después de años padeciendo el dolor, aparecen los causantes, ovarios poli quísticos y endometriosis, un quiste complejo y la necesidad de realizar una intervención quirúrgica. Al preguntar por los efectos secundarios de la intervención aparece como primer lugar la posibilidad de quedar embarazada, 317

324 no sé qué gesto hice, pero prosiguió diciendo, porque, quieres ser mamá, verdad yo respondí que no y el aseguró finalmente que quizá ahora no, pero que luego con seguridad sí, pese a mi descontento le pregunté con relación a los síntomas y él con menos entusiasmo respondió que desde luego reduciría el dolor tanto al menstruar como al tener relaciones sexuales. Finalmente, ellos no estaban pensando en una persona, sino en un útero reproductor. Imagen 75. Mujer útero. 318

325 Anexo E. Relato auto-etnográfico. Mi gran oportunidad. Mi gran oportunidad 61. Esta es quizá la historia menos narrada de las muchas que conforman mi experiencia profesional. Soy contadora de historias como mi abuelita y mi abuelo, soy del repetirlas una y otra vez, del narrarlas con antecedentes y tantos detalles como me sean posibles, sin embargo, entre las que no se cuentan porque duelen, está aquella que me nombraba como una mala profe. Valga anotar que amo ser profe, amo guiar procesos y amo recibir cartas de profe, por ello ser mala profe me causaba mucho dolor. Más que historia, es herida, por ello incluso la experiencia laboral en la que se desarrollaron esos momentos fue eliminada de mi hoja de vida para no dar cuenta de ella, para eliminarla simbólicamente de mi existencia. Tenía 21 años de edad y en la búsqueda por mi primera experiencia laboral en el campo, llegue a ese lugar hermosamente horrible. El salario no era lo mejor, los horarios tampoco, las directivas, bueno, me habían dado mi gran oportunidad laboral, 61 Ver apartado 2.10 Además de vivirlo, lo he soñado. Corpografía. 319

326 las condiciones, siempre hay peores. No tenía experiencia por ende no se abrían ante mí muchas oportunidades y ya tenía una. Inicialmente me presenté al cargo de orientadora educativa, porque mi título profesional obedecía a ese perfil, sin embargo, debido a mi falta de experticia y a mi apariencia, que bien podía confundirse con la de una estudiante de grado 11, consideraron que lo mejor era ofrecerme ser profesora de preescolar. Bueno, seguía estando en el campo que era lo importante, no sabía mucho de contenidos puntuales, pero, sabía de metodologías y conocía los procesos de desarrollo infantil, seguro con eso bastaría, sin embargo, fui sincera con los directivos y argumentaron que les parecía perfecto, que querían procesos de formación alternativos que hicieran de sus estudiantes mejores seres humanos dejando en un segundo plano los contenidos formativos estandarizados. En ese instante de fondo escuchaba un coro de ángeles que me daban la bienvenida a mi nuevo escenario laboral, fui muy feliz, era profesora. A los días ya estaba decorando el salón para recibir a mis estuantes y no tardaron en llegar aproximadamente 20 niñas y niños con edades entre los 3 y 6 años de edad, pre-kinder, kinder y transición, eran mis cursos, todos reunidos en una sola aula, sin auxiliar pedagógica o apoyo de otras áreas, los recibía entre llantos a las 6:30 a.m. y a las 2:00 o 2:30 p.m. eran recogidos por 320

327 sus acudientes, eran días largos, pero era feliz viendo como cada día aprendían algo nuevo. Imagen 76. Fotografía de mi primera experiencia laboral. autor/a desconocido/da.) (2013) (Fotografía, Mis prioridades eran que ellas y ellos entraran a ese mundo normativo a través del arte y el juego, que se fuesen haciendo independientes y que aprendieran a ser responsables y empáticos, todo el tiempo cantábamos, jugábamos por medio roles, tenía monitoras y monitores de todo, de la fila, de la plastilina, de las pelotas, de las tablas, de los lápices, del baño, de la caneca de basura En fin, para ir al baño y no molestar al resto de la comunidad educativa, nos convertíamos en espías secretos y teníamos que ser imperceptibles; para calmar los llantos de los primeros días de colegio íbamos al patio y conversábamos con las 321

328 plantas, para aprender de alimentos y números, jugábamos a las tienditas y ellas y ellos me ofrecían productos hechos con plastilina, les pagaba con monedas de mentiras y me iba engordando con la cantidad de delicias que encontraba en sus puestos, era sumamente agotador pero en la misma proporción muy bello. Por alguna razón todo ello empezó a molestar, las niñas y niños hacían mucho ruido, debíamos cantar menos, al final de clases salían hechos un desastre y algunas mamás y papás se habían quejado de ello, llevábamos dos meses y aún no había rastro de la cartilla Coquito y el método de Emilia Ferreiro les parecía una total pérdida de tiempo Y yo, tomaba todos esos comentarios y me iba reflexionándolos durante la hora y cuarto que se demoraba el bus hasta mi casa, más el tiempo que demoraba en pasar, más la caminata hasta el bus. De verdad estaba haciendo las cosas tan mal? Traté de cantar y jugar haciendo menos ruido, traté de lavar manos y caritas antes de salir del colegio, traté, traté y traté, pero todos mis traté no fueron suficientes, en medio de mis clases la rectora me llamó, ni siquiera como estudiante me habían llamado a rectoría, me temblaban las rodillas, después de una larga conversación me dijo que mi modelo educativo no estaba acorde con las condiciones socioeconómicas del contexto, que debía limitarme a enseñarles lo básico, los números, a sumar, restar y 322

329 leer de manera tradicional y me envió la profe de primero para que me enseñara cómo ser profe. En ese momento mi cascarón se encontraba atento y enmudecido, mientras por dentro se me iba abriendo un agujero en el que fácilmente cabían los ideales de cambiar la escuela tradicional que había cultivado durante toda mi carrera, no quería ser esa clase de profe, no había estudiado para ello, en ese caso preferiría ser diseñadora y no entrar en esa maquinaria que a mi parecer arruinaba vidas, pero lo debía asumir porque era mi gran oportunidad, al menos seis meses, al menos seis meses de experiencia, ya iba para el cuarto, de repente, al llegar al salón la profesora de primero había organizado a las niñas y niños en filas y me dijo: Debes dejar de sonreír todo el tiempo, ellos deben ser conscientes de quién manda, dejar de sonreír?, es posible enseñar sin sonreír, sin cantar, sin jugar? No pude dejar de sonreír, no pude dejar de ser esa mala profe que iniciaba clases con un abrazo, una historia y una canción. No alcancé los preciados seis meses de experiencia laboral. No sería esa clase de profe así tuviese que no ser profe jamás. Renuncié a mi gran oportunidad y aunque en ese momento lo sentía como un gran fracaso, luego me di cuenta que había sido coherente con mis ideales y por ello felicité y abracé a esa jovencita con tantos miedos y tanta valentía. Hasta la fecha sigo siendo esa mala profe, quizá hasta sea peor. Sin embargo, esas palabras me lastimaron 323

330 muchísimo y de vez en cuando aparecían susurrando que no era una buena profe. Luego, me recomendaron no hablar de aquella mala experiencia, porque está muy mal visto hablar mal de los lugares en los que se ha trabajado, no podía hablar bien de ese lugar, así que lo eliminé de mi hoja de vida, pero nunca fue posible eliminarlo de mi ser. Ahora reconozco que es importante decir tanto lo positivo, como lo negativo en términos laborales, ahora sano mi malestar con esa mala profe que en su momento consideré débil, entendiendo que pese a la auto presión logré elegir lo que aceptaría y no, en el ámbito laboral, agradezco el no haber renunciado a mí misma, solo por mantener lo que aparentemente era una oportunidad. Esa mala profe que instintivamente agenciaba procesos transdisciplinares, me ha permitido dibujar mi propio camino y valorarlo, dándole relevancia a aquello que consideraba negativo. Entre esas cosas, mi carácter tierno y afectuoso, mi voz que, aunque acústicamente es grave y fuerte, en términos lexicales siempre ha buscado mantenerse dulce y delicada, asunto que me hacía disculpar ante otras personas, por sentirla en un plano cercano a lo infantil. Ahora, abrazo entre cosas mi voz y la reconozco como una cualidad, soy un ser sensible y sintiente que ha trabajado desde su propia voz, cuidando su ser y siendo, también, desde las sensibilidades lexicales. Desde allí mi libro- 324

331 álbum, desde allí la posibilidad de hablar de las existencias familiares lo más cercano que he podido al corazón. 325

332 Anexo F. Libro-álbum. Cuando lloví. Imagen 77. Una hoja del libro final. Cuando lloví (2020) (Leidi Tatiana Ramos Aponte) Se comparte como adjunto el libro-álbum en PDF. 326

333 Anexo G. Sin miedo. Canción Sin Miedo (Fragmentos) Que tiemble el Estado, los cielos, las calles Que tiemblen los jueces y los judiciales Hoy a las mujeres nos quitan la calma Nos sembraron miedo, nos crecieron alas A cada minuto, de cada semana Nos roban amigas, nos matan hermanas Destrozan sus cuerpos, los desaparecen No olvide sus nombres, por favor, señor presidente [ ] Cantamos sin miedo, pedimos justicia Gritamos por cada desaparecida Que resuene fuerte: Nos queremos vivas! Que caiga con fuerza el feminicida! Yo todo lo incendio, yo todo lo rompo Si un día algún fulano te apaga los ojos Ya nada me calla, ya todo me sobra Si tocan a una, respondemos todas 327

334 Soy Claudia, soy Esther y soy Teresa Soy Ingrid, soy Fabiola y soy Valeria Soy la niña que subiste por la fuerza Soy la madre que ahora llora por sus muertas Y soy esta que te hará pagar las cuentas Justicia! Justicia! Justicia! [ ] Vivir Quintana (QUINTANA, 2020) 328

335 Anexo H. Escritura Poética. Performance la Casa Fría. Yenifer Sepúlveda. La casa fría Abrazar una ventana, añorar ser lo que se ve a través de ella: árboles, barrancos, lluvia, niños corriendo, piedras rodando. Repasar el segundo exacto cuando no eres más ese paisaje, cuando cambiaste el adentro por los afueras. Ir, volver, ver, tener todavía el corazón caliente. Y comprender que sigo siendo montaña, sigo siendo río. El nido soy yo misma. Estas flores antes fueron trozos de lluvia sobre la casa fría, semillas de agua que nacieron al negar su frío en la tierra. Los días que están aquí los trajeron de lejos en un costal de mimbre rojo con naranja, roto por su trabajo los domingos en la plaza. Los estruendos que hoy escuchamos hace rato estallaron, cada vez que a alguien los recuerda, suenan, siempre es una primera vez. A mi regreso las paredes no me conocieron y a diferencia de antes, esta vez no hubo ruido. Al irme jamás me llevé el corazón. Puse mi ropa sucia sobre los muebles. Ya no era yo. Era la casa fría. Repasar el alma con historias, reconocer todas las voces. 329

336 Correr como caballos, ladrar como perros muertos. Saber de todas las existencias. Regresar a casa es asumir que uno por dentro no sólo contiene renuncias. Recorrerlo todo pese a la tristeza. Tengo la sensación de no poder con estas palabras, con estos olores. Entonces, hago el siguiente esfuerzo: abro mis puertas, me invento el sol y con su reflejo puesto sobre mis piernas frías entiendo. Tener una casa en el cielo es despedirse todas las veces de distintas pesadillas. Besar toda clase de cosas, cambiarlas por lluvia o un trozo de algo que quite el hambre o borre la tristeza. Se hace tarde, me pesan los huesos de los pies roídos por el tiempo. Yenifer Sepúlveda 330

337 Anexo I. Proceso de indagación del vestir. Performance. Bolitas de Papel. GENEALOGÍA DEL VESTIR LEIDI TATIANA RAMOS APONTE Reconocer la escópica en mi forma de vestir y ser vestida a través de los años, me lleva a fijarme en la obsesión por el uso del vestido, desde allí que la performance Bolitas de papel debe hacerse a esa piel, una piel que, además, aparece a modo de adorno en el ser mujer en mi familia, evidenciando un lugar primordial de feminidad, acercándose al ideal impuesto de verse como una muñeca o una princesa. Durante algunos años, el aspecto físico no era relevante en mi vida, bien lo diría la maestra Sonia No tenía cuerpo, poco importaba que llevara puesto encima, eso creía, sin embargo, es bien sabido que usaba todo tipo de ropa ancha y oscura para desaparecer, para ser invisible para no estar. A los ojos de mis compañeros hombres no era más que una nerd, me convertí en mujer cuándo me sentí dañada y ubo una preocupación mayor en arreglarme, el lápiz de ojos, fue fundamental. La elección de mi vestir fue realizada por mi abuelita y mi madre hasta aproximadamente mis 12 años de edad, poco importaban 331

338 mis preferencias o gustos. De tal manera, aquella niña de 16 años jugó con su muñeca de carne por bastante tiempo. Imagen 78. Muñeca de carne. 1 mes. (1991) (Luz Aida Ramos Aponte) 332

339 En esta escópica femenina, los accesorios eran fundamentales, moños, balacas y aretes. Imagen 79. Muñeca de carne. 3 meses. (1991) (Luz Aida Ramos Aponte) Entre los accesorios resaltan los zapatos de charol brillante o no tuerce, acompañados de medias veladas o mediecitas con encaje. La mayoría de fotografías, incluso la fotografía con el cuerpo desnudo que se acostumbraba a sacar en la época, tiene accesorios asignados socialmente a la escópica de las mujeres. 333

340 Imagen 80. Muñeca de carne. 6 meses. (1992) (Luz Aida Ramos Aponte) Otro asunto, del verse como mujer que logro evidenciar en las fotografías de infancia e incluso en mi adultez, son las manos en la cintura, asociadas con los reinados de belleza, con las manos de princesa y con la necesidad de resaltar la figura curvilínea. 334

341 Imagen 81. Princesa ( ) (Luz Aida Ramos Aponte) Pose, Alejandra Ramos, mi hermana y yo. (2017) (Felipe Guerrero) En mi infancia o al menos en el registro que hay de ella, fue predominante el uso de vestidos, accesorios en el cabello, zapatos de charol y mediecitas de encaje (incluso mi hermanita también las tiene), una escópica cercana al ser mujer reproducida por los reinados de belleza, las películas de princesas y los cuentos de hadas. 335

342 Imagen 82. Fotografía Familiar (1998) (Luz Aida Ramos Aponte) Reinado en el colegio Unidad Educativa Bahía Solano (2001) 336

343 Anexo J. Vídeo Performance Bolitas de Papel. Imagen 83. Bolitas de papel. Vídeo-performance realizado con el grupo de investigación-creación Pasarela. Dirigido por la PhD. Sonia Castillo. Cámara y edición, Darlyn Guerrero y Elsy Rodríguez (2018) Edición fotograma Sebastián Piedrahíta. (2019) Enlace: 337

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